El marco histórico del hundimiento de la fragata Nuestra Señora de

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El marco histórico del hundimiento de la fragata
Nuestra Señora de las Mercedes a través
de los tratados internacionales
José Luis Clares Molero
Archivo Histórico Nacional
jluis.clares@mecd.es
Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Ingresó en la
Administración en 1990 como Ayudante de Archivos y es miembro del Cuerpo Facultativo de
Archiveros desde 1997. Ha trabajado en el Archivo de la Corona de Aragón, el Archivo General
de Palacio y el Archivo Histórico Nacional donde es, desde 2005, Jefe de la Sección de Estado.
El hundimiento de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes fue un acontecimiento internacional
de la mayor repercusión y de unas consecuencias inmediatas de la mayor gravedad. No solamente
se trataba del hundimiento de un barco, sino de la ruptura de una legalidad internacional construida a través de una serie de tratados suscritos a lo largo de casi una década, tratados que nos
permiten mostrar cómo se fue conformando la situación de España en el concierto internacional
en esos años.
El conflicto bélico que enfrentó a España y Francia entre 1793 y 1795 dentro del marco de
la guerra de Francia contra la Primera Coalición (conocido indistintamente como Guerra del Rosellón, Guerra de los Pirineos o Guerra de la Convención) se cerró con la firma del Tratado de
Basilea el 22 de julio de 17951. En este tratado se devolvían a España los territorios peninsulares
conquistados a cambio de su parte de la isla de Santo Domingo. Las condiciones de este tratado
fueron bastante moderadas debido al deseo francés de alcanzar la paz y cerrar uno de los frentes
que tenía abiertos, y debido a la llegada al poder de los republicanos moderados o termidorianos,
que abrió una nueva etapa en la República. La muerte del pequeño Luis XVII en junio de 1795
también facilitó la firma del tratado, ya que su liberación era una de las exigencias españolas
para firmar la paz.
El Tratado de Basilea va más allá de la simple firma de una paz entre contendientes. En su
artículo 1 no sólo se hablaba de paz, sino de «amistad y buena inteligencia entre el Rey de España
y la República francesa». Se ha visto en él el intento de restablecer la alianza que había unido a
España y Francia durante el siglo XVIII frente al común enemigo británico.
Puede parecer extraño este cambio tan radical de postura de España, que quedaba en unas
relaciones casi amistosas con el país con el que acababa de enfrentarse y apuntaba ya un posible
enfrentamiento con quien hasta entonces había sido su aliado en la guerra. Pero no hay que
perder de vista la desunión reinante entre los países miembros de la Primera Coalición antifrancesa, a los que únicamente ligaba el deseo de reprimir la revolución pero que en ningún mo1
Paz de Basilea entre España y Francia firmada el 22 de julio de 1795, AHN, Estado, legajo 3370, exp. 13; Estado, legajo
3384, exp. 1; Estado, legajo 3391, exp. 6-10; Estado, legajo 3394, exp. 1 y 6; Estado, legajo 3395, exp. 1-4; Estado, legajo 3401,
exp. 1-11; Estado, legajo 3407, exp. 1-2.
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internacionales. José Luis Clares Molero
mento llegaron actuar de manera totalmente conjunta, manteniendo todos ellos sus intereses
particulares e, incluso, desconfiando entre ellos.
Esta intención apuntada en el Tratado de Basilea se ve confirmada en el Tratado de San Ildefonso firmado el 18 de agosto del siguiente año2. Este tratado establece una alianza militar
Imagen 1. Tratado de San Ildefonso. 18 de agosto de 1796. AHN, Estado, 3370, Exp. 15.
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Tratado de Alianza ofensiva y defensiva entre España y la República Francesa con sus artículos separados y secretos, firmado en San Ildefonso el 18 de agosto de 1796, y otros documentos relativos al mismo, Estado, 3370, Exp. 15, N. 1-6.
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internacionales. José Luis Clares Molero
ofensiva y defensiva entre ambos países, según la cual, entre otros puntos, en caso de ser requerida por cualquiera de las partes firmantes, la otra la socorrería en el plazo de tres meses con
una flota de 15 navíos de línea, 6 fragatas y 4 corbetas, todos ellos debidamente armados y avituallados. En caso de guerra de común acuerdo, ambas potencias unirían todas sus fuerzas militares y actuarían según una política conjunta. El objetivo de este tratado era unir las fuerzas de
ambos países contra Gran Bretaña, enemigo común de los dos: Francia aún se encontraba en
guerra contra la Primera Coalición, en la que Gran Bretaña era la principal potencia, mientras
que España era objetivo de la flota militar británica en las colonias americanas.
Como consecuencia de este tratado, España tomó parte de la guerra conocida como de la
Segunda Coalición (1798-1800) como aliada de Francia y de la República Bátava, estado satélite
de Francia. El Convenio de Aranjuez de 13 de febrero de 1801, confirmado por el Tratado de
Aranjuez de 18 de marzo de 18013, establecía las condiciones en las que se unirían los ejércitos
y flotas de España, Francia y Batavia para combatir a las fuerzas de Gran Bretaña.
La guerra terminó con el Tratado de Amiens, firmado el 25 de marzo de 18024, por el cual
Gran Bretaña restituía de todas las conquistas hechas a Francia y sus países aliados, excepto Cei-
Imágenes 2 y 3. Tratado de Amiens. 27 de marzo de 1802. AMAEC_TR_XIX_0006.
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Tratado de Aranjuez entre España y Francia firmado el 18 de marzo de 1801, Estado, 8461, Exp. 1.
Tratado de Amiens firmado el 25 de marzo de 1802, AHN, ESTADO-EXTERIORES_TR, 2, Exp. 6.
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lán (actual Sri Lanka), Gibraltar y la isla de Trinidad, así como Tobago, conquistada a los holandeses. La isla de Menorca, invadida por los británicos en 1798, sería devuelta a España.
Sin embargo, la paz conseguida no fue duradera: ya al año siguiente estalla la guerra de la
Tercera Coalición (1803-1806) al negarse Francia a firmar con Londres el tratado de comercio
complementario al estipulado en Amiens, intervenir en Nápoles e invadir Holanda. Todo ello
provocó la declaración de guerra del Reino Unido a Bonaparte, incautando sin previo aviso los
barcos franceses y holandeses que navegaban por todos los mares. España estaba obligada por
los tratados anteriormente firmados a entrar en guerra junto a Francia, pero logró mantener su
neutralidad a cambio de la entrega de 6 millones de reales al mes, tal como se recoge en el Convenio celebrado en París el 19 de octubre de 18035 con la República Francesa para reducir a dinero y subsidio anual las obligaciones contraídas por el Rey de España. España evitaba tener
que poner a disposición de Francia sus navíos y tropas.
Sin embargo, Inglaterra se negó a reconocer esa neutralidad mientras España continuara
proporcionando a Francia esos subsidios, tal como manifestó constantemente por vía diplomática a partir de diciembre de 1803. La situación se agravó con la llegada al poder de William Pitt
en mayo de 1804, ordenándose a las fuerzas navales británicas detener y conducir a puertos
británicos cuantos buques de guerra españoles con caudales encontraran en el mar. Los atropellos se sucedieron desde finales de 1803 y culminaron el 5 de octubre de 1804 con el combate
del cabo de Santa María que terminó con el hundimiento de la fragata Mercedes y la captura de
la flota mandada por José Bustamante y Guerra, cargada con una gran cantidad de monedas
tanto de particulares como de la corona destinadas al pago del subsidio comprometido en el
Convenio de París de 1803. El incidente vino también a convertir en inútil la pretensión de mantener la neutralidad española, ya que España entró de pleno en guerra contra Gran Bretaña en
la peor de las situaciones, con unas fuerzas navales mal preparadas, entre otras causas, por la
escasez de recursos que se venía padeciendo desde los tiempos de la guerra contra la Convención francesa.
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Convenio celebrado en París el 19 de octubre de 1803 con la República Francesa para que España permanezca neutral
mediante entrega de seis millones de reales al mes, AHN, Estado, 8461, exp. 2.
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El marco histórico del hundimiento de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes a través de los tratados
internacionales. José Luis Clares Molero
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