372 MARGARITA COMAS obtenido la fecundación bajo una campana o se ha limitado, 1 como Balbiani y Hasper, a encerrar para la puesta las hembras fecundadas en libertad. Y o , por mi parte, he fracasado siempre que he usado para tal objeto campanas, aun siendo de 0,50 metros de altura. Por esto, guiada por los consejos de Mr. Caullery, he probado luego de utilizar para la cría un invernadero de pequeñas dimensiones (2,50 x 25 o o 3,50 x 3,00 metros), cuya temperatura varía de 1 5 a C.j y he podido obtener así puestas abundantes (y esto de una manera continua durante algunos meses) partiendo de una cierta cantidad de larvas compradas en las tiendas de objetos de pesca 3 y colocadas en grandes cristalizadores con hojas secas y agua. Podemos, pues, asegurar que la fecundación se rea3 liza en estas condiciones tan normalmente como en la naturaleza . CONSERVACIÓN DE LAS LARVAS.—Los gusanos rojos no exigen grandes cuidados y aceptan los alimentos más diversos; y o les he dado sucesivamente limo del fondo del estanque, hojas secas maceradas, hojas verdes, algas (principalmente del género Rhi1 Balbiani: «Contribution á l'étude de la formation des organes sexuels chez les insectes», Recueil Zool. Suisse, t. ir, 1 8 8 5 . Los imagos obtenidos han sido amablemente determinados por Mr. Goetghebuer, el eminente especialista de Gante, a quien doy desde aquí las gracias, como Chironomus thummi Kieffer (Bull. Soc. Hist. Nat., 27eme cahier, 3 ™ e serie, t. 111, i 9 i i , p á g s . 35-36). Conviene recordar que esta especie no presenta caracteres diferenciales precisos ni con Chironomus gregarias Kief. ni con Chironomus sanguinas Kief. (ad Kraatz-chirono?nidem metamorphosen dissertat. Munster, 1 9 1 1 ) . Ya en pruebas este trabajo he obtenido cordones de huevos en un acuarium donde coloqué gusanos rojos aún pequeños, y que por tener de altura 45 centímetros, estar cubierto con una gasa y contener agua en sus dos terceras partes, ofrece sólo un espacio vertical de 25 centímetros para el vuelo. El recipiente tiene alrededor de medio metro cuadrado de superficie, en él viven algas y plantas diversas, hay restos variados, limo y una débil corriente continua; el medio es, pues, lo más natural posible. Los pequeños insectos se mantienen contra el techo durante el día y al atardecer vuelan rozando casi el agua. Sin embargo, como hasta el presente no ha dado larvas ninguna de las puestas recogidas, cabe aún pensar que no haya habido previa fecundación, y que los altos vuelos nupciales son, como se había supuesto, realmente indispensables para la cópula. 2 3