16 V I DA E L NORT E - Domingo 27 de Enero del 2013 Editora: Rosa Linda González perfIlesehIstorIAs perfiles@elnorte.com dulce tradición Velia de la Cruz Una Cerca de cumplir dos décadas, la panadería y pastelería La Fragua es ya un símbolo de Allende E d Omar Gerardo Salazar Ibarra (de izq. a der.), Everardo Salazar, María Antonieta Ibarra Tamez y Everardo Salazar Ibarra. car?’, y sin pensarlo me dijo que sí. ‘¡Cómo!’, respondí asombrada. ‘Desde el momento que tuvo el valor de hablarme para pedirme eso, sé que me va a pagar’, y al lunes siguiente trajo el pedido. Yo estaba súper emocionada, le pagué a la semana y me hice su cliente”. A María Antonieta se le humedecen los ojos y enseguida platica que su esposo trajo el equipo para la panadería desde California, muy cerca de Los Ángeles, en un camión rentado, ya que un tío de ella cerró su establecimiento y se los dejó en pagos, pero no completaron para los impuestos en la frontera y lo tuvieron que dejar ahí un año. Las desgracias continuaron. Su hija mayor, quien lleva su mismo nombre y es directora de una escuela, sufrió un accidente automovilístico cuando venía de Montemorelos. Un tráiler impactó su carro proyectándolo hacia el camellón. Ella quedó inconsciente, muy grave. La familia ya no contaba con seguro de gastos médicos y hubo que endeudarse aún más para cubrirlos. “Yo me puse a estudiar pastelería y a repartir pan”, menciona Everardo padre. “Al principio era duro oír: ‘Mira, este pobre donde anda, después de que dirigía a decenas de empleados’, pero después no me importó”. Su hijo Omar Gerardo agrega que a los 16 ó 17 años conducía el antiguo coche modelo 76 que su abuelo paterno les prestó para llevar el pan a las tienditas de la zona, y aunque extrañaba las salidas con sus amigos, supo apreciar el convertirse en una persona de trabajo. “También la hacíamos de me- Invita: Belisario Domínguez #2145 Pte, Col. Obispado, Monterrey, N.L. Tel. 8333-2508 TALLER: EDUCAR EN TIEMPOS DE CAMBIO Para reconocer los dones y responder a las tareas Objetivo: Está dirigido a todas aquellas personas que deseen descubrir los dones inherentes a nuestra naturaleza, los propios y los de nuestros hijos y los de los niños y jóvenes bajo nuestra responsabilidad. Fecha: 31 de Enero 1 y 2 de Febrero, 2013 Horario: Jueves y Viernes 10:30 a 12:00 hrs. ó 20:00 a 21:30 hrs. Sábado 10:30 a 12:00 hrs. ó 16:00 a 17:30 hrs. seros en los banquetes que servía mamá, y de repente sí te resultaba difícil, porque ahí estaba la gente con la que antes convivías en fiestas”, comenta Omar Gerardo, robusto y de piel blanca. Sandra Aguirre, una de sus clientas, destaca que una de las cualidades que los ha caracterizado ha sido la innovación. “Se preocupan por mejorar y ofrecer cosas nuevas y deliciosas. Ellos son su propia competencia, y La Fragua ya es un símbolo de Allende. Conservan ese toque tradicional y un pan siempre fresco”. Everardo hijo comenta que se empeñan en preservar el arte de la panadería, un oficio escaso, no así el de pastelero, que está de moda. s La preparación a mano de panes y pasteles, ya en horno industrial, con recetas propias y sin conservadores, así como su servicio de banquetes ganaron publicidad de boca en boca. Le llamaron La Fragua por un exitoso restaurante de la Ciudad de México, y con ese mismo nombre abrieron una sucursal al sur de Monterrey, en mayo pasado. Desde el principio, el producto estrella ha sido el pequeño pan baguette con ajonjolí y relleno de queso crema que, a decir de la familia Salazar Ibarra, luego fue copiado por otros. “También tenemos la empana- s En el área de los banquetes, María Antonieta relata que el primer evento grande que atendieron fue para la Alcaldía de Allende: una comida para 300 personas. “A mí se me hacía un reto enorme, pero acepté. Entre otros platillos, servimos ensalada de pollo. Era pleno verano y fuimos muy cuidadosos de mantenerla fresca. Afortunadamente gustó mucho la comida y empezamos a recibir bastante trabajo”. Esta mujer va y viene por el local de la panadería. No parece que hace apenas unos días la operaron, y ya ha retomado su rutina diaria. “¡Es una negrera!”, suelta sonriente su hijo Everardo, y su hermano y su papá lo secundan. “Así como se exige a sí misma, lo hace con nosotros, pero ordena porque sabe. De pronto me dice: ‘M´ijito, eso no se hace así porque va a pasar esto’. ‘No, mamá, estás mal’, le contesto, pero sucede lo que ella me advirtió”. “Para qué se dé una idea”, añade Everardo, el padre, “a veces despierta en la madrugada y me dice: ‘Estaba pensando que tal pan hay que hacerlo así o asá’. ‘Por favor duérmete –le digo– son las cuatro de la mañana’, ja, ja, ja”. Al principio, era ella quien atendía a la clientela, cocinaba, decoraba el salón para el evento y servía. Luego, su hijo Everardo la apoyaba. Más adelante don Everardo contrató un chef. “Pero en una ocasión el señor llegó tomado. A mí me habían operado de la matriz unos días antes, sólo llegué a darme una vuelta porque teníamos una boda para 350 personas en el Casino de Montemorelos, y me encuentro con que no había avanzado nada del menú. “Entonces, le hablé a mis hijos y se metieron a la cocina a preparar los platillos. Yo serví en el evento. Era en un segundo piso y tuve que subir las escaleras de espaldas para no lastimarme tanto”. Ese es el empuje del que habla Irene Garza de Tamez, otra de sus clientas. “María Antonieta empezó haciendo empanaditas en su casa y, como las papitas, no podías comer sólo una”, refiere divertida. “De ahí fue ampliando el surtido en panadería y pastelería. Nunca se ha quedado estancada. Cada vez tiene una novedad, y eso también aplica a los banquetes. “Es imparable. Todavía hace un año preparaba pavos para entregar en Noche Buena, además de los buñuelos. En eventos atiende hasta 2 mil o 2 mil 500 personas, y sirve lo que le pidas. A mí me encanta su arroz blanco almendrado y los chiles en nogada”. Irene dice que lo mismo la contratan en Monterrey que en Montemorelos, Linares o Ciudad Victoria, y entre su cartera de clientes figuran gobernadores y funcionarios, porque si algo la distingue es la calidad en los alimentos, el servicio, la decoración, la vajilla y la mantelería. A la distancia, Everardo y sus hijos agradecen a Dios por aquella quiebra económica que los unió como familia y los forjó como personas de trabajo. María Antonieta los observa orgullosa y lo celebra, porque se han dedicado a darle sabor a la vida, y ésta los ha premiado con lealtades que crecen de boca en boca. Revive obra crímenes olvidados Imelda Robles No cometieron ningún delito, sólo eran mujeres jóvenes y pobres que vivían en Ciudad Juárez, eso bastó para que sus senos fueran mutilados. Y aunque las autoridades las olvidaron, ayer cuatro actrices revivieron sus historias. Ahora sus relatos, recogidos de textos periodísticos, conforman “Mujeres de arena”, primera obra dirigida por Aarón Salas, con guión de Humberto Robles, que se presentó en la Casa de la Cultura dentro del Segundo Ciclo de Nuevos Directores. ¿Cuántas muertas son mu- !"#&'%$ '!" ,&(&" 8150 +.- "&%-$! '& ,&#.)* www.elnorte.com/avisos Gerardo Esqueda nieta Ibarra Tamez, su familia no le apostaba a la panadería, pero no les quedaba de otra. stantes y mesas alarRecuerda que sus hijos, Evegadas lucen rebosan- rardo y Omar Gerardo, hoy piezas tes de charolas con clave del negocio, en el que tampan recién salido del bién elaboran banquetes, le dehorno, a la manera cían: “No, mami, nada más vas a artesanal, impregnando el aire de ganar centavitos en el pan. ¿Cómo dulzones aromas que apremian a vamos a sacar esto adelante?”. saborear una pieza con una taza En ese tiempo, Omar Gerarde café o chocolate humeante. do cursaba la prepa y Everardo Hay gorditas de azúcar y em- estudiaba inglés en la Universidad panadas de nuez, cajeta, piña y de Arkansas, pero al verla tan remanzana, hojarascas, cemitas de basada por el trabajo, no dudaron manteca, turcos, baguettes con en abandonar sus estudios para ajonjolí y relleno de queso crema, apoyarla incondicionalmente. donas con interior de dulce de Incansable, María Antonieta leche, mantecadas con blueberry, confiesa que hubo días en los que la conchas y empanadas de calabaza depresión le ganaba, ya que de mancocidas en comal de acero. tener un nivel social y económico alAl fondo del local, de muros to, de pronto ya no tenían servicio blancos y medianas proporciones, telefónico ni autos ni casa en Monse exhiben los pasteles en refrige- terrey, ni sus hijos asistían a univerradores: mousse de mango, fresa, sidades privadas; apenas si cubrían piña colada, limón, de plátano con los gastos más indispensables. zarzamora, mil hojas y zanahoria, Sin embargo, dice, su fe la manentre muchos más. tuvo en pie. Y mientras se decide qué pan “Primero pensé en buscar trallevar, no hay como sentarse a sa- bajo como contadora privada, que borear una porción de las pizzas es mi carrera, pero no quería desde la casa, que se exhiben en el cuidar a mis hijos, y como necemostrador. sitábamos dinero, la hice de todo: Es casi imposible imaginar vendía cremas, ropa, tacos. No me que la elaboración de estas deli- daba miedo, sentía que Dios estacias tuviera un amargo origen: la ba conmigo y me daba fuerza. bancarrota de una fami“Mi marido me deVIDEO lia empresarial y próscía: ‘Prieta, a ti nada más pera de Allende, que en FOTOGALERÍA te falta luchar los martes aquel fatídico diciembre en la Coliseo’”, comparte elNorte.CoM de 1994 se vio obligada a con sencillez. aventurarse e iniciar, en De ojos grandes y canúmeros rojos, la panadería y pas- bello lacio y negro, cuenta que pertelería La Fragua. tenecía a clubes de jardinería, por “El negocio mío era la expor- lo que no faltó quien le preguntatación de cítricos y como se iba a ra si no le daba pena vender tacos firmar el Tratado de Libre Comer- en un puesto. Ella respondía con cio, me dijeron: ‘Prepárate porque firmeza, que al contrario, porque esto va a ser un boom’. Saqué cré- estaba ayudando a su familia. ditos para modernizar los equi“En La Fragua iniciamos con pos e invertirle más, pero llegaron repostería, pero no teníamos ni las devaluaciones y los intereses un cinco. Mi marido instaló los essubieron del 18 al 164 por ciento tantes; el local es de mi suegro, era anual. Fue algo insostenible y que- una bodega de fertilizantes; y yo bramos”, expone con voz clara y pedí fiado al proveedor de una cofuerte Everardo Salazar. madre que hacía pasteles, el due“Para ir liquidando los adeudos ño del negocio Barajas Luna. tuve que vender mi patrimonio, ex“Le llamé a Monterrey y le dicepto mi casa, y quedamos en me- je: ‘Usted no me conoce, una conos cero. No se veían opciones, pe- madre me lo recomendó y quiero ro mi esposa sabía de repostería y pedirle un favor. Quiero abrir una cocina, y nos animó a emprender panadería pequeña y no tengo diesto”, detalla alzando sus cejas po- nero. ¿Podría fiarme un bulto de bladas y mirando a su alrededor. harina, una caja de manteca, una En realidad, ríe María Anto- lata de aceite y un bulto de azúMaría Luisa Medellín da de calabaza hecha en comal de acero, una receta de mi abuelita materna”, añade Everardo, trigueño y de cabello oscuro bien peinado. Otros postres de gran rating son las empanaditas de nuez rellenas de cajeta, los pasteles individuales de zanahoria y un pan de hojaldre relleno de queso crema con nuez y manzana. Si se sumara toda la azúcar que han utilizado, seguramente ya hubieran cubierto varias veces el municipio de Allende. María Antonieta recuerda que como abrieron la panadería en diciembre, se prepararon con roscas de Reyes rellenas de frutas cristalizadas y, después, otras de hojaldre con queso crema, coco, pasas, nuez y manzana, que siguen siendo de las favoritas. Omar Gerardo comparte que además del pan elaborado a mano, ahí se producen todos los rellenos y hasta las cajas para que los clientes lleven sus compras. Entre risas platica que en una ocasión explotó la olla de presión para hacer el dulce de leche y salieron corriendo hasta el camellón de la carretera. “En su momento nos dio miedo, pero ahora nos reímos. Saltó el tapón de la presión y quedaron incrustadas en el techo las latas de leche condensada. Lo importante es que reforzamos las precauciones y medidas de seguridad”. d En “Mujeres de arena”, cuatro actrices recordaron los feminicidios de Ciudad Juárez. chas para los gobiernos priistas y panistas? fue la interrogante que lanzaron en una interpretación que movió las entrañas de los asistentes, en algunos incluso hasta las lágrimas. María Eugenia Arizpe, Alejandra Mendoza, Anahí Dávila e Isabel Durán fueron madres, hijas, amigas y hermanas víctimas de una cruel realidad minimizada por las autoridades. Uno de los momentos más estremecedores fue la recreación de una mujer que no sólo es violada, sino amarrada, golpeada, quemada con un cigarro y se vuelve un juguete hasta que el agresor se cansa.