Perspectiva multidimensional en la calidad de la SALUD MENTAL EN MÉXICO Autor(a): Gerardo Virgen Hinojosa Seudónimo: El ello Las problemáticas que pueden presentarse en materia de salud mental son diversas dependiendo del lugar en que se vive, ya sea una comunidad o una zona urbana, según los programas de salud que existan y la calidad de los servicios que se prestan, el seguimiento de casos y las deficiencias que existan en los programas o el presupuesto destinado a nivel nacional para este campo de la salud. Sin embargo, sin importar el estado en que se vive, en mayor o menor grado todas las personas vinculadas con los campos de la salud mental coinciden en un mismo aspecto; la falta de verdaderas clínicas de atención. Y cuando se escribe acerca de verdaderas clínicas no es referencia a que existan una o dos en todo el país, sino a que sean centros a los que puedan tener acceso todos los ciudadanos sin importar el estado o municipio en que residan y la adopción de nuevos modelos de tratamiento como el modelo Hidalgo. Es así que a lo largo del presente ocurso se podrán apreciar elementos que muestren algunas de las realidades en éste ámbito que no son necesariamente nuevas, ni factores desconocidos simplemente “necesidades ignoradas” que con el paso de los años se han ido haciendo cada vez más evidentes; por mencionar algunas de las necesidades en estos campos de la salud mental se pueden encontrar las siguientes: La nula atención en los Centros de Readaptación Social, para enfermos mentales y con esto se abre un conjunto de situaciones que son conocidas, pero no comentadas. Este punto se enfoca de manera enfática debido a la situación ilegal en que se encuentran varios enfermos mentales, ya que habiendo capítulos completos de diversas leyes que los amparan, en virtud que por su enfermedad se consideran delitos inimputables los actos que hubiesen cometido estando fuera de sus facultades mentales como es el caso por ejemplo, de un brote psicótico; han sido víctimas de procesos legales que los han expuesto a niveles de ansiedad poco gratos debido a su enfermedad y han sido recluidos en CERESOS que poco o nada pueden hacer por ellos debido la falta de infraestructura, de presupuesto y fármacos que permitan a los profesionales de la salud mental ayudarlos y brindarles un óptimo tratamiento para una recuperación psicofisiológica y posteriormente la readaptación al entorno social. Sin embargo, si no se cuenta con lo necesario. 1 ¿Cuál es la finalidad de mantener en estos centros a enfermos que por su condición no se encuentran dentro de la realidad? ¿Es verdaderamente necesario que permanezcan en dichos centros?, ¿les beneficia en algo? Sin temor a equivocarme puedo asegurar que no, están ahí por negligencia de los pseudoabogados de oficio que permitieron que fueran ingresados como internos cuando la ley marca expresamente una resolución diferente para estos casos especiales; sin embargo debo aclarar que no me refiero a todos los casos, solo a aquellos cuya enfermedad los mantiene fuera de la realidad(psicosis) o en los que sea demostrable que el enfermo cometió dicho acto como resultado de una enfermedad mental grave o severa. Ahora si estos sujetos no deben estar en los CERESOS … ¿En donde deben estar? Existen diversas alternativas para dar solución a esta problemática, que si bien no es tan conocida debido a que los internos se encuentran en celdas en las cuáles regularmente o nadie los escucha o no les hacen caso; es injusto porque limita a quién verdaderamente padece de sus facultades mentales, llevándolo así a pésimas condiciones de vida y mayor deterioro o avance en su trastorno. Es precisamente buscando que sean atendidos según su padecimiento y por especialistas, que una de las opciones que se presenta es transferirlos a instituciones de salud mental, como es el caso de los Hospitales psiquiátricos; otra alternativa es enviarlos a centros que ya están destinados para enfermos mentales que han incurrido en algún ilícito; sin embargo esta elección conlleva a separarlos de su núcleo familiar hasta su completa rehabilitación y como hemos de recordar la familia es parte esencial para el rápido avance en el proceso de algunos tratamientos, por lo que habrá de analizarse a fondo la viabilidad y aprovechar este recurso en las ciudades en las que existe esta opción. Otra forma es en el caso de pacientes que se encuentran ubicados dentro de las tres esferas básicas (tiempo, lugar y persona) asista de manera obligatoria mediante acuerdo por escrito con un tutor responsable (para garantizar la asistencia del enfermo) a consulta externa con un psicólogo o psiquiatra según se requiera, para brindar un seguimiento estricto que garantice que el paciente no infringirá la ley nuevamente y practicarle estudios de evolución en forma periódica. Es de esta manera que se pretende mejorar las condiciones de vida de los enfermos mentales en los diferentes ámbitos, desafortunadamente estos no son los únicos casos en que se incurre en faltas, existe otra situación que resalta cuando intentamos hablar de calidad de vida y que no se debe dejar pasar, esta es la imprudencia en el caso de los abogados (mayoría) que permiten careos o confrontaciones de menores con sus agresores; o en el caso de los divorcios la negligencia también de los padres para permitir que sus hijos tomen parte activa de un juicio para deliberar la patria potestad, situaciones que van en contra de cualquier teoría del desarrollo y generan repercusiones psicológicas, traumáticas y desintegradoras, ya que el niñ debe elegir estar de parte de uno de los progenitores y volcar la espalda al otro, generando en forma automática la perdida del vínculo o el 2 inicio de conflictos con la madre o el padre según sea el caso, que ya Freud ha tenido a bien explicar desde los enfoques psicodinámicos de la personalidad como influye la figura de los padres en cada estadío del desarrollo así como en el proceso formativo de las estructuras de la personalidad como son el ello, el yo y el superyo; pareciendo ilógico que al saber que se puede crear una fijación en cualquiera de las etapas, sean tanto autoridades como los mismos padres quienes incurran en este daño por situaciones incómodas que han sido generadas por los padres y que son ellos únicamente quienes deben solucionarlo durante el proceso legal; no los niños. En el caso de estos menores, la ley contempla que se puede llevar a cabo un proceso diferente al que generalmente se aplica en la mayoría de los juicios, teniendo a bien la evaluación del menor a través de pruebas psicológicas que permitan elaborar un dictamen pericial si es necesario y obteniendo la información requerida para la deliberación del fallo del juez; todo esto con el mismo fin que los niños se queden con aquel de los padres que haya demostrado ser en mayor grado apto para el cuidado, quizá a través de una terapia de juego, técnicas proyectivas o cualquiera otro instrumento de medición de la conducta, pero siempre a través de un proceso menos agresivo para el niño, que en ocasiones no alcanza a comprender que sus padres tengan que separarse y mucho menos porque tiene que comparecer en un juzgado. Esto mismo ocurre en el ministerio público cuando hablamos del proceso legal para quines denuncian una violación, mujeres que tras un evento altamente traumático tienen que verse expuestas nuevamente, ahí, frente al agresor, cuando existen distintas formas para no revictimisar a quien a sido objeto de abuso. En materia de salud mental la ley contempla también la existencia de modificaciones en el proceso legal para enfermos mentales, modificaciones que nunca se toman en cuenta, juzgando en la mayoría de los casos a todos los presuntos delincuentes o exponiendo a los demandantes al mismo proceso. Existe un principio general de derecho que dice que la ley se debe aplicar en forma “igual para los iguales y desigual para los desiguales”… en México solo se aplica “igual”; no importa que sean desiguales, no importa que sean personas enfermas, que estén en un hospital, que sean menores de edad, que exista alguna deficiencia mental, etc. Importa que se siga el proceso, proceso en que se hace injusta la justicia. En este campo podemos emitir cientos de procesos legales distintos y contemplar millares de situaciones de ley para proteger los derechos de los enfermos mentales; sin embargo solo hay algo que no podemos hacer aun; que esos procesos especiales también se apliquen. Este es uno de esos conflictos interesantes que no necesitan ni un solo peso para resolverse, que solo requieren de voluntad y coordinación de las áreas de derecho y psicología de los complejos jurídicos, de tal forma que permita la interacción entre los abogados y psicólogos para conocer que repercusiones puede traer a un menor participar de un proceso legal, o bajo que lineamientos se puede llevar a cabo, de tal forma, que no se vea afectado en su desarrollo cognitivo; 3 y compete al abogado buscar la manera en que se respete la integridad del menor, fundamentándose como es debido conforme a las leyes correspondientes. Si ya hay psicólogos que trabajan para los ministerios de justicia prácticamente en todo el país… ¿porqué no utilizarlos? Es en estos casos que los psicólogos deben incursionar para orientar acerca de las repercusiones que puede presentar una persona vulnerable a un proceso común y hacer equipo con los demás miembros implicados; si no lo hacemos quienes pertenecemos a estos campos de la salud, que estamos vinculados con la calidad en el desarrollo del menor y en cierta forma que conocemos las conductas que pueden llevar a un sujeto a cometer un ilícito, tampoco lo harán quienes solo se encargan de juzgarlo , sin importar su historial personal o clínico. La innumerable lista de deterioro de la salud mental que existe en nuestro país no está centrada solamente en el ámbito jurídico, sino en todas las esferas sociales y se hace cada día más evidente a través de la violación de garantías individuales, discriminación y marginación de los enfermos mentales por parte de determinados grupos sociales o para permitirles el acceso a ciertos lugares, familiares que se avergüenzan de tener como miembro consanguíneo a un sujeto con enfermedad mental o con discapacidad intelectual y prefieren encerrarlos en celdas poco gratas dentro de sus casas, mantenerlos aislados, las morbosas miradas enjuiciantes de la gente ignorante que señala tanto al enfermo como a la familia, sin saber que nadie está exento de ser premiado en esta ruleta de la psicopatología, que las enfermedades mentales llegan por predisposición genética(factores predisponentes) o por situaciones no controladas o repentinas en el entorno social(factores precipitantes). La baja calidad de vida de los enfermos y de quienes los rodean requiere métodos psicoeducativos que permitan la reeducación en materia de salud mental, humanización para el trato digno y estrategias que permitan brindar la atención necesaria a estos pacientes, la difusión de información, que se conozca que a través de la aparición de los medicamentos neurolépticos, estos pacientes pueden ser tan funcionales como cualquier otra persona. Sin embargo en salud mental parece que no importan grados o títulos académicos, el común de la población desconoce o intenta ignorar el hecho en cuanto a que una enfermedad mental no es controlable la mayoría de las veces tan solo con la voluntad. La concientización en que requiere un tratamiento especializado ya sea farmacológico, psicológico o psicoterapéutico con la misma importancia que cualquier otra enfermedad sintomática. Sin embargo esa falta de información existe y debe solucionarse, una forma quizá es que todo el personal que labora en instituciones de salud, tengan presente este principio de “enfermedad mental” y brinden la atención debida para combatir la minimización de la importancia en el tratamiento de estos trastornos o alteraciones, iniciando por la información general o primaria que pueda brindar cualquier medico o especialista y culminando 4 con el tratamiento que previa valoración haya determinado el psicólogo, psiquiatra, neurólogo o especialista designado según sea el caso. Desafortunadamente según lo que expresa en sus estudios sobre epidemiología psiquiátrica en México la Dra. Mª Elena Medina Mora publicados en el 2003 el 97.5% de las personas con enfermedad mental se encuentran sin atención, esto quiere decir que solo el 2.5% recibe atención adecuada. Esto se debe en parte a que una de las característica de algunos trastornos es precisamente esta, la de no asistir al especialista por temor a que se le diagnostique alguna enfermedad; en otros casos la búsqueda de atención especializada puede tardar de 8 a 15 años y el 15% de las personas con trastornos mentales prefiere automedicarse (Vitela, 2006). Es así que los enfermos postergan sus afecciones hasta que algún miembro de su familia, amigos o entorno social se percata y los envían para que reciban tratamiento. Otro factor que contribuye a que la población no asista a centros de salud mental es la creencia errónea que “se me va a pasar”, “en unos días voy a estar bien” cuando en realidad llevan días, semana o incluso años arrastrando un padecimiento sin darse cuenta o tratando de ocultarlo hasta el momento en que se vuelven disfuncionales o en el caso de los que tienen menor suerte y no se diagnostica a tiempo… se suicidan. ¿Por qué esperar hasta que esto ocurre? ¿Por qué la gente no asiste a tiempo a una asesoría? ¿Porqué decir el “si me lo hubiera dicho… yo lo habría ayudado”? Así como en cualquier institución educativa se nos enseña algebra, trigonometría, artes, etc. ¿Porque no enseñar cuáles son los factores que se deben considerar para acudir a tiempo a una consulta con el especialista? ¿Explicar que es lo que se hace durante una sesión de orientación psicológica o en una consulta psiquiátrica? ¿Cuánto tiempo llevaría implementar un programa con estas características? Seguro estoy que menos de lo que puede valer prácticamente salvar una vida (en el caso de suicidas) a través de la prevención e información para mejorar la calidad de vida tanto de los enfermos como de sus familiares. Una solución evidente a esta situación es la información, y no me refiero a que implementemos más cátedras a los programas curriculares de las instituciones educativas; me refiero a que en esos planes de estudio ya hay materias orientadas a estos temas, solo que desafortunadamente, en México, estas materias las imparten “Maestros barco” que solo realizan actividades para pasar el tiempo, que no dejan el aprendizaje necesario; esto debido a que los titulares de la materia en 5 muchos casos son el maestro de español, la de matemáticas, el de física, química, el amigo del director, o si es amigo del rector tendrá más horas barco etc. En el entendido que estos maestros tienen otras áreas de aplicación de sus conocimientos, nada tienen que hacer impartiendo materias como orientación educativa, psicología, taller de crecimiento, taller de desarrollo humano, valores y actitudes, proyecto de vida, tutorías, etc.… como quiera que se le titule a la materia; el hecho es que se pierde este medio de información para diagnóstico a tiempo de cualquier psicopatología. Entendamos púes que además de aumentar el presupuesto”se trata también de optimizar los recursos que ya se tienen”. Por otra parte existe un elemento clave en el área de salud mental que regularmente no se contempla cuando se escribe acerca de los costos de manutención de los centros psiquiátricos; esto es que entre mejor sea la atención que se brinde a los pacientes, estos, menor probabilidad tienen de recaer. Lo cuál se ve reflejado en menos gastos hospitalarios, descongestionamiento de los centros psiquiátricos que si bien es cierto que hay centros que atienden con excelencia(demasiado pocos), sin embargo existen otros en los que los enfermos son “canalizados para una mejor atención” cuando la realidad es que ya no hay cupo, que se encuentran saturados, y terminan por solo dar una orientación breve, mantener a los pacientes dos o tres días y van para afuera; debido a la demanda en ciertas zonas del país, clínicas en las que los profesionales de la salud buscan la manera de adaptar nuevos espacios que puedan fungir como estancias, pero no nos hagamos tontos, esas no son estancias, la mayoría de veces son solo pasillos “adaptados” que no reflejan una solución viable. Reitero entonces la importancia de la asignación completa del presupuesto que corresponde para salud mental a través del cual se conciba viable la ampliación de las clínicas, la existencia de los fármacos necesarios y lo que es aun mejor, liberarlas de la sobresaturación que sufren por pacientes que vuelven cada tercer día con un mismo brote o crisis en lugar de curarlos de una ves por todas(si la enfermedad es curable) o mantenerles en observación continua mediante consulta externa, que permita brindar atención al paciente sin necesidad que sea internado; obteniendo con esto ahorros de estancias clínicas y brindando un mejor servicio. Es en este sentido que se pone de manifiesto la necesidad de atención y redistribución del presupuesto de salud para lograr ese 10% que menciona la OMS y que sin justificación alguna se ha omitido, Es necesario que salgan a luz los avances disfrazados que existen hasta hoy en día en muchos centros de “salud mental”, cuyo único fin es aparentar que se cubre la necesidad de atención en este campo; cuando la realidad existente al visitar estos centros o pseudoclínicas es que se encuentran laborando en estancias poco gratas, deprimentes, sin los medicamentos necesario, con terapeutas que por la demanda de estos lugares no se dan a basto y declinan en brindar tratamientos 6 deficientes… diciendo “se hace lo que se puede… con lo que se tiene” dicha frase es cierta, pero no lo que se necesita, ni lo que plantea la OMS y mucho menos el trabajo que refleje los tan “cacareados” avances ficticios(en ocasiones y en la mayoría de los centros; por lo menos en los de corte público ) todos estos factores reflejan entonces en nuestras cuasiclínicas que efectivamente hay avances en la investigación, en conocimientos… pero que nuestro sistema gubernamental a través de las deficiencias presupuestales en las partidas destinadas para salud mental es la raíz de que el trabajo de múltiples estudiosos de la mente quede inconcluso por falta de recursos económicos. Pero eso si, disfrazan bien las necesidades reales y sirven para que los gobernantes se laven las manos diciendo tenemos centros de “salud mental” a los que puede acudir la totalidad de la población... Como comenta Carla Hammeken coordinadora de la red Voz Pro Salud Mental (VPSM) en su discurso del 9 de diciembre de 2005 “En el ámbito del sistema sanitario, con demasiada frecuencia se trata a las personas en instituciones que más parecen almacenes humanos que centros de curación”. No es sencillo encontrar soluciones precisas a esta necesidad de abastecer los hospitales psiquiátricos, de contratar al personal necesario para el buen funcionamiento de las distintas instituciones de salud mental, de implementar nuevas plazas que no sean en el caso de los psicólogos un “sabelotodo” que está en el área de psicología; sino que se respeto que exista un psicólogo infantil, uno para adolescentes, otro para pacientes geriátricos, uno más encargado de los entornos comunitarios y demás que permitan brindar atención óptima de acuerdo a las necesidades de los distintos sectores de la población. Sin embargo no se destina el presupuesto, los encargados de gestionar por el bienestar de los enfermos mentales se cansan de pedir y se olvidan que más allá de cumplir con un trabajo, con un número de horas, con los requerimientos de un superior, deben y están obligados moralmente a cumplir con dichos enfermos, los que están a su cargo, los que confían en ellos, los que vienen cansados de darse cuenta que en México, más de una puerta se les a cerrado por su padecimiento, los que han sido victimas de burlas y ahora de la apatía por continuar en esta lucha por mejorar los servicios de salud mental y que es responsabilidad de quienes laboran en éste ámbito lograr que se destine completo el presupuesto que plantea la OMS y no solo recibir las migajas que sobran; es una responsabilidad y es un derecho. Sin embargo ¿A cuánto asciende el presupuesto en materia de salud mental? Si no alcanza, ¿Por qué no se destina más? ¿Es que alguien se está quedando con los recursos económicos destinados para la salud?; Sin descartar del todo ésta última pregunta y para entender mejor las dimensiones del conflicto en cuanto a la partida presupuestal, se debe hacer notar, que en general, existen 7 insuficientes recursos materiales, humanos, técnicos y financieros que permitan brindar una excelente calidad para los usuarios de los servicios de salud en cualquier especialidad o área; muestra de ello son las cifras que dio a conocer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) en el 2005 en las que se evidenciaron distintos déficits en la atención entre ellos un decremento del 2.4% en el esquema completo de vacunación para menores de un año, cobertura promedio nacional menor al 25% en la detección de cáncer, un incremento del 40% anual de número de casos confirmados de VIH/SIDA los cuáles se duplicaron entre 2003 y 2004. Las necesidades son muchas, y hay un inmenso listado, es por tal razón que se pide no solo aumento presupuestal en las áreas de salud mental sino en cualquier otra área de éste ámbito; quizá si nuestros gobernantes se dejaran de andar haciendo gastos extras para el sistema electoral como la consulta pública realizada con motivo de la reforma energética alcanzaría un poco más; y si se lograra que la distribución monetaria fuera menor durante periodos electorales en los que se gastan varios millones de pesos, quizá existirían los recursos suficientes para los campos de salud y en especial para la higiene mental; luego entonces no se le pide nada aun país que nada pueda dar; pero un país que siendo rico, como lo es México, desperdicia los recursos monetarios en “chismes y lloriqueos políticos” (diferencias de opinión en cuanto al desarrollo del país); si se le puede exigir reformas que permitan un aumento de capital para lograr optimizar los recursos en materia de salud mental, pero… ¿Cuánto es lo que se pide y con fundamento en que? ¿Es solamente pedir por pedir? Aparte de los elementos que ya han sido objeto de análisis en párrafos anteriores, en los que se vislumbra la necesidad de reformar el sistema y generar aumentos para gastos necesarios; la OCDE en el 2005, también señala expresamente que en el ámbito de la salud mental, en México, la población a lo largo de su vida es victima de algún trastorno mental, 4 millones de adultos presentan depresión, medio millón padece esquizofrenia, 1 millón de personas tiene epilepsia, el 10% de los adultos mayores manifiesta algún tipo de demencia, De continuar esta tendencia en los próximos 10 años el incremento de la demanda de servicios de salud constituirá uno de los principales problemas de salud pública. Es por esto que urge que se reforme el 1.25% que actualmente se recibe del presupuesto destinado para salud, y se incremente al 10% del presupuesto de salud tal como lo señala la Organización Mundial de la Salud (OMS) Se debe dar solución a todos estos indicadores de insuficiencia en materia de salud mental, debido a la multidimensionalidad del tema las distintas formas en que este afecta tanto de manera económica como social, familiar, emocional y personal. Para darnos solo una idea de por qué ahora es más importante que nunca brindar especial atención a la salud mental en México, se puede decir según datos expresados por la OMS en el 2001 que de las 10 enfermedades más incapacitantes en el 8 mundo, 4 de ellas son mentales; Entre las cuáles se encuentran la Esquizofrenia, la depresión, el trastorno obsesivo compulsivo y el alcoholismo. Si logramos la totalidad o un incremento considerable en el presupuesto destinado para salud mental, estos trastornos podrían ser atendidos en forma inmediata, lo cuál implicaría como consecuencias favorables en primer instancias prever el problema de salud que ha señalado la OMS en el 2001 en el que estima que para 2020 la depresión será la segunda causa de discapacidad a nivel mundial; de tal forma que si se considera el grado de disfuncionalidad que puede ocasionar esta enfermedad, hablamos no solo de un severo problema de salud pública, sino también de cuantiosas pérdidas monetarias generadas por ausencias laborales que a su ves pueden generar altas tasas de desempleo; ya que como es sabido repercute en las distintas esferas de la vida del sujeto, como es en este caso concreto, la pérdida de la atención y concentración, pérdida de la confianza en sí mismo y sentimientos de inferioridad, ideas de culpa y de ser inútil, una perspectiva sombría del futuro, pensamientos y actos suicidas o de autoagresiones, trastornos del sueño y pérdida del apetito (Según el CIE-10; F32, de los episodios depresivos) esta sintomatología sin embargo no solo afecta al enfermo; sino también a sus familiares quienes viven el acompañamiento y ven desvanecer el estado de animo del sujeto y para el mismo enfermo, por poner un ejemplo, para quienes son jefes de familia, debe ser fuertemente desgastante ver su hogar dividido, con motivo de su padecimiento que muchas veces no llega a ser comprendido como tal. Problemáticas existen muchas, casos para ejemplificarlas aun más, incluso muchas de las acciones que se han tomado han sido en búsqueda de las mejoras en salud mental, sin embargo no son suficientes, pues se muestra un incremento en los porcentajes de enfermos que cada ves aumenta en lugar de disminuir; es por ello que a continuación se presentan algunos elementos con el objetivo de contribuir a la reedificación de las acciones en materia de salud mental: En primer instancia se deben tener presentes las 10 propuestas realizadas por la OMS en el año 2003; estas son las siguientes: 1.- proporcionar tratamiento en los servicios de atención primaria, 2.- Hacer accesibles los psicofármacos ya que como bien se ha mencionado es una pena que enfermos que podrían llegar a tener una calidad de vida igualitaria a la de cualquier otro ser humano, tengan que suspender sus tratamientos por falta de recursos económicos, por no encontrarlos en las instituciones de salud o por vivir en zonas rurales alejadas de las ciudades y no contar con recursos para trasladarse. 3.- Proporcionar atención comunitaria, existen zonas en las que debido a su carácter de dificil acceso quedan sin recibir atención psicológica; cuando es sabido que es en estos sectores de la población que existen aun un conjunto de conductas como la violencia verbal, física, sexual y familiar, que se evidencian factores como el rechazo y la negligencia; zonas en las que una 9 violación se calla por temor a represalias, en las que las autoridades dan manejo inadecuado a la información que debiera ser de carácter confidencial, sin importar las repercusiones psíquicas que éstos actos basados en la represión emocional puedan acarrear con el transcurso del tiempo y el deterioro que causan en la higiene mental, sectores en los que los ya marginados enfermos a causa de su padecimiento son aun mas marginados también por la ubicación geográfica en la que residen. 4.- Promover la educación sanitaria, que se pueda lograr a través de programas de las distintas secretarías e instituciones de salud, que si bien hasta ahora han desempeñado buenas campañas, hace falta profundizar desde un enfoque psicológico en los trasfondos que encierran estas comunidades para que pueda existir una mejor calidad de vida. 5.- Involucrar a la familia, a las comunidades y a los usuarios, logrando así un alto grado de acción participativa y siguiendo el principio bajo el cuál las “las personas afectadas deben ser parte de la solución de los mismos”, por lo tanto, quienes realizan una intervención en determinada comunidad, deben lograr que los miembros de dicha zona también tomen parte activa durante el proceso de evaluar, diseñar, aplicar y verificar los planes y programas de desarrollo propios para la misma población. 6.- Establecer políticas, programas y legislaciones a escala nacional, que permitan oportunidades iguales para todos, ya sea por medio de la participación política institucional, instituyente, formal e Informal, asociativa, democrática o comunitaria, desafortunadamente cuando los políticos hablan en campañas prometen bastantes apoyos en materia de salud, pero muchos de ellos no saben si quiera cuales son las necesidades básicas, con menor razón comprenderán las necesidades en salud metal, se debe ser más específicos y entender que salud… no solo incluye elementos físicos sino también componentes psicológicos y que son tan importante uno como el otro; Establecer programas verdaderamente fundamentados, por investigadores que hayan asistido a las zonas en que se debe trabajar, para conocer las diversas necesidades y errores comunes en los que se incurre, no planes desde una oficina con aire acondicionado pensando que más le pongo a este programa o de donde “me lo pirateo”(lo plagio) lo cuál es común y una posible causa del insuficiente funcionamiento de estos bosquejos. En el caso de las legislaciones nacionales se deben considerar dos factores en materia de salud mental por un lado es el campo jurídico en el que mayor cantidad de “lagunas” (deficiencias) existe sin embargo parece no importar al poder legislativo que desde hace bastante tiempo no regula de manera estricta las problemáticas aquí presentadas. 7.- Desarrollo de los recursos humanos, factor que tendría como resultado la participación de los sectores de la población como miembros voluntarios que puedan ayudar, asistir y atender a enfermos que por su condición física o mental no puedan acudir a centros de tratamiento, sin embargo si se capacita a miembros de la misma comunidad, si se les instruye en los cuidados y atención que deben brindar, si se les motiva en forma correcta y su trabajo se ve recompensado y 10 reconocido; he ahí una de las grandes soluciones a la problemática existente en algunas zonas en las que quizá en los casos clínicos que requieran del manejo de fármacos no los puede administrar el comité voluntariado; sin embargo si el psiquiatra como parte de un programa instruye a los voluntarios o quizá a un psicólogo(debido a que es más común que ellos tengan acceso) ellos pueden dar el seguimiento que permita elevar la calidad de vida del paciente, administrar el medicamento y mantener informado al psiquiatra respecto al estado de salud en que se encuentra el paciente. Desafortunadamente, es tal la demanda en las zonas urbanas, que los psiquiatras (en la mayoría de los casos) solo viven en grandes ciudades y son pocos los que se acercan a la demografía rural; dejando así a estos sectores de la población sin atención alguna y dando continuidad al deterioro psíquico. 8.- Establecer vínculos con otros sectores, existen innumerables centros o instituciones que pueden contribuir para mejorar la salud mental; es cuestión de planificar a nivel nacional una serie de estrategias que permitan un rápido ataque y movilización que una ves marcada la pauta, de continuidad en este sentido; entre las principales instancias a las que se puede apelar, como es bien sabido se encuentran las dependencias gubernamentales desde diversas secretarías, las instituciones de salud (centros de salud, IMSS, ISSSTE, Seguro popular, Cruz roja, etc.) las cuáles se encuentra ya expandidas a lo largo de todo el país y si hacemos caso al punto siete en cuanto al desarrollo y capacitación de los recursos humanos mediante la estructuración de grupos de voluntariado se puede simplemente con esto marcar un alto e iniciar a contrarrestar los altos índices de deterioro de la higiene mental en México; sin embargo si buscamos calidad de vida esto no es suficiente, hacen falta más acciones y si hablamos de un grupo deseoso de ayudar a la comunidad, poner en práctica sus conocimientos y de aprender a través de nuevas experiencias, entonces están los grupos de estudiantes de las licenciaturas afines o relacionadas con la salud mental a través de las distintas facultades y champús universitarios de todo el país con lo que se reitera una cobertura nacional a través de jóvenes que cursan las carreras de trabajo social, psicología, químico fármaco biólogo, enfermería, medicina, entre otras; alumnos que además de su servicio social universitario obligatorio, si se les incentiva, pueden convertirse en un excelente apoyo para cambiar la situación actual y la calidad de vida de las personas en cualquier parte del país, logrando a la par egresados universitarios con experiencia, mayor certeza de sus conocimientos, mejores grados de competitividad en educación para las áreas de la salud a nivel internacional y una excelente profesionalización de sus servicios al concluir sus estudios universitarios e integrarse al mercado de trabajo. 9.- Evaluar la salud mental comunitaria, de tal forma que los problemas sean analizados en forma analítica discriminando los factores que influyen positiva o negativamente sobre los pobladores, las necesidades, los transfondos socioculturales y cualquier elemento que permita 11 obtener información necesaria para formular el diagnóstico de salud mental, pero previo a aventurarnos en esto de hacer un diagnóstico partamos de un razonamiento lógico: Si la salud es considerada por la mayoría de los autores como “un equilibrio armónico entre la dimensión física, mental y social, no solo como la ausencia de psicopatología” y si según los datos supraseñalados no se ha podido erradicar o cuando menos profesionalizar los servicios relacionados con la atención psicopática, ¿Se puede hablar de un equilibrio armónico?, y luego entonces ¿se puede hablar de salud? Partiendo de este razonamiento por demás innecesario, se puede entender que ha la comunidad que se analice se deberán detectar minuciosamente las necesidades; ahora bien el siguiente esquema muestra brevemente los pasos que debe contener el diagnóstico de salud: Recolección de Datos procesamiento Elaboración y análisis presentación de de la información componentes Se deben tener en cuenta además los componentes estructurales y demográficos, nivel socioeconómico, cultural, factores ambientales, epidemiológicos, y la forma de organización de la salud y finalmente: 10.- Destinar mayor apoyo a la investigación, para que a través de este medio se puedan crear nuevos y métodos de intervención, desarrollar nuevos modelos terapéuticos e indagar en la raíz etiológica de las enfermedades en que aun se desconoce que en mat4eria de salud mental son varias, por lo que no se debe dejar de lado este último punto del modelo que presenta la OMS y que he procurado complementar con elementos que permitan establecer planes de acción para mejorar los servicios que actualmente se ofrecen y que desde luego pueden ser mejores. ¿Y que se pude hacer si están “locos”? ¿Acaso no está ya dado todo el desarrollo en las clínicas psiquiátricas? Esto es lo que continúa y por lo que se debe otorgar el presupuesto del 10%: en primer instancia desechar el modelo asilar que ya es arcaico en el que los pacientes se quedaban internados de por vida, olvidados de su familia, en condiciones antihigiénicas, durmiendo en el suelo, amarraos largas horas, en ocasiones desnudos, mal comidos, aislados en celdas minúsculas… Es esto lo que se ha logrado bajo dos esferas; por un lado un modelo arcaico de tratamiento (modelo asilar) que ha sido ya desechado de países como Italia, Brasil, Chile, Argentina y España; y por otro lado la mínima cantidad de presupuesto otorgada a la salud mental. Pero si el modelo asilar ya no se usa, ¿Entonces que se debe hacer? Utilizar un modelo que permita mejorar las condiciones de vida, que brinde a los enfermos el acceso a tratamientos, que le promueva la reinserción social; garantizando así el libre ejercicio de sus derechos y la estancia cercana a sus familiares, lo cuál ayuda a agilizar su tratamiento y con ello generar menos gastos en 12 hospitales de larga estancia, creando en su lugar, como lo señala Virginia Gonzáles Torres, precursora del modelo Hidalgo “casas de medio camino” que cumplan con tres objetivos principales: prevención de trastornos psicóticos, hospitalización digna de corto plazo y reintegración familiar; todo ello dentro de un programa comunitario. No se trata de echarse la culpa, Sino de reconocerla, de aceptarla Y emprender planes que permitan modificar Los errores en que se haya incurrido; Las culpas… no traerán la solución, Pero si nos obstruyen verla. BIBLIOGRAFÍA: (1) Morris, Charles G., Maisto, Alberto A. Introducción a la psicología, pearson educación, México, 2005. 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