Las especias: una vieja historia: Esta es una de las historias más enigmáticas de la Génesis. El pequeño Joseph está convencido de que morirá pronto. Sus hermanos mayores -que lo detestan- lo tiraron en un pozo y casi que le dicen al padre que una bestia feroz lo deboró, cuando aparece algo imprevisto: al sentarse a comer, levantaron los ojos y vieron una carabana de Ismaelitas que venían de Gallaad. Sus camellos estaban cargados de aromas diversos, de bálsamos y de mirra, que transportaban a Egipto.. Es así que los hermanos deciden vender a Joseph a los mercaderes de especias (Génesis 37:25). Esta historia, vieja de mil novecientos años antes de nuestra era, contiene probablemente el primer testimonio escrito de la organización de un mercado de especias. Pero parece que las primeras pruebas escritas de la utilización de especias en la gastronomía aparece por primera vez en la epopea de Gilgamesh.(1) A partir de la instauración de un mercado mundial de las especias, la ruta que toman las carabanas y naves va a decidir del futuro económico de los pueblos. Presenciamos entonces la ida y venida de la pimienta, del clavo, de la nuez moscada, del azafrán. Es en esta misma „ruta de las especias“ que aparece en su debido tiempo la „ruta de la seda“, aquella de las Indias o de los fondos misteriosos de los mares del Sud, en donde se cruzan aventureros, honestos mercaderes, piratas, ladrones y emperadores. Con la misma facilidad se crean y al mismo tiempo se pierden fortunas . Roma, que posee una inmensa riqueza, abusa de las especias, y favorece con la demanda la explosión de precios: la nuez moscada se vende en Roma cien veces más cara que la que se consigue al otro extremo del Mediterráneo. Suiza fue también muchas veces un camino obligado de los mercaderes de especias, en especial la Suiza alemana, en donde se destaca la ruta del Gothard y el acceso al Rin. En nuestra ciudad de Basilea, parece que mismo antes de que se conociera el azúcar, los basilenses comían unas galletas endulzadas con miel y aromatizadas de nuez moscada y de clavo de olor, llamadas Leckerli, que todos conocemos. (1) citado por el periódico „Le Temps“ , martes 23 de diciembre 2003. Las virtudes públicas y secretas de algunas especias El anís estrellado: de un aspecto muy diferente del anís verde, el anís estrellado tiene sin embargo un aroma similar, pero es más decorativo que el anterior. Los japoneses quemaban la corteza del árbol, „la badiana“ y la utilizaban como incienso. Muy corriente en la cocina china, se utiliza también en la cocina provençal para aromatizar el „pastis“ (aperitivo anisado muy apreciado en el sur de Francia). El anis estrellado refresca el aliento, y es utilizado en farmacia para la elaboración de jarabes para la tos. La canela: Los egipcios se servían de la canela para embalsamar a sus muertos, y enviaban así mismo sus naves hasta lo que hoy es Somalia para buscar esta preciosa especia. Su utilización posterior fue menos deprimente: se sabe que en época victoriana, ofrecer un palo de canela a una señorita de la corte significaba „ mi fortuna está a sus pies“.En Austria todavía hoy es costumbre de ofrecerse palitos de canela entre los enamorados, y en Estados Unidos, les „doughnuts „ y el pan tostado a la canela son muy apreciados. En los países nórdicos, la canela en polvo aromatiza el vino caliente, los mexicanos la beben en infusiones, y los indonésios fuman el „Kirtek“ que es un cigarrillo hecho principalmente con esta especia. Su aceite esencial es utilizado en la medicina trdicional y moderna, sobre todo para curar los problemas de orden digestivo, gastro-enteritis y diarreas infecciosas. Finalmente, también es utilizado en perfumería en forma de jabones, velas o diversos productos de toilette. Jengibre: Se le atribuyen al jengibre diversas capacidades estimulantes. Se dice también que Confucius fue un gran consumidor, quizás por eso se debería reconsiderar su vigor en los diferentes textos escritos , en los que no se hace mucha alusión al tema. A parte de estas propiedades, el jengibre es una raíz de origen india, indicada ya sea para alejar los malos espíritus, para curar los mareos en los transportes, para mejorar la digestión, aliviar la gripe y mejorar la vista. El jengibre armoniza muy bien una gran variedad de platos y algunos bizcochos ingleses. La nuez moscada y el macis: El grano de la nuez moscada está enrobado de una fibra color rojo-amarillenta, llamada „macis“. Se los hace secar por separado, pero los dos poseen un perfume similar. El macis tiene sin embargo un perfume más fuerte y es más fino. Servida en diversas formas azucaradas o saladas, la nuez moscada es indispensable en toda mesa que respete sus invitados. La nuez moscada es un narcótico, que puede resultar peligrosa sólo a fuertes dosis. El azafrán: es la especia más cara del mundo. No vale la pena mencionar el precio, pero podemos afirmar que hacen falta más de 200.000 „flores de crocus“ para esperar obtener 500 gramos de azafrán. Gracias a Dios, se necesita muy poco azafrán para colorear y aromatizar un risotto milanés, o una delicada „brioche“ que los franceses acompañan con foie gras d’oie. Se dice que es estimulante del apetito y que previene los cólicos. La vainilla: muy apreciada para perfumar postres y cremas, le dedicaremos un capítulo más extenso para describir la diversificación de su uso y los aspectos interesantes para la obtención de esta planta. La vainilla La vainilla se obtiene de una planta orquídea de tallos sarmentosos y trepadores. Aunque las fores de color amarillento de la vainilla son muy fragantes, las carnosas vainas que da la planta carecen totalmente de aroma hasta el momento en que se secan y curan. La vaina suele medir entre 15 y 23 cm. de largo; es delgada y contiene una pulpa oleosa y numerosas semillas de tamaño minúsculo. Se recolectan cuando aún están verdes, pero al curarlas adquieren un color castaño oscuro y su superficie externa se hace rugosa. De cada vaina sólo se obtiene un 2 % de vainilla, el principio aromático que se utiliza para dar sabor a diversos alimentos. La planta de la vainilla se cultiva extensamente en las zonas de clima cálido y húmedo. Se usan árboles o emparrados como soporte de los tallos trepadores. Procedencia: A pesar de su origen mexicano, actualmente las tres cuartas partes de la producción mundial proceden de Madagascar, de las Comores , de la Reunión, Indonesia, Polinesia y las Antillas. El cronista Bernal Díaz de Castillo, quien acompaña a Hernán Cortés en 1520, nos describe como el emperador moztezuma bebía choclatl hecho con granos de cacao molidos y harina de maíz aromatizada con tlixochitl, la vainilla en polvo y miel. Los conquistadores españoles encontraron la vainilla cultivada además de México en América Central y en los territorios de Venezuela, Colombia y La Guyana, que junto con el cacao serán llevados a Europa y adoptados por las cortes europeas. Proceso de maduración: Incluso si se ha recogido en plena madurez, la viana de vainilla no desprende olor alguno. Debe someterse a numerosas manipulaciones para adquirir los suaves aromas que se le conocen, su color marrón y su consistencia ligera. Tras un baño de agua muy caliente, se instala en cajas acolchadas y forradas, donde permanece durante cuarenta y ocho horas. En ellas „transpira“ y su color oscurece. Al cabo de una semana de exposición al sol, su fuerza aromática se libera. Y más adelante sigue afinándose en el interior de unos baúles de madera colocados durante ocho meses en un local bien ventilado. Tipos de vainilla: De entre cien especies de orquídeas del género Vainilla clasificadas, sólo tres se cultivan. En las Antillas crece la vainilla „pompona“, también llamado „vainillón“. Sus frutos cortos y su sabor la alejan de los aromas de la vainilla tradicional. La vainilla „fragrans“ o „planifolia“ de fruto carnoso, se encuentra en México y en Indonesia. Y la forma más fina es la vainilla „Bourbon“ (del nombre de la isla de la cual es originaria, actualmente llamada La Reunión), procede del triángulo ReuniónMadagascar-Comores. Por último, la vainilla de Tahití, de la especia „Vainilla tahitensis“ es apreciada por su sabor a anís y a pimienta. Producción: Producir vainilla es algo que require paciencia. Sin la mano del hombre, la flor no puede ser fecundada. Una pequeña lengüeta impide comunicarse a los órganos machos y hembras. Así pues, el plantador de vainilla debe manipular las flores una por una. Con ayuda de un fragmento de bambú, de una vara de limonero o de una aguja, levanta la lengüeta, liberando el polen. Después basta con presionar la flor para efectuar la fecundación. Este delicado proceso, añadido a la preparación de las vainas de vainilla, limita la cosecha mundial (apenas 1.600 toneladas en años prósperos). Esto resulta demasiado escaso, dada la demanda creciente de la vainilla, un diferencial que hace „trepar“ los precios. Utilización: Únicamente un tercio de la cosecha anual se vende al por menor. El resto sirve para fabricar el aroma natural de vainilla y otros derivados. Pero desde la irrupción en el mercado de las cremas heladas y del desarrollo de la perfumería, cada vez se recurre más a la vainilla. Dado que su precio es muy elevado, se recurre a sucedáneos producidos por síntesis química. Los más conocidos son la etilvainillina y la vainillina. Esta última, elaborada a partir de componentes de la pasta de papel, recrea la vainillina contenida de manera natural en las vainas de vainilla. A partir de ahí, cualquier producto llamado „avainillado“ debe su aroma a la vainillina natural, y los productos llamados „a la vainillina“, „vainillinado (o „vanilliné) son artificiales. Comercialización: Sólo algunas tiendas especializadas ofrecen vainilla de Tahití, pero todas tienen la vainilla Bourbon, vainas de vainilla en polvo, azúcar avainillado con extracto natural de vainilla y extracto natural de vainilla. También existen aromas y azúcar con aroma artificial de vainilla. Si los aztecas espolvoreaban el cacao con vainilla para aromatizarlo, también se puede sumergir una vaina de vainilla en la leche para aromatizarla (hay que abrir la vaina por la mitad en sentido longitudonal y raspar suavemente las semillas para que caigan sobre la leche). Las mejores vainas presentan un aspecto flexible y brillante, y las más aromáticas son conocidas bajo el nombre de „vanille givrée o „vainilla escarchada“. Para conservar todo su aroma y elasticidad, la mejor protección para las vainas son los tubos de cristal o el envase al vacío. Copyright: Arpide, José Luis „la vainilla“, en: A fuego lento.com