Feria de vanidades o la vanidad en feria | Orlando Pérez

Anuncio
El Apuntador
El espacio de las artes escénicas del Ecuador
http://www.elapuntador.net
Feria de vanidades o la vanidad en feria | Orlando Pérez
¿En dónde se perdieron la pureza y el idealismo? ¿Se perdieron? ¿O será que sólo quedan
aplazados hasta una nueva coyuntura convulsa y febril? ¿No será que también tanta alharaca
sólo es culpa de la mediatización de la política que nos impide ver el fondo de las cosas y sólo
nos quedamos en el cachascán verbal?
Lo cierto es que el afán de consolidar un proceso de cambio, radical y democrático, parecería
desvanecerse por culpa de los personalismos, en los que siempre se cae en el ejercicio político
tradicional, gubernamental, opositor y cansón. ¿Y dónde quedaron los procesos y los proyectos
colectivos?
¿Feria de Vanidades?
Un Jaime Nebot estaba tranquilito en su cantón, sin molestar a nadie, salvo a sus propios
‘cantoneses’ con sus faltas y amnesias, y de pronto un presidente lo devuelve a la escena
nacional al confrontarlo cotidianamente como si se tratara de un contendor peso pesado. ¿O
fue al revés? Y entre los dos se produce un enfrentamiento, que para quienes complican las
cosas, es más ideológico que personal. ¿No será que los egos tocados remueven más que una
idea concreta?
Un Ricardo Patiño, reconocido y recordado por un arduo y paciente trabajo en Jubileo 2000, de
pronto también es una ‘ficha’ política, con todos los ribetes para una postulación a la alcaldía
guayaquileña, para lo cual se sirve del Estado y siembra el terreno para el proselitismo
cantonal, cuando se lo perfilaba como un líder nacional con propuestas de cambio radical. ¿O
será sólo una táctica para inyectar otro ingrediente en el fundo populista del Ecuador?
Un Alberto Acosta, ¿se consolida como un contrapeso político efectivo a un grupo de
autoridades que solo se plantean una disputa y protagonismo personalista y a ratos vanidoso?
En su poca exhibición pública, lo único que se aprecia es cierta moderación y algo de sustancia
en la esencia ‘forajida’, pero no se logra consolidar como el líder de su misma lista
asambleísta. ¿Será?
Carlos Vera llega a consultar a su audiencia si podría ser candidato a la Asamblea y cuando la
mayoría le dice que sí, suelto de vanidad dice que eso solo prueba que no ha hecho bien su
trabajo periodístico, pues lo prefieren de político. Y, con algo más de soltura, por ser tocado en
sus egos por el presidente, comienza una confrontación prudente, donde prima su persona y
no siempre las ideas, sin descontar su filiación al canal de cerro, al punto de hacer un
homenaje a quien ahora resulta el paradigma del periodismo por cumplir 40 años de
presentador de noticias.
Jorge Ortiz derrama amargura y una falsa ironía para oponerse a lo que siempre ha odiado: el
totalitarismo, según él. Con la poca dramaturgia necesaria para hacer el show creíble, no
puede quitarse de encima el apellido del propietario del mayor banco nacional y lo tiene como
INRI en la frente. Acolitado ahora por los mensajes de sus coidearios amargados, se jacta de
ser el verdadero demócrata y periodista objetivo y ¿no será que todo eso está negado por las
1/2
El Apuntador
El espacio de las artes escénicas del Ecuador
http://www.elapuntador.net
encuestas y el mismo rating?
¿Vanidad en feria?
Si se propusiera hacer una obra teatral, literaria o un talk show de la coyuntura, no caería mal
poner por título Vanidad en feria, por los siguientes motivos y estímulos:
1.- La verbalidad de los discursos tiene tantos contenidos histriónicos, delirantes y mediocres
que garantizan una sátira espléndida. Son ruidosas las palabras, pero suenan como tarro
hueco. Y las pocas ideas que circulan se agotan y desgastan en el griterío.
2.- No sabemos dónde quedó la gana de hacer historia, así que mejor nos proponemos buscar
el idealismo perdido, entre los pasillos de los castillos oficiales y en los hoteles lujosos donde
se sirven banquetes y se filman conversas bizarras. La contemporaneidad y el socialismo del
siglo XXI no requieren mucha explicación, solo obras y realizaciones concretas.
3.- Las listas de candidatos a asambleístas solo prueban que antes que generar un proceso
ciudadano y participativo lo que manda y ordena es la imagen, la encuesta, la popularidad y
hasta la belleza. Motivo demás para que ahora temamos que la asamblea sea también un gran
espacio para el regocijo del programa En Corto. Y a quienes se les señala sólo como caras
bonitas, sacan enormes currículums y hasta libros de poesía, que se lanzan al apuro, con
editoriales fantasmas y críticos improvisados. ¡Qué horror!
4.- Los medios de comunicación llenan sus espacios con delirantes reflexiones sobre los
peligros para la libertad de expresión, cuando sus propios periodistas son amenazados con irse
de las redacciones si por algún motivo quieren contribuir al socialismo del siglo XXI con sus
comentarios, reportes, noticias o supuestas investigaciones. Y entonces saltan lo moralistas de
siempre: puros y castos en el ejercicio periodístico, ahora defienden a las ‘gordas horrorosas’
como mártires del periodismo ecuatoriano, cuando a la misma reportera aludida ni siquiera le
pararon bola cuando ganó un premio por hacer su trabajo. ¿Cuántas veces le llevaron a un set
de televisión para que relate cómo se fue con los emigrantes en un barco destartalado?
2/2
Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)
Descargar