Los vecinos mueren en las novelas Los vecinos mueren en las novelas está narrada en 3 persona y sus protagonistas principales son Jhon Bland y la señora Emma Greewold, Jhon es un escritor de novelas policiacas quien está casado con una joven llamada Anne que se fueron a vivir a las afueras de Chapping campden. La señora Greewold es una anciana que es la vecina de Jhon. La historia comienza en un campo en las afueras de un lugar llamado Chipping Campden (Inglaterra), un lugar muy tranquilo, amplio, y a sus alrededores con solo dos casas. Una de ellas es de una anciana llamada Emma Greenwold, y la otra recientemente ocupada por un hombre llamado John Bland y su esposa Anne. Jhon es un escritor sin mucho reconocimiento y últimamente ha fracasado en sus últimas obras. Una cosa particular que tenía John era que cada vez que se mudaba saludaba a sus vecinos. Esta oportunidad no sería la excepción. Ni bien llegaron a la casa su mujer le dijo que su padre había llamado y que debía ir a Londres para estar con él. Su padre estaba enfermo y ella era su única hija, una excusa perfecta para salir de la casa. John sabía que ella no iba a ver a su padre, sin embargo no le dijo nada. Aprovechando que estaba solo y cansado como para hacer la mudanza él solo, decidió ir a visitar a su vecina, una mujer anciana y apasionada por las novelas policiales. John llegó a la casa, tanto él como la mujer se presentaron y comenzaron a hablar. Una cosa que le dijo la Sra. Greenwold (la anciana) a John es que le encantaban las novelas policiales, ella decía que era una aficionada, y que una vez vivió una aventura que pensaba que podría escribirse, aprovechando que John era escritor, decidió contársela. La anciana comenzó a contar la historia…Decía que una vez ella tuvo que tomar un viaje en tren a Edimburgo y que a su compañera de viaje le pasó algo muy particular. La muchacha, una chica joven, dijo haber visto algo raro en la casa vecina a donde ella estaba trabajando. Ella era una mucama, y dijo haber visto a un hombre que mato a alguien en la casa de al lado. También dijo que cree que ese hombre la estaba siguiendo en el tren, le pidió ayuda a la Sra. Greenwold. La Sra. Greenwold le prometió que estaría con ella toda la noche, y así fue. Mientras ellas hablaban de lo que la chica vio en la casa, el tren fue avanzando, y la noche fue alargándose. Cuando la chica le dijo la historia a la Sra. Greenwold, ambas sintieron un temor en su cuerpo, sin embargo la mujer decidió ayudarla y decirle que no se preocupe, tras una noche de hablar, responderse y generar dudas, la noche terminaba, y estaban a punto de llegar a la estación. Para ese entonces la joven estaba durmiendo, así que la Sra. Greenwold decidió no despertarla y salir del cuarto dejándola sola. Finalmente la Sra. Greenwold llegó a Edimburgo, y la muchachita seguía durmiendo. Entonces al prepararse para salir del tren se separaron, la Sra. Greenwold estaba saliendo del tren, y la muchacha se quedó durmiendo. Entonces la mujer se sintió aliviada, se sintió libre y que nadie la seguía, pero sin embargo nunca más vio a la jovencita. Lo que jamás se olvidará la Sra. Greenwold, es lo último que le dijo la chica en el tren antes de dormirse. Le dijo “¿Recuerda cuando le dije que en la estación sentí que ese hombre seguía mirándome? Aún lo siento.” John escuchaba atentamente la historia, pero no le parecía muy interesante como para ponerla en una novela. Generó una intención de desagrado hacia la historia, y la Sra. Greenwold lo notó. Luego de haberle dicho la historia, y de haber tomado unas cuantas tazas de té, la Sra. Greenwold cambió el tema y le pregunto a John cuál sería el tema de su próxima novela. John no tenía uno todavía, pero le dijo a la Sra. que tenía pensado hacer una novela de un hombre como él que tiene como costumbre visitar a sus nuevos vecinos, que su mujer lo engaña con otro, y que todo cambia cuando se muda nuevamente a un campo alejado de la ciudad y su mujer tiene que irse a Londres para visitar a su padre. El hombre se queda solo y decide visitar a su nueva vecina, una anciana. El hombre y la anciana comienzan a hablar, y durante toda la tarde, el hombre piensa una novela que terminaría con la muerte de la anciana. El plan del hombre estaba bien planeado, porque el último sospechoso sería él, y no podrían culparlo, la historia termina con él matándola. John le contó eso a la Sra. Greenwold. Ella sabía que algo raro estaba pasando, sabía que él quería asustarla y jugar con ella. De lo próximo que hablaron fue de la misma situación que había vivido la Sra. Greenwold en el tren, pero esta vez lo que ella imaginó que pudo haber pasado. Esta vez ella no es protagonista. Ella comenzó contando… La historia comenzó una tarde en Londres con una mujer soltera y común (Emma). Esa tarde la mujer se había sentado en una plaza, cuando se encuentra con un hombre, empiezan a hablar y tanto ella como él se enamoran uno del otro. El hombre era infelizmente casado y era un pintor no muy popular ni rico, es más, sería bastante pobre de no ser por su esposa, es por eso que no se separa. La relación de ambos iba en aumento, y les era cada vez más difícil ocultar su sentimiento a la esposa de Robert (El hombre). Hasta esa noche, que Emma decidió decirle la verdad a la esposa de Robert (Helen), que por cierto, tenía problemas con al alcohol. Justamente esa noche, antes de que pase lo que pasó, Helen bebió demasiado. Luego sucedió, Emma le contó la verdad y se desató una disputa, que acabó con la muerte de Helen. La joven la agarró de las piernas y la tiró al suelo, haciendo que se golpee la cabeza con el lavamanos del baño. A todo esto la ventana estaba abierta, y Robert se dio cuenta de que una jovencita los había visto, así que tuvieron que inventar una excusa, y seguir a la jovencita. Habían quedado en decir que Helen iba a darse una ducha, y que había tomado bastante alcohol, así que se desmayó y se calló. Ambos siguieron a la muchacha (Julie) de la casa vecina, que era una empleada del lugar, se dirigían a la estación de trenes, y de ahí hacia Edimburgo. En la estación Robert y Emma decidieron que sólo ella entraría al tren, y el iría a decirle a la policía lo que habían planeado. Emma tenía planeado sentarse en la misma recamara que Julie. Cuando ella llego, Julie ya estaba dentro, estaba muy tensa y asustada. Ella fingió que le interesaba, y que la ayudaría. Tenía planeado estar con la jovencita toda la noche, y por la mañana, cuando nadie la vea, y todos estén preparándose para salir de la estación. Así ocurrió. Pasó toda la noche con ella, fingió recorrer el tren asegurándose de que el hombre que Julie había visto no esté en el tren. Luego Julie dijo: “¿Recuerda cuando le dije que en la estación sentí que ese hombre seguía mirándome?Aún lo siento.” Y luego se durmió. A la mañana, con mucho disturbio en el tren, y Julie durmiendo, decidió hacerlo. Apoyó ambas manos sobre la nuca de la chica, y con furia presionó de modo tal que su propio cuerpo comenzó a temblar. Hasta que escuchó un crujido. La había matado. Luego salió de la habitación dejando a Julie muerta en la ahí, y cerró la cortina. Salió lo más rápido posible de la estación, y luego se confundió con la gente de Edimburgo, se sintió con más confianza . El autor de esta novela se llama Sergio Aguirre. Nació en Córdoba, Argentina, en 1961. Es escritor y psicólogo. Como psicólogo, tuvo a su cargo la coordinación del taller literario del Hospital Neuropsiquiátrico de su ciudad. En 1996, ganó el primer premio del concurso "Memoria por los derechos humanos" con el cuento “Los perros”. Su primera novela, La venganza de la vaca, recibió el accésit del Premio Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil NormaFundalectura en el año de 1998. Posteriormente, el Banco del Libro de Venezuela calificó como uno de los mejores libros a su novela Los vecinos mueren en las novelas. Su tercera novela se titula El misterio de Crantock. Como psicólogo, estuvo a cargo de la coordinación del Taller Literario del Hospital Neuropsiquiátrico de Córdoba. En los planes de estudio de colegios de varios países latinoamericanos figuran sus libros como parte del material de lectura obligatoria.