Capilla de San Fermín Localidad: PAMPLONA (31001) Dirección: Calle Mayor (iglesia de San Lorenzo), 74 Zona: La Cuenca de Pamplona Estilo: Neoclásico Siglos de construcción: XVII-XVIII Horario de visita: de lunes a sábados, 18:30 a 19:00. Festivos, de 8:00 a 13:45 y 17:30 a 20:00. Precio visita: Entrada gratuita Teléfono: 948225371 Si las calles de Pamplona son el principal escenario de las universales fiestas de San Fermín, la Capilla del Santo, ubicada en el interior de la iglesia de San Lorenzo, constituye el punto de encuentro de los fieles en los actos religiosos en honor al patrón de la ciudad. A ella acude la corporación municipal en traje de gala cada 6 de julio, horas después del chupinazo que da inicio a las fiestas. Con una misa se celebran las Vísperas del día grande, el 7 de julio, único día del año en que la reliquia del Santo, una talla de madera policromada y plata de fines del XV, abandona su retiro para recorrer en Procesión el casco antiguo de la ciudad ante la devota y emocionada mirada de miles de pamploneses y visitantes llegados de todo el mundo. La capilla vuelve a ser protagonista indiscutible en los actos religiosos de la Octava que despiden los ocho días de fiesta. Es habitual que cualquier otro día del año, este lugar ubicado al final de la calle Mayor, cuente con la presencia de pamploneses y visitantes. Y también habitual que muchos novios de Pamplona quieran casarse ante su altar, lo que exige reservar fecha con años de antelación. Es en esta iglesia de San Lorenzo, de discreto valor arquitectónico pero sí de fuerte arraigo sentimental, donde se celebran todos los actos religiosos oficiales de las fiestas de San Fermín. Del templo medieval original, que formaba parte de lo que antaño fuera el sistema defensivo de Pamplona, apenas se conserva hoy una torre. Se da la curiosidad de que la iglesia de San Lorenzo, de advocación aragonesa, se levantó en el burgo franco de San Cernin por los pamploneses que allí habitaban, pues los propios francos, hombres libres venidos principalmente de Francia y dotados de grandes privilegios, no permitían que los lugareños compartieran sus espacios de reunión. La iglesia actual se construyó en el siglo XVIII, fiel al racionalismo neoclásico que reemplazara al ruinoso edificio del siglo XIV. Tiene planta de cruz griega inscrita en un cuadrado y está formada por una sola nave. Llama la atención el juego geométrico de sus cúpulas y la linterna que corona la parte superior, realizada en ladrillo visto. Esmeradamente trabajado, este ladrillo aparece salpicado en zonas puntuales con cerámica de color que contiene el escudo de la ciudad y que contrastan con la piedra de la galería arqueada de la planta baja. Lo más valioso de San Lorenzo es, sin lugar a dudas, la Capilla de San Fermín. La capilla, de aire neoclásico, se encuentra nada más entrar a la derecha, y sobre el altar, se yergue la venerada reliquia del Santo, una talla de medio cuerpo realizada en madera policromada y guarnecida en plata que data de fines del siglo XV. Su semblante es oscuro, puede ser debido a que originariamente fuera negro o a que el humo de las velas lo haya oscurecido... De ahí, que al Santo se le haya atribuido también el calificativo de "morenico". San Fermín, fue el primer obispo de la ciudad y es actualmente patrón de Pamplona junto con San Saturnino. La leyenda cuenta que San Fermín, hijo del senador Firmus que gobernó Pamplona en el siglo III, se convirtió al cristianismo y fue ordenado sacerdote en Toulouse. Regresó a Pamplona como obispo y murió mártir en Francia el 25 de septiembre del año 303. La imagen de San Fermín es un busto-relicario de madera policromada, bañada en tonos plateados con una esmerada decoración floral, que no suele estar a la vista ya que el Santo está cubierto por su capote rojo y dorado, lo que los mozos del encierro denominan el "capotico" y al que apelan para que el Santo les "eche un capote", protegiéndoles así del peligro de correr ante los toros. En el óvalo del pecho se conservan varias reliquias llegadas en el siglo XVI desde Amiens, ciudad francesa en la que el Santo murió decapitado en el año 303. La imagen se colocó en este lugar el día 6 de julio de 1717, y desde entonces, sólo el 7 de julio, festividad de San Fermín, abandona esta capilla para salir en Procesión por unas calles abarrotadas de gente vestida escrupulosamente de blanco y rojo. El Santo es venerado a su paso con cantos, bailes, oraciones y el sentir emocionado de miles de pamploneses.