colgadas en un quarto bien cerrado por veinte y quatro horas p a r a que las penetre dicha fumigación. L o s que llaman miasmas los hemos de considerar c o ­ mo átomos diminutos que á todo se pegan ; y así como hay semillas m u y menudas que producen plantas g r a n ­ des y vigorosas , del mismo modo éstos átomos contagio­ sos son otras tantas levaduras que inficionan una c a s a , un pueblo ó una provincia. P o r eso es m u y importante que no se dexe un punto de superficie en las personas , a n i ­ males y muebles que no se p o n g a en contacto con este gas purificador , sin dexar de usar después del a g u a p a r a lavarlo bien todo , y particularmente las habitaciones b a xas y húmedas p o r sí. Entre quantas causas a g r a v a n las epidemias n o h a y una mas activa que el desaseo , y esta sola basta para e n ­ gendrarlas m u y crueles : la fiebre hospitalaria y carcele­ ra no tiene otro origen sino el a y r e corrompido p o r la fetidez de las «xálaciones de los cuerpos y ropas sucias p o r las secreciones que están siempre en estado de fermenta­ ción pútrida. Casi todas las epizootias ó epidemias de a n i ­ males proceden del desaseo en las quadras , establos, c o r ­ rales , gallineros , & c . L a s caballerías y los perros se r e ­ vuelcan siquiera sobre la tierra seca y sobre la verde y e r ­ ba , los cerdos en el a g u a y el c i e n o , el gato lame su p e ' l o , el ave espulga y limpia su p l u m a , y en suma todos los animales cuidan del vestido que les ha dado la n a t u ­ raleza , en tanto que el hombre sufre sobre su piel la c o s ­ tra y escamas que forma la traspiración y suciedad, y que cubre su epidermis; y sucede tal vez que el mismo que e n ­ gendra y lleva en sus vestidos este germen de contagio no padece la enfermedad que comunica á otros , como se v e r i ­ ficó en la ciudad de Oxford, donde los encarcelados que sa­ lieron á la sala en que estaban los jueces p a r a hacer sus d e ­ claraciones, sin padecer enfermedad, la comunicaron mortal á varios jueces y á muchos expectadores. 1 s Supuesto pues que el desaseo en el cuerpo y los v e s t i i Véase el Seman, núm. 498.