LOS CATEGORIZADORES NOMINALES: GÉNERO Y NÚMERO Dos clases de morfemas - género, número- son seleccionados por los morfemas lexemáticos para realizarse en el discurso como nombres sustantivos o adjetivos. Además de esta función categorizadora, marcan la relación entre palabras dentro del grupo nominal encabezado por un nombre (la casa amarilla) y dentro de la oración entre el sujeto y el predicado (el árbol crece) ; relación de concordancia. El género es una clase de morfema que sirve para: EL GÉNERO - Actualizar un determinado morfema lexemático como nombre sustantivo o adjetivo. - Para, juntamente con el número y el artículo, marcar la concordancia. - En algunas ocasiones, para aportar información sobre el sexo y otros aspectos de la realidad que representa el lexema mediante la oposición de los morfos del sistema. El sistema constituido por las unidades del morfema de género está formado por la oposición tradicionalmente llamada masculino/ femenino. El masculino se realiza mediante los alomorfos -o, -e, -Ø, y el femenino por el morfo -a. Las palabras se organizan en el sistema léxico o por oposición alternativa en la que una palabra exige la concordancia masculina y la otra la concordancia femenina manteniendo una misma base léxica, o por unidades aisladas. La segmentación de los morfos plantea especiales problemas en los casos de formas aisladas. Las formas con morfema diminutivo mantienen la concordancia de la forma originaria, lo que permite su identificación. Un conjunto de nombres, en su mayor parte de persona y de animales y unos pocos más, distinguen mediante palabras distintas (heteronimia) o mediante morfos distintos, los géneros masculino y femenino. En los nombres de persona y de animales informan sobre el sexo. He aquí los recurso de que se vale la lengua: Por heteronimia: Dos palabras de distinta base lexemática se oponen en pareja para nombrar al varón o animal macho frente a la mujer o animal hembra: hombre/ mujer, toro / vaca. La inconexión formal entre los miembros de estas parejas de sustantivos llevó a la formación de numerosas formas analógicas. Por moción: El masculino utiliza los alomorfos -o, -e, -Ø frente al femenino con -a. En consecuencia se dan las oposiciones -o/-a, -e/-a, -Ø/-a. A estos casos hay que añadir un grupo organizado con derivativos especiales por influjo culto. Por moción del artículo: Un cierto número de sustantivos y adjetivos que designan profesión u ocupación todavía casi privativas del hombre, terminados en -a y en -ista, más un reducido número en -o, -e y consonante, dejan invariable la palabra y marcan el sexo cambiando la concordancia por medio del artículo. Algunos significados de la alternancia El léxico de la lengua nos da un sinfín de parejas con concordancia masculina/femenina alternante. Estas parejas son homófonos que comportan lexemas de significado distinto (velo/vela, tallo/talla) o bien, de significado afín cuya matización es difícil sistematizar (manto/manta, brazo/braza). En otros casos, la diferenciación morfemática no entraña cambio de significado y su uso está en relación con determinados hábitos dialectales y familiares: azucarero/azucarera. En otros casos hay una clara alternancia en relación con lo que se pretende expresar: a) tipo el tropeta/ la trompeta : El masculino de determinados nombres en -a por medio del artículo designa al hombre que utiliza el instrumento que designa el femenino, tiene la cualidad que caracteriza el femenino o bien es individuo o ejecutante de lo que expresa el femenino, generalmente nombre abstracto el espada/la espada, el policía /la policía, el calavera /la calavera. Como se ve en el segundo ejemplo, con la incorporación de la mujer a ciertos trabajos antes exclusivos del hombre, esta distinción del género puede crear conflicto semántico: la policía puede significar tanto al «cuerpo nacional de policía» como a la mujer que trabaje en dicha insitución. b) Tipo el costurero/ la costurera: Por moción, una de las formas designa o al hombre o a la mujer ocupada en un determinado trabajo y su opuesto, el lugar o la máquina en relación con tal trabajo u ocupación : cochero/cochera, planchador/planchadora, segador/ segadora. c) Tipo el cerezo / la cereza: Por moción, el masculino designa el árbol y el femenino el fruto de dicho árbol : almendro/almendra, naranjo/naranja. d) tipo el farol/ la farola: Igualmente, por moción, el nombre masculino representa una diferencia de tamaño del objeto aludido por el femenino. El femenino suele ser dominantemente el objeto mayor, aunque no siempre es así: saco/saca, caracol/caracola, anillo/anilla, barco/barca, cuchillo/cuchilla. e) Tipo el lente/la lente: Una serie de nombres de forma única distinguen con dos concordancias distintas, marcadas por medio del artículo, dos significados distintos: el canal/la canal, el cólera/la cólera, el orden/laorden, el pez/ la pez, el capital/ la capital, el cometa /la cometa. EL NÚMERO LAS CLASES DE SUSTANTIVOS SEGÚN SU SIGNIFICADO. El nombre es concebido como categoría gramatical en la Antigüedad, desde que Aristóteles lo opuso al verbo en cuanto éste significa con determinación de tiempo y el nombre no. La distinción entre nombres sustantivos y adjetivos como categorías independientes iniciada en la Edad Media, se abre paso desde el S. XVIII. La Gramática Académica incorpora tal discriminación desde su 12ª edición (1870) y así se mantiene hasta la actualidad. En los estudios de Filosofía del lenguaje ocupa un lugar central la investigación de las relaciones entre nombre, significado y referente. Por la vinculación tradicional del estudio filosófico del lenguaje con el estudio gramatical, se acostumbra introducir una clasificación de los nombres en casi todas las gramáticas. En ellas se distinguen nombres colectivos e individuales, comunes y propios, concretos y abstractos, términos útiles en cuanto se ponen en relación con la formación léxica y con su comportamiento sintáctico. Al estudiar el significado, se nota una extraordinaria fluidez que hace que un mismo nombre cambie o matice su significado en relación con el contexto en que aparece. Un nombre concreto e individual como melón nombra a cada uno de los individuos de la clase (tengo tres melones), a la clase (el melón es una cucurbitácea), a la materia o masa (dame más melón), o toma carácter predicativo (este muchacho es un melón. Quizás haya que tener presente que el referente, esto es, el sujeto del cual es verdad el nombre que se estudia, se entiende como a) un todo con forma definida o sin ella, concreto y tangible o puramente mental y fantástico, individual o colectivo, único o múltiple, seriable o no seriable, natural o artificial. b) como atributo caracterizador, entendiendo por atributo la cualidad o cualidades de color, origen, naturaleza, relación o estado, potencialidades, etc. Como clase de palabra, podrá en consecuencia adoptar una función semántica puramente denominativa o por el contrario predicativa, dicha de algo. La función sustantiva o adjetiva que corresponde a ésta doble función del significado, atenúa su especificidad cuando su referente es el hombre, y se mantiene adecuadamente delimitada cuando su referente son los animales o las cosas en general. CLASIFICACIÓN TRADICIONAL Atendiendo a la significación, Marcos Marín llama la atención sobre la teoría de Amado Alonso y Henríquez Ureña, Quiénes insisten en que lo importante no es la realidad en sí misma, sino la manera de percibir la realidad. Lo importante no es que los objetos que expresamos por sustantivos sean independientes, sino que los pensemos con conceptos independientes, que tengan independencia fenomenológica. En este sentido, los sustantivos son concretos y abstractos. Los concretos se refieren a objetos independientes. Los abstractos, a objetos que sólo tienen independencia mental, o que se piensan sólo con independencia mental. Algunas gramáticas y libros de texto actuales definen a los primeros como los de seres que podemos percibir por los sentidos. A los segundos, como los de seres que percibimos por la inteligencia. Los concretos se dividen en comunes y propios. Los comunes o connotativos comprenden los sustantivos que no expresan rasgos diferenciadores de los objetos que denominan, sino que los agrupan por sus características no distintivas. Por ejemplo, «mesa» señala lo común, no lo distintivo, a un conjunto de seres. Los nombres comunes se dividen en genéricos y de materia Los genéricos expresan limitación de forma o extensión y corresponden a sustantivos que se pueden contar: «Mesa, perro». Son individuales si expresan una sola cosa en singular: Gato, árbol, cigarro. Son colectivos si estando en singular expresan un conjunto de seres semejantes o considerados semejantes no organizado en una entidad superior: Enjambre. Los de materia corresponden a realidades que no se pueden contar aunque sí medir o pesar: oro, plata, vino, tierra. Los propios son especificativos o denotativos, pues individualizan y señalan las características distintivas. Luis es un nombre propio aunque lo lleven muchas personas, porque su mención apunta a distinguir esas personas de las demás, mientras que la mención de un nombre común como libro, señala lo que los libros tienen en común. Los abstractos se subdividen en no cuantitativos y cuantitativos. Los no cuantitativos son: de cualidad, procedentes de adjetivos, como «belleza»; de fenómeno, procedentes de verbos, como «advertencia». Los cuantitativos proceden de numerales o tienen relación con ellos y son numerales como «docena» e indefinidos como «puñado». En cuanto a la composición, pueden ser simples si se forman con un solo lexema, compuestos si se forman con dos o más lexemas y parasintéticos si combinan composición y derivación. En cuanto a su origen pueden ser primitivos y derivados. Los primitivos no portan morfemas derivativos. Los derivados añaden al lexema morfemas derivativos. ┌ Individuales │ ┌ Genéricos │ │ │ ┌ comunes │ └ Colectivos │ │ ┌ Concretos │ └ de materia │ │ │ └ Propios Sust │ │ │ ┌ numerales │ │ │ ┌ cuantitativos │ │ │ │ │ │ └ indefinidos │ │ │ Abstractos │ ┌ de cualidad └ │ no │ └ cuantitativos │ │ de fenómeno └