VIDA Y OBRA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ BIOGRAFÍA.Juan Ramón Jiménez nació en Moguer (Huelva) en 1881, en una familia de acaudalados propietarios andaluces. Estudió con los jesuitas en El Puerto de Santa María y, por imposición paterna, Derecho en Sevilla, aunque él quería dedicarse a la pintura. En 1900 llegó a Madrid y entabló relación con los modernistas afines a la Institución Libre de Enseñanza. A raíz de la muerte de su padre, padeció continuas depresiones por las que debió pasar una temporada en un sanatorio de Burdeos, y luego en otro de Madrid. En 1905 retornó a Moguer, donde compone sucesivos libros de poemas. En 1907 sufre una fuerte recaída de su depresión y, para más desgracias, la familia se arruina por la epidemia de la filoxera que destruyó las plantaciones de vid. Vuelve a Madrid en 1911 por consejo de Gómez de la Serna y pasa a vivir en la Residencia de Estudiantes, cuyas publicaciones dirige. Conoce a Zenobia Camprubí, mujer de gran talla intelectual, con quien se casa en 1916 en Nueva York aunque se afincaron en Madrid, donde Juan Ramón prosigue con su incesante labor literaria y, además, es considerado guía y maestro por la mayoría de los jóvenes poetas de los años veinte (aunque después acabó enfadado con algunos de ellos), a pesar de llevar una vida social apartada y solitaria. En 1936, con el estallido de la Guerra Civil, y debido a sus ideas republicanas, se marchan a Puerto Rico en cuya universidad trabajó. Viajó a Cuba, Argentina, Uruguay y Estados Unidos. En 1956 muere Zenobia y le conceden el Premio Nobel de Literatura. A los dos años fallece el poeta también en San Juan de Puerto Rico. No cumplió su sueño de volver a España. OBRA.En la trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez, que se extiende hasta mediados del siglo XX, se observa una profunda evolución. Juan Ramón concibe muy pronto su creación poética como muestra de una Obra total (con mayúsculas, como a él le gustaba), una obra en marcha en la que se van integrando textos nuevos al tiempo que se revisan permanentemente los anteriores, siempre a la búsqueda de la perfección absoluta. Tradicionalmente su poesía se ha clasificado en tres etapas, que él mismo estableció en sus últimos años: 1. Etapa sensitiva. Llega hasta 1915. Sus libros Ninfeas y Almas de violeta (1900) muestran un tono decadente y neorromántico. Rimas se impregna de la influencia becqueriana y simbolista. Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904) sitúan su poesía en la línea del Modernismo intimista y simbolista: atmósfera doliente, soledad, melancolía, paso del tiempo, la muerte, recuerdos, jardines y flores, fuentes, paisajes otoñales, música, adjetivación matizada, sinestesias, etc. Durante su estancia en Moguer (1905-1911) compone numerosos libros: Baladas de primavera, Pastorales y su libro en prosa poética Platero y yo (1911). Se repiten los motivos modernistas, preferencia por el verso alejandrino, aunque otros motivos anuncian ya una poesía más personal: búsqueda de lo cotidiano, descubrimiento e identificación con la naturaleza, delicada ironía, ternura hacia el mundo infantil y sensibilidad hacia el dolor ajeno. Cierran esta etapa dos poemarios: Melancolía, con su incesante búsqueda de eternidad y Laberinto, que inicia una línea metafísica que continuará en su poesía posterior. 2. Etapa intelectual. Con influencias del Novecentismo o Generación del 14 y del vitalismo de Ortega y Gasset, se inicia con un libro fundamental en la lírica contemporánea: Diario de un poeta recién casado (1917) al que más tarde denominará Diario de poeta y mar. El Diario rompe con el Modernismo y abre la poesía española hacia las innovaciones vanguardistas: verso libre, poemas en prosa, enumeraciones caóticas… En esta obra, el mundo se revela ante el poeta como un caos; el escritor pretende aclarar la fragmentación de la realidad y la idea de modernidad de la sociedad americana. Contra ellas se alza la belleza. El marco del viaje real a Nueva York para casarse con Zenobia le servirá para realizar un recorrido por su propia conciencia. El mar es el elemento vertebrador y su dinamismo y ritmo cambiante general el verso libre y las estructuras bimembres. La poesía se depura, la anécdota desaparece, todo conduce a una poesía esencial, pura, que busca lo inefable, la realidad desnuda de las cosas a través de la expresión escrita. Los libros siguientes (Eternidades, Piedra y cielo, Poesía, Belleza) prosiguen el proceso de intelectualización y abstracción. 3. Etapa suficiente o verdadera. Desde 1923 a 1936 Juan Ramón no publicó ningún libro nuevo porque estaba ocupado en la reelaboración de su obra poética. En 1949, ya en el exilio, publica La estación total de índole metafísica en el que elabora una teoría que haga comprensible el paso de la vida a la muerte. Morir no es acabar, porque la conciencia sigue existiendo, es plenitud, eternidad o inmensidad. En el otro costado (poemas de 1936 a 1942) aparece su famoso poema en prosa Espacio, que recrea líricamente los conceptos esenciales de unidad, conciencia, mediante una acumulación caótica de recuerdos y evocaciones de su vida anterior. En Animal de fondo y Dios deseado y deseante (1948-1949) se llega a la posesión de esa conciencia que se identifica con Dios, pero un dios creado por el poeta, fruto de un esfuerzo de depuración y perfección, un dios que se identifica con la naturaleza o la belleza. RLF 2013