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
 A P
Daniela Stoisa, Norberto O. Sánchez, Roberto L. Villavicencio
Abstract
Resumen
Placenta accreta is the result of an abnormal placentation characterized by invasion of chorionic villi beyond decidua basalis.
Ultrasound and Magnetic Resonance are useful diagnostic tools for
detection and characterization of this entity, which have shown increasing incidence due to the higher cesarean section rate.
Imagenologic findings include reduced myometrium thickness, loss
of uterine –bladder cleavage, Irregular bladder wall, anomalous
myometrium and placental vascularity, presence of lacunae and fibrin, etc.
The purpose of this article is to show ultrasonographic and Magnetic
Resonance findings in placenta accreta.
El acretismo placentario (AP) resulta de una placentación anormal
caracterizada por la invasión de las vellosidades trofoblásticas más
allá de la decidua. El ultrasonido y la resonancia magnética son
métodos imagenológicos útiles para la detección y caracterización
de esta patología la que ha demostrado un incremento en su incidencia debido al alto número de cesáreas. Los hallazgos imagenológicos incluyen afinamiento o ausencia del miometrio, pérdida
del plano de clivaje uterino-vesical, irregularidad de la pared vesical,
vascularización anómala miometrioplacentaria y heterogeneidad
placentaria por lagunas venosas y depósitos de fibrina. Por lo tanto,
el propósito de este trabajo es mostrar los hallazgos ecográficos y
en resonancia magnética relacionados al acretismo placentario.
key words: placenta accreta, ultrasound, MRI.
Palabras claves: acretismo placentario, ecografía, resonancia
magnética.
Introducción
El acretismo placentario (AP) resulta de una placentación
anormal caracterizada por la invasión de las vellosidades
trofoblásticas más allá de la decidua (1). Entre sus factores de riesgo se incluyen la placenta previa y cirugía uterina previa incluyendo cesáreas. Su prevalencia e
incidencia han ido en aumento en los últimos 50 años
debido al mayor porcentaje de cesáreas (1-3). Dado que
si no se reconoce antes del momento del parto el AP
puede convertirse en una condición obstétrica devastadora, con alta morbimortalidad materna y que es la
causa más común de histerectomías de urgencia postparto, es imprescindible reconocer los factores de
riesgo, la clínica y realizar el diagnóstico prenatal para
Datos de contacto:
Daniela Stoisa.
Diagnóstico Médico Oroño. Oroño . Rosario, Santa Fe, Argentina.
e-mail: danystoisa@hotmail.com
Vol.  / Nº - Diciembre, .
facilitar un adecuado planeamiento y manejo multidisciplinario en el período pre y periparto (1, 2).
En la actualidad la ecografía (US) es la metodología diagnóstica estándar. En los últimos años se ha incrementado
el uso de la resonancia magnética (RM) sobre todo porque puede proveer información sobre el grado de invasión y demostrar mejor las placentas posteriores y
fúndicas (2). Se han descrito criterios diagnósticos de AP
en las dos metodologías. La eficacia diagnóstica, sensibilidad y especificidad de ambos métodos varían ampliamente en los diferentes estudios (3).
El objetivo de nuestro trabajo es mostrar los hallazgos
imagenológicos por US y RM vinculados a acretismo
plancentario y realizar una revisión bibliográfica de dicha
entidad.
Recibido:  de Setiembre de  / Aceptado:  de Octubre de 
Recieved: September ,  / Accepted: October , 

Hallazgos imagenológicos
del Acretismo Placentario
Descripción de hallazgo
En condiciones normales la placenta está conformada por dos tipos de tejidos, las vellosidades coriónicas de origen fetal y la decidua de origen
materno endometrial, la cual delimita los espacios
intervellosos e impide la invasión miometrial de las
vellosidades coriónicas proliferantes. El AP es un
trastorno que se produce cuando el útero gestante
presenta una capa decidual deficiente que permite
la invasión previamente descripta (1, 2, 19). Su clasificación depende de la profundidad de la invasión
miometrial. En la placenta acreta vera, considerada
la forma más leve y la más frecuente (75% de los
casos), las vellosidades invaden la decidua y se adhieren al miometrio pero sin invadirlo. En la placenta incretra las vellosidades invaden parcialmente
el miometrio mientras que en la percreta, considerada la forma más severa y la más rara, las vellosidades penetran todo el espesor miometrial hasta la
serosa uterina o a través de la misma invadiendo
órganos adyacentes como la vejiga, uréteres o intestino (1, 2, 3, 17, 19).
La importancia del AP no sólo radica en el compromiso de los órganos vecinos del percretismo
placentario sino también en el riesgo de hemorragia masiva que puede producirse en el momento
de la separación placentaria, con las consecuencias
clínicas de la misma que incluyen CID, el distres
respiratorio del adulto, la falla renal e incluso la
muerte que puede llegar al 10% en el período perinatal. A su vez, la histerectomía, aceptada como
el tratamiento de elección frecuentemente, conlleva
a una alta tasa de comorbilidad por cistotomías, injurias ureterales y embolias pulmonares como así
también el requerimiento de cuidados intensivos (2,
3, 17, 18, 20). Otras complicaciones incluyen
muerte fetal en aproximadamente el 9% de los
casos, en relación con prematurez extrema e infecciones durante el postoperatorio (20).
La prevalencia del AP es difícil de determinar ya
que la referencia para su diagnóstico es la anatomía
patológica pero no todas las pacientes con AP son
sometidas a histerectomía. En dichos casos el diagnóstico se basa en criterios clínicos como la difícil
remoción manual de la placenta, la necesidad de
remoción quirúrgica placentaria o sangrado no controlado aún con útero correctamente contraído (2).

Stoisa D. y Col.
Así el diagnóstico anátomo-patológico conlleva a la
subestimación de la enfermedad y el diagnóstico
clínico a la sobreestimación. Dos grandes estudios
americanos que tuvieron en cuenta tanto el diagnóstico anatómo-patológico como el clínico, sugieren una prevalencia de 1 en 2500 partos (2,4, 5).
Otros estudios realizados en Estados Unidos y en
otros países sugieren una prevalencia de 1 en 500
(2, 6, 7, 18). La variación de la prevalencia en los
diferentes estudios no puede explicarse. Lo que sí
se sabe es que ha ido aumentando debido al incremento de partos por cesáreas (1, 2, 3, 17, 20), los
cuales alcanzan una tasa del 30% en los Estados
Unidos (2, 18). Todos los autores coinciden que los
2 principales factores de riesgo para esta patología
son las cesáreas previas y la placenta previa. El estudio realizado por Dwyer y colaboradores (3) refiere que el AP complica el 0.9% de todos lo
embarazos y tiene una incidencia del 25 al 50% en
pacientes con estos dos factores de riesgo (3). De
aquellas pacientes que tienen placenta previa, las
que no tienen antecedentes de cesáreas sólo el 3%
desarrollará AP a diferencia del 11% de las que sí
tienen dicho antecedente (2). Además se sabe que
a mayor número de cesáreas previas, mayores posibilidades de desarrollar AP, así de las pacientes
con placenta previa, estas posibilidades varían en
el 24% de las pacientes con 1 cesárea previa, el 40%
con 2 cesáreas previas, el 61% con 3 cesáreas previas y el 67% con 4 cesáreas previas (1, 2, 17, 18).
Otros factores de riesgo menores incluyen edad
materna avanzada (mayor a 35 años en probable
relación con multiparidad), anomalías uterinas, raspaje, dilatación, miomectomías, endometritis, adenomiosis, miomas submucosos y el Síndrome de
Asherman, niveles elevados de alfa feto proteíana
y tabaquismo (1, 2, 18).
Cuando estudiamos una paciente con placenta
previa y antecedentes de cesárea debemos intentar
realizar o descartar el diagnóstico prenatal por imágenes de AP. Esto permite su óptimo manejo que
incluye lugar y momento de la cirugía, disponibilidad de productos sanguíneos y de equipos radiológicos para eventual cateterización de arterias
uterinas (con el fin de minimizar el riesgo de sangrado intraoperatorio), unidad de terapia intensiva
y equipo multidisciplinario de profesionales expertos en perinatología que incluyen anestesiólogos,
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Hallazgos imagenológicos
del Acretismo Placentario
Stoisa D. y Col.
radiólogos intervencionistas, cirujanos obstetras y
hematólogos (2, 3, 17, 18).
Las dos metodologías diagnósticas utilizadas en
la actualidad para el estudio de AP son la US y la
RM. Las variantes de placenta acreta vera y placenta
increta no pueden distinguirse por imágenes (1), lo
cual es concordante con nuestros hallazgos. Ninguna de las dos metodologías presenta eficacia
diagnóstica absoluta (18). En la actualidad la US es
la herramienta diagnóstica primaria, que puede empezar a utilizarse a partir de las semanas 18 a 20 de
la gestación para el screening de AP en pacientes
con factores de riesgo (2). El estudio debe realizarse
con equipos de alta resolución con transductores
con la mayor frecuencia posible. La vía de abordaje
puede ser transabdominal (requiriendo siempre
adecuada repleción vesical) o transvaginal (en placentas marginales o previas). Se ha sugerido que la
vía transvaginal puede mejorar la eficacia diagnóstica de la US por su cercanía a la interfase uterinoplacentaria (3).
En condiciones normales, la placenta se observa
en US como una masa que indenta la luz del saco
gestacional y es hiperecogénica con respecto al
miometrio subyacente. La ecoestructura placentaria
varía con la edad gestacional, siendo por lo general
en el segundo trimestre homogénea y granular y en
el tercer trimestre heterogénea por la presencia de
lagos venosos y calcificaciones. El EcoDoppler
Color demuestra el plexo venoso retroplacentario
miometrial que corre paralelo al miometrio de
forma regular y continua con algunos vasos ocasionales que se adentran en el parénquima placentario
(2). El miometrio se presenta como un anillo de tejido hipoecoico fino y bien delimitado. Entre las
dos estructuras se encuentra la zona o espacio retroplacentario miometrial, normalmente hipoecoico
con un espesor aproximado de 9.5mm que representa decidua, miometrio y canales venosos dilatados periuterinos (1, 2). El útero se encuentra
separado de la pared vesical por el plano de clivaje
uterino-vesical, también llamado complejo uterinovesical, que se muestra como una banda lineal hiperecogénica lisa que representa la serosa uterina,
tejido graso y pared posterior vesical. La pared vesical se muestra fina, lisa y regular (1) (Fig. 1).
En condiciones de AP hay que tener en cuenta
diferentes criterios ecográficos, de los cuales más
de uno debe estar presente para su diagnóstico (1,
2, 17):
Fig. : Cortes sagitales por US en paciente
Fig. : Cortes sagitales ecográficos
con placenta previa oclusiva total.
Asteriscos: Plano de clivaje uterino vesical.
AR: Area retroplacentaria.
Vol.  / Nº - Diciembre, .
Placenta Previa: El hallazgo de placenta previa
obliga a la búsqueda minuciosa de signos ecográficos de AP incluyendo el estudio con Doppler
color, dado que el 88% de los AP se asocian con
dicha ubicación placentaria (2) (Fig. 2).
Muestran en:
a) Placenta marginal anterior.
b) Placenta previa oclusiva total.
OCI: Orificio cervical interno.

Hallazgos imagenológicos
del Acretismo Placentario
Stoisa D. y Col.
Lagunas Vasculares Placentarias: Se trata de estructuras vasculares de tamaño y morfología variables dentro del parénquima placentario lo cual le
otorga una apariencia en “queso suizo” o “comida
por ratón” (Fig. 3). Suelen distribuirse en forma paralela extendiéndose desde la placenta hacia el
miometrio. Se diferencian de los lagos venosos placentarios en que las lagunas son lineales, irregulares, no presentan bordes hiperecogénicos y
muestran flujo turbulento en su interior mientras
que los lagos venosos son redondeados, lisos, presentan bordes hiperecogénicos y muestran flujo laminar interno (2, 17). El artículo de Kim y
colaboradores (1) propone los siguientes grados de
lagunas venosas: 0: ninguna, 1+ de una a tres pequeñas, 2+ de cuatro a seis grandes e irregulares y
3+ abundantes lagunas grandes e irregulares difusamente distribuidas. Es el hallazgo ecográfico de
mayor sensibilidad para el diagnóstico de AP permitiendo su diagnóstico en el 78 al 93% de los
casos luego de la semana 15 de gestación con una
especificidad del 78.6% (2). Se sabe que a mayor
número de lagunas mayor es el riesgo de presentar
AP (2, 17). El estudio de Yang y colaboradores mostró que todos sus casos con AP presentaron por lo
menos 4 lagunas venosas (2, 8).
Fig. :
Cortes sagitales de US (A) y US Doppler color (B)
donde se observa una placenta heterogénea por la
presencia de lagunas venosas difusamente distribuidas
en paciente con diagnóstico de falso negativo para
AP, el cual debió ser sospechado por el patrón
placentario (en queso suizo).
Patrones de Doppler Color anormales: Los artículos que hablan al respecto son reportes de casos
sobre el flujo turbulento dentro de las lagunas venosas. El mayor es el de Twicker y colaboradores
que evaluaron 20 casos de AP (9). Es un criterio
muy sensible y es mejor para su valoración el Doppler color que el AngioPower dado que es capaz
de demostrar velocidad y naturaleza del flujo (17).
No obstante si bien refuerza la visualización de las
lagunas venosas, se sabe que el Doppler color no
modifica el diagnóstico al que se arribó a través de
la US en escala de grises, simplemente aporta información adicional sobre la patología encontrada
(12, 17, 18). Además se puede caracterizar el patrón
del flujo sanguíneo retroplacentario. En condiciones normales este flujo es continuo y paralelo al
parénquima placentario. En casos de AP se observa
disrupción de su continuidad resultando en un gap
que representa el sitio de invasión placentaria dentro del miometrio (Fig. 4a). Puede haber falsos po-

sitivos en sitios de cicatrices y falsos negativos por
el aumento de la vascularización periuterina serosa
que caracteriza a esta patología (1, 2). Este hallazgo
se debe a la presencia de numerosos vasos sanguíneos grandes alrededor del miometrio, posiblemente secundarios a la invasión de estructuras
adyacentes (por ejemplo el techo vesical) (Fig. 4b).
No obstante dado que se observan aún en formas
leves de AP, se cree que este aumento de la vascularización puede deberse a diferentes niveles de expresión de los factores de crecimiento endoteliales
y sus receptores en las placentas de las pacientes
con AP (2). El estudio de angiopower color en 3D
permite demostrar la presencia de vasos aberrantes
que protruyen hacia la vejiga indicativo de invasión
vesical y ayuda a caracterizar el sitio exacto, la extensión del compromiso y el grado de invasión en
profundidad (17).
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Hallazgos imagenológicos
del Acretismo Placentario
Stoisa D. y Col.
Fig. : Cortes sagitales por US angiopower (A) que muestra disrupción del plexo venoso
a-b
uterino-placentario (asteriscos) y Doppler Color (B) que muestra aumento de la vascularización periuterina.
Desaparición del espacio retroplacentario
miometrial libre: Esta línea hipoecoica que se
ubica entre la placenta y el útero se observa en la
placentación normal a partir de la semana 12 de
gestación. Su ausencia hace sospechar AP aunque
puede suceder también en embarazos normales,
por lo cual su hallazgo aislado no es predictivo de
AP (sensibilidad del 7%) debiéndose evaluar detalladamente presencia de otros marcadores ecográficos ya que, de encontrarse, aumentan la
sensibilidad de este criterio entre el 57 y 80% dependiendo de la edad gestacional (2, 10, 17).
Fig. : Cortes longitudinales de US con
transductor lineal (A y B)
Ausencia de la capa miometrial a nivel infraumbilical
donde la placenta toma contacto con el plano aponeurótico. El espesor miometrial se midió a través de calipers en
el sector supraumbilical.
Vol.  / Nº - Diciembre, .
Afinamiento o desaparición de la capa miometrial:
Un espesor miometrial anterior menor a 1 mm debe
hacer sospechar AP según Twickler y colaboradores (9). Esta medición es muy difícil de lograr aún
en estudios transvaginales por eso en algunas instituciones tienen en cuenta directamente la desaparición de dicha capa que es muy frecuente en el AP
(Fig. 5 y 6).
Fig. : Cortes parasagitales ecográficos (A y B)
Comparan los diferentes espesores de la capa hipoecoica miometrial, encontrándose afinada en
la medición con los calipers.

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del Acretismo Placentario
Stoisa D. y Col.
Disrupción o irregularidad del plano de clivaje
uterino-vesical: Este complejo conformado por la
serosa uterina, el plano de tejido graso y la pared
vesical, se delimita como una banda hiperecogénica
uniforme y regular y puede verse interrumpido en
casos de percretismo placentario (1). Es un criterio
de alta especificidad pero de baja sensibilidad para
el diagnóstico de AP.
Irregularidad de la pared vesical: Su presencia
debe hacer sospechar placenta percreta. La irregularidad de dicha pared se debe no sólo a la invasión
directa por tejido placentario sino también a la presencia de numerosas estructuras vasculares asociadas (2) (Fig. 7).
Fig. :
Cortes sagitales por US (A) y RM (B)
Muestran pacientes con percretismo placentario con compromiso
del techo vesical visualizado con la irregularidad característica,
señalada con flechas.
P: Placenta.
V: Vejiga.
Tejido placentario con efecto de masa: En algunos
casos pueden verse elevaciones de tejido de ecogenicidad similar a la placentaria que provocan
efecto de masa más allá de los límites de la serosa
uterina extendiéndose a los órganos vecinos indicativo de percretismo placentario (1).
La eficacia diagnóstica de la US en escala de grises
y con Doppler Color para el diagnóstico prenatal
de AP es muy variable pudiendo detectar entre el
50 al 80% de los casos (3). La sensibilidad reportada
varía entre 33 al 100% (3). Su especificidad es del
71% según Dwyer y colaboradores (3) y del 94%
según Finberg y colaboradores (11).
Cuando los hallazgos por US son inconclusos o
bien en aquellos casos de implantación placentaria
posterior o fúndica, es de utilidad el estudio de las
pacientes con sospecha de AP por RM. En algunas
instituciones se ha incorporado como estudio de
rutina junto con la US ya que podría modificar los
grados de invasión y el manejo quirúrgico posterior
(2, 12, 13, 17). Al igual que lo mencionado con la
US, la sensibilidad, especificidad, eficacia diagnóstica, el VPP y el VPN de la RM es muy variable.
Warshak y colaboradores refieren una sensibilidad
del 88% y especificidad del 100% (teniendo en

cuenta que los estudios fueron realizados con gadolinio endovenoso) (14), mientras que Lam y colaboradores mostraron baja sensibilidad (38%) con
pobre especificidad (15). Dwyer y colaboradores
refieren 80% de sensibilidad y 65% de especificidad.
Nuestro estudio arrojó datos de 86% de sensibilidad
y 75% de especificidad (teniendo en cuenta que se
evaluaron en conjunto los hallazgos de RM y los
ecográficos) En la actualidad no se sabe si la RM o
la US es superior para el diagnóstico de AP, lo que
sí se sabe es que son estudios complementarios (3).
Si bien la administración endovenosa de gadolinio ayuda a distinguir mejor la interfase uterino placentaria mejorando la especificidad del método, su
uso para el estudio placentario por RM prenatal es
controversial ya que se considera una droga de tipo
C. El mismo atraviesa la barrera hemato-placentaria,
penetra en la circulación fetal y es excretado por
los riñones fetales. Si bien sus efectos fetales son
desconocidos, es bien conocida su relación con la
Fibrosis Sistémica Nefrogénica que ocurre en adultos con insuficiencia renal. Los riñones fetales y de
niños menores a un año de vida son considerados
inmaduros, por lo tanto se desaconseja el uso de
dicho material de contraste (2, 3, 18). No se lo utiliza de rutina y puede llegar a utilizarse en aquellas
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del Acretismo Placentario
Stoisa D. y Col.
pacientes que tienen programada la cesárea en un
corto lapso luego de la realización del estudio (3).
En condiciones normales, la placenta se observa
en RM como una masa de señal de intensidad intermedia y homogénea bien diferenciada del miometrio subyacente. Puede presentar imagénes
lineales hipointensas regulares y finas que representan los septos placentarios normales, mejor visualizados con equipos de 3T. El plexo venoso
retroplacentario se observa como múltiples vacíos
de flujo por debajo de la placenta (3).
El miometrio presenta espesor variable y
está conformado por 3 capas, las interna y externa hipointensas y finas y la intermedia de
señal de intensidad intermedia y más gruesa.
Esta última presenta múltiples áreas de vacío de
señal por el plexo venoso miometrial.
El contorno uterino debe ser liso y no deben encontrarse áreas de abultamiento (3). Se separa de
la pared vesical hipointensa lisa y regular por el
plano de clivaje graso, hiperintenso en las secuencias T2 (Fig. 8).
En condiciones de AP los hallazgos más útiles
para su diagnóstico además de la presencia de placenta previa, incluyen:
Tejido placentario con efecto de masa: Se objetiva
sobre la pared uterina y es un hallazgo altamente
sugestivo de AP (18) (Fig. 9).
Fig. :
Cortes sagitales de RM en secuencia T
Muestran conservación del plano de clivaje uterino-vesical
(asterisco).
P: Placenta.
V: Vejiga.
OCI: Orificio cervical interno.
Fig. :
a b
c d
Cortes sagital (A) y coronal (B) de RM
en secuencias T de dos pacientes
diferentes con AP
Muestran abultamiento focal y efecto
de masa placentarios sobre el útero y
la vejiga (asteriscos).
P: Placenta.
V: Vejiga.
Macroscopía y microscopía con tinción
con hematoxilina eosina (C) correspondientes a la paciente (A) y microscopía
con tinción con hematoxilina eosina
(D) de la paciente (B) que muestran
tejido placentario adherido al miometrio sin clivaje entre los mismos confirmando el diagnóstico de AP.
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
Hallazgos imagenológicos
del Acretismo Placentario
Stoisa D. y Col.
Areas de abultamiento uterino: Se visualizan
como un bulto focal en el contorno uterino externo
o bien como una disrupción de la forma en pera
habitual del útero grávido pasando a ser el segmento uterino inferior más ancho que el cuerpo y
el fundus (3, 18) (Fig. 9).
Señal de intensidad placentaria heterogénea:
Representa tanto áreas de hemorragia intraplacentarias como las lagunas venosas previamente descriptas en US (3).
Bandas hipointensas irregulares intraplacentarias:
Se trata de áreas hipointensas intraplacentarias, lineales o nodulares que se extienden desde la interfase uterino-placentaria y presentan espesor
variable y distribución aleatoria. Se consideran que
son depósitos de fibrina. Deben diferenciarse de los
septos placentarios normales los cuales son finos y
regulares (Fig. 10).
Afinamiento o disrupción de la capa miometrial:
En la medida en la que avanza la gestación, la capa
miometrial es de más difícil valoración por RM
dado que se va afinando progresivamente. Sin embargo si logra visualizarse, la presencia de interrupciones focales en su trayecto puede ser indicativa
de sitios de invasión placentaria (3). El afinamiento
focal del miometrio no es un signo confiable si se
lo encuentra en forma aislada y puede llevar al
diagnóstico de falsos positivos (Fig. 11 y 12).
Fig. :
Cortes axiales de RM en secuencia T (A y B)
Muestran bandas hipointensas irregulares intraplacentarias
(asteriscos) en relación con depósitos de fibrina.
P: Placenta.
V: Vejiga.
Fig. :
Corte coronal de RM en secuencia T (A)
Muestra la ausencia de la capa miometrial (flecha continua) que
se logra distinguir del miometrio conservado (flecha discontinua).
B) Imagen coronal T que muestra una tenue irregularidad del
techo vesical (flechas).
Fig. :
Cortes coronales de RM en secuencias T (A y B)
Muestran porción miometrial afinada demarcada con calipers,
bien diferenciada de la capa miometrial de espesor conservado
(cabeza de flechas).
P: Placenta.
V: Vejiga.

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del Acretismo Placentario
Stoisa D. y Col.
Pérdida del plano de clivaje uterino vesical:
Irregularidad de la pared vesical: En casos de pla-
Si bien este hallazgo no ha sido descripto en la literatura revisada, en nuestra experiencia es importante la valoración de la línea hiperintensa dada por
el plano graso que separa normalmente el contorno
uterino del contorno vesical. La ausencia de dicho
plano es un signo indicativo de extensión placentaria extrauterina haciendo sospechar percretismo
placentario (Fig. 13). En nuestra casuística estuvo
presente en el todos los casos de percretismo placentario y sólo encontramos un caso falso positivo.
centa percreta puede verse tejido placentario extendiéndose más allá de los límites uterinos
invadiendo órganos vecinos más frecuentemente el
techo vesical el cual pasa de ser una banda lineal
hipointensa regular y lisa a una banda irregular con
áreas de disrupciones. Este hallazgo es altamente
específico de percretismo placentario aunque de
baja sensibilidad dado que no todos los pacientes
presentan este grado de invasión (3) (Fig. 7).
Fig. :
Corte sagital de RM en secuencias T
Ausencia del plano de clivaje uterino-vesical, en el sector más anterior señalado por la flecha.
P: Placenta.
V: Vejiga.
OCI: Orificio cervical interno.
Conclusiones
En la actualidad no se cuenta con una metodología
diagnóstica que se considere gold standard para el
diagnóstico de AP, utilizándose la US como primera
metodología diagnóstica y la RM como estudio
complementario en casos de resultados inconclusos. Se requiere una alta sospecha clínica para detectar esta patología, que incluye pacientes con
antecedentes de cesáreas y la presencia de placenta
previa. Consideramos que es de suma importancia
que el radiólogo reconozca los signos de acretismo
placentario dado que su diagnóstico prenatal es de
fundamental importancia para el planeamiento del
manejo multidisciplinario perinatal.
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
Hallazgos imagenológicos
del Acretismo Placentario
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Revista Argentina de Diagnóstico por Imágenes
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