Tomo XXI. Septiembre 1921. ~_~~ ;D~ Precio 35 Ce~ No.1 ~~_. --.::c~~~~:-:_,.~ ~ I II ~ Reforma Social, REVISTA MENSUAL DE CUESTIONES SOClALES. Ê(X)NOMIOASPOLtTIOAS. PARLAMENTARIAS, ESTADISTIOAS y DE IllGIENE PUBLIOA ORESTES FERRARA DIRECTOR: ARTICULOS X JACINTO LÓI'EZ- - - - E. J. D1LLON ~ - - .-SttAuu~ ERSKINE- - El ~ ~ Colombia __.._...• 3 'fributación o ConfIscación en México _.._. __ __ ". 40. Emilia Pardo Bazán ._ _ _._ __ .. _. ..__ _ .. 48 _h •• h •••••••••••• _ ::1 NOTAS, COMENTARIOS Y DOCUM£!ttOS X 13 Argullll'llto ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ Colombia Conferencia Sobre Reducción de Armamentos en Washington Una Cuestión Constitucional Mrmoran,illm kepública .h •• h ••••••••••••••• h •• Presentado al Departamento Dominicana ..__..... h •••• __ •••••• __ •••••••• 0. ••••• _. __ :.. •••••••••••••••••••• REVISTA DE REVISTAS h ••••••••••• h ••••• ••• _.h h •••••• ••••••••••• _ ••••• de Estado por el Presidente d~ la __ ¡.. ,-.:. ..: '-- __ •••••••••••••• __ ••• __ ••••••••••• MaBifll:sto del Presidente de la República Dominicana B lB r.l OG RAFlA . •• _ h._ •••••• h •• h _ h ••••••••••••• •••••••••••••••••••••••• h h.h.h ••• •••••••• h __ •••• h.h •• ~_ 67 73 ••••••••••••••••••••••••••• •••••••••• ••••••••••••••••• _ •••••••••••• h •••• h 76 •••••• 86 .J . !J"'-" Díreccion, Redacción y Administración: 25 BROADWAY, NEW YORK Oficinas en la Habana, Cuba: AGUIAR, '11 CASA EDITORIAL .··:·.EN,.I~~ LA REFORMA •••t!I"S"COND.CLA6S MATTl!It.•AUGUST.1I1ST. 1817. AT Tl1e .. ,.,. NEW YOR.~" UHpKR THe.ACT OF MAR<;:H " ..... "Osr,OPPICE II"". ' ••. 7 ,-:c· :-... ~'.~ ." TOwIC • . LA DISCUSION DIARIO CUBANO PARA EL PUEBLO MANUEL Ma. CORO~ADO, Director hasta S. LOPEZ-MIRANDA, RENE Correo: VALVERDE, If}20 Jr., Director Administrador Apal·tado 269. Cable y Telé¡¡rafo: CUBANO Gerente TeNloDo: Ceatro Ofldal: A-ZUI. "DlSCUSION". Pluo&etil de "La D1scullôQ" OFICINAS •.. SAN IGNACIO G 7 7 (Se publlca TARIFA todoa los dlu detallo) DE ANUNCIOS DE UNA PULGADA DE ALTO POR UNA COLUMNA DE ANCHO: Anuncio corricnte .in fijar plana ni lugar (COll\111011 Advertisement nQt choosing pnge or the space) $ 0.80 Anuncio corriente fij.ndo Advertisement choosing Anuncio corriente Advertisement plana, DO lu •• r (Comlllon page, but not the space) fijando choosinp; plan. page y and lu •• r 0.90 (Common 1.00 the space) AnUDcio en forma d. texto lin 6jar plana ni lug.r (Advertising inserted in imitation of reading mattet IJr Included in the same not choosing page or space) 1.20 Anuncio en forma de texto fijando plana y luga •. (Advertising inserled in imitation of relldiDA' matter includcd in lhe same choosing page and the space) 1.50 Anuncio. 2.00 en última Anuncio. (Color Promedio página (Last CD Colores Advertising puge) .__... .. preciol convencionale. conventional prices) de la circulación.. __._. ...._. ._. 3S,OOlJ ejemplarel El Tratado con Colombia JACINTO LÓPEZ e • QUIÉN pudo haber previsto que en el arreglo, por tratado, de las cuestiones pendientes entre Colombia y los Estados Unidos desde noviembre de 1903; en el acto de reparación y de justicia que el Gobierno de los Estados Unidos debía desde entonces a Colombia por las grandes e irrevocables pérdidas resultantes de la acción del Gobierno de los Estados Unidos en la separación de Panamá, al fin consumado en 1921, después de tantos años de laboriosas e infortunadas negociaciones, habría para Colombia un peligro tan real y tan mortal como el que la mutiló en 1903? I CARÁCTER DEL TRATADO En las negociaciones con el Gobierno de los Estados Unidos para la canceladura de las cuestiones procedentes de] despojo de Colombia en Panamá por el Gobierno de los Estados Unidos en 1903, la posición de Colombia era ]a de un acreedor. El arreglo que se negociaba era en puridad de verdad e] arreglo de una deuda, una gran deuda mora] de honor y una gran deuda materia] de valores e intereses. Se trataba simplemente para pactar, en términos concretos y específicos, el pago de esta deuda. Colombia no tenía nada que conceder en este pacto y los Estados Unidos, fuera del reconocimiento de Panamá, no tenían nada que pedir]e, en equidad y en justicia, porque los Estados Unidos habían ganado, y tenían en su poder, todo lo que Colombia había perdido, y e] acto de reparación que el pacto constituiría era un acto de conciencia nacional, un acto de contrición, de rescate de culpas y agravios, y de satisfacción a ]a conciencia moral de] género humano. Por esta razón los oradores que en el debate de] tratado en el Senado de los Estados Unidos en abril último, argumentaban que en e] tratado todas las obligaciones estaban de un solo lado, de] lado de los Estados Unidos, que Co]ombia no concedía nada y las concesiones eran todas 4 LA REFORMA SOCIAL de los Estados Unidos para ella, probaron o que no conocían la cuestión o que olvidaban la buena fe en la discusión. Lo que Colombia hubiera podido conceder en una negociación semejante en otras circunstancias - suponiendo, se entiende, lo imposible -lo habían adquirido ya los Estados Unidos por la fuerza, se lo habían arrebatado a Colombia por la violencia, y el convenio de 1914, que el Senado tardó siete años en ratificar, no era sino la liquidación convencional de una deuda que gravitaba desastrosamente sobre el honor y los intereses de los Estados Unidos. Este concepto de las cosas prevaleció en el propio Gobierno de los Estados Unidos desde los tiempos mismos de Roosevelt, el siniestro protagonista del drama de Panamá. ¿ Fué bajo este concepto que el Presidente Harding sometió otra vez el pacto de 1914 a la consideración del Senado en abril de 1921? ¿ Fué bajo este concepto que el Senado ratificó el tratado el 20 de abril? El derecho de Colombia era tan claro, tan irresistible en su clamor y su apelación; era tan caro a la causa de la civilización; estaba tan unido a la causa de América, que el Gobierno de los Estados Unidos no se negó nunca a negociar con Colombia un pacto de amistad sobre la base del reconocimiento de ese derecho. Lo que el Gobierno de los Estados Unidos rehusó constantemente fué el recurso del arbitraje, que Colombia con infatigable insistencia proponía; y esta repulsa era la más paladina confesión de su pecado y de su temor, era en realidad una admisión de responsabilidad, por más que la velaran con el vano argumento de que los actos políticos de un Gobierno no son arbitrables, principio inventado por la fuerza y mantenido por la fuerza para su propia impunidad en la perpetración de sus crímenes internacionales pero repudiado hoy por el más avanzado criterio del derecho y las más imperiosas nociones de justicia en la universal aspiración de la paz entre las naciones. "¿ Es que hay alguien que crea por un minuto que los responsables del curso que seguimos en Panamá rehusarían someter esta controversia a arbitraje si estuvíeran ciertos de que el fallo de los árbitros sería en nuestro favor?", interrogó el Senador Pomerene en el debate de abril sobre el tratado, y agregó: "En mi humilde juicio, ellos saben que los Estados Unidos no podrían sostener su caso ante ningún tribunal arbitral en el mundo". EL TRATADO CON COLOMBIA 5 II RECONOCIMIENTO DEL DERECHO DE COLOMBIA Las negociaciones de 1909, bajo Roosevelt, son prueba concluyente del reconocimiento del derecho de Colombia por el Gobierno de los Estados Unidos, negado sin embargo por Roosevelt en sus virulentos y grotescos libelos y arengas contra Colombia por la conducta del Gobierno colombiano en relación con el tratado de enero de 1903 para la construcción del canal. Los tratados en que aquellas negociaciones concluyeron eran una ignominia para Colombia, y fracasaron, como debían fracasar, en el Senado colombiano, y provocaron, como tenían que provocar, la indignación y la cólera del pueblo colombiano contra el Gobierno y su representante negociador en Washington; pero dejaron consagrado el básico principio del derecho de Colombia por los propios conculcadores de ese derecho. Los privilegios extraordinarios otorgados a Colombia en el uso del canal por los artículos II, III Y IV del tratado Root-Cortés, son inexplicables si no responden al reconocimiento implícito del derecho de Colombia, de su posición única como soberano y propietario del territorio en que el canal iba a construirse. Estos artículos desmienten y derruyen todo el alegato de Roosevelt, oficial y personal, escrito y declamado, desde 1903, para negar el derecho de Colombia y convencer al mundo de que el verdadero dueño y el verdadero soberano del istmo era Panamá, que Panamá no había pertenecido nunca a Colombia, que era un pueblo subyugado que se había al cabo libertado, que el tratado (de 1846) que garantizaba a Colombia la propiedad y soberanía del istmo de Panamá, ran with the land, que Colombia no había perdido nada y que no tenía nada que reclamar. El Artículo I del tratado de 9 de enero de 1909 entre los Estados Unidos y Panamá, enmendaba el Artículo XIV del tratado de 18 de noviembre de 1903 referente a los pagos anuales que los Estados U nidos harían a Panamá, y el período de nueve años en que estos pagos comenzarían se reduciría a cuatro años a contar de la fecha de ratificación de los llamados tratados tripartitos, todo con el objeto de transferir Panamá a Colombia los primeros diez pagos anuales de $250,000 cada uno, que los Estados Unidos habían de pagar a Panamá según el tratado de 1903. La suma de $2,500,000 formada por estas diez entregas anuales, la pagaban así los Estados Unidos y Panamá, COI;1curriendo aquéllos con $1,000,000 y éste con el saldo. El total aparecía pagándolo Panamá en redención de sus obligaciones en la 6 LA REFORMA SOCIAL deuda interna y externa de Colombia. ¿ No era este pago, por parte de los Estados Unidos, separada su ruindad intrínseca, un reconocimiento del derecho de Colombia? Si Colombia no tenía título alguno, ¿por qué le pagaban los Estados Unidos un millón de dólares? Este millón significaba (aparte siempre su sordidez como compensación) exactamen te lo mismo que los veinticinco millones del tratado de 1914 ratificado con modificaciones en 1921. III Los TRATADOS DE 1909 Los tratados de 1909, los tres tratados, porque eran interdependientes y constituían un solo cuerpo, con una sola vida, restablecían la normalidad juridica e internacional en la región del istmo, reconocían el derecho de Colombía, confesaban la culpabilidad del Gobierno de los Estados Unidos, desmentían la contención de que Panamá no había sido nunca parte integrante de Colombia, y aunque deshonraban a Colombia y eran en suma una grande infamia, tenían el mérito de ser francos y desde este punto de vista honrados, porque no ocultaban nada, es decir, porque no había detrás de ellos condiciones secretas, porque no había misterio en su historia. Eran 10 que eran a la luz del sol. Colombia no ofrecía nada que no estuviera escrito en ellos, ni contraía más obligaciones que las determinadas expresamente en sus cláusulas. La oposición en Colombia a estos tratados se fundó principalmente en el Artículo VI del tratado con los Estados Unidos y en el Articulo IX del tratado con Panamá, que sometía a arbitraje el territorio de Jurado al señalar los límites entre los dos países. La opinión pública en Colombia creyó que este arbitraje no era sino un subterfugio de los Estados Unidos y Panamá para apoderarse por tal medio de todo el territorio utilizable para un canal por el Atrato. El razonamiento colombiano a este respecto puede verse en el informe de la minoría del comité parlamentario a cuyo estudio fueron sometidos los tratados, y el cual dice en este punto (traduzco del informe del Ministro en Bogotá, Mr. Dawson, al Secretario Knox, marzo 29, 1909): No estando determinados los Ilmites de esta región (la de Jurado). los árbitros pueden extenderIos hasta la Bahía de Cupica en el Pacífico, que es el extremo Sur del Canal del Atrato, destruyendo así esta ruta interoceánica que en lo futuro puede ser de grande utilidad para Colombia. Para la formación del tribunal arbitral, la República nombrará un árbitro y EL TRATADO CON COLOMBIA Panamá otro, y si estos dos no logran convenir en un tercero - y es claro que tal acuerdo jamás se logrará - el tercero será nombrado por el Presidente de Cuba, o lo 'que es lo mismo, por el Gobierno de los Estados Unidos. De consiguiente el tribunal es inútil, porque Colombia no tendrá defensa y la región de Jurado será dada ipso facto a Panamá. Para combatir esta interpretación, los Ministros de Colombia y Panamá en Washington, autores del tratado, firmaron, a iniciativa del de Colombia, sendas notas, haciendo constar que en el desarrollo de las negociaciones se había convenido verbalmente entre los dos que la región llamada de Jurado estaba limitada hacia el Este, es decir, hacia el territorio colombiano, por el curso del río Jurado. Estas notas fueron remitidas por el Secretario de Estado de los Estados Unidos (P. C. Knox) al Ministro en Colombia, Mr. Dawson, a quien aquél advierte sin embargo en la nota de remisión (abril 19, 1909): "Para su información agregaré que este Departamento no se siente por el momento lIamado a expresar una opinión formal cuanto a la interpretación de la situación de límites entre Colombia y Panamá." Cuanto al Artículo VI, el informe de la minoría del Comité, escrito y firmado por F. de P. Mateus, ex Ministro de Relaciones Exteriores, y cuya experiencia en el servicio diplomático de su patria como plenipotenciario colombiano en diferentes lugares contaba un periodo de veinticinco años, argüía (traduzco del informe citado de Mr. Dawson): Por el articulo 6 del tratado, Colombia concede a los Estados Unidos el uso de todos los puertos de la República abiertos al comercio como lugares de refugio para las naves empleadas en la empresa del canal y para todos los barcos en peligro que pasen el canal o se dirijan a él y busquen abrigo o fondeadero en dichos puertos, las cuales estarán exentas de todo pago de derechos de anclaje o tonelaje. Calvo defme "refugio": "La protección contra un peligro inminente, ya sea de un hombre perseguido o un barco amenazado por la tempestad." Siendo el refugio un derecho natural, un acto de humanidad, con respecto a naves en peligro, reconocido por todas las naciones, no hay razón para referirse a él en los tratados. La verdadera intención fué crear una servidumbre de uso en nuestros puertos en favor de los Estados Unidos, lIamándola refugio a fin de obtener su aprobación fácilmente. Sin embargo, el artículo hace una clara distinción entre el uso concedido a embarcaciones empleadas en la empresa del canal, incluyendo barcos de guerra, y naves en peligro que realmente necesitan refugio. Calvo dice en su diccionario de Derecho Internacional que "Uso es el derecho de usar, personalmente, algo cuya propiedad pertenece a otro y de participar en sus productos. Este derecho incluye cosas muebles e inmuebles." La deducción de esta doctrina es que mientras concedamos a los Estados Unidos el uso de nuestros puertos, esta nación puede construir en ellos muelles para albergar sus barcos y puede establecer estaciones carboneras en sus costas. 8 LA REFORMA SOCIAL Cualesquiera que sean las razones aducidas para probar la inocencia de esta cláusula del tratado ... yo abrigo la profunda convicción de que la concesión del uso de nuestros puertos a los Estados Unidos significa la pérdida de la independencia de Colombia. No hace mucho tiempo que la prensa extranjera discutió la intención de los Estados Unidos de estahlecer una estación naval en Cartagena y otra en Buenaventura, en vista de ulteriores sucesos, como puntos estratégicos para la defensa del canal. Recientemente un escuadrón americano llegó a Colón, y no es imposible, una vez ratificados estos tratados, que ese escuadrón ocupe a Cartagena y que una medida semejante se adopte poco después respecto al puerto de Buenaventura en el Pacifico. Este punto fué también materia de reclamaciones y explicaciones, en el esfuerzo de Washington por obtener la ratificación de los tratados por Colombia. Entendemos dijo Mr. Knox a Mr. Dawson por cable el 19 de marzo que todo lo que la primera parte del articulo 6 hace es reconocer la antigua doctrina de derecho internacional concerniente al asilo amistoso de embarcaciones en peli~ro ... Pero respecto al uso de los puertos para los buques empleados en el Canal, no dijo una palabra. Puede decirse que es esta la primera manifestación del peligro para la seguridad nacional de Colombia en la negociación de un pacto con los Estados Unidos para finiquitar las cuentas originadas de Panamá. Los sucesos posteriores arrojarán gran luz sobre esta fase de la cuestión. IV EL ARBITRAJE Después del fracaso de 1909, Colombia volvió al recurso del arbitraje como política fija y definitiva en el empeño de alcanzar un arreglo satisfactorio de todas las cuestiones pendientes con los Estados Unidos por los sucesos de 1903; Y en 1911 (noviember 2S) presentó al Departamento de Estado por órgano del Ministro en Washington (Nel Ospina) una comunicación que el Gobierno de los Estados Unidos no contestó, sin duda porque era incontestable. Esta comunicación aludia a los tratados de 1909 para hacer notar que la tentativa hecha entonces para regularizar la situación por medios directos habia sido por extremo EL TRATADO CON COLOMBIA 9 infortunada, puesto que no sólo había concluído en el malogro de los tratados, que tuvieron que ser retirados del Congreso bajo la amenaza de una revolución nacional, sino que había ocasionado la caída del Gobierno que los habia autorizado y el destierro del Plenipotenciario colombiano que los había firmado. Lo que Colombia proponia someter a arbitraje era la divergencia entre la interpretación americana y la interpretación colombiana del Artículo 35 del tratado de 1846, y para ello se apoyaba en autoridades americanas, el Presidente Taft y el ex Presidente Roosevelt inclusive. La nota de Ospina citaba a Roosevelt en The Outlook cuando dijo (octubre 14, 1911): " ... la interpretación de un tratado es preeminentemente una materia propia para arbitraje cuando las partes contratantes difieren cuanto a su verdadera significación. De ordinario esta interpretación es un acto judicial de la clase especialmente adaptada para sometimiento a un tribunal arbitra!." Años más tarde (mayo 3, 1913), Julio Betancourt, Ministro en Washington, en nota al Secretario de Estado, citaba a su vez al Senador Bacon, Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, en un discurso el 29 de enero, 1904: " ... Colombia sostiene que los Estados Unidos, impidiendo por la fuerza que Colombia suprimiera la rebelión, causó la desmembración de su territorio. Los Estados Unidos admiten la protección de la República de Panamá contra Colombia y afirman su deber de hacerla así bajo el tratado de 1846, y de este modo la diferencia es clara entre los dos. Sobre esta diferencia asi presentada, la cuestión de si la contención del Secretario de Estado es correcta o no, es una cuestión referente a la correcta interpretación del Tratado de 1846 ..... la cuestión de la propia interpretación de un tratado, más la cuestión de si se ha causado o no daño en la violación de un tratado, es una cuestión, sobre todas, reconocida como la más simple y más natural cuestión para negociaciones con la mira de un tratado, o de un acuerdo, sí es posible, o para sumisión a un tercero para decisión si tal acuerdo no es posible ... " Citaba la recomendación hecha por la Conferencia de Naciones Amerícanas reunida en Washington en 1890, de que todos los gobiernos americanos celebraran un tratado uniforme adoptando el arbitraje como un principio de derecho internacional americano para el arreglo de las diferencias, dísputas o controversias que puedan surgir entre dos o más de ellas; y haciendo el arbitraje obligatorio entre ellas en toda controversia relativa a privilegios diplomáticos o consulares, límites, territorios, el derecho de navegación y la validez, interpretación y aplicación de los tratados. Citaba la Convención firmada por las naciones representadas en la Segunda 10 LA REFORMA SOCIAL Conferencia de La Haya, al efecto de que (Artículo 38): "en cuestiones de naturaleza legal, y especialmente en la interpretación o aplicación de convenciones internacionales, reconocen el arbitraje como el medio más efectivo y al mismo tiempo el más equitativo para decidir las disputas que la diplomacia no logra resolver". El Secretario Hay y el Secretario Root, cada uno a su turno, respondieron a la proposición colombiana de arbitraje con el gastado y frágil argumento de que las cuestiones políticas no eran arbitrables, cual si la interpretación de un tratado fuera una cuestión política; y el Secretario Knox, más tarde, en un informe al Presidente Taft (febrero 20, 1913), declaró: "Parece obvio que, aun suponiendo que pudiera formularse una cuestión tangible para arbitraje entre los Estados Unidos y Colombia, evidentemente no podrían tomarse en consideración términos de arbitraje que pudieran poner en duda el derecho de Panamá a existir como un estado soberano", cual si ésta fuera la cuestión planteada por Colombia. En 1910 Colombia propuso someter la cuestión de la separación de Panamá a la decisión de un plebiscito en Panamá. El arreglo de las cuestiones pendientes se ajustaria por convenio previo entre los Estados Unidos, Panamá y Colombia, según el resultado de la votación. Los intereses de los Estados Unidos en la zona del Canal no serían en níngún caso afectados. El Gobierno de los Estados Unidos no aceptó esta proposición. En el informe mencionado del Secretario Knox al Presidente Taft, esta proposición es calificada de intangible e impracticable. v LAS NEGOC1ACIONES DE ENERO y FEBRERO, 1913 En la segunda mitad del año de 1911, un nuevo Ministro, James T. Du Bois, hoy célebre en la historia de esta cuestión, como el Ministro Hurbult en la historia de la guerra del Pacífico, por su sinceridad y su amor a la justicia, fué enviado a Colombia, con instrucciones de "encontrar algÚn medio consistente con (el) honor y (la) dignidad (de los Estados Unidos) para poner fin al resentimiento (ill-feeling) de Colombia". Después de un año de residencia en Bogotá, el Ministro Du Bois regresó a Washington, y el 20 de octubre de 1912 presentó al Departamento de Estado su informe, "que contenía la grata información de que Colombia estaba dispuesta a entrar en negociaciones EL TRATADO CON COLOMBIA 11 directas para el arreglo de sus diferencias con" los Estados Unidos. "El Departamento de Estado pronto consideró la nueva situación; y sintiendo que Jas amistosas relaciones establecidas por el Ministro Du Bois con el Gobierno y pueblo de Colombia habían creado una buena atmósfera para la discusíón de un arreglo, recibió instrucciones de volver a Bogotá y tratar la cuestión con las autoridades colombianas". El "programa" que el Ministro Du Bois debía someter, y sometíó en efecto, al Gobierno de Colombia, "informal y tentativamente", era el siguiente (Informe citado de Mr. Knox a Mr. Taft): (1) Que si Colombia ratificaba los Tratados Root-Cortés y Cortés-Arosemena, tal como estaban, los Estados Unidos estarian dispuestos a firmar una convenCÍón adicional pagando a Colombia $10,000,000 por una opción permanente para la construcción de un canal inter oceánico a traves de territorio colombiano y por el arrendamiento perpetuo de las islas de San Andrés y Vieja Providencia. En caso de que el Gobierno colombiano sintiera que a causa de su situación con Panamá existian dificultades en las cuales pudiera él desear el auxílio de los Estados Unidos, el Ministro podria indicar que podría agregarse una estipulación de que los Estados Unidos estarían dispuestos a usar sus buenos oficios con el Gobierno de Panamá con el fin de obtener un amigable arreglo por arbitraje o de otro modo de la disputa sobre límites entre Colombia y Panamá y de cualquiera otra cuestión pendiente entre los dos paises. Si tal proposición por Colombia pareciera imposible, el Ministro intimaria que en adición a lo anterior el Gobierno de los Estados Unidos estaría dispuesto a concluir con Colombia una convención sometiendo a arbitraje la cuestión de la propiedad de los derechos reversibles en el ferrocarril de Panamá, que Colombia asegura que posee, y con la mira de una indemnización conveniente si la contención de Colombia es sostenida. (2) Si el Gobierno de Colombia fuere decididamente contrario a una proposición que envuelva la ratificación del tratado Cortés-Arosemena con Panamá, el Ministro debía insinuar que este Gobierno estaría dispuesto a considerar la anterior proposición aun con ciertas enmiendas. Estas enmiendas serían: Primero, un protocolo adicional por el que los Estados Unidos se comprometerían a usar sus buenos oficios en favor de Colombia en el arreglo de las cuestiones de limites entre ella y Panamá; y Segundo, una convención por la cual el tratado RootCortés entre Colombia y los Estados Unidos sería enmendado en el sentido de eliminar su interdependencia con el tratado Cortes-Arosemena, preservando a Colombia las ventajas que le daria con referencia al uso del Canal de Panamá, un efecto de este cambio sería que Colombia tendría que renunciar definitivamente el pago de $2,500,000 que habría que hacerle bajo el arreglo tripartita, o por lo menos renunciar el pago hasta un tiempo en lo futuro, si acaso, en que el Gobierno colombiano encontrara conveniente ratificar el tratado CortésArosemena. El Ministro Du Bois regresó a Bogotá el 15 de enero de 19130 y comenzó sin pérdida de tiempo sus conferencias informales o prepara- 12 LA REFORMA SOCTAL torias con el Gobierno colombiano, quien se negó, al instante, a la ratificación de los tratados de 1909, Y rechazó, en la segunda conferencia, las proposiciones relativas al canal, a las islas y al arbitraje. La misión de Du Bois fué desde ese momento un completo fracaso; y el nuevo esfuerzo para el arreglo de la cuestión por medios directos, se vió así condenado también a otro fracaso. Aunque la sección (1) del programa preinserto no menciona la via para la construcción del canal, el Ministro Du Bois en sus conferencias en Bogotá, y en toda su correspondencia oficial, se refiere invariablemente a la vía del Atrato. Con el consentimiento del Departamento de Estado, previa consulta por cable, el Ministro Du Bois, en vista de la rotunda y final negativa del Gobierno colombiano, abandonó la condición de ratificación de los tratados de 1909 y modificó las proposiciones originales sobre el Atrato y las islas de San Andrés y Providencia, volviéndolas a presentar en estos términos: "El pago de diez millones de dólares a Colombia por una opción para construir un canal interoceánico por la vía del Atrato y el privilegio de estaciones carboneras en las islas de San Andrés y Providencia." Las demás proposiciones podían condensarse individualmente así: buenos oficios de los Estados Unidos en la cuestión límites entre Panamá y Colombia; arbitraje de la reclamación colombiana sobre derechos reversibles en el ferrocarril de Panamá. Los derechos extraordinarios que daban a Colombia en el uso del Canal los tratados de 1909, subsistian. Las proposiciones modificadas fueron igualmente rechazadas por el Gobierno colombiano en una conferencia ellS de febrero, 1913, entre el Ministro de Relaciones Exteriores, Francisco J. Urrutia, y el Ministro Du Bois, quien pidió entonces al Ministro Urrutia que expusiera los deesos del Gobierno colombiano en la materia. El Ministro Urrutia respondió que el deseo de Colombia era someter a arbitraje las cuestiones pendientes con los Estados Unidos. Sin embargo, si el Gobierno de los Estados Unidos, agregó el Ministro Urrutia, estaba dispuesto a dar a Colombia satisfactoria reparación por lo que había sucedido, Colombia no rehusaría consideraria y estaba preparada a celebrar un arreglo directo que satisficiera las aspiraciones nacionales. Tras una discusión sobre la cuestión arbitraje, Du Bois sosteniendo que las cuestiones políticas no eran arbitrables y Urrutia que la interpretación de un tratado no era una cuestión política, el Ministro de Relaciones Exteriores declaró "que el sentimiento público del pueblo colombiano rechazaría siempre todo arreglo que, sin ser una justa reparación a Colombia, envolviera una disminución de soberanía, un privilegio o una concesión EL TRATADO CON COLOMBIA 13 inaceptable, sobre parte alguna del territorio nacional, como la contenida en las proposiciones de Mr. Du Bois relativa a las islas de San Andrés y Providencia y al canal por el Atrato". El Ministro Du Bois preguntó entonces si el Gobierno colombiano aceptaría una proposición por la cual los Estados Unidos, sin pedir el privilegio de las islas ni la opción del canal, pagarían a Colombia diez millones de dólares, manteniendo el resto de las proposiciones. El Ministro Urrutia contestó: No. El Ministro Du Bois insistió en conocer las bases que serían aceptables para Colombia en la negociación. El Ministro Urrutia insistió a su vez en el arbitraje o una proposición directa que compensara a Colombia por todos los daños morales y materiales que la separación de Panamá le había causado. El Ministro Du Bois inquirió si esta era la última palabra de Colombia y que si consideraba terminadas las negociaciones. El Ministro Urrutia contestó: Sí. En una subsecuente conferencia con el Ministro de Relaciones Extellores, el Ministro Du Bois, por su propia cuenta e informalmente, y sin duda para sondear la medida de las condiciones de Colombia, prel,'1lntó si los Estados Unidos, prescindiendo de privilegios y opciones de toda clase, ofrecieran a Colombia $25,000,000, sus buenos oficios con Panamá, el arbitraje de la cuestión de derechos reversibles en el ferrocarril de Panamá, y derechos preferenciales en el canal, el Gobierno wlombiano aceptaría. El Ministro de Relaciones Exteriores contestó en la negativa. VI LAS NEGOCIACIONES BAJO EL GOBIERNO DEL PRESIDENTE WILSON En este segundo ensayo de negociaciones directas para poner término a las cuestiones emanadas de Panamá, el peligro para la integridad y seguridad de Colombia es ya inequívoco. Al principio parecía deslizarse en el arbitraje de los límites con Panamá en la región de Jurado y en el uso de las aguas y puertos de Colombia; y ahora aparecía francamente en la forma de una proposición específica sobre la vía del Atrato y las íslas de San Andrés y Providencia, que era en realidad una proposición de compra. El imperialismo es un filtro que vuelve estúpidos a los hombres de Estado más inteligentes, más aptos y más expertos. Que un estadista como Knox haya incurrido en el error de hacer al Gobierno de Colombia una pro- 14 LA REFORMA SOCIAL posición semejante, asociándola al propio tiempo a las negoclaoones para el restablecimiento de la amistad con Colombia, parecería inexplicable si no fuera por el embrutecimiento que la obsesión del imperialismo produce en los hombres de Estado que dirigen los destinos de las potencias más fuertes. Por esto, y por la idea no menos torpe de insistir en la ratificación de los tratados de 1909, después de la trágica historia de estos tratados en Colombia, el segundo o tercer esfuerzo de negociaciones directas estaba de antemano irremediablemente condenado al desastre. Las proposiciones de 1913 eran en suma un gratuito e inmerecido ultraje que el Gobierno de los Estados Unidos infería a la nación colombiana a propósito de negociar con ella para un arreglo que no podia ser concebido ni consumado sino como un acto de reparación y de justicia, por el que los Estados Unidos reivindicarían su propio honor y se reconciliarían con Dios y con la humanidad. Coincidía el desenlace de estas negociaciones con un cambio de Gobierno en Washington. El partido republicano había sido derrotado en las elecciones de 1912, Y advenía en 1913 un Gobierno democrático, animado, según Colombia confiadamente creía y esperaba, de un espíritu completamente distinto cuanto al derecho de Colombia en las cuestiones de Panamá. Cuando el nuevo Secretario de Estado, Mr. Bryan, tomó posesión de su cargo, la proposición colombiana que existía en el Departamento de Estado era una proposición de arbitraje, hecha en febrero de 1913, a raíz del f~acaso de las negociaciones de ese año y apenas unos días antes del cambio de Gobierno el 4 de marzo, y ampliada y reiterada el 3 de mayo siguiente. El Gobierno democrático anunció su política en las cuestiones con Colombia, en una declaración del Secretario Bryan contenida en una nota al Ministro colombiano en Washington (julio 18, 1913: Nuestra nación tiene su propio honor comprometido en todas las cuestiones que envuelven buena fe hacia otras naciones, y hablo por el Presidente, y, estoy seguro, por el pueblo todo, tanto como por mi mismo, cuando expreso el ardiente deseo de que podamos remover todo obstáculo en el camino de la perfecta confianza y las libres relaciones entre las dos naciones. Por su parte el Gobierno colombiano, por órgano del Presidente Restrepo, en el mensaje del 20 de julio del mismo año al Congreso, expresó las "grandes esperanzas" del pueblo colombiano en que la nueva Administración haría "pronta y completa justicia compensatoria" a Colombia. De gran promesa era para Colombia, además, la política general del nuevo Gobierno respecto al arreglo pacífico y amistoso de EL TRATADO CON COLOMBIA 15 todas las cuestiones internacionales no transigibles por la vía diplomática. El Secretario Bryan había presentado al Comité de Relaciones Exteriores del Senado, pronto después de la inauguración del nuevo Gobierno, un plan a este efecto, por el cual las partes convenían en que "todas las cuestiones de cualquier carácter y naturaleza en disputa entre ellas", serían sometidas, frustrados los esfuerzos diplomáticos, a una comisión internacional para investigación e informe, y se comprometían a no declarar la guerra ni comenzar hostilidades antes de que la comisión presentara su informe. El Presidente Wilson prefirió, sin embargo, como sus predecesores desde Roosevelt, al arbitraje las negociaciones directas, y ofreció a Colombia (septiembre 29, 1913) la suma de $20,000,000, que más tarde fué ascendida a $25,000,000, "en total liquidación de todos los reclamos y diferencias hoy pendientes entre el Gobierno de Colombia y el Gobierno de los Estados Unidos y el Gobierno de Colombia y el Gobierno de la República de Panamá". (Bryan a Thomson, Ministro en Bogotá.) En estas negociaciones, Colombia estimó en $50,000,000 el valor de la indemnización que los Estados Unidos le debían por los perjuicios de la separación de Panamá. El Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Doctor Urrutia, juzgaba que esta suma era "muy moderada" en vista de la cuenta general de cargos de Colombia contra los Estados Unidos. Sin la separación de Panamá, Colombia habria continuado recibiendo por 66 años todavía la suma anual de $250,000 bajo el contrato del ferrocarril de Panamá, anualidades que forman la suma total de $16,500,000. Al cabo de estos 66 años, la propiedad del ferrocarril, bajo el contrato, pasaría a ser de Colombia. En un informe al Secretario de la Guerra de los Estados Unidos en 1906, el Senador Bristow calculó el valor del Ferrocarril de Panamá en $16,500,000, números redondos. La pérdida por esta sola causa para Colombia era, pues, de $33,000,000. El Gobierno de los Estados Unidos reconoció la validez de esta reclamación de Colombia al proponer su arbitraje en las negociaciones de 1913. Por el tratado de 1903 (Hay-Herran), rechazado por Colombia, los Estados Unidos pagarían a Colombia la suma de $250,000 anuales a perpetuidad. Esta es la misma suma que Colombia habría recibido si la Compañía Francesa hubiera construí do el Canal. El convenio con la compañía del canal era que por los primeros veinticinco años, Colombia percibiría el 5 por ciento de las entradas totales, el 6 por ciento durante los siguientes veinticinco años, el 7 por ciento en los veinticinco años subsiguientes, y el 8 por ciento desde entonces hasta la expiración de la concesión en 1984; pero en ningún 16 LA REFORMA SOCIAL caso la anualidad podría ser menor de $250,000. Terminada la concesión, el canal seria propiedad de la república. Colombia perdió, además, su provincia más rica, con un área de 31,500 millas cuadradas y una población de 300,000 habitantes, la provincia del canal, el punto más importante del universo. Por todos estos daños y pérdidas materiales, unos calculables, otros incalculables, un Gobierno democrático en los Estados Unidos, animado del espíritu de hacer justicia a Colombia, le ofrecía la suma de $20,000,000, es decir, un valor inferior COD mucho al solo valor de las anualidades y los derechos reversibles en el Ferrocarril de Panamá. Cuanto a los daños o agravios morales, el Gobierno de los Estados Unidos ofreCÍa a Colombia una satisfacción en la forma de una expresión de pesar por los sucesos de Panamá, contenida en el Artículo I del tratado en discusión, que decía: El Gobierno de los Estados Unidos de América, descoso de poner fin a todas las controversias y diferencias con la República de Colombia provenientes de los succsos de que la actual situación en el Istmo de Panamá es resultado, expresa en su propio nombre y en nombre del pueblo de los Estados Unidos, sincero pesar de que algo haya ocurrido que interrumpa o indisponga las relaciones de cordial amistad que por tanto tiempo habian existido entre las dos naciones. Este artículo tenía un antecedente, y tal vez tenia su origen, en un memorandum que el Ministro Du Bois presentó al Gobierno colombiano el 15 de febrero de 1913, y el cual comenzaba de este modo: El Gobierno y el pueblo de los Estados Unidos honradamente lamentan que algo haya alguna vez ocurrido que de alguna manera indisponga la larga y sincera amistad que existió por cerca de un siglo entre Colombia y los Estados Unidos, que por año~ han deseado ardientemente remover el resentimiento producido en Colombia por la separación de Panamá. Los términos son casi idénticos, y la intención y el significado son por supuesto idénticos. Lo cual quiere decir que en ambos Gobiernos, el republicano bajo Taft, hechura o criatura de Roosevelt, y el democrático bajo Wilson, la conciencia de la responsabilidad de los Estados Unidos y de sus obligaciones hacia Colombia, por causa de la separación de Panamá, era la misma. EL TRATADO CON COLOMBIA 17 VII EL TRATADO DE 1914 Estas negociaciones duraron apenas ocho o diez meses (las de los tratados de 1909 duraron tres años y Mr. Du Bois estuvo todo un año en Bogotá preparando el terreno para las negociaciones de 1913 bajo Taft) al cabo de los cuales se firmó el tratado de 6 de abril de 1914, que el Presidente Wilson presentó al Senado el 16 de junio del mismo año. Este tratado preserva los privilegios únicos de Colombia en el uso del canal que los tratados de 1909 y las proposiciones de 1913 le concedían, y salva el escollo de la cuestión de límites con Panamá eliminando el arbitraje y fijando inequívoca y definitivamente la frontera entre los dos países como Colombia la deseaba. Omite además el Artículo VI del tratado de 1909, Root-Cortés. De este tratado se hizo en los Estados Unidos una ardiente cuestión de partido. Roosevelt, el héroe del crimen de Panamá, sostuvo contra él hasta su muerte una feroz campaña de insultos, improperios, falsedades y calumnias de todo género. Pronto fué evidente que mientras él viviera el tratado no seria ratificado por el Senado. El partido republicano, por otra parte, no quería consentir en que el crédito del éxito de las negociaciones con Colombia fuera del partido demócrata y con ~ooscvelt acusaba a este partido de no haber tenido más designio en la celebración del tratado que deshonra~ a Roosevelt y al partido republicano confesando la culpabilidad del Gobierno de Roosevelt y haciendo a Colombia desproporcionadas e inmerecidas reparaciones. El informe de la minoría republicana del Senado en 1917, suscrito por los Senadores Lodge, McCumber, Borah, Brandegee y Fall, grandes prohombres todos del partido republicano, y todos hombres de Roosevelt, argumentaba en parte de este modo contra el tratado: Este pago (de los veinticinco millones) puede sólo explicarse por la suposición de que somos deudores de Colombia, moral o legalmente; y ninguna combinación de palabras, ninguna sutileza del lenguaje diplomático puede ocultar la desnuda verdad de que este tratado es una admisión de que la conducta del país en la adquisición del derecho de construir un canal a través del Istmo de Panamá fué una injusticia cometida contra Colombia. Bajo ninguna otra hipótesis podría Colombia pedir esta indemnización de $25,000,000, ni nosotros acceder a tal demanda .. , La minoria del Comité desea hacer constar que niega el cargo que este pago reconoce como válido, de que este país fué culpable de alguna transgresión internacional en la adquisición del territorio en que el canal fué construido. Por el contrario, la minoría declara que nuestra conducta en ajustar un 18 LA REFORMA SOCIAL convenio con Panamá fué justa y propia en todos respectas y que el Gobierno colombiano no tiene contra esta nación ningún reclamo justo o equitativo por ningún acto nuestro en relación con Panamá ... Este tratado contiene una satisfacción por la conducta de los Estados Unidos en el pasado, y aunque velada, es siempre una satisfacción... Si nosotros creyéramos que habiamos sido injustos con el Gobierno de Colombia, nos apresuraríamos a reparar el mal. Como creemos que no hemos hecbo injusticia alguna a aquel país, vehementemente protestamos contra la compra de su amistad. El informe todo de la minoría del Comité no es sino un eco de las vociferaciones de Roosevelt contra el tratado. Repite exactamente el procaz lenguaje de Roosevelt, con los mismos argumentos, las mismas palabras y los mismos dicterios. Parece escrito por el propio Roosevelt. No podía faltar por supuesto el término blackmaü, que Roosevelt fatigó en su infamatoria propaganda contra el tratado y contra el Gobierno de Colombia. "No podemos contestar una demanda de blackmaü", dice el informe. Nada podía empero ser más impropio que el empleo de este vocablo, tanto con respecto a los hechos actuales como con respecto a la posibilidad del hecho del blackmaü en las circunstancias. Blackmaü significa extorsión por intimidación, especialmente extorsión de dinero por amenazas. ¿Quién puede creer en la posibilidad de que un país omnipotente como los Estados Unidos sea intimidable por las amenazas de un país impotente como Colombia? ¿Quién puede creer que Colombia se atreviera siquiera a tal cosa? Esta fué la palabra, sin embargo, que Roosevelt fulminó eternamente contra los innegables e irreparables reclamos del Gobierno de Colombia. Todo lo que Roosevelt habló y escribió en esta materia de la responsabilidad de los Estados Unidos y los derechos de Colombia, lo habló y lo escribió como un loco furioso. No puede uno leerle sin quedar convencido de que estaba loco. Por fin un día declaró, en un único momento de honradez o de lucidez, si no de jactancia y de impudencia, I took the I stlzmus,. con lo cual derribó de un solo golpe toda su mentida, sofística y elaborada argumentación oficial en la cuestión y escarneció todo su diluvio de dicterios y calumnias contra Colombia. Los hombres más ilustres y eminentes del partido republicano, sin embargo, fueron su eco servil, mientras vivió, en esta cuestión, y algunos de ellos continuaron siéndolo hasta después de su muerte. En 1921, en el debate final para la ratificación del tratado, fué Roosevelt quien <:ombatió todavía desde su tumba por boca de Senadores demasiado adheridos a su culto para recobrar su libertad de conciencia aun después de la desaparición del ídolo. "Este es", dijo el Senador Reed en la sesión del 19 de abril, "el más extraordinario de- EL TRATADO CON COLOMBIA 19 bate que jamás he oído en el Senado o fuera del Senado. Como dos terceras partes del tiempo se han gastado en discutir a Roosevelt, y lo mismo abogados que opositores del tratado prueban su caso, o intentan probarlo, por la boca de este hombre que no puede hablar ya y no puede defenderse ni de los errores de sus amigos ni de las vituperaciones de sus enemigos ... Esta cuestión no debe ser resuelta por la opinión de Roosevelt. Esta no es una cuestión de opinión sino de hechos ... " El Senador Reed, sin embargo, procedió en seguida a discutir por la boca de Roosevelt, mientras en la mano agitaba un libro de Roosevelt con el conocido capítulo The Panama Blackmail Treaty, en el que en su concepto estaban los hechos. El Presidente Wilson no logró, en sus dos administraciones, que el tratado con Colombia fuera ratificado por el Senado. El obstáculo era Roosevelt. Roosevelt era más. fuerte que las nociones de honor y de justicia de los leaders del partido republicano. Era más fuerte que la opinión pública de los Estados Unidos, pronunciada en favor de un acto de reparación a Colombia. "El principal argumento en favor del tratado y de su inmediata ratificación", escribía el Presidente Wilson al Senador Stone, Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, "es, naturalmente, que por medio de él procuramos hacer justicia a Colombia y solucionar una larga controversia pendiente que ha originado una infausta interrupción en las relaciones cordiales de las dos repúblicas" (marzo 1°, 1917). "Desearía que en el debate y decisión final del tratado", escribia el Senador Stone, "se tuvieran en cuenta únicamente sus propios méritos ... desgraciadamente parece que hay senadores republicanos opuestos al tratado en número suficiente para derrotarIa". VIII ALTERACIONES AL TRATADO DE 1914 Cuando el Presidente Harding (que como Senador había sido de las huestes republicanas opuestas al tratado) se instaló en la Casa Blanca, Roosevelt dormía ya el sueño eterno; y el primer acto de su Gobierno fué un mensaje al Senado (marzo 9, 1921) recomendando la pronta y favorable consideración del tratado firmado en Bogotá el 6 de abril de 1914. Decía el mensaje: Ha habido muchas y largas dilaciones en la disposición de este tratado hasta 20 LA REFORMA SOCIAL que se nos ha hecho aparecer como desentendidos, cuando la verdad cs que no hemos tenido otra idea que tratar a esta rcpública hermana con la más cordial consideración. El tratado habia sufrido modificaciones o enmiendas en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y el Presidente agregaba en su mensaje: Yo creo que el tratado revisado es una honrada expresión de nuestra justa y amistosa relación con la República de Colombia, y me regocijaria de que nues- tro ejemplo en lo tocante a la República de Colombia se tuviera como una seguridad de la prontitud y firmeza y justicia que promoverán mayor confianza en nucstro Gobierno y un nuevo miramiento por nuestra propia república. Las modificaciones substanciales hechas al tratado del 6 de abril por la mayoría republicana del Comité de Relaciones Exteriores y de las cuales son autores Root y Knox, según testimonio del ex Senador Fall, eran las siguientes: Supresión de todo el Artículo I en que el Gobierno de los Estados Unidos ofrecía a Colombia y Colombia aceptaba una satisfacción por los agravios causados a Colombia por la conducta y la acción del Gobierno de los Estados Unidos en Panamá en 1903; inserción de las siguientes palabras en el primer parágrafo del Artículo II después de la palabra ferrocarril del tratado original: "de cuyo título (el canal y el ferrocarril) se da ahora posesión entera y absolutamente a los Estados Unidos de América sin gravámenes ni resarcimientos de ninguna clase"; omisión en la cláusula I del Artículo II del texto original del tratado, de las siguientes palabras: "aun en caso de guerra entre Colombia y otro país", las cuales se refieren a la libertad de Colombia de transportar en todo tiempo por el canal sus tropas, materiales y buques de guerra, sin pagar ningún derecho a los Estados Unidos; omisión de las mismas palabras en la cláusula 4 del Artículo II del tratado original, referente a que las tropas, materiales de guerra, productos y correos de Colombia, serán transportados por el ferrocarril de Ancon a Cristóbal o por otro cualquiera que lo substituya, caso de que el tráfico por el canal se interrumpa o que sea necesario por cualquiera otra razón; omisión en la misma cláusula de la última sentencia que decía en el tratado original: "Las disposiciones de este parágrafo no se aplicarán sin embargo en caso de guerra entre Colombia y Panamá"; omisión en el Artículo II del tratado original de las palabras "seis meses después del canje de las ratificaciones", referentes al pago de la indemnización de $25,000,000, y su substitución por las siguientes: "la suma de cinco millones será pagada dentro EL TRATADO CON COLOMBIA 21 de seis meses después del canje de las ratificaciones del presente tratado, y partiendo de Ja fecha de dicho pago, los restantes veinte millones de dólares serán pagados en cuatro anualidades de cinco millones cada una". La condición de que Jas disposiciones de la Sección I del Artículo I deJ tratado concediendo a Colombia el uso libre del canal para el paso de sus tropas, materiales y buques de guerra, no serán aplicables en caso de guerra entre Colombia y otro país, fué expresamente hecha parte del tratado por la resolución de ratificación. IX EL DEBATE DEL TRATADO EN EL SENADO DE LOS ESTADOS UNIDOS En el debate de abril en el Senado hablaron más de veinte senadores, todos republicanos, Lodge, Kellogg, Pomerene, Knox, Borah, Johnson, Watson, Poindexter, New, Townsend, Shortridge, Ransdell, McCumber, Reed, Wolcott, Norris, Wadsworth, Kenyon, Sterling, Lenroot, Cummings. No hubo, sin embargo, sino tres discursos importantes, el de Lodge, el de Pomerene y el de Knox (los menciono por su orden de precedencia en el debate). El más inepto fué el de Borah. Ransdell propuso un tratado de alianza con Colombia "para la protección y preservación de ciertos intereses comunes y para el establecimiento y perpetuación de la amistad entre los dos países". El Artículo II de este proyecto de tratado decia textualmente: "Colombia conviene en que un canal entre Jas océanos Atlántico y Pacífico por la ruta del Valle del Río Atrato, o por cualquiera otra ruta en su territorio, no será construido sino con el asentimiento, aprobación y cooperación de los Estados Unidos de América. Colombia cede a los Estados Unidos de América las islas conocidas como islas de Providencia y San Andrés, en el Mar Caribe, y tales islas contiguas como puedan ser consideradas por los Estados Unidos y Colombia utilizabJes para la protección del Canal de Panamá". Los Estados Unidos pagarían en cambio a Colombia, "por estas concesiones y beneficios", la suma de $30,000,000 "en moneda de oro de los Estados Unidos". El Gobierno de los Estados Unidos se obligaba además a prestar a Colombia una suma que no excederia de $25,000,000, para el fomento de sus puertos y vías fluviales y conexiones ferroviarias entre sus principales centros de población y Jas costas del Atlántico y el Pacífico. El discurso de Lodge fué importante por lo que dijo, y Jo que dijo es 22 LA REFORMA SOCIAL importante porque su voz podía considerarse como la voz del Presidente Harding. Lodge es el Presidente del Comité de Relaciones Exteriores y el Jefe de la mayoría republicana del Senado. De antemano se sabía que el tratado sería ratificado, y que Lodge, el leader más conspicuo y más influyente de la Cámara, votaría por el tratado y lo sostendría en la discusión, porque de otro modo el tratado no habría sido sometido otra vez al Senado. La situación era en sí misma muy curiosa y para los republicanos, Lodge el primero, muy embarazosa, porque era republicana la aversión al tratado, porque eran hombres de Roosevelt los senadores a cuyo voto se sometía ahora de nuevo el famoso instrumento, porque era una mayoría republicana, o mejor, un Senado republicano el que ahora debía sancionar lo que el ídolo del partido y la representación senatorial del partido habian persistentemente denunciado y condenado como una abominación y como un oprobio desde 1914. Los cinco grandes personajes firmantes del informe de la minoria del Comité de Relaciones Exteriores en 1917, allí estaban, excepto Fall, que había renunciado la Senaduría para ser Ministro del Gabinete de Harding, pero que estuvo por sus cartas a Lodge presente en el debate e hizo todo esfuerzo por lograr su ratificación. En realidad las cartas suyas que Lodge leyó el primer día de la discusión, constituyen quizá el capítulo más capital en la historia de estos debates, por sus revelaciones, por la luz que arrojan sobre los verdaderos móviles republicanos en la ratificación del tratado. La minoría democrática del Senado no tomó parte en el debate. Su actitud fué de irónico silencio. El tratado fué materia de discusión simplemente entre los republicanos que habian cambiado de frente y eran ahora amigos del tratado, y los republicanos que mantenían su antigua posición de hostilidad y de anatema contra el tratado. La cuestión estaba en realidad agotada. Se había discutido en el Senado mismo desde 1903, es decir, por un período de cerca de dos décadas, y no había nada nuevo que decir. Los convertidos necesitaban explicar sin embargo las razones de su conversión; y los irreconciliables necesitaban hacer una reafirmación de su doctrina, que no era en verdad sino el conocido desatentado alegato de Roosevelt. Los demócratas sabían que el tratado sería ratificado, y se refugiaron en la gloria de su triunfo, resueltos a ser testigos mudos de la palinodia republicana. La verdad, la inteligencia y la conciencia humana tuvieron en el debate un gran representante en el Senador Pomerene, cuyo discurso, basado en la documentación oficial e histórica de la cuestión, copioso en citas y admirable por su método y por su erudición en la materia, demostró la EL TRATADO CON COLOMBIA 23 complicidad de Roosevelt en la revolución de Panamá y su responsabilidad en todos los sucesos posteriores. Es curioso observar en el debate cómo todos los senadores contrarios al tratado que hablaron después del senador Pomerene, ignoraron uniformemente los hechos que presentó tanto como su argumentación y sus conclusiones, con lo que reconocieron que eran irrefutables. Pomerene dijo la palabra definitiva. El discurso de Knox fué importante porque fué la versión oficial de la cuestión expuesta por el Secretario de Estado en las negociaciones de 1913 y por su original teoría de que los Estados Unidos debían una indemnización a Colombia, no por lo que Colombia había perdido sino por lo que los Estados Unidos habían ganado, inadvirtiendo que todo lo que Colombia había perdido lo habían ganado los Estados Unidos, y no por obra de milagro sino por acción directa y de hecho del Gobierno de los Estados Unidos. Por lo demás, el debate fué lamentable por el servilismo moral, intelectual y político de los adoradores de Roosevelt, lo mismo los desertores que los fieles, porque el empeño de aquéllos fué probar que Roosevelt había sido partidario del tratado, y porque los Últimos no hicieron sino repetir los absurdos y Ias imposturas de Roosevelt, afirmando que Roosevelt no podía haber cometido error ni crimen y que la ratificación del tratado era la condenación de Roosevelt. x LA CONVERSIÓN DE RoosEvELT Lodge comenzó contando los hechos como los había contado siempre R()osevelt, y reproduciendo el argumento de Roosevelt. Fué hasta este punt un eco servil del ídolo, cuya conducta en 1903 alabó y aprobó una vez más, proclamando que había prestado un gran servicio a la América y al mundo. Reiteró su adhesión al informe que había firmado con la minoría en 1917, pero como el tratado había sido "vitalmente cambiado", él había cambiado consecuentemente de actitud. Consideraba "demasiado grande" la cantidad ofrecida a Colombia, "pero para llegar al fin de esta cuestión estoy pronto a retirar mi objeción". Olvidaba, sin embargo, que Roosevelt consideraba tal cantidad como "absolutamente inadecuada" si todo lo que se sostenía para justificar su pago era cierto; y el pago equivalía incuestionablemente a esta admisión. Su principal esfuerzo estuvo en demostrar, sin lograrlo, que Roosevelt babía estado de acuerdo con el tratado modificado, y especiosa- 24 LA REFORMA SOCIAL mente leyó un párrafo de una carta de Roosevelt para Fall escrita el 21 de marzo de 1917 que en realidad no se refería al tratado en discusión, sino a un poryecto de tratado con Colombia que Fall le había sometido en consulta. Dijo Lodge: Yo recomiendo la consideración de esta carta a los que han estado incitando al pueblo de los Estados Unidos a que objete este tratado por la razón de que el Presidente Roosevelt no lo aprobó. Se verá por esta carta que aprobó absolutamente el plan de Fall, que le fué todo expuesto, y que el preliminar necesario de un tratado de amistad y comercio del cual él habla especificamente es la adopción dcI tratado enmendado ahora ante nosotros. Como los muertos no pueden defenderse, se puede decir de ellos cuanto uno quiera. Sin duda Roosevelt no soñó jamás que sus más intimas y leales amigos, Lodge y Fall, lo hicieran aparecer después de muerto haciendo y diciendo cosas de que él era absolutamente incapaz, o deshaciéndose y desdiciéndose a sí mismo. Roosevelt no aprobó nunca en forma alguna ni bajo condición alguna el tratado de 1914, que antes bien sublevó siempre sus más airadas cóleras. El testimonio a este respecto es superabundante. No era simplemente la satisfacción del Artículo I del tratado lo que Roosevelt excecraba con espumante rabia, sino también y más que todo, los veinticinco millones de la indemnización. En el Capítulo XI de su Libra Fear God and Take Your Own Part, dice: En 1903 una impúdica y sórdida tentativa se hizo por el entonces dictador de Colombia y sus subordinados politicastros en Bogotá, de forzar a los Estados Unidos, por tácticas escandalosamente impropias, a pagar una suma inmensamente mayor, por el privilegio de construir el canal de Panamá, que la que se había convenido en un tratado solemne. Como Presidente de los Estados Unidos, yo me resisti a esta intentona e impedí que los Estados Unidos fueran extorsionados (blackmailed). Si no hubiera yo resistido con éxito la tentativa, el Canal de Panamá no estaria hoy construido y probablemente nunca habría sido construido. La tentativa fué entonces extorsión (blackmail); y ceder ahora es ceder a extorsión (blackmail). La actual Administración sin embargo propone ahora pagar a Colombia $25,000,000 y dar lo que es prácticamente una satisfacción por nuestra conducta en la adquisición dcI derecho de construir el canal. Evidentemente esto se hace bajo la teoría de apaciguar a los extorsionadores (blackmailers) y haccrles olvidar la mortificación que sufrieron por el malogro de su intentona inicial de robar a los Estados Unidos. Declarando ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado el 23 de febrero, 1915, Roosevelt dijo: EL TRATADO CON COLOMBIA 25 El propuesto tratado es un crimen contra los Estados Unidos. Es un ataque contra el honor de los Estados Unidos que si justificado exhibiría a los Estados Unidos como convictos de infamia. Es una amenaza para el futuro bienestar de nuestro pueblo. Hay o no hay razón para pagar esta enorme suma y dar una satisfacción. Si no hay razón para e\lo - y por supuesto, ni el más leve vestigio de razón existe - ci pago es simplemente un pago de trasnochada extorsión (blackmail). Si hay razón para e\lo, no tenemos derecho para estar en el istmo en absoluto. El pago puede ser sólo justificado sobre la base de que esta nación ha jugado el papel de un ladrón, o de la persona que recibe objetos robados. En tal caso sería un crimen que permaneciéramos en el istmo, y es algo mucho peor que un absurdo que el Presidente, que desea pagar los $25,000,000, tome parte en la inauguración del canal; pues si el Presidente y el Secretario de Estado están justificados en pagar $25,000,000, ello es prueba positiva de que en la apertura del canal ellos están en su propia opinión ocupados en la dedicación de objetos robados. En la Exposición Internacional celebrada en California en conmemoración de la apertura del Canal de Panamá, Roosevelt dijo: Si la acción de los Estados Unidos fué correcta, es entonces una infamia pagar $25,000,000, u otra suma cualquiera,.a Colombia; y si la acción de los Estados Unidos no fué correcta, es una infamia estar en el canal y celebrar esta exposición aqui, porque el canal ha sido hurtado. Tenemos, pues, estas dos alternativas: o hicimos mal o hicimos bien. Si hicimos mal, es una infamia celebrar esta exposición para glorificar la adquisición de objetos robados, y el pago de $25,000,000 es absolutamente inadecuado. Si hicimos mal no tenemos derecho de estar en el istmo, y ustedes no tienen derecho de celebrar esta exposición; pero si hicimos bien - no si, sino que hicimos bien - es una infamia ser extorsionados (blackmailed) por las demandas de bandidos que no pudieron robar a Uncle Sam. Así habló siempre, hasta el fin, respecto al tratado, con una gran fe en el efecto de sus absurdos silogismos y de su arbitraria lógica, el energúmeno de Oyster Bay, sin oír la simple voz del sentido común y de la más elemental verdad de la situación que decía que su Gobierno había hecho mal en el istmo, que había cometido una infamia y un crimen, que lo que los Estados Unidos tenían en Panamá era robado, que las fiestas de la inauguración del canal eran tristes porque sobre ellas se proyectaba la sombra de un enorme atentado, y que lo que el tratado, con la satisfacción y los 2S millones, hacía era reparar en 10 posible lo irreparable, rescatar en 10 posible lo irrescatable, la culpa y el oprobio de Panamá, con un acto de justicia cuya eficacia estaba toda en su intención, en su implicación, en su significación moral, no en la indemnízación material que era, como él mismo decía, absolutamente inadecuada. Era un acto de contrición de la nación para redimir un atroz error de su Gobierno. El 26 LA REFORMA SOCIAL tratado decía, que los "bandidos" no habían estado en Colombia sino en Washington, y que el "rabo" (hold uP) no lo habían intentado en Colombia sino que lo habían consumado en Washington. Lodge pretendía ahora, fundándose en su propio testimonio y en el de Fall, que Roosevelt se había convertido como ellos y que la razón de la conversión de Roosevelt era "el plan" de Fall, de un tratado con Colombia, que Roosevelt aprobaba absolutamente y que requería como condición preliminar o precedente la ratificación del tratado de 1914, revisado, pero con la suma de la indemnización inaIterada. "Juzgo yo", exclamó el Senador Reed, "que el más grande acto de vandalismo que he conocido es el que los pretendidos amigos de Roosevelt metan su mano en el ataúd en que descansa el muerto para arrancar la mortaja y enarbolarla como la bandera blanca de rendición sobre el más grande monumento que Roosevelt erigió a su memoria." XI EL PLAN FALL ¿ Cuál era el plan de Fall? Esta es la clave de todo. Es en este plan donde se encuentran la explicación de la ratificación del tratado por un Senado republicano, y el nuevo peligro para la integridad y la seguridad de Colombia. Fall pensaba del tratado con Colombia exactamente lo mismo que pensaba Roosevelt. En el Senado dijo el 7 de junio de 1918: Por los términos de este tratado, los Estados Unidos de América, sin obtener nada excepto la obligación de parte de Colombia de convenir en la demarcación de los límites de la Repûblíca de Panamá ... extienden a Colombia una satisfacción de esta gran nación por ciertas ocurrencias en el pasado, y entregan a Colombia, del dinero del pueblo, $25,000,000... Pero se nos pide hacer mucho más que esto ... y voy a probar por los términos del tratado mismo que si vosotros, de un:t parte, por el pago de este dinero y la extensión de esta satisfacción, podríais persuadir a algunos otros paises latinoamericanos de que nos inclinamos a ser por lo menos amigables hacia la América Latina, si nuestra acción tuviera ese efecto, seria neutralizada por el hecho de que en el tratado se hace tal discriminación en favor de Colombia y contra las otras naciones latinoamericanas, aun contra Panamá mismo ... una lectura del tratado mostrará que tal discriminación es contra el interés de todas las otras naciones latinoamericanas; y cualljuier buen efecto producido por nuestra satisfacción y la entrega de nuestro dinero, será más que debilitado por los malos efeclos de la ratificación del tratado ... Para el Senador Fall, los privilegios extraordinarios que el tratado EL TRATADO CON COLOMBIA 27 daba a Colombia en el uso del canal, eran una violación del tratado Hay-Pauncefote y de la cláusula de la nación más favorecida en todos los tratados internacionales de los Estados Unidos. De manera que las modificaciones hechas al tratado en 1919 y con las cuales fué ratificado, no bastaban a justificar la conversión del Senador Fall. El Artículo de la satisfacción habia sido suprimido, pero todos los demás articulas !lue él objetaba, subsistian. ¿Qué había ocurrido que pudiera haber transformado al Senador Fall en un abogado defensor del tratado? Por un lado la muerte de Roosevelt, por otro "el plan Fall". El párrafo de la carta de Roosevelt que Lodge leyó en el Senado para convencer a los adoradores de Roosevelt de que el ídolo aprobaba el tratado, es el siguiente: Mucho me gustó lo que usted dice sobre el tratado colombiano. Es muy vigoroso. Yo por supuesto deseo vivamente que sus negociaciones por un nuevo y conveniente tratado tengan éxito. Sus proposiciones en las dos últimas páginas parecen ser eminentemente correctas. Yo pienso exactamente como usted cuanto al tipo de tratado que debemos tener con estos países latinoamericanos. Root es iubstancialmente de la opinión de usted. El va para Washington, me parece, dentro de poco, y creo que sería bueno que usted lo viera si es posible. Usted está en contacto con Lodge y Kellogg, ¿ no es asi? Si un tratado como ci que usted sugiere pudiera ser negociado, sería una cosa capital. Me parece que Lodge y Kellogg podrían ayudarlo a usted a formularIo. Ellos temen mucho que la Administración pueda conseguir pasar un nuevo tratado si la materia objetable fuese eliminada, y, por supuesto, yo preferiría un tratado que fuera bastante bueno para merecer nuestro apoyo, como sería eminentemente el caso si las ideas de usted fueran adoptadas. Las proposiciones de Fall "eminentemente correctas" a que Roosevelt se refiere, o sea "el plan de Fall" según Lodge, sometido a Roosevelt y por Roosevelt aprobado, eran estas, en las propias palabras de Fall, en una carta a Lodge (marzo 21, 1921), leída por éste en el Senado en la sesión del 12 de abril, 1921: Primero. Al tratado entonces pendiente (1917), enmendado como ha sído por el Comité, y como se ha propuesto a la ratificación del Senado, deben incorporarse disposiciones adicionales dando título si es necesario sobre cualesquiera islas cerca de la entrada a la zona del canal. Segundo. La adquisición de una opción en la ruta del canal del Río Atrato. Tercero. Que en caso de guerra o dificultades con otro país extranjero, ninguno de los dos países permitirá el uso de sus puertos, costas o territorio por fuerzas del pais con el cual el otro esté en guerra. Cuarto. Un convenio para mutua defensa del Canal de Panamá, permitiendo cada pais el uso de sus aguas y costas, cuando sea necesario, bajo condiciones que 28 LA REFORMA SOCIAL se pactarán cuando la necesidad se presente de tiempo en tiempo, para la necesaria defensa del canal. La carta de Fall para Lodge, leída por éste en el Senado, dice luego: Sólo puedo decir que, por súplica del Departamento de Estado (al que Fall habia presentado copia de su plan o sus proposiciones) en conexión con las negociaciones sobre petróleo y la decisión de la Corte Suprema de Colombia a este respecto, y por medio de ciertos representantes personales míos en relación con mis funciones como Presidente del Subcomité del Senado, he estado en estrecho contacto con funcionarios del Gobierno colombiano y con ciudadanos prominentes ~n Bogotá y otras partes de Colombia. Tengo toda clase de seguridades, satisfactorias para mi mismo, de tal modo que sólo ha faltado un convenio escrito, de que el actual Gobierno colombiano, y colombianos prominentes, favoreciendo esta politica, inmediatamente después de la ratificación del presente tratado, por propia iniciativa, o a una mera sugesti6n D1Jestra, entrarán en un tratado suplementario que abrace idénticas proposiciones a las sometidas a ... Roosevelt. .. Esta seguridad puede no ser satisfactoria en absoluto para otros Senadores; pero conociendo como conozco yo el carácter latinoamericano, y conociendo, me parece, claramente el sentimiento en Colombia. " tengo confianza en que tal tratado será negociado con éxito ya sea que sugiramos o aceptemos proposiciones de Colombia en este sentido. XII EL TRATADO DE 1914 y EL PLAN FALL En las palabras del Senador Lodge, la condición necesaria a la realización del plan de Fall, vigorosamente aprobado por Roosevelt, era la ratificación del tratado enmendado de 1914. El Senador McCumber, de la minoría del Comité de Relaciones Exteriores que firmó el informe de 1917 contra el tratado de 1914, y confeso autor del informe, dijo en el debate del 19 de abril: Desde nuestra protesta contra el antiguo tratado, muchas cosas han ocurrido lue parecen justificar el apoyo que ahora prestan al tratado varios de los miembros del Comité que se unieron conmigo en oposición al antiguo tratado ... La egunda razón es una nueva, importante y valiosa remuneración que esperan t'btener por un tratado subsecuente con Colombia. El Presidente de los Estados Unidos que, como Senador, también se opuso 1 tratado en su forma original, ahora favorece celosamente su ratificaci6n, inducido, no tengo duda, por la seguridad de que será seguida por tales concesiones de parte de Colombia que serán de inestimable valor para los... Estados Unidos. En esto él como otros que apoyan el tratado por esta razón, descansan en la buena fe del Gobierno colombiano ... EL TRATADO CON COLOMBIA 29 Yo daré mi voto en favor de la ratificación de este tratado, dejando al Presidente que alcance por sus propios medios resultados que constituyen la sola consideración y la sola justificación de esta erogación ... Votaré por arriesgar :525,000,000, la mitad del costo de un acorazado, en el esfuerzo del Presidente de obtener, sin donación adicional, un convenio suplementario que valga para este país muchas veces aquella suma. ¿Cuántos como Lodge y McCumber votaron por la ratificación del tratado con Colombia en virtud de las revelaciones de la carta de Fall, de las seguridades dadas por Fall y por Lodge, que hablaban implícitamente en nombre del Poder Ejecutivo, de que al tratado seguirían concesiones de inmensurable importancia de parte de Colombia, de que la ratificación del tratado de 1914 era el precio que los Estados Unidos pagaban por un tratado en perspectiva que daría a los Estados Unidos posesiones insulares de Colombia próximas al Canal de Panamá, derechos perpetuos sobre la vía del Atrato u otra cualquiera vía ístmica colombiana, y en fin, una alianza con Colombia que permitiera a los Estados Unidos el uso libre de las aguas y costas colombianas en interés del canal? ¿ Fué ésta la razón única y decisiva de ,la ratifIcación del tratado de 1914 por el Senado republicano de 1921? Exponiendo las razones que lo llevaron a sostener el tratado y lo convencieron de que su ratificación era para bien de los intereses de los Estados Unidos, el Senador Lodge dijo: Permitid me llamar la atención primero hacia la sítuación geográfica de Colombia. El territorio de Colombia colinda con Panamá no lejos del canal. Colombia es el único Estado suramericano que tiene costas en el Atlántico y el Pacifico j y en esas costas hay buenos puertos, capaces de gran desarrollo. Domina de este modo las proximidades del canal y en breve mostraré por una carta del Senador Fall la extrema importancia que el Coronel Roosevelt atribuía a aquellas proximidades del canal y a la necesidad de adquirir para nosotros control sobre ellas por un arreglo con Colombia, un control no compartible con ninguna otra nación fuera de Colombia y Panamá. Esta cuestión de las proximidades del canal al Sur y al Este, por mar o por tierra, da un gran valor al establecimiento de buenas relaciones y a nuevos arreglos por tratado con Colombia. y en relación con la magnitud observó: de la suma ofrecida a Colombia, Es a veces necesario para una nación, a fin de alcanzar por métodos pacíficos un fin muy grande e importante, pagar en una negociación más dinero que lo que la cosa por la cual se paga vale intrinsecamente. Tómese el caso de las islas Virgenes... Cinco millones era todo lo Que estas islas intrínsecamente vallan, pero cuando la oportunidad de comprarJas llegó en 1917, la importancia de estas 30 LA REFORMA SOCIAL islas para nosotros no sólo como protección de la ruta principal del comercio aI canal sino como una medida para remover una fuente de conflicto con las potencias europeas, era tal, que sin vacilación alguna pagamos veinticinco millones por ellas... El propósito político de la compra sobrepasaba con mucho el valor de las islas en sí mismas. Los veinticinco millones que han de pagarse a Colombia ... no es evidentemente en pago de la Provincia de Panamá. Esta provincia, que contiene )a ruta del canal, vale muchas veces meinticinco millones. Es tan valiosa que nosotros hemos gastado más de cuatrocientos míllones en construir el canal II través de ella ... En su carta del 21 de marzo, 1921, al Senador Lodge, Fall dice en conclusión: Para repetirIo otra vez, el Coronel Roosevelt estudió absoIutamtnte y apreció en todo tiempo, nuestro interés en un arreglo con Colombia que haga de aquel país un caluroso amigo y aun un aliado, por la razón, entre otras, de que él tomprendía como yo que con Colombia enemiga el canal de Panamá no podría jamás ser protegido contra ataque de otra nación, no importa cuántos miles de millones de dólares se gastaran en fortificar el canal. Colombia controla ambas entradas del canal en el Pacífico y el Atlántico con hermosos puertos y bahías en ambas costas. En la carta a Roosevelt en que le sometía su plan, Fall, entonces Senador, hoy Ministro, decía que el Gobierno de los Estados Unidos estaría justificado en pagar "una cantidad razonable" a Colombia en cambio del "arreglo" que con ella pretendían. Por supuesto, advertia, lIra bien entendido que no sólo eran )05 propósitos allí expuestos los verdaderos propósitos, sino que la remuneración nominal era por las pérdidas y daños sufri.105 por Colombia en la suma, que ella reclama, de cincuenta millones de dólares Il causa de la adquisición por los Estados Unidos del Cana) de Panamá y del ¡ferrocarril de Panamá por la independencia de Panamá. XIII EL DISFRAZ DE LAS PRETENSIONES AMERICANAS He escrito este extenso estudio, partiendo desde las primeras negociaciones con Colombia después de 1903, que concluyeron en los frustráneos tratados de 1909 y duraron tres años, hasta la fecha, para demostrar, entre otras cosas, a la luz de la documentación, que, salvo en las negociaciones de 1913-14 bajo Wilson, la idea de un arreglo con Colombia por los daños y pérdidas de la separación del Departamento de Panamá, ha sido inseparable desde Roosevelt del designio de obtener EL TRATADO CON COLOMBIA 31 de Colombia, a la sombra o a propósito de tal arreglo, concesiones mortales para la integridad, la independencia y la soberanía de Colombia. He querido además demostrar, a la luz asimismo de los hechos y de los documentos, que en todas estas negociaciones ha sido expresamente o implícitamente reconocido, por la naturaleza misma de la negociación, el derecho de Colombia, la razón y la justicia que asistían a Colombia, y que Roosevelt negaba verbalmente y confesó o reconoció prácticamente y de hecho en los tratados de 1909. Roosevelt no mezcló expresamente en 1909, las cuestiones que más tarde aparecieron, en 1913, con Du Bois, pero en la estipulación concerniente a límites con Panamá en el ajuste tripartita de 1909 y en el uso de las aguas y puertos de Colombia, había sin duda alguna una emboscada en la cual estaban comprometidas la suerte de la vía ístmica del Atrato y la independencia de Colombia. El elemento nuevo en Jas negociaciones con Du Bois, la opción permanente para un canal interoceánico por territorio colombiano, probaba que tal era el designio de aquella estipulación, que no logró sorprender al pueblo colombiano, sin embargo, lo que a su vez prueba que en estas materias los pueblos saben más que sus negociadores los diplomáticos profesionales que los representan en estos actos. Knox quiso posteriormente disfrazar la intención de aquella pretensión; y en su informe de febrero 20, 1913, al Presidente Taft, explica que la demanda de las islas y de la opción no tenía más objeto que "revestir la discusión con un mayor aspecto de mutualidad de remuneración". El plan de Fall, aprobado por Roosevelt, la carta de Fall a Lodge, las manifestaciones de este en el Senado, las de McCumber, la decisiva influencia que la promesa de un tratado suplementario con Colombia comprensivo del plan de Fall ejerció en la mayoría republicana del Senado para la ratificación del tratado, la proposición del Senador Randsdell, sometida al Senado en la forma de un tratado de alianza con Colombia bajo el cual se harían a los Estados Unidos las concesiones que Knox pretendía en 1913, y que eran en suma el plan de Fall, no dejan duda acerca de la insinceridad de aquella declaración de Knox. El Minitsro Du Bois, por su lado, escribió: Estas instrucciones me ordenaban ofrecer a Colombia diez millones de dólares en cambio de dos islas que habrían sido de un inmenso valor para los Estados Unidos y de la opción indefinida para abrir un canal por el Atrato. En el propio plan de Fall, hay entre paréntesis, en la cláusula segunda, referente a la opción para un canal, esta larga advertencia que LA REFORMA 32 SOCIAL sería admirable como obra de argucia y de falacia internacional fuera porque supone que los colombianos son carneros: si no (Esta ruta, por supuesto, no es considerada como factible y la opClOn es sólo con el propósito de impedir que cualquier otro pals la obtenga ostensiblemente para un canal y la use para submarinos y otros fines.) y el mismo Knox, en su informe cítado, fiel a esta política de astucia que supone en la otra parte una mentalidad infantil, tiene el cuidado de explicar que La opción para un canal interoceánico por territorio colombiano ... fué introducida (en las negociaciones de 1913) ... de acuerdo con la misma politica que impulsó al Gobierno de los Estados Unidos a firmar la reciente convención con Nicaragua, aunque la probabilidad de tal empresa en aquella región es considerada como mucho más remota que lo es con referencia a la ruta de Nicaragua. En seguimiento de la misma amplia política de poner fin una vez por todas a toda conversación de un canal interoceánico rival, no controlado por los Estados Unidos, el Departamento estaba convencido de la deseabilidad de tal convención (con Colombia), la cual, como el arrendamiento de las islas mencionadas, ofrecia nueva oportunidad para dar al pago propuesto semblanza de remuneración. XIV OBJETO DE LA ENMIENDA DEL ARTÍCULO DEL TRATADO DE II 1914 La historia de las negociaciones en todo su curso demuestra que sin el accidente de una Administración democrática en los Estados Unidos, consecuencia de un cisma en el partido republicano en 1912, porque el país es "normalmente republicano" y el partido demócrata no ejercía el poder desde 1897, es decir, un período de diez y seis años, la alternativa para Colombia habría sido, o un tratado como el que proponía Fall con la aprobación de Roosevelt, o sea el propuesto por Ransdell en substitución del de 1914, o no tratado en absoluto. Con el tratado de 1914, que sin el accidente de un Gobierno democrático jamás habría sido celebrado por el Gobierno de los Estados Unidos, los republicanos tenían la batalla moral perdida. Era un acto de restitución y de justicia por cuya ejecución clamaba la conciencia pública de los Estados Unidos y el sentimiento público latinoamericano. Los Estados Unidos tenían en este tratado los más grandes intereses, la demarcación de los límites de Panamá, el reconocimiento de Panamá por EL TRATADO CON COLOMBIA 33 Colombia, la legitimación del título del canal y el ferrocarril, la conciliación del sentimiento nacional colombiano, el restablecimiento de relaciones cordiales con Colombia, la extinción de la deuda moral con el mundo por la flagrante violación del tratado. de 1846 y el brutal despojo de una nación amiga e indefensa; pero un Gobierno republicano no habria pagado jamás a Colombia, menos en vida de Roosevelt, veinticinco millones de dólares por estos beneficios y en compensación de los daños sostenidos por Colombia. Confrontados los republicanos por el tratado de 1914, no consintieron en su ratificación ni aun después de enmendado; y el párrafo de la carta de Roosevelt inserto en la carta de Fall para Lodge, leída por éste en el Senado, muestra que los leaders republicanos se ocupaban en formular un nuevo tratado para substituir el de 1914 al propio tiempo que tt;mían que el Presidente Wilson lograra la ratificación del tratado enmendado. "Yo preferiría mucho más un tratado que justifique nuestro apoyo, como sería eminentemente el caso si las proposiciones de usted fueran adoptadas". Que Fall hizo esfuerzos en este sentido y propuso a representantes de Colombia, o al Gobierno de Colombia, una negociación de esta índole, se ve de su carta al Senador Lodge en la que dice: El Coronel (Roosevelt) fué informado más tarde, por mi personalmente, de que el Gobierno colombiano aparentemente miraba con gran favor la negociación con los Estados Unidos de un tratado para la defensa del canal como el que yo habia propuesto, asi como otras sugestiones contenidas en mi exposición, pero dudaba de la factibilidad de entrar en nuevas negociaciones. Las autoridades colombianas temian, creo, una revolución politica si no una violenta revolución armada si se emprendían nuevas negociaciones antes de la ratifIcación del tratado pendiente. El párrafo preinserto ocurre en seguida de estos párrafos: También sugerí (en carta a Roosevelt de marzo 18, 1917) Jas líneas de negociación de un tratado que incluye ci tratado enmendado actualmente pendiente, con ciertas adiciones; y el nuevo tratado, comprensivo del tratado pendiente, con enmiendas, reemplazaría al viejo tratado de ... 1846. En esta carta yo decía que había estado en íntímo contacto con aquellos más próximos al Gobierno colombiano y me inclinaba a creer que un tratado como el que yo sugería podía ser negociado en una fccha muy cercana. Le dije además que yo sabía que el Gobierno colombiano' recibiría un ejemplar de mi proposicíón. Este proyecto de un nuevo tratado eon el plan de FaIl y el tratado pendiente enmendado, no tuvo éxito porque (carta citada de Fall a Lodge) 34 LA REFORMA SOCIAL Los colombianos, discutiendo el asunto, observaban que las negociacIOnes se habian extendido mucho tiempo, de una Administración a otra, todas con la mira de pagar a Colombia una suma en consideración de su interés en el Canal de Panamá; que con lin tratado pendiente, si en lugar de actuar sobre él se abrían nuevas negociaciones, éstas serían rechazadas por el pueblo colombiano, al que sería imposible explicarle plenamente la cuestión. Estos antecedentes explican la enmienda del Artículo II del tratado ratificado, modificando los términos de pago de los veinticinco millones, que por el tratado original se efectuaria de una sola vez seis meses después de la fecha de la ratificación y por la enmienda se hará en forma de entregas anuales de cinco millones cada una después de la primera entrega de cinco millones que se hará seis meses después de las ratificaciones. Fué éste el recurso que los leaders republicanos encontraron para encadenar al Gobierno colombiano a su promesa de un tratado posterior con el plan de FaIl como base. Si el Gobierno colombiano no cumple su palabra; o si el plan de Fall vaciado en un tratado tuviese al cabo el mismo destino en Colombia que los tratados de Roosevelt y de Taft, cesarán los pagos, Colombia no recibirá indemnización alguna y surgirá un conflicto entre las dos naciones por el cumplimiento del tratado ratificado en abril de 1921. El Senador Lodge fué absolutamente franco a este respecto. Dijo en la sesión del 12 de abril: Una enmienda ha sido también introducida respecto a los períodos y modos de pago de los $2S,QOO,ooo, lo cual. .. tíene una muy considerable ímportancia en vista de lo futuro y porque nos da cierto control sobre el dinero ... xv LA SOLA SALVACIÓN DE COLOMBIA Tres cosas fueron necesarias para que el Senado republicano ratificara el tratado: la seguridad de que sería seguido por otro tratado con el plan de Fall, que Roosevelt aprobaba; el argumento de que en Colombia estaban (y en Venezuela) los más grandes yacimientos de petróleo en el mundo y que la amistad con Colombia era indispensable a la explotación por los ciudadanos de los Estados Unidos de esta riqueza - el discurso de Lodge describió el petróleo como vital para el desarrollo comercial de las naciones y el mantenimiento de su poder naval, y Fall en una carta a Lodge, leída por éste en el Senado, funda francamente en el petróleo colombiano una de las razones que tuvo para su EL TRATADO CON COLOMBIA 35 cambio de actitud respecto al tratado con Colombia; y por último el hecho del fallo de la Corte Suprema de Colombia afirmando la constitucionalidad de las concesiones de petróleo de que eran dueñas dertas compañías americanas. El ~an mérito y la gran significación del tratado como simple acto de reparación y de justicia, como lo entendían el Presidente Wilson y su partido, como lo entendía y lo esperaba el continente de naciones americanas, quedaron de este modo destruidos. La ratificación del tratado pendiente, declaró el Senador Lodge en la sesión del 20 de abril, la seSlOn final del debate y minutos antes de que se procediera a la votación, l~ solicitada por el Presidente como parte de una más grande y trascendental política que en su concepto será de grandisimo valor e importancia para el pueblo tie los Estados Unidos... Me ha parecido a mi que esa política de su parte es correcta. La indemnización que el tratado estipula es, en las palabras de Roosevelt, absolutamente inadecuada. No es siquiera igual al valor de la pérdida que sufrió Colombia en las anualidades y la propiedad del ferrocarril de Panamá. Colombia habría recibido por lo menos la suma ,equivalente al valor de esta pérdida ($33,000,000) si su reclamación ,1 este respecto hubiera sido sometida a arbitraje como lo propuso el propio Gobierno de los Estados Unidos bajo el Presidente Taft. El informe del Ministro Du Bois a su Gobierno calculaba la suma que debía pagarse a Colombia como indemnización en $50,146,942,75, tomando en cuenta solamente el ferrocarril de Panamá, los derechos sobre ;a concesión del canal, o concesión Wyse y el costo del Laudo Loubet, que fué de $200,000. De manera que por una indemnización tan mezquina comparada con la que realmente y justamente debía recibir Colombia, calculada por altas autoridades en los Estados Unidos en $100,000,000, Colombia queda bajo la obligación de ceder a los Estados Unidos las islas que posee a la entrada del Canal; la opción para un canal en su territorio, lo cual implica la pérdida de su soberanía sobre ese territorio si el canal se construye; el uso libre de las aguas y las costas colombianas, sus puertos, sus ensenadas, sus bahías, para la defensa del canal; en suma, la celebración de un tratado de alianza por el cual todas estas cosas pasen al control de los Estados Unidos. Colombia está, pues, amenazada de muerte. El canal de Panamá 36 LA REFORMA SOCIAL le costó una tremenda mutilación de su territorio, y amenaza ahora costarle la vida, su existencia nacional entera. La alianza del fuerte con el débil es la muerte del débil. En los arreglos proyectados Colombia será absorbida y quedará reducida a la condición de Panamá. El canal, su protección, su seguridad, sus necesidades de todo orden, serán el interés supremo y perentorio, como en el tratado con Panamá, y todo en Colombia, y todo el territorio colombiano, estará subordinado a este interés, será subsidiario de este interés y será sacrificado a este interés. El canal es un dios implacable que reclama a Colombia como victima. En 1903 el dilema era: el canal o la mutilación. Hoy no hay dilema. La situación no tiene más que un término. El canal es esencial a la seguridad y la prosperidad del coloso, Colombia es esencial a la seguridad del canal, y en nombre de este interés vital Colombia ha de ser devorada. La sola salvación de Colombia es la resistencia. Es mentira que el canal demande el sacrificio de Colombia como nación soberana e independiente. Quien demanda este sacrificio, quien demanda todos los sacrificios en el continente americano es el monstruo del imperialismo. La tendencia del mundo es a la paz. El desideratum universal es la paz. No estamos ya en la Edad Media, ni siquiera en los tiempos anteriores a 1914. Los imperios guerreros han sucumbido. La suerte del mundo no depende ya de las locuras de un soberano irresponsable. La guerra no es todavía del todo imposible, pero es cada día menos posible, porque la guerra no depende ya de los Gobiernos sino de los pueblos y porque está probado que una guerra injusta provoca la coalición del mundo entero contra la nación agresora. El mundo está convencido de que la garantía de la paz internacional es el imperio de los principios de moral y de justicia entre las naciones y para la fundación y consolidación de este régimen se ha constituido la Liga de las Naciones y la Corte Permanente de Justicia Internacional. Por estas razones, y por razones económicas, que son siempre decisivas, la política actual de las grandes potencias es el desarme. La era de la rivalidad de los armamentos y de la paz armada ha concluído. Su prolongación no sería compatible con la necesidad de paz y los propósitos de paz y los ideales de derecho y de justicia del mundo moderno. La guerra ha sido hasta ahora inevitable, y los esfuerzos por la solución pacifica de los conflictos internacionales han sido hasta ahora infecundos precisamente por la paz armada, y la paz armada no es sino una concepción y una abominación del imperialismo. Ninguna nación quiere hoy la guerra ni ninguna nación cree hoy que la guerra es otra cosa que un EL TRATADO CON COLOMBIA 37 irreparable infortunio. Por su inicua aversión a la Liga de las Naciones, el Gobierno de los Estados Unidos ha retardado el progreso del mundo en el camino de la paz y de la justicia; y cuando más empeñado estaba en ]a continuación del gran programa naval de 1916, con la mira de ser la primera potencia naval del mundo, la creciente presión de la opinión pública en el Congreso y fuera del Congreso, lo obligó a cambiar de orientación y a acoger la idea de una conferencia en Washington para deliberar sobre el desarme, lo que prueba que el desarme, como medida indispensable a la paz, es la imposición de la época. Washington ha hecho depender sin embargo el desarme de las llamadas cuestiones del Pacífico y del Extremo Oriente. Está bien que estas cuestiones se arreglen, porque ello será en beneficio de la paz; y si la correlación que Washington ha establecído entre estas cuestiones y el desarme, contribuye a su arreglo, será sin duda de alabarse el acierto de Washington. Pero el desarme no depende en realidad de ninguna cuestión. Los grandes e incesantes armamentos son consecuencia de la política imperialista de las grandes potencias; y esta política está irremisiblemente condenada porque los pueblos están irrevocablemente decididos a libertar se de esta carga que los abruma y mantiene viva la fuente de la guerra. De la Conferencia de Washington saldrá un plan de reducción de los armamentos, y el horizonte de la paz aparecerá entonces claro como nunca. La alianza anglo-japonesa, en la que los Estados Unidos creen ver una amenaza, cambiará de carácter en esta Conferencia y todas las probabilidades anuncian que en su lugar surgirá una cordial y perfecta inteligencia entre las tres grandes naciones. De viejo se sabe empero que el principio cardinal de la política de Inglaterra es la amistad con los Estados Unidos, que en Inglaterra no se concibe un conflicto armado con este país, y que los dos aliados, Gran Bretaña y Japón, han convenido de antiguo en exceptuar a los Estados Unidos de los efectos de la alianza en caso de guerra entre el Japón y los Estados Unidos. Ahora, una guerra entre estas dos potencias del Pacífico no es posible, por la enorme diferencia de fuerzas entre los Estados Unidos y el Japón, lo mismo potenciales que combatientes. No hay, pues, contra la seguridad del canal de Panamá, amenaza alguna discernible; y los temores del Gobierno de Washington no son sino un artificio del imperialismo para encerrar a Colombia en su abrazo mortal. Los augurios son de paz y la luz de hoy y del porvenir dice que el canal no será una ruta militar y estratégica como lo ha concebido el imperialismo, sino una via comercial, como lo ha concebido la 38 LA REFORMA SOCIAL razón humana, necesaria a la prosperidad y a la civilización del mundo, como tal garantizada por el interés común del género humano. XVI EL PUEBLO COLOMBIANO El actual Gobierno de Colombia está denunciado por las revelaciones de la carta de Fall leída por Lodge en el Senado. Si aquel Gobierno ha prometido, como asegura Fall, a los agentes de éste, que a la ratificación del tratado de 1914, enmendado en 1921, seguirá otro tratado en el que Colombia abdicará, como Nicaragua, de su soberanía y su independencia nacional, aquel Gobierno ha olvidado el antecedente y la lección de 1909, Y el antecedente y la lección de 1913, y ha cometido un acto de traición como los aventureros de Nicaragua autores del tratado Bryan-Chamarra, y yo estoy seguro de que el pueblo colombiano no tardará en obrar en consecuencia tan pronto como tenga noticia de estos sucesos. Es en el pueblo colombiano en quien yo tengo fe, en el pueblo que se levantó como un solo hombre contra los infames tratados de 1909, y ha sido constantemente fiel al decoro del infortunio que recibiera de la nación amiga y aliada en 1903. Es al pueblo colombiano a quien yo denuncio el tratado ratificado con enmiendas en abril de 1921, como un peligro de muerte para la existencia nacional de Colombia. Después de las declaraciones de Fall y de Lodge en el Senado de los Estados Unidos durante los debates del tratado, el tratado no puede ni debe ser ratificado por el Congreso colombiano sin una declaración que repudie inequívocamente en los términos más enérgicos las seguridades que el Ministro Fall afirma haber recibido del Gobierno colombiano y que equivalen a términos aceptados por éste como condición o como precio de la ratificación del tratado por el Senado de los Estados Unidos. Esta declaración debe formar parte de la resolución de ratificación. Si el Senado colombiano ratifica el tratado sin esta declaración, la ratificación lo acusará de cómplice del Ejecutivo en la traición que tales seguridades constituyen, e implicará que otorga su sanción a la condición de precio impuesta por los imperialistas de Washington a cambio de la ratificación del tratado, es decir, que Colombia acepta el tratado modificado de 1914, no como un acto de reparación y de justicia, sino como la condición preliminar de una negociación posterior inmediata EL TRATADO CON COLOMBIA 39 por cuyos términos Colombia desaparecerá como nación soberana e independiente. En Colombia gobierna el mismo partido responsable de la pérdida de Panamá. Si este partido hubiera hecho la paz después del golpe de cuartel del 31 de julio de 1900, Panamá no se habría perdido. Si el Presidente Marroquin no hubiera sido un idiota y un traidor; si su partido, el partido conservador, no lo hubiera sostenido y no hubiera sido corresponsable con él en los increíbles errores de su dictadura, Panamá no se habría perdido. El actual Presidente es un sucesor legitimo del Presidente Marroquin, en la línea de legitimidad conservadora. Para él Núñez fué un insigne estadista; y en su defensa del tratado del 6 de abril, publicada en mayo de 1914, incurre en el imperdonable desatino de citar como un argumento en favor del tratado una carta del Presidente Ospina para el Ministro Herran en Washington en 1857, que es la mejor prueba de que el señor Ospina, a quien sin embargo califica de "personificación del saber, la honradez, la democracia, la legalidad, la legitimidad, la firmeza" era absolutamente incapaz y absolutamente indigno de la Presidencia de la República. El ex Senador Fall dice que no ha habido nunca en el poder en Colombia un amigo de los Estados Unidos como el actual Presidente, y en esto confía principalmente para la negociación de las proposiciones que él consultó a Roosevelt y Roosevelt aprobó con este comentario: "ese es el tipo de tratado que debemos tener con estos países latinoamericanos". Ya sabemos lo que el Gobierno de Washington entiende por amistad en estos casos. Un amigo es un traidor, como el actual Chamarra, y el anterior Chamorro, y los predecesores de los Chamarras en la familia dinástica de Dawson en Nicaragua. Sólo que en Colombia no es posible lo que ha sido posible en Nícaragua; y la excepcional amístad del actual Presidente de Colombia por los Estados Unidos puede muy bien conducir a sucesos más graves que los de 1909. La fuga y destierro de Reyes y de su Ministro en Washington evitaron entonces una revolución armada; pero el tratado que el Gobierno de los Estados Unidos espera de Colombia como precio de la ratificación del tratado enmendado de 1914 por el Senado de los Estados Unidos, si lIegare en efecto a presentarse al Senado colombiano, ocasionará una revolución nacional de tal carácter y de tal fuerza que para siempre pondrá término a la dominación del partido conservador en Colombia. T ributación o Confiscación en México E. J. DILLON (Por arreglo con The Nation, New York) DOS interesantes ilustraciones de los conflictos de México son dignas de notarse, porque muestran cuán indefenso está México ante su gran vecino del Norte y cuánto incumbe a este vecino usar su fuerza con moderación y de acuerdo con los consejos de la razón y la humanidad. Como Presidente de la República el General Obregón no tiene hoy sino un áncora de salvación -la conciencia de que su política está fundada en la justicia y la esperanza de que intereses no menos que principios impelan a la actual Administración de los Estados Unidos a concederle el tiempo necesario para desarrollada. Obstaculizado por una considerable deuda extranjera por cuyo arreglo acreedores y politicos claman a diario, el Gabinete de Obregón ha agotado su ingenio buscando los recursos para pagar los intereses. Y a menos que logre dar con una feliz invención, el pais se hallará pronto en un tutelaje americano financiero y moral. Generalmente los gobiernos necesitados tienen la elección entre los impuestos o los empréstitos. Pero México es una excepción. No reconocido todavia por el solo pais capaz de prestarle dinero, sus gobernantes están obligados a obtener una contribución para el servicio de la deuda extrarijera gravando lo que pueda ser gravado. Y eso es el aceite. No hay otra manera. En consecuencia, el General Obregón recientemente ha aumentado el derecho sobre el petróleo producido en el país en un promedio, según cómputo, de 25 por ciento y decretado que lo que se recaude no sea arrastrado al abismo de los gastos ínútiles, sino que sea aplicado exclusivamente al pago de la deuda extranjera. Esta medida es hiel y ajenjo para las compañías que tienen que pagar el impuesto aumentado. Sus representantes en Washington hicieron inmediatamente, según parece, preparativos para llamar la atención del Departamento de Estado al decreto que ellos consideran como "virtual confiscación" y de consiguiente un crimen en derecho internacional. Aún se dice que sus efectos en las negociaciones que hoy tienen lugar entre los dos Gobiernos será distintamnte perjudicial. TRIBUTACION O CONFISCACION EN MEXICO 41 El Presidente Obregón, con quien he cambiado ideas 10 mismo en la cuestión general que en la concreta, la contempla desde el mismo punto de vista que el eminente financista ruso, el extinto Conde de Witte. Su opinión puede compendiarse así: El impuesto es una medida esencialmente democrática. El favorece el interés del obrero que tiene el derecho de pedir que una porción tan grande como sea prudentemente posible de los gastos públicos indispensables sea sostenida por impuestos sobre el capital. Esto es hoy eminentemente cierto del Estado mexicano que urgentemente necesita dinero para curar las heridas de diez años de anarquía y emprender reformas sin las cuales ci Estado no puede subsistir. Y actualmente el dinero no puede conseguirse sino .dentro de los límites de la República. Ninguno de los expedientes ordinarios es utilizable. Economía presupone un Tesoro regularmente lleno - una bendición que México no ha conocido desde los días de Limantour. Además, la economía, no importa cuán severamente practicada, no contribuiría con nada al servicio de la deuda exterior, desde que la opresión de la penuria se siente en todos los departamentos. Y en el momento en que se necesita más dinero que nunca, todas las esperanzas de un empréstito extranjero son coincidentemente imposibilitadas por lo que puede llamarse la triple alianza de los banqueros americanos, ingleses y franceses que han impuesto contra México un boycot político-financiero. El solo medio de obviar siquíera parcialmente una situación como ésta, que es tan penosa como peligrosa, son los impuestos, y a este expediente deben abundantes recursos todos los países del mundo hoy. A ]a verdad, en algunos países progresistas las contribuciones han sido elevadas a un grado no muy distante de la confiscación. En otros, como en Alemania y en Suecia, los gobiernos han compelido a las grandes industrias a admitirias como socios con derecho a participar en los proventos. Contra estas innovaciones, las corporaciones privadas y los individuos han murmurado, pero en ningún caso sus respectivos Gobiernos se han aventurado a protestar en su favor. Porque todos navegan en el mismo barco. La necesidad no conoce más ley que la de la justicia, y está reconocido como un principio que si todas las industrias de una clase son igualmente gravadas por una contribución, los requerimientos de la justicia están satisfechos. Y si se objeta que en el caso en consideración las industrias en cuestión están todas en poder de extranjeros de lengua inglesa que miran el gravamen como un acto de hostilidad, los mexicanos replicarán que la posesión de un privilegio 42 LA REFORMA SOCIAL no da derecho al poseedor para reclamar otro. Nacionales y extranjeros están por igual comprendidos en el nuevo impuesto. Hay sin embargo otra manera de ver el asunto. Cada país tiene el derecho, y todo Gobierno está moralmente obligado en interés de sus ciudadanos, a adoptar medidas protectoras en forma de derechos de exportación sobre aquellos recursos naturales que no pueden ser repuestos una vez agotados. Y ningún Estado extranjero, por muy dolorosamente que sus nacionales sean afectados, puede con justícia oponerse a tal tributo. Desgraciadamente para ellos mismos, muchos países han dejado de ejercer ese derecho y sus respectivos gobiernos han descuidado cumplir el deber correspondiente, y las consecuencias que han resultado están patentes hoy en la decadencia de la industria y el comercio, la plaga de la cesantía crónica, la intranquilidad - en algunos países la sublevación - de la clase obrera, y el descontento general. Los veintiocho millones de trabajadores que en Inglaterra dependen hoy para su subsistencia de dádivas distribuídas por el Estado son corrientemente considerados como víctimas de las huelgas. Pero no habría mucho error en buscar el origen de su pauperismo en la imprevisión de sus gobernantes que no proveyeron para los malos años cuya venida debieron haber anticipado. Los estadistas de hoy deploran en vano la miopía de sus predecesores que permitieron que los más preciosos recursos eon que la naturaleza dotó a sus países fueran enviados al mercado y vendidos, por decirlo así, por un plato de lentejas al extranjero que construye flotas, ferrocarriles, y establece lucrativas industrias con los rendimientos del negocio. Si un país importador está ganando, digamos, mil por ciento sobre un producto, ¿ es justo que el país que lo posee sea obligado a contentarse con la ó 20 por ciento? Nada hay que argüir en favor de tal solución. Ejemplos hay muchos e instructivos. Por cerca de medio siglo, Gran Bretaña derrochó el carbón del cual depende el status universal, vendiéndolo a precios absurdamente bajos a pueblos extranjeros que así pudieron establecer nuevas industrias o renovar las. viejas y competir con ella ventajosamente en los mercados del mundo. De 238,000 toneladas vendidas del Reino Unido en el año de 1816, la exportación total se elevó a 1,606,000 en el año de 1840, a 15,495,000 en 1878, a 76,382,000 en 1906, y a 80,366,000 en 1914. Si Inglaterra hubiera impuesto un derecho de importación de, digamos, $9 sobre el carbón, sus mineros habrían tenido jornal,es para una vida decente; así también los marinos que manejaban los barcos que lo llevaban a Singapore, TRIBUTACION O CONFISCACION EN MEXICO 43 Pirreo y otros puertos extranjeros; los propietarios de minas habrían recogido grandes provechos y el país en general se habría beneficiado. En lugar de esto, los trabajadores durante aquel largo período estuvieron mal pagados, mal alojados, y crónicamente agriados contra las clases altas, mientras los países escandinavos, Grecia, Rusia y otros Estados pudieron construir flotas mercantes y establecer un floreciente comercio de carga a expensas de Inglaterra. Además, ella escogió el mejor producto de sus minas de carbón para el mercado interior y exterior, dejando el carbón inferior para ser extraído después a enorme costo. Asimismo Inglaterra salió de su excelente mineral de hierro, vendiéndolo a dos libras la tonelada, y ahora está pagando tres libras por la tonelada de hierro que está en la necesidad de importar de Suecia. En el año de 1819, la cantidad de hierro vendido y exportado a lugares extranjeros fué apenas de 73,000 toneladas. En 1853, el total había subido a 1,261,000 toneladas. En 1890 montó a 4,001,000; y en 1907 a 5,152,000. Y nunca se le ocurrió a ninguno de los varios gobiernos que desempeñaron las funciones de custodios de ·la nación, crear un derecho de exportación sobre una de las principales riquezas nacionales. Hoy el hierro tiene que ser comprado a Escandinavia y uno de los principales recursos de Inglaterra ha desaparecido irrevocablemente. Los Estados Unidos han procedido y están procediendo de la misma imprevisora manera con algunas de sus riquezas naturales, como por ejemplo, los bosques. Cálculos hechos por la Asociación Americana de Papel y Pulpa, los cuales se consideran imperfectos, computan las forestas aún existentes en los Estados Unidos entre 500,000,000 y 550,000,000 de acres. Originalmente, sin embargo, el país poseía un área forestal no menor de 850,000,000 a 900,000,000 de acres. Y a la actual rata de consumo la madera madura en pie en los Estados Unidos se agotará dentro de cincuenta años. Sólo una rápida y drástica política de re forestación puede salvar a la nación de esta desastrosa consumación. Fueron esas magníficas forestas y los comercios e industrias a que dieron vida, las que permitieron la construcción de ferrocarriles, vapores y florecientes comercios. La ciudad de Seattle, por ejemplo, es un vástago de las espléndidas fa restas que se están desvaneciendo aprisa y de las minas que están cerca de extinguirse; y cuando éstas cesen de pagar el costo de explotación y nada quede sino los productos agrícolas, los efectos serán siniestros, perdurables y de largo alcance. La madera vendida al extranjero no producía más de una cuarta parte de su valor intrínseco, las tres cuartas partes restantes iban a enriquecer países ultramarinos. 44 LA REFORMA SOCIAL Semejantes observaciones son aplicables a los bajos precios que rigen para el aceite, el hierro y el cobre. Otra vez los Estados Unidos vendieron su aceite crudo a $1 el barril, del cual el productor recibió cincuenta u ochenta centavos. El precio medio por cuatro años apenas excedía $1 el barril. Hoy ha subido a $3. y según los geólogos más competentes, la mitad de la existencia de aceite en los Estados Unidos está ya agotada. Alemania compró grandes cantidades de aceite americano y por treinta años importó de varios países tal vez cincuenta millones de barriles anualmente. Sus corporaciones industriales lo refinaron con grandes beneficios, y de sus derivados manufacturaron varios otros artículos. El precio medio era de $1 el barril y los alemanes vendían gasolina, vaselina, sacarina, parafina, perfumes y como doscientos productos por todo a un precio igual a $20 el barril.. De una manera igualmente extravagante pero estrictamente constitucional, los Estados Unidos vendieron su cobre a la rata de $200 la tonelada, siendo Alemania comprador en grande escala. Tomaba más de cien mil toneladas de cobre al año - antes de la guerra el precio promedio de 1890 a 1911 no era más de diez centavos la libra. Durante la guerra subió a cuarenta y dos centavos. Para dar a Alemania el cobre a diez centavos la libra, los ferrocarriles tenían que transportarlo de Montana al mar por $8 la tonelada. Hoy el flete es doble. Una análoga si no exacta ilustración es suministrada por el comercio de algodón. Los Estados Unidos, con un práctico monopolio de algodón, dispusieron de las cosechas durante muchas décadas a la rata de 5 a 8 centavos la libra, un precio sólo posible por la baratura del trabajo en el Sur. Este dinero no era suficiente para que los trabajadores vivieran, ni para que los propietarios recibieran una justa ganancia, ni para que las compañías ferrocarril eras fueran adecuadamente pagadas por el transporte al mercado. Lo que pudo y debió haberse hecho fué establecer un derecho de exportación sobre los productos, elevar el jornal del obrero agrícola y obligar al extranjero, que tenía una exorbitante y no ganada parte en el negocio, a contribuir al bienestar del país y del pueblo que 10 creaba. De esta fatua manera las razas de habla inglesa prosiguieron prodigando sus recursos naturales al extranjero y compeliendo o permitiendo a sus propios pueblos disipar su riqueza para enriquecer a extranjeros más allá de los mares. Hoy las mejores minas de cobre y de plata de los Estados Unidos y los mejores grados de carbón deînglaterra están casi agotados, las industrias de este último país están, por TRIBUTACION O CONFISCACION EN MEXICO 45 decir lo menos, en declinación, y la situación obrera está generalmente desorganizada. Ahora, ¿es irrazonable en sí mismo, o equivalente a un acto hostil hacia los extranjeros, que el Presidente de México, que tiene el interés de su país en su corazón, aprenda la lección de los errores de los ingleses y los yankees? El no lo cree así, ni cree tampoco que las grandes naciones de habla inglesa profesen tal opinión. El petróleo, las minas y los bosques de México constituyen su mayor caudal económico y también, infÇlrtunadamente, su más pesada maldición politica. Y permitir que todas estas riquezas sean sacadas del país de la manera imprevisora que Inglaterra y los Estados Unidos permitieron que lo fueran las suyas, sería hoy un crimen y un desastre. La ardiente polémica de hoy entre la prensa de México y la de los Estados Unidos sobre esta cuestión de tributación, es obscurecida por la inyección en ella de cuestiones políticas. La esencia de la cuestión parecería ser si el derecho aumentado es o no confiscatorio. Si la respuesta es en la negativa, no hay objeción válida en derecho internacional contra él. Y esta es la posición asumida por el Gobierno mexicano. Por supuesto que si pudiera probarse concluyentemente no sólo que la producción disminuirá de una manera sensible como consecuencia, sino que la industria del petróleo en general será improductiva, no habría ni podría haber vacilación en el Gobierno de México para moderar el aliento del esquilado carnero. Pues ningún Gobierno, y menos que todos uno que tiene tanta necesidad de dinero como el Gobierno mexicano, seria bastante fatuo para cometer suicidio económico cegando la fuente principal de su propia existencia. La confiscación que hubiera para las compañías petroleras extranjeras traería bancarrota y ruina al Estado mexicano. Tributación al extremo de confiscación lleva consigo su propio remedio. En este caso uno no tiene sino suscitar en la mente el cuadro de las compañías petroleras abandonando la explotación por que se había vuelto improductiva, y la obstinación del Gobierno mexicano en mantenerla perdiendo su principal fuente de ingresQ!" para comprender cuán fantástica es la idea. Los mexicanos sostienen que el petróleo es hoy extraído y exportado a una rata alarmante para los custodios de la nación. Es una repetición de lo que Inglaterra hizo con su carbón y su hierro y los Estados Unidos con su madera. Inmensas fortunas han sido y son hechas y exportadas por extranjeros, dejando pocas trazas de ello en el país. Tan considerables son las cantidades de petróleo mexicano hoy exportado a los Estados Unidos que se han levantado aquí voces pidiendo 46 LA REFORMA SOCIAL un derecho de importanción. Ahora, ¿por qué, se pregunta, han de deducir gobiernos extranjeros y corporaciones extranjeras enormes ganancias de un producto que deja relativamente inadecuados proventos al país en que se encuentra? Si puede soportar un aumento del derecho - y así es admitido por todos - ¿por qué ha de ser el beneficiario el Gobierno que en nada contribuye a la explotación? Además, no puede aseverarse que haya alguna ley internacional que prohiba a un Gobierno la regulación, en interés de la comunidad, de la explotación de los productos naturales o siquiera mercancías manufacturadas. Cada Estado está en libertad de poner en vigor tales medidas para los fines que juzgue convenientes. Ejemplos del ejercicio de este derecho durante la guerra y después, son numerosos, y para la protección de una fuente de riqueza que no puede ser nunca repuesta el derecho es inatacable. Desde el punto de vista fiscal, los argumentos que favorecen la posición mexicana son poderosos. Hay algo peculiarmente repugnante en la contención de que una nación debe arruinarse por falta de fondos para sostener al Gobierno cuando el país está lleno de riquezas. Y México cree que puede discernir un lamentable rasgo en la política de un poderoso vecino que le urge a pagar sus deudas y al propio tiempo le cierra los caminos del crédito en el mundo entero y para coronar la obra le disputa el derecho de levantar parte del dinero tomando plena participación en los recursos que el mismo posee en su propia casa. Un más rígido boycot, una garra más mortal, ellos dicen, sería difícil de imagínar. La exposición del General Obregón de los motivos para el aumento de la contribución es magistral y convincente. El impuesto, arguye, no es discriminatorio contra el extranjero en favor del nativo. La Constitución de México, contra la cual tanto se ha escrito, es la mejor protección de los extranjeros, pues prohibe tanto la exención como la discriminación. México, agrega, ha sido con razón llamado el tesoro del mundo. Incalculables riquezas yacen escondidas en sus montañas, llanuras y valles. Enormes fortunas han sido hechas por extranjeros extrayendo parte de aquella riqueza. Sin embargo, el 90 por ciento de la población nativa vegeta en la pobreza, la escualidez, las enfermedades y la ignorancia, porque esta corriente de riquezas fluye sin tocarIa. "Los sentimientos de humanidad imponen un cambio y este es el cambio que México ha hecho. Nosotros sostenemos el principio de que las riquezas naturales de una nación pertenecen a la nación." Estas son las palabras de un homber cuyo amor por la justicia es una pasión y para quien el servicio de la humanidad es un culto. Yo TRIBUTACION O CONFISCACION EN MEXICO 47 he viajado con él casi toda la República y puedo corroborar lo que él dice respecto a la lastimosa condición de la nación, cuya riqueza mineral es fabulosa. Tal situación es una mancha para la humanidad.' Es intolerable, y ningún hombre capaz de sufrirla, por principio o por conveniencia, merece estar a la cabeza del desgraciado pueblo mexicano. Emilia Pardo Bazán BEATRICE ERSKINE L A MUERTE de Emilia Pardo Bazán ha dejado en la vida literaria y social de Madrid un vacío difícil de llenar. Aparte de su gran reputación como novelista y crítica, tenía un vivo ínterés en todo lo que tocaba a su país o a su profesión, y su vigorosa indívidualidad ganó para ella un número de devotos amigos. A pesar de su enorme producción literaria y de sus muchos compromisos como conferencista, tenía tiempo para prestar su apoyo al movimiento feminista y estaba asociada a muchos proyectos políticos, de progreso social y filantropía. Con toda esta variedad de intereses, nunca estaba demasiado ocupada para figurar en sociedad y era tan conocida en los salones de Madrid como en los salones de conferencias de las universidades. Nacida en 1850 en Coruña, la capital de Galicia, sus primeros esfuerzos fueron estimulados por su padre, el Conde de Pardo Bazán, hombre de gran cultura él mismo. De diez y seis años apenas, casó con don José Quiroga, de quien tuvo tres hijos. Durante su matrimonio viajó mucho y frecuentó mucho la sociedad de Madrid, donde pasaba el invierno, regresando a Galicia en el verano. Esta vida errante no era propicia al estudio, pero no duró largo tiempo, porque la futura novelista tomó la resolución de establecerse en el campo a fin de trabajar, dedicándose especialmente a la historia y la literatura de su nación y de naciones extranjeras. En 1876 ganó un premio por su estudio crítico de las obras de su compatriota, Padre Maestro Freijóo, el cual fué publicado el año siguiente. Su primera novela vió la luz en 1879, la segunda en 1881, cuando ya existía el fermento que había de afectar toda su obra. En estos tempranas días de su carrera Doña Emilia, como después se la llamó, debe haber tenido una fatigante lucha. La situación de España, políticamente y socialmente, no había sido por muchos años favorable al arte y la literatura. Nació cuando Isabel II estaba en el Trono; el año de su matrimonio vió la abdicación de aquella reina. Los años subsecuentes habían sido señalados por el breve reinado y la abdicación de Amadeo de Saboya, la República interina, y la restau- EMILIA PARDO BAZAN 49 racIOn de los Borbones en 1874. Durante estos agitados tiempos, en que los gobiernos se sucedían con rapidez de relámpagos, y un conflicto después de otro conmovía al país, la producción literaria nacional estaba al más bajo nivel. Algunos grandes nombres había, es cierto, pero eran eslabones con el pasado, la vanguardia del movimiento romántico, y no trabajaban en el mismo campo que la joven escritora que se preparaba a cumplir su destino, tendiendo ambas manos al porvenir, no volviendo la mirada al pasado para ver lo que había sucedido antes. Respecto al grupo más joven de escritores literarios con los cuales había de asociarse, casi todos de más edad que ella, lo mismo puede decirse, con la sola excepción de Pereda, cuyos estudios naturalistas se basaban en la vieja escuela española más que en los modernos realistas franceses. Y fué en estos maestros del arte que Doña Emilia buscó inspiracón. Los principales novelistas del día en España eran Valera, Pérez Galdós, Pereda, Alarcón y Palacio Valdés, cuya novela El Señorito Octavio, apareció en 1881. Valera, diplomático y hombre de mundo, había llamado la atención hacia la literatura española por su novela Pepita Jiménez, publicada en 1874. Era un exponente de la escuela clásica y descollaba en un delicado análisis psicológico. Galdós, que vino de las Canarias en 1864, produjo su primera novela en 1870 y comenzó sus Episodios Nacionales en 1873. Representaba la escuela histórica. Alarcón, cuya sensacional novela, EscándaÚJ, hizo ruido en su día, es hoy principalmente recordado por su célebre cuento, El S~ brero de Tres Picos, que hoyes el libreto de un ballet ruso. Alarcón era un romántico de la vieja escuela. Pereda había publicado sus Escenas Montaiíesas desde 1864. Sus crudas descripciones de la vida rural en la vecindad de Santander y sus admirables bosquejos de tipos locales, recordaban la vieja escuela derivada de Cervantes y Quevedo. Doña Emilia no adoptó a ninguno de estos escritores como guia. Ella fué derecho a la fuente donde tomó su credo literario, y, habiéndose encontrado a sí misma, prosiguió atrevidamente su camino a despecho de la crítica. Aunque algunos escritores ven en ella la fundadora de la escuela realista en España, ella lo negó siempre, afirmando que Pereda era anterior a ella. Como quiera que sea, no hay duda de que sus novelas, y más aún sus escritos de polémica, en los cuales se mostró un campeón sin miedo de la Nueva Escuela, tuvieron una grande y permanente influencia en la literatura de su patria. Es el papel desempeñado por esta intrépida escritora en un período crítico de la literatura, tanto como su gallarda lucha contra la desigualdad de los sexos, más marcada en 50 LA REFORMA SOCIAL España que en otras tierras, lo que hace su historia tan interesante. Desdeñando la critica, deliberadamente se atravesó en la poderosa corriente de la producción nacional contemporánea, tomando lo que necesitaba de fuente francesa - de Daudet más bien que de Zola - e injertándolo en el robusto árbol de la vieja tradición española, inició la serie de novelas que la hizo desde entonces famosa. Doña Emilia se hizo pronto sentir como un nuevo y potente elemento en el mundo de la ficción y de la crítica. Ella tenía el espíritu de la aventura literaria unido a la fuerza de inteligencia y la tenacidad de propósito; con un fino sentido histórico, tenía ya una tendencia al exaltado misticismo que más tarde se hizo visible en su vida de San Francisco de Asís. Sus primeros estudios le habían daao un estilo sólido y sencillo; y en el curso del tiempo adquirió un muy extenso vocabulario. Con todas estas cualidades, no es de extrañarse que pronto marcara su huella. A medida que sus primeras novelas se sucedían y sus brillantes artículos de combate aparecían en La Epoca, bajo el título La Cuestión Palpitante, el mundo literario despertaba al hecho de que el nuevo escritor tenía algo que decir y sabía cómo ese algo debía ser dicho. El primero de sus libros que causó sensación fué La Tribuna, un estudio de la vida en una factoría de tabaco; y fué seguida por las más hermosas de toda la larga serie, Los Pazos de Ulloa y La Madre Naturaleza, publicadas en 1886 y 1887. Después de establecerse otra vez en Madrid, escribió dos estudios del amor y la vida en la capital, Insolación y M orritïa. Junto con largas novelas, la prolífica escritora daba ahora vida a una continua corriente de escritos originales, cuentos, crítica, libros regionales, como De Mi Tierra, piezas de teatro y artículos para la prensa. Siempre estaba a la vista del pÚblico. Alabada hasta los cielos por algunos, insultada furiosamente por otros, su obra fué siempre considerada como controversial pero jamás como insignificante. Con el tiempo sus ideales se modificaron hasta cierto grado, como lo muestran sus posteriores novelas, especialmente La Sirena N egra, Dulce Dueño y otras, en las cuales se manifestaba una más distinta tendencia a la psicologia y el misticismo. La moda pasa en literatura como en otras artes; lo que parece atrevido y audaz en una década, aparece letra muerta en la próxima. Cualesquiera que sean los cambios que el porvenir origine, las obras de Emilia Pardo Bazán vivirán siempre; sus descripciones de la vida rural en Galicia y sus estudios de la sociedad en Madrid tendrán siempre su encanto y su valor, porque, por sobre sus cualidades como estilista, tenía EMILIA PARDO BAZA1~ 51 el dón de poner su corazón en sus escritos. Era intensamente viviente, una mujer de fmos sentimientos, de fuertes prejuicios tal vez, pero siempre fiel a sí misma y a sus convicciones. Ya fuera escribiendo la vida de un santo o compilando un libro de viejas fórmulas culinarias españolas, ella ponía siemper en su obra todo el entusiasmo que logró conservar intacto durante toda su larga y activa existencia. Como critico, Doña Emilia se preocupaba más del espíritu de una literatura que de la técnica. Era como una manifestación del alma de un pueblo, más que como el análisis de una escuela, que la tarea le interesaba. Generalmente hablando, ella no apreciaba el romanticismo, y, hasta el fin, admiró el realismo que reproducía la naturaleza humana; el arte del estilo, la manifestación del artista como trabajador, no le importaba tanto. Esto es especialmente notable en La Revolución y la Novela en Rusia. Ella es siempre aquí la psicóloga investigando los motivos que sirven de base a la manifestación literaria. La obra literaria de esta insigne mujer es muy grande. En la edición completa de sus obras hay cuarenta y tres volúmenes además de once volúmenes más pequeños con que contribuyó a la Biblioteca de la Mujer, que ella editaba. También editó el fugaz Nuevo Teatro Critico. Como autora de cuentos literarios, ella está en su elemento. En el prefacio de una selección de estos cuentos ella confesó que habia escrito como quinientos. Muchas de sus conferencias han sido publicadas en forma de libro. En una de ellas, considera el porvenir probable de la literatura después de la guerra. Dada en 1916, asume que los Aliados ganarán la guerra, de lo cual debemos estarle agradecidos, y conduye que la novela posterior a la guerra será demasiado utilitaria para su gusto. En contraste con el pesimismo del periodo decadente desde 1880, para el cual no tiene una sola palabra buena, ella imagina al futuro novelista absorbido por cuestiones de patriotismo optimista, de socialismo y de política. La Condesa de Pardo Bazán, como la hicieron en 1908, cuando el Rey Alfonso le confirió el título en honor de sus méritos literarios, reviviendo así un título que se había extinguido con la muerte de su padre, recibió de sus compatriotas muchas muestras de reconocimiento de sus talentos. En 1910 fué nombrada para el Comité de Instrucción Pública, y en 1916 se le designó para una cátedra en la Universidad Central, donde daba clases de literatura. Un honor, el mayor, se le negó siempre por la razón del sexo, el de ser miembro de la Real Academia Española, un hecho muy comentado en los artículos dedicados a su memoria en la prensa española. S2 LA REFORMA SOCIAL Es difícil persuadirse de que este activo espíritu, esta interesante personalidad, ha desaparecido de entre nosotros. Yo tuve el privilegio de conocerla en una reciente visita a Madrid, cuando ella estaba en perfecta salud y llena de interés en un libro en que entonces trabajaba, la vida de Hemán Cortés. Era pequeña y de fuerte contextura, con una hermosa cabeza coronada de cabellos blancos; de ojos negros que miraban bajo unas cejas lacias. Evocándola ahora recuerdo especialmente la animación de su conversación, ya sentada a la cabeza de la mesa en su encantador apartamento de la Calle de la Princesa, ya discutiendo amistosamente con el señor Maura en casa de un amigo. Su actividad literaria se prolongó sin interrupción hasta el último momento. Unos días antes de su repentina muerte, se le pidió que escribiera cuatro cuentos literarios al año para la Prensa Gráfica y había ya comenzado a pensar en la trama de uno de ellos cuando cayó bajo un ataque de influenza del cual no recobró. Enferma el sábado 7 de mayo, escribió sin embargo su último artículo aquel día y lo envió al ABC. El lunes siguiente se temió que estuviera realmente enferma; y el jueves, 12 de mayo, a las 12 en punto, expiró, consciente y serena hasta el fin. El último libro que abrió fué el de Fray Luis de León, sobre el cual había escrito ella tan apreciativamente. En un artículo obituario sobre Valera, la extinta Condesa habló elocuentemente del efecto modificador de la muerte en nuestros juicios sobre los que se han ido. Por la primera vez vemos la personalidad integra del autor cincelada en mármol por el dedo de la muerte. "La muerte es un grande artista", escribió ella, "y con su dedo de mármol modela y pinta para la inmortalidad". En otra ocasión ella escribió: "Sólo los muertos viven". Con estas palabras suyas podemos confiadamente entregarla al juicio de la posteridad. El Argumento Oficial del Petróleo en favor del Tratado con Colombia N EL debate del tratado con Colombia en el Senado de los Estados . Unidos en abril de 1921, el Senador Henry Cabot Lodge, Jefe de la Mayoría, leyó la siguiente carta que con tal objeto le dirigiera, con fecha 21 de marzo, el ex Senador Albert B. Fall, hoy Secretario de Estado en el Departamento del Interior, y la cual constituye el argumento oficial americano del petróleo en favor de la ratificación de dícho tratado: E "Como lo expongo en la comunÎcaClon para usted que acompaño, explicando la actitud del Coronel Roosevelt, según yo la entendía, he sabido que se 'dice que el sentimiento, o los esfuerzos, en favor de la ratificación del presente tratado colombiano, con enmiendas, pendiente, ,responden a propaganda en pro de las compañías petroleras americanas, y otros intereses. No puedo hablar por otros, pero de mí mismo puedo decir que estoy. profundamente impresionado por la gravedad de la actual crisis en la situación relativa al petróleo en el mundo. Digo "crisis", y deseo acentuar la palabra como la expresión propia .bajo las circunstancias. El pueblo de los Estados Unidos ha sido por años bombardeado con toda clase de declaraciones concernientes a los "rapaces" intereses petroleros y el hecho de que tales egoístas intereses han tratado de forzar a este país a la guerra con el objeto de proteger sus "sucios dólares" o de aumentar la riqueza de los aventureros monopolistas americanos del aceite, piratas sin conciencia. Varias oficinas y departamentos de este Gobierno, se han ocupado, particularmente en los dos últimos años, de arrojar alguna luz sobre la verdadera situación con relación al aceite, y de despertar al patriota pueblo americano a la realidad de que ciertamente estamos en presencia de una "crisis" que tendrá grave influencia en la futura prosperidad y actual seguridad de este país, según la "crisis" sea o no inteligentemente afrontada. 54 LA REFORMA SOCIAL Es verdad que los petroleros americanos son los primeros exploradores de los campos de aceite del mundo; es verdad que las perforadoras y la maquinaria de petróleo están en uso en toda explotación petrolera; es verdad que los geólogos agregados al personal de uno de los departamentos de este Gobierno son proporcionados, cuando no se tiene de ellos necesidad inmediata, a las compañías petroleras, con licencia, sin paga, y que sus informes, traídos de Africa, Sur América, Asia y Europa, suministran una inteligencia más o menos comprensiva de la situación petrolera y de la "crisis" de que he hablado. Otras naciones están en cuenta de la gravedad de la situación, y la Gran Bretaña aprendió por lo menos una lección de la reciente guerra. Es decir, que la nación que controla la industria del aceite controla el comercio maritima, por razón del hecho de que una nave que usa carbón no puede competir con una que usa aceite. Penetrada de esto, Gran Bretaña, la nación, ha seguido, en los dos últimos años particularmente, una política que había adoptado en muchas de sus provincias años hace, cual es, la de excluir a los americanos de las regiones petroleras británicas, o de imponer a los americanos y otros extranjeros pesadas cargas. En los dos últimos años, sin embargo, instruída por las lecciones de la guerra, Gran Bretaña ha seguido deliberadamente la política de obtener control gubernativo de todas las grandes compañías petroleras en que súbditos británicos estaban interesados, y, yendo aún más lejos, ha logrado control si no único, práctico, de la gran "Royal Dutch-Shell" y otras compañías extranjeras, particularmente por medio de lo que es conocido coma la combinación "Royal Dutch-Shell Group", efectuada en enero de 1907. Por supuesto que es imposible dar números exactos, pero nuestro Gobierno, por conducto de dos por lo menos de sus Departamentos, tiene información veridica fuera de toda duda de que el Gobierno británico controla la combinación "Royal Dutch-Shell", el 60 por ciento de cuyas acciones está en poder del "Royal Dutch" y el 40 por ciento pertenecía a "Shell Transport & Trading Co." (Ltdo.). Le envío aquí varios ejemplares de un interesantísimo diagrama, preparado por el Departamento del Interior de los Estados Unidos, con información obtenida por conducto de nuestros geólogos y otras fuentes enteramente dignas de crédito. Usted notará al instante las extensas posesiones de esta empresa nacional británica en los Estados de Oklahoma y California en los Estados Unidos. EL ARGUMENTO OFICIAL DEL PETROLEO 55 Usted observará en la porción de la extrema izquierda de este diagrama las compañías británicas que están en actividad particularmente en la isla de Trinidad y en Venezuela. En la porción ínferíor a la derecha del diagrama usted encontrará las compañías nacionales británicas unidas que controlan las posesiones petroleras británicas en la República de México. La "Mexican Eagle Oi! Co." (Ltda.), conocida como la compañía "Aguila", es la principal compañía "Cowdray" en México. Permítame llamar su atención aquí a una muy significatíva cuestión que ha ocurrído recientemente, a saber: El Gobierno británico y el Gobíerno francés han protestado repetidas veces ante el Gobierno mexicano, en el mismo sentido que este Gobierno, contra los decretos confiscatorios del Gobierno mexicano bajo la constitución de 1917, proclamada por Carranza y seguida por Obregón. Estas protestas constituyen la última palabra oficial de Gran Bretaña y Francia, como exactamente nuestras protestas constituyen nuestra última palabra para aquel país. La "Mexican Eagle Co." ("Aguila") ha sido miembro de la Asociación Americana de Compañías de Aceite y por años ha cooperado con esta Asociación en la formulación de protestas contra decretos confiscatorios en .México, tanto por el Gobierno británico como por el Gobierno americano. En los últimos tres meses, el "Aguila Co." notificó a la Asociación Americana que se proponía seguir su propia línea de conducta y entenderse en sus propios términos con el Gobierno mexicano, aceptando las demandas del Gobierno mexicano con referencia a los permisos para la perforación de pozos, etc. Esto cayó como un rayo de un cielo azul y tengo informes de que después de ciertas protestas hechas por la Asociación y por las compañías americanas, la "Mexican Eagle Co." ("Aguila") no ha obtenido de hecho títulos bajo estos decretos confiscatorios sobre propiedades pertenecientes a otros, pero no ha revocado instrucciones a sus agentes en México de obtener tales títulos de tiempo en tiempo. Sin embargo, las protestas británicas están en pie y Gran Bretaña está ostensiblemente actuando con los Estados Unidos oficialmente, en protestas oficiales idénticas contra la Constitución de 1917 y decretos expedidos bajo ella. La "Aguila Oi! Co." británica, poseída en realidad por Gran Bretaña misma, está sin embargo cediendo a tales decretos y obteniendo 56 LA REFORMA SOCIAL ventajas sobre las compañías americanas, que se mantienen fieles al consejo e instrucciones del Gobierno americano en la materia. Los intereses petroleros brítánicos están dando a Obregón y a los funcionarías mexicanos, toda clase de seguridades cuanto a su apoyo y cooperación amistosa, en busca de ventajas contra o sobre las compañías americanas, mientras el Gobierno británico, dueño de estas compañías, está ostensiblemente con el Gobierno de los Estados Unidos en su acción. Yo llamo la atención de usted hacia estos hechos, y le envío el diagrama mencionado, por la razón de que es ya tiempo de que los americanos entiendan la situación y como patriotas americanos asuman su actitud. Le envío también un mapa del mundo que demuestra gráficamente la situación con respecto al aceite con referencia a los efectos sobre tal situación de la combinacíón "Royal Dutch-Shell". Partiendo de Holanda e Inglaterra, usted notará las líneas de las industrias de esta combinación extendiéndose a todas partes del mundo. Conforme a la mejor información que se ha podido obtener, las inversiones en dinero y valor de propiedades de compañías brítánicas de propiedad nacional son prácticamente el doble en montante de la capitalización de todas las compañias petroleras americanas en actividad en los Estados Unidos y otras partes. El americano explotador y productor de petróleo en los Estados Unidos, en México, Mesopotamia, Africa, Sur América y otras partes, trabajando por sí mismo, sin protección prácticamente de su Gobierno e insultado y difamado por autoridades americanas en altos lugares, debe competir con la gran nación británica, persuadida de su deber para consigo misma y estimulando y apoyando a sus ciudadanos con fondos nacionales donde quiera que puedan obtener una base por medio de manipulación privada o de influencia nacional en todos los países del mundo. Gran Bretaña, como de costumbre, tiene una política: la de construir y ayudar a sus ciudadanos a que construyan la nación, mientras el americano no tiene protección, y muchos de sus hombres prominentes están empeñados, como de costumbre, en retardar los esfuerzos de los ciudadanos de este país en su desarrollo individual, y se oponen a toda protección hacia ellos como ciudadanos americanos. La combinación "Royal Dutch-Shell", de que es dueña Gran Bretaña, como se verá por el mapa incluso, por el diagrama y por la lista de compañías productoras, etc., adherida al mapa, controla los yacimientos EL ARGUMENTO OFICIAL DEL PETROLEO 57 -de petróleo de Venezuela, que se están convirtiendo a toda prisa en magníficos, maravillosos productores de petróleo. Contiguos a estos depósitos de Venezuela al Este están los campos de peiróleo colombianos, todavía sin desarrollo y que no pueden ser propiamente desarrollados sino por la inversión de decenas de millonc!' de dólares en la construcción de tuberías a la costa del mar. Petroleros americanos son zapadores aquí como en Venezuela. Colombia, deseosa de estrechas relaciones y práctica cooperación con nosotros, basada en mutuos intereses en el canal de Panamá y en las vías oceánicas comerciales, ha sido, particularmente durante esta última Administración colombiana, excesivamente amigable hacia los capitalistas americanos y no ha recibido todavía las insinuaciones de los capitalistas británicos con el mismo grado de favor. Hay americanos considerablemente interesados en Colombia, donde las indicaciones son que uno de los grandes campos de aceite del mundo puede en una fecha próxima, si estos americanos son propiamente protegidos, añadir su riqueza a la de este pais. En la América Latina, como en el Oriente, el comercio sigue al capital invertido. Durante la Gran Guerra, el comercio latinoamericano podía sólo buscar los mercados americanos, y hoy los Estados Unidos están en posición, si por una política gubernativa apoya a sus ciudadanos dando mayor protección a sus inversiones, de traer hacia sí el gran comercio de este hemisferio, 80 por ciento del cual iba antes de la guerra a enriquecer a los países del Viejo Mundo. Es indudablemente cierto que los intereses petroleros americanos están muy interesados en el arreglo amistoso de todas las dificultades pendientes con Colombia y en hacer más estrechas las relaciones comerciales de los dos países por media de la amistad política. Las actividades de las compañías petroleras americanas son generalmente dirigidas por inteligentes y tolerantes hombres de negocios, quienes por supuesto comprenden como todo ciudadano americano que piensa, que de la acción gubernativa depende en gran parte el éxito de la inversión individual y consecuente riqueza comercial. Creyendo como Teodoro Roosevelt y otros que amistosas y muy estrechas relaciones con Colombia son absolutamente necesarias para la seguridad del Canal de Panamá, y de los intereses americanos, y comprendiendo como ellos que amistosas relaciones entre los dos Gobiernos deben existir como un prerrequisito para el desarrollo de los recursos naturales de Colombia por el capital americano, es sin duda cierto que 58 LA REFORMA SOCIAL las compamas petroleras americanas están urgiendo la ratificación deI presente tratado. Las cuestiones a que me he referido, es decir, el hecho de que Gran Bretaña, cómo nación, ha entrado en el negocio del petróleo desde que se hizo el informe de la minoria del Senado en 1917, muestra tal cambio en las condiciones desde entonces que hace preciso prestar al asunto muy seria atención y aun muy serio esfuerzo para hacer frente a las condiciones como existen. En otras palabras, las condiciones universales y las condiciones internacionales en este continente han cambiado exactamente como han cambiado en el mundo entero. Cada país está hoy en el caso de hacer frente a estas nuevas condiciones. Estamos más justificados hoy que lo estábamos en 1917, de consiguiente, para ir a cualquier extremo que nuestro gran respeto y amor y honor por el gran americano Roosevelt permita, en la ejecución de aquella gran política americana que él tan claramente entendía, aun cuando alguna persona que no comprende las condiciones e interpreta mal su actitud, pueda criticamos como que hemos cambiado nuestras propias opiniones bajo las órdenes de alguna grasienta corporación petrolera. Recuerde usted esto, Senador, el capitalista americano en el Oriente debe entrar en competencia con el Gobierno japonés en todas las actividades comerciales; los explotadores y productores americanos de petróleo, deben entrar en competencia en el mundo y en su propio país con el gran Gobierno británico como Gobierno ocupado en las mismas actividades. ¿No han cambiado las condiciones? ¿N"o estamos justificados en reconsiderar ideas preconcebidas basadas posiblemente en una errónea comprensión de las condiciones entonces existentes y las cuales han cambiado durante los dos últimos años?" (1) (l) Congressional ReGard, 67th Congo 1st session, Vol. 61, April 12,1921, No.2. Conferencia sobre Reducción de Arma ... mentos en 'IV ashington L A POLITICA del actual Gobierno de los Estados Unidos era la ejecución completa del programa de construcción naval de 1916, hecho bajo las circunstancias de la guerra y no concebido para hacer de los Estados Unidos la más grande potencia naval del mundo. Las insistentes declaraciones del Gobierno británico, invitando a Washington a tomar la iniciativa de un movimiento de reducción de los armamentos navales; la opinión pública en los Estados Unidos y en el mundo entero; el desequilibrio de las fuerzas económicas en el mundo todo y el estado de postración que hoy sufren el comercio, las industrias y las finanzas de todos los países a consecuencia de la guerra y de la tardanza en el restablecimiento de la normalidad internacional; la determinación de los pueblos a poner fin al abominable reinado de la paz armada; la irresistibie tendencia a la estabilidad de la paz por la administración del derecho y la justicia y el abandono de los métodos políticos anteriores a 1914, compelieron al Gobierno de los Estados Unidos a cambiar de rumbo y a seguir el movimiento que inexorablemente impulsaba el espíritu de los tiempos. Por su lado el Senador Borah, uno de los más implacables enemigos de la Liga de las Naciones y de los más responsables de la mala suerte del tratado de Versalles en el Senado de los Estados Unidos, ,opuso a la política reaccionaria del Ejecutivo de paz armada y rivalidad de armamentos, la política del desarme, expresada en una enmienda ,a la ley de asignaciones navales, que a través de muchas peripecias en la lucha contra la resistencia del Gobierno, fué al cabo aprobada por ,el Senado con el consentimiento del Ejecutivo, y la cual enmienda dispone: Que se autoriza al Presidente para invitar a los Gobiernos de la Gran Bretaña y el Japón a que envíen representantes a una conferencia que estará encargada del deber de llegar prontamente a una inteligencia o convenio por el cual las erogaciones navales y programas de construcción de dichos Gobiernos - los 60 LA REFORMA SOCIAL Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón - serán anualmente reducidos durante los próximos cinco años en el grado y en los términos que se acuerde, debiendo comunicar para su aprobación a sus respectivos Gobiernos la referida inteligencia o convenio. Esta enmienda fué adoptada por la Cámara de Representantes el 29 de junio por un voto de 330 contra 4, después de una carta del Presidente Harding al representante Mandell, jefe de la mayoría. La idea de la enmienda del Senador Borah fué luego ampliada y transformada por el Presidente Harding, haciendo extensiva la invitación a Francia y a Italia, que con las tres potencias de la enmienda de Borah constituyen lo que se ha llamado las potencias aliadas y asociadas, o sean las grandes potncias que combatieron unidas contra Alemania en la última guerra. A la idea del desarme en esta conferencia mezcló el Presidente Harding la idea de una discusión general y arreglo de la:; llamadas cuestiones del Pacífico y del Extremo Oriente, en la concepción de que las dos proposiciones eran interdependientes e inseparabIes; y China fué en consecuencia incluída en la invitación. Así aparece en la declaración que el Presidente Harding dió a la prensa ellO de julio en estas términos: El Presidente, en vista de la importancia y trascendencia de la cuestión de la limitación de armamentos, ha interrogado informal pero definidamente al grupo de potencias hasta ahora conocidas como las principales potencias aliadas y asociadas, es decir, Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón, para saber si seria conveniente para eIlas tomar parte en una conferencia con este objeto, la cual se reuniría en Washington en una fecha que se fijaría de mutuo acuerdo. Si la proposición es aceptada, se expedirán las invitaciones formales para ella. Es manifiesto que la cuestión de limitación de armamentos tiene una estrecha relación con los problemas del Pacífico y del Extremo Oriente; y el Presidente ha sugerido que las potencias especialmente interesadas en estos problemas tomen en consideración en relación con esta Conferencia todas las materias conectadas con su solución, a fin de alcanzar una común inteligencia respecto a los principios y la política en el Extremo Oriente. Así se ha comunicado a las potencias mencionadas, y CONFEREl'\CIA SOBRE REDUCCION DE ARMAMENTOS 61 China ha sido también invitada a tomar parte en la discusión relativa a los problemas del Extremo Oriente. La invitación formal enivada el 11 de agosto a las potencias aliadas y asociadas, dice: El Presidente está profundamente complacido de la cordial respuesta a su sugestión de una conferencia sobre limitación de armamentos, en conexión con la cual las cuestiones del Pacífico y del Extremo Oriente habrán de discutirse. El trabajo productivo está agobiado por un peso económico demasiado grande para ser tolerable a menos que las actuales vastas erogaciones públicas sean considerablemente reducidas. Es ocioso pensar en estabilidad, o en la seguridad de la justicia social, o en la garantia de la paz, mientras ruinosos e improductivos gastos priven de su justa recompensa al esfuerzo y burlen la razonable expectación del progreso. Los enormes desembolsos en la rivalidad de los armamentos, constituyen manifiestamente la mayor parte del gravamen sobre la energía y la prosperidad nacional; y egresos de esta naturaleza, evitables y extravagantes, no sólo carecen de justificación económica sino que son una constante amenaza contra la paz del mundo más bien que una seguridad de su preservación. Parece, sin embargo, que no hay fundamento para esperar el fin de estos crecientes gastos, a menos que las potencías más interesadas encuentren una base satisfactoria para un acuerdo que haga efectiva su limitación. Se cree que el momento es oportuno para que estas potencias estudien esta materia directamente y en conferencia; y aunque, en la discusión de la limitación de armamentos, la cuestión de armamentos navales puede naturalmente ocupar el primer lugar, se ha juzgado mejor no excluir. cuestiones pertenecientes a otros armamentos con el propósito de que todas las medidas prácticas de alivio puedan recibir apropiada consideración. Puede asimismo hallarse prudente la formulación de proposiciones por las cuales en interés de la humanidad, el uso de nuevas agencias de guerra pueda ser convenientemente controlado. Es sin embargo claro que no puede haber seguridad final de la paz del mundo en la ausencia del deseo de la paz, y la perspectiva de la reducción de armamentos no es prometedora si este deseo no halla expresión en un esfuerzo práctico para re- 62 LA REFORMA SOCIAL mover las causas de desacuerdo y buscar base de armonía cuanto a los princípios y su aplicación. Es el más vehemente deseo de este Gobierno que por medía de un cambio de ideas con las facilidades ofrecidas por una conferencia, sea posible encontrar una solución de los problemas del Pacífico y el Extremo Oriente, de incuestionable importancía en esta época, es decir, tal común inteligencia respecto a cuestiones que han sido y son de interés internacional, que pueda servir para promover perdurable amistad entre nuestros pueblos. No es el propósito de este Gobierno definir el alcance de la discusión en relación con el Pacífico y el Extremo Oriente, sino al contrario dejar este punto como materia de indicaciones que han de cambiarse antes de la reunión de la conferenci~ en la expectacíón de que el espíritu de amistad y una cordial apreciación de la importancia de la eliminación de fuentes de controversia gobernarán la decisión final. En conformidad, y en consecuencia de la proposición que se ha hecho, y en vista 'de la bondadosa notificación de su aceptación, el Presidente invita al Gobierno de ... a participar en una conferencia sobre limitación de armamentos, en relación con la cual cuestiones del Pacífico y el Extremo Oriente serán también discutidas, y la cual se reunirá en Washington el día 11 de noviembre de 1921. Al Gobierno chino se dirigió una invitación exactamente en los mismos términos, pero con la supresión de todo el segundo párrafo de la nota dirigida a las otras potencias, y el cual se refiere a las cargas económicas originadas por la rivalidad internacional de los armamentos. Las naciones todas del mundo habían pautado un procedimiento regular en el pacto de la Liga de las Naciones para la reducción de los armamentos. Este procedimiento era impracticable mientras los Estados Unidos se mantuvieran como se mantienen fuera de la Liga V contra la Liga. La conferencia de Washington resuelve así un conflicto por extremo ominoso para la salud del mundo, porque la solución del problema de reducción de los armamentos no admite aplazamiento. El Artículo 8 del pacto de la Liga de las Naciones dice: "Los miembros de la Liga de las Naciones reconocen que el mantenimiento de la paz requiere la reducción de los armamentos nacionales al más , bajo punto compatible con la seguridad nacía- CONFERENCIA SOBRE REDUCCION DE ARMAMENTOS 63 nal y de compulsión por acción común al cumplimiento de las obligaciones internacionales. "El Consejo, tomando en cuenta la situación geográfica y circunstancias de cada Estado, formulará planes para tal reducción que someterá a la consideración y acción de los diferentes Gobiernos. "Tales planes estarán sujetos a reconsideración y revisión por lo menos cada diez años. "Después que estos planes hayan sido adoptados por los diversos Gobiernos, el límite de los armamentos fijado por ellos no será excedido sin la concurrencia del Consejo ... " No hay razón que justifique el abandono de este plan, sancionado por todas las naciones; como no hay razón que justifique, en la opinión del mundo imparcial, la aversión del actual Gobierno de los Estados Unidos a la Liga de las Naciones. Sin la conferencia de Washington, las grandes potencias habrian llegado al desarme. La Liga de las Naciones tiene precisamente por principal objeto el desarme. Por la conferencia de Washington se lIe· gará posiblemente al mismo resultado; pero será siempre de lamentarse que por razones desconocidas de parte de los Estados Unidos, y, hasta donde puede discernirse, de carácter puramente pasional y partidario en la politica interna, haya sido desdeñado y substituído el plan concertado por la Liga de las Naciones para el desarme universal. Una Cuestión Constitucional New York, 1° de agosto, 1921. Señor Don Alfredo González, Ex Presidente de Ia República, San José, Costa Rica. Estimado amigo: El punto constitucional que usted me consulta en su propio nombre y en el de las personas que allá desean conocer mi opinión, es muy interesante, sobre todo por su estrecha relación con la grande y trascendental empresa de la liquidación del despotismo por la república restaurada y dueña otra vez de sus propios destinos. La cuestión en debate, como usted la presenta, es la duración constitucional del actual Congreso y del actual Presidente de la República, elegidos, uno y otro, por cuatro años, bajo el decreto ejecutivo del señor Aguilar Barquero de 14 de septiembre, 1919, convocando a elecciones al pueblo costarricense, y el cual se cree en conflicto con las cláusulas constitucionales que establecen la renovación bienal del Congreso y fijan las fechas y el procedimiento para la sucesión presidencial. El problema proviene de la ruptura del hilo constitucional por el golpe de cuartel del 17 de enero de 1917. El período constitucional en que este crimen fué cometido debía expirar en mayo de 1918. El usurpador permaneció en el poder desde la fecha indicada de enero hasta agosto de 1919. No hubo, pues, elecciones en diciembre de 1917 como debió haberlas habido bajo la constitución; y cuando por el esfuerzo revolucionario del país contra el crimen en el poder el dictador fué derribado y la soberanía popular restablecida, no había, en el gran naufragio del orden constitucional, una sola tabla flotante a que asirse para proceder a la reconstrucción legal de la república. El señor Aguilar Barquero, Presidente de la República, conforme a su mandato y su misión declaró restablecida la Constitución de 1871 por decreto ejecutivo de 14 de septiembre de 1919, y procedió a dictar las medidas conducentes a la organización de los Poderes Públicos, bajo la Constitución. El decreto mencionado de 14 de septiembre, convocando a elecciones UNA CUESTION CONSTITUCIONAL 65 presidenciales y legislativas, se funda expresamente en el Articulo 97 de la Constitución, que dice: "El período del Presidente de la República será de cuatro años", etc. Y la elección a que el decreto convoca se refiere en efecto al próximo período constitucional. Ahora bien, ¿estaba en lo cierto el Presidente Aguilar considerando el período de 1920-1924 como el próximo período constitucional? Esta es la cuestión. Lo primero que hay que averiguar es cuál era el próximo período con'stitucional bajo la Constitución restaurada. Por el Artículo 98 de la Constitución el período constitucional presidencial se cuenta desde el 8 de mayo; y por el Articulo 69 de la misma el período constitucional legislativo principia ello de mayo, fecha de la reunión del Congreso. La duración del período constitucionallegislativo y ejecutivo es de cuatro años, pero la Cámara es, como hemos visto, parcialmente renovable cada dos años. La usurpación estaba en el poder para la fecha (diciembre, 1917) en que debieron celebrarse elecciones para el período constitucional 1918-1922. Para la fecha en que el señor Aguilar Barquero asumió la Presidencia (septiembre 2, 1919) este período de cuatro años estaba inconcluso. Para cumplirse faltaban dos años y medio, más o menos. ¿Qué era 10 conforme con la Constitución, considerar como corriente o vigente el periodo 1918-1922, Y proceder en consecuencia, o iniciar un nuevo periodo constitucional, como hizo el Presidente Aguilar? Los casos que )a Constitución considera y define en )0 tocante a incapacidad presidencial, se encuentran en el Artículo 73, inciso 3, y en el Articulo 100. El primero supone consumada la elección presidencial y para "resolver Jas dudas que ocurran en el caso de incapacidad fisica o moral del Presidente de la República", atribuye al Congreso la facultad de declarar "si debe o no procederse a nueva elección". El segundo dispone que cuando por muerte, renuncia u otra causa, vacare la Presidencia de la República, los Designados, por el orden de su elección, entraran a ejercerla por todo el tiempo que falte para concluir el período presidencial. Pero no había habido elecciones, y la diferencia entre la falta del Presidente por falta de elecciones y la falta del Presidente por incapacidad física o mora), es de importancia fundamental. Ninguno de los dos articulas citados es, pues, aplicable al caso en estudio. El Presidente Aguilar no podia haber obrado bajo estos artículos sino en el caso de que la falta del Presidente hubiera sido causada por incapacidad. Además, no era posible para este efecto, aunque tal 66 LA REFORMA SOCIAL hubiera sido el caso, la convocaciÓn del Congreso, porque no había Congreso, porque el término constitucional del Congreso estaba agotado. El caso de la convocación del Congreso para decidir, por incapacidad del Presidente, si ha de hacerse nueva elecciÓn, no ocurre sino cuando el Presidente ha sido elegido, y como se ha visto, en este caso no había habido elecciones. Bajo la Constitución, el Presidente Aguilar no podia convocar a elecciones para el saldo del período 1918-192 2, porque el período constitucional es de cuatro años y no hay cláusula constitucional que autorice al Presidente para convocar a elecciones para un período menor o fraccionario. Bajo la ConstituciÓn, sólo el Congreso puede decidir si se hace nueva elección; pero el caso no era de nueva elecciÓn sino de elección, porque no había habido elecciones en absoluto. En nombre de la Constitución se arguye que el período del actual Presidente de la República termina en mayo de 192 2, Y no en mayo de 1924, porque el periodo constitucional ha de contarse desde mayo de 1918 en que debió terminar el periodo que comenzó en mayo de 1914; pero esta opinión no advierte que en diciembre de 1917 no hubo elección, que la elección se verifIcó en diciembre de 1919 y que bajo el Artículo 97 de la Constitución no podía verificarse sino para un período constitucional completo, es decir, un período de cuatro años. Si se decidiera que el período del Presidente electo en diciembre de 1919 termina en mayo de 1922 y no en 1924, ello sería abiertamente contrario a la Constitución. El caso no era de substituir al Presidente, ya fuera por nueva elección, ya por el Designado respectivo. Si este hubiera sido el caso, la opinión que impugno tendria razón, el Presidente electo o el Designado respectivo habria desempeñado el cargo solamente par el tiempo restante del período constitucional 1918-1922. El caso era de elección pura y simple, y bajo la Constitución una elección de esta clase no puede hacerse sino para un período completo y efectivo de cuatro años. El solo procedimiento indicado, el solo procedimiento constitucional, fué el que adoptó y puso en práctica el Presidente Aguilar. Cuanto al Congreso, la cuestión no admite dos opiniones. Elegido en 1919 por cuatro años conforme a la Constitución, puesto que se trataba de un nuevo período constitucional, es forzosamente renovable en su mitad y por la suerte, bajo la Constitución, en 1922. Tal es mi conclusión. Soy su amigo, JACINTO LÓPEZ Memorandum Presentado al Departamento de Estado por el Presidente de la República Dominicana L OS sucesos que vienen ocurriendo en Santo Domingo desde el 14 de Junio último, con motivo de la publicación de la Proclama del Almirante Robinson, relativa a la próxima desocupación del territorio de la República Dominicana por las fuerzas de infantería de marina norteamericana, prueban hasta la saciedad el fundamento de las objeciones' y reflexiones repetidas veces hechas por el que suscribe y por el señor Tulia M. Cestero, miembro presente de la Comisión ?\acionalista Dominicana, a las bases que por sí solo ha adoptado el Gobierno Americano para el plan general de la evacuación del territorio Dominicano y restauración del Gobierno I\acional de aquel país. Tal como lo previmos y anunciamos, la protesta que contra el mencionado plan formula el Pueblo Dominicano es unánime, formidable y vehemente, no obstante los esfuerzos usados por el que suscribe por evitar esa vehemencia. El pensamiento concreto del Pueblo Dominicano es que la evacuación del territorio de su República por las tropas americanas no requiere ningún tratado, y que él no está dispuesto a prestar su consentimiento a ninguna Convención que limite o restrinja, ni en la más mínima parte, su derecho al ejercicio pleno de su soberanía, ni a aceptar más obligaciones que las ya consentidas en tratados libremente pactados. El infrascrito ha explicado muchas veces al Departamento de Estado y lo ha hecho resaltar, que el Pueblo Dominicano preferiría ser aniquilado antes que aceptar ningún plan que de una manera precisa o velada reproduzca el pensamiento de subordinación fundamentalmente contenido en la Nota presentada por la Legación Americana al Gobierno Dominicano el 19 de noviembre de 1915. El Presidente Jiménez rechazó las proposiciones de dicha nota; y el que suscribe, después de una larga discusión con el Ministro Rusell y el Contraalmirante Pond, las rechazó de nuevo, no obstante la advertencia formalmente hecha por el Conrtaalmirante de que sería destruí do el Gobierno NaciC'nal Dominicano y proclamado el estado de ocupación, por las fuerza; americanas, del territorio de la República y el ejercicio de la LeyWarcial. 68 LA REFORMA SOCIAL El que suscribe ha tenido oportunidad de sostener ante el Departamento de Estado que el Pueblo Dominicano poseía los medios naturales y legales para proceder por sí solo a la reorganización de su Gobierno, dándose su propia Ley Electoral en forma plebiscitaria, o de referendum, y convocando sus Asambleas o Comicios Electorales que, de acuerdo con el articulo 83 de su Constitución, se reúnen de pleno derecho, en el caso de que no fueren convocados por el Poder Público. Como ocupantes, las fuerzas americanas presentes en el territorio Dominicano, tienen la responsabilidad del orden social, y no podrían atribuirse ninguna función que estorbara el ejercicio de los derechos individuales. El Gobierno que surgiera del libre ejercicio de la Soberanía popular es el legítimo, y por lo tanto tiene derecho a encargarse de la Administración Pública. Todo Gobierno Militar, legal o no, es siempre transitorio. Cuando cesa el Gobierno :\1ilitar, automáticamente surge el Gobierno Civil que fué suplantado. Basado en estos antecedentes e ideas, el que suscribe siempre creyó que se podía proceder a la restauración del Gobierno civil nacional en Santo Domingo, sin necesidad de ningún tratado de evacuación. En oposición a ese tratado, el que suscribe sugirió la necesidad de un tratado comercial, de mutuo provecho, entre los Estados Unidos y la República Dominicana. Desechada la idea del tratado, pudo ser considerada la posibilidad de concertar un protocolo de evacuación. Pero el método y modus operandi preconizados por el Almirante Robinson en su Proclama del 14 de Junio, no sólo son ineficaces, sino que han producido una explosión de protesta en el pueblo. Las bases de ese protocolo comprenderían: (a) Una cláusula de ratificación de la actuación del Gobierno Militar; (b) una cláusula de garantía subsidiaria para el pago de la deuda y sus íntereses; (c) una cláusula de autorización de un empréstito de 2,500,000 pesos para terminar obras públicas en construcción; y (d) una cl.áusula por la cual se obligaría el Gobierno Dominicano a pedir una misión militar norteamericana, a la cual se confiaría la organización y el mando de la fuerza pública dominicana. El que suscribe ha declarado ya, y vuelve a declarar hoy, que la cláusula que obligara a la República a entregar el mando de su fuerza pública a oficiales extranjeros, nunca será aceptada por el Pueblo Dominicano. No obstante tal decisión, nada obsta a que por su propia iniciativa el Gobierno Dominicano solicite y use los servicios de una misión militar americana, en las mismas condiciones habituales en que MEMORANDUM DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DOMINICANA 69 esto se ha hecho y se hace en las demás Repúblicas de la América Latina y en consonancia con la Constitución y las leyes orgánicas de la República Dominicana. El uso de un empréstito de $2,500,000 a cargo de la República Dominicana para terminar las obras públicas en construcción iniciadas en el país por el Gobierno Militar, no es esencial y cae dentro del cuadro de la actuación de ese Gobierno Militar. El Pueblo Dominicano ha negado su consentimiento a todo empréstito que se quiera concertar a su nombre y bajo su responsabilidad; pero esa negativa no puede convertirse en una condición esencial y prohibitiva a los fines de la restauración de su soberanía de Estado. La cláusula de la garantía subsidiaria al pago de la deuda, es innecesaria e inmotivada. En catorce años de ejercicio de la Convención que regula el pago de la deuda, jamás han dejado las Aduanas de cubrir el quantum anual de los intereses y amortización de ella. Por el contrario, las cuotas anuales han crecido con el aumento progresivo de los ingresos aduaneros. Por mucho que la crisis actual haga bajar el producido de las aduanas, no es de creerse que la diminución fuera tal que impidiese cubrir el quantum anual atribuído a la deuda. Si ésta sucediera, en presencia del caso mismo, ningún gobierno dominicano vacilaría un instante en buscar inmediato remedio al mal; fuese por el aumento de los derechos arancelarios, sea constituyendo una garantía subsidiaria en favor del servicio de la deuda. Ahora bien, lo que no quiere el Pueblo Dominicano es que por faltas administrativas del Gobierno Militar y por reincidente imprevisión del mismo, se le echen encima onerosas obligaciones que le quebranten todo su sistema financiero. Este juicio recae sobre las recientes tentativas de empréstito hechas en los Estados Unidos a cargo de la República Dominicana. Todas son a cuál más desastrosas. El último de $2,500,000 amortizable en cuatro años, constituye una combinación muy poco ventajosa. Los demasiado altos intereses y la amortización rápida de cuatro años, crean una obligación harto pesada para el Estado Dominicano, imponiéndole un desembolso anual de $2,350,000. Sin tal aumento de la deuda, el total de ésta, que el 31 de mayo del presente año sólo era de $10,150,000, no reclamaria, para el pago de los intereses, más allá de $525,000 anuales, quedando así un margen variable para la amortización, sin que pueda jamás ocurrir, de este modo, para el Estado Dominicano, la necesidad de constituir ninguna garantía subsidiaria. La cláusula de la ratificación de los actos del Gobierno Militar ha levantado una ola de protestas en el Pueblo Dominicano. El Pueblo 70 LA REFORMA SOCIAL Dominicano no puede aceptar ninguna cláusula, convención o entendido que lo despoje del derecho de matener su protesta contra la intervención llevada a cabo en su territorio por el Gobierno de los Estados Unidos. Esa protesta con reserva de derechos fué formulada en 1916 por el Gobierno Dominicano, por medio de una Nota presentada al Departamento de Estado por el señor Armando Pérez Perdomo, a la sazón Ministro de la República Dominicana en Washington, y reafirmada por mí personalmente en la )Jota dirigida el 28 de octubre de 1920 al entonces Secretario de Estado Honorable Roberto Lansing. El Pueblo no puede sancionar los hechos de represión sangrienta, los actos de violencia y los que por propia autoridad dictó y ejecutó el Gobierno Militar Americano, sin el consentimiento del Pueblo de la RepÚblica Dominicana, único legalmente apto para regirse y gobernarse a sí propio, mientras exista como entidad internacional soberana. Tampoco puede aceptar las responsabilidades en daños y perjuicios que, como conescuencia de la actuación del Gobierno Militar, pudieran individuos particulares, Asociaciones Comerciales, o Gobiernos extranjeros emprender contra el Estado Dominicano. No puede renunciar a su legítimo derecho de adoptar, adaptar, enmendar o anular cuantas leyes, decretos y órdenes hayan sido dadas por el Gobierno Militar y estén actualmente surtiendo sus efectos. Ni podría aprobar las cuentas de gastos hechos por el Gobierno Militar en nombre de la República Dominicana y con los fondos de su pueblo, sino después de oír el informe de una comisión mixta de dominicanos y norteamericanos que fuere encargada de estudiar y apreciar, dentro de un criterio legal y de estricta honradez, todos los actos administrativos del Gobierno Militar desde el 29 de noviembre de 1916 hasta. el día de su cesación definitiva. La cláusula de ratificación, en consecuencia, sólo puede construirse en favor del orden social y para extinguir toda responsabilidad del Estado dominicano como consecuencia de actos realizados por el Gobierno Americano a nombre de la República o en nomber del Gobierno Americano en el territorio de ella. Los hechos consumados tienen la autoridad de lo que fué y las consecuencias jurídicas inmediatas de tales hechos no pueden ser desconocidas sin determinar una situación caótica en la sociedad en que se realizaron aquellos hechos. Considerado de este modo el punto, se comprende fácilmente que es al Estado Dominicano a quien interesa regularizar esa situación por medio de una ley. El protocolo de evacuación de ese modo no podría consistir más que en un simple cambio de notas entre la Legación Ame- MEMORANDUM DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DOMINICANA 71 ricana y el nuevo Gobierno Nacional elegido por el pueblo, con la entrega consiguiente a ese Gobierno, mediante las habituales fórmulas de cortesía, de todo el sistema administrativo, civil y militar de la República, hasta ese día en manos del Gobierno Militar. En extremo rigor, parece innecesario un protocolo de evacuación que sólo podría contener la cláusula limitada de la ratificación, circunscrita al sentido antes explicado, y la cláusula hipotética, sujeta a condición, de una garantía subsidiaria que sólo sería valedera en el caso de que los ingresos de aduanas no alcanzaran a cubrir los intereses y amortización de la deuda. En cuanto al modus operandi fijado en la Proclama del Almirante Robinson, el Pueblo Dominicano se niega a prestar su asentimiento a la función de Ejecutivo nacional que de acuerdo con ella, asume el mismo Almirante, adjudicándose el derecho de convocar al pueblo a elecciones, de mantener estrechas relaciones con las Cámaras recién elegidas y de nOP.1brar y dar instrucciones a plenipotenciarios que han de tratar en nombre de la República Dominicana con el Gobierno de los Estados Unidos. En vista de que, según su criterio, no se pueden involucrar funciones del Gobierno civil dominicano con funciones del Gobierno Militar exótico, el Pueblo Dominicano ha resuelto, en apoyo de su protesta contra la Proclama del Almirante Robinson, no concurrir a las elecciones, ni prestar su concurso a ninguna operación, cualquiera sea su fin, llevada a cabo dentro de los términos del plan preconizado por la Proclama. En vista de la actitud resuelta asumida por el Pueblo unánime, y de que el Pueblo se niega en absoluto a cooperar en la ejecución del plan de la Proclama del 14 de Junio, el infrascrito se permite sugerir al Departamento de Estado la idea de que sea suspendida la ejecución de tal plan, y por lo tanto de las elecciones, que son su primer paso, en tanto que se logre coordinar las cosas de modo que nos permita poner a dicho Pueblo en aptitud de resolver por sí mismo su reorganización gubernamental. El pensamiento fundamental de la Proclama del 14 de Junio, como lo era en la del 23 de Diciembre del pasado año, es la evacuación del territorio de la República Dominicana y la restauración del Gobierno nacional de ese país. Las condiciones según las cuales debe ejecutarse ese pensamiento pu~den variar en la forma y adaptarse a la voluntad elel Pueblo Dominicano. Es ese el único modo de que él tenga confianza Y2 LA REFORMA SOCIAL de que su soberanía no sufre lesión alguna. Acomodándonos a este temperamento, creo firmemente que podremos llegar pronto a una cabal solución del problema actual de la República Dominicana. (Fdo.) Washington, 14 de julio de 1921. DR. HENRÍQUEZ y CARVAJAL Manifiesto del Presidente de la República Dominicana El Doctor F. Henríquez y Carvajal, Presidente de la República Dominicana, informa e!l la siguiente exposici6n a sus conciudadanos del resultado de sus gestiones en Waslzington sobre el plan de desocupaci6n del país por los Estados Unidos: El día 19 de julio tuvo lugar la última entrevista celebrada en el Departamento de Estado con el objeto de discutir los puntos contenidos en el memorandum presentado el 14 por la Comisión Nacionalista y mediante el cual se obtuvo la suspensión sine die de las proyectadas elecciones. Tal como lo indica el memorandum, yo he sostenido nuevamente todos los puntos que fueron defendidos con anticipación a la publicación de la Proclama del Almirante Robinson, a la vez que la actitud asumida por el pueblo después de conocer la proclama. El Departamento ha declarado de nuevo: 1. Que la ratificación de los actos del Gobierno Militar no coarta la libertad del Congreso dominicano de adoptar respecto de las leyes y órdenes ejecutivas del Gobierno Militar el criterio y actitud que libremente quisiera adoptar, ni a asumir responsabilidades que no deban recaer sobre el Estado dominicano, ni anula el derecho del pueblo dominicano a mantener su protesta contra la intervención, ni la facultad del Gobierno dominicano a intentar contra el Gobierno Americano cualquiera reclamación que juzgare procedente; pero requiere que el capitulo de reclamaciones por créditos contra el Estado dominicano quede definitivamente cerrado y rehusa que previamente a la evacuación sea instituída la comisión mixta de investigación que el memorandum indica. 2. Que no obstante las condiciones en que el empréstito de $2,500,000 ha sido concertado, las medidas que se han tomado permiten al Departamento de Marina asegurar que toda la deuda del Estado dominicano quedará definitivamente extinguida dentro de cuatro años. Por lo tanto, la Convención que la regula, cesa de jure et de facto. 3. Que la garantía subsidiaria que se pide para proteger el pago 74 LA REFORMA SOCIAL regular de la deuda, no supone la fiscalización de todo el sistema financiero de la República, y sólo sería exigible si ocurriera que los ingresos aduaneros dejaran de cubrir el quantum anual del servicio de la deuda. 4. Que los plenipotenciarios serían elegidos por el Senado dominicano con el fin de concertar el protocolo de evacuación. 5. Que la misión militar tendría las mismas facultades y funciones que las de una misión militar chilena, argentina o brasileña; pero que por razones geográficas y después de una ocupación de cinco años, el Gobierno Americano estima que debe ser norteamericana. Que la misión no tendría el mando de la fuerza pública, porque el mando superior lo ejerce el Presidente de la República, pero que el Gobierno Americano no desistiría de exigir que sea una obligación para el Gobirno Dominicano pedir dicha misión, entendiéndose sin embargo que los oficiales de la misión irían bajo contrato y sometidos a la autoridad del Presidente dominicano, que los podría revocar si hubiere lugar. 6. Que en cuanto a la garantía de la libertad y pureza del sufragio popular, el Gobierno Americano está inclinado a aceptar en favor del pueblo dominicano que se aplique el artículo de la ley electoral Cubana actual que pone bajo el mando y gobierno de la Junta Central Electoral todas las fuerzas militares y policiales del país mientras dura el período electoral. La Junta Central Electoral la formarían los dominicanos. 7. Que respecto del tratado de comercio suegrido por la Comisión K acionalista con el fin de buscar para la República Dominicana condiciones de reciprocidad análogas a las de Cuba, se admite la posibilidad. Tales son, en resumen, las declaraciones últimas que a la Comisión Nacionalista le han sido hechas en el Departamento. Al mismo tiempo ha sido informada de que en Santo Domingo el Almirante Bobinson está llevando a cabo con los tiders políticos y los miembros de la última Consultiva, frecuentes entrevistas y discusiones sobre las bases de la proclama pocos días antes violentamente rechazada, que se muestra muy satisfecho del curso de las conversaciones, y que, con excepción de la cuestión militar, éstas parecen indicarIe un próximo entendido sobre los demás puntos. Esta información me hace pensar que ha llegado la hora de que la Comisión suspenda sus gestiones y se retire a sus primitivas posiciones en la isla de Cuba. Por otro lado, también estamos informados de que el Senado ha resuelto que una Comisión Senatorial de tres miembros haga una inves- MANIFIESTO DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DOMINICANA 75 tigación sobre la situación determinada en Santo Domingo y Haití por la intervención norteamericana. Hasta ahora se sabe que formarán parte de esa Comisión el Senador McCormick y el Senador Johnson. El tercer puesto será dado a un Senador demócrata. La investigación se abrirá aquí y se seguirá en Santo Domingo y Haití. Siendo corto el plazo que permanecerá la Comisión en Santo Domingo, una exposición sucinta de hechos precisos y de derecho indiscutible, sin énfasis, sin .exageraciones, sin epítetos, debe ser preparada con tiempo. Antes de terminar esta circular, me permito hacer las siguientes consideraciones: Ante la perspectiva de una oposición persistente e irreductible del pueblo dominicano a aceptar ninguno de los planes de evacuación que han sido propuestos, ¿qué sucederá? Los extremistas piensan que el territorio dominicano será evacuado del mismo modo que fué ocupado, sin condiciones, es decir: evacuación pura y simple. Los deJetistas creen que la anexión será proclamada. Otros, basándose en los hechos y en la situación internacional del mundo y especialmente de la América Latina, admiten que la ocupación se prolongará. El propósito del Gobierno Americano de extinguir a la mayor brevedad la deuda dominicana y por lo tanto, la convención que la garantiza, revela el de sustituir ese tratado financiero por otro que será polí tieo. He dicho en mis anteriores circulares que una necesidad vital exige la unión de todos los dominicanos y que nuestra lucha por la libertad no es cosa de pocos años, sino que abarcará varios periodos presidenciales. Temo que mis palabras no hayan sido entendidas o no hayan inspirado fe, pues advierto en las sordas agitaciones pasionales que bajo el manto de las recientes manifestaciones de protesta se han producido, descubriendo el insano perfil de la incapacidad de nuestros elementos sociales, el perpetuo germen de las divisiones. Washington, 22 de julio, 1921. Revista de Revistas Inglesas "La limitación de los armamentos: una opinión inglesa, par ARCHIBALD HURD. - Fortnightly Review. Londres. E L AUTOR resume en los términos siguientes la labor realizada hasta ahora por la Gran Bretaña en materia de reducción de armamentos navales, durante los últimos tres o cuatro años: "Hace cinco años que no se construye un buque de primera clase; y desde la firma del armisticio no se ha puesto la quiI1a de un solo crucero, torpedero ni submarino. - Cuando sobrevino el armisticio, canceláronse los contratos vigentes para la construcción de 617 buques; y el material, que estaba ya preparado, se destruyó por motivos económicos. - Se declararon fuera de servicio unos 200 buques de guerra, de varios tipos que se consideraron avejentados. - El número de oficiales y soldados, que en 1914 era de ]51,000, quedará reducido a fines del año fiscal en curso a 121,700. -, Mientras en 1914 Inglaterra tenia en servicio 38 buques de primera clase, este número ha quedado reducido hoy día a 16. - Se ha retirado el escuadrón de las aguas de Sur América y se han retirado ciertos cruceros de las escuadras del Atlántico del Norte y del Africa del Sur. - Una de las flotillas de torpederos de la escuadra del Atlántico ha sido destinada a la reserva.Se han cerrado dos astilleros reales: Pembroke y Haulbowline; y finalmente ocho buques de primera clase han sido retirados del servicio, reduciendo el total de 38 a 30, con la intención de dejar en la reserva 14 de los más viejos, y sólo cuatro de aquellos buques retirados se reemplazarán con otros nuevos." El problema de la defensa naval del Reino Unido y los dominios lo presenta Ml'. Hurd en la siguiente forma: "El Imperio británico vive en y por el mar; sus fronteras son marítimas; y sus líneas de comunicación para fines sociales, comerciales e industriales, son también marítimas. En condiciones normales, du- REVISTA DE REVISTAS 77 rante la paz, los caminos del imperio británico están exentos de peligro; pero al sobrevenir la guerra es indispensable dominar las rutas marítimas, como primera y esencial condición para la defensa de los pueblos británicos. En las presentes condiciones, terminada la guerra universal, la solución del problema naval del imperio se ha convertido en un asunto de mayor importancia para los pueblos de los dominios que para los habitantes del Reino Unido, porque el centro de gravedad se ha trasladado de las aguas europeas a las del Pacífico. Si todas las escuadras europeas se combinaran contra la flota británica, es seguro que ésta triunfaría, por su abrumadora superioridad. En lo que al pueblo de las Islas Británicas se refiere, la amenaza naval que durante muchos años existió a sus puertas mismas, se ha disipado; las rutas del Atlántico, asi como la gran ruta imperial hacia el oriente, por el canal de Suez, están exentas de peligros. Sus preparatívos navales, aunque relativamente menores que en cualquiera época anterior, son más que suficientes, si no se toman en cuenta las responsabilidades del imperio. Como resultado de la guerra, las escuadras de los poderes contínentales han dejado de existir, y la única flota de primera clase en el hemisferio occidental es la que enarbola el pabellón blanco." ... "La Alianza Anglo-japonesa". Londres, 25 de junio. The Spectator.- L A RENOV ACION de la alianza angla-japonesa ha sido asunto de innumerables comentarios y discusiones en los últimos meses. En un artículo editorial, el Spectator resume las objeciones a la renovación de la alianza c1asificándolas así: 1) actitud de los Estados Unidos; 2) el hecho de que R usia no es ya una amenaza ni para China ni para el Japón, suprimiendo así, para el Japón, la necesidad de una alianza que lo proteja; 3) que la alianza no asegura la paz sino que suscita inquietudes y confusión en el oriente remoto y en el Pacífico; 4) la oposición de los pueblos de los dominios británicos; y por último la tendencia actual a rehuir toda alianza ofensiva o defensiva con una sola nación, cualquiera que sea. En cuanto a la necesidad del momento, es decir, la creación de un acuerdo completo y permanente entre las dos grandes naciones angloparlantes: Gran Bretaña y los Estados Unidos, dice The Spectator: "Unas dos terceras partes de las personas que hablan la lengua de 78 LA REFORMA SOCIAL Shakespeare son ciudadanos de los Estados Unidos; y una tercera parte vive bajo la bandera británica. Si los pueblos angla-parlantes resuelven conjuntamente realizar tres propósitos, la civilización del mundo quedará a salvo. El primero es no dirimir nunca las querellas que puedan sobrevenir entre ellas por el arbitrio de la espada, sino por procedimientos pacificas. El segundo debe ser la determinación de impedir hasta donde sea posible que las demás naciones, aunque se entreguen a las disenciones domésticas, lleguen a devorarse unas a otras. El tercero debe ser evitar el aumento de los armamentos y suspender la aplicación de las ciencias y las artes a la destrucción de la vida humana y de las obras de la civilización. Adoptando estas aspiraciones e ideales, la humanidad realizará algo de valor tan práctico y útil que la Liga de las Naciones resultará nada en comparación. Cromwell declaraba que él era un comisario encargado de mantener el orden en la parroquia. Si los Estados Unidos y los gobiernos unidos del imperio británico unen sus fuerzas, serán comisarios encargados de mantener la paz en el mundo, con el ejemplo y con el precepto. Tal acuerdo debe abarcar al universo entero . .Ningún sacrificio, salvo el del honor, sería excesivo para lograr un fin tan noble, llamado a un destino tan magnífico. Si el mundo se compusiera todo de estadistas, diplomáticos, juristas y filósofos, o siquiera si el mundo auglo-parlante estuviera tan bien instruído como, por ejemplo, los miembros ordinarios de las dos cámaras del congreso, o del parlamento, sería fácil demostrar, sin duda, que la alianza con el Japón no acarrea daño, ni podría causaria, a la buena inteligencia entre los pueblos angla-parlantes, sino que es, por el contrario, un factor útil a la paz del mundo. Pero hay que admitir que la mayor parte de los hombres en Norte América y en los dominios, y también en este país, no son capaces de considerar el asunto con desprendimiento ni con benevolencia espiritual. Juzgan las cosas con un criterio mucho más rudo y sencillo. En los Estados Unidos el ciudadano ordinario arguye asi, o de una manera parecida: "Comoquiera que sea, los japoneses no son nuestros amigos. Algún día pelearán contra nosotros, si California y los Estados del Pacífico se niegan a dejar que los japoneses gocen de los derechos otorgados a los demás inmigrantes. En tal caso tendremos que defendemos. Además, pertenden dominar el Pacífico y lo mismo pretendemos nosotros; y ninguno de los dos cederá en esta pretensión. ¿De qué lado se colocará Inglaterra en esta lucha por venir? Podemos adivinarlo fácilmente. Inglaterra ha sido aliada del Japón por muchos años y pronto llegará el momento en que debe renovarse o disolverse REVISTA DE REVISTAS 79 la alianza. Si los ingleses la renuevan, quiere decir que se colocan del lado del Japón y contra nosotros, o a lo menos no en favor de nosotros. Mientras estén aliados con los japoneses es inútil hablar de estrecharnos las manos al través de los mares. Si creen en los vínculos de la sangre, deben desligarse de la alianza." N orteame'ricanas "La H liberación de Santo Domingo", por HORACE G. KNOWLEss.-Current History.-Nueva York, Agosto. ORACE G. KNOWLESS, diplomático norteamericano, ministro que ha sido de 105 Estados Unidos en Rumania, Serbia, Bulgaria, Santo Domingo y Bolivia, publica un artículo acerca de la "desocupación" de Santo Domingo. Entre otras cosas, dice: "Algunas de las condiciones del plan contenido en la proclama (se refiere a la proclama de 14 de junio, expedida por el gobernador militar R()binson), especialmente las que se refieren a la elección de los miembros dominicanos de una comisiÓn encargada de negociar con los Estados Unidos el tratado de desocupación; a la ratificación de todos los actos del gobierno militar; y a la aceptación de una misión militar compuesta de oficiales del ejército norteamericano, son tan contrarias a las promesas hechas por la pasada y por la presente administración, y tan inaceptables para el pueblo dominicno, que la población entera se sintió dominada por una indignación tal como no se la vió antes nunca en aquel país." Mr. Knowless pone luego el dedo en la llaga al hablar del efecto que causa en la América latina la conducta del gobierno de Washington en Santo D()mingo. Mientras los amigos norteamericanos de los pueblos oprimidos de América hablen en nombre de la justicia pura y de sus fueros, quizás no consigan mayor fruto, a pesar de la elocuencia generosa de sus alegatos. Pero es posible que hablando al interés comercial y económico se logren remedíar, o paliar siquiera, los estragos del imperialismo político ... "Estábamos perdiendo mucho terreno en Sur América. A causa de nuestra conducta en Santo Domingo la doctrina de Monroe se les pintaba a las naciones latinoamericanas como una cachiporra diplomática, gracias a la cual los Estados Unidos podían proceder como se les antojara, hacer todo lo que les está prohibido a los países europeos en las repúblicas de la América latina, e 80 LA REFORMA SOCIAL impedirles a éstas que reciban ayuda de ninguna naClOn europea en caso de invasión y ataque como los de Santo Domingo." Refiérese luego incidentalmente Mr. Knowless a la posibilidad de que se forme una alianza latinoamericana, de la cual se ha venido hablando con insistencia en la prensa americana y europea durante los últimos meses: "Si los países latinoamericanos comprenden que el modo como aplicamos la doctrina de Monroe a Santo Domingo es el modo como podemos aplicársela a cada uno de ellos, no querrán aceptar tal doctrina, y tarde o temprano formarán una alianza que les permita repudiar o combatir la doctrina de Monroe. No acierto a divisar para nuestra patria un peligro tan grave e inminente como ése; y ciegos están nuestros estadistas y gobernantes que no lo ven. Pronto la muralla de la tarifa rodeará a nuestra patria; y este grande y rico mercado para las manufacturas extranjeras quedará cerrado a las naciones europeas, que son a un tiempo nuestras deudoras y nuestras competidoras. Solamente con los proventos que les produce su comercio exterior, en nuestros mercados o en otros, pueden pagar los intereses y el capital que nos deben. Mientras más las urjamos por el pago de lo que nos deben, con mayor actividad trabajarán por apoderarse de los mercados del mundo. Es evidente que la gran lucha comercial se nos presentará a nosotros en Sur América. Allí encontraremos tarde o temprano a los europeos en numerosas falanjes, primero en la pugna comercial y luego en la pugna política." - "La invasión y opresión de Santo Domingo fué no sólo un agravio a aquel débil país, sino también un ataque a los derechos soberanos de una de las repúblicas latinoamericanas. Cuando vieron a su hermana dominicana aherrojada, incendiados sus hogares, torturados y asesinados sus habitantes, encarcelados sus patriotas, su dinero malgastado, el pais en bancarrota y el dinero de los impuestos destinado a premiar políticos y cazadores de puestos públicos norteamericanos, comprendieron que "la gran potencia del Norte" había roto uno de los eslabones de la cadena latinoamericana y que tarde o temprano rompería otro y luego otro eslabón; y que los horrores padecidos por los dominicanos durante cinco años de opresión, pueden imponérsele también a una, o a muchas de ellas. ¿ Qué tiene de particular que nos miren con recelo y temor?" En cuanto al empréstito de 2,500,000 dólares, dice Mr. Knowless: "A pesar de esta doble garantía (las rentas aduaneras dominicanas y la obligación del mismo gobierno de Washington) los representantes de los Departamentos de Estado y de Marina de Washington, a quienes se les concedieron plenos poderes para negociar el empréstito con los REVISTA DE REVISTAS 81 banqueros de Wall Street, convinieron en pagar un interés anual de 14 por ciento, que, combinado con otros dispendios forma un total que va desde 9 por ciento hasta cerca de 19 por ciento. Ahora viajan para los Estados Unidos representantes de Chile a contratar un empréstito de 25 millones de dólares al 8 por ciento. Al tiempo de escribirse este artículo los periódicos publican el aviso de un conocido banco sobre la emisión de un millón de pesos en bonos de Puerto Rico del 40 por ciento, a un precio que producirá a los tenedores menos de un 51;í por ciento. ¿Por qué pagar por los bonos de los Estados Unidos-República Dominicana, valores mucho mejor garantidos, el 14 por ciento, casi tres veces más? Algo debe haber en eso que no está bien" ... ¿Algo? Mucho. "China y la alianza anglo-japonesa", por SAo-KE ALFRED SZE.- Current History. - Nueva York, Agosto. L AUTOR es ministro de China en Washington, y sus palabras han de leerse teniendo presente esta circunstancia. A este propósito cuenta un caso que no carece de intención y miga. Cuando John Hay era Secretario de Estado, los diplomáticos recién nombrados tenian la costumbre de ir a Washington, unos días antes de marcharse al país de su destino, a recibir instrucciones. Uno de estos flamantes ministros fué a Washington y estuvo como un mes presentándose diariamente en el departamento de Estado a recibir instrucciones, sin que se le diera ninguna. Al fin llegó la hora de emprender su viaje y visitó al Secretario Hay para decirle adiós, y ya cuando se despedía le preguntó al Secretario cuáles eran sus instrucciones. Por el momento Mr. Hay pareció no comprender lo que quería decirle. El ministro explicó entonces que había permanecido en Washington durante un mes,. esperando recibir sus instrucciones, pero que no las había recibido aún. Entonces el Secretario comenzó a comprender la situación, y contestó lacónicamente: "No pronuncie discursos". Al señor ministro chino le parece prudente el consejo. Sin embargo, con toda la reserva natural en quien tiene presente tal anécdota, el diplomático chino traza un breve esbozo de la situación china ante la alianza angla-japonesa. Esta tiene por objeto proteger los intereses británicos y nipones en el oriente lejano y tiene tres aspectos: primero, consolidación y mantenimiento de la paz general en el oriente de Asia y en la India; segundo, conservación de los intereses E 82 LA REFORMA SOCIAL comunes a todas las potencias en China, garantizando la independencia e integridad de la nación china y el principio de igualdad de condiciones comerciales e industriales para todas las potencias en China; y tercero, mantenimiento de los derechos territoriales de las potencias aliadas en el oriente de Asia y en la India y defensa de sus intereses especiales en dichas regiones. La alianza, que debía durar diez años, expiraba en julio. Lo que ahora se discute en los dos paises es su renovación. La alianza se refiere en gran parte a China, y sin embargo China no ha tenido arte ni parte en el tratado. Esto parece sorprender al diplomático chino. Al gobierno chino no se le consultó siquiera. "El pueblo chino, por 10 tanto, tiene buenas razones para oponerse a la renovación del pacto .Considera la situación como intolerable. El sentimiento contra la renovaciÓn de la alianza cunde en China." El autor se inclina a la formación de un ABC: América (del Norte) -la gran BretañaChina. En realidad, 10 que vemos claro al través de este articulo no es a quién se inclina, sino a quién le teme más, como patriota, el diplomático chino. "Asegurando a México para los petroleros". To-Morrow, julio (editorial). T The World ODO el que trate de alertar al público norteamericano acerca de los peligros de la política del gobierno hacia México encuentra una magnífica oportunidad para enterarse de lo impopular que era Casandra en Europa. Si al público le queda algún rato desocupado en sus cavilaciones acerca del número de home runs que alcanzará Babe Ruth antes de que termine la temporada, o acerca de quién ganará la partida de boxeo entre Dempsey y Carpentier, emplea ese rato libre -en maldecir los impuestos crecidos y la falta de empleos. Hasta el liberal Globe ha aprobado la política de Hughes; y debe reconocerse que nuestro eminentemente moral Secretario de Estado es mucho más afortunado que el Secretario Fall, al cohonestar con matiz de honradez un programa esencialmente imperialista. El argumento de Mr. Hughes es, expresa o tácitamente, como sigue: "Los asuntos mexicanos han estado embrollados por muchos años, y los Estados Unidos han demostrado una gran paciencia con ese país. Ahora hay allá un nuevo gobierno que solicita que lo reconozcamos. Es la hora de arreglar las cos~s. Todo lo que pedimos es que México fIrme un tratado que le REVISTA DE REVISTAS presentamos, en que declara que no invalidará los derechos norteamericanos, y especialmente las concesiones de petróleo que se supone obtenidas de buena fe antes de que se adoptara la constitución de 1917, según la cual se nacionalizaban nominalmente todos los terrenos petroliferas y se establecían ciertas restricciones sobre la propiedad de otras tierras. El presidente Obregón ha expresado muchas veces su deseo de proteger los intereses norteamericanos. ¿Qué cosa más sencilla para él que expresar esta buena voluntad en la forma de un tratado? Si firma el tratado, queda reconocido automáticamente. Y si no lo firma, el gobierno norteamericano no lo amenaza con la guerra: sólo se niega a reconocer su gobierno." Y todo esto le parece bastante justo al tipo ordinario de norteamericano. ¿Pero lo es? El mejor modo como un simple ciudadano puede responder a la pregunta es imaginando que un gobierno japonés se negara a seguir reconociendo al gobierno de Mr. Harding a menos que se derogaran las leyes antijaponesas del estado de California. Ka puede negarse en modo alguno que la legislación californiana, sea justa o injusta, buena o mala, es un golpe mucho más serio para los intereses nipones en California que cualesquiera leyes de México para los norteamericanos. Y si se nos alega que es enteramente inconstitucional que nuestro gobierno federal negocie un tratado que obligue a California, contestaremos que es mucho más categóricamente inconstitucional para Obregón negociar un tratado que equivale a anular, por su propia responsabilidad, un articulo de la Constitución mexicana. Además, si el Japón le retirara el reconocimiento a nuestro actual gobierno, eso no nos conduciría a la guerra, ni produciría tampoco la caída de la administración de Harding. Nuestra patria es demasiado fuerte para que ningún acto del Japón ponga en peligro su gobierno. Pero México es un pais débil, y nuestra negativa a reconocer a Obregón amenaza no sólo la estabilidad de su gobierno, sino que puede acarrear el caos: el caos fácilmente provocado por aquellos que creen que hay muchas ganancias que pescar en las revueltas aguas mexicanas." Después de aludir al carácter secreto del propuesto tratado, dice el articulista: "Procedemos ahora como no soñaríamos siquiera en proceder si México fuera tan fuerte como Gran Bretaña o el Japón. y si se objeta que estas naciones demuestran ser capaces de preservar el orden legal, como no puede preservarIa México, la respuesta es obvia: el tratado no reclama que el gobierno conserve el orden y cumpla la ley: lo que pide es que el gobierno anule o modifique un artículo de su propia constitución" ... 84 LA REFORMA SOCIAL Francesas "El centenario de Baudelaire", por EDMONDJALOUX.La Revue Hebdomadaire. - París, julio. E N LOS últimos meses se ha escrito mucho sobre Baudelaire en la Europa occidental, con motivo del centenario del poeta. En general, la crítica parece reaccionar contra el concepto que hasta hace poco se tenía del autor de Las flores del mal, como artista anormal, enfermizo y vicioso. "Las flores del maldice el autor de este artículoson, desde cualquier punto de vista, un libro admirable. Pero es, especialmente, la primera colección de poesías líricas empapadas de espíritu científico, quiero decir, que ostente la preocupación por la ver.dad. En esta, sin embargo, Saint-Beuve le ha servido modestamente de guía. Tomemos un ejemplo: cuando Lamartine escribió sus más hermosas poesías sobre Elvira, Elvira había muerto ya, e iba a soñar con ella en los lugares que ambos habían visitado juntos, pero al mismo tiempo sentíase enamorado de una hermosa italiana, a la que parecia tenerle miedo, y cortejaba a la que debía ser su esposa. No es que asegure que sus versos no sean sinceros, pero no poseen verdad alguna: halagan en nosotros el hipócrita ensueño de una fidelidad indestructible, y nos ocultan la personalidad real del poeta y el verdadero estado de ánimo en que fueron compuestos. Lo mismo pasa con Víctor Hugo. ¿Ni qué sabemos, par sus versos, de Gautier o de Banville? Musset y Vigny son más veridicos, pero no vemos al uno sino al través de un apasionamiento juvenil y al otro en la altiva resignación de sus postreros años. Esto es poco. Los poetas gustan de presentarse como los cantores de los hermosos sentimientos que quisieran experimentar. Sólo Baudelaire convirtió la poesía en un método de análisis, en una forma de instrospección. En tal sentido pertenece a la época de Flaubert y de Claudio Bernard. Así lo vió claramente Paul Bourget en 1881, cuando lo colocó en la misma fila que Stendhal, Taine y Renán. Adaptar el espíritu científico de su tiempo a sentimientos en gran parte románticos y darles una forma clásica: tal fué la inmensa labor realizada por Baudelaire. ¿Pero puede acaso decirse que no pintó sino sentimientos románticos? Sería quitarle mucho de su mérito. Hizo mucho más: iluminó y tal vez creó en parte toda una clase de sentimientos, cuando no nuevos, a 10 menos expresados antes con tanta imperfección que puede decirse que existen solamente gracias a él. Cada uno de estos sentimientos requeriría un estudio especial: irritabilidad nerviosa del individuo que tiene REVISTA DE REVISTAS 85 la inclinación a la soledad y que sufre bajo cualquier yugo social (los románticos habían dicho ya algo de esto, pero sin mayor sinceridad); horror por la condición humana y necesidad de comunicarle dignidad por la religión, o por el arte (esta corrección es de orden puramente baudelairiano, pues nadie menos griego que él); inclinación a los excesos como arbitrio para olvidar o para imponerse castigo, unida a la afición al misticismo en la ternura; pasión por los viajes, por lo desconocido, por lo nuevo, eterna nostalgia; predilección por cuanto nos induce a pensar en la muerte: crepúsculo, otoño, espectáculos fúnebres, paralela al terror ante la naturaleza, considerada como uno de los instrumentos de la muerte, y, por consecuencia, adoración de lo artificial; oomplacencia en el spleen, en las voluptuosidades trágicas, en el gusto de las lágrimas; en fin, todos los exaltados y vagos sentimientos poéticos descritos en los Bienfaits de la lune: he allí un breve compendio de los sentimientos cantados por Baudelaire. Aparecen por todas partes: han hecho carrera en el mundo y engendrado una rica posteridad. Muy raros son los escritores que han escapado a su influjo. y para dar expresión a esta psicologia especial, Baudelaire se hizo de una lengua de inimitable música, que llega a expresar lo inexpresable por misteriosas alianzas de sonoridades e imágenes: lengua absolutamente lírica y que creó una poesía nueva. Casi podría decirse que existe una literatura anterior a Baudelaire y otra literatura posterior distinta. Una de sus innovaciones fué implantar el místerio en medio de nosotros. Sólo con eso este gran clásico habría roto los lazos del clasicismo e inaugurado una literatura nueva, más visible hoy que nunca. El misterio no es un elemento desconocido en el arte, pero lo era en el arte francés. A no ser por Baudelaire, ni Verlaine, ni Mallarmé, ni Rimbaud hubieran podido componer sus poesias obscuras, llenas de sentidos y de sugestiones diversas. A la vista está en qué se ha convertido ese misterio entre nuestros contemporáneos: llega a la farsa y a la demencia. Pero eso no es culpa de Baudelaire." ... Bibliografía "El peligro yanqui", ciones España. - por LUIS ARAQUISTAIN. - PublicaMadrid, MCMXXI. N Hispano América estamos acostumbrados a oír hablar del "peligro yanqui". Después de la guerra con España, que acarreó el protectorado norteamericano sobre Cuba y la incorporación de Puerto Rico y Filipinas al imperio, las voces sobresaltadas que nos advertían del peligro yanqui comenzaron a cundir; y esas voces revelaban casi siempre la zozobra de los mejores espíritus. De la sinceridad con que periodistas y escritores de fama nos hablaban del riesgo que corrían los pueblos españoles, no cabe duda. Sin embargo, durante la guerra universal, y especialmente después que los Estados Unidos entraron en ella, guiados por móviles desinteresados e idealistas, según los discursos de Mr. Wilson, aquella inquietud se atenuó en parte. Parecía absurdo seguir divisando una garra violenta, feroz y rapaz en el seno de la misma gruta de donde se exhalaban tan seductoras músicas políticas. Los discursos de MI. Wilson eran serenatas a la libertad de los pueblos débiles, al derecho de propia determinación, a la Justicia, al Derecho, a la Libertad, a todas las resplandecientes deidades de los hombres libres. Condenaban con tanto vigor y énfasis el imperialismo alemán y sus locuras y crímenes, que resultaba difícil resistir a su encanto elocuente. Es lo cierto que los discursos de sirena de Mr. Wilson obraron prodigios en la América española. El fantasma del big-stick se desvaneció en el horizonte, como en el despertar de una pesadilla. Entonces se les ofreció a los hombres de Washington una ocasión única para crear en el continente nexos de armonía perdurable, para ponerse desintercsadamente a la cabeza de las repúblicas americanas y congregarIas en una caravana libre, para la marcha hacia lo porvenir. ¿Por qué se dejó pasar la ocasión? :Ka sería difícil averiguaria. Lo cierto es que a poco de terminar la guerra se desvanecieron, como el humo de las batallas, las ilusiones engendradas por las arengas floridas; y comenzaron a prosperar de nuevo en los países españoles la desconfianza y el recelo. Estos sentimíentos no asumen formas políticas, por motivos E BIBLIOGRAFIA 87 obvios; pero sus manifestaciones literarias son innumerables y categóricas. No se trata ahora de una opinión suramericana sobre los Estados Unidos sino de una opinión española. Pero no por eso deja de tener análoga importancia, por ser el autor conocido y leido en la América hispano-parlante, y porque, a pesar de todos los factores que tienden a desunirlas y alejarlas, España y las repúblicas españolas de este continente forman, en resumidas cuentas, un todo en el cual, no obstante las diferencias y disimilitudes formales, impera un espíritu homogéneo. En la venidera crisis del mundo, España y los pueblos españoles de América y Oceania correrán probablemente una misma suerte. Por otra parte, aunque español e interesado en la vida y el porvenir de los pueblos españoles, Araquistain no juzga a los Estados Unidos desde un punto de vista exclusivamente español o hispanoamericano, sino en un sentido universal y humano. Así, pues, su peligro yanqui no quiere decir peligro yanqui en América, ni en el Pacífico, ni en Europa, sino para la humanidad. "¿Peligro para quién?", se pregunta él mismo, para contestar: "Para el mundo entero, inclusive para los mismos Estados Unidos." Cree Araquistain que son los Estados Unidos quienes recogerán la herencia de la ambición alemana. La república norteamericana le ha parecido "un trasunto de la Alemania que se embriaga de altivez y mesianismo de 1870 a 1914". "Tal vez nuestra visión última de los Estados Unidos sea demasiado pesimista - agrega -, tal vez la haya abultado el ejemplo demasiado próximo de la Alemania providencialista". Sin embargo, parécele desacertado apercibirse contra el peligro con previsiones "que podrían parecer provocaciones". El peligro, aunque uníversal, "lo es especialmente para el resto de América. El capitalismo norteamericano puede ser espuela de progreso para las repúblicas rezagadas de América; pero tras el capital van la bandera, 10 sejércitos, las instituciones, la lengua, la cultura del pueblo invasor". "Admiramos vivamente la cultura anglosajona: ha sida nuestro mayor sustento espiritual; pero la aborreceríamos si quisiera imponérsenos, descuajando la personalidad histórica de nuestro país. Y en cierto modo, cada pais americano de lengua española es una continuación, a veces superada, del nuestro. A España no puede serle indiferente el futuro de la América de su lengua. Extinguido felizmente el imperio de la materia, queda un imperio ideal de tipo hispánico y fines culturales entre España y América. Este imperio del espíritu es el que nos duele ver amenazado por el peligro yanqui." Lo primero que impresionó a Araquistain en los Estados Unidos fué 88 LA REFORMA SOCIAL la sobreabundancia de "fuerza biológica": "hay que retroceder a la Grecia o a la Roma antiguas para encontrarse con un fenómeno histórico tan henchido de turbulencias biológicas". "La mayor parte de sus actos sociales son actos de biología colectiva; actos para defender lo ya adquirido y actos apetentes de nuevas adquisiciones". Así explica los impulsos sociales que producen la repulsa del extranjero (amarillo) y el desprecio por el ilota (negro). Parece sorprenderse Araquistain de que la Federación Americana del Trabajo, institución conservadora si las hay, predique la conveniencia de cerrarles las puertas del país a los mongoles. Después del amarillo y del negro, viene el "rojo", el radical en política. Los norteamericanos mismos se dividen en dos categorías: los norteamericanos "patriotas sin límites, los de North America over all in tile TV orld, hermano del vencido Deutschland ueber alles (Araquistain olvidó la genuina y tan pregonada fórmula yanqui: "100% americanism"), y los norteamericanos de espiritu crítico e ideas universales, que son los "espurios". Pero mientras los Estados Unidos se defienden contra las inmigrariones, su capital emigra: el nacionalismo se complica con el imperialismo. Araquistain se pregunta si después de España, de Francia y de A.lemania no le tocará a los Estados Unidos su turno de intentar la fundación del imperio universal. Si la nueva b'Uerra por el dominio del 'aniverso ha de sobrevenir, ya está preparada. "Las guerras, como los 'mitos, dice en frase afortunada, son creaciones nuestras; y si todos pudiéramos expulsarias de nuestras conciencias desaparecerían también de la realidad". En cuanto a la vida norteamericana, Araquistain encuentra muchas cosas curiosas: la Federación General del Trabajo y su profeta Gompers; el sagrado horror no ya por los radicales de la I. W. W., sino por los socialistas mansos del tipo de los que llegan a ministros en 'Europa; ciertos aspectos del feminismo al uso; los intereses que inspiran a gran parte de la prensa; la lucha por el petróleo; la tendencia intervencionista contra México; y la hispanofilia, que se le antoja "inquietante". Araquistain ve avanzar sobre el mundo una nueva catástrofe, como la de 1914. "Sentimos - escribe -, sentimos demasiada estimación por los Estados Unidos para callar ante un porceso de su desarrollo que está destinado a destruir tantas energías y bienes propios y ajenos." La impresión general que se desprende del libro es pesimista; pero hay que considerar que el autor pasó apenas dos meses en los Estados Unidos y que acaso no tuvo tiempo de ver más que un lado de las fuerzas que están en acción en este gran pueblo. Tal vez sus profecías 89 BIBLIOGRAFIA se cumplan; pero en todo caso no se cumplirán sin vencer antes la resistencia de las mejores energias de la nación. "Claims against Mexico", Private edition, 1921. by RAOUL DESVERNINE.- E L AUTOR, abogado del foro neoyorquino, se propuso reunir en este libro de hasta 150 páginas, los principios generalmente aceptados en derecho internacional que le parecen aplicables a México, aprovechando tanto los precedentes diplomáticos ya sentados como las opiniones expuestas por autores de nota. Según el mismo autor lo declara, no ha sido su propósito hacer una exposición, sino una mera compilación. Al ofrecer así su contribución al estudio y posible arreglo de las reclamaciones extranjeras pendientes contra México, el autor declara hacerla con el ánimo de "apresurar el advenimiento del dia en que México llegue a una avenencia con las naciones hermanas (?) y convenga en establecer una base para el arreglo de las reclamaciones." GUILLJ~N. "La Linterna Editorial A mérica, Madrid. ALBERTO H de Diógenes".- Ay verdaderamente en nuestra América una corriente de curiosidad intelectual por las cosas de la España contemporánea? Todavía nos resistimos a creerlo, a pesar de este libro y de algunos otros testimonios, precarios y desperdigados ciertamente, pero que a veces dan que cavilar. La cultura hispanoamericana de hoyes lo menos española que permite la lengua. El idioma se ha conservado con la pureza que cabe dentro de las circunstancias en que han vivido nuestras repúblicas, por tantos años tumultuarias y epilépticas, y a pesar de los turbios ríos de inmigración no española que desembocan de continuo en nuestros pueblos. No debe olvidarse que fueron los hombres cultos de América quienes estudiaron primero el idioma cientificamente y lo fertilizaron después, logrando a la postre su renovación. Los grandes gramáticos modernos del español son americanos, como los grandes estilistas y poetas españoles modernos son americanos de una generación posterior. Las novedades literarias europeas comenzaron a llegar a España, a fines 90 LA REFORMA SOCIAL del siglo pasado, al través de América. La influencia de Daría y de otros que no se nombran en España pero que todos los americanos nos sabemos, produjo un renacimiento que en cierto punto pareció lozano y fructífero, pero que más tarde, por desdicha, resultó malogrado. Después de unos cortos años de curiosidad por las letras peninsulares, los americanos volvieron nuevamente los ojos a otras partes, a Francia, a Inglaterra ,a Alemania. Otra vez se ensancha y ahonda el golfo de la separación y de la indiferencia. En general los pueblos americanos no encuentran lo que buscan en España. Necesitan y anhelan ideas, reformas, alimentos de cultura nutritivos: han menester educación popular, libertades republicanas, métodos industriales expeditos, organización social justa y duradera; y no hay que censurarias porque vayan a buscar todo eso a donde tengan esperanzas de conseguiria. Todos los hispanoamericanos comprendemos, claro está, que la armonía formal entre los pueblos españoles de Europa y América sería un factor de progreso para todos y prenda de común seguridad futura; pero, según que pasa el tiempo se ve con claridad categórica que España no se percata del papel histórico que le depara el destino; o que es, por el momento, incapaz de asumirlo. El hecho es deplorable, pero nada vale ocultaria. Las misiones españolas que van a Hispano América hablan del Cid, Pelayo y Lepanto; los poetas españoles que van a Hispano América hablan de Lepanto, el Cid y Pelayo; los cónsules y ministros españoles en América, el día de la "fiesta de la raza", hablan de Lepanto, Pelayo y el Cid. Poco o nada sabemos del pueblo español, y no nos atrevemos a juzgarlo por los dichos y hechos de los que se llaman sus representantes. Y este alejamiento es tal que hoy día ignoramos el movimiento intelectual de la Península, y aunque Hispano América es buen mercado para ciertos libros modernos que se editan en España, ni los compradores de eass libros pertenecen a las clases letradas, ni los libros mismos pertenecen a ningún género literario: son, en su mayor parte, novelas obscenas. No es posible culpar a los americanos si buscan el alimento que han menester donde pueden encontraria. La situación es deplorable, pero el remedio no está en manos de los americanos y lo más triste es que acaso no esté ya tampoco en manos de los españoles. La Linterna de Diógenes, por lo menos, así parece confirmarIa. El autor de este libro, periodista peruano, lo bastante joven para conservar aún cierta franqueza fresca y agria, ha visitado a España, ha hablado con los principales literatos españoles y consigna el resultado de sus entrevistas y observaciones en este volumen, que probablemente BIBLIOGRAFIA 91 les parecerá a los peninsulares un poco escandaloso. No es éste propiamente un libro de crítica ni se desentrañan y estudian en él tendencias o formas literarias: es una serie de impresiones acerca de los literatos y poetas que sobresalen hoy en la península. Esta sola actitud del escritor peruano demuestra, entre otras cosas, cierto desdén explícito y rotundo por las letras españolas actuales. Lo que le importan son los hombres; y los hombres, en su libro, resultan, con excepciones contadísimas, mezquinos, enanos, hipócritas, egoístas, vanidosos, tontos de capirote, y a veces cosas mucho peores. Miserias análogas han existido quizás en todas las épocas, aun en las edades de vivo esplendor espiritual, aun en los ubérrimos y fulgurantes siglos de oro. Kada tiene que hacer eso con la historia literaria; pero la historia anecdótica recogerá sin duda algunos rasgos picantes del libro de Guillén. De sus páginas se exhala un relente de vanidad pestífero. Queremos creer que los hombres sanos no pueden hablar, ni pensar ni sentir de ese modo. Nos referimos, naturalmente, a las más de las personas que aparecen dentro de la faja de luz de la linterna. Los que muestran moderación, tino y prudencia son contadísimos. Los demás discurren como orates. Benavente no dice nada. Azorín contesta a Ia pregunta de: -"Usted no es académico, ¿verdad?", con esta majadería: -"No, señor; pero no lo fueron ni Verlaine, ni Baudelaire, ni Gautier." ... -"Y Anatole France? Azorín suspira." Pío Baroja, el autor de Ia frase "América es el continente estúpido", aparece, en la pintura de Guillén, "calvo, barbudo, pesado, con ojos de idiota o de albañil", "es sucio y huele a ratón". -"¿Qué cree usted de la Pardo Bazán?", pregunta d autor. "Hum - gruñe Baraja - Creo que todavía vive. Es una vieja estúpida." A don Armando Palacio Valdez le pregunta: -"¿Con quiénes comenzó usted, don Armando?" -"Fuimos cinco, contesta e] anciano. Ga]dós, Alarcón, Pereda, Valera y yo, el más joven y el único, según dicen por ahí." -"¿De modo que según usted no hay novelistas en España?" -"Hombre, tanto como eso no. Tiene usted a Cervantes. Me tiene usted a mÍ." ... Juicio de Guillén sobre los Alvarez Quintero: "en un país - me refiero a España - donde se ha silbado a Maeterlinck, donde no pueden aclimatarse Haupmann, D'Annunzio ni Shakespeare, y donde Muñoz Seca y otros ganan cincuenta mil pesetas trimestrales por hacer chistes de galería, y el señor Benavente se lava las manos en la jofaina de Pilatas, los señores Quinteros no están mal en su papel de fabricantes de mermeladas." Juicio de Marquina sobre Ricardo León: -"Don Ricardo León es un maniquí moderno que envuelve un hombre arcaico. A]guien le da cuerda - ¿ Se- 92 LA REFORMA SOCIAL rá la Academia? - y el maniquí moderno escribe en estilo arcaico muchas frases, más frases, pero muchas frases, muchos capítulos, muchos libros sin llegaar nunca a decir nada. Es paja, pura paja ... " Pérez de Ayala sobre los Baraja: "Don Pío es muy económico. Más aún, es avaro. Loc Barajas juntan el dinero por el placer de juntarIa. Son sucios. De panaderos han llegado ... " Rodríguez Marin sobre sí mismo: '~Sí, soy el que mejor comprende el Quijote. ¿Sabe usted? Hasta ahora no se comprende el Quijote. Nadie lo comprende. Sólo yo lo comprendo." ... Concha Espina sobre la novela española actual: "Todos siguen a Trigo sin tener la raíz de novelista que tenía Trigo y explotando tan sólo los alcoholes de uno de los pecados capitales ... Es la aclimatación del novelín francés hecho para lupanar. Una cosa fácil de vender" ... La misma sobre Valle lnclán: "Tiene talento; ¡pero como hombre! ... tiene un alma pequeña. No se peina las barbas. Es sucio. Se indigna terriblemente contra otro en quien ve talento ... " Antonio Zozaya sobre iberoamericanismo. "Mire usted, quiero serIe sincero. Todo nuestro americanismo es una cuestión retórica y estomacal: verborrea y banquetes. España desconoce a América y América des;>recia a España." ... Diálogo del autor con Diez Canedo: -"¿Ustedes estiman a Sassone?" -"Sí, señor; en el Perú lo creemos un imbécil." Diálogo con Juan Ramón Jiménez: -"¿De modo que España está al margen?" -"Sí, señor. Al margen. Ya ha cumplido su misión. EsTlaña está muerta. El porvenir está en América". " Estos pasajes darán una idea del tono del libro. La Linterna de Diógenes es obra de un escritor joven, apasionado y sincero, que acaso concede a los hombres más importancia de la que tienen. Quizás si la acedumbre de su libro no obedece tanto al humor satírico como al desencanto sentimental. Probablemente había encaramado sobre peanas a los "ingenios" españoles, y cuando los vió de cerca, tal como eran, y comprendió su engaño, quiso vengarse desnudando a los idolos y mostrándonoslos en cueros, feos y desgarbados. Como quiera que sea, y prescindiendo de la malsana amenidad que para las más de las gentes ha de tener como centón de murmuraciones, este libro es más provechoso que muchos graves y embusteros sermones "iberoamericanistas" .