Federalismo, socialismo y democracia. Francisco Pí y Margall y el republicanismo histórico, 1868-1902. Oscar Anchorena Morales (Universidad Autónoma de Madrid). El autor de La Reacción y la Revolución (1854) y Las Nacionalidades (1877), entre otros muchos escritos filosóficos, periodísticos o políticos, constituye sin lugar a dudas una de las principales figuras de la filosofía política española del siglo XIX, al igual que un prolífico propagandista y un activista de primer orden. La presente comunicación buscaría acercarse al estudio del pensamiento de Pí y Margall en íntima conexión con su tarea política y con el momento histórico en que vivió, con el objetivo de contribuir a su reubicación en una historia de la filosofía española con algunas nuevas características. En la experiencia y la obra del líder republicano federal se concentran tres claves profundas de la historia contemporánea española, que se pueden resumir como la republicana, la socialista y la federal, esto es, tres maneras imbricadas de organización de la sociedad, en lo político, lo económico y lo territorial. Además, el proyecto y práctica políticas, las propuestas teóricas y la actividad propagandística de Francisco Pí y Margall bien pueden ser interpretadas como símbolos de una corriente social, de una tarea colectiva, en que participaron miles de personas durante casi un siglo y que terminó por diluirse hacia 1939. La filosofía política española de la Época Contemporánea puede ser un campo de estudio en que introducir nuevas narraciones o matizar algunos enfoques acaso excesivos. Dichos nuevos análisis irían en el sentido de modificar lecturas biográficas, individuales y simplistas, frente a las que potenciar dimensiones sociales y populares; tratar de superar los condicionantes materiales de hoy día al estudio del pensamiento proto-democrático, procedentes de la hegemonía compartida por la socialdemocracia, el liberalismo y el catolicismo; quebrar las lentes liberal y marxista con que se ha observado casi en exclusiva la filosofía política occidental entre 1789 y 1968; y de resultas contribuir a arrojar luz sobre corrientes de pensamiento relativamente desatendidas. En particular, la figura de Pí y Margall resulta paradigmática por pertenecer a uno de los grandes proyectos políticos de oposición en la España contemporánea, la principal alternativa institucional y cultural al Estado liberal que comenzó a levantarse en el siglo XIX. El filósofo catalán fue uno de los grandes contribuyentes al magma discursivo, activo y colectivo republicano (federal y socialista), uno de los grandes, si no el principal, posibles pero derrotados proyectos colectivos para España. El movimiento democrático histórico español alcanzó un alto grado de complejidad y de desarrollo propositivo, desde luego mucho más sólido intelectualmente que el sostén argumental de la monarquía parlamentaria oligárquica. Sin duda, la filosofía política de los republicanos del siglo XIX era más potente que la de sus adversarios, y fue especialmente profunda la elaboración doctrinal del ala izquierda republicana, al ir más allá de los principios político-institucionales de la democracia. Así, los demócratas decimonónicos más radicales incorporaron al debate público la economía política y la articulación del Estado. Junto a la defensa de los derechos individuales, de la soberanía popular, así como de las instituciones políticas democráticas, la izquierda republicana quiso responder de forma racional y coherente a los desafíos de la organización de la propiedad y de las relaciones económicas. Pí y Margall y Fernando Garrido, entre otros, defendieron principios políticos que entendían socialistas para resolver las consecuencias de la miseria y la desigualdad existentes en su tiempo. Trataron de priorizar la defensa de los oprimidos y de solventar los conflictos fruto del reparto de la propiedad, digamos entre capital y trabajo, es decir, de armonizar los intereses económicos y sociales contrapuestos. Este socialismo republicano partía de la impugnación del reparto de histórico la propiedad – del que las desamortizaciones eran su cara más visible– y de la negación de la inhibición institucional en materia económica. Sin embargo, la condena del liberalismo y su modelo económico salvaba, aunque sometía, dos grandes principios: la propiedad privada y la libertad de contrato. Francisco Pí y Margall dirigió su pensamiento a cuestionar la articulación de los territorios de la monarquía hispana, con lo que superaba nuevamente en sensibilidad y finura analíticas a la mayoría de pensadores contemporáneos. Se opuso a la narración nacional dominante, de resonancias imperiales y mitológicas –que unía de forma esencialista catolicismo y reconquista como pilares de la indisoluble unidad de la patria española– con que se fundaban culturalmente los Estados-Nación del entorno. Frente a la monarquía española como traducción política del ser de España, sedimento historicista sobre la tradición católica, Pí y Margall defendió un modelo de Estado federal en que las libertades individuales universales ascendieran por la escala de complejidad de las instituciones, del municipio a la región y finalmente al Estado. Trató de justificar desde el punto de vista histórico como desde el político, y aquí reside su principal atractivo en mi opinión, una España federal de clara inspiración en los EE.UU y en Suiza. Por lo tanto, el socialismo, el federalismo y la transversalidad democrática del pensamiento de Pí y Margall –además de la racionalidad, la coherencia y la actitud personal con que quiso hacer realidad sus ideas– convierten al filósofo de Barcelona en un autor de innegable interés y de auténtica actualidad. Sus planteamientos teóricos –así como su actividad política y su trayectoria personal– lo convierten, a mi entender, en fuente de gran utilidad para reflexionar históricamente sobre la configuración institucional, territorial y socioeconómica de la sociedad española. Así, este trabajo propone una lectura del pensamiento y el activismo de Francisco Pí y Margall desde perspectivas de historia social y cultural de lo político, es decir, incorporando al análisis de su filosofía política el de su trayectoria individual y el de su relación con sus contemporáneos, como pensador, escritor, líder político y figura carismática. Con ello se persigue la reivindicación y reactualización de una tradición política alternativa, de pensamiento y de acción, española y catalana, de profundo valor desde un punto de vista democrático y probable utilidad potencial hoy en día.