COLINAS DE VELCRO Se podrían usar muchos adjetivos para calificar esta zona de Asia, tal vez inhóspito sea el más acertado para un occidental, acostumbrado a unas infraestructuras y a una calidad de vida infinitamente superior. En la antigüedad el territorio que ahora ocupa este país se llamó Ariana y formó parte, entre otros, del Imperio Persa. Antes de convertirse al Islam con la llegada de los árabes, abrazó la religión budista. Durante el esplendor Islámico en los siglos IX-XI surgieron numerosas ciudades muy pobladas y prósperas a lo largo de la ruta de la seda, aportando grandes figuras en todas las ramas de la ciencia. Las luchas por el poder provocaron la caída de varias dinastías hasta el siglo XIII, momento en el que empieza la invasión de los mongoles. Numerosas ciudades son arrasadas, la economía y la población son destrozadas aumentándose de forma exponencial la nomadización. El poder iría pasando de unas manos a otras en continuas luchas internas, estableciéndose el actual Estado a mediados del s. XVIII. Casi un siglo más tarde comenzaría la influencia británica hasta que se consiguió la independencia, en la guerra contra Reino Unido, el 19 de agosto de 1919. Poco más de 50 años duró la estabilidad de la monarquía, en 1973 un golpe de estado proclamó la República y cinco años más tarde un gobierno comunista cogió las riendas del país. La entrada en acción de la Unión Soviética vino provocada por la incapacidad de acabar con la guerrilla islámica, hecho que finalizó en 1989 por las ayudas externas que, principalmente U.S.A. en un error monumental, ofrecieron a los grupos que conformaban la resistencia, bien con apoyo económico, bien con armamento antiaéreo y contra carro. Acto seguido el país se sumió en una guerra civil que terminaría en 1996 con la entrada de los talibán en Kabul. Un país deprimido por las continuas guerras, con un tejido económico prácticamente inexistente era idóneo para instaurar un régimen medieval, salvaje y atroz, al que poca respuesta cabía por una oposición inexistente. Como con todos los gobiernos radicales, totalitarios y por supuesto islámicos, la cultura se lleva una de las peores partes. Las universidades y escuelas solo tienen dos caminos, el cierre o la sumisión a la Sharia. La única materia digna de estudiar es el Corán y sus enseñanzas dirigidas desde el punto de vista más radical. Las detenciones simplemente por afeitarse la barba están a la orden del día. La denigración más absoluta de la mujer en todos los sentidos llega a su punto más alto, relegándola a un plano casi inexistente sin derecho a la educación y en su mayoría incluso a la atención médica. El proteccionismo al terrorismo con campos de entrenamiento y por supuesto con personal ni se oculta. En fin, lo más parecido en nuestra historia podría ser la Santa Inquisición, no es incorrecto afirmar que esta cultura radical se encuentra sumergida en pleno Medievo europeo, no ha avanzado ni un ápice desde sus orígenes y sigue teniendo las mismas metas, o todos como yo o muertos, pero con más medios técnicos a su alcance para hacer mucho más daño en menos tiempo. Este radicalismo supuso al mismo tiempo el principio de su fin, la caída de las torres gemelas en Nueva York y su proteccionismo a Al-Qaeda provocaron la invasión del país por tropas de una coalición internacional, principalmente U.S.A.-U.K, y la caída del régimen talibán en el 2001. Instaurado un gobierno afín a la coalición, las Naciones Unidas autorizaron la creación de una fuerza de la OTAN para la asistencia al gobierno del presidente Karzai. Desde el 5 de febrero de 2009 las “colinas de velcro”, Afganistán, es protectorado de la OTAN. Y aquí estamos, como casi siempre, occidente en coalición utilizando medias tintas para solucionar un conflicto que pese a quien pese sin un uso de la fuerza decidido y apoyado con la construcción de todo tipo de infraestructuras está abocado a prolongarse en el infinito y por lo tanto al fracaso. Debido a esas medias tintas el país probablemente más criticado - y no pocas veces sin razón- mantiene, aparte del personal de la coalición, la operación Endurance Freedom destinada a acabar con los talibanes allá donde se encuentren dando como resultado los ataques en el sur del país así como incluso dentro de Pakistán, en los santuarios del terrorismo. Ahora las noticias dejan llegar un mensaje claro, no se finalizará sin el aplastamiento total de los talibanes, el presidente ruso ha autorizado a cruzar por su territorio a las nuevas fuerzas que Obama retira de Iraq y envía a Afganistán. No deja de ser curioso que los directamente perjudicados por U.S.A. cuando ellos estaban casi en la misma situación ahora colaboren, parecen vencidas definitivamente las antiguas rencillas y la lucha por la influencia en los países de la Europa del Este ha pasado a segundo plano. Pero la política siempre será igual de mezquina y lo que hoy es, mañana veremos. Estados Unidos tiene una larga y variada historia que nos hace dudar de esto, no son pocos los países en los que se han buscado salidas por la puerta de atrás cuando políticamente no interesaba. Afganistán puede y probablemente será uno de ellos. Después de la campaña, políticamente dirigida por intereses claramente electorales, del “NO A LA GUERRA” y la posterior manipulación por la Oposición de los atentados del 11M, ésta llega al Gobierno de España. El transcurso de los hechos es sabido por la mayoría de la población aunque a algunos no les interesa la verdad, España no entró en guerra en Iraq y solo prestó un apoyo menor, aunque en ocasiones se vieran involucrados en alguna acción, no obstante quién puede estar en contra de un lema así, nadie quiere la guerra. Sin embargo es curioso que todas las voces destacadas, más que nada por su pertenencia al mundo del espectáculo, no se dejaron oir cuando en realidad España si participó en una guerra en la que se bombardearon objetivos por parte de la Fuerza Aérea Española. Tampoco se oyeron cuando Iraq masacraba a los kurdos utilizando armamento de todo tipo. De igual manera no se oyen ahora, en las “colinas de velcro” según el Gobierno y por supuesto el resto de sus seguidores, no se está en guerra, solo es ayuda humanitaria y reconstrucción. Cualquier encontronazo en el que nos vemos involucrados es mejor callarlo, no conviene a este Gobierno –ni a cualquier otro- que la población sepa realmente en que se está metido, y después de las salidas sin contemplaciones de Iraq y Kosovo ahora no hay margen de movimiento y hay que plegarse a todas las peticiones que nos hagan nuestros aliados. Sin ir más lejos, para saltarse las propias normas impuestas, se anuncia en el Congreso de los Diputados que el número de tropas españolas autorizadas para realizar misiones en el exterior variará según la operatividad de cada momento, dando carpetazo a sus propias exigencias de que el número de tropas en el exterior fueran aprobadas por dicha Cámara, no obstante como nos consideran prácticamente idiotas harán el paripé de llevar la propuesta al Congreso sin hablar con el resto de grupos. El talante de nuestros políticos, ya sean de un partido o de otro, es así. Da igual lo que se esté jugando España en ese momento, si es una buena causa o no, si hay que apoyar a nuestros aliados naturales o no, lo primero a tener en cuenta es el número de votos que les permitirá seguir en el poder, incluso haciendo mal a sabiendas, y eso en la Justicia se llama prevaricación. Bien podríamos llamar a nuestro régimen democrático “falsa democracia”, en la que al final no existen alternativas y has de elegir entre rosa o azul, en la que votas a un partido sin mirar más que los dos o a lo sumo tres primeros nombres de la lista y no sabes nada del resto. Esta es la democracia que queremos vender en países como este, llenos de corrupción a todos los niveles, con numerosos señores de la guerra, narcotraficantes y terroristas, con un nivel de alfabetización precario y probablemente el tercer país más pobre del planeta, con cargos en la vida pública que hace unas semanas eran delincuentes. Un verdadero desastre político que las naciones presentes permiten por ser un mal menor. Para que la gente pueda discernir sobre qué programa, medidas o partido votar necesita en primer lugar tener un poco de cultura básica y sobre todo no estar acuciado por el hambre y la miseria porque de esta manera poco les importarán las elecciones, al fin y al cabo llevan varias décadas de guerra continua y poco o nada les han mejorado los políticos, dejando zonas extensas de la mano de Alá sin invertir un solo afgani. Es triste comprobar cuando te vas adentrando en terreno rural como la miseria se hace dueña de la situación, caminos intransitables por los que vas encontrando pueblos abandonados o ruinas, aldeas más propias de encontrar en el s.I a.C., parecidas a lo que podía ser el Belén de la época. Sin tendidos eléctricos y por supuesto sin agua corriente, salvo un pozo con bomba de agua manual al estilo del Lejano Oeste. Nómadas con sus jaimas negras y rebaños de ovejas, cabras o/y dromedarios. Economía basada principalmente en el cereal y el ganado ovino no es de extrañar que el cultivo del opio sea altamente rentable para la población y sobre todo para narcos y señores de la guerra que defienden a toda costa las cosechas, colocando minas y trampas explosivas en los caminos que conducen a sus zonas e incluso enfrentándose a cualquier tipo de tropas que por sus dominios quieran pasar. Cosechas que sirven a su vez para la compra de armamento y la financiación de todos los grupos incluidos los talibanes. Talibanes que por otra parte casi erradicaron ese cultivo cuando ya tenían el poder asegurado. Muchas voces aconsejan permitir, de momento, esos campos de opio hasta que puedan tener una alternativa viable de subsistencia. ¿Realmente piensan los defensores de esta idea en las vidas que esos cultivos están costando? Probablemente si se tuvieran que jugar la vida cambiarían rápidamente de opinión. Nadie dice que sea fácil erradicar dichos cultivos pero es mucho más complicado ver día tras día que no se avanza un ápice en este sentido. Con un plan firme y contundente apoyado por la Fuerza Aérea se podrían arrasar hectáreas de cultivo de forma casi inmediata, cortando la financiación de los grupos radicales y de los narcos asentados en ellas. Sin olvidarnos naturalmente que a la población que subsiste de dichos campos hay que prestarle una ayuda inmediata en todos los sentidos para paliar al máximo nivel posible los daños colaterales que estos ataques producirían en ellos. Las soluciones a problemas enquistados en este territorio nunca serán fáciles, pero no se pueden descartar ideas cuando se llevan tantos años sin avances significativos, a no ser que a la política del momento le interesen determinadas situaciones. Mientras tanto aquí estaremos, porque una cosa si es cierta, si los radicales que vienen de distintas zonas del mundo islámico están entretenidos en estas tierras, luchando por sus creencias absurdas en algunos casos y en otros como simples mercenarios camuflados, no estarán pensando y actuando en nuestra tierra. Siempre será mejor que se fijen en unos pocos que estamos lejos de donde puedan provocar daños mayores a la población civil. Ahora mismo, ya se están detectando cambios en las técnicas y procedimientos de la insurgencia para infligir más daño. Ya empiezan a contar con algún armamento antiaéreo y armas de nueva generación, hasta hace muy poco solo disponían de material viejo y en mal estado, incluso ya disponen de gente que les está dando formación para su uso. Comienzan a reclutar mujeres –de unos 16 años-para que se inmolen, hecho insólito hasta ahora, lamentablemente no dentro de mucho tiempo tendremos las primeras noticias de ellas. Todos estos cambios exigen por parte de la coalición un mayor esfuerzo y necesariamente replantearse determinadas estrategias, es hora de decidir por parte de determinados Gobiernos si se quiere ir a por ellos con todas sus consecuencias o seguir permitiendo que las tropas sigan siendo los “muñecos del pim pam pum” de feria que solo pueden responder a los ataques. Lo políticamente correcto tiene que ser para los políticos, en la zona de operaciones estamos en guerra y no se puede permitir que pasemos al lado de un grupo de talibanes, insurgentes o clanes tribales sin hacer nada porque no nos han disparado antes. Una guerra del s. XXI que no se libra con grandes invasiones, se gana con pequeñas operaciones puntuales gracias a la información y la tecnología, se gana no permitiendo la corrupción en los cargos públicos que tienen la obligación de proteger al pueblo, ajeno a las guerras entre políticos. Y por supuesto ganándote a la población, haciéndole ver que no volverán de nuevo al poder la gente que de nuevo les aterrorizará con sus represiones, que desaparezca el miedo y germine el desarrollo de manera que mejoren algo sus vidas. Pero los afganos serán analfabetos y muchas cosas más pero no tontos, a lo largo de su historia han sufrido probablemente más que cualquier otro país de su alrededor y saben que tarde o temprano las fuerzas internacionales se irán y no tienen muy claro que esto sea cuando el país esté en buenas manos y no haya una vuelta atrás. En Europa ya se están empezando a oir voces como “hay que replantearse nuestra situación”, “5 años es un plazo lógico para salir de Afganistán”, etc. Actualmente el enemigo natural de Occidente, Al-Qaeda, ya no se encuentra en este territorio. Enfermos de la religión más peligrosa de hoy en día hay muchos, pero este país se invadió por dar cobijo a los autores intelectuales de la masacre del 11-S y negarse a entregarlos. Es muy posible que yo me equivoque, ojalá me equivoque, pero esa será la excusa que se utilizará para salir de aquí. El Imperio dirá “misión cumplida” y los talibanes “derrotamos al ejército Rojo y ahora hemos echado a los infieles de nuestro territorio”. El Gobierno de turno tendrá la responsabilidad y el deber de controlar el país contentando a unos y a otros, tarea casi imposible por las numerosas etnias y la organización prácticamente tribal del campo. Eso será otra historia, pero me temo que esa historia ya se ha vivido en estas colinas una y otra vez. Mientras tanto las corrientes islámicas más radicales se trasladan y crecen a pocos kilómetros de nuestras costas en Argelia, con cifras de muertos que a Occidente parece no preocupar mucho mientras la guerra encubierta que allí se libra la controle un gobierno pro-europeo que siga suministrándonos gas y no nos presione mucho. Sin perder de vista tampoco a Mali, Mauritania y aunque nos parezca mentira a las ciudades de Ceuta, Melilla y alrededores. Las religiones han derrocado Imperios a lo largo de nuestra historia y no podemos ni debemos olvidarnos que los países del norte de Africa están cada día más presionados por las corrientes del Islam más purista y radical. Nunca aprenderemos por más que la historia se repita una y otra vez a lo largo de los siglos, caeremos en la misma piedra tantas veces como nos la pongan por delante y seremos políticamente correctos o nos llamarán racistas, xenófobos e intolerantes. Pero bueno, ya dije antes que probablemente me equivoque. 09/09/09 Herat, Afganistán.