jueves 20 de agosto de 2009 EFEMÉRIDES HITÓRICA / Javier Garciadiego 86 años de los Tratados de Bucareli CONDUCTOR: Mario Campos PROGRAMA: ANTENA RADIO (MATUTINO) FRECUENCIA: 107.9 FM CADENA: IMER Tanscripción nota radio: Javier Garciadiego, colaborador: Yo quisiera reflexionar sobre un tema, los famosos pero mal conocidos, y sobre todo mal llamados, tratados de Bucareli, que para comenzar, ni siquiera fueron tratados. La semana pasada y la próxima, y hasta el 1 de septiembre se cumplen 86 años de las negociaciones finales, de las firmas, del reconocimiento fortuito de estos acuerdos, ¿Cuáles serían los antecedentes, en qué consistieron estos -voy a señalarlo muy claro- mal llamados tratados de Bucareli? Bueno, desde 1920, luego de la revuelta de Agua Prieta, aquella encabezada por los sonorenses contra Venustiano Carranza, Estados Unidos decidió no reconocer ni la presidencia de Adolfo de la Huerta ni la presidencia de Alvaro Obregón, alegando que ambos habían llegado al poder gracias a una revuelta, a una insurrección, lo cual era absolutamente cierto, la revuelta de Agua Prieta. Bueno, desde un principio el secretario de Relaciones Exteriores de Alvaro Obregón, Alberto J. Payne, intentó lograr el reconocimiento diplomático para México, sin embargo, no hubo resultados positivos, Estados Unidos, hay que decirlo claramente, aprovechó la situación para exigir algunas ventajas en la aplicación de algunas disposiciones del artículo 27 constitucional y, de preferencia, hasta modificarlo. Repito, Estados Unidos estaba tomando como pretexto que Alvaro Obregón había llegado no mediante procedimientos legales, sino mediante una insurrección, en el fondo tenían otros reclamos; pero para 1923, la situación obligó a ambos países a modificar sus posturas. Por ejemplo, Estados Unidos se dio cuenta de que era un mal precedente que un Presidente mexicano concluyera su periodo de cuatro años sin el reconocimiento norteamericano, pues eso daría prueba de que no eran imprescindibles, de que se podía tener una presidencia exitosa sin su reconocimiento. Por otro lado, para México se acercaban elecciones presidenciales que tendrían lugar el 24, y ya se estaban previendo problemas graves, había el riesgo de que, sin reconocimiento diplomático, sin relaciones diplomáticas normales, Estados Unidos pudiera apoyar a la oposición. Así que ambos países se sentaron finalmente a platicar, iniciaron las conversaciones en Mayo de 1923 en la sede de un edificio en la calle de Bucareli número 85, de ahí el nombre de los mal llamados tratados de Bucareli; éstos concluyeron a mediados de agosto y Estados Unidos extendió el reconicimiento diplomático a México, para que Obregón lo pudiera anunciar, lo pudiera presumir en su informe presidencial de 1923. Se trata de dos convenios solemnes y de un reconocimiento, una firma, un aval a las actas de las sesiones, las actas de las conversaciones; el primer convenio tiene que ver con las reclamaciones por los daños sufridos por americanos durante la revolución mexicana, se puso una comisión mixta para revisarlo. Un segundo convenio tiene que ver con las reclamaciones de ambos países, ciudadanos de ambos países, por daños sufridos a lo largo del tiempo; el tercero, que es muy importante, era válidar, repito, las actas de las conversaciones, y éstas sí tenían que ver sobre la aplicación de la constitución en asuntos, primero, de reforma agraria y, luego, de petróleo. Los acuerdos a los que se llegaron eran que en caso de expropiación de tierras se pagarían bonos agrarios, se pagaría la deuda agraria, se indemnizaría, para decirlo rápidamente; y en el caso del petróleo, se dijo que no habría retroactividad en materia petrolera. Pero esto es muy importante, los títulos de propiedad anteriores a 1917 fueron confirmados, pero como concesiones, o sea, no se les obligaba a las compañías petroleras a renovar sus concesiones, esto es, sus permisos, antes de 1917, pero no se les reconocía como títulos de propiedad, sino como concesiones, lo que implicaba que Estados Unidos estaba reconociendo la propiedad del subsuelo del Estado mexicano, eso es importantísimo. En resumen, los mal llamados tratados de Bucareli tienen una muy mala imagen histórica, se ve a Obregón como vendepatrias, pero tampoco fueron bien vistos por las compañías petroleras, porque se daban cuenta que se había reconocido al estado como propietario del subsuelo, así que si no eran bien vistos por las compañías petroleras, es que no eran tan malos para México. Esa sería la conclusión, yo diría que hay que ir en contra de los mitos históricos, estos acuerdos de Bucareli, porque en realidad en inglés son agreements, la palabra sería acuerdos, no fueron ratificados por ninguno de los dos Senados, así que no deben ser llamados tratados, sirvieron para reconocer diplomáticamente a México, y además no clausuraron nuestra política nacionalista en tema de petróleo, como se puede ver por los impuestos puestos al petróleo con Plutarco Elías Calles y, claro, por la nacionalización hecha por Lázaro Cárdenas. Así que esto es lo que hay que decir, estos son los verdaderos acuerdos de Bucareli, ni tan malos, y yo diría que moderadamente buenos. Mario Campos, conductor: Muy bien doctor, antes de despedirnos nada más, ¿Estará usted en la Biblioteca Vasconcelos? Javier Garciadiego: Hoy he sido invitado a dar una charla sobre Vasconcelos, yo creo que voy a tratar el tema, otro mito, del supuesto fraude de 1929, que no fue tan fraude.