Clarín Política 24 23/1/1999 INFORME ESPECIAL: EL COPAMIENTO AL REGIMIENTO DE LA TABLADA Un ataque que sorprendió a toda la dirigencia política Hace diez años el MTP copó el cuartel de La Tablada -El gobierno radical y la oposición no lo esperaban -------------------------------------------------------------------------------Por ERNESTO SEMAN De la Redacción de Clarín En su despacho de la Casa Rosada, Raúl Alfonsín había recibido a principios de 1989 el último informe reservado de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) sobre la actividad del Movimiento Todos por la Patria. Para Alfonsín, pendiente por entonces de la supervivencia del plan económico y las elecciones presidenciales, fue una tranquilidad que el parte de la SIDE terminara igual que los de todo el año anterior: “Sin capacidad operativa militar”. El domingo 22 de enero, el horizonte parecía tan reposado que Carlos Becerra secretario general de la Presidencia-, lo llamó a Alfonsín desde Punta del Este para suspender su encuentro de esa misma noche. “No hay problema, nos vemos mañana”, respondió Alfonsín.Más relajado aún, Enrique Nosiglia -ministro del Interior- declinó la invitación de Becerra para volver de Punta a las seis y media de la mañana del lunes en un avión privado. “Es muy temprano”, dijo. El lunes 23 de enero, cerca de las siete de la mañana, el piloto del pequeño avión interrumpió el sueño del secretario general de la Presidencia para avisarle que la Fuerza Aerea no autorizaba el aterrizaje en el aeropuerto de Don Torcuato, por lo que se dirigían hacia Martín García. Unos minutos después la secretaria privada de Becerra llamaba al avión. Ella y el chofer lo esperaban en tierra con un traje y un par de zapatos: el Presidente lo convocaba con urgencia a la Casa Rosada. Hasta las nueve de la mañana, el Estado Mayor del Ejército sólo le había informado a Alfonsín y a los funcionarios convocados en la Casa de Gobierno que “alguien” -esa fue la palabra utilizada- había copado el cuartel militar de La Tablada. -¿Son carapintadas?-, fue lo primero que preguntó el Gobierno, que apenas 40 días atrás había vivido la sublevación de Mohamed Alí Seineldín en Villa Martelli. “Todavía no sabemos”, fue la respuesta. Una hora después, el Ejército informó que, al entrar, los atacantes habían matado al guardia de turno lo que indicaba que se trataba de “gente dispuesta a dar batalla”. La convicción de que era otra acción carapintada se generalizó en el Gobierno. Recién a las once, los jefes militares se presentaron en la Casa Rosada con un nuevo parte. Los mismos grupos de inteligencia que no habían podido detectar ningún movimiento, ponían ahora su sagacidad en obtener datos “categóricos” para determinar la identidad de los atacantes: “Puede que no sean carapintadas... Entre los atacantes vimos a una mujer -le dijeron a Alfonsín-. Y también detectamos a barbudos y melenudos”. El ingreso al cuartel de La Tablada de unos 60 militantes del MTP parecía haber sorprendido a todos. Desde diciembre del 88, el MTP sostenía que los carapintadas preparaban un golpe de Estado con el guiño de gente del entorno del entonces candidato a Presidente por el PJ, Carlos Menem. Con la cara pública de Jorge Baños y la jefatura de Enrique Gorriarán Merlo, llamaban a los partidos a resistir. El MTP tenía una relación cotidiana con casi todos los partidos políticos. En aquel enero, Nosiglia y Becerra habían conversado informalmente con Baños y Francisco Provenzano. En la UCR, algunos miraban con simpatía la estrategia visible del MTP: suponían que, ciertas o no, las denuncias los menemistas y la idea de que “la democracia estaba en peligro” podían tener algún rédito electoral. Pero Nosiglia y Becerra les dijeron entonces que lo del golpe era “una idea descabellada”. El MTP también tanteó a los partidos Intransigente y Comunista. A fines de diciembre de 1988, Roberto Felicetti, hoy con perpetua , almorzó en un restaurante de Congreso con algunos altos dirigentes del PI. Y para la misma fecha, la conducción del PC, encabezada por Patricio Echegaray, recibió al MTP en una oficina de Corrientes y Callao. Por entonces, el encargado de las relaciones del PC con las Fuerzas Armadas era Jorge Pereyra quien, en aquella reunión, desacreditó por completo la hipótesis del golpe. Ni el Gobierno, ni la UCR, ni el PC ni el PI intuyeron que el MTP estuviera pensando en una acción militar. Hoy todavía resulta difícil saber por qué motivo los informes de inteligencia tampoco previeron el ataque. La ineficiencia, el ocultamiento, el impulso velado al MTP para tenderle una trampa, la necesidad de sectores militares de resucitar al terrorismo, o el simple hecho de que el ataque no tuvo, en efecto, ninguna preparación militar: La respuesta, quizás, combine todos estos elementos. En cualquier caso, la convivencia de un pequeño grupo con cierto entrenamiento militar encabezado por Gorriarán, junto a otro con más entusiasmo que experiencia en la materia, constituyó un grupo humano que se creyó en condiciones de hacer el ataque. Un buen ejemplo de este último grupo es el de Baños, hasta entonces la cara pública del MTP. El contacto con Nicaragua -alguna vez exhibido para realzar la supuesta preparación del MTP-, el “entrenamiento militar” que no se equiparaba siquiera al del servicio militar, no fue distinto al que en la década del 80 tuvieron centenares de jóvenes de todos los partidos, atraídos por una revolución que generaba, a la vez, nostalgia y novedad. A Alfonsín, la vida se le vino encima desde ese día. En un intento por retomar el control de la represión que el Ejército ejercía sobre los atacantes -y sobre la que pesan denuncias de fusilamientos y desapariciones-, el ex Presidente tuvo que ir en persona al cuartel, cuando todavía sonaban los tiros. Apenas 14 días después del ataque, empezaba la devaluación que daría origen a la primer hiperinflación. Un mes después, naufragaba del todo el Plan Primavera. Para mayo, tras la derrota del radicalismo frente a Menem, el Estado recaudaba por el Impuesto al Valor Agregado (IVA), un 6,3 por ciento de lo que había obtenido en el mismo mes de 1988. En aquel escenario de tierra arrasada -que el PJ miraba con más entusiasmo que alarma, Menem asumió por primera vez la Presidencia de la Nación. INFORME ESPECIAL: RADIOGRAFIA Combate con 39 muertos -------------------------------------------------------------------------------Poco antes de las cuatro de la mañana del 23 de enero de 1989, unos 60 militantes del Movimiento Todos por la Patria (MTP) atacaron el Regimiento de Infantería Mecanizada Nø 3 La Tablada, del Ejército. -Era el último año del presidente radical Raúl Alfonsín; Enrique Nosiglia era ministro del Interior y Horacio Jaunarena, de Defensa. -El MTP era una agrupación que se denominaba independiente, y que denunciaba la cercanía de un golpe de Estado carapintada. -El ataque y la represión posterior dejaron un saldo de 39 muertos (28 atacantes, 11 militares y policías), 3 desaparecidos y 60 heridos. Hoy quedan cinco cadáveres sin identificar. -El Ejército y la Policía Bonaerense recuperaron el cuartel tras 30 horas de combate. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA presentó en 1997 un informe: afirmó que hubo torturas y desapariciones en la recuperación y que los encarcelados fueron torturados. -La CIDH pidió la excarcelación de los presos, pero la Corte Suprema la rechazó por unanimidad en diciembre pasado. La defensa presentó el miércoles último un recurso de amparo y una querella por homicidio. HABLAN TRES CONDENADOS A PERPETUA POR EL ATAQUE “Era el único camino para salvar la democracia” -------------------------------------------------------------------------------Después de diez años de prisión, siguen pensando que hicieron lo correcto. “El copamiento a La Tablada era el único camino para salvar la democracia”, dijo a Clarín Roberto Felicetti, uno de los nueve presos del Movimiento Todos por la Patria (MTP) que permanecen recluidos en la cárcel de Caseros. A pesar de la condena a cadena perpetua, no hay arrepentimiento en sus palabras. Cuando atacaron el Regimiento, se calcula, eran alrededor de 60. Treinta horas después, entre el polvo y el calor, salieron con vida poco menos de 20. Nueve cumplen condena en el pabellón de máxima seguridad de Caseros, el 18 B, en celdas individuales de un metro por tres y sin espacio para hacer ejercicios. De afuera sólo ven lo que les muestra un solo aparato de televisión, que comparten entre 50 presos. Se turnan para limpiar y preparar la comida que les llevan sus familiares. Todos han terminado el secundario en este tiempo y estudian Sociología y Abogacía. Cuatro fueron padres entre rejas. Sólo Felicetti supera los 40 años, sus rostros pálidos delatan la falta de sol; siempre de jeans y remera, tienen aspecto cuidado. Unos están más dispuestos a hablar que otros y, entre cordiales y desconfiados, miran a la mujer que entra. Invitan mates y no evitan recordar el pasado, aunque dicen que prefieren imaginar el futuro. Por momentos tienen el énfasis de militantes. El olor rancio y los chirridos recuerdan todo el tiempo que es una cárcel. Pasa un gato descolorido, “es por las ratas”, dicen. Esta es una síntesis del diálogo con tres de ellos, Miguel Aguirre, Claudio Rodríguez y Felicetti. -¿Hicieron autocrítica en diez años? -Seguimos creyendo que hicimos lo correcto. Admitimos que podemos habernos equivocado, pero había un levantamiento y en ese sentido iba nuestra acción. Siempre nos preguntan si estamos arrepentidos. No lo estamos. -¿La lucha armada era la única salida? -Afuera tienen la idea de que nos quedamos en el pasado, pero somos concientes que las cosas han cambiado. Hoy no tendría lugar la lucha armada. -Los llamaron extremistas, suicidas, mesiánicos, guerrilleros, dementes. -Somos militantes políticos. Se dijeron muchas mentiras de nosotros y no teníamos formas de defendernos. Es mentira que nos hicieron pisar el palito. Ellos son los que mintieron. -¿Se sienten traicionados por Gorriarán? -Gorriarán no nos traicionó. En el copamiento él estuvo donde nosotros necesitábamos que estuviera. Lo reconocemos como un dirigente importante. -¿Indulto, amnistía o pena conmutada? -Queremos una decisión política que nos saque de acá. Somos realistas y concientes de que un indulto para nosotros también va a serlo para Seineldín. -¿Si salen seguirán en el MTP? -Primero queremos conseguir trabajo y recuperar el tiempo con nuestras familias. Creemos que la política es la única salida posible. Pese a todo la cárcel no nos corrompió. No perdimos los ideales y seguimos creyendo que el cambio es posible. Por el ataque a La Tablada hay 14 condenados a cadena perpetua: uno en la cárcel de Devoto (Enrique Gorriarán Merlo); dos en España (Sebastián Ramos y Luis Ramos); dos en Ezeiza (Isabel Fernández y Claudia Acosta); y los 9 de Caseros (Sergio Paz, José Moreyra, Carlos Motto, Claudio Veiga, Juan Díaz, Gustavo Messutti, Felicetti, Aguirre y Rodríguez). Fray Antonio Puigjané fue condenado a 20 años y cumple arresto en un convento. Ana María Sívori, a 18 años, y está en Ezeiza. Daniel Gabioud Almirón, Miguel Faldutti, Juan Burgos, Cintia Castro, Dora Molina están con libertad condicional. MARIELA ARIAS