Alejandro Casona y Luis Bagaría unidos por "La Sirena Varada"

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Alejandro Casona y Luis Bagaría unidos por "La Sirena Varada"
Escrito por Alfonso López Alfonso
El 23 de marzo de 1934 Alejandro Casona cumplía treinta y un años. Para algunos todavía
seguía siendo Alejandro Rodríguez Álvarez, pero empezaba a estar claro que aquel joven
nacido en Besullo (Cangas del Narcea, Asturias) sería muy pronto y para todos uno de los
autores llamados a revolucionar el teatro español de su tiempo. Hijo de maestros, maestro él
mismo, había hecho sus pinitos como poeta, había traducido algunos libros del francés y se
encontraba a gusto en las tertulias literarias de Madrid. Un par de años atrás le habían
concedido el Premio Nacional de Literatura por Flor de leyendas -adaptación de clásicos
universales para jóvenes lectores- y para entonces ya era el director del Teatro del Pueblo de
las Misiones Pedagógicas, que, como él mismo diría años después, eran “una farándula
ambulante, sobria de decorados y ropajes, saludable de aire libre, primitiva y jovial de
repertorio”.
Y añadiría en la “Nota preliminar” a su Retablo jovial: “Si alguna obra bella puedo
enorgullecerme de haber hecho en mi vida, fue aquella; si algo serio he aprendido sobre pueblo
y teatro, fue allí donde lo aprendí. Trescientas actuaciones al frente de un cuadro estudiantil y
ante públicos de sabiduría, emoción y lenguaje primitivos son una educadora experiencia”. Los
que contaban con experiencia y visión de futuro, como el fundador de las Misiones
Pedagógicas Manuel Bartolomé Cossío, los que sabían, tenían claro que la España que estaba
naciendo con la II República debía tener gente como Alejandro Casona para llevar la batuta,
pero lo cierto es que por aquellas fechas en que cumplía treinta y un años Casona todavía no
había hecho prácticamente nada en teatro y para el gran público era un desconocido. Hasta
entonces el único estreno que tenía en su haber era la más bien fallida adaptación de
El crimen de Lord Arturo
, puesta en escena en Zaragoza en 1929. Sin embargo, antes de ganar el Premio Lope de
Vega del Ayuntamiento de Madrid por
La sirena varada
en diciembre de 1933, la gente del medio ya sabía algo de este joven prometedor. De hecho,
Margarita Xirgu, que sería la encargada de estrenar la obra en el teatro Español en marzo de
1934, ya tenía noticias del joven autor y de la obra desde tres o cuatro años atrás, pues
después de escribirla en el Valle de Arán, donde estuvo destinado como maestro desde 1928,
Casona se la había enviado al empresario teatral Adriá Gual y éste se la había puesto en las
manos a la Xirgu.
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Escrito por Alfonso López Alfonso
El Tous pa Tous ofrece ahora una entrevista publicada en el diario Luz , de Madrid, aquel 23
de marzo de 1934
en
que Alejandro Casona cumplía 31 años. El periódico fue uno de los que junto con
El Sol
y
La Voz
formó lo que se conoció como el
trust
azañista, orquestado por el empresario catalán Luis Miquel y el abogado y escritor mexicano
Martín Luis Guzmán y nacido de las migajas que había dejado el desplome del grupo de
El Sol
, ideado en su momento por José María Urgoiti y José Ortega y Gasset. Para dar una idea del
éxito que tuvo esta operación, basada, como todo lo que atañe al bienio progresista, en un
elevado idealismo que se reveló poco operante, baste decir que
Luz
, aparecido por primera vez en enero de 1931, fue un periódico que duró menos de cuatro
años, concretamente hasta el 7 de septiembre de 1934. Por su dirección pasó muy brevemente
Félix Lorenzo y, desde septiembre de 1931, el periodista y escritor Luis Bello, muy vinculado a
Manuel Azaña.
La entrevista se la hacían a Casona por el éxito que La sirena varada estaba manteniendo en
el Teatro Español y tiene gran interés fundamentalmente por dos razones: la primera es que
Mariano Esquivel, el periodista que entrevista al dramaturgo, deja que éste explique al público
quién es y de dónde viene; y la segunda porque está ilustrada con una caricatura del gran
dibujante Luis Bagaría (Barcelona, 1882 – La Habana, 1940), republicano por los cuatro
costados que con sus retratos supo captar el alma más que el cuerpo de todos los políticos,
escritores y artistas de su tiempo. Fue todo un personaje, definido con mucha sorna por el
crítico Juan de la Encina: “Es varón de rara ignorancia; pero de una intuición, de una
perspicacia y una vista que maravillan. Él, como saber, lo que se llama saber, no sabe gran
cosa, y, sin embargo, lo sabe todo. Ya podéis echarle doctores sapientísimos. Conversará con
ellos con el mismo aplomo y agudeza sobre todo lo humano y lo divino como si él fuera más
sapientísimo doctor que todos ellos. Hay quien sospecha que Bagaría no ha cursado siquiera
las primeras letras. Esto es algo exagerado. Porque si bien es cierto que no ha cursado
siquiera las primeras letras castellanas, también es rigurosamente verdad que en letras
catalanas, o extranjeras traducidas al catalán, él ha debido, a no dudarlo, hacer algunos
estudios, pues muy a menudo se le ve citar autores de tanta monta como Sófocles, Ibsen,
Joan Maragall y hasta el Dr. Turró…” Feliz coincidencia esta que hizo converger en un
periódico republicano a dos intelectuales convencidos de la bondad del nuevo régimen político
que había venido a sustituir a la caduca monarquía. No fue esta la primera vez que Casona
apareció en
Luz con
motivo de
La sirena varada
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Escrito por Alfonso López Alfonso
: el 12 de diciembre de 1933 se le hacía una entrevista en el mismo periódico con motivo de la
concesión del Premio Lope de Vega; y pocos días antes de que se publicara la que nos ocupa
ahora, el 19 de marzo de 1934, el crítico Juan Chabás había hecho la reseña del estreno de la
obra. No era, por tanto, la primera vez que se hablaba de Casona y su sirena en
Luz
, pero la entrevista es rara y valiosa y en ella podemos leer las palabras del joven Casona
haciéndonos un favor a todos los cangueses al exagerar un poco su permanencia en el
concejo. “He pasado mi niñez hasta los 15 años en Cangas del Narcea”, le dice al periodista,
cuando lo cierto es que únicamente estuvo en Besullo hasta los cinco años. Luego vendrían
Villaviciosa y Gijón, y antes de Murcia todavía Palencia. No es que en la entrevista se diga
nada que no sepamos de Casona, pero esta página une a dos figuras muy relevantes dentro
de la intelectualidad de la II República, como se sabe la nómina de intelectuales con mayor
proyección y mejor producción de todo el siglo XX español. Aquí están, para que podamos leer
las palabras de uno y ver el trabajo del otro, Casona y Bagaría, Bagaría y Casona, cuando
todavía no podían sospechar ni de lejos que a la vuelta de poco más de dos años la Guerra
Civil vendría a hacerlos coincidir en una experiencia en la que los acompañarían miles de
españoles: el exilio.
02 - LUZ, marzo 1934: Entrevista a Alejandro Casona
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