En la audiencia de debate Jorge Horacio Rago relató una entrevista que mantuvo con el Dr. Galeano en junio de 1996 en la sede del juzgado instructor. Contó que Semorile lo fue a ver en dos oportunidades a la Brigada de San Miguel, a mediados de junio, para conversar acerca del atentado a la A.M.I.A., tomando un café fuera de la dependencia por cuanto el abogado no quería que el encuentro se conociera. En la primera le comentó la posibilidad de una entrevista con el magistrado instructor y en la segunda arreglaron sus detalles. Expresó que Semorile le dijo que el juez se encontraba investigando a las brigadas, concretamente, que vislumbraba como próximas las detenciones de los “rorro”, en alusión a Ribelli y a su apellido, explicándole cuál era el problema que había tenido en Lanús, sin otras precisiones. Además, le refirió la importancia de que concurriera a la entrevista en razón de que consideró que podría resultar beneficiado, no habiéndole mencionado nunca qué era lo que el juez esperaba de su declaración. Indicó que para ese entonces desconocía que el Dr. Galeano lo requería, sabiendo tan sólo que la investigación se había iniciado a mediados de 1995 en la jefatura de Policía y se relacionaba con el atentado a la A.M.I.A. Precisó que aceptó el ofrecimiento por cuanto pretendía decirle al magistrado todo lo que conocía acerca del tema que investigaba; asimismo, refirió que comunicó a sus superiores, el comisario inspector Miniscarco y el comisario Pérez, acerca de su concurrencia al juzgado, la que se concretó el viernes 18 ó 25 de junio. Recordó que concurrió acompañado por el Dr. Semorile, con quien se encontró previamente en la localidad de San Isidro y que mientras aguardaba que el juez lo atendiera había conversado con el secretario De Gamas y con el ex prosecretario Lifschitz. No pudo precisar si el Dr. De Gamas participó de la entrevista, pero sí que en ella el Dr. Galeano le dijo que era su oportunidad para declarar todo lo que sabía; en particular le requirió que depusiera contra Ribelli, dándole a entender que conocía cuál era la relación del nombrado con la Trafic. Ante dicho requerimiento, explicó Rago, le dijo al juez que no iba a mentir y que nada podía decirle respecto de Ribelli. Refirió Rago que tras ello, el juez le manifestó que de no declarar en el sentido propuesto todas las actuaciones de la Brigada de Vicente López le iban a caer en su contra, a la vez que sería expulsado de la policía. También le dijo que estaba en él realizar alguna averiguación por la cual pudiera acreditar que sus dichos eran veraces. Fue así como, agregó, interrogó, dentro de sus posibilidades, a Barreda y Bareiro sin poder esclarecer nada acerca de si éstos habían cometido algún delito con motivo del procedimiento realizado por la Brigada de Investigaciones de Vicente López. Precisó Rago que en la oportunidad no firmó acta ni constancia alguna que diera cuenta del encuentro relatado. Explicó que luego de la reunión Semorile lo acercó en auto hasta la autopista Panamericana, desde dónde llamó al oficial Jiménez de la Brigada de San Miguel para que lo buscara ya que viajaba a Mar del Plata esa misma noche. El resultado de la reunión con el juez se lo comentó por teléfono al comisario Pérez. Acerca de la entrevista aludida por Rago otros testigos se expidieron en la audiencia de debate. En ese orden, Gustavo Alberto Semorile relató que vio a Rago por cuestiones profesionales por cuanto el nombrado quería prestar declaración testimonial en el juzgado instructor a fin de aclarar su intervención en la averiguación de antecedentes de Hugo Antonio Pérez y solucionar el problema derivado de ese procedimiento, ya que posteriormente se les había reprochado el apoderamiento de una Trafic. El testigo señaló que le transmitió esto al Dr. Galeano, quien le dijo que tenía interés en conversar con Rago o tomarle testimonial; luego arregló una entrevista. Si bien, en un principio, sostuvo que la reunión se arregló a instancias de Rago, durante el careo efectuado con este último manifestó que ello surgió de un acuerdo. También aclaró que lo acompañó al juzgado pero no asistió a la reunión ni supo de su contenido. Por último Semorile aclaró que no sabía que estuvieran investigando a Rago ni que se lo fuera a detener. En el debate, Claudio Adrián Lifschitz manifestó que el Dr. Galeano le solicitó a Semorile, por sus vinculaciones con la Policía Bonaerense, que convocara a Rago por cuanto estaba interesado en saber si realmente la Brigada de Vicente López se había llevado la camioneta Trafic el 10 de julio o si tenía alguna relación con dicho rodado, habiendo sabido luego que Rago negó tal extremo y que el juez no le creyó. Si bien no estuvo presente en la entrevista, motivo por el cual no conoció lo conversado, afirmó que dicho encuentro fue filmado. También sobre el tema declaró José Fernando Mariano Pereyra, quien sostuvo que Rago se presentó espontáneamente y mantuvo una entrevista con el Dr. Galeano en el ámbito de la secretaría privada, no recordando si estaba solo o acompañado como tampoco si se dejó constancia de esa presentación. Por su parte, Carlos Alberto Miniscarco, quien se desempeñó como jefe de la Brigada de Investigaciones de San Miguel durante 1996, recordó haber visto a Semorile en la brigada, como también que en alguna oportunidad había hablado con Rago, ignorando acerca de qué tema. Por último, Carlos Alberto Pérez manifestó en el debate que para junio de 1996 prestaba servicios en la Brigada de Investigaciones de San Miguel como segundo jefe de la dependencia, precisando que en virtud que Rago debió concurrir al juzgado federal a entrevistarse con el Dr. Galeano, por cuestiones relativas a la presente causa, aquél le requirió la pertinente autorización. Negó conocer los motivos por los cuales Rago hubo de concurrir al juzgado, no habiéndole hecho éste comentario alguno luego de la entrevista con el juez. Por otra parte, señaló que Semorile concurrió en numerosas oportunidades a la brigada pero no recordó que fuera puntualmente el día de la entrevista comentada, aunque precisó que luego de la detención de Rago no lo volvió a ver allí. Acreditado, como se vio, el encuentro entre el juez instructor y Rago, resulta necesario situarlo en el contexto de la investigación para comprender acabadamente su carácter irregular. En ese cometido, deviene necesario señalar que para junio de 1996 ya se habían iniciado las pertinentes actuaciones administrativas para establecer la responsabilidad de los efectivos de la Brigada de Investigaciones de Vicente López en el procedimiento realizado el 14 de julio de 1994 en las inmediaciones del domicilio de Telleldín (cfr. fs. 14.025). Además, el 25 de julio de 1995 Rago había prestado declaración testimonial en la Dirección de Sumarios de la Dirección General de Asuntos Judiciales de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Allí se refirió a las tareas de inteligencia y al procedimiento realizado en julio de 1994 por la Brigada de Investigaciones de Vicente López, a la huida de Telleldín y a la posterior detención de Hugo Antonio Pérez, habiendo sido interrogado, también, acerca de una camioneta Renault Trafic vinculada a esa investigación (cfr. fs. 37.188/37.189). Por otra parte, debe destacarse que el juez instructor estaba en conocimiento de que Rago estuvo de guardia el 14 y 15 de julio de 1994 (cfr. fs. 37.114 y 37.120) y que había instruido las actuaciones formadas por averiguación de antecedentes de Hugo Antonio Pérez, cuya copia obra agregada a fs. 37.125/37.140. Asimismo, en octubre de 1995 se formuló requerimiento de instrucción en la causa “Brigadas” por el mencionado procedimiento de la Brigada de Vicente López y también por la presunta participación de personal de esa dependencia en el retiro de la camioneta Trafic (ver fs. 37.551/37.555). Del mismo modo, corresponde señalar que el 27 de marzo de 1996 el juez instructor solicitó el listado de todos los oficiales y suboficiales que prestaron servicios en la Brigada de Investigaciones Vicente López entre los años 1993 a 1995, que el 6 de junio del mismo año se requirió a la “Organización Veraz” información financiera sobre Jorge Horacio Rago y que el 12 del mismo mes se peticionó a las empresas “Movicom” y “Miniphone” que informen si el nombrado figuraba como titular o autorizado a utilizar teléfonos celulares (cfr. fs. 37.950, 38.416 y 38.441). También, en este orden de cosas, es digna de mención la declaración testimonial brindada bajo identidad reservada por Gustavo Alberto Semorile, el 6 de junio de 1996, esto es, pocos días antes de la comentada reunión. En la ocasión, el abogado manifestó que “... al consultarle por el barco que Telleldín había entregado a la Brigada de Vicente López, Pérez le comentó que bien pudo haber entregado, a más del barco en cuestión, la camioneta Renault Trafic ...”; que “luego tuvo un encuentro no ocasional con Rago, el que ... le manifestó que se hallaba preocupado ya que tenía conocimiento que se le estaba siguiendo una causa por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Que el declarante no tiene ninguna duda que en realidad Rago se estaba refiriendo a la causa que se instruye en este tribunal por la detención de Hugo Antonio Pérez y la posterior persecución de Carlos Telleldín por el mes de julio de 1994, por cuanto ya habían charlado sobre ese mismo tema en reiteradas oportunidades”. Por otra parte Semorile afirmó que “... Rago le indicó que según tenía entendido no había entregado dinero en efectivo sino un barco y `algo más´... refiriéndose el subcomisario Rago a ese `algo más´, mencionó que bien pudo haber ido como parte del `arreglo´ la entrega de la Trafic que luego resultara utilizada en el atentado contra la A.M.I.A., pero que tal hecho no se lo podría afirmar, ya que no le constaba. Que el dicente lo que cree es que de haber existido algo semejante, bien pudo el subcomisario Rago haber sido `puenteado´ en el arreglo que efectuó la brigada que intervino en el `apriete´; como así también, que a su entender Rago conocería más circunstancias de las relatadas por el hecho en cuestión” (cfr. fs. 111.446/111.448). Sentado lo expuesto, cabe señalar, primeramente, que en virtud de las claras sospechas que al mes de junio de 1996 pesaban sobre Jorge Horacio Rago, resulta inadmisible y violatoria de la normativa procesal vigente y de inmanentes garantías constitucionales, que el juez instructor haya mantenido una reunión a solas con quien ya revestía en autos una indudable calidad de imputado, sea que la haya convocado para conocer si realmente la Brigada de Vicente López se había llevado la Trafic el 10 de julio, según Lifschitz, o para aclarar la intervención que pudo caberle en la averiguación de antecedentes de Hugo Antonio Pérez y en el posterior apoderamiento de aquel rodado, según Semorile; máxime cuando de dicho encuentro no se dejó constancia alguna en las actuaciones. Es más, la entrevista así realizada debe enmarcarse, sin margen de dudas, en esa suerte de instrucción paralela que supo enseñorearse en aspectos centrales de este proceso, adquiriendo entonces rasgos de plena credibilidad la explicación ofrecida por Rago en cuanto a que el único cometido del magistrado fue procurar, incluso de forma coactiva, una versión cargosa contra Ribelli.