Bienvenidos, todos, cuando nos reunimos en este lugar de culto. Prediqué la semana pasada sobre la proclamación del evangelio con nuestras acciones primero, antes de que nos proclamamos el Evangelio con nuestras palabras. Continúo hoy con ese tema. Antes de que Jesús les da una enseñanza difícil, que alimenta a los cinco mil con cinco panes y dos peces. Con sus acciones, les mostró su bondad, su compasión, y su poder sobrenatural; lo hizo con sus acciones con el fin de ayudarles a creer sus palabras. Ese es nuestro modelo. Se nos manda a compartir nuestra fe con otros, hablar de nuestro amor por Jesús y cómo eso cambia nuestras vidas. Así como Jesús nos enseñó, nuestras palabras tendrán más credibilidad ante los demás si les hemos mostrado primero la compasión y la bondad con nuestras acciones. Así que ese es el paso uno. Trata a los demás como te gustaría ser tratado. Sea amable y generoso y compasivo. Dar testimonio de su fe con sus acciones primero antes de dar testimonio con sus palabras. Pero es importante hacer el paso dos: para dar testimonio con sus palabras. Vivimos nuestra fe con nuestras acciones, y proclamamos nuestra fe con nuestras palabras, porque es así como otros vendrán a poseer este don que hemos recibido: nuestra fe en Jesucristo. No debemos dejar pasar esas oportunidades para contar a otros acerca de Cristo cuando sus corazones están abiertos a escucharlo. 1 La mejor manera de proclamar nuestra fe está con aquellos con los que ya tenemos algún conocimiento. Nuestros vecinos, los padres de los amigos de nuestros hijos, la gente que conoces en el gimnasio o en el supermercado. Ese es el lugar de la cosecha, es nuestro lugar de contacto con aquellos que nunca han conocido el amor de Jesús, o que se utiliza para saber que y han olvidado. Ellos son los que no están aquí hoy, y cuya ausencia deberíamos llorar en nuestra adoración hoy. Cuando finalmente hablamos con ellos, lo hacemos como iguales, un hijo de Dios a otro, un pecador en necesidad de perdón a otro. Nuestro instinto podría ser a aparecer santo, lo cual es comprensible, pero debemos resistir este instinto. Si actuamos como es fácil de hacer la voluntad de Dios, para mantener la fe en la cara de sufrimiento, de amar a nuestro enemigo y orar por los que nos persiguen, no vamos a tocar sus corazones, porque esas son mentiras, y nuestro corazón está no creado para abrazar las mentiras. Más bien, hablamos con sinceridad. Hablamos acerca de cómo hemos llegado a conocer y amar a Jesucristo, y como todavía tenemos un largo camino por recorrer. Si es sólo recientemente que su fe se ha despertado, grande, hablar de esto. Si uno mira hacia atrás en su vida y tener remordimientos, pero usted ha experimentado la misericordia y el perdón de Dios, grande, hablar de esto. De cualquier manera que usted proclama su fe, decir la verdad, porque es la verdad que va a resonar en los corazones de los demás. 2 A medida que nos acercamos a los que no están aquí hoy, vamos a tener puntos de referencia que vamos a utilizar con el fin de evaluar si estas estrategias están funcionando. Uno de esos puntos de referencia es: son esos lugares vacíos en los bancos junto a ti está lleno? Nuestros trabajadores y equipos de ministerio están trabajando duro para asegurar que estamos preparados cada uno y todos los domingos para dar la bienvenida al visitante, para ayudarles a profundizar en su fe, y les dan todas las razones para querer volver. Es responsabilidad de toda persona a hablar con nuestros vecinos. Hábleles acerca de nuestra fe en Jesús. Y los invitamos a venir tomar su legítimo lugar aquí, en nuestro culto dominical. 3