14-17 TD54_Maquetación 1 02/09/13 15:20 Página 14 CLÁSICOS GANADEROS EN LAS VENTAS Un toro de pitones aparatosos y finas hechuras, muy en el tipo conde de la Corte-Atanasio-Lisardo, que, junto con su proverbial clase, conserva fielmente la familia Fraile. Los lisardos de la familia Fraile: clase y seriedad El apellido Fraile es la máxima referencia actual de una de las ramas fundamentales que surgieron del bravísimo tronco del conde de la Corte, cual es la de Atanasio Fernández-Lisardo Sánchez. Contando con varios antecedentes como ganaderos de bravo, esta familia salmantina formó allá por los años 50 la vacada del Puerto de San Lorenzo, cuyo lanzamiento a la fama no llegaría hasta los 80 sobre todo gracias a sus éxitos en Madrid, luego corroborados en otras muchas plazas. A comienzos de los 90 la ganadería se repartió, quedando los núcleos principales en el hierro original y en el de Valdefresno. Durante los últimos años estos toros han evidenciado un excelente nivel de calidad, pero algunas figuras ya no los piden, más por su obsesivo empecinamiento a favor de unas pocas divisas de la sangre de moda, que por una causa fundamentada. Ello no es óbice para que los lisardos de los Fraile mantengan intacto su prestigio en las principales ferias. La plaza de Las Ventas es testigo privilegiado de ello, y aquí se las reconoce sin duda alguna entre las ganaderías más importantes de su historia reciente. Texto: Joaquín López del Ramo Fotografías: Sánchez Vigil, Manuel Durán y Joaquín López del Ramo 14 D on Lisardo Sánchez fue un personaje excepcional, inteligentísimo hombre de campo y ganadero en toda la extensión de la palabra, que en el año 1948 compró un importante lote de reses de Atanasio Fernández, aumentado en 1955 y 1957 con vacas y sementales murubeños de Bohórquez y Urquijo. Los lisardos, como pronto se les conoció en el ambiente taurino, se asentaron en las extraordinarias dehesas de Badajoz y Salamanca que poseía su dueño, como “Bótoa”, “Cubillo” o “Esteban Isidro”, y entre las décadas 14-17 TD54_Maquetación 1 02/09/13 15:20 Página 15 de los 50 y los 70 cosecharon numerosos éxitos. Su principal virtud era la gran clase en la embestida, con esa forma de humillar y desplazarse de largo “planeando” tan característica de lo mejor de Tamarón y el conde de la Corte, que siempre fue la rama predominante. Como típicos condesos, los toros de don Lisardo también se distinguieron por sus pitones corniveletos, e incluso aparatosos. Seriedad de cara, bajas y finas hechuras, junto con los habituales pelos negros, girones, salpicados y algunos colorados, eran los atributos externos clásicos de estos animales. Las reses procedentes de Murube se llevaban por separado, e incluso eran herradas de distinta forma, distinguiéndose respecto de las otras por su morfología más corpulenta y astas cortas y recogidas. No obstante, como en casi todas las vacadas con varias sangres, también en ésta había una parte cruzada, que mostraba rasgos híbridos de murubes y condesos. Un detalle poco conocido es que en los años sesenta se incorporaron dos sementales de Juan Pedro Domecq, llamados Hotelero y Jilguerito. Estos toros sólo ligaron bien con unas pocas vacas de ciertas reatas, de las cuales quedaron varias líneas para la posteridad. LA FORJA DEL PUERTO Tras el fallecimiento de don Lisardo en 1969, la ganadería pasó a su nieto de igual nombre, que la vendió en el año 1983 debido a la enorme mengua del patrimonio familiar. Algunos años antes, la mitad de ella fue adquirida por Santiago Martín El Viti, y el resto fue a parar a otros criadores, entre ellos los dueños del hierro del Puerto de San Lorenzo, que se formó en el año 1956 por iniciativa de Juan Luis Fraile Valle y sus hijos Lorenzo, Nicolás, Moisés y Juan Luis Fraile Martín. Los primeros animales que lo integraron descendían de un lote de vacas y tres machos de Arturo Sánchez, procedentes de un cruce entre Trespalacios y un semental del portugués Infante da Cámara, éste de pura sangre Tamarón. En 1962, los Fraile compraron medio centenar de hembras y tres toros de simiente al propio Infante da Cámara y vendieron lo de Arturo Sánchez. Este ganado era bravo y bueno, con un punto de temperamento, y en él abundaba el pelo salpicado. En 1976 se hicieron por fin con una partida de 55 vacas y cuatro machos de origen condeso adquiridos al nieto de don Lisardo Sánchez, y sustituyeron los sementales de Infante da Cámara pero manteniendo el núcleo básico de hembras de este origen, pues dado el estrechísimo parentesco genealógico entre ambas ganaderías se trató más de refrescamiento que de cruce. Los Fraile volvieron a inyectar sangre en 1982, al comprarle a Arturo Gallego 30 vacas del El primer toro del Puerto de San Lorenzo lidiado en Madrid fue este salpicado de sangre Infante-Lisardo llamado Cestero, que se jugó el 13 de septiembre de 1981 en la despedida de Dámaso Gómez. hierro de Atanasio Fernández, incrementadas en 1987 y 1988 con un nuevo lote de eralas, añojas y vacas viejas de los propios herederos de don Atanasio, quienes además les prestaron sementales. Con el tiempo, y por absorción, parece que acabó dominando lo de Lisardo, aunque algunos ejemplares algo más alto y con menos cara recuerden más a los atanasios. ASIDUOS EN MADRID Después de lidiar durante bastantes años en diversas plazas, los ganaderos del Puerto de San Lorenzo se presentaron por fin en Las Ventas el 13 de septiembre de 1981 con cuatro toros que remendaron a la corrida titular de Manolo Sanromán. Fue la tarde de despedida de Dámaso Gómez, quien por su amistad con la familia y su conocimiento de la ganadería aconsejó traerlos, y a partir de entonces se harían fijos en Madrid. El primer toro que lidiaron se llamó Cestero, que lucía el clásico pelo salpicado, les hechuras descolgadas y pitones veletos y astiblancos característicos de su sangre. Volvieron los del Puerto el 25 de abril de 1982 con una corrida seria y manejable en la que destacó el segundo, de nombre Cartujano, que le tocó a El Melenas. Más repercusión e importancia tuvo el festejo del 10 de julio de 1983, sobre todo gracias al excelente toro Cigarrero (nombre muy de Lisardo), al que Julio Robles cortó las dos orejas. Durante las siguientes temporadas los resultados obtenidos en nuestra plaza fueron algo irregulares, pero aún así recordamos varios ejemplares francamente buenos, como Molinero, lidiado el 16 de junio de 1985 por Luis Reina, el hermoso y magnífico burraco Buscapases, al que Ruiz Miguel cortó una oreja el 17 de mayo de 1987, dentro de una corrida que fue premiada como la mejor de San Isidro, o el nobilísimo Cudusillo, estoqueado por Tomás Campuzano el 4 de junio de 1989. Fuera de Madrid los morlacos del Puerto de San Lorenzo también ganaron prestigio de forma gradual a lo largo de esta década y primeros años de la siguiente, sobre todo gracias a sus triunfos en las ferias de Salamanca, Soria, Valladolid o Bayona. Las primeras temporadas de los 90 marcaron una continuidad en la trayectoria de la ganadería, cuyo toro Carretilla, lidiado por El Fundi el 18 de mayo de 1990 y distinguido por el 15 14-17 TD54_Maquetación 1 02/09/13 15:20 Página 16 CLÁSICOS GANADEROS EN LAS VENTAS son animales aún marcados con el hierro del Puerto. Precisamente a este hato pertenecen dos excelentes toros que salen el 16 de mayo en la feria de San Isidro: Buscapleitos y Galletero, a los que les cortan un apéndice respectivamente Curro Vázquez y Javier Vázquez. Este último torero sería también el encargado de estoquear a Campanico, un burraco que fue el más sobresaliente de los ejemplares lidiados por El Puerto en Madrid el año 1995. Desplante de José Tomás frente a Playero, excelente ejemplar del Puerto de San Lorenzo al que cortó una oreja el 26 de mayo de 1999 en la feria de San Isidro. Ayuntamiento como el más bravo de San Isidro. En esa misma feria se lidió otro astado notable, Pitilloso, que salió como sobrero el 14 de mayo, al que Espartaco le hizó una gran faena premiada con una oreja en una de esas típicas tardes de polémica preconcebida. Un toro de gran clase y de la misma reata que el anterior fue Pitillón, lidiado en la feria de Otoño de 1991 por Emilio Oliva, y la misma tónica de juego noble con calidad mostró la novillada del 30 de septiembre del año siguiente. DIVISIÓN Y C ONSAGRACIÓN A partir de 1986, la ganadería del Puerto fue codirigida por Nicolas y Lorenzo Fraile, mientras que sus hermanos Juan Luis y Moisés se llevaron sus respectivas partes, que actualmente mantienen por separado de otras sangres en los hierros de María Gascón y Moisés Fraile. En diciembre 1992 se da un paso más en la partición al extinguirse la copropiedad antes citada, y Nicolás Fraile se independiza con su correspondiente mitad de reses que adscribe al nuevo hierro de Valdefresno, quedando Lorenzo como único titular del original. En suma, a partir de entonces se configuran dos ganaderías separadas, en cuya gestión participa ya la siguiente generación de la familia. Más tarde se crearon los hierros de Fraile Mazas, hermano de Valdefresno, y La Ventana del Puerto, en casa de Lorenzo Fraile, éste último recientemente encastado en Domecq. De vuelta a Madrid, la temporada de 1993 marca un decisivo punto de infle- 16 xión al alza, pues los Fraile lidian aquel año nada menos que ocho ejemplares soberbios en diferentes corridas. Tres de ellos, Langosto, Pompito y Campechano, se juegan el 14 de mayo y les caen en suerte el primero a Jesulín de Ubrique y los otros a Mariano Jiménez. El 20 de mayo se lidia Cubito, el 21 Cardenal, al que Espartaco corta una oreja, lo mismo que logra Ponce con Bailaor tres días después. El 6 de junio le toca el buen Embajador a Curro Vázquez y, finalmente, el 1 de octubre César Rincón pasea otra oreja de Mariposito en la feria de Otoño. Todo un récord. En 1994 se anuncian las primeras corridas a nombre de Valdefresno, si bien Otro año importante es 1996, que se inicia para los ganaderos del Puerto en Las Ventas con la novillada del 28 de abril. En San Isidro se lidia una corrida de Valdefresno y otra del hierro matriz, la primera el 27 de mayo, de la que quedan en el recuerdo dos toros, uno por su calidad, Cubilón, que le toca a Ortega Cano, y otro, manso, huido y aparatoso, de nombre Lironcito, con el que Enrique Ponce se la juega en un trasteo memorable. Más completo es el lote del Puerto corrido al día siguiente, en el que salen tres toros buenos y uno sensacional, Campesino, al que Víctor Puerto cortaría las dos orejas. También es magnífica la novillada que envía Lorenzo Fraile el 29 de mayo de 1997, así como cuatro ejemplares corridos en la temporada 1998: Gañanito y Dudosito, al que corta una oreja el 18 de mayo Eugenio de Mora, y otros dos del mismo nombre, Malaguito, que estoquea Juan Mora el 3 de octubre. La divisa del Puerto reafirma su gran momento en Madrid el año 1999 gracias a un encierro bravo y con clase en el que El toro Buscatriunfos, de Valdefresno, embistiendo con codicia y clase a la muleta de Uceda Leal en la corrida celebrada en Madrid el 20 de mayo de 2005. 14-17 TD54_Maquetación 1 02/09/13 15:20 Página 17 Instantánea de la faena de David Mora al toro Cartuchero, del hierro de hermanos Fraile Mazas, lidiado el 6 de octubre de 2012. destaca el toro Playero, al que José Tomás corta una oreja, además de una novillada con las mismas virtudes que se lidia el 3 de junio, y de Valdefresno salta otro excelente, Leñador, que torea Finito de Córdoba. EN LA ÉLITE A partir del año 2000, la relación de toros y novillos extraordinarios de origen Atanasio-Lisardo lidiados por los hermanos Fraile con sus diferentes hierros (y solo considerando la plaza de Madrid) se hace extensísima, lo cual indica sin lugar a dudas que ya está en la élite del escalafón ganadero. Es un nivel que ninguna otra ganadería ha alcanzado recientemente, y ello a pesar del aumento de tamaño experimentado por sus toros, a veces excesivo; imaginen cómo hubieran embestido de lidiarse en tipo. En este lapso de década larga, tenemos registrados decenas de ejemplares de los Fraile dignos de pasar a la historia, pero por motivos obvios no es posible mencionarlos a todos, así que nos centraremos sólo en los más extraordinarios. Y entre esos animales de bandera que derramaron su gran clase en el ruedo de Las Ventas figuran, por ejemplo, Dudito y Bellotero, de Fraile Mazas, corridos el 25 de mayo de 2000; el novillo Cubatisto, del Puerto, el 29 de abril de 2001; Curioso, gran toro del mismo hierro al que Manuel Caballero cortó una oreja el 18 de mayo de 2001; Bil- banero, de Valdefresno, bravo con humillación y profundidad, lidiado el 19 de mayo de 2002; Carcelero, que se jugó el 16 de mayo de 2003 con la divisa del Puerto, igual que Gañanito, este lidiado el 27 de mayo de 2004; el extraordinario Buscatriunfos, de Nicolás Fraile, que toreó Uceda Leal el 20 de mayo de 2005; Malaguito, del Puerto de San Lorenzo, muerto por El Cid el 23 de mayo de 2006; Lironcito, un valdefresno al que Castella cortó las dos orejas el 18 de mayo de 2007; Cantinillo, del Puerto, cuyas dos orejas logró también Juan Bautista el 6 de octubre de 2007; el bravo y noble Buscón, premiado con la vuelta al ruedo el 23 de agosto de 2009 y propiedad de María Cascón; Cuartelero y Cubilón, que pertenecieron a la corrida del Puerto premiada en la feria de San Isidro de 2010; el gran Carretillo, del mismo hierro, al que El Cid corto una oreja el 19 de mayo de 2011; Cara Alegre, otro valdefresno de lío lidiado por Matías Tejela el 13 de mayo de 2012, como fueron sus hermanos Cigarro y Cartuchero en la feria de Otoño siguiente, o Velisico II, desorejado por Luque el 7 de junio de 2012 y marcado con el hierro del Puerto. criadores, han sabido mantener y extender a lo largo de estos años. Cierto es que en ocasiones sus toros salen al ruedo abantos, distraídos e incluso huídos, pero no es menos evidente que cada vez lo hacen en menor número, y muchos de los que se así se comportan cambian por completo a lo largo de la lidia y acaban rompiendo a embestir por abajo, con fijeza y largura. Esta frialdad inicial es típica de todo lo de Parladé, y de lo de Atanasio en particular. Los profesionales y buenos aficionados lo saben de sobra, y ahí está la multitud de grandes faenas hechas con toros de estas características a lo largo de la historia hasta la actualidad. Todos estos ejemplares, como otros muchos de estos hierros, poseyeron una virtud común: la excepcional calidad en la embestida sustentada en la bravura, atributo esencial de esta sangre al que ya nos referimos y que los Fraile, gracias a una admirable labor como La clase y la seriedad siempre cotizaron al alza, y debería seguir siendo así. Estas son las principales virtudes de los lisardos, y la combinación que distingue los Fraile como una de las más grandes familias ganaderas de bravo contemporáneas. Por eso, desde cualquier lógica es imposible entender por qué en los últimos años algunas figuras han dado la espalda a estos toros, hasta el punto que varios criadores han cambiado de procedencia, y sólo algunos como los Fraile se mantienen en su línea tradicional. Es uno de esos absurdos disparatados e injustos que se dan en el actual panorama taurino y que contribuyen a hacer de éste un espectáculo monótono, lo cual va contra su propia esencia. 17