DAMA DE DOS REALIDADES Betzaida Martínez 1004 Siempre nos veremos inmersos en tantas situaciones que nos hacen dudar de la realidad en que ahora hacemos parte, buscar un escape a esa realidad obscura y reemplazarla por tanta alegría pero luego darnos cuenta que no hay salida, te invito a que leas ésta breve historia de la reacción de una persona que no lo soporta, una persona como cualquiera. Una tarde cualquiera encontró la dama de metro con cincuenta y cinco, ojos color miel y boca pequeña, el fin de sus travesías y tormentos que terminaría con su agonía, al mismo tiempo sería el cese de su dolor y retornaría su imagen tan anhelada, la cual recelaba. -Tengo tanto frío-…Veía a través de la ventana, el despedir del ocaso, veía mi mente desplomarse en los visos de la puerta. Calculaba fríamente mi alrededor…-¡Maldita sea!, ¿qué estoy haciendo?, no sé ni que escribo. Está bien, vamos de nuevo-… -Tengo frío, alrededor de mis piernas un nudo blanco ata mis sueños y mi remordimiento se apaga al instante en que mi mente se desploma a través de los visos de la ventana…-¡Carajo! No sé qué me pasa el día de hoy-…Mejor, prosigo a casa. A las 18:00 horas, tomó sus apuntes, bajó del autobús, sentía cómo en su frente aparecían las muertas letras de su Revista virtual @cción y s@ber escritura, sus sueños desintegraban raíces en el suelo, mientras tanto en su mente desplomaba las esperanzas de conseguir algo que la llenara. Las lucecillas y miles de píxeles que desconectaban por completo la mente de los personajes, la hacían solitaria. Pobre…Estaba tan cansada. Su vida no era más que un concepto, o quizás un blog de críticas donde las personas encontraban un espacio para resaltar todo mal absoluto que le acompañaba. Pasaban minutos, quizá horas; cuando recordó en el camino aquél resentimiento e ira que le causó la dama de metro con cincuenta y cinco, cabello ondulado negro, ojos miel tan llenos de luz y su rosada boca pequeña, repleta de conocimiento y esperanza de vida, que traía en su vientre ocho meses de amor y esfuerzo, sintió envidia por un momento, su vida está embargada de ocupaciones y distracciones, tanto estrés, cansancio, depresión y mal humor…Pobre mujer de metro con cincuenta y cinco, cabello ondulado negro, ojos miel tan opacos y entristecidos, boca pequeña y desgastada, repleta de preguntas sin contestar. Gastaba las horas y transcurría el día en su recámara, escribiendo cosas tontas, anhelando que los años pasaran y pudiera ser grande. Sus sueños destruidos, sin excluir todas esas lágrimas que llevaba guardando durante años, dolía verla tan Volumen 2. 61 Años. Colegio I.E.D. Andrés Bello. apagada, llena de ojos observadores, una mirada tan seca y tan fría que sólo hallaba libertad cuando escapaba y regresaba a una realidad menos obscura, una realidad efímera pero especial, refugiada en los ojos marrón de aquél hombre metro con ochenta y dos, cabello ondulado, dulce nariz y tiernos labios. Aunque era lógico saber que no era suficiente, los lapsos de tiempo de aquél escape eran pocos minutos a fin de cuentas, después de tan poco, sentía de nuevo ese vacío tan grande en su vientre, en su pecho, y sus manos brotaban la sangre y el dolor que se cansaba de ocultar. Tenía que deshacerse de ello o quizá, acabar con todo. El montón de metas decaían a lo largo de los años. Su vida se veía resumida y corta, patética. Se acaban sus energías de proseguir con sus sueños, se vio lastimada por sus propios comentarios y traicionada por su propio pensamiento. Un millar de bocas rodeaban en las imágenes oníricas que invadían sus noches. Los tormentos y comentarios torturaban cada vez más su ser, nadie creía en ella, y ella apática y opaca, veía que ya no era nadie. Vestía como quería, le observaban en la calle los ojos morbosos y bocas chismosas que hacían empatía en su imagen; pero ella sólo pasaba con una mirada fría y cansada, causando una sensación extraña pero tan triste que transmitía con solo mirarla a sus ojos. Recuerdo que detestaba ver a las madres, le causaba mucho dolor, aunque no tuviese culpa de nada, le dolía todo, era tan susceptible y tan seca, tan fría que podía dudarse de sus sentimientos y afecto hacia los demás, no es fácil Revista virtual @cción y s@ber entender realmente qué era lo que deseaba, la única forma de ver su imagen tierna era cada vez que escapaba con el hombre que la hacía tan feliz. No pensaba en más situaciones que en escapar de una realidad a otra, su mente estaba llena de garabatos y figuras asimétricas sin contar los miles de monstruos que la aterrorizaban. A diario, sentía desplomarse en el suelo a lo largo del día, quería gritar, pero no podía, eso no era tal vez la mejor idea. En el escape de una realidad a otra, el hombre que la hacía escapar de su maldita realidad absurda pero permanente, obscura pero tan latente, desgraciadamente ya no sentía amor por aquella mujer que notaba tan triste y apagada, cansado y sin entender qué pasaba con su dama, tomó sus cosas y se fue a una realidad que estaba afuera de ella. Destrozada, tomó un cuchillo, y lo clavó a su vientre repetidas veces. Escapaba de las realidades que tanto le absorbían… Y así, llegó a darse cuenta que su dolor cesaba y comenzaba a deshacerse de tanto alboroto que la rodeaba, descansaba en paz y con una que otra culpa, pero descansaba rodeada de sueños y ahora en su cualquier realidad metafísica, aquella dama de metro con cincuenta y cinco, cabello ondulado negro, ojos miel tan llenos de luz y su rosada boca pequeña, repleta de conocimiento y esperanza de vida, que traía en su vientre ocho meses de amor y esfuerzo…la que tanto anhelaba. Nosotros, los seres humanos siempre estaremos inmersos en situaciones que cambiaran nuestra visión de la realidad. Volumen 2. 61 Años. Colegio I.E.D. Andrés Bello.