Los clientes protegían con todas sus fuerzas los secretos relacionados con el alcoholismo Por Pamela Verrill Walker Abogada Niagara Falls, Ontario 26 Al-Anon se enfrenta al Alcoholismo 2007 He trabajado como abogada, principalmente en el área del derecho familiar, por más de 33 años. Durante la primera mitad de mi carrera profesional, a veces me sentía frustrada por mi incapacidad, utilizando solamente las soluciones que me brindaba el derecho, de devolver la cordura, la firmeza y la esperanza a los clientes que lidiaban con seres queridos alcohólicos. Me asombraba observar como algunos de mis clientes, inteligentes en todos los demás aspectos, negaban repetidamente la extensión y profundidad con que el alcoholismo y otros problemas de adicción afectaban sus vidas y obviamente destruían a sus familias y relaciones. Ellos protegían con todas sus fuerzas los “secretos” del alcoholismo. Sus mentes y sus miradas se movían a la velocidad del rayo al referirse a los problemas del pasado y del futuro, mientras balbuceaban expresiones como “y si no hubiera…”, “ese no era mi caso” o “sí, pero…” Estos mismos clientes mostraban o expresaban la convicción de que ellos eran en parte culpables del comportamiento de su ser querido alcohólico y trataban insistentemente de hacer lo todo lo posible para que el alcohólico que formaba parte de sus vidas actuara de la mejor manera. Era algo angustiante ver el número de veces que estos mismos clientes repetían su misma forma de actuar con el alcohólico, esperando lograr mejores resultados cada vez que lo intentaban, para terminar destrozados una vez más porque sus esfuerzos habían sido en vano. Yo estaba aterrado ante la falta de autoestima de mis clientes. Estas personas eran a menudo víctimas de maltrato verbal, y hasta físico, por parte del alcohólico. La vergüenza y culpa que sentían era evidente y la falta de esperanza los inmovilizaba sin importar el nivel de estudios, el salario, la profesión que tuvieran o la clase social a la que pertenecieran. A menudo, estos clientes eran hombres y mujeres trabajadores, con talento inventivo y una capacidad increíble para salir de sus dificultades que gozaban de éxito en otras esferas de sus vidas. Sentía que no los podía ayudar cuando lo único que tenía para ofrecerles era una letanía de cómo las leyes de nuestra jurisdicción les podía ayudar a obtener una pensión para sus hijos o para ellos mismos, la custodia de los niños, la división de los bienes, el divorcio o al menos un acuerdo de separación. Mis sentimientos de desesperanza y frustración eran resultado directo de mi desconocimiento sobre la enfermedad del alcoholismo y las adicciones. Durante mi niñez en Connecticut y los años que asistí a la universidad en la región norte de Nueva York y Ontario, me tropecé con algunas personas a quienes podía señalar como alcohólicos, pero no tenía ninguna idea de que el alcoholismo es una enfermedad que afecta profundamente no solo al bebedor, sino también la vida y la salud de todos aquellos que viven o están relacionados con el alcohólico. Nada de lo que aprendí después de mis estudios de nivel secundario me enseñó sobre este tema. Hace alrededor de 16 años, esto cambió ya que la frustración y la curiosidad que sentía me llevaron a leer algunas publicaciones sobre la historia y el programa 27 de recuperación de Al-Anon y Alcohólicos Anónimos. También asistí a las reuniones abiertas de ambas organizaciones, en la cuales pude reconocer cuales eran las características de esta enfermedad desde el punto de vista tanto del alcohólico como de los miembros de Al-Anon a través de la sinceridad de los oradores. Desde entonces, me parece que veo en todas partes la muestra de los efectos de esta enfermedad. Estoy asombrada del desconocimiento que tenía respecto a este problema. Mis esfuerzos por lograr entender el alcoholismo y los principios contenidos en los programas de A.A. y Al‑Anon me han convertido en una mejor abogada. Ahora me identifico más cuando observo lo que reconozco como características de esta enfermedad –la falta de sinceridad, la negación, el temor, el resentimiento, la ira, la confusión, la desesperanza –tanto en mis clientes como en sus seres queridos. Al indagar con sutileza, puedo ayudar a encauzar las necesidades de mis clientes u ofrecer mi punto de vista sobre los efectos del alcoholismo para alentarlos a tomar decisiones más acertadas. Al colocar publicaciones de Al-Anon y A.A. en mi oficina y en los salones de espera, puedo sugerir a los clientes que sufren que las reuniones de Al-Anon o A.A. pueden ser igual de importantes que las soluciones jurídicas a la hora de ayudarlos a ellos y a sus familiares a recuperar la esperanza, la cordura y recibir un enérgico impulso en sus vidas. Observar como en repetidas ocasiones estos programas han dado buenos resultados a mis clientes y a sus familiares me alienta a darle todo mi apoyo a Al-Anon y a Alcohólicos Anónimos cada vez que se presente la oportunidad. 28 Al-Anon se enfrenta al Alcoholismo 2007