Política y desarrollo Juan Poom Medina* ¿La política puede dar dividendos en aspectos como crecimiento económico, justicia social, seguridad ciudadana, transparencia, instituciones fuertes, etcétera? Si pensamos en países de América Latina la respuesta a esta pregunta es complicada y tal vez no haya ejemplos suficientes para sostener un rotundo sí. Sin embargo, no son pocas las evidencias que permiten sostener que tras 18 años de gobiernos democráticos desde la dictadura de Pinochet en Chile, el esfuerzo que ha realizado la alianza política denominada Concertación que agrupa al Partido Socialista de Chile, la Democracia Cristiana y el Partido por la Democracia, ha sido eficiente y se han encontrado con el camino hacia el crecimiento económico. Además, esta alianza ha logrado construir mecanismos para llegar a un escenario de consolidación democrática como lo indican agencias internacionales de mucho prestigio y resonancia en sus mediciones. Por ejemplo, como sugiere el texto de Ernesto Núñez en el suplemento Enfoque del periódico Reforma (4 de mayo, 2008), las cifras oficiales hablan de que Chile espera un crecimiento del 4.5% para el 2008; en política social, los gobiernos de la Concertación presumen que han logrado reducir la pobreza del 40% de la población. En los rankings latinoamericanos, Chile es primer lugar en el Índice de Libertad Económica de la Heritage Foundation, primer lugar en combate a la corrupción según Transparencia Internacional, también es primer lugar en competitividad para el crecimiento según el Foro Económico Mundial; primero en calidad de vida humana según The Economics. También alcanza el sitio de honor en desarrollo humano según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo; primero en desarrollo democrático y en adquisición de nuevas tecnologías y, primer lugar en prueba de calidad educativa PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Estos datos sirven para preguntarnos: ¿Cuál es la clave del éxito del modelo chileno que algunos países tratan de descifrar? En el mismo artículo de Núñez se exponen dos visiones de actores políticos clave en la transición chilena. Moisés Valenzuela, secretario nacional de Democracia Cristiana señala: “Cuando se tiene una dictadura atroz, que censura, que encarcela, que mata, que reprime, obviamente que se unen quienes piensan que esa dictadura no debe existir”. Así surge la Concertación. Vuelve a señalar “La transición, el retorno de la democracia y su desarrollo no salió de una mesa en la que se haya elaborado un documento y hayamos dicho –esto es lo que vamos a hacer con el país–. Hubo un acuerdo lleno de implícitos, de cosas que como estaban ahí nadie se atrevió a romper, como el Estado de Derecho y abrir la economía al mundo. Por otra parte, Camilo Escalona, presidente del Partido Socialista Chileno, organización en la que milita la presidenta Bachelet, ubica tres momentos clave de su alianza con la Democracia Cristiana, que han permitido sacar adelante al país. “Uno, los derechos humanos. No hay ninguna política económica que pueda pasar por encima de la dignidad humana. Dos, el mercado no es todo. Una economía de libre mercado no es suficiente para resolver los problemas de una sociedad. Desde Patricio Aylwin a la fecha el neoliberalismo extremo que se impuso con Pinochet se ha ido modificando. Y tres, el Estado es esencial para la convivencia democrática. No el Estado autoritario como entendía Pinochet, sino el que lleva a cabo reformas sociales para promover la educación, la salud”. Toda esta información me permite sugerir: ¿Podemos en México adoptar una estrategia como la chilena para desatorar el desarrollo del País? Tuvimos la transición política y no se aprovechó, se tuvo a mandatarios tecnócratas que hundieron al País, tuvimos una etapa de desarrollo hace algunas décadas y hasta la fecha no aparece una nueva etapa así, se cumplió con las recetas del Consenso de Washington para reducir al Estado y no funcionó, se ha buscado eternamente reformar al Estado y la democracia deliberativa no funciona entre los actores. No, la verdad es que no encuentro respuesta a la pregunta, pero no dudo en que debemos insistir.