Miguel Ángel Toscano Mora Filosofía de la educacion Primer reporte de lectura – La filosofía como pedagogía Introducción Es intención del autor analizar las relaciones existentes entre la filosofía y la pedagogía a partir de dos momentos históricos, el del nacimiento de la escuela en el siglo XVI y el del discurso del filósofo estadounidense John Dewey entre los siglos XIX y XX. Concentrándose en tres asuntos conceptuales en cada momento histórico, primero el impacto histórico de las relaciones pedagogía-filosofía, en segundo lugar la problematización del educador, y por último la experiencia educativa propuesta por Dewey. Primer momento histórico – El nacimiento de la escuela Al momento del nacimiento de la escuela la filosofía y la pedagogía eran una sola gracias en parte a que el maestro era autónomo, un intelectual enajenado con el saber. La universidad era, en un inicio, una escuela normativa y no una institución de educación general. Esta unión terminaría en el siglo XVIII y no sería sino hasta finales del siglo XIX con Dewey que volverían a relacionarse. La relación entre filosofía y pedagogía tuvo dos dimensiones. Primero el resurgimiento del concepto de método. Por otro lado el fenómeno de pedagogización de las concepciones filosóficas de la época sobre la verdad, a partir de la idea de que lo verdadero sería lo que se podría enseñar de forma clara, precisa y ordenada, es decir si es verdadero se debe probar, si se puede probar se puede enseñar. Con este resurgimiento del concepto del método la pedagogía lo redefiniría como; incremento de la eficacia de una práctica. Con esto, los pedagogos buscaban “la simplificación de la presentación de las materias de enseñanza por medio del establecimiento de procedimientos más eficientes” es decir, “más claros y precisos, así como la organización de los contenidos según el orden de la naturaleza”. Miguel Ángel Toscano Mora Dos ejemplos claros de la segunda dimensión mencionada anteriormente son las continuidades de las concepciones del método de Ramus y las de Descartes, estas son cuatro: 1. La universidad aborda los temas para que en el análisis de cualquier asunto no se deje nada fuera. 2. Cada cosa debe ser concebida de manera diferenciada. 3. Cualquier tema debe ser dividido en tantas partes como sea posible. 4. El método educativo debe seguir un ordenamiento que parta de principios universales y generales y que de allí continúe a sus partes singulares subyacentes. Segundo momento histórico – El discurso de Dewey Para Dewey la filosofía y la pedagogía eran mutuamente dependientes. Por una parte la pedagogía sería el escenario en el cual se podrían probar, experimentar, las concepciones centrales de la filosofía sobre la verdad, el conocimiento, la experiencia, la ética, la política, la sociedad y el sujeto. Por otra parte, la pedagogía fue la práctica social que serviría como escenario para mostrar en detalle la forma que tendría el experimento político pragmatista para el logro de una democracia radical. Dewey dejó de utilizar el término “pedagogía” y en su lugar usó el término “educación” con la intención de referirse a la dimensión formativa de las experiencias de los individuos por fuera de la escuela y durante toda la vida (experiencia educativa). Para Dewey la filosofía se entiende como una “teoría general de la educación”, y la educación como “el laboratorio en que las distinciones filosóficas se vuelven concretas y son probadas”. Así, la filosofía no estaría fuera del campo de la pedagogía, sino que debería convertirse en uno de sus elementos constitutivos. Los valores, conceptos, hipótesis o fines orientadores de las prácticas formativas en la escuela debían extraerse de la dinámica misma de las experiencias educativas. Habría pues que introducir en el campo pedagógico una actitud filosófica basada en la experiencia misma que “observe, critique e integre los valores en el pensamiento para determinar y guiar las acciones que los integrarán de hecho” Miguel Ángel Toscano Mora La experiencia educativa En la filosofía de Dewey el concepto principal es el de “experiencia”, siendo la “educativa” la prueba última de la calidad de la “experiencia humana”. La educación es un proceso que abarca toda la vida. Javier Sáenz resalta tres aspectos de esta filosofía. Primero; que la concepción de Dewey rompe con la idea de que la experiencia es un asunto fundamentalmente de conocimiento. Segundo; la crítica de Dewey a la noción que decía que la experiencia sería ante todo un asunto psíquico o subjetivo, para este filósofo la experiencia incluye a los otros, es una cuestión social, plural. Por último; el cuestionamiento de Dewey al énfasis en el pasado de la concepción clásica de experiencia, la esencia de la experiencia reside en lo ya ocurrido, en lo ya dado, para Dewey la experiencia sería, por el contrario, “experimental”, es decir, un esfuerzo por cambiar lo establecido que se caracterizaría por su conexión con el futuro, por su proyección hacia lo “por conocer”. El maestro como filósofo pragmático La experiencia educativa se aplica para todo filósofo, ciudadano, maestro y estudiante. En lo que toca al maestro, Dewey criticó la idea de que este sería un “administrador de planes y métodos de estudios y enseñanza definidos (no puede ser) por otros”. Para Dewey el maestro-filósofo debía de constituirse en dos dimensiones, una dimensión teórica para generar en los estudiantes experiencias educativas. Además de un dimensión práctica, reflexivo sobre los medios y los fines del experimento educativo. Conclusión El autor se muestra optimista ante la idea de una re-unión de la filosofía con la pedagogía, no la comparto pues esto significaría una “reconstrucción del oficio del maestro”, lo cual es muy complicado es este país. Esta reconstrucción tiene para el autor dos dimensiones; primero la reconstrucción del maestro como sujeto de saber. Y en segundo lugar la reconstrucción del maestro como cono un “practicante de libertad”. Pensar entonces al maestro como un filósofo le exige una liberación del saber actual y del gobierno. Lo anterior será posible solo si la experiencia educativa del maestro se vuelve fluida y reconstructiva, actúa sobre sí mismo, sobre los demás y sobre la naturaleza.