La imaginación al papel el panfleto como medio de protesta y expresión política contra la dictadura cívico-militar chilena, 1983-1986 Prof. Danny Gonzalo Monsál vez Araneda Depto. de Historia Uni versi dad de Concepción Chile Presentación Dentro de las primeras medidas represivas y disciplinarias de las Fuerzas Armadas tras el golpe de Estado de 1973, podemos señalar el cierre del Congreso Nacional, la proscripción de los partidos políticos, destrucción de los registros electorales, el término de la actividad sindical, intervención en las universidades y la censura a la prensa. En el fondo, la prohibición absoluta de realizar algún tipo de actividad política o acciones de resistencia y protesta contra el nuevo régimen. Ese fue en líneas generales el escenario sociopolítico que se desarrolló hasta los inicios de la década del ochenta del siglo XX, cuando comenzaron a surgir las principales acciones públicas y masivas de protesta y movilizaciones sociales contra la dictadura cívico- militar encabezada por Augusto Pinochet. Uno de los momentos más intensos de aquellos años, comenzó a desarrollarse en 1983 con las jornadas de movilización en todo el país. Varias fueron las jornadas de protesta, escenario en el cual, vastos sectores de la población, léase sindicatos, pobladores, estudiantes, organizaciones de base y de ONGs salieron a las calles para desafiar e interpelar a la dictadura, expresando pública y masivamente su descontento y rechazo al régimen imperante. Paros, marchas, mitines, cacerolazos, apagones, fo gatas y barricadas fueron la tónica de aquellos meses y años durante los cuales se desplegó la protesta y resistencia pública e intensiva al régimen de Pinochet. En medio de aquel escenario, irrumpió con fuerza una de las expresiones más visibles de aquellos años: el panfleto como representación política de protesta y arte de resistencia al régimen. Al respecto, varios fueron los objetivos que cumplió el panfleto en aquel momento. En primer lugar servir como un medio de convocatoria a las movilizaciones; en segundo lugar, una instancia de denuncia, información y propaganda sobre determinados aspectos del acontecer político nacional, y en tercer lugar, fue la forma que tuvieron los sectores subalternos para representar a través de un determinado lenguaje y aparato 1 conceptual toda una concepción de lucha y resistencia contra la hegemonía de la dictadura. Por lo tanto, el panfleto se convirtió en un instrumento por medio del cual aquellos grupos subalternos buscaron combatir la censura, el control informativo y la dominación imperante de la época. En vista de lo anterior, el siguiente trabajo tiene como primer objetivo describir el contexto de lo que fueron el inicio de las jornadas de protestas y movilizaciones en mayo de 1983 y como segundo objetivo (y central) dar cuenta de algunos panfletos que irrumpieron en el espacio público nacional, como una forma de representar el rechazo y crítica a la situación sociopolítica por la cual atravesaba el país en aquellos años, pero sobre todo caracterizar al panfleto como un arte de resistencia y expresión de aquellas voces invisibilizadas y silenciadas por la represión, censura y el discurso oficial. Es decir, cómo el panfleto se convirtió en un medio que logró romper con la censura establecida por la Junta Militar de Gobierno y además, dio cuenta de cómo la creatividad e “imaginación” de quienes protestaron y se movilizaron se llevó al papel. En ese sentido planteamos que el panfleto se convirtió durante la década de los ochenta en una de las principales forma de expresió n que tuvieron los sectores subalternos; por lo tanto a través de estos dispositivos de propaganda y agitación podemos adentrarnos en los comentarios, expresiones, discursos y subjetividades de los grupos subalternos en un contexto donde imperaba la hegemo nía de los grupos dominantes que sustentaron política y culturalmente la dictadura cívico- militar de Pinochet. El trabajo lo hemos dividido en tres partes. En la primera una breve caracterización del panfleto y su significado; asimismo, una descripción de la subalternidad. En la segunda parte una mirada general a la situación previa al inicio de las jornadas de protesta del año 1983. Y en la última parte, dar cuenta (exponer) algunos panfletos que circularon en los inicios de las movilizaciones nacionales. 1. El panfleto como representación política No son muchos los trabajos que dan cuenta de la utilización de los panfletos como un medio de expresión bajo la dictadura militar chilena o bien como representación de un momento histórico determinado, en este caso, los años ochenta. Entre la literatura existente podemos mencionar la compilación realizada por la Biblioteca Nacional de Chile “Panfletos, poniendo el grito en el suelo” (2003); el libro de Francisca Valdebenito Acosta “Tinta, papel e ingenio. Panfletos políticos en Chile” (2010) y la 2 tesina realizada por los alumnos Gabriel Bajo Valdivia, Gustavo Rojas Ayala, María Fernanda López Grasset en la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso “El panfleto: medio legítimo de comunicación alternativa en la Dictadura”(2012). Por lo tanto, desde el punto de vista de la historiografía, existe un vacío en cuanto al tratamiento de estos temas; así como la utilización del panfleto como una fuente para el desarrollo de investigaciones sobre la historia reciente de Chile, especialmente a nivel de estudios locales o regionales. En relación a estos trabajo, los autores citados en líneas anteriores, coinciden en señalar que el panfleto más allá de su definición por el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua como una obra literaria de poca extensión con características difamatorias y agresivo 1 , se ha constituido en un medio a través del cual se puede comunicar una serie de mensajes de carácter transgresores y revolucionarios, bien canalizar demandas, hacer valer una determinada posición política o simplemente exteriorizar alguna molestia o enojo con alguna situación o escenario. En ese sentido, el panfleto, contiene un fuerte contenido subjetivo; es decir una reflexión mordaz y aguda sobre la contingencia. Por otra parte, el panfleto tiene la característica de ser un contrapunto crítico con la propaganda y los discursos oficiales o bien con la censura que establecen determinados regímenes, principalmente los de carácter autoritario y totalitarios, los cuales recurren y utilizan toda una campaña publicitaria y propagandística para imponer un discurso único y oficial. Conjuntamente con aquello, el panfleto posee una reducida dimensión en comparación con los periódicos, revistas y carteles, lo cual permite ser transportados de manera fácil y portátil. Al mismo tiempo, se convierte en una herramienta fundamental en contextos donde impera la cesura y represión. Uno de los objetivos importantes del panfleto es interpelar al otro; en este c aso la interpelación tiene una doble dimensión. Por una parte se dirige a la autoridad política o militar, en este caso Pinochet, la Junta Militar, la dictadura en general, como una forma de manifestar descontento, críticas y un malestar o rabia existente; incluso la ironía y el sarcasmo ante una determinada situación o persona. Y por otra parte, el panfleto tiene como objetivo estimular la acción de la población, de quienes son víctimas de las políticas coercitivas y persuasivas de un régimen o bien de aquellas personas o sectores 1 Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. España, Tomo 8, Vigésima Seg unda Ed ición, 2001, p. 1130. 3 que buscan exponer algún malestar con la situación que se vive en un determinado momento 2 . En este caso el panfleto cumple la tarea de ser un dispositivo que representa no solo el malestar y la crítica social, también el recuerdo, evocación, esperanza y anhelo de una sociedad mejor. En consecuencia, el panfleto, léase imágenes, figuras, símbolos, frases, expresiones, caricaturas, como elemento propagandístico y de difusión, viene a constituir una importante fuente a la hora de adentrarse en el estudio de la subjetividad de la política y de los grupos subalternos que desafían la hegemonía oficial. El panfleto: ¿expresión de los sectores subalternos? “Leer en reversa los discursos de los grupos dominantes, nacionales y extranjeros”, aquella es una de las principales propuestas de los estudios subalternos; sin embargo, ¿quién es el subalterno?, ¿desde dónde plantear el tema de la subalternidad? Estas y otras interrogantes constituyen un punto de partida pero al mismo tiempo de debate y controversia para aproximarnos al tema en cuestión 3 . Al respecto, en el texto “La (re)vuelta de los estudios subalternos”, el historiador indio y pionero en el tema Ranajit Guha señaló que la denominación subalterno dice relación o se expresa “en termino de clase, casta, edad, género, ocupación, o en cualquier otra forma”; conjuntamente, “la subordinación no puede entenderse excepto como uno de los términos constitutivos de una relación binaria en la que el otro es la dominación, ya que “los grupos subalternos están siempre sujetos a la actividad de los grupos que gobiernan, incluso cuando se rebelan y sublevan”4 . Aunque el concepto subalterno ha sido el eje central de la producción historiográfica del Grupo de Estudios Subalternos, su principal producción teórica se enfoca en la capacidad de poder acceder a reconstruir la conciencia subalterna, como diría Ranajit Guha, “escuchar las voces de la historia”, es decir aquellas voces ocultas bajo las historia nacionales, estatales, oficiales, y en la capacidad q ue estos estudios tienen de dejar hablar al subalterno. Por lo tanto, los Estudios Subalternos, buscan narrar la historia de aquellos sectores marginados, excluidos, silenciados y omitidos con el 2 3 4 Valdebenito, Francisca. Tinta Papel Ingenio. Pan fletos políticos en Chile. 1973 -1990. Santiago, Echo lib ros editores, 2010, pp. 7-8, y Biblioteca Nacional. Panfletos. Poniendo el grito en el suelo. Santiago, Biblioteca Nacional, 2003, pp. 3-4. Un interesante trabajo sobre el tema en: Tenti, María Mercedes: “Los estudios culturales, la historiografía y los sectores subalternos”. Revista Trabajo y Sociedad, N° 18, volu men XV, verano 2012, Santiago del Estero, Argentina, pp. 317 a 329. Rodríguez, Raúl. La (Re) vuelta de los estudios subalternos. Una cartografía a (des) tiempo. Universidad Católica del Norte, Ocho libros editores, 2011, p. 69. 4 objetivo de hacerlos “…protagonistas y no meros instrumentos o receptores del Estado, el partido o el sindicato, lo cual se evidencia cuando nos percatamos de la presencia de un ámbito político heterogéneo al de la elites” 5 . Al plantear el concepto de subalterno se aprecia en una primera aproximación, que este se encuentra en una relación directa con un otro y que se define a sí mismo en la relación que se establece con este. Desde un punto de vista histórico, el concepto de subalterno, no se define de acuerdo a la relación que existe entre diferentes grupos sociales, sino con su contraparte; es decir, al grupo dominante o elite de una sociedad y en un contexto histórico-cultural determinado. Papel importante en todo esto, lo constituyen los escritos de Antonio Gramsci, principalmente del cuaderno XXV: “Notas sobre la historia de las clases subalternas”. La lectura que realizó Guha y el colectivo del filósofo italiano, o por lo menos el conjunto de textos gramscianos más trabajados, proviene de una selección de los escritos de Gramsci publicada bajo el nombre de Selec tions from the Prison Notebook”6 . En dicha obra, el término subalterno se remonta a sus escritos en prisión, allí se puede observar por primera vez que el concepto de subalterno adquiere una profundidad teórica, dejando de lado su significado literal. Es importante señalar que una aproximación al estudio de los grupos subalternos implica entenderlos en sus particulares contextos históricos, sociales, políticos, económicos y culturales. Es decir, entender al subalterno como una condición de grupo dada en un contexto histórico determinado y donde, además, estos sectores no son homogéneos, dándose de esta forma distintos niveles de subalternidad dentro de ellos mismos. Por lo tanto, es fundamental interrogarse ¿desde dónde se plantea la subalternidad?, para poder establecer ¿quién es el subalterno? El grupo de estudios hizo suyas las reflexiones del pensador italiano, pero desde un contexto postcolonial; así Guha resignificó el concepto gramsciano para “…pensar lo subalterno de una forma diferente tanto al marxismo como a la historia tradicional, dando así origen a escrituras históricas diferentes y radicalmente políticas. Por otra parte, es la misma escritura gramsciana la que posibilita su “adaptación” en otros momentos y lugares”7 . Así por ejemplo, mientras Gramsci sólo le otorga predominio 5 6 7 Rodríguez, Opus cit., 23. Ibídem., p. 22. Ibídem., p. 25. 5 fundamental a la clase obrera, urbana e industrial, los integrantes del Grupo de Estudios Subalternos ponen el acento en la política rural y campesina. Al mismo tiempo, se produce un cambio en el funcionamiento del sistema de signos, por ejemplo, donde los sectores dominantes inscriben, “perturbación de la tranquilidad pública”, Guha lee “lucha por un orden mejor”, y donde historiadores positivistas escriben “inconsciencia”, el historiador indio escribe “conciencia rebelde”. No se trata de una opción antojadiza, sino de una lectura seria y a contrapelo sobre la documentación con la cual se cuenta para el estudio de las clases subalternas, pues esta ha sido recogida y producida siempre por la dominancia, de manera que lo que de ellas se obtiene es su “representación” de los sectores marginados. Si se intenta buscar las voces silenciadas y develar su lugar en la historia, no hay más remedio que usar las mismas fuentes, pero leyéndolas en reversa”. Un ejemplo de aquello nos lo expresa el historiador Mauricio Rojas Gómez en su libro “las voces de la justicia”, al respecto señala: “influidos por la sugerencia de Renajit Guha, hemos tratado de escucha las distintas “voces de la historia” a través de los procesos criminales. Las distintas percepciones ante la ley y la justicia (culturas legales), las disputas de clase, las percepciones de género, entre otros, convierten a los tribunales en espacios donde se expresan los diversos campos de poder. De ahí el título de este estudio, pues los distintos actores colectivos, involucrados en esos espacios conforman aquellas “voces de la justicia” que, si bien pudieron quedar excluidos en otras fuentes históricas, a través del choque de conciencias presentes en los expedientes judiciales, adquieren personalidad propia. Se pueden rescatar nombres, procedencias, labores, valores, anhelos y miserias, es decir, se les visibiliza históricamente, restaurándoles su carácter de sujeto”8 . En consecuencia, el estudio y análisis de los panfletos constituye una interesante fuente (criticable por cierto) a través de la cual podemos leer (escuchar) aquellas voces silenciadas y omitidas por el discurso oficial de la dictadura, pero que en los ochenta a través de un acto de resistencia, irrumpen para disputar políticamente los diferentes campos de poder y espacios públicos intervenidos militarmente. 8 Rojas Gó mez, Mauricio. Las voces de la justicia. Delito y sociedad en Concepción (1820 -1875). Atentados sexuales, pendencia, bigamia, amancebamiento e injurias. Santiago, Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2008, p. 19. 6 2. Contexto histórico: 2.1. Situación previa a las protestas Siguiendo lo planteado por Tomas Moulian, el marco temporal en el cual se desarrolla nuestro trabajo, podemos dividirlo en dos momentos. El primero de ellos va desde el golpe de Estado de 1973 hasta el año 1976, periodo de mayor intensidad de la represión9 . Durante esta etapa, la junta militar legitimó, legalizó e institucionalizó la violencia política como una forma de imponer un nuevo orden social y político a través de la represión, detenidos, desapariciones, consejos de guerra, exilio, relegación, censura a la prensa y una política del miedo. Lo anterior a través de bandos militares, decretos leyes y medidas burorrepresivas 10 . El segundo momento va desde el año 1977 hasta 1980, etapa en la cual la dictadura avanzó en la institucionalización y legalización del régimen a través de una serie de disposiciones: disolución de los partidos políticos, discurso de “chacarillas” (1977), término de la Dirección de Inteligencia Nacional y reemplazo por la Central Nacional de Informaciones (1977), promulgación de la “Ley de Amnistía” (1978); convocatoria a una consulta nacional (1978); destitución de Gustavo Leigh de la Junta Militar (1978) y finalmente un plebiscito para aprobar la Constitució n de 1980. Es decir, durante estos años, disminuyó la intensidad de la violencia directa a los opositores y se pasó a una estrategia de persuasión y cooptación, en la cual la Junta Militar buscó imponer vía consenso su proyecto hegemónico, el cual se materializó con la Constitución de 1980. Es decir, la dictadura busco legitimarse socialmente y al mismo tiempo validarse institucionalmente 11 . Si bien en los primeros años, la dictadura logró avanzar y consolidar su proyecto, paralelamente surgieron las primeras experiencias asociativas de sobrevivenciaresistencia y oposición-proposición al régimen. Dichas organizaciones de derechos humanos (vinculadas a la Iglesia Católica) y luego las ONGs, estimularon y apoyaron el 9 10 11 Al respecto véase: Padilla, Elías. La memoria y el o lvido Detenidos Desaparecidos en Chile. Santiago, ediciones orígenes, 1995; Huneeus, Carlos. El Régimen de Pinochet. Editorial Sudamericana, 2000; Barros, Robert. La junta militar. Pinochet y la Constitu ción de 1980. Santiago, Editorial Sudamericana, 2005 y Timmermann, Freddy. El Gran Terror. M iedo, Emoción y Discurso. Chile, 1973-1980. Santiago, Ediciones Copygraph, 2014. Informe Co misión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, Santiago, Gobierno de Chile, 2011 y Secretaría de Co municación y Cultura. Informe de la Co misión Nacional de Verdad y Reconciliación. Santiago, Ministerio Secretaría General de Gobierno, 1991. Vald ivia, Verónica: “¡Estamos en guerra, señores!. El rég imen militar de Pinochet y el pueblo”, 19731980. Rev ista Historia, Un iversidad Católica, nú mero 43, volu men 1, 2010 y Á lvarez, Ro lando: “¿Represión o integración? La política sindical del rég imen militar. 1973 -1980”. Rev ista Historia, Universidad Católica, número 43, volu men II, 2013. 7 surgimiento de diversas organizaciones de base en todo el país. En primera instancia se trataba de subsistencia y autoayuda (hambre, desempleo y salud), para posteriormente asumir posturas crecientemente políticas. Así, ante la desarticulación de los partidos políticos de izquierda, las instituciones de derechos humanos y ONGs llenaron aquel vacío 12 . Ese fue el escenario hasta entrada la década del 80, momento en el cual aquellas organizaciones de la sociedad civil comienzan a desempeñar un papel central en la lucha contra la dictadura. 2.2. El despertar de los actores sociales A comienzos de los años 80, varios actores aun no tienen la capacidad de poder articular una fuerte y masiva protesta y rechazo al régimen de Pinochet. A la fecha, es la Iglesia Católica la institución que juega un papel rector en materia de críticas a la situación que afecta al país. La Vicaría de la Solidaridad, creada en 1976, se ha convertido en el espacio donde confluyen una serie de actores sociale s y políticos opositores al régimen y su política de sistemática violación de los Derechos Humanos. No obstante aquello, y en medio de la crisis económica por la cual atravesaba el país, determinados sectores de trabajadores comienzan a expresar con mayor fuerza e intensidad la oposición a la dictadura. Tanto por la aplicación de las políticas neoliberales que privilegian la hegemonía del mercado, una competencia extranjera y una nula protección estatal, hasta la violación de derechos humanos que venían desplegando los militares desde el mismo 11 de septiembre de 1973 13 . Es en aquella coyuntura donde se produce la irrupción de las movilizaciones sociales, las cuales tomarán fuerza el año 1983, con un ciclo de importantes protestas nacionales. En este periodo, el movimiento sindical jugará un papel esencial, convirtiéndose en un actor activo y más visible que hasta entonces visto 14 . Su carácter organizativo, de 12 13 14 Gu illaudat, Patrick y Mouterde, Pierre. Los movimientos sociales en Chile 1973 -1993. Santiago, Lo m ediciones, 1998, pp. 119 a 123; Gruninger, Sandra. Las ONGs durante la Transición Chilena: Un análisis de su respuesta ideológica frente a su incorporación en políticas sociales de índole neoliberal. Revista Mad, número 9, 2003, p. 16, y Bastías, Manuel. Sociedad civil en dictadura. Relaciones transnacionales, organizaciones y socialización política en Chile. Santiago, ediciones Un iversidad Alberto Hurtado, 2013, pp. 89 a 147. Cavallo, Ascanio, Salazar, Manuel y Sepúlveda, Oscar. La Historia Oculta del Rég imen M ilitar. Santiago, editorial Antártica, 1989; Cañas Kirby, En rique. Proceso político en Chile 1973-1990. Santiago, Andrés Bello, 1997; Huneeus, Carlos. El régimen de Pinochet. Santiago, editorial sudamericana, 2000. Campero, Gu illermo y Cortazar, René: “Actores sociales y la transición a la democracia en Chile”. Colección Estudios Cieplan, 1988, número 25; Campero, Guillermo . El Sindicalismo Ch ileno en el 8 cohesión interna, sus vínculos con otros actores sociales, sumado a su alto grado de solidaridad combinado con su tradición de actor político servirán para que el movimiento sindical adquiera un rol de movilización efectiva a principios de los ochenta. Entre otras cosas, criticando y rechazando el Plan Laboral de Pinochet 15 . La respuesta de la Junta Militar será -entre otras-la represión, detención y relegación de los dirigentes sindicales. El ciclo de movilizaciones empieza en mayo de 1983 (día 11) con una protesta pública contra el régimen. Allí destacarán el Comando de Trabajadores del Cobre (CTC), quienes realizan la convocatoria a una protesta, la cual se efectuó de manera pacífica, intensa, masiva y multisectorial. A dicha acción se sumaron sectores de la clase media, profesionales, pequeño comerciantes y empresarios y algunos transportistas. El resultado fue una disminución de las ventas en el comercio, ciertas dificultades para movilizarse, manifestaciones estudiantiles y en los hogares. Aquella acción constituyó un aliciente para que otras organizaciones se articularan y posteriormente salieran a la calle. Fue así como se creó en junio de 1983 una coordinación sindical, el Comando Nacional de Trabajadores (CNT) que reunía a la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), la Coordinadora Nacional Sindical (CNS), la Confederación de Empleados Particulares de Chile (CEPCH), la Unión Democrática de Trabajadores (UDT) y el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) 16 . Si bien algunos autores coinciden que la CTC asume la conducción del movimiento sindical, señalan que la debilidad de esta y del sindicalismo es un elemento que no se puede omitir; es decir, una parte de la CTC, específicamente las zonas de El Teniente, El Salvador y Potrerillos apoyaban el paro, mientras que Chuquicamata y Andina eran contraías a este. Además, el costo represivo que una paralización de este tipo implicaba, era, a juicio de muchos sectores del sindicalismo, demasiado alto. Por otra parte, la legalidad vigente, dentro de cuyo estrecho marco se había desenvuelto el sindicalismo 15 16 Régimen Militar (1973-1984). Ibero-A mericana NordicJournal of Latin American Studies. Vo lu men XV: 1-2, 1985, pp. 175-188. Álvarez, Ro lando: “¿Represión o integración? La polít ica sindical del rég imen militar. 1973-1980”. Revista Historia, Universidad Católica, número 43, volu men II, 2013. Gu illaudat, Patrick y Mouterde, Pierre. Los movimientos sociales en Chile 1973 -1993. Santiago, Lo m ediciones, 1998, p. 155. 9 chileno durante la dictadura, también aparecía como una barrera insalvable para importantes sectores que no estaban dispuestos a desafiar de esa manera al régimen 17 . Para Jaime Ruiz- Tagle, el llamado de la CTC, significó que la Confederación del Cobre fue capaz de posponer sus intereses corporativos para asumir un liderazgo nacional, por encima de las diferencias ideológicas 18 . En consecuencia, el 7 de mayo la CTC decide suspender la paralización, pero mantiene el llamado a la población para que proteste de diversas formas pacíficas. Así fue como la convocatoria tuvo bastante éxito, desplegando un discurso dirigido al pueblo (como un todo), representando de aquella forma el sentir y las reivindicaciones de los “trabajadores del pueblo”. Pero no fue solo el sindicalismo que se movilizó, también estuvieron los pobladores. Estos desempeñaron un papel protagónico en las sucesivas protestas. Por ejemplo en la segunda de ellas convocada para el 14 de junio de 1983, diversos sectores de pobladores se sumaron a la ola de movilizaciones, no solo en Santiago, también en otras regiones del país, por ejemplo en el Gran Concepción (región del Biobío) 19 . Además, de la activa participación de los pobladores en las protestas, estos mostraron un importante nivel de organización y movilización social, tales como huelgas de trabajadores de los programas de empleo de emergencia que había creado la dictadura para paliar los altos niveles de cesantía producto de la crisis económica, tomas de terrenos y paros comunales. Al igual como ocurrió con el sindicalismo, las protestas fueron un factor imperante para la articulación de los pobladores. Allí se pudo apreciar a la Coordinadora Metropolitana de Pobladores (fundada en 1978), la Coordinadora de Agrupaciones Poblacionales (COAPO en 1980), el Movimiento Solidaridad y Dignidad (1983) 20 . Como era de esperar, la prensa próxima a la dictadura omitió gran parte de estas acciones y centró las informaciones en destacar aquellos actos de alteración al orden público. 17 18 19 20 De la Maza, Gonzalo y Garcés, Mario. La explosión de las mayorías: Protesta nacional 1983-1984. Santiago, ECO, Educación y Comunicación, 1985, p. 27 y Cañas Kirby, Enrique. Proceso Político en Chile: 1973-1990. Santiago, Andrés Bello, 1997, pp. 165-166. Ruiz-Tagle, Jaime. El sindicalis mo chileno. Más allá de la crisis. Santiago, Programa de Economía del Trabajo, Academia de Hu manis mo Cristiano, 1984, p. 14. Castillo, Francisco. “Chile no se rinde”. Movimiento de pobladores y protestas populares contra la dictadura en Concepción 1983-1986”. Tesis pata optar al título de profesor de Historia y Geografía, Universidad de Concepción, 2010. Tironi, Eugenio. Pobladores e integración social. Revista Proposiciones, número 14, 1987, p. 73 10 ¿Cuál fue la respuesta de la dictadura’? Una vieja receta conocida y aplicada por las autoridades castrenses. Combinación de censura, omisión y distorsión de la información, a lo cual se sumó la concerniente represión. Lo anterior busca el fracaso de la convocatoria, la censura de la declaraciones y la criminalización de quienes convocaron, se movilizaron y protestaron. En consecuencia, durante el año 1983, siete fueron las jornadas de protestas que dieron origen a las masivas movilizaciones contra el régimen de Augusto Pinochet, las cuales se constituyeron, por una parte en un gran desafío para el régimen, y por otra en una ofensiva popular por terminar con la dictadura cívico- militar 21 . Allí, en medio de aquel proceso de agitación sociopolítica, irrumpió con fuerza una de las principales “armas” de expresión y representación de los sectores subalternos: el panfleto como medio de convocatoria, protesta y denuncia. 21 Para un análisis más pormenorizado de lo que fueron el inicio de las protestas nacionales véase entre otros: de la Maza, Gonzalo y Garcés, Mario. La exp losión de las mayorías. Protesta nacional 19831984- Santiago, Eco Educación y co municación, 1985 y Lúnecke, Graciela. Vio lencia política (Violencia polít ica en Chile. 1983-1986). Santiago, Arzobispado de Santiago fundación documentación y archivo de la vicaría de la solidaridad, Lo m ediciones, 2000. 11 3. La imaginación al papel el panfleto como medio de protesta y expresión política contra la dictadura cívico-militar chilena, 1983-1986 11 de mayo de 1983 En este panfleto se puede leer el llamado que se hace para realizar acciones concretas y pacíficas. Asimismo, una convocatoria para reunirse en los barrios y poblaciones y estudiar formas de luchas por los derechos de los trabajadores. La idea de sonar las cacerolas, es una forma de graficar la falta de alimentos y comidas en medio de la crisis económica por la cual atraviesa el país. 12 14 de junio de 1983 En este panfleto, se enumeran las acciones que se deben realizar el día de la protestas. Destaca el no comprar alimentos ese día, pasando por evitar las provocaciones de los agentes del Estado, hasta reunirse en los lugares de trabajo y universidades. Este último punto muestra cómo la población busca articularse en sus espacios de trabajo, intentando romper el derecho a reunión o manifestarse públicamente. 13 12 de julio de 1983 Este panfleto tiene un mensaje claro y directo: relacionar las protestas y el paro nacional con ¡Que se vaya Pinochet!. No existe otro motivo para movilizarse. Centrar la protesta en la figura de Pinochet, muestra por una parte la personalización del regimen dictatorial y por otra cómo los manifestantes ven en Pinochet el origen o encarnación de lo males que vive el país. Por lo tanto la salida del dictador constituye la única vía para terminar con los problemas. 14 12 de julio de 1983 Aquí también se alude a la salida de Pinochet como la única forma de recueprar la democracia. Se habla del pueblo, a los trabajadores como un todo, sin distinción alguna. Serán estos quienes movilizados en las fabricas, universidades, poblaciones y calles impulsarán la desobediencia masiva al orde impuesto. Interesa constatar como la convocatoria no está focalizada en un grupo o sector social, menos político partidista. Por eso se habla de “pueblo”, “trabajadores”, con lo cual se busca incluir a todos aquellos que son críticos y opositores a la dictadura. 15 16 8 de septiembre de 1983 Aquí se hace un llamado a la protesta pacífica, sin violencia. Este punto es importante, ya que la dictadura criminalizó las acciones de protestas tildando de violentistas a quienes se movilizaron y sólo buscaron alterar el orden establecido. 17 8 de septiembre de 1983 En este panfleto, el destinatario es uno solo: Joven Poblador. La interpelación que se realiza al joven y poblador, el sector más pobre y marginado de la sociedad. Se le incentiva a que piense lo que han sido los primero 10 años de gobierno (fascista). Nuevamente se relaciona directamente la salida de Pinochet con el retorno a la democracia y un mejor futuro en materia de trabajo y estudio para ese joven poblador. 18 8 de septiembre de 1983 Uno de los conceptos que está presentes en este panfleto es el de Tiranía. Nos parece que aquello obedece a un lenguaje comunista, puesto que es este sector político quie n catalogó al régimen de Pinochet como una tiranía. Mismo caso que el panfleto anterior donde se habla de gobierno fascista. Lenguaje usado por el partido comunista en la época. 19 14 de novie mbre de 1983 El llamado en este panfleto es al soldado. Se le pregunta si seguirá acribillando, entiéndase reprimiendo y matando al pueblo. Aquello en relación con las características de una dictadura represiva. El soldado en este mensaje es visto como uno más del pueblo. Como un hijo del pueblo, de los trabajadores que conoce el hambre y la miseria. Por lo tanto, lo que se busca en este mensaje es persuadir al soldado -como hijo del pueblo- para que no siga acribillando a su propia gente, a su propio pueblo. 20 Comentarios finales Estudiar la represión de la dictadura cívico- militar chilena, ha sido uno de los temas sobre los cuales más se ha escrito y reflexionado en los últimos años. La literatura sobre aquel proceso, es prolífica. Por otra parte, podemos situar los estudios que dicen relación con la imposición del modelo neoliberal y en último término el proyecto político e institucional del régimen, a través de la Constitución de 1980. A lo cual podemos sumar, los trabajos referidos al desarrollo y reconfiguración de los actores políticos y sociales. Es decir, la dictadura cívico- militar ha sido bastante trabajada por parte de las ciencias sociales y las humanidades. No obstante aquello, siempre van quedando vacíos y omisiones sobre las cuales hacerse cargo. también surgen nuevas perspectivas de análisis, léase preguntas de investigación o bien aparecen determinadas fuentes que nos ayudan a seguir pensando lo ocurrido en el Chile bajo Pinochet. En ese terreno, hemos querido adentrarnos en el estudio de lo que fueron los inicios de las jornadas de protesta y movilización social contra la dictadura en la década de los ochenta. No tanto para analizar o describir aquel proceso, sino más bien cómo aquel momento histórico nos permite por una parte, pensar la resistencia al régimen desde otros derroteros y en segundo término escuchar las voces de los ochenta, las voces de quienes protestaron y se movilizaron. Nos estamos refiriendo a las voces de los grupos subalternos y su arte de resistencia al discurso oficial dominante. Para este caso, el panfleto, como material de propaganda y agitación sociopolítica nos ha permitido estudiar la oposición a la dictadura desde otra perspectiva. Desde la mirada, percepción y subjetividad, léase discursos y prácticas de dichos sectores subalternos. Se trata de intentar visibilizar aquel arte de resistencia. Un arte que desafía y enfrenta el discurso hegemónico y homogéneo de los grupos dominantes e imperantes en la época, en este caso el militar. De ahí que nos interesara leer a través de estos panfletos las opiniones de aquellas personas, grupos o sectores que se resistieron a la censura y buscaron medios, mecanismo y formas de cómo acceder y disputar los campos de poder en un espacio público intervenido militarmente por la dictadura. En consecuencia, pensamos que el panfleto se convirtió por aquellos años en un “arte de la resistencia” de los grupos subordinados que enfrentaron pública y masivamente la hegemonía de la dictadura cívico-militar chilena. 21