INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DEL TEATRO ISABELINO El drama o hecho teatral, es un fenómeno complejo en el que participan diferentes elementos, prescindibles unos, imprescindibles otros. Pensar en el drama solo en función del texto literario es, como afirmaba José Bergamín a propósito de “La vida es sueño”, traicionar al dramaturgo, que concibió su obra como un todo, del cual el texto literario es parte fundamental, pero solo parte. E incluso puede faltar, como en el caso de la “Commedia dell’Arte”. Los elementos imprescindibles son: actores, público y texto. Los prescindibles: edificio teatral, escenografía, utilería, vestuario de época, maquinaria, música, etc. Veremos qué características tenían en la época de Shakespeare esos elementos. El edificio teatral Sus precursores fueron las posadas, edificios de planta rectangular cuyos patios, amplios, estaban rodeados de una galería que constaba de dos o res pisos. La escena se armaba en uno de los lados angostos del rectángulo; la galería se alquilaba al público más pudiente y el patio era para el vulgo, que miraba de pie, como en los “corrales” españoles. En Londres, hubo funciones en los palacios pero también, como en provincias, en las posadas. Cuando el Municipio, con mayoría puritana, prohibió el teatro público dentro de su jurisdicción, James Burbage fundó el primer teatro, en zona urbana “libre” que dependía de la Corona, protectora del teatro (1576). En el mismo año, Richard Ferrent adaptó para utilizarlo como teatro, el edificio del monasterio del Blackfriars. De estos dos surgieron los dos tipos de edificio teatral inglés: a) The theater de Burbage, construido según el modelo de las posadas, sin techo y solo apto para funciones diurnas; b) el Blackfriars, techado y con luz artificial, para funciones diurnas y nocturnas. Estos últimos eran llamados “privados”. En el Blackfriars representaban las compañías infantiles menospreciadas por Shakespeare en “Hamlet” (“pichones de gavilán”). El teatro oficial, de la corte, es anterior. Data del reinado de Enrique VIII y funcionó paralelamente a los públicos. Se especializaban en “mascaradas”, imitadas de las “morescas” italianas, especia de ballet, pantomima, complicada y suntuosa, con motivos pastoriles y mitológicos. Desde 1576, en treinta años se fundaron en Londres cerca de veinte teatros. Llegaron a funcionar once a la vez. La base del edificio teatral público era la posada. Por fuera era un edificio modesto, en forma casi circular. La sala se dividía en dos partes: platea (para los espectadores) y escena, donde se representaba la obra. La platea era descubierta, sin techo; la escena, techada. A los lados hábiles, estaban las galerías techadas, de cuatro pisos. El primero y el segundo, cerca del escenario se dividía en palcos. Los asistentes más distinguidos tenían cojines sobre el mismo escenario, donde se divertían molestando a los actores, comentando en voz alta y llegando tarde a las funciones. Las funciones comenzaban a las 14 o 15 horas. El escenario se dividía en dos partes. La del fondo tenía una galería de dos pisos, a modo de escena adicional. En la parte del foro, cubierta de tapices, había tres puertas. La del centro, con cortina corrediza, dejaba ver el interior a modo de tercera escena. Las tres aberturas comunicaban con los cuartos de vestir. A la escena alta se llegaba por dentro de estos cuartos o por el frente, con escalera adicional. La escena principal era una tarima alta, que se prolongaba hacia la platea y estaba cubierta por un toldo sostenido por columnas. Bajo este escenario había escotillones y rampas, comunicando con los vestuarios. Escenografía Era muy escasa, sin telones ni bambalinas. Has un inventario de la época en que se menciona “un tanto de sol y de la luna”, por lo que el autor debía crear mediante la palabra poética la ilusión escénica. Y esto implicaba una ventaja: ninguna escenografía moderna, realista podría adecuarse a la batalla de D’Agincourt en “Enrique V”. Peter Brook, actual director inglés de cine y teatro dice “si el teatro isabelino tuvo su inigualable libertad de acción se debe a la ausencia de decoraciones. El drama isabelino tuvo una estructura cinematográfica, unitaria, para ser representado sin interrupciones. Es un todo, que solo se revela dinámicamente”. Sissons agrega que el público colaboraba con la ilusión y “veía lanoche en las palabras” –ejemplo de ello lo constituye la escena del balcón en Romeo y Julieta- aunque sobre la escena cayeran rayos de un sol de las dos de la tarde. La utilería era abundante y el vestuario lujoso, aunque no adecuado a la época histórica representada. Las grandes tragedias de Shakespeare fueron representadas en los teatros abiertos o públicos como The Globe y The Swan. Pero también usó el Blackfriars. El público Era nutrido y heterogéneo: aristocracia, burguesía y gente de pueblo –mosqueteros y verduleras que ocupaban de pie la platea; comían y venían y lanzaban frutas y coles al escenario. Este nutrido público popular dio al drama inglés su vigor y su realismo, impidiéndole caer en el exceso de refinamiento que hizo de las “mascaradas” de la corte, un género menor. Cuando en el siglo XVII el público se aristocratiza, decae el drama trágico y brilla la comedia sentimental que también Shakespeare cultiva –“Cimbellino” y “Cuento de invierno”- o la comedia fantástica como “La Tempestad”, su última obra. Los actores La profesión de actor era considerada legítima, ya antes de Shakespeare. Los puritanos habían perseguido a los actores por vagabundos. Bajo Isabel y Jacobo gozaron de privilegios y protección reales. Shakespeare murió rico. El actor recibía instrucción y adiestramiento adecuados. Había compañías de niños que actuaban especialmente en la corte y los teatros cerrados y rivalizaban con los actores adultos profesionales. En cuanto a la técnica, en tiempos de Shakespeare se tendía al realismo y la mesura. No existía la profesión de actriz, así que los papeles femeninos eran interpretados por jóvenes adolescentes. Evolución del texto dramático Durante la Edad Media el teatro inglés no se diferenció del teatro del resto de Europa: misterios, autos sacramentales, milagros; y en lo profano, farsas, interludios o juego de actores. Las moralidades –dramas alegóricos- cobraron en Inglaterra gran popularidad incorporando temas políticos. El esquema era la lucha entre el Bien y el Mal. Al romper Enrique VIII con la Iglesia, el drama alegórico se vigorizó. Continuó con sus figuras alegóricas, pero ahora eran la Inteligencia, la Ciencia, el Humanismo. La Reforma favoreció la secularización del teatro. Las etapas fueron: 1) Evolución de la “moralidad” que se hizo portadora de las nuevas ideas humanistas. 2) “El rey Juan” de Juan Eale; es una crónica dramática sobre el esquema estructural de la moralidad, con personajes alegóricos y sin división en actos. 3) El “interludio” se parece a la farsa, es realista y con mucha acción. 4) La influencia del teatro clásico grecolatino desarrollada en tres etapas: a) Presentación de obras antiguas, en especial tragedias de Séneca y comedias de Plauto y Terencio. b) Traducciones de las obras clásicas grecolatinas. c) Imitaciones de esas obras. Nicholas Udall es el primero en escribir una comedia original en inglés y la tragedia nace en los círculos universitarios influida por Séneca. Los poetas universitarios son los inmediatos precursores de Shakespeare, algunos contemporáneos son John Lyly, George Peele, Thomas Lodge, Thomas Marlowe, Ben Jonson, Thomas Kyd. El drama original inglés se caracteriza por: fusión de la tragedia y de la comedia; el rechazo de las tres unidades aristotélicas; el realismo en la escena; el abordaje de temas éticos y sociales y la utilización del verso blanco. Robert Greene, contemporáneo y rival de Shakespeare, es autor de un libelo –escrito en que se insulta a una persona-, que constituye un invalorable documento probatorio de la existencia de este dramaturgo, la autoría y el éxito de sus obras. En un fragmento se puede leer lo siguiente: “hay un cuervo presuntuoso, hermoseado con nuestras plumas que con un corazón de tigre escondido en la piel de un actor, se cree capaz de hacer retumbar el verso blanco tan bien como el mejor de nosotros, y siendo un absoluto Juan Lanas, se cree el único sacude-escenas (shake-scene) del país”.