Queridos hijos e hijas de Dios, Como recuerda continuamente la Iglesia: “Cualquier Celebramos la fiesta de nuestra patrona, la Asunción de María al cielo. emigrante es una persona humana que, como tal, tiene derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos en cualquier situación”. En la primera lectura se nos presentaba la lucha entre el dragón y la mujer, que es símbolo de la lucha entre el bien y el mal. Nuestra vida es un camino que hacemos en esta tensión de lucha entre el bien y el mal. El Papa Benedicto en una homilía habla de: “es como un viaje en un mar a menudo borrascoso”. En estos momentos se nos pide vivir más que nunca los valores del evangelio: generosidad (dando hasta de lo que necesitamos), caridad (amando hasta el extremo), y llegar a ser servidores de los demás como Jesucristo. Vemos como estas palabras se ajustan a nuestra vida. A veces hay momentos de calma y serenidad, pero también encontramos momentos de tempestad y borrascas. Muchas personas, muchas familias están viviendo estos momentos de tempestad: personas sin trabajo, sin subsidios, familias donde no entra dinero y han de vivir de las ayudas de Cáritas y de los Servicios Sociales, personas extranjeras sin autorización de residencia a los cuales se quiere negar el acceso a la asistencia sanitaria, cosa que es un grave menosprecio a la dignidad de las personas... (Benedicto XVI, Caritas in Veritate, 65) Son momentos también, para mirar a nuestra Madre, como dice el Papa en una homilía: “María es la estrella que nos guía hacia su Hijo Jesús, sol que brilla en las tinieblas de la historia y nos da la esperanza que necesitamos.” ¡Miremos a María en el evangelio de hoy! y vemos qué hace María al escuchar el anuncio del ángel: “María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá”. Dice San Ambrosio comentando estas prisas de María: “La gracia del Espíritu Santo no admite lentitud”. María nos da un ejemplo de respuesta rápida, ágil, concreta y eficaz. Hay alguien que la necesita y ella se “lanza de cabeza”. Debemos mirar mucho a María, contemplarla mucho, tratar mucho a María, rezar el rosario, porqué: María es modelo de fe (“que se cumplan en mí tus palabras”) María es modelo de docilidad a los planes de Dios (“Soy la esclava del Señor”). María es modelo de caridad, de apertura a los demás, modelo de respuesta rápida, ágil, concreta y eficaz. (Maria se puso en camino y fue aprisa a la montaña”) Todo esto hace que ella viva una constante ascensión hacia Dios. Hoy nos la presenta la liturgia en esta solemnidad para que ella ilumine, modele y oriente, nuestras vidas. Que en esta fiesta, María nos ayude a buscar más a aquellos que nos necesitan...