Comentario sobre la economía nacional No 10 - 2016 06 de octubre de 2016 La Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica mantuvo la Tasa de política monetaria en 1,75%. La Junta Directiva del Banco Central en sesión 5739-2016 del pasado 28 de setiembre, según lo dispuesto en su Ley Orgánica y con base en el análisis de la coyuntura macroeconómica interna y externa del país1, mantuvo el nivel de la Tasa de política monetaria en 1,75% anual. Del entorno internacional destacó la continuidad de políticas monetarias laxas, principalmente en economías avanzadas2, crecimiento mundial aún débil, inflación baja e incertidumbre en los mercados financieros con respecto a la disposición y capacidad de los bancos centrales para impulsar la producción. En el ámbito local enfatizó el crecimiento económico en torno a 5%, en un contexto de baja inflación y algunas presiones al alza en el tipo de cambio. En específico señaló que: 1. La inflación registró en agosto, por segundo mes consecutivo, un valor interanual positivo (0,6%); no obstante, continuó por debajo del rango meta, condición que se espera impere en lo que resta del segundo semestre del año. Desde mediados del 2015 la evolución de este indicador estuvo influida en gran medida por el choque favorable de términos de intercambio; sin embargo, las proyecciones del Banco Central apuntan a que convergerá gradualmente al rango meta en la primera mitad del 2017, conforme lo indican sus determinantes macroeconómicos. Debe recordarse que el Banco Central en su Programa Macroeconómico 2016-2017 definió una meta de inflación de 3% ± 1 punto porcentual (p.p.) como objetivo de largo plazo, la cual tomó de referencia la inflación de largo plazo de los principales socios comerciales del país, estimada en 3%. La definición de una meta de largo plazo, coherente con la inflación de los principales socios comerciales, tiene ventajas para la sociedad costarricense. Una inflación baja y estable facilita el cálculo económico para la toma de decisiones de ahorro e inversión, con efectos favorables sobre el crecimiento económico; favorece la estabilidad de los macroprecios (tasas de interés, tipo de cambio y salarios); reduce la erosión del poder de compra, particularmente para aquellos grupos de bajos ingresos y; crea un entorno apropiado para que otras áreas de la política económica generen resultados coherentes con la búsqueda de la estabilidad macroeconómica del país. Con información disponible al 28 de setiembre de 2016. El Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos mantuvo sus tasas de interés de referencia entre 0,25% y 0,5%, el Banco Central Europeo en 0% y el Banco de Inglaterra en 0,25%. Por su parte, la decisión de los entes monetarios de algunas economías emergentes de Latinoamérica (por ejemplo Perú, México, Chile y Colombia) fue no variar el nivel de las tasas de interés, luego de los incrementos consecutivos aplicados en trimestres previos ante los efectos inflacionarios asociados al deterioro de sus términos de intercambio. 1 2 2. Precisamente el comportamiento de la inflación y, de manera prospectiva, de sus determinantes macroeconómicos, permitieron al Banco Central aplicar una política monetaria laxa desde inicios de 2015. Las reducciones en la Tasa de política monetaria (TPM) alcanzaron 350 puntos base (p.b.) en el 2015 y su transmisión hacia el resto de tasas de interés del sistema financiero, ha sido gradual y diferenciada según instrumento financiero. De enero de 2015 al 27 de setiembre último ese movimiento se trasladó en su totalidad al costo de la liquidez (tasas de interés en el Mercado integrado de liquidez, MIL); el indicador del costo de captación (Tasa básica pasiva) disminuyó 250 p.b., de los cuales 89 p.b. fueron por cambio metodológico y; la tasa activa promedio ponderada del Sistema Financiero Nacional disminuyó en 263 p.b. (según información suministrada al Banco Central por esos entes). El movimiento en la TPM fue acompañado por una gestión activa de los excesos de liquidez por parte del Banco Central en el MIL. Si bien el nivel medio de recursos excedentes ha disminuido, particularmente en lo que transcurre de 2016, el sistema financiero todavía dispone de recursos altamente líquidos que permitirán atender, en el último trimestre del año, la mayor demanda de liquidez que por estacionalidad presenta la economía. Con el acceso al MIL, los intermediarios financieros disponen de un mecanismo para administrar sus movimientos de tesorería e incluso, ante problemas transitorios de liquidez, constituye un instrumento ágil de provisión de liquidez. 3. En materia cambiaria, el bimestre agosto-setiembre3 continuó registrando algunas presiones al alza en el tipo de cambio. En este lapso la depreciación del colón alcanzó 0,6% (3,1% en lo que transcurre del año). En el 2016 la evolución del tipo de cambio ha estado influida por la menor oferta neta de divisas del sector privado (incluso con “ventanillas” negativas en algunas sesiones cambiarias) y la acumulación de posición en moneda extranjera por parte de los intermediarios cambiarios. En este contexto, bajo el marco de su Ley Orgánica y al amparo de lo dispuesto por la Junta Directiva, el Banco Central intervino con operaciones de estabilización (para acotar movimientos abruptos en el tipo de cambio, más no porque existiera el compromiso con un valor particular para este macroprecio) y suministró parte de la demanda neta de divisas del Sector Público No Bancario (SPNB). En ocasión de las operaciones con el SPNB es preciso señalar que las divisas suministradas por el Banco Central provinieron, mayoritariamente, de recursos adquiridos en semestres previos con la finalidad exclusiva de atender la demanda de estas entidades4. Con información disponible al 27 de setiembre de 2016. En junio de 2014 la Junta Directiva del Banco Central introdujo cambios en la gestión de divisas para el SPNB y autorizó a la Administración para atender ese requerimiento con sus reservas internacionales y restituirlos en función de la liquidez del mercado cambiario. Esta disposición, que trasciende la adopción del régimen de flotación “administrada”, permitió adquirir en neto hasta EUA$426,7 millones (saldo al 26 de junio de 2015) para atender los requerimientos del SPNB, operaciones que estuvieron concentradas en el segundo semestre de 2014. Debe recordarse que, contrario a otros países latinoamericanos productores de materias primas, Costa Rica experimentó un choque favorable de términos de intercambio desde la segunda mitad de 2014, con incidencia directa sobre la inflación y el mercado cambiario. 3 4 2 El balance de estas operaciones ha permitido mantener el saldo de reservas internacionales en torno a EUA$7.840 millones en los últimos 12 meses (13,8% del PIB). 4. La producción del país, medida con la serie de tendencia ciclo del Índice mensual de actividad económica (Imae), registró en julio de 2016 variaciones media e interanual de 5,0% y 5,1% en ese orden5, impulsadas principalmente por el desempeño favorable de las industrias de servicios, manufacturera y agropecuaria. Si bien esas tasas ubican la actividad económica en niveles todavía por debajo del producto potencial (holgura en la capacidad productiva), son satisfactorias en un contexto internacional de moderado crecimiento, donde los principales socios comerciales crecieron en promedio, alrededor de 2% (en 2015). 5. El déficit financiero del Sector Público Global Reducido a julio fue 1,6% del PIB, menor en 1,1 p.p. al registrado en igual periodo de 2015, explicado por la mejora en todos sus componentes (Gobierno Central, Banco Central y muestra de entidades públicas no financieras). Información al mes de agosto indica que la mejora en el resultado financiero del Gobierno Central continuó; el déficit acumulado fue equivalente a 2,9% del PIB, 0,7 p.p. inferior al de igual lapso de 2015. Ello puso de manifiesto el menor déficit primario (1,4% contra 2,1% un año atrás), producto del crecimiento en los ingresos primarios (9%) y de medidas de contención del gasto público, que creció en torno a 2%. En 2016 el Gobierno ha atendido sus requerimientos en el mercado interno en un contexto de estabilidad de tasas de interés y bajo una estrategia que impulsó la captación en moneda extranjera, manifiesta en el incremento de la participación relativa de la moneda extranjera en el ahorro financiero (medido con el agregado de riqueza financiera). 6. El Banco Central no establece metas para agregados monetarios ni crediticios; no obstante, da seguimiento cercano a estos indicadores en el tanto la inflación en el largo plazo es un fenómeno monetario. En lo que transcurre de 2016, tanto los agregados monetarios como el crédito al sector privado han evolucionado de manera coherente con el nivel de actividad económica, la meta de inflación y el incremento gradual en la profundización financiera. Ello significa que por la vía monetaria no se prevén presiones de inflación en exceso a la meta del Banco Central. El IMAE sin Zona Franca mostró un crecimiento medio de 3,8%, similar al observado un año antes. Debe indicarse que la serie del Índice mensual de actividad económica está construida con base en la estructura productiva de 1991. El Banco Central trabaja en la elaboración de la serie de Imae calculada con la estructura de las nuevas cuentas nacionales (año de referencia 2012), tarea que espera concluir a finales de 2016 y que podría implicar cambios en las tasas de variación de este indicador. 5 3 Particularmente en agosto y setiembre, la información disponible señala una desaceleración en el crédito al sector privado en moneda extranjera. El Banco Central no objeta el crecimiento de las operaciones denominadas en dólares, pero advierte los riesgos que introduce para la estabilidad del sistema financiero la falta de correspondencia entre los créditos otorgados en dólares y la moneda en que los deudores reciben sus ingresos. La desaceleración del crédito en dólares se estima ha mitigado ese riesgo. 7. De los indicadores antes comentados se concluye que dos de los riesgos señalados en informes recientes han disminuido: los excesos de liquidez y el crecimiento del crédito en dólares hacia deudores que no perciben ingresos en esa moneda. No obstante, se mantiene el riesgo asociado al deterioro en las finanzas públicas y debe señalarse que, si bien el Gobierno ha podido obtener el financiamiento requerido en un contexto de estabilidad en tasas de interés, la trayectoria creciente de la razón de deuda pública a PIB representa una vulnerabilidad para la estabilidad macroeconómica y, demanda de un consenso a nivel país sobre la necesidad de adoptar medidas estructurales que contengan ese comportamiento. 4