ISSN 0719-6016 Literatura para infancia, adolescencia y juventud COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS N° 7 – AÑO 1 – JULIO 2015 umbral COLECCIÓN DE PROPUESTAS CRÍTICAS CIEL CHILE Centro de Investigación y Estudios Literarios: discursos para infancia, adolescencia y juventud ISSN 0719-6016 Derechos Reservados © 2015, CIEL CHILE CORREO ELECTRÓNICO: contacto@cielchile.org OTROS CONTACTOS: http://cielchile.org/ www.facebook.com/CIELChile EDITORES: Claudia Andrade Ecchio Hugo Hinojosa Lobos Isabel Ibaceta Gallardo Anahí Troncoso Araya Camila Valenzuela León ÍNDICE CLAUDIA ANDRADE ECCHIO Una poética de la intimidad: la construcción de la morada interior en El idioma secreto de María José Ferrada..…………………………………………………………………………………………........ 4 CATALINA MUÑOZ MOLINA El buen salvaje del siglo XXI: configuración del niño indígena aymara en Mamire, el último niño (1996) de Víctor Carvajal……………………………………………………………………………………... 12 PERFILES COLABORADORES-AS UMBRAL……………………………………………………………………………………………… 23 N° 7 – Año 1 – Julio 2015 UNA POÉTICA DE LA INTIMIDAD: LA CONSTRUCCIÓN DE LA MORADA INTERIOR EN EL IDIOMA SECRETO DE MARÍA JOSÉ FERRADA CLAUDIA ANDRADE ECCHIO © DOCTORA EN LITERATURA CHILENA E HISPANOAMERICANA LALAITHDOLIN@GMAIL.COM Ferrada, María José. El idioma secreto. Ilustr. Zuzanna Celej. Pontevedra, Italia: Kalandraka Editora, 2013. 55 páginas. 4 UNA POÉTICA DE INTIMIDAD: LA H LA CONSTRUCCIÓN DE LA MORADA INTERIOR EN EL ablar de la poesía de María José Ferrada es introducirse en espacios imaginarios habitados por seres IDIOMA SECRETO DE MARÍA JOSÉ FERRADA diminutos y objetos olvidados, por animales e insectos realizando tareas fabulosas, por inviernos que invitan al abrigo y por veranos que entusiasman a la aventura. La RESUMEN poetisa chilena dibuja, en sus versos, la esencia de una La poesía de la chilena María José Ferrada transita por infancia que se aproxima, siempre desde el asombro, a su espacios mínimos en los que el tiempo se detiene para dar entorno más íntimo: su pieza, su casa, su patio, su calle. paso a la observación poética de la existencia cotidiana. Sus Una poética de lo cercano, de lo que pasa desapercibido, de versos, destinados a niños y niñas, se aproximan a su lo oculto y de lo sencillo. Todo ello visto y sentido a través manera de ver y experimentar el mundo, configurando de hablantes líricos que miran y perciben el mundo desde hablantes líricos que, en tanto observan desde la óptica de una posición periférica, como de soslayo: una óptica que lo pequeño, proponen una visión personal acerca de la vida. Este comentario crítico propone, a partir de observa lo cotidiano y lo transforma en extraordinario. la Dentro de sus textos publicados, su poemario El fenomenología de la imaginación desarrollada por Gaston idioma secreto (ilustrado por Zuzanna Celej, 2013)1 se Bachelard (1884-1962), la construcción de una poética de la perfila intimidad en su poemario El idioma secreto (2013), en el –junto con Niños (Ediciones Grafito, con ilustraciones de Jorge Quien, 2013)– como una obra que no que confluyen los ecos del pasado y la conciencia del solo habla de la infancia como experiencia sensorial de instante en una geografía de lo íntimo: ese espacio de la conocimiento del mundo, sino también como vivencia de un infancia que permanece en el corazón de la memoria adulta. pasado individual a la vez que colectivo, cuyos ecos alcanzan al hablante lírico, quien, a través del recuerdo, PALABRAS CLAVES: POESÍA INFANTIL CHILENA, reconstruye su historia personal y reinterpreta su presente. FENOMENOLOGÍA DE LA IMAGINACIÓN, POÉTICA DE LA 1 Ha sido galardonado en dos ocasiones: V Premio de poesía para niños “Ciudad de Orihuela” (2012) y Premio Fundación Cuatrogatos: Mejores libros para niños y jóvenes de creadores iberoamericanos (2014). INTIMIDAD. 5 «El recuerdo es borroso como niebla,/ pero me abrigo con Ahí dentro estaban las palabras. él/ cuando hace frío» (Ferrada 25) dice la voz lírica cuyo Y con ellas recorrido no lineal de un año (1984) le permite rememorar, Hice mi habitación en el mundo (53). por un lado, sus primeros acercamientos a aquellas palabras secretas con las cuales construye su ser-habitar en el Este viaje –que hace en conjunto con sus lectores y mundo, y por otro, a la abuela paterna, artífice de dicho lectoras– invita a una reflexión acerca de los lugares que descubrimiento. definen al ser humano, a las imágenes que lo conforman, a A diferencia de otros poemarios de Ferrada, El la comprensión de la vida como experiencia narrativa, en el idioma secreto hace referencia a una vivencia personal (la sentido de autoconstrucción permanente en el tiempo que muerte de su abuela) y al legado que pervive en ella, la solo es percibida en el instante, en este caso, de la lectura. nieta: el lenguaje con que da nombre a los seres y cosas que Dicha albergan su mundo interno. Esa búsqueda poética de la imaginaria e imaginada es elaborada por el filósofo francés morada íntima se construye circularmente: el poemario se Gaston Bachelard, principalmente, en dos de sus textos: La inicia y termina con el mismo poema; la única diferencia es poética del espacio (1957) y La poética de la ensoñación que, al término, agrega dos versos que sintetizan el hallazgo (1960). En ellos, formula una fenomenología de la realizado por el hablante lírico al final del recorrido: imaginación donde la imagen poética «[…] nos sitúa en el configuración del ser-habitar como vivencia origen del ser hablante» (La poética del espacio 15); se El idioma secreto me lo enseñó mi abuela. trataría de un «[…] acceso a la realidad propia de lo irreal» Y es un idioma que nombra las plantas de (Salazar 5-6) que se construye siempre por medio del tomate, la harina, los botones. ocultamiento: «Para captar desde ahora la fenomenología de Un día me llamó. lo oculto, bastará una observación preliminar: un cajón Me dijo que antes de que la muerte se la llevara vacío es inimaginable. Sólo puede ser pensado. Y para quería entregarme algo. nosotros que tenemos que describir lo que se imagina antes Mi herencia era una caja de galletas con ovillos de lo que se conoce, lo que se sueña antes de lo que se de lana y boletas de ferretería. 6 comprueba, todos los armarios están llenos» (La poética del segunda instancia, en reconstruir el topos existencial, ese espacio 30). lugar donde moran los recuerdos y en el que gusta el ser Tal ocultamiento –propio de la literatura– se halla humano “agazaparse”: «Se trata, pues, de preguntarnos en el juego permanente entre quien crea y quien recrea: cómo habitamos nuestro espacio existencial, cómo nos escritor/poeta/dramaturgo y receptor/destinatario/oyente en enraizamos, de día en día, en un rincón del mundo» diálogo a través de las imágenes que el primero construye (Sánchez 66). con el lenguaje y que el segundo reconstruye, por medio de Este poemario en particular, analizado desde esta la imaginación, en el proceso de lectura. La fenomenología perspectiva, se muestra como un abanico de imágenes de la imaginación, dentro del contexto de esta actividad co- ensoñadoras que hablan, precisamente, de un espacio- creativa, «[…] trata de tomar la imagen poética en su propio origen (aquel que muchas veces se asocia con la infancia), ser, no como el resultado de una represión o censura, sino el que es construido desde la perspectiva de quien recuerda: como la manifestación de la propia plenitud de la imagen, una voz lírica que rememora los mínimos hallazgos de su propia inocencia» (Salazar 5). realizados junto a su abuela durante el último año que Para el filósofo, las imágenes proporcionadas por la comparten. poesía maravillan porque incitan la activa participación de La fugacidad del tiempo y la inevitable partida del la imaginación creadora, actividad en la que se desrealiza la ser amado aparecen de manera sinuosa en algunos versos naturaleza mediante la “ensoñación de palabras”: «Gracias que, como migajas de pan, indican al lector-a que el tiempo a la imaginación […], entramos en el mundo de la de la despedida está cerca. El hablante lírico experimenta la confianza, en el mundo del ser confiante, en el mundo partida de la abuela desde su intimidad de niña-poeta y, al mismo de la ensoñación» (La poética de la ensoñación 29). final del poemario, comprende algo más: que en su poesía – En este sentido, una aproximación desde la fenomenología la que ambas conquistaron juntas–, su abuela pervivirá, de la imaginación consiste, en primera instancia, en meditativo que «[…] no se enfrenta al mundo ni a los objetos, sino que los acoge bajo una lógica sentimental de implicación» (Sánchez 64). El cogito de la ensoñación, explica Bachelard, reintegra al pensamiento analítico la vivencia del tiempo simultáneo, que es a la vez mítico y arquetípico, en la medida que «[…] no separa la razón de la imaginación, sino que las considera como entidades interactuantes de una misma conciencia» (Salazar 7). 2 describir lo que se imagina, antes de lo que se conoce, y en 2 En la ensoñación bachelardiana, se construye un nuevo cogito: “Sueño, luego existo”, el cual se comprende desde un ensueño 7 aunque en un cuerpo de palabras: «Vinieron días y días de colores y movimientos; instantáneas de versos que silencio/ luego de que mi abuela se convirtiera en acompañan la lectura y que aportan a la ensoñación poética mariposa./ Pero llegó la primavera/ y comenzó otra vez/ la que se vive a la par con el hablante lírico. marcha de los caracoles al ritmo de los brotes» (50). Estas Si bien este comentario no pretende analizar la imágenes construyen una doble experiencia del tiempo: uno relación texto-imagen presente en este poemario, no es detenido, en la mirada de la niña-poeta que contempla el posible soslayar la complementariedad entre ambos códigos paso de la vida a través de pequeños instantes de en la construcción del libro como artefacto poético. apreciación estética; otro en fuga, en el devenir inexorable Tonalidades envejecidas, ese amarillo desgastado que que acelera la partida de la abuela. Sin embargo, ese representa el paso del tiempo, la mirada puesta en los transcurrir no es lineal, sino circular, recursivo: «Pasan los recovecos de las cosas. Esta puesta en color evoca ese años,/ y yo no sé dónde se van los días cuando finalmente espacio atesorado de la infancia siempre en contacto con lo se van» (15), porque los días pasados se condensan en un íntimo, cuyo recorrido, aparentemente azaroso, es guiado tiempo personal, intimismo que, de a poco, va encontrando por la abuela (que aparece ilustrada solo en una ocasión, su espacio en el corazón del hablante lírico: su propia junto a la nieta, cuando salen de compras) a veces desde morada interna construida con su propio idioma secreto. cerca, en las labores cotidianas; otras, desde lejos, como un Los versos se despliegan narrativamente, es decir, espectador más: «La recuerdo mirando desde la ventana/ no hay poemas –en el sentido tradicional, con nombres que cómo me internaba en la huerta/ a realizar mi tarea dulce y los distingan– sino una sucesión de relatos poéticos que, preferida:/ Recoger el abrazo del viento./ Guardar entre la como almanaque de imágenes, cuentan una historia propia lana el idioma de la lluvia» (44). del “tiempo de las maravillas”, aquel en que «[…] el sol En lo que respecta a las imágenes poéticas brillaba al alcance de la mano» (46). En permanente diálogo propiamente tales, el poemario se halla traspasado por dos con estas imágenes hechas de palabras –de ese idioma valores que permiten hablar de una poética de la intimidad: secreto que se busca y se descubre a lo largo del poemario–, uno de “protección”, espacios que acogen al hablante lírico se encuentran las ilustraciones de Zuzanna Celej, a través en los inicios de su actividad poética, y otro de “secreto”, de las cuales lo codificado textualmente se transforma en 8 lugares a través de los cuales se descubre ese idioma que le manos vetustas), pero también de objetos cotidianos es revelado en la intimidad de la relación abuela/nieta. (botones, ovillos, pañuelos, mantas), los cuales conforman La morada que protege y que alberga la imaginación una “ensoñación de seguridad” que atraviesa los versos de creadora de la niña se vislumbra en imágenes de formas todos los poemas. Estos materiales y objetos aluden a la concéntricas o que implícitamente hablan de un “habitar guarida, al espacio de lo hogareño, en el cual las interno”, uterino, construido por las manos de su abuela que ensoñaciones líricas de la nieta son arropadas al calor de «[…] eran como nidos tibios» (46). Ovillos de lana, una lumbre arcana, lo que le proporciona la seguridad “huevos de cáscara azulada” (15), nidos de pájaros, necesaria para la exploración poética. pañuelos, botones, tazas con plantas, frutos como castañas y Por su parte, el hogar recóndito, que se oculta y que moras, flores como la magnolia, “una estrella guardada en se concibe como secreto es creado a través del idioma el bolsillo” (29); todas ellas imágenes de una morada suave encerrado en la caja de galletas heredado. «Quería un y caliente, imágenes del nido que, de acuerdo a Bachelard, idioma/ para nombrar nuestros recuerdos./ Un idioma «[…] nos lleva otra vez a nuestra infancia, a una infancia. A secreto con palabras de pájaros y colmenas./ Un idioma de las infancias que deberíamos haber tenido» (La poética del higos» (50), afirma el hablante lírico en referencia constante espacio 127). a su abuela, a quien describe como alguien que guardaba El nido es un refugio, es germen de bienestar, dentro “todo en pañuelos/ botones,/ llaves” (16), que solo “leyó un del cual es posible acurrucarse y dejarse adormecer por los único libro en su vida” (23) y que era tejedora de recuerdos, arrullos. En el poemario, el hablante lírico recurre a estas los que guardaba “entre la lana el idioma secreto de la imágenes cada vez que recuerda las labores realizadas junto lluvia” (44). Sus manos son moradas que protegen, pero a la abuela. El ser-habitar de la voz poética se encuentra en también guardan secretos, los que son entregados en una esas manos queridas que la protegen de la hostilidad del caja que solo para ellas, abuela y nieta, tiene un significado mundo exterior y resguardan ese frágil espacio íntimo que profundo. Las galletas representan la preocupación por los comienza a construirse durante ese año. Este primer valor detalles. Un tesoro oculto en la harina, encerrado en la caja; del espacio existencial es a la vez frágil y resistente. Está una intimidad que se esconde y solo se comparte con quien hecho de materiales tibios (como la lana y la calidez de ha aprendido el idioma secreto: la llave para abrirlo. En los 9 cofres, afirma Bacherlard, se encuentran las “cosas los manzanos y de las higueras. También del idioma de las inolvidables”, «[…] el pasado, el presente y el futuro se hormigas, de los botones, de los animales que cruzan el hallan condensados allí […], el cofrecillo es la memoria de jardín. Insectos, objetos y animales que en otros poemarios lo inmemorial» (La poética del espacio 118-119). El legado de Ferrada cobran vida a través de otras imágenes poéticas de la abuela es doble: manos como nido para que la nieta que evocan la brevedad, lo diminuto, lo casual, lo eterno. descubra su mundo interno bajo una protección cariñosa; Una poética de lo íntimo siempre se esconde. En el manos como cofre, que guardan el tesoro más preciado: el poemario, el traspaso se hace de abuela a nieta, saber lenguaje secreto de las cosas, la poesía. femenino que se transmite en la complicidad de ese idioma La caja de galletas, que mantiene la calidez del secreto. Al padre solo le borda «[…] una pequeña contacto con lo íntimo, es un cosmos desde el cual brotan, explicación de la vida./ Llegas al mundo un día./ Te como semillas o migajas de pan (imagen recurrente en el abrigarán las flores y los pájaros» (34); en cambio, a la poemario y que es reforzado por las ilustraciones a través nieta le entrega toda su sabiduría oculta, en sus manos como de los dientes de león esparcidos por el viento), tesoros que nidos en las que veía «[…] aparecer las cosas/ como si desean permanecer sin ser nombrados, cobijados en el fueran pequeños cometas/ que se apresuraban a brillar interior de la mente infantil, protegidos del adulto que todo frente a mis ojos» (16). Manos hacendosas, benefactoras, lo cambia y malinterpreta. En una ocasión, el hablante lírico dadoras de vida, cuidadoras de tesoros. A la polisemia de relata sus primeros intentos de inventar su idioma secreto las manos de la abuela habría que agregar la dialéctica durante una noche fría y de fuerte viento: «Fue el invierno bachelardiana entre el adentro y el afuera. Manos como más frío de la década./ Vinieron días y días de regaños, puertas que se abren y se cierran, que protegen y ocultan a aspirinas y paños fríos/. Pero en medio de la fiebre,/ las la vez que impulsan a descubrir el mundo y develan. Manos palabras volaron una a una de la mesa/ y se fueron a vivir entreabiertas: «[…] ¿hacia quién se abren las puertas? ¿Se junto a los pájaros» (18). La enfermedad producto de la abren para el mundo de los hombres o para el mundo de la desobediencia soledad?» (La poética del espacio 263). se transforma en otra instancia de aprendizaje: la imaginación, representada en los pájaros, En el poemario, la respuesta a tales interrogantes es vuela en búsqueda del idioma de la lluvia, de los vientos, de ambigua: por un lado, se abren las puertas a una poesía 10 íntima, la cual es compartida con los lectores y lectoras de BIBLIOGRAFÍA los versos; por otro, hay una experiencia única que se Bachelard, Gaston. La poética de la ensoñación. Trad Ida encierra en el corazón de la voz lírica, que se guarda y Vitale. 7ta reimpr. México: FCE, 2014. Impreso. protege como tesoro: el idioma secreto. Como receptores ---. La poética del espacio. Trad. Ernestina de visualizamos sus frutos: imágenes poéticas sostenidas en Champourcín. 9na reimpr. México: FCE, 2006. versos narrativos que evocan recuerdos que podrían ser los Impreso. nuestros. Sin embargo, «No hay un recuerdo igual a otro» Ferrada, María José. El idioma secreto. Ilustr. Zuzanna (33). La intimidad compartida hace eco en quienes leen e Celej. Pontevedra, Italia: Kalandraka Editora, 2013. imaginan, es la infancia de todos y todas, pero a la vez es Impreso. una infancia única: la de la niña-nieta que aprende el Salazar, Luis Carlos. «La fenomenología de la imaginación lenguaje de la vida. Ese idioma secreto no se comparte: y la ensoñación creante en Gastón Bachelard». queda guardado en la caja de galletas dentro de la cual la Synthesis 41 (ene-mar 2007): 1-8. Digital. niña-poeta construyó su habitación en el mundo. http://www.uach.mx/extension_y_difusion/synthesis/ 2008/05/12/gaston.pdf Sánchez, Miguel Ángel. «Bachelard o la metafísica de la imaginación. El pensamiento bifloro». Pensamiento y Cultura 5 (2002): 59-67. Digital. http://pensamientoycultura.unisabana.edu.co/index.ph p/pyc/article/viewFile/1082/1132 11 N° 7 – Año 1 – Julio 2015 EL BUEN SALVAJE CONFIGURACIÓN DEL DEL SIGLO NIÑO XXI: INDÍGENA AYMARA EN MAMIRE, EL ÚLTIMO NIÑO (1996) DE VÍCTOR CARVAJAL CATALINA MUÑOZ MOLINA LICENCIADA EN LETRAS MENCIÓN LITERATURA CATALINAMUNOZMOLINA@GMAIL.COM Carvajal, Víctor. Mamire, el último niño. Ilustr. Eduardo Osorio. Santiago, Chile: Alfaguara, 1996. 112 páginas. 12 EL BUEN SALVAJE DEL SIGLO V XXI: CONFIGURACIÓN DEL NIÑO INDÍGENA AYMARA EN MAMIRE, EL ÚLTIMO NIÑO (1996) íctor Carvajal es un reconocido escritor en el área de literatura infantil chilena, siendo ganador de diversos DE VÍCTOR premios tanto a nivel nacional como internacional1. Se CARVAJAL distingue por una escritura en torno a la corriente del realismo social, retratando en sus novelas la vida de niños, RESUMEN niñas, adolescentes y jóvenes de Latinoamérica. Su obra En Mamire, el último niño (1996) de Víctor Carvajal, se está inspirada en realidades que se ambientan en lugares logra construir discursivamente la imagen del niño aymara marginales o bien en zonas geográficas particulares del país, a través del tópico del buen salvaje. En este comentario relatando en sus tramas temas ecológicos, leyendas y crítico, se realiza una introducción sobre la presencia de saberes populares. esta temática, de manera general, en la literatura infantil En sus novelas realiza un especial tratamiento de las chilena con protagonista indígena y, a partir de ello, se temáticas que se relacionan con las tierras chilenas, examinan qué acciones del protagonista y de algunos particularmente acerca de las problemáticas de diversos personajes permiten edificar un imaginario con respecto a la grupos étnicos del país, asunto que es desarrollado en figura del indígena, figura discursiva que se sustenta a partir Mamire, el último niño (1996), donde el autor construye una del interés y preocupación por el legado cultural y por imagen del indígena aymara que se asemeja al carácter con preceptos el que ha sido desarrollada esta temática dentro del área de ecológicos de los pueblos originarios, particularmente del aymara. la literatura infantil chilena, según lo analizado por Isabel Ibaceta (2010). La investigadora examina la construcción de PALABRAS CLAVES: NARRATIVA INFANTIL CHILENA, la imagen literaria en torno al indígena en la narrativa INDÍGENA AYMARA, BUEN SALVAJE. 1 Galardonado con el Premio Barco de Vapor por Cuentatrapos (1985), Premio Consejo Nacional del Libro y la Lectura por Sakanusoyin: el último cazador de la Tierra del Fuego (1995) y Mamire, el último niño (1997). Incorporado en la Lista de Honor IBBY por Como un salto de campana (1996). 13 chilena para niños y niñas escrita por autores no-indígenas2. temáticas indígenas las que pueden proyectarse en cuatro Para ello, exhibe una selección de textos chilenos con categorías: la ecología, el multiculturalismo, el proceso de temática indígena, considerando elementos ideológicos que preservación y difusión del legado nativo, asuntos presentes construyen una idea de chilenidad a través de los y heredados de la construcción del indígena en la literatura protagonistas, puesto que la edificación de esta figura está para adultos tanto en Latinoamérica como en Chile (28). ligada a un proceso que tiene lugar luego de la dictadura. Ibaceta, además, señala que la narrativa para niños y niñas (2). Ibaceta enfatiza que, si bien el tema de las culturas utiliza estos motivos con el fin de enfatizar el patrimonio nativas en la literatura infantil ha experimentado un gran natural indígena, describiendo árboles, cultivos y plantas aumento durante las últimas dos décadas, el estudio en torno medicinales, a ella ha sido examinado a partir de preceptos históricos y responsabilidad como preocupación por temas ecológicos alusivos a la formación de los autores de las novelas, por lo (57). aspecto que pretende inspirar tanto que no existen investigaciones analíticas que contribuyan al La autora considera que el hecho de que estas desarrollo de esta área de estudio. Lo anterior explica la construcciones culturales y literarias tengan como público a exigua investigación y análisis existente en torno a esta niños y niñas, y no necesariamente a adultos, está temática3. estrechamente relacionado con fines de adoctrinamiento La investigadora contabiliza, a partir de 1990 hasta ideológico en relación con la conformación de conceptos de 2010, una lista de al menos 58 títulos que hacen referencia a identidad. Además, la construcción del “otro” en estas obras literarias intenta producir y mantener el sentido propio de la 2 El estudio realizado por Isabel Ibaceta abarca la literatura de la época postdictatorial (1990-2010); el análisis propuesto dice relación con los discursos que se oponen a la dictadura. 3 Cabe señalar que Isabel Ibaceta ha sido la única chilena en realizar un análisis exhaustivo en torno a esta temática en particular dentro de la literatura infantil escrita en el país. Por su parte, en Bolivia, Isabel Mesa realiza un panorama íntegro sobre la imagen del niño y niña indígena, titulado «La imagen del niño indígena en la Literatura Infantil Sudamericana» (2012), en el que propone un análisis en torno a las novelas escritas sobre este tema. En este contexto, dedica un apartado especial a la imagen del indígena aymara, donde incluye, justamente, la novela de Víctor Carvajal. identidad por medio de asuntos como la memoria histórica y la memoria cultural, considerando que las imágenes en torno al indígena que se han construido intentan inculcar ideas contemporáneas de la identidad nacional, entendiendo esta como una producción discursiva moldeada por elementos políticos, culturales y económicos (29). 14 En este contexto, Ibaceta agrega que el paisaje considerando que el autor escribe desde una perspectiva también forma parte de la construcción discursiva de la externa a la cultura indígena. identidad, interconexión que ha sido estudiada por Bajo el fenómeno de la migración, esta novela psicólogos sociales bajo investigaciones que se han chilena relata la historia de Mamire, pequeño de diez años denominado del que junto a sus padres presencia cómo su pueblo, el valle de emplazamiento dentro de los discursos identitarios permite Aroma –ubicado en el altiplano chileno– se encuentra en explicar por qué surge como temática recurrente en las declive debido al éxodo hacia tierras salitreras. A raíz de obras de literatura infantil chilena con protagonistas ello, Mamire se transforma en el último niño de Aroma, indígena: en estas narraciones, los espacios físicos nativos pues todos los demás ya se habían marchado junto a sus se manifiestan como monumentos naturales que forman padres fuera del pueblo. El mismo futuro le esperaba al parte de la idiosincrasia, constituyendo símbolos que niño, puesto que su padre pretendía lo antes posible representan la base de los grupos originarios, situación que marcharse en busca de mejores condiciones, sin embargo –y puede corroborarse en la novela de Víctor Carvajal4. pese a lo fascinante que parecía la ciudad–, Mamire se place-identity. Esta concentración A partir de lo anterior –del lugar físico y de la resistía a abandonar el pueblo que lo vio crecer y, junto a las idiosincrasia nativa–, Carvajal aproxima la figura del abuelas del pueblo, decide hacer lo posible para que la indígena al tópico del buen salvaje por medio del rescate de última familia joven permanezca en Aroma y siga dando valores espirituales y riquezas físicas de los aymaras, vida al valle que cada día desfallecía un poco más. No características que se contraponen a la civilización, lo que obstante, en el lugar seguía reinando la sabiduría, la bondad evidencia una expresión ideológica a través de la novela, y la pureza de sus habitantes, sumado a la belleza, a la magia y al encanto que brindaba el paisaje natural de Aroma. 4 Con respecto a esta situación, Víctor Carvajal, en Mamire, el último niño, agrega una nota en la que reconoce: «El valle de Aroma no aparece en atlas ni en mapas […]. Y es esta la razón por la cual yo, que nací tan lejos del desierto, me interesé en escribir la historia de Aroma; porque es lejana, misteriosa y existe tan solo en las páginas de este libro» (111). El asunto de la migración no solo conlleva conflictos económicos, sino que evidencia problemáticas sociales y culturales en la relación que se establece entre el indígena 15 aymara y el sujeto citadino en la novela. Lo que realiza quizás más bien curiosamente, Sobre los caníbales, […] Víctor Carvajal resulta llamativo, pues no se concentra en sentó las bases para toda una corriente literaria, filosófica, mostrar cómo es la nueva vida del aymara en el ambiente antropológica y sociológica que podemos reunir con la urbano, sino que logra retratar qué ocurre con el resto del frase: El Noble Salvaje» (Whelan 15). Pese a la distancia pueblo que permanece en Aroma, evidenciando, además, temporal y espacial entre la actualidad y el siglo en que se cómo la ciudad ingresa a este acompañada de tecnología desarrolla esta proposición, aun existen premisas en común que promete aprovechar las riquezas del valle. Las que posibilitan describir la constitución física e inmaterial descripciones que se realizan en torno a este territorio llegan del hombre natural a partir de él. En este sentido, Rousseau al punto de lo poético, demostrando lo maravilloso que es (1762) es enfático en expresar que el estado natural del Aroma y la conexión armoniosa que logra la naturaleza con hombre se traduce en equilibrio y este, a su vez, significa sus habitantes, particularmente con el niño protagonista, desdeñar aquello que necesariamente lleve al estado de quien se rinde ante las bondades de su lugar nativo y civilización, ideas que surgen en la escritura de Carvajal, disfruta de cada rincón, reflejando la benevolencia, la razón por la que puede esbozarse un análisis en torno al tranquilidad y la afabilidad con la que se vive en el tópico del buen salvaje en Mamire, el último niño. altiplano. En la novela, Mamire y su abuela paterna Gregoria A partir de ello, la novela de Carvajal permite se asocian con el fin de proteger y amparar el valle de establecer qué acciones y hechos posibilitan la asimilación Aroma tras el fuerte proceso migratorio. Este aspecto –el de la figura del indígena aymara con el tópico del buen deseo de preservar, contemplar y valorar el lugar de origen– salvaje instaurado desde el siglo XVI. Durante esa época, permite detectar la idealización con que ambos personajes Michel de Montaigne expuso, a modo de defensa, lo injusto son caracterizados: sujetos inocentes que logran apropiarse que significaba calificar de salvaje a aquel que no imitaba del espacio físico nativo que habitan, sumado al tipo de las leyes europeas. En 1580, «[…] sugirió el concepto de relación que establecen con los jóvenes citadinos que llegan una raza de gente que experimentaba con total inocencia su al valle, a quienes reciben con inocencia y nobleza. Estas primera exhibición importante. En un ensayo titulado, cualidades son las que permiten aproximar a estos 16 personajes al buen salvaje: por una parte, la anciana encarna En la actualidad, concebir al indígena bajo la la necesidad de recuperar el interés por el lugar de origen y consigna del buen salvaje pareciera ser atemporal, por la espiritualidad que entrega el valle de Aroma, así considerando que es una noción antigua que surge en el como también la representación del rescate de valores como siglo XVI, sumado a la implementación de políticas la piedad y la bondad; por otra, Mamire simboliza una públicas que pretenden igualar las condiciones de vida de visión un tanto utópica de aquel niño que no necesita los pueblos originarios con respecto a lugares masivos de corromperse por lo urbano, sino más bien es apasionado por emplazamiento como la ciudad, por ejemplo. Sin embargo, su entorno natural, sintiéndose dichoso y adulando la construcción literaria que se hace del indígena –en este constantemente elementos nativos como los cerros, las caso del aymara– no dista de las premisas estudiadas por estrellas y las aguas: autores como Michel de Montaigne y Jean-Jacques Rousseau, las que, principalmente, refieren al estado de Pero si aquellos niños tuvieran ojos para el naturaleza del ser humano: disperso entre los animales, desierto, como alguna vez los tuvieron sus vagando por los senderos, carente de industria, pocas padres, verían lo mismo que Mamire: la sal de la pasiones, sociable en actividades colectivas y virtuoso: pampa llena de reflejos, las piedras que cambian justo, íntegro, sano y piadoso. de forma bajo la noche, la brisa que traslada Pese a que Mamire y Gregoria contrastan en asuntos cristales con sus dedos invisibles, los ojos generacionales, considerando que el primero es un niño y su brillantes de los roedores nocturnos en sus abuela –tal como ella misma lo admite– se encuentra en la correrías de cada luna. Mamire pensó que en última etapa de su vida, responden íntegramente a la lugar de pasarse el día con la vista hundida en inocencia con la que se caracteriza al buen salvaje, puesto aquellos cuarzos mágicos, era más hermoso que, tal como lo expresa Ariel Dorfman, «[…] el buen dirigir la mirada a las estrellas para verlas natural constituye el sustrato indiferenciado, perpetuo, el resplandecer en el vasto firmamento, profundo y principio y fin de los tiempos, el paraíso original y el cielo sereno (Carvajal 78). último, la fuente de bondad, paciencia, alegría e inocencia» 17 (66). Estos dos personajes surgen como el contrario al padre cuando en su territorio nativo posee todo lo necesario para de Mamire, personaje que ve en la ciudad la única ser feliz y pleno: «Los arominos que se marcharon del valle posibilidad de progreso, considerando que en su tierra aprendieron rápidamente a conocer el valor del dinero. Con nativa ya no encuentra lo necesario para ascender y así lo idéntica celeridad, comenzaron a menospreciar labores que manifiesta directamente: «Rechazar la moderna ciudad por no eran debidamente remuneradas. En el pasado quedó la un cuartucho repleto de objetos viejos, conservados como vieja y sabia costumbre de ser generosos y bien dispuestos reliquias y que no serían más que cachureos, le pareció una para regalar a los demás el tiempo libre de cada cual» (12). insensatez, una necedad, y se molestó de que sus viejos Sumado a lo anterior, las ancianas figuran como desearan para él un destino tan oscuro y limitado» (29). aliadas de Mamire, puesto que ambos poseen la inocencia A diferencia del desinterés del padre de Mamire con que caracteriza al buen salvaje, ya que, tal como señala respecto a su lugar de origen y al modo imponente en cómo Michel de Montaigne, «No combaten por conquistar nuevas describe el espacio citadino, su hijo Mamire y su madre tierras, pues gozan todavía de esa felicidad natural que les Gregoria abogan por la maravillosa naturaleza y la abastece de todo lo necesario sin trabajo ni esfuerzo y en espiritualidad que entrega el valle, la que no encontrarán en abundancia tal que no necesitan para nada aumentar sus ningún otro lugar, aspecto que Gregoria expresa: «[…] ellos límites. Aún están en ese mundo feliz en que solo necesitan no sabían que así empobrecían; que al marcharse del valle lo que sus necesidades naturales exigen, todo lo demás es más era lo perdido que lo por ganar. Pero las nuevas para ellos superfluo» (273). Esta última frase es generaciones solo tienen oídos para los cantos de la significativa para comprender el valor que la sociedad modernidad, desoyendo la voz frágil y gastada de los que atribuye a un “modelo indígena”: aquel sujeto que es más saben, de aquellos por cuyas vidas el tiempo no ha respetable por el hecho de no abandonar el territorio nativo, pasado en vano: los abuelos» (84). Es decir, a través del rechazando entrar en la naciente civilización. personaje de las abuelas, encabezadas por Gregoria, se Sin embargo, esta idealización del indígena contrasta realiza una constante crítica a quien abandona su lugar de con lo manifestado en la novela, puesto que el aymara, procedencia con el fin de prosperar económicamente, aun inevitablemente, se relaciona con el ambiente urbano y debe 18 enfrentarse a los proyectos científicos que pretenden excluidos de la sociedad hegemónica, por lo que la reciben modificar el ambiente nativo para obtener mayor provecho con gentileza pese a lo amenazante que resulta la situación. de la materia prima natural, por ejemplo. Es decir, cuando Con respecto a esto, Rousseau ya había manifestado con se piensa, respecto al buen salvaje que «[…] se hacía indispensable principalmente, en el rescate de su cultura como un asunto sacrificar una parte de su libertad para la conservación de la emblemático para el país, no obstante, es la misma otra, como un herido se hace amputar el brazo para salvar el civilización, como espacio cultural hegemónico, la que resto del cuerpo» (72). construye socialmente al indígena se termina por invadir su propia riqueza autóctona. Lo desapacible e imponente de la ciudad, que poco a Con respecto a esta última idea, en la novela existe poco invadía las tierras aymaras, contrasta con lo reposado demonización atribuyéndole y benévolo que caracteriza a los arominos, aspecto que se características que refieren al consumismo y al abuso manifiesta en cómo se configura a Mamire, quien, como ya tecnológico: «Por el valle se internó un día la interminable se mencionó, posee conductas que lo acercan al buen hilera herramientas, salvaje: la inocencia inherente de un niño, el valor que arracimados en máquinas blindadas que con motores otorga a la sabiduría que le entregan sus mayores, la amenazantes remecieron hasta las rocas del paraje. Aquellos realización de actividades que lo relacionan con los hombres levantaron a su paso una polvareda que ocultó el animales y con su entorno natural, sumado a la adoración sol por varios días consecutivos» (11). Pese a que los que expresa por el valle. Por una parte, se atribuye al niño habitantes que permanecían en el valle de Aroma – condiciones propias de la infancia, tiempo en el que, según exceptuando pretendían Rousseau, no asimila directamente las restricciones sociales involucrarse con la civilización, se ven obligados a hacerlo, a las que se enfrenta. Tal como lo plantea Sandra del Peral pues no son ellos los que se dirigen a la ciudad, sino que es en torno a Emilio o de la Educación, el niño «[…] no sufrirá esta la que llega hasta el valle. A pesar de que esta la coerción de las convenciones meramente sociales. Estas circunstancia resulta una amenaza para la vida natural de los pesarán sobre él cuando sea un hombre, pero para entonces habitantes, la perciben como la única posibilidad de no ser su bondad natural se habrá desarrollado, y aunque tenga que una de de afuerinos, al padre la ciudad, apertrechados de de Mamire– no 19 vivir en una sociedad corrompida, no dejará que esta le principalmente ecológicas y del cuidado medioambiental corrompa a él. Será el salvaje que pueda vivir en la ciudad» como fuente de conservación cultural. (70). Por otra parte, es presentado como un niño considerado, sensato, amable, honesto, piadoso Recuperar y amparar las diferentes culturas del país y es el principal motivo por el cual se ha pretendido incluir al bondadoso, que siente fortuna por pertenecer al valle y, a indígena dentro de los proyectos nacionales, aspecto que diferencia de los demás niños que emigraron a la ciudad, no está evidenciado en la novela, en la medida que se retratan siente una atracción desmesurada por conocer los adelantos ceremonias y costumbres autóctonas como un aspecto de la urbanidad: «¿Qué magia poseían aquellos juguetes que memorial de privilegio para la sociedad, mostrando que el atrapaban tan intensamente la atención? ¿Juguetes que valor que se les atribuye como pueblos indígenas se impedían levantar la vista para disfrutar de las bellezas del construye a partir de esas características. Este aspecto se valle? Estos hijos de los hijos del Aroma no se divertían con contradice con otra área desarrollada en la novela: el hecho los festejos tradicionales; tampoco se deleitaban admirando de cómo la ciudad se introduce en el pueblo a través de una el lugar donde nacieron sus padres» (70). invasión Hablar del buen salvaje hoy, considerando la cultural, relegando la autonomía natural supuestamente valorada de los pueblos originarios. antigüedad que posee el desarrollo y el estudio del término, En definitiva, la realidad del indígena se cimienta podría resultar anacrónico, no obstante, muchas de las bajo un modelo que refiere a la vida en armonía con la proposiciones en torno a esta figura siguen presentes a la naturaleza, estilo que es propio de los pueblos originarios, hora de construir al niño –en este caso, aymara– en el texto provocando un “Edenismo social y ecológico” (Whelan 7) a de Víctor Carvajal. Gran parte de la trama de la novela está través de la idealización tanto de los territorios autóctonos amparada bajos preceptos que buscan proteger y valorar el como del indígena, situación reflejada en la novela de territorio indígena, temática vigente cuando se habla desde Carvajal. La interrogante sobre si la civilización es algo un espacio hegemónico, asunto que permite proponer una beneficioso o nocivo para el ser humano ha sido el principal idea de un buen salvaje del siglo XXI a partir de nociones centro de debate de la cultura occidental, discusión que está planteada en el texto de Víctor Carvajal a través de la 20 caracterización del territorio indígena en contraposición al infantil chilena su imagen esté ligada en gran medida a ambiente urbano, el que es juzgado, evidenciando una elementos de carácter físicos, geográficos y ecológicos. inclinación sobre una de las dos partes, considerando que «En el buen salvaje van a ser plasmadas todas aquellas virtudes sociales que son el contrapunto de la sociedad civilizada» (González 7). La novela configura al indígena aymara a través de una temática que posibilita acceder a discursos hegemónicos que atraviesan al infante y que se vislumbran en cómo se construyen las relaciones que el protagonista establece con su entorno natural y social, ámbitos que, al integrarse entre sí, permiten edificar un imaginario indígena que, singularmente, está fabricado desde espacios y por sujetos no-indígenas, lo que parece un tanto conservador, pues se remite a una visión tradicional acerca de esta problemática: la caracterización del indígena aymara como símbolo de la prosperidad cultural. Lo anterior está vinculado directamente con asuntos identitarios que se fundan en un emplazamiento diferente al autóctono, dentro del cual el pueblo aymara –y el indígena en general– simboliza una especie de monumento cultural y natural que aporta a la construcción de una supuesta idiosincrasia nacional; de ahí que dentro de la literatura 21 BIBLIOGRAFÍA Carvajal, Víctor. Mamire, el último niño. Ilustr. Eduardo Montaigne, Michel de. Ensayos de Montaigne seguidos de Osorio. Santiago, Chile: Alfaguara, 1996. Impreso. todas sus cartas conocidas hasta el día. Trad. C. Dorfman, Ariel. Ensayos quemados en Chile: inocencia y Román y Salamero. París: Editorial Garnier neocolonialismo. Buenos Aires, Argentina: Ediciones Hermanos, 1912. Digital. de La Flor, 1974. Digital. http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcq http://www.blest.eu/biblio/dorfman/index.html z259 González, José. «El buen salvaje de Rousseau. Inflexión de Peral, Sandra del. «Rousseau y el Buen Salvaje». Aldadis, la antropología y de la estética». Gazeta de Revista de Educación 7 (2005): 69-70. Digital. Antropología 5.3 (1987): 1-10. Digital. http://www.aldadis.net/revista7/documentos/sandra05. http://www.ugr.es/~pwlac/G05_03JoseAntonio_Gonz pdf alez_Alcantud.pdf Rousseau, Jean-Jacques. Emilio o de la educación. 21ra ed. Ibaceta, Isabel. «Ideology and National Identity in Chilean Trad. W. Boyd. México: Porrúa, 2012. Impreso. Children’s Literature: Literary Characterizations of Whelan, Robert. Indómito en los bosques. El mito del buen Indigenous Cultures in Chilean Children’s Narratives salvaje en el ecologismo. Trad. Helene Kammel. from 1990 to 2010». MA Diss. University of Santiago, Chile: Nuevo Extremo, 1999. Impreso. Roehampton, 2010. Impreso. 22 PERFILES COLABORADORES-AS UMBRAL N° 7 – AÑO 1 – JULIO 2015 CLAUDIA ANDRADE ECCHIO © Doctora en Literatura Chilena e Hispanoamericana de la Universidad de Chile. Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica, con mención en Literatura, y Magíster en Literatura, con mención en Teoría Literaria, de la misma universidad. En la actualidad, es docente del Diplomado de Literatura Infantil y Juvenil: Teoría, Edición y Creación del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago. Junto a Camila Valenzuela León (académica, escritora e integrante de CiEL Chile), ha gestionado e impartido Talleres de narrativa para adolescentes y jóvenes. Es, además, integrante de CiEL Chile, Centro de Investigación y Estudios Literarios: discursos para infancia, adolescencia y juventud. CATALINA MUÑOZ MOLINA Licenciada en Letras con mención en Literatura de la Universidad Andrés Bello. Sus investigaciones y estudios literarios se relacionan con la literatura chilena para infancia, analizando la figura del indígena en novelas de autores nacionales. Con respecto a ello, realizó su tesis de licenciatura titulada “La construcción del cuerpo aymara en la literatura infantil chilena: El buen salvaje y el paternalismo en Mamire, el último niño de Víctor Carvajal y La historia de Manú de Ana María del Río”. Actualmente es estudiante del programa de la Licenciatura y Pedagogía de Educación Media con mención en Lenguaje y Comunicación de la Universidad de Chile. 23 Umbral –de publicación mensual– es una colección de propuestas críticas en torno a textos narrativos, poéticos u otros, tanto chilenos como latinoamericanos, que han sido destinados para niños-as, adolescentes y jóvenes. Nuestra finalidad con esta publicación es crear una instancia de reflexión y diálogo multidisciplinario, abierto tanto a la comunidad académica como al público en general. 24