1430 Ca. Fam. S. S. SALA DE LO CIVIL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las ocho horas y seis minutos del veintiséis de agosto de dos mil dos. El presente recurso de casación ha sido interpuesto por la licenciada Judith del Carmen Samayoa Orellana, apoderada de la señora **************, contra la sentencia de las catorce horas y veintiún minutos del día quince de junio de dos mil uno, pronunciada por la Cámara de Familia de la Sección del Centro, que resuelve el recurso de apelación de la sentencia pronunciada por el Juzgado Primero de Familia de San Salvador, de las catorce horas del día treinta de junio de mil novecientos noventa y ocho, en el proceso de pensión compensatoria e indemnización por daños morales, promovido por la impetrante, contra los señores *********** Coto, en la calidad de demandado inicial y **************, ambos de apellidos ***********, quienes intervienen en la calidad de litisconsortes necesarios demandados. Han intervenido en primera instancia, la demandante, por medio de su apoderada Judith del Carmen Samayoa Orellana; el demandado, a través de la licenciada Marta Alicia Aguirre de Pérez; los litisconsortes por medio del abogado Guillermo Guillén Porras y la Procuradora de Familia adscrita al tribunal a quo, licenciada Claudia Yanira Cáceres Navas. En segunda instancia únicamente la abogada Aguirre de Pérez y en casación esta última y la licenciada Samayoa Orellana. VISTOS LOS AUTOS, Y CONSIDERANDO: I. El Juez a quo en su sentencia dijo: """ POR TANTO: Con base en los Arts. 113, 114 y 115 del Código de Familia, 42, 44, 46, 56, 82 al 85, 93, 95 al 122 de la Ley Procesal de Familia y 2 de la Constitución, en nombre de la República, FALLO: DECLÁRASE QUE HA LUGAR A LA EXCEPCIÓN PERENTORIA DE CADUCIDAD ALEGADA POR LA LICENCIADA MARTA ALICIA AGUIRRE DE PÉREZ, APODERADA DEL SEÑOR *********RESPECTO DE LA PRETENSIÓN DE PENSIÓN COMPENSATORIA DEMANDADA POR LA SEÑORA ************* POR MEDIO DE SU APODERADA LICENCIADA JUDITH DEL CARMEN SAMAYOA ORELLANA. DECLÁRASE, ASIMISMO, QUE NO HA LUGAR A LA INDEMNIZACIÓN POR DAÑO DE CARÁCTER MORAL DEMANDADO POR LA PARTE ACTORA"""""""""". II. La Cámara ad quem en su fallo resolvió: """"""" Por lo anteriormente expuesto, disposiciones legales citadas y con base a lo dispuesto en los arts. 2, inc. 3; 3, 11; 32, inc. 2; 33 y 144 Cn.; 1, 2, 6, 7, 16 y 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; 5.1, 17 y 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; 2, 16 y 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 1, 2 y 16 de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; 4 letra b] de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer; 8, 9, 113; 115, ord. 3°] y 403, inc. 2 C. F.; 3, letra f]; 7, letra e]; 42, inc. 1, letras d] y e]; 49, 56; 71, letra c]; 82, 107, 147, 148; 153, inc. 1; 156, 158, 160, 161 y 218 L. Pr. F.; 1427 C. C.; 427, 428, 439, 1077, 1080, 1081 y 1083 C. Pr. C., a nombre de la República de El Salvador esta Cámara FALLA: a) Modifícase la sentencia en el punto relativo a la pensión compensatoria y que declara que ha lugar a la excepción perentoria de caducidad, declarando inepta la pretensión por haber precluído el momento procesal para ser ejercida por la Sra. **********, contra los señores **************, en su calidad de demandado inicial y ********** y *********** (sic.), ambos de apellidos ************, en su calidad de litisconsortes necesarios demandados; y b) Modifícase el punto que declara sin lugar la indemnización por daño moral demandado por la Sra. ********, contra el Sr. ***********, declarando inepta la pretensión intentada. Devuélvanse originales al tribunal remitente con certificación de esta sentencia. Notifíquese """""""""". III. No conforme con el fallo de la Cámara sentenciadora, la impetrante recurre en casación y manifiesta: """""""" Que haciendo uso de los derechos establecidos en el Art. 147 inc. 2° L. Pr. F., y Artículos 1 y 2 de la Ley de Casación, vengo a interponer RECURSO DE CASACIÓN para ante la Honorable Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia, en contra de la sentencia definitiva pronunciada por la Honorable Cámara de Familia de la Primera (sic.) Sección del Centro, a las catorce horas con veintiún minutos del día quince de junio, que me fuera notificada el día veintiuno de junio, ambas del año dos mil uno.----El recurso lo interpongo dando cumplimiento a las formalidades del Artículo 10 de la Ley de Casación.----- I.- MOTIVO EN QUE SE FUNDA: INFRACCIÓN DE LEY.----- El presente Recurso lo fundamentamos por considerar que el fallo de la Honorable Cámara está basado en una violación de ley al haberse dejado de aplicar la norma que debía aplicarse, haciéndose una elección de otra, Artículo 3 No. 2° y además, en una interpretación errónea de la ley, Artículo 3 No. 3°, ambos de la Ley de Casación, tal como lo expondremos más adelante.----- El Juez Primero de Familia falló declarando ha lugar a la excepción perentoria de caducidad alegada por la Apoderada del demandado Lic. Marta Alicia Aguirre de Pérez, respecto de la pretensión de Pensión Compensatoria solicitada por nuestra parte. El citado Juez declaró además no ha lugar a la Indemnización por Daño de Carácter Moral solicitado por mi poderdante.----- En virtud del fallo de primera instancia, interpusimos Recurso de Apelación para ante la Cámara de Familia, habiendo pronunciado el Tribunal colegiado su fallo modificando la sentencia en el punto relativo a la Pensión Compensatoria, declarando inepta la pretensión –de Pensión Compensatoria- por haber precluído el momento procesal para ser ejercitada por la señora ***********. De igual manera la Cámara modificó la sentencia en el punto que declaraba sin lugar la Indemnización por Daño Moral, declarando inepta la pretensión intentada, razón por la cual interponemos ahora el presente recurso.----- El fallo de la Honorable Cámara de Familia fue pronunciado por la Lic. Rhina Elizabeth Ramos González y Lic. Hilda Edith Herrera de Morán, quien fue llamada a formar Cámara, en virtud del Voto Disidente o Voto en Contra pronunciado por el Dr. José Arcadio Sánchez Valencia.----- II. PRECEPTOS LEGALES QUE SE CONSIDERAN INFRINGIDOS. Los preceptos legales que consideramos fueron infringidos por el Tribunal Superior en grado son los siguientes: Art. 8, 9 y 113 C. F.; 1, 2, 3, 56 y 91 L. Pr. F.; 421 C. Pr. C. tal como a continuación exponemos:----- RELACIÓN DE ANTECEDENTES. El presente proceso solicitando Pensión Compensatoria por la suma de SEIS MILLONES DE COLONES se inició pocos meses después de haberse decretado el Divorcio entre los señores ************ en el Juzgado Cuarto de Familia. Si bien en aquel proceso no fue solicitada una Pensión Compensatoria a favor de la señora ************, ello obedeció a razones que por las circunstancias graves que en ese momento vivía la familia y que por lo tanto, no entramos al fondo de ellas, lo cual motivo a que el Proceso de Divorcio fuera interpuesto con la urgencia que en aquel momento se presentaba, ya que mi poderdante y sus hijos enfrentaban un grave conflicto familiar plagado de violencia intrafamiliar ocasionada por el señor ***************, razón por la cual durante el proceso de Divorcio y aún después de dictada la sentencia, la Juez Cuarto de Familia mantuvo las medidas de protección decretadas, en razón de que los motivos de violencia persistían por parte del señor ********* en contra de su familia, es decir de la señora *********** y sus dos hijos.----- Consecuente con lo anterior, es pertinente dejar claro además que parte de los motivos por los cuales en aquel momento no se solicitó pensión compensatoria a favor de la señora *********** fueron porque la referida señora era accionista y empleada de las empresas familiares, "SERVICIOS EDUCATIVOS EVANGÉLICOS, S. A. DE C. V." y "ESCUELA CRISTIANA AMERICANA, S. A. DE C. V." y de los Colegios "LICEO EVANGÉLICO DE SAN SALVADOR" y "ESCUELA CRISTIANA AMERICANA", y lo que se buscaba era en primer lugar, poner fin al conflicto familiar mediante la disolución del vínculo matrimonial, y por el otro, tener el tiempo suficiente para llegar a un arreglo respecto de la situación financiera de las empresas y centros educativos, ya que mi poderdante no solo era socia fundadora de ambas, sino que además los colegios fueron administrados también por mi poderdante, incluyendo durante el período en el que se estaba ventilando el presente proceso de familia.----- Consideramos que la Cámara de Familia, al emitir el fallo objeto de este recurso, adoptó una posición rigorista, justificando su negativa a otorgar una pensión, partiendo de la interpretación literal del formalismo clásico, lo cual lleva a una postura contraria a los principios fundamentales de justicia y equidad, violándose en consecuencia, los derechos fundamentales de la señora ************, y negándole el acceso a la justicia. Esta interpretación literal del formalismo clásico la basan a su vez en la doctrina de algunos no menos connotados juristas, en cuyas legislaciones no carecen de los vacíos legales que se da en la nuestra. Es más, en nuestra legislación procesal familiar, en el Artículo 2 establece que las disposiciones de dicha Ley deberán interpretarse con el propósito de lograr la efectividad de los derechos reconocidos en materia de familia, en armonía con los principios generales del derecho procesal. En este sentido, el Artículo 56 de la mencionada ley, le dan un lugar prioritario a las reglas de la sana crítica para valoración de la prueba, quedando la doctrina de los juristas de aplicación complementaria.----- Al fallar la Cámara declarando inepta la demanda planteada, se le están negando a la señora **********sus derechos fundamentales, como el derecho de acceso a la justicia, sentencia que contradice el criterio de la misma Cámara de Familia. Cabe recordar que la misma Cámara ordenó la admisión de la demanda que dio inicio a este proceso, al haber declarado improponible la demanda el Juzgado Primero de Familia, mediante sentencia pronunciada a las diez horas del día dos de julio de mil novecientos noventa y siete, a lo cual presentamos recurso de apelación en contra de dicha sentencia interlocutoria. La Cámara en su oportunidad, revocó la sentencia interlocutoria que declaraba improponible la demanda y ordenó su admisión, ordenando además la integración del litis consorcio pasivo respecto de los hijos del matrimonio, en r5azón de ser accionistas de las empresas familiares de cuyas acciones también fueron endosadas y traspasadas a favor del señor *********** en virtud de los arreglos extrajudiciales alcanzados.----- Nuevamente vuelve a conocer la Honorable Cámara de Familia del recurso de apelación interpuesto siempre por nuestra parte, declarando esta vez, de la manera antes dicha, y por la que interponemos recurso de Casación, haciendo la salvedad como expusimos al principio, respecto del Voto en Contra dictado por el Doctor Sánchez Valencia. Podemos afirmar con suficiente acierto que el fallo de la Cámara es un fallo injusto, atentatorio y contradictorio a los principios fundamentales y doctrinales que rigen en materia de familia, y en particular, contradice el espíritu del legislador al establecer en el Art. 113 C. F. el derecho a la pensión como una suerte de indemnización por todo el esfuerzo, la colaboración, y la atención dedicada a la familia y al cónyuge, y que a consecuencia del divorcio, se queda en una situación de desmejora sensible en comparación al que tenía dentro del matrimonio.----- Si adoptamos al igual que la Cámara una posición literal del formalismo clásico, veremos que en ningún apartado de la ley de familia se requiere que necesariamente la pensión compensatoria se pida junto con la demanda de divorcio, o que una vez decretado el divorcio, se prohibe expresamente solicitar en proceso aparte, este derecho. O que exista un plazo procesal dentro del cual se deba interponer la demanda reclamando la pensión compensatoria. Desafortunadamente, estamos en presencia de un vacío legal por lo que ante estas situaciones, el juzgador debería entrar a conocer todos y cada uno de los elementos planteados en un proceso familiar con la finalidad primordial en este caso de retribuir el esfuerzo, trabajo y dedicación que la señora ********** tuvo durante el matrimonio. En este caso, la Cámara ha desestimado además la aplicación del Artículo 8 C. F.----- Si bien estamos ante casos no previstos en la ley de familia, en los que ni siquiera existe unanimidad de criterios por los juzgadores en esta materia, ni en la manera de determinar el derecho aplicable, la citada disposición establece la posibilidad de recurrir a otras leyes pero siempre atendiendo a la naturaleza del Derecho de Familia, y en defecto de éstas, el juzgador debe resolver tomando en cuenta los principios del Derecho Familiar y razones de buen sentido y equidad.----- Consideramos que la Honorable Cámara tampoco entró a conocer el fondo de los puntos planteados, pues de haberlo hecho, se hubiera pronunciado por una sentencia justa, reconociéndole y otorgándole el derecho a una pensión a favor de doña ************. Lo anterior lo afirmamos en razón que en el presente caso, se probaron todos y cada uno de los elementos que establece el Artículo 113 del Código de Familia. Tal es la no apreciación de la citada disposición, que ni siquiera se entró a considerar por el Tribunal Superior lo regulado en el inciso segundo del artículo antes referido respecto de los acuerdos a que hubieren llegado los cónyuges.----- ACUERDOS EXTRAJUDICIALES DE LAS PARTES.----- Sobre este punto es oportuno cabe mencionar (sic.) los acuerdos suscritos entre las partes y que están agregados al proceso, tales como: 1) la escritura pública de Convenio de Reconocimiento de Deuda que el señor ************* otorgó a favor de la señora ********** por la suma de Un Millón de Colones, el cual hasta la fecha no se ha hecho efectivo; 2) la escritura pública de donación del cincuenta por ciento del derecho proindiviso que el señor ******** otorgó a favor de doña ************; 3) el traspaso de acciones en la que la señora ************ traspasó su porcentaje de las acciones que tenía en ambas sociedades a favor del señor ***********, de las que mi poderdante era socia fundadora y que ambas sociedades son las propietarias de los colegios mediante los cuales la familia ************* pudo hacer el patrimonio familiar durante los más de 23 años de matrimonio, y que por las sentencias injustas pronunciadas por ambos Tribunales, a la señora ********** se le ha negado el poder gozar de su propio patrimonio que con su esfuerzo, abnegación y dedicación pudo construir a la par de su cónyuge.----- Muy por el contrario, el señor ************ en virtud del endoso de las acciones que la señora ************ le hiciera mediante los acuerdos extrajudiciales que se tomaron dentro del proceso de familia, continúa usufructuando y disfrutando de las utilidades de ambos centros educativos, habiendo tenido incluso mi mandante que renunciar a su cargo de Subdirectora de los colegios, y por ende, a su salario, sin que fuera indemnizada conforme a las leyes laborales, por el señor *************. Es decir, que las sentencias impugnadas han sido doble mente injustas, ya que por un lado han impedido que la señora *********** pueda disfrutar del patrimonio que ella misma construyó, y por otro lado, han permitido que el señor *********** sí se beneficie y continúe gozando del patrimonio, en virtud de los acuerdos aquí aludidos, situación que ha sido ignorada por la Cámara de Familia.----- III.INDEMNIZACIÓN POR DAÑO MORAL.----- Sobre este punto solicitando Indemnización por Daño Moral, la Cámara modificó la sentencia declarando inepta la pretensión de indemnización. Al igual que lo anteriormente expresado respecto de la Pensión Compensatoria, compartimos lo argumentado muy atinadamente por el Doctor José Arcadio Sánchez Valencia en cuanto a que la indemnización por Daño Moral se puede solicitar en proceso posterior, y que además en el presente caso, se produjo prueba suficiente en Audiencia de Sentencia para que el Juez inferior se pronunciara sobre este punto de la demanda.----- Sin embargo, el mismo Juez en su razonamiento para denegar la indemnización a favor de la señora ************ argumenta que la testigo ************ es la que se expresó con más detalle de la situación; sin embargo, "su dicho no le merece fe al suscrito Juez en razón de haber respondido en forma dubitativa e insegura a las preguntas planteadas; además –agrega- se trata de una persona que eventualmente podría beneficiarse con la indemnización que pudiera establecerse por la relación de parentesco y dependencia que tiene con la demandante, lo cual resulta evidente en la forma de contestar al interrogatorio correspondiente".----- Nos llama la atención la forma que el Juez analiza tal deposición, particularmente en lo que "a su juicio" considera que dicha testigo pudiera eventualmente beneficiarse de tal indemnización. Cómo un Juez puede adelantar o suponer eventos a futuro en base a la manera de contestar unas preguntas por una persona? No compartimos los argumentos expresados por el Juez; en todo caso, las deposiciones así como la Audiencia de Sentencia fueron grabadas en su integridad, por lo que si quedase alguna duda sobre cualquier punto, existen las cintas magnetofónicas que consignan la Audiencia de Sentencia.----- Finalmente, quisiera aprovechar esta oportunidad procesal para denunciar nuevamente la situación anómala que se presentó durante la Audiencia de Sentencia y que en su oportunidad se le hizo ver a la Honorable Cámara de Familia: la Audiencia de Sentencia se inició normalmente en horas de la mañana; sin embargo, en la continuación de la misma en horas de la tarde, se apostaron a las puertas del Tribunal en donde se ventilaba la Audiencia, dos miembros del Cuerpo de Seguridad del Órgano Judicial que se encontraban armados, a quienes la suscrita les preguntó el motivo de su presencia y quienes me respondieron que era por orden del Juez Primero de Familia. Ante esta situación, el Juez nunca advirtió ni explicó las razones de la presencia de dichos agentes, sobre todo, porque no se había presentado ningún incidente por ninguna de las partes que diera lugar a creer por el Juez que existiría algún atentado en contra de las partes intervinientes en la Audiencia. La suscrita comenzó a litigar en esta materia desde los inicios de los Tribunales de Familia y nunca había tenido que pasar por esta situación de custodiar un Tribunal sin ninguna explicación por parte de su máxima autoridad, y principalmente al no existir razones que motivaran tal presencia. Por lo que únicamente nos obligamos a pensar: "El que nada debe nada teme". Que la Honorable Sala de lo Civil juzgue este incidente""""""""". IV. Por resolución de fs. 11 de esta pieza, la Sala previno a la recurrente en el sentido que no se habían indicado cuáles eran las disposiciones señaladas como infringidas, que correspondían a cada uno de los motivos específicos invocados y que no se había precisado el concepto en que cada una de las disposiciones legales mencionadas habían sido infringidas, con respecto al correspondiente motivo y en relación a la sentencia del Tribunal de Segunda Instancia; en consecuencia, se ordenó que hiciera las aclaraciones y subsanara las omisiones del caso, a lo cual la impetrante dijo: """"""" Que en cumplimiento a lo ordenado por la Honorable Sala de lo Civil, vengo a hacer las aclaraciones y a subsanar las omisiones señaladas dentro del término de ley, las cuales a continuación EXPONGO: ----I.- DISPOSICIONES LEGALES INFRINGIDAS.----- Consideramos que la Cámara de Familia al dictar su fallo, infringió las disposiciones legales señaladas y en este sentido, y dando cumplimiento a la prevenido, trataremos de precisar los motivos por los cuales estimamos que tales disposiciones se han infringido. No obstante, estimamos importante señalar además que esto debe hacerse en armonía con otras disposiciones atinentes del Código de Familia y de la Ley Procesal de Familia principalmente.----- Ciertamente, el motivo por el cual hemos interpuesto el presente Recurso de Casación radica en la infracción de ley que se ha dado respecto del Artículo 113 del Código de Familia, disposición que consigna y reconoce el derecho a la pensión compensatoria. En nuestro caso, consideramos que el fallo pronunciado por la Cámara de Familia contiene una violación de ley, en razón que el Tribunal colegiado no aplicó el citado Artículo 113, sino que se pronunció por "declarar inepta la pretensión" –de pensión compensatoria-, habiendo hecho una errónea aplicación y elección de otras disposiciones. Esta errónea elección por parte del Tribunal, trajo como correlativo, la infracción de otras disposiciones legales ya apuntadas como es la no aplicación del Artículo 56 L. Pr. F., cuando en uno de los apartados de la sentencia, la Cámara dice que "resulta impertinente valorar si se ha observado el art. 56 L. Pr. F., al desestimar la prueba del daño moral y negarse a la indemnización en ese concepto…".----- La Honorable Cámara en los considerandos de la sentencia, prácticamente se limitó a citar y enumerar algunos tratadistas, principalmente españoles, sin entrar a conocer los motivos o causas de fondo que dieron lugar a nuestra demanda de Pensión Compensatoria e Indemnización de Daño Moral, derechos que fueron plenamente probados dentro del proceso y que justifican suficientemente el derecho que mi poderdante tiene sobre la asignación de una pensión compensatoria.----- Consideramos por otra parte, que el Tribunal colegiado desestimó además, la plena y absoluta voluntad de las partes y que al efecto, quedó consignada a través de los arreglos extrajudiciales suscritos entre los señores ************ y que corren agregados al proceso como prueba instrumental, como son: 1) el Testimonio de Escritura Pública de Donación de inmueble otorgado por el señor ************* a favor de la señora ***********; 2) el Testimonio de Escritura Pública de Convenio de Reconocimiento de Deuda otorgada por el señor *********** a favor de la señora ************; y, 3) el instrumento donde se consigna el Traspaso de Acciones de la Sociedad "SERVICIOS EDUCATIVOS EVANGÉLICOS, S. A. DE C. V." y "ESCUELA CRISTIANA AMERICANA, S. A. DE C. V.", otorgado por la señora ************ a favor del señor *********, como parte de los acuerdos extrajudiciales que ambos señores alcanzaron y que oportunamente fueron agregados al proceso. En tal virtud, estimamos que se ha violado el Artículo 56 L. Pr. F. al no haberse aplicado tal disposición, específicamente la parte final del citado artículo que reza "… sin perjuicio de la solemnidad instrumental que la Ley establezca para la existencia o validez de ciertos actos o contratos".----- En consecuencia, la Cámara al fallar en el sentido apuntado, es decir declarando inepta la pretensión –de Pensión Compensatoria- por haber precluído el momento procesal para ser ejercida por mi poderdante quien sin lugar a dudas, le asiste el derecho a la pensión, lo cual fue probado fehacientemente dentro del proceso. Dónde queda entonces la finalidad con que los Artículos 1, 2 y 3 L. Pr. F. fueron consignados en la normativa procesal familiar, si al no aplicarse las disposiciones señaladas como son los Artículos 8 y 9 del Código de Familia, y el 91 L. Pr. F., estamos faltando a la propia naturaleza del derecho de familia y a los principios que inspiran esta materia, cual es principalmente la de proteger a aquellos que se encuentran en desventaja respecto de su situación económica como es el caso de la señora *************. Consideramos además una falta de interpretación integral, coherente, armoniosa de las expresadas disposiciones por parte del Tribunal Superior.----- Finalmente, procede apuntar que en el libelo, se ha inobservado con toda claridad el Artículo 421 C. Pr. C., el cual establece que "Las sentencias recaerán sobre las cosa (sic.) litigadas y en la manera en que han sido disputadas, sabida que sea la verdad por las pruebas del mismo proceso." En nuestro caso, la pensión compensatoria no se ventiló en el juicio de divorcio, por lo que no podemos adjudicar la existencia de cosa juzgada respecto de tal pretensión, ni tampoco que exista caducidad, prescripción o preclusión de la acción. Más aún, al desestimar el derecho a una pensión, se le están negando a mi poderdante sus derechos constitucionales entre otros el derecho a acceder a la justicia. Por tal razón, el juzgador al razonar su fallo, deberá hacerlo interpretando las disposiciones legales en consonancia con los principios filosóficos que para el caso, inspiran el Derecho de Familia de hoy""""". V. Así las cosas, mediante auto de las once horas y treinta minutos del día veintiuno de noviembre del año pasado, este tribunal señaló que la recurrente no evacuó con claridad y precisión la prevención que se le hiciera, específicamente con respecto al motivo de interpretación errónea de la Ley, porque manifiesta nuevamente que no se aplicó la norma correspondiente, en tal sentido; en el caso en autos, no procede el recurso por ese motivo, porque de acuerdo con lo prescrito en el Art. 3 número 2 L. de C., se requiere que se haya aplicado la norma que corresponde al caso concreto, pero con una interpretación equivocada. En virtud de lo anterior, esta Sala admitió el recurso por la causa genérica de infracción de ley, por el motivo específico de violación de ley, al citarse como preceptos infringidos los Arts. 113 C. F. y 56 L. Pr. F. y además, declaró inadmisible el recurso por el motivo de interpretación errónea de la ley. Por último, se ordenó que el proceso pasara a la Secretaría a fin que las partes presentaran sus alegatos, lo que ambas cumplieron a fs. 21 y 23/25 de esta pieza. VI. ANÁLISIS DEL RECURSO: INFRACCIÓN DE LEY (Art. 2 letra a] L. C.), POR EL MOTIVO ESPECÍFICO DE VIOLACIÓN DE LEY (Art. 3 ord. 1° L. C.) EN EL ART. 113 C. F. La recurrente alega como error de fondo la infracción de ley, específicamente por contener el fallo una violación de ley y señala como precepto conculcado el Art. 113 C. F. Al respecto, considera que la Cámara ad quem pronunció el fallo de manera rigorista, justificando su negativa para otorgar la pensión compensatoria solicitada en una interpretación literal del Art. 113 id., " ...lo cual lleva a una postura contraria a los principios fundamentales de justicia y equidad, violándose en consecuencia, los derechos fundamentales de la señora *************, y negándole el acceso a la justicia... ". Además, "... que el fallo de la Cámara es un fallo injusto, atentatorio y contradictorio a los principios fundamentales y doctrinales que rigen en materia de familia, y en particular, contradice el espíritu del legislador al establecer en el Art. 113 C. F. el derecho a la pensión como una suerte de indemnización por todo el esfuerzo, la colaboración, y la atención dedicada a la familia y al cónyuge, y que a consecuencia del divorcio, se queda en una situación de desmejora sensible en comparación al que tenía dentro del matrimonio...". En abono a su tesis, señala que en ningún apartado del Código de Familia se requiere necesariamente que la pensión compensatoria se pida con el divorcio, o que una vez decretado éste, se prohiba solicitarla en un proceso posterior. De este modo, la recurrente opina que "desafortunadamente" el presente caso se trata de un vacío legal, por lo que ante esta situación el juzgador debe conocer de todos los elementos planteados en el proceso. En conclusión, sostiene que "... tal es la no aplicación de la citada disposición, que ni siquiera se entró a considerar por el Tribunal Superior lo regulado en el inciso segundo del artículo antes referido respecto de los acuerdos a que hubieren llegado los cónyuges... ". La sentencia pronunciada por la Cámara ad quem subraya que "... la pensión compensatoria constituye un instituto jurídico novedoso en nuestra legislación. Ideada y regulada en el título III, capítulo II del Código de Familia, denominado de la "disolución del matrimonio", aparece como uno de los tantos efectos que produce la sentencia que decreta el divorcio (art. 115,ord. 3°]); en especial respecto a los cónyuges en el ámbito de sus relaciones patrimoniales...". En ese orden, los fundamentos supralegales de la pensión compensatoria se encuentran en los principios de igualdad y equidad establecidos en la Constitución y diversos instrumentos internacionales, por medio de los cuales se asegura la realización práctica de esos principios, en especial, los mismos derechos y responsabilidades durante el matrimonio y con ocasión de su disolución; sin embargo, añade el tribunal ad quem, "... en las condiciones particularmente expresadas en el Art. 113 C. F... "; es decir, "... sin que pueda confundirse la razón de su fundamento con la procedencia, en general y en todo tiempo, de modo que tampoco pueda significar una partición simulada de la mitad de las ganancias adquiridas por el esfuerzo común de ambos cónyuges, en un régimen patrimonial de separación, como pretende la demanda... ". Respecto a la procedencia de la pensión compensatoria, citando a prestigiosa doctrina y jurisprudencia española y francesa, afirma que ésta únicamente puede solicitarse en el proceso de divorcio a través de la demanda o de la reconvención. Además, sostiene que "... una interpretación integral del Art. 113 C. F., no solamente debe bastarse atendiendo el sentido literal de sus enunciados, sino que debe hacerse en armonía con las normas del derecho de fondo y procesal, como en la génesis que el instituto de las prestaciones compensatorias ha tenido en el derecho comparado..."; en cuyo caso, "la solución justifica ampliamente la improcedencia de la pensión en proceso separado y posterior al divorcio". Al decir de la Cámara sentenciadora, "... la pensión compensatoria está condicionada a que el cónyuge beneficiado la solicite, puesto que no es cuestión esencial a la disolución del matrimonio, de modo que no procede su determinación de oficio, sino que obra en beneficio exclusivo de las partes, por lo que éstas quedan finalmente en libertad de reclamarla o no, mediante la acumulación en el proceso de divorcio [...] Aunque surja la cuestión acerca de la forma y oportunidad en que la parte interesada reclame la pensión compensatoria, pese a que la norma es expresa al indicar que se fijará en la sentencia de divorcio, debe acogerse el planteamiento procesal en virtud de que la proposición de la pensión compensatoria es una pretensión que, como tal, está referida a los actos en que se propone, como son la demanda o la reconvención, según se trate del demandante o demandado, en el proceso de divorcio que trae causa... ". Por otro lado, "... el Art. 113 C. F. no señala plazo alguno para referirse al ejercicio concreto de una pretensión, sino que únicamente determina el momento procesal oportuno en el que deberá solicitarse la pensión compensatoria y, por consiguiente, para que sea resuelta en la sentencia de divorcio... " y en ese sentido, el principio de concentración regulado en el Art. 3 letra f) L. Pr. F. señala que "Las partes deberán plantear simultáneamente todos los hechos y alegaciones en que fundamenten sus pretensiones o defensas y las pruebas que pretendan hacer valer". Finalmente, la Cámara ad quem concluye que la facultad procesal que tiene el acreedor se pierde por no haberse observado el orden u oportunidad otorgados por la ley para su realización, por lo que de acuerdo al principio de eventualidad o preclusión, el derecho se pierde por haberse dejado la oportunidad de reclamarlo. En consecuencia, consideró que la demandante carece de legitimación en este proceso y por lo tanto, según la jurisprudencia nacional, lo anterior es motivo de sentencia inhibitoria en la modalidad de ineptitud de la demanda, por falta de legítimo contradictor. En la situación examinada, el Art. 113 C. F. mencionado como norma supuestamente infringida, prevé: "Si el matrimonio se hubiere contraído bajo el régimen de separación de bienes, o si habiendo existido un régimen de comunidad su liquidación arrojare saldo negativo, el cónyuge a quien el divorcio produjere desequilibrio que implique una desmejora sensible en su situación económica, en comparación con la que tenía dentro del matrimonio, tendrá derecho a una pensión en dinero que se fijará en la sentencia de divorcio, de acuerdo con las pruebas que al efecto se hubieren producido.--- Para determinar la cuantía de esta pensión y las bases de la actualización, se tomarán en cuenta los acuerdos a que hubieren llegado los cónyuges, la edad y el estado de salud del acreedor, la calificación profesional y las probabilidades de acceso a un empleo, la dedicación personal pasada y futura a la atención de la familia, la duración del matrimonio y la de convivencia conyugal, la colaboración con su trabajo en las actividades particulares del otro cónyuge y el caudal y medios económicos de cada uno. ----- En la misma sentencia se fijarán las garantías para hacer efectiva la pensión compensatoria.----- El derecho a esta pensión se extingue por cesar la causa que lo motivó, por contraer el acreedor nuevo matrimonio o convivir maritalmente con otra persona, por haber cometido injuria grave contra el deudor, o por la muerte del acreedor o del deudor.----- La pensión se extingue cuando el alimentante: entregue bienes, constituya el derecho de usufructo, uso o habitación sobre determinados bienes, o entregue una suma total de dinero en efectivo al alimentario, si así lo acordaren los interesados o lo decidiere el juez a petición justificada del deudor". De acuerdo a esta Sala, la pensión compensatoria es una novedosa institución en el derecho de familia que en los últimos años ha surgido en varias legislaciones europeas, como la francesa, a través de la ley del 11 de julio de 1975, que reforma el Código Civil en materia de divorcio y separación de cuerpos; la alemana, por medio de la ley de reforma del derecho del matrimonio y de la familia del 14 de junio de 1976, en vigor desde el 1 de julio de 1977; y en España, con la ley reformatoria del Código Civil del 7 de julio de 1981. Este instituto jurídico nace concomitantemente con el nuevo concepto en materia de divorcio: el divorcio sin culpa o por causas objetivas; de ahí que aparece como una figura ajena a la responsabilidad civil, a las causas del divorcio y a la culpa o inocencia de cada cónyuge, que adquiere especial relevancia en el perjuicio objetivo que la separación o el divorcio acarrea a uno de los esposos, sobre todo en un sistema de división de roles (Cfr. FLEITAS ORTÍZ DE ROZAS, Abel, Responsabilidad por daños y perjuicios entre cónyuges, en la dirección http: www.rubinzal.com.ar/revistas/danos/danoenlarelacion_defamilia(danos), consultada en el día de la fecha) y que sustituyendo prácticamente a los alimentos a cargo del cónyuge culpable, ha tenido como fuente la expresión alemana ausgleichsleitung, traducida por prestación compensatoire en francés y por prestación compensatoria en castellano (Cfr. BELLUSCIO, Augusto César, Alimentos y prestaciones compensatorias, en revista La Ley 1995- A, Buenos Aires, Pág. 1033). Como sabemos, en nuestra legislación, de la idea del "divorcio- sanción" contemplada en el Código Civil, con la búsqueda de un culpable de la fractura conyugal, se pasó con el Código de Familia (1993), a la concepción del "divorcio- remedio" basado en causas objetivas que muestran el fracaso matrimonial (Ver nota de presentación del Código de Familia a la Asamblea Legislativa, por el Ministro de Justicia, Sr. Dr. Dn. René Hernández Valiente, en Código de Familia, último decenio, diciembre de 1993). Desde entonces, el interés se centra esencialmente en atender las consecuencias del divorcio, con prescindencia de la imputabilidad de las circunstancias determinantes de esa situación. Además, los fundamentos de orden supralegal de la pensión compensatoria, como lo sostiene la Cámara sentenciadora, se encuentran en los principios de igualdad y equidad establecidos en los Arts. 3 y 32 inc. 2 de la Constitución (1983) y en varias disposiciones de los tratados y declaraciones internacionales ratificados por el Estado de El Salvador, tales como los Arts. 2, 7 y 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (adoptada y proclamada por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, de fecha 10/12/1948), que señalan que toda persona gozará de los derechos y libertades proclamadas en dicha Declaración, entre éstos, los de igualdad y a un nivel de vida que aseguren la salud, bienestar y la vivienda a la familia; 17 y 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Diario Oficial N° 113, tomo N° 259, de fecha 19/6/1978), que consagran el establecimiento real del principio de igualdad de la mujer y del hombre, sin discriminaciones, durante el matrimonio y en caso de disolución; 2 y 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (D. O. N° 218, tomo N° 265, de fecha 23/11/1979), que prevén la igualdad sin discriminaciones de toda persona ante la ley y la obligación del Estado de asegurar por todos los medios la igualdad real; y los Arts. 1, 2 y 16 de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (D. O. N° 105, tomo N° 271, de 9/6/1981), que reconocen los derechos de la mujer sobre la base de la igualdad con el hombre, asegurándose los medios apropiados para la realización práctica de ese principio, en especial, los mismos derechos y responsabilidades durante el matrimonio y con ocasión de su disolución. En la nueva situación jurídica que surge con el divorcio, las soluciones de política legislativa varían en cuanto al derecho alimentario y las prestaciones compensatorias, según que el divorcio se fundamente en causales subjetivas u objetivas y así lo demuestra la tendencia en el derecho comparado, en donde las causales objetivas o sin determinación de culpas aparecen a la par del concepto de las prestaciones compensatorias; en tanto que las causales subjetivas mantienen el deber de asistencia alimenticia a favor del cónyuge inocente, en cabeza del esposo que dio causa al divorcio, llamado tradicionalmente "culpable". Al margen de la diferencia esencial entre ambas figuras, como más adelante se dirá, tanto en la convivencia matrimonial y en la nueva situación jurídica que aparece con el divorcio, no existe diferencia de trato para el hombre y la mujer -según los principios de igualdad y equidad señalados-, resultando importante la pensión compensatoria cuando hay una distribución de roles en la vida de pareja, conforme a la cual el hombre es quien realiza las tareas remuneradas, desempeñando comúnmente la mujer las tareas hogareñas y el cuidado de los hijos. El hecho que en la actualidad, los roles tradicionales de los cónyuges hayan perdido alguna rigidez, mediante la liberación femenina de ese marco tradicional (kinder, küche, kirche – niños, cocina, iglesia), no impide que, básicamente, se mantenga una división sexual del dinero en las relaciones de familia (Cfr. CORIA, Clara, La división sexual del dinero y la sociedad conyugal, en Derecho de familia revista interdisciplinaria de doctrina y jurisprudencia, N° 4, Abeledo- Perrot, Buenos Aires, 1990, Pág. 23). En ese pensamiento, es sabido que durante el matrimonio rige la igualdad de derechos y deberes entre los cónyuges, entre otros, el deber de "asistirse en toda circunstancia", de conformidad al Art. 36 inc. 1 C. F.; sin embargo, tras el divorcio y la ruptura del vínculo que implica, se cuestiona si ese derecho- deber aún subsiste. A juicio de esta Sala, la disolución del vínculo matrimonial no impide que el legislador, por razones de política social o familiar, establezca para ciertos casos el mantenimiento de la "solidaridad postconyugal", sobre todo en un derecho con amplios matices sociales como el derecho de familia. En esa inteligencia, nuestro Código de Familia garantizando las disposiciones de los instrumentos internacionales ya relacionados, en especial los Arts. 17 de la Convención Americana sobre los Derechos Humanos y 16 de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que reconocen el principio de igualdad entre la mujer y del hombre, sin discriminaciones, durante el matrimonio y en caso de disolución, acoge el principio de la llamada "solidaridad postconyugal", mediante el establecimiento de la pensión compensatoria como uno de los efectos de la sentencia de divorcio (Art. 115 ord. 3°] C. F.). De igual manera, tenemos para nosotros que "los derechos y deberes regulados por este Código, no excluyen los que conceden e imponen otras leyes en materias especiales y la solidaridad familiar", de conformidad al Art. 1 inc. 2 id. (el subrayado nos pertenece). En cuanto al diferente fundamento entre la obligación alimenticia y de las prestaciones compensatorias, conviene apuntar que en las primeras lo constituye el mantenimiento del deber de asistencia material más allá de la disolución del vínculo matrimonial; mientras que las segundas tienden a compensar el desequilibrio patrimonial que del matrimonio se deriva, en ambos casos, como expresión de la solidaridad debida entre los esposos. Aunque textualmente del Art. 113 C. F. escapan elementos alimenticios y no compensatorios, lo que surge de las denominaciones "alimentante" y "alimentario", utilizados por el legislador; no por ello es menos cierto que la pensión compensatoria, en nuestro régimen de divorcio, viene a sustituir a los alimentos a favor del cónyuge inocente. De lo anterior, esta Sala considera que los principios constitucionales, así como las disposiciones de carácter internacional que se mencionan en esta sentencia, que prevén el mantenimiento de la igualdad y la equidad en las relaciones de familia, aun después del divorcio, de ninguna manera resultan violados por la aplicación del Art. 113 id. que hace la Cámara sentenciadora, en atención a que dicho precepto reconoce el derecho a la pensión compensatoria, como señal de la "solidaridad postconyugal", bajo los supuestos que a continuación se dirán. El Art. 113 inc. 1 C. F. establece que "Si el matrimonio se hubiere contraído bajo el régimen de separación de bienes, o si habiendo existido un régimen de comunidad su liquidación arrojare saldo negativo, el cónyuge a quien el divorcio produjere desequilibrio que implique una desmejora sensible en su situación económica, en comparación con la que tenía dentro del matrimonio, tendrá derecho a una pensión en dinero que se fijará en la sentencia de divorcio, de acuerdo con las pruebas que al efecto se hubieren producido" (el subrayado es nuestro). El párrafo mencionado determina, en primer lugar, la función primaria de la pensión a través de una renta dineraria que resulta correctora de la liquidación del régimen patrimonial del matrimonio, si la hubiera, en cuyo caso, se debe tomar en cuenta el régimen de bienes durante el matrimonio. Cualquiera sea el régimen patrimonial estipulado por las partes, la pensión compensatoria representa una especie de "indemnización" económica destinada a restablecer el desequilibrio económico, aunque no por ello -como acierta la Cámara sentenciadora- deba confundirse " ...su fundamento con la procedencia, en general y en todo tiempo, de modo que tampoco pueda significar una partición simulada de la mitad de las ganancias adquiridas por el esfuerzo común de ambos cónyuges, en un régimen patrimonial de separación, como pretende la demanda... ". En ese pensamiento, la pensión compensatoria no se convierte en el sustituto natural de la liquidación del régimen patrimonial del matrimonio, por más que alguna doctrina afirme que a través de la misma, aparece "un nuevo módulo liquidatorio particular subjetivista" (Cfr. ÁLVAREZ CAPEROCHIPI, José Antonio, Curso de derecho de familia, tomo I, Civitas, Madrid, 1987, Pág. 165); por suerte que, aun cuando la liquidación del régimen patrimonial no se ha producido, la pensión compensatoria se fija mediante el cálculo que deberá establecerse conforme al "resultado probable" de aquella liquidación, si la hubiera. De este modo, la pensión compensatoria constituye un derecho personal del cónyuge acreedor, con carácter indemnizatorio, cuya finalidad es corregir el desequilibrio económico que aparece como efecto y consecuencia directa del divorcio; de manera que, la sentencia que la ordena deberá hacer mérito de los recursos y las necesidades analizadas, teniendo en cuenta el previsible porvenir de los cónyuges, lo que debe surgir, aunque sea implícitamente, de la relación de elementos de hecho considerados. En segundo lugar, el inciso mencionado establece el momento en que deberá fijarse la pensión compensatoria, es decir, en la sentencia de divorcio. La Cámara sentenciadora, citando a la doctrina, concluye que " ...la norma es expresa al indicar que se fijará (la pensión compensatoria) en la sentencia de divorcio; [...] en virtud de que es una pretensión que está referida a los actos en que se propone, como son la demanda o la reconvención, según se trate del demandante o demandado, en el proceso de divorcio que trae causa... ". A juicio de esta Sala, del contexto del Art. 113 C. F. surge que la pensión compensatoria deberá establecerse en la sentencia de divorcio, porque la misma aparece como un efecto de la disolución del vínculo conyugal, de ahí que "nace en y a resultas" del divorcio. Asimismo, la naturaleza de la pensión se puede contrastar en los módulos establecidos para su fijación, enumerados en el Art. 113 inc. 2 C. F., ya que parecieran ser de dos tipos: alimenticios y compensatorios. Los alimenticios atienden a las necesidades del acreedor y las posibilidades del obligado, especialmente si se toman en cuenta: a) la edad y estado de salud del acreedor; b) la calificación profesional y las probabilidades de acceso a un empleo; y c) el caudal y medios económicos de cada uno; mientras que los compensatorios atienden: a) la dedicación personal pasada y futura a la atención de la familia; b) la duración del matrimonio y la de convivencia conyugal y, c) la colaboración con su trabajo en las actividades particulares (mercantiles, industriales o profesionales) del otro cónyuge. Al margen de la diferencia esencial entre la pensión alimenticia y la prestación compensatoria, surge además que la primera tiene por objeto el sostenimiento del alimentado a través del tiempo, conforme a sus necesidades y a las posibilidades del alimentante, por lo cual, dicha pensión está sujeta a variación según los presupuestos de hecho y al principio rebus sic stantibus; en cambio, la pensión compensatoria tiene el propósito de tornar equivalentes las condiciones económicas de los ex esposos, conforme a la situación existente al momento del divorcio, respecto de las necesidades y posibilidades de uno y otro cónyuge y su evolución previsible, por lo cual no resulta, en principio, revisable ni modificable, salvo que ello pueda ocasionar una consecuencia de gravedad excepcional. Por esta razón, la doctrina enseña que para valorar si existe o no desequilibrio económico hay que considerarlo en ese momento y no en uno posterior, ya que dicho desequilibrio por uno de los cónyuges debe ser consecuencia directa y estar vinculado causalmente al hecho del divorcio, por lo que es ahí donde hay que situar el origen de la desmejora sensible (Cfr. MARÍN GARCÍA DE LEONARDO, Teresa, Soluciones económicas en las situaciones de crisis matrimonial: la temporalidad de la pensión compensatoria en España, en KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída Rosa (Coordinadora), El derecho de familia y los nuevos paradigmas, tomo II, Rubinzal- Culzoni, Santa Fe, 2000, Pág. 85). Del análisis de las circunstancias señaladas en el Art. 113 inc. 2 C. F., la impetrante consideró que "el Tribunal colegiado desestimó además, la plena y absoluta voluntad de las partes y que al efecto, quedó consignada a través de los arreglos extrajudiciales suscritos entre los señores *************. En opinión de esta Sala, dado que el Art. 113 inc. 2 id. se refiere en primer lugar a "los acuerdos a que hubiesen llegado los cónyuges", su ubicación en la norma no es caprichosa, de manera que esta circunstancia actúa preferentemente con relación a las otras y además, su formulación amplia no excluye a los acuerdos específicos sobre el cuidado personal de los hijos; uso de la vivienda familiar; gastos de familia y liquidación del régimen patrimonial del matrimonio que, naturalmente, incidirán en la valoración del desequilibrio y desmejora sensible en la situación económica del cónyuge acreedor. Toda vez que la pensión compensatoria está condicionada al principio dispositivo, en razón de que es un derecho personal de carácter económico derivado del divorcio, la misma no constituye una cuestión esencial a la disolución del matrimonio, de modo que tampoco procede su determinación de oficio, sino que obra en beneficio exclusivo de los cónyuges, en cuyo interés, las partes podrán acordar el reclamo posterior a la sentencia de divorcio. Dicha situación no parece excesiva desde que la ley otorga, en el proceso de divorcio, la posibilidad que los cónyuges realicen acuerdos sobre la cuantía y las bases de actualización de la pensión compensatoria; sin embargo, el acuerdo podría limitarse a dejar a salvo el derecho del cónyuge beneficiado. Aunque la norma no alude expresamente a esta posibilidad, nada obsta para que los cónyuges se limiten a establecer que uno de ellos conserva ese derecho contra el otro, sin especificar el monto de la pensión, ya que si pueden lo más –llegar a precisar la cuantía- pueden lo menos, o sea, limitarse a reservar el derecho de uno de ellos, sin perjuicio de la posterior fijación de la suma a pagar. En el caso sub examine, la impetrante se refiere a una serie de acuerdos económicos y extrajudiciales entre las partes y que están agregados al proceso, tales como: 1) la escritura pública de "convenio de reconocimiento de deuda" otorgada por el señor Cabrera Coto a favor de la señora Orellana Bonilla, por la suma de un millón de colones, el cual hasta fecha no se ha hecho efectivo; 2) la escritura pública de donación del cincuenta por ciento del derecho proindiviso sobre un inmueble otorgado por el señor Cabrera Coto a favor de la demandante; y, 3) el traspaso de acciones de la Sociedad "Servicios Educativos Evangélicos, S. A. de C. V." y "Escuela Cristiana Americana, S. A. de C. V.", otorgado por la señora Orellana Bonilla a favor del señor Cabrera Coto. Sin embargo, es necesario señalar que el Art. 113 inc. 2 C. F. no se refiere a los acuerdos de los ex cónyuges después del divorcio, en cuyo caso, las obligaciones que se establecen son puramente "contractuales", es decir, provenientes del animus donandi de las partes y no una obligación ex lege (cfr. Art. 1308 C. C.). Por lo demás, el hecho que no pueda demostrarse en ocasión del divorcio "la dedicación personal futura a la atención de la familia", de ningún modo significa que la valoración de esa circunstancia se difiera para un momento posterior a la disolución del vínculo, puesto que en los procesos de divorcio, los acuerdos de los cónyuges no excluyen aquellos sobre el cuidado personal de los hijos –como ya se dijo-, o que el juez lo determine en la sentencia (Arts. 111, 113 inc. 2 y 115 ord. 3°] C. F.). En opinión de este tribunal, la Cámara sentenciadora tiene razón al decir que "las diversas circunstancias enunciadas en el Art. 113, inc. 2 C. F., deberán ser invocadas tomando en cuenta el previsible porvenir de ambos esposos", ya que el derecho a reclamar la pensión compensatoria es simultáneo a la declaración judicial de disolución del matrimonio y se extingue si el ex cónyuge la precisa después de la sentencia, por haber pasado el momento oportuno para solicitarla. Por lo anterior, cabe afirmar la pérdida del derecho a la pensión compensatoria por el cónyuge beneficiado, si éste no la precisa en el proceso de divorcio; ya que únicamente la voluntad de las partes podría dejarla a salvo para un proceso posterior, situación que no ha ocurrido en la especie. En consecuencia, la Sala estima que el fallo impugnado no contiene alguna violación del Art. 113 C. F., porque la Cámara ad quem aplicando esa misma disposición ha declarado inepta la demanda, en virtud que la pensión compensatoria se fija en la sentencia de divorcio, salvo que los cónyuges acuerden lo contrario; de suerte que no procede casar la sentencia por este motivo. INFRACCIÓN DE LEY (Art. 2 letra a] L. C.), POR EL MOTIVO ESPECÍFICO DE VIOLACIÓN DE LEY (Art. 3 ord. 1° L. C.) EN EL ART. 56 L. Pr. F. Asimismo, la impetrante alega como error de fondo la infracción de ley, específicamente por contener el fallo una violación de ley y señala como precepto soslayado el Art. 56 L. Pr. F. En su opinión, la Cámara sentenciadora inaplicó la mencionada disposición, como corolario de la violación al Art. 113 C. F. antes estudiada, por cuanto ese tribunal sostuvo que "... resulta impertinente valorar si se ha observado el Art. 56 L. Pr. F., al desestimar la prueba del daño moral y negarse a la indemnización en ese concepto... ". De acuerdo a la recurrente, ".... la Honorable Cámara en los considerandos de la sentencia, prácticamente se limitó a citar y enumerar algunos tratadistas, principalmente españoles, sin entrar a conocer los motivos o causas de fondo que dieron lugar a nuestra demanda de pensión compensatoria e indemnización de daño moral [...] consideramos, por otra parte, que el Tribunal colegiado desestimó además, la plena y absoluta voluntad de las partes y que al efecto, quedó consignada a través de los arreglos extrajudiciales [...] en tal virtud, estimamos que se ha violado el Artículo 56 L. Pr. F. al no haberse aplicado tal disposición, específicamente la parte final del citado artículo que reza "sin perjuicio de la solemnidad instrumental que la Ley establezca para la existencia o validez de ciertos actos o contratos". En el considerando XII de la sentencia impugnada, la Cámara señaló "... de ahí que lo esencial en este caso no es analizar si se probó o no el daño aludido, con inobservancia del Art. 56 L. Pr. F., como lo esgrime la apelante; sino la de establecer la procedencia de dicha pretensión con posterioridad a la sentencia de divorcio y en ese sentido, consideramos que tal pretensión debió ejercerse ya sea en la demanda de divorcio, o en su contestación, para que una vez establecidos los hechos que generan el motivo del divorcio y el daño moral, se decrete el divorcio y en consecuencia la indemnización por este último; por ser ésta una pretensión conexa a la demanda de divorcio y al mismo tiempo accesoria a la principal.----- De no entablarse la pretensión en el mismo proceso, precluye la oportunidad procesal para hacerlo posteriormente y la demanda resulta inepta; por tanto, los argumentos expuestos en ese sentido respecto de la pensión compensatoria son válidos para la pretensión del daño moral.----- En suma, tanto en la pensión compensatoria como en el daño moral, la pretensión deberá ejercerse en el proceso de divorcio [...] En ese sentido, resulta impertinente valorar si se ha inobservado el Art. 56 L. Pr. F., al desestimar la prueba del daño moral y negarse la indemnización en ese concepto por los hechos que suscitaron el divorcio... ". En la disidencia suscrita por el Sr. Dr. Dn. José Arcadio Sánchez Valencia, éste dijo: "... Sobre el daño moral se estima que debió entrarse a conocer y decidir sobre su procedencia. Las razones son similares a las que se han esgrimido para la pensión compensatoria, sin caer en el vicio de sancionar dos veces el mismo hecho. El caso es semejante al resarcimiento del daño (moral y material), en el caso de la declaración judicial de paternidad en que no hubo pronunciamiento sobre los daños por no haberse pedido en la demanda ni ventilado esa pretensión. En ambas hipótesis, perfectamente se puede pedir la indemnización de los daños en un proceso posterior... ". A criterio de esta Sala, el pronunciamiento sobre la supuesta infracción del Art. 56 L. Pr. F., atribuida a la Cámara ad quem deberá realizarse en un doble sentido: en primer lugar, respecto a la pensión compensatoria y en segundo término, con relación a la procedencia de los daños morales derivados del divorcio. El Art. 56 L. Pr. F. señalado como norma presuntamente violada, dispone que "Las pruebas se apreciarán por el Juez según las reglas de la sana crítica, sin perjuicio de la solemnidad instrumental que la Ley establezca para la existencia o validez de ciertos actos o contratos". En el caso sub lite, toda vez que la procedencia de la pensión compensatoria se impone –a falta de un pacto en contra- en la sentencia de divorcio, esta Sala considera que existe razón en el tribunal ad quem para no apreciar los instrumentos relacionados en autos, en tanto es rechazado el pedido de la pensión en un proceso posterior a la disolución del vínculo matrimonial. Además, como señalábamos arriba, el Art. 113 inc. 2 C. F. no se refiere a los acuerdos de los ex cónyuges celebrados después del divorcio, en cuyo caso, las obligaciones que se originan son meramente "contractuales", es decir, provenientes del animus donandi de las partes y no surge de una obligación ex lege (cfr. Art. 1308 C. C.). La sola circunstancia que la pensión compensatoria tenga un carácter indemnizatorio, como lo afirma la recurrente, no significa que éste provenga de la responsabilidad civil extracontractual, de manera que tampoco rige el plazo de prescripción de tres años establecido en el Art. 2083 C. C. En consecuencia, la Sala estima que en el caso de autos no existe violación del Art. 56 L. Pr. F., en cuanto a la improcedencia de la pensión compensatoria después de la sentencia de divorcio, por lo que no procede casar la sentencia impugnada por este motivo. VII. CONSIDERACIONES SOBRE EL DAÑO MORAL DERIVADO DEL DIVORCIO. Finalmente, la recurrente alega violación del Art. 56 L. Pr. F. respecto a la procedencia del daño moral derivado del divorcio, y en su sentir "... compartimos lo argumentado muy atinadamente por el Doctor José Arcadio Sánchez Valencia, en cuanto a que la indemnización por daño moral se puede solicitar en proceso posterior... ". Aunque no aclara el concepto bajo el cual entiende que dicho precepto ha sido infringido por la Cámara sentenciadora, conviene destacar lo resuelto por ésta en el sentido que, "... cabe preguntarse en qué momento procederá ejercer este derecho cuando se solicita a consecuencia o en razón del divorcio; al respecto, consideramos que la pretensión deberá ejercerse precisamente con la demanda o en su caso, con la contestación de la misma; ya que a nuestro juicio se trata de una acción conexa y al mismo tiempo accesoria que no puede ser ejercida en forma autónoma, debiendo establecerse los hechos o conductas dañosas en el mismo proceso de divorcio, puesto que son éstos en los cuales fundamenta la demandante la ruptura matrimonial y al mismo tiempo los que le han ocasionado el daño moral; de tal suerte, que de no probarse los mismos no procederá decretar el divorcio ni el daño moral reclamado... ". Esta Sala no comparte los argumentos de la Cámara ad quem, en el sentido que la pretensión indemnizatoria por daños deba ejercerse "precisamente" en la demanda inicial, porque no se trata de una "acción" conexa ni accesoria, de manera que puede ejercerse de forma autónoma, una vez resulte su procedencia, cuando en el juicio principal no exista pronunciamiento respecto de ella. En ese sentido, según lo ha resuelto este tribunal in re A. L., R. I. c. L. M., C. A. s/ alimentos y daño moral, del 18/12/2001, "... el estudio del daño moral, cuya naturaleza deriva del ámbito de la responsabilidad extracontractual, como hecho antijurídico o violación de un deber legal genérico de no dañar, a falta de un régimen jurídico particular, únicamente puede hallarse en las disposiciones contenidas en el Título XXV, "de los delitos y cuasidelitos" del Código Civil, como autorizan la integración por analogía del Art. 9 C. F. y en sentido contrario, la cláusula derogatoria del Art. 403 id.----- La sola circunstancia que la nueva legislación familiar obedezca a principios éticos y filosóficos distintos a los de ese Código, no significa que el derecho de daños se aparte del modo de proceder en esta materia, máxime cuando los Arts. 2067 inc. 1 y 2080 inc. 1 C. C. señalan que "Es obligado a la indemnización el que hizo el daño..." y que "Por regla general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser reparado por ésta". En la primera, el Código no distingue a qué clase de daño se refiere y donde la ley no distingue no puede distinguir el intérprete; y en la segunda, de carácter más general, señala "todo daño", expresión que no puede ser más amplia y por lo tanto, una decisión que diera lugar al resarcimiento por daño moral perfectamente puede asimilarse en el mencionado Título ...". De ahí que en esta clase de pretensiones rige el Art. 2083 C. C., que prevé "Las acciones que concede este título por daño o dolo, prescriben en tres años contados desde la perpretación del acto". Con respecto al daño moral derivado del divorcio, las opiniones en la doctrina son disímiles y en ésta se encuentran dos corrientes, una denegatoria y otra permisiva. Esta última es la que encuentra mayores adhesiones entre los autores y como postulado principal afirma que los hechos que configuran las causales subjetivas de divorcio son ilícitos y por lo tanto, si ocasionan un perjuicio dan nacimiento a la obligación de reparar. En cambio, la tesis denegatoria obedece a la ausencia de norma expresa y porque "la acción por la cual se pretende lucrar con la deshonra es contraria a la moral y a las buenas costumbres" (Cfr. BORDA, Guillermo, Tratado de derecho civil. Familia, Abeledo- Perrot, Buenos Aires, 1989, Pág. 469). Actualmente, prestigiosa doctrina familiar enseña, por motivos distintos a los ya mencionados, que la concepción denegatoria se asienta "en el hecho que esta posición incorpora en sus fundamentos aspectos cualitativos, flexibilizando así el estricto marco jurídico con aporte de otras ciencias humanas y sociales" (Cfr. MIZRAHI, Mauricio Luis, Familia, matrimonio y divorcio, Astrea, Buenos Aires, 1998, Pág. 530). En ese pensamiento, este último autor se pronuncia porque corresponda la indemnización por hechos ilícitos, "cuando los mismos pueden ser juzgados como tales al margen de la existencia del matrimonio" y afirma que tratándose propiamente de los deberes matrimoniales, la pretensión debe negarse "porque no se puede determinar quién ha sido responsable del fracaso matrimonial, ya que un conjunto de factores contribuyen al mismo" (Cfr. MIZRAHI, M. L., Improcedencia de las indemnizaciones por daños en los divorcios decretados por causales subjetivas, en revista Jurisprudencia Argentina, 1991- IV, Buenos Aires, Pág. 680). En igual opinión se inscribe la doctora GROSMAN, al decir que "no es posible determinar cuál de los cónyuges es el responsable de la frustración del proyecto matrimonial que se concreta en unas causales legales de divorcio que sólo constituyen algunos síntomas visibles del deterioro conyugal". De este modo, "intervienen en ese resultado factores ligados a la personalidad de cada uno de los cónyuges, su historia personal o el tipo de interacción familiar. Igualmente influyen causas externas, crisis producidas por la falta de trabajo, escasos recursos o las condiciones alienantes de vida. ¿Cómo saber con certeza quién es el culpable de la ruptura? A lo sumo encontraremos un culpable en el juicio mediante la selección de ciertos episodios vividos por la pareja, pero, a no dudar, quedarán en la sombra todos los hechos que se desarrollaron en la intimidad, las múltiples acciones y reacciones de los esposos en la vida cotidiana y que se desencadenan en situaciones puntuales por la ausencia de un vínculo afectivo". Asimismo, "el conflicto conyugal no es un problema individual, sino de relación. En la realidad de la vida es muy difícil determinar quién es el culpable o el inocente, porque el comportamiento de cada cónyuge es una reacción a la conducta del otro. Es lo que se ha llamado "causalidad circular", que se opone a la causalidad lineal, donde dada una causa se genera un efecto. Esa naturaleza circular de la interacción hace imposible establecer quién es el responsable del fracaso matrimonial" (Cfr. GROSMAN, Cecilia Paulina, Daños derivados del proceso de divorcio, en GHERSI, Carlos Alberto (coordinador), Los nuevos daños. Soluciones modernas de reparación, Hammurabi, Buenos Aires, 2000, Pág. 440). Aunque la diferencia con el régimen de divorcio argentino radica, entre otras cosas, porque nuestra filosofía del derecho de familia con relación al divorcio- remedio causado, abandona por completo la idea de culpa o inocencia; tampoco es menos cierto que la opinión de tan prestigiosa autora resulta vigente aquí y ahora, particularmente respecto a la "participación" de uno de los cónyuges en los actos o hechos que originaren el motivo de divorcio (Cfr. Art. 106 in fine C. F.). La postura de GROSMAN tiene hondas raíces en la interdisciplina, concretamente en el pensamiento sistémico- cibernético, por el cual se afirma que "los sistemas vivientes, como la familia, no pueden ser explicados en términos de causalidad" e incorpora de la cibernética el concepto de retroalimentación, mediante el que se obtiene una mayor comprensión de las complejas comunicaciones interpersonales y se pasa de la concepción lineal y diádica a la circular (Cfr. JUTORÁN, Sara Beatriz, El proceso de las ideas sistémico- cibernéticas, en rev. Sistemas familiares, Instituto de Terapia Sistémica, Buenos Aires, abril de 1994, Págs. 12 y 15, o la dirección de http: www.geocities.com/sist_fliares/proceso.htm, consultada en el día de la fecha). En similar posición se encuentra ZANNONI, quien advierte que la reparación según los principios generales de la responsabilidad civil extracontractual, particularmente el principio del naeminem laedere (o deber genérico de no dañar), se desenvuelve en "un ámbito autónomo" al que determina su eventual invocación como causa de divorcio (el subrayado es nuestro). Entre otras cosas, porque "no debe pasarse por alto que las conductas que se juzgan en la generalidad de casos como "causa" del divorcio, suelen ser "efectos" de desencuentros afectivos, de la quiebra del proyecto común, de la pérdida del respeto mutuo, muchas veces al conjuro de reacciones que ambos cónyuges retroalimentan". Sin embargo, el autor no excluye que en el análisis de los casos particulares quepa discernir acerca de la reparabilidad de "verdaderos daños", en el que el damnificado invoca primordialmente su calidad de persona. Lo que no puede ser menos cierto, dado que "la reparabilidad se sitúa con independencia de las pretensiones que naturalmente fundan el divorcio"; por lo que es coherente distinguir adecuadamente "el sustrato ontológico del derecho al resarcimiento", ya que éste no deviene del divorcio, o porque el hecho dañoso sea causa del divorcio (Cfr. ZANNONI, E. A., Repensando el tema de los daños y perjuicios derivados del divorcio, en rev. J. A. 1994- II, Buenos Aires, Pág. 822). El subrayado nos pertenece. Por esta sola razón, si del daño moral se trata, el incumplimiento al deber legal- genérico de no dañar (homicidio, lesiones, violencia física, psíquica o sexual, o falta al deber de respeto y no simplemente el "incumplimiento" a los deberes emergentes del matrimonio), produce un menoscabo cierto a la persona misma, antes de invocarse su calidad de cónyuge. De ahí que resulte coherente, parafraseando al autor, que la reparación del daño moral se desenvuelva en un ámbito autónomo al divorcio y que en nuestra legislación de familia, por ejemplo, razonablemente pueda admitirse en la figura consagrada en el Art. 129 L. Pr. F, bajo el epígrafe de "incumplimiento del deber de respeto". Además, en el caso sub judice la demanda no establece el concepto de los daños morales, así como la narración precisa de los hechos que sirvan de fundamento a la pretensión de los daños ocasionados (Cfr. Art. 42 letra d] L. Pr. F.), ya que únicamente se limita a decir "... que mi poderdante desea se fije al señor ***************, PENSIÓN COMPENSATORIA a su favor, equivalente al cincuenta por ciento del capital estimado, y de igual manera se fije una suma de dinero en concepto de indemnización por daño moral ocasionado por el señor *******, en perjuicio de la señora ********* [...] y que en base a lo establecido en el Art. 2 inciso final de la Constitución, se fije al señor ********** en concepto de indemnización por daño moral, en perjuicio de mi mandante por su conducta impropia, la suma de QUINIENTOS MIL COLONES, con los que el demandado deberá cubrir, por las consecuencias perjudiciales y graves que ha incurrido en contra de la señora **********... ". En ese sentido, la demanda no dijo en qué consistía la "conducta impropia" atribuida al demandante, de manera que la falta de claridad y precisión en los hechos que motivan el reclamo indemnizatorio, también se evidenció durante la audiencia preliminar a fs. 154 de la primera pieza principal, en la que se fijaron como hechos alegados "la pensión compensatoria, la indemnización por daño moral y la excepción perentoria de caducidad de acción", aunque éstas se refieren a las pretensiones y defensas de las partes y no a los hechos mismos, conforme al Art. 108 L. Pr. F. Al respecto, como lo ha sostenido esta Sala en autos A. E., P. A. c. C. M., M. A. s/ declaratoria judicial de paternidad, del 21/12/2001, la audiencia preliminar constituye un instrumento cuyas funciones relevantes son la decantación de los hechos litigiosos, la depuración de las pruebas y el saneamiento del proceso, pues sirve como el tamiz atrapador de las impurezas que obstruyen el normal desenvolvimiento del litigio (Cfr. ETCHEVERRY DE QUINTABANI, María Angélica, La audiencia preliminar y el cambio de mentalidad, rev. Jurisprudencia Argentina, 1993- I, Buenos Aires, Pág. 775). Nuestra ley procesal siguiendo a esta moderna concepción, introduce la fase saneadora del proceso a partir de los Arts. 106 a 113, con indicación de las medidas de saneamiento (Art. 107); la fijación de los hechos (Art. 108) y la ordenación de prueba (Art. 109). En tal contenido de la audiencia preliminar, la fijación definitiva del objeto del proceso y de la prueba están estrechamente relacionados, desde que, sobre la base de lo que realmente se controvierte, se fija el objeto de litigio y de él saldrá (aunque no sea lo mismo) el objeto de la prueba (Cfr. VÉSCOVI, Enrique, Un modelo de reforma del servicio de justicia en Latinoamérica: El nuevo sistema judicial en Uruguay, rev. J. A. 1990- IV, Pág. 714). El Art. 203 C. Pr. C., cuya aplicación supletoria en el proceso de familia reside en la remisión genérica contenida en el Art. 218 de la ley procesal, dispone que "Los jueces pueden suplir las omisiones de los demandantes y también de los demandados si pertenecen al derecho; sin embargo, los jueces no pueden suplir de oficio el medio que resulta de la prescripción, la cual se deja a la conciencia del litigante, ni las omisiones de hecho. Se exceptúa el caso del artículo 591, número 1o." (el subrayado es nuestro). En general, negándose por esta Sala el resarcimiento del daño moral derivado del divorcio, a nuestro entender el Art. 56 L. Pr. F. no ha sido violado por la Cámara sentenciadora; al mismo tiempo que, en el caso concreto, su inaplicación se justifica porque en la demanda y en el proceso no se fijaron con precisión los hechos que sirven de fundamento a la pretensión, de donde resulta que la valoración de la prueba debió realizarse de conformidad a aquéllos. En consecuencia, tampoco procede casar la sentencia por este motivo. VIII. OTRAS CONSIDERACIONES. Por último, este tribunal advierte que el proceso fue inicialmente promovido por la señora María Ester Orellana Bonilla, contra su ex esposo Edgardo Arturo Cabrera Coto. A raíz de la sentencia de apelación de las diez horas del dos de julio de mil novecientos noventa y siete (ver fs. 93/96 de la primera pieza principal), la Cámara ad quem en la parte dispositiva ordenó la integración del litisconsorcio pasivo, a efecto de emplazar además del demandado inicial, a sus hijos Edgardo Arturo y María Esther, ambos de apellidos Cabrera Orellana, "... en vista de que éstos podrían ser afectados en sus patrimonios como accionistas, juntamente con la demandante y demandado... ". En todo caso, tratándose la pensión compensatoria de un derecho personal de naturaleza "indemnizatoria" derivada del divorcio, que tiene lugar por un cónyuge contra el otro, la Sala no comparte el criterio que tuvo la Cámara sentenciadora para ordenar el litisconsorcio pasivo, por cuanto los hijos del matrimonio no debieron emplazarse en la calidad de demandados, como se hizo a fs. 97 de la primera pieza principal, sino como terceros (Art. 17 L. Pr. F.). Por ello y en la medida que la sentencia de divorcio sólo surte efecto entre las partes (res inter alios acta), la pensión compensatoria resulta oponible a los terceros que no han intervenido en el proceso, en cuyo caso, la ley procesal faculta que "Podrán intervenir en el proceso los terceros que sean titulares de un derecho, vinculado al objeto de la pretensión y puedan resultar afectados por la sentencia [...] Hecho el emplazamiento el tercero queda vinculado al proceso y la sentencia surte efectos respecto de él" (Art. 13 incs. 1 y 3 id.). POR TANTO: De acuerdo a las razones expuestas, disposiciones legales citadas y los Arts. 82 L. Pr. F., 428 C. Pr. C. y 23 L. C., a nombre de la República, esta Sala FALLA: a) Declárase que no ha lugar a casar la sentencia impugnada; b) Condénase en costas a la licenciada Judith del Carmen Samayoa Orellana y en los daños y perjuicios a que hubiere lugar a la señora *************; y, c) Devuélvanse los autos al tribunal remitente con certificación de esta sentencia. HÁGASE SABER.---A. DE BUITRAGO---V. DE AVILES---M. E. VELASCO.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---MANUEL EDGARDO LEMUS---RUBRICADAS.