EXPRESIÓN EMOCIONAL Y PERSONALIDAD TIPO C: DIFERENCIAS ENTRE MUJERES CON PATOLOGÍA MAMARIA MALIGNA, BENIGNA Y NORMALES (1) (2) Julia Sebastian Herranz, Nuria Mateos de la Calle y Mª Jose Bueno Casas. Dpto. de Psicología Biológica y de la Salud. Facultad de Psicología Universidad Autónoma de Madrid. ---------------(1) Esta investigación ha sido realizada gracias al proyecto financiado por la DGICyT (PB92-0025) del Ministerio de Educación y Ciencia. (2) Agradecemos muy especialmente al Dr. Calero (Jefe del Servicio de Oncología) y al Dr. Usandizaga (Jefe del Dpto. de Obstetricia y Ginecología), y a los Drs. Sánchez, Gomez-Pastrana, Inocente y a la Dra. Ramón del Hospital la Paz su colaboración prestada junto a su equipo de enfermeras; así como a la Dra. Iribas (Clínica Fortuny) y al Dr. Pérez, y Dras. Segarra y San Segundo (Centro Nacional de Prevención de Enfermedades de la Mama y Oncoginecológicas de la Compañía Telefónica Nacional de España) y a la Dra. Fernández-Ballesteros (U.A.M.) por la ayuda recibida para la realización de esta investigación. 1 Resumen La idea de que puede existir un tipo de personalidad propensa al cáncer o "personalidad tipo C" ha sido recogida en numerosos estudios. Aunque hasta ahora no contamos con datos que nos señalen claramente las características de la personalidad tipo C, sí podemos señalar algunas de ellas como la falta de expresión de emociones negativas, estilos represivos de afrontamiento, desamparo y desesperanza, situaciones estresantes, ciertos rasgos de personalidad, etc., que han sido ampliamente revisadas en el artículo. De todas ellas, la inhibición en la expresión de emociones negativas ha sido la caracteristica que más consistentemente ha sido recogida en la literatura. Precisamente nuestro trabajo tiene por objeto estudiar este punto. A una muestra de 504 mujeres que habían ido a consulta o revisión mamaria en diversos centros médicos, se les administró La escala de Racionalidad/Defensividad Emocional (R/ED) y la escala de Necesiad de Armonia (N/H), ambas desarrolladas por Spielberger a partir de los trabajos de Grossarth-Maticek y col. La recogida de datos se realizó antes de que las pacientes supieran su diagnóstico. Posteriormente, fueron comparados los grupos con patología benigna, mamas normales y los nuevos casos diagnosticados de cáncer de mama. Los datos muestran que las pacientes con cáncer de mama obtuvieronn puntuaciones más altas en ambas escalas, lo cual apoya la idea de que las mujeres con cáncer de mama inhiben la expresión de emociones negativas en sus relaciónes interpersonales, utilizando la racionalización, y son capaces de renunciar a sus propias deseos y necesidades con el fin de lograr relaciónes armoniosas con su entorno. Por lo tanto, existe evidencia suficiente para pensar que los estudios psicológicos y psicobiológicos puedan ser útiles en las investigaciones sobre el cáncer. Palabras clave: Personalidad tipo C, supresión emocional, racionalidad, antiemocionalidad, necesidad de armonía, factores psicológicos en el cáncer de mama. Abstract 2 The idea of a cáncer-prone personality or "type C personality" has been raised in numerous studies. Although no clear personality type has emerged from this research, some characteristics has been reported as reppression of negative emotions, coping repressive styles, helpleness-hopelessness, stressful situations, traits of personality, etc. This characteristics had been broader revised in the article. The inability to express negative emotions has been reported consistently in the literature. The present study was designed to obtain information about this question. The Rationality/Emotional Defensiveness (R/ED) and Need for Harmony (N/H) Scales developed by Spielberger, from the studies of Grossarth-Maticek, were administered to 504 women whom was examined for breast cáncer screening. It was administered prior to knowledge of the diagnosis. Newly detected breast cáncer cases were compared to healthy and benign control groups on this two scales. Women with breast cáncer had substancially higher scores than others groups in the two scales. The data supported the hypothesis that the breast cáncer patient did not express negative emotions in interpersonnal relationships (Rationality) and they are willing to renounce to your needs and desires in order to have harmonious relationships with other. Therefore, there is evidence that psychological and psychobiological studies can make a useful contribution to cáncer research. Keywords: Type C personality, emotional supression, rationality, antiemotionality, need for harmony, psychosocial factors in breast cáncer. 3 Aunque en la antigüedad se asumían las relaciones existentes entre diversos rasgos del carácter y la aparición de algún tipo de enfermedad (Mettler y Mettler, 1947), en nuestra época -y más concretamente desde principios de sigloal ámbito científico le ha resultado difícil establecer una posible relación entre los aspectos biológico y psicológico, desgajados entre sí desde que la moderna medicina, alopática, segmentada y parcial impusiera -aunque de forma merecida- su prisma. Ya en los siglos XVIII y XIX se pueden encontrar hipótesis etiológicas del cáncer vinculadas a aspectos relaciónados con el temperamento y la personalidad (Mettler y Mettler, 1947, Stolbach y Brandt, 1988), aunque es a partir de principios de siglo y fundamentalmente de los años cincuenta cuando algunas publicaciones empezaron a indagar de manera más compleja, y posteriormente científica, el papel que podían jugar en la aparición y desarrollo de la enfermedad variables de marcado matiz psicológico. El esfuerzo investigador desarrollado a partir de los años cincuenta trajo consigo un considerable número de publicaciones en donde podemos observar una gran diversidad de intereses y acercamientos al estudio de este tema, si bien muchos de ellos bajo el prisma pisicoanálítico (ver Cox y Mackay, 1982, Temoshok y Heller 1984; Hu y Silberfard, 1988, Martinez y Barreto, 1990, Jensen, 1991, para una revisión). Aunque en la mayoría de estos trabajos los aspectos metodológicos fueron poco cuidados, lo que caracterizaría a todos estos intentos es el énfasis puesto en los aspectos emocionales como posibles elementos que estarían en la base de la aparición del cáncer, más concretamente del cáncer de mama. La idea genérica que se puede sacar de los trabajos de Bacon, Renneker y Cutler , 1952 y de Blumberg, West y Ellis (1954) iría encaminada a proponer como características predictivas del cáncer de mama una personalidad inhibida y una incapacidad 4 emocional de poder descargar la agresividad, frustración o ira, entre otras características; mientras que en los trabajos de Schmale e Iker, 1964; Bahnson y Bahnson, 1966 y, sobre todo los del grupo de Leshan y col. (Leshan y Worthington, 1955; Leshan, 1959; Leshan 1966), además de volver a poner énfasis en la dificultad de expresión de las emociones negativas, apuntaron la ausencia de elaboración de pérdidas o separaciones de seres queridos y la presencia de sentimientos de desamparo-desesperanza y de depresión. Sin embargo, como ya hemos mencionado problemas de índole metodológica (por ejemplo la utilización de diseños retrospectivos y la ausencia en la mayoría de ellos de grupo control) hacen que tengamos que tomar estos resultados con mucha cautela (Ferrero y Barreto, 1992). Otro grupo de trabajo como el de Thomas y cols. (Thomas y Duszynski, 1974; Thomas, 1976; Thomas, Duszynsky y Shaffer, 1979; Duszynsky, Shaffer y Thomas 1981) realizaron un estudio prospectivo con 1337 estudiantes varones de medicina, tras un sequimiento de 15-30 años según la cohorte. Los resultados ponían en evidencia el dato de que aquellos que desarrollaron algún tipo de cáncer informaron de una falta de relaciónes próximas y recompensantes con sus progenitores, que podía ser interpretado como pérdida o ruptura del apoyo social, aunque los problemas referidos a los instrumentos utilizados y el tiempo transcurrido desde la evaluación sean elementos que dificulten el análisis de las conclusiones. Pero quizá habría que remontarse a los trabajos del grupo de Greer, Morris, Watson y Pettingale para acercarnos a una linea consistente de investigación sobre la personaliada tipo C, término que utilizan estos mismos autores en 1980 (Morris, 1980), aunque fueron Temoshock y Heller (1984) quienes lo popularizaron y le dotaron de contenido, si bien referido a enfermos con melanoma maligno. En los trabajos de Greer, Morris y cols. se intentó averiguar la 5 existencia de un perfil de personalidad relaciónado con el cáncer de mama, y en donde la recogida de la información se llevó a cabo antes de que la mujer conociera su diagnóstico, aspecto importantísimo si entendenos que el conocimiento del diagnóstico puede distorsionar las respuestas a las pruebas psicológicas y ofrecernos un perfil más relaciónado con este tema que con la "verdadera naturaleza" de su personalidad. Greer y Morris (1975), en primer lugar, estudiaron en una muestra de 160 mujeres antes de proceder a una biopsia mamaria, el tipo de expresión emocional (ira, hostilidad, etc.) y el número de eventos vitales estresantes ocurridos tanto en el grupo que fue diagnosticado posteriormente de cáncer (n=69), como en el grupo que recibió un diagnóstico de patología benigna (n=91). Con respecto al primer punto, Greer y Morris encontraron un mayor nivel de supresión de la ira en mujeres diagnosticadas de cáncer de mama, comparándolas con mujeres que habían recibido un diagnóstico benigno, siendo esta relación más significativa en el grupo de menor edad. Con respecto al segundo punto, no aparecieron diferencias significativas entre los dos grupos en el número de eventos estresantes ocurridos; como tampoco les aparecieron a Snell y Graham (1971), Priestman y col. (1985) y a Ewertz (1986), aunque los resultados de Becker (1986) sí parecen apoyar esta hipótesis (habría que señalar que en todas estas investigaciones los datos fueron recogidos cuando las mujeres llevaban algún tiempo conviviendo con la enfermedad). En 1981, intentando solventar algunos problemas metodológicos del trabajo de este grupo en 1975, Morris, Greer, Pettingale y Watson volvieron a encontrar en las pacientes sometidas a biopsia de mama que posteriormente recibirían un diagnóstico de cáncer de mama (n=17), una menor expresión de sus emociones negativas, especialmente de la ira, comparando con el grupo control de mujeres que recibieron un diagnóstico benigno (n=33). También en esta muestra las 6 mujeres aquejadas de cáncer de mama obtuvieron menores puntuaciones en la escala de Neuroticismo y en la de Ansiedad-rasgo que el grupo control de diagnóstico benigno, sobre todo en las pacientes más jóvenes, entre 40 y 49 años. Tratando de refrendar los resultados anteriores, unos años más tarde, este equipo trabajó con una muestra de mujeres con cáncer de mama en estadio I mastectomizadas (n= 30) comparándolas con mujeres sanas (n=27), con objeto de seguir profundizando en el tema de la expresión de emociones negativas. Los resultados obtenidos fueron que las mujeres con cáncer respondían con un estilo de afrontamiento represivo, incluso a nivel no verbal, y presentaban mayor control emocional, fundamentalmente de la expresión de la ira y ansiedad, informando incluso de sus mayores intentos por controlarse en diversas situaciones a las que se les sometió (Watson, Pettingale y Greer, 1984; Pettingale, Watson y Greer, 1984). En 1991, utilizando solamente una muestra de mujeres con cáncer de mama en tratamiento, hallaron que la actitud de fatalismo ante la enfermedad, el control emocional, la desesperanza y la morbilidad psicológica estaban muy relaciónadas (Watson y col., 1991). Abundando en el tema de la expresión de emociones, Jansen y Muez (1984) encontraron que las mujeres con cáncer de mama (n=69), sometidas a cirugía, informaban de inhabilidad para expresar ira y otras emociones negativas en mayor medida que mujeres con patología fibroquística (n=82) y mujeres sanas (n=71). Resultados opuestos encontraron Taylor, Abrams y Hewstone (1988) trabajando con sujetos con distintos tipos de cáncer y sujetos sanos, ya que en este estudio los sujetos sanos (n=50) controlaron más sus emociones que el grupo con cáncer (n=50), ademas de hallar que los sujetos con cáncer informaban de haber sufrido más experiencias vitales negativas que el grupo control. En el área mediterranea, y más concretamente en España, un estudio realizado por Barreto (1984) con mujeres con cáncer de mama (n=40) y 7 mujeres sanas (n=40), llevó a las siguientes resultados: las mujeres con cáncer mostraban mayor responsabilidad, sentido del deber, dependencia de acción y decisión, menor ira, y mayor conservadurismo y rigidez, aunque no se podía concluir sobre la existencia de un perfil de personalidad característico (Barreto y Forner, 1986). También Andreu (1987) en una muestra compuesta por mujeres con cáncer de mama (n=150) y mujeres sanas (n=150), halló niveles más altos de dependencia en las pacientes con cáncer, si bien todos estos datos han sido conseguidos cuando la enfermedad ha sido diagnósticada y tratada y, por lo tanto, algunos de estos hallazgos se pueden deber a la situación de la propia enfermedad. En otro estudio posterior (Andreu, García e Ibañez, 1988) no encontraron diferencias en ansiedad y control emocional entre un grupo de mujeres mastectomizadas y un grupo control, aunque si aparecían en paranoidismo, sensibilización y preocupación por la imagen social. Cano, Dirgo y Pérez (1994) presentarón una serie de datos abundantes en favor de la presencia de un estilo de afrontamiento represivo en pacientes con varios tipos de cáncer, en donde los pacientes mostraban elevadas puntuaciones, comparadas con un grupo control de personas sanas, en deseabilidad social, neurotisimo, racionalización, antiemocionalidad, apoyo social, control de la conducta ante la situación médica y bajas puntuaciones en sinceridad, ansiedad rasgo y expresión de la ira. En Italia, Grassi y col. (Grassi y Cappellari, 1988; Grassi y Molinari, 1986) hallaron que las mujeres que tras la biopsia fueron diagnosticadas de cáncer de mama mostraban una mayor supresión emocional (menor hostilidad e irritabilidad bajo condiciones de estrés) y una relación con sus padres más empobrecida y distante, que las mujeres que tras la biopsia recibieron un diagnóstico benigno. Sin embargo, el establecimiento definitivo de la "personalidad tipo c" no se ha conseguido todavía, aunque su propuesta pueda estar más o menos justificada. Los problemas metodológicos de los que han adolecido los trabajos 8 realizados han sido su mayor rémora. Diversos autores (Hu y Silverman, 1988; Temoshock y Heller, 1984; Ferrero, 1992; Ibañez, Romero, Andreu, 1992) han tratado de enumerar y clarificar el panorama en este tipo de investigaciones, entresacando las dificultades provinientes de la elección desafortunada que se realiza de los grupos de estudio y control, de las deficiencias de los instrumentos utilizados, de la falta de unificación de la terminología al uso, y del tipo de diseño que se realiza, ya que solo los diseños de tipo cuasi-prospectivo o prospectivo pueden ayudarnos a descifrar el enigma sobre el papel que puede jugar algún tipo de personalidad en la probabilidad de aparición del cáncer de mama. Así pues, y centrándonos en este artículo unicamente en el cáncer de mama, las diferentes propuestas de configuración de la personalidad tipo C han estado basadas en datos provinientes de diseños que, en la mayoría de los casos, no han sido los más adecuados, lo cual nos lleva otra vez a plantearnos dos cuestiones relaciónadas con ello. En primer lugar, si está justificado el hecho de utilizar datos que proceden de mujeres que ya conocen su diagnóstico y probablemente también el pronóstico, incluso que hayan convivido algún tiempo con la enfermedad y, en segundo lugar, la necesidad de distinguir entre el estudio de los factores psicológicos como precursores del cáncer o bien como potenciadores del mismo diferencia que establece Levy (1983) entre factores de iniciación y factores de progresión de la enfermedad- siendo este primer aspecto precisamente lo que estamos trando de encontrar y definir mediante la personalidad tipo C. La personalidad tipo C haría referencia a una constelacón de dimensiones cognitivas, emocionales y conductuales (Temoshock y Heller, 1984). Puesto que el tema que estamos tratando es el del cáncer de mama, a continuación intentaremos ofrecer un panorama general sobre las características más relevantes de la llamada personalidad tipo C o, lo que es lo mismo, las variables psicosociales que pueden considerarse con un cierto valor predictivo en la aparición 9 del cáncer de mama (Holland, 1989; Ibañez y col., 1992, Ferrero, 1992), y cuyos resultados han estado basados en diseños prospectivos o cuasi-prospectivos, con el dato fundamental común a ambos tipos de diseños de que la muestra desconocía su diagnóstico en el momento de recogida de los datos. Aunque anteriormente hemos mencionado ya bastantes trabajos que apuntan en el mismo sentido que los que revisaremos a continuación, la diferencia estriba precisamente en que en la mayoría de los trabajos anteriores la muestra estaba constituida por mujeres con cáncer de mama diagnosticado y/o tratado, mientras que los trabajos que presentamos a continuación -la mayoría de ellos, aunque también hay excepciones- han tratado con mujeres que no conocían el diagnóstico y, por lo tanto, la contaminación de los datos puede ser menor. No obstante, también entendemos que las especiales condiciones de espera del propio diagnóstico -situación en la que se trabaja en la mayoría de los casos- puede asimismo generar otra serie de inconvenientes a nivel de control de variables, si bien estos serían los mismos en los dos grupos en que desembocaría esta situación: diagnóstico benigno y diagnóstico maligno. En primer lugar, podríamos hablar como una de las características de la personalidad tipo C, de un amplio campo relaciónado con un déficit en la expresión emocional, precisamente de emociones socialmente negativas (ira, agresividad, hostilidad, cólera, etc). Dentro de este apartado se podrían englobar dos tipos de resultados. Por una parte, aquellos que muestran las dificultades que tienen las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama en la expresión de este tipo de emociones negativas y, en segundo lugar, otros estudios que muestran la existencia al mismo tiempo de un bajo afecto negativo y de un alto afecto positivo (Contrada, Leventhal y O´Leary, 1990). Con respecto a dificultad de expresión emocional, además de los trabajos de Greer y Morris (1975) ya mencionados, podemos comentar los hallazgos de Wirsching y col. (1982), que a partir de una clasificación sobre el grado de 10 expresividad emocional y de conducta armonizante (tendente a suavizar los conflictos interpersonales), compararon a mujeres que tras una biopsia mamaria fueron diagnosticadas de enfermedad maligna o benigna. Un alto porcentaje de mujeres con cáncer de mama, en comparación con el otro grupo, mostraron un nivel elevado de negación y supresión emocional, de racionalización, de conducta armonizante -nunca de conducta hostil-, y de conductas altruistas y de autosacrificio. Cooper y col. (1981) también pudieron constatar que en mujeres en espera de la biopsia mamaria, aquellas que luego recibieron un diagnóstico de cáncer de mama informaban enfadarse, llorar y expresar menos sus emociones que las mujeres con patología benigna. Otros datos a favor de la baja expresión de emociones negativas como la ira, hostilidad , etc, son los resultados que apuntan niveles más bajos en patrón de conducta tipo A en mujeres con cáncer de mama (Cooper y col. 1986). Scherg, Cramer y Blomhke (1981) no encontraron diferencias en ansiedad ni en represión de hostilidad al estudiar una muestra de mujeres que acudieron a una revisión de mamas y que, posteriormente, fueron clasificadas por sus diferentes diagnósticos en sanas (n=1542), patología benigna (n=176), cáncer de mama no conocido (n=125), cáncer de mama conocido y/o tratado (n= 383) y diagnóstico incierto (n=569). Scherg (1987) detectó errores metodológicos en el trabajo de 1981 y los corrigió realizando posteriormente un nuevo análisis de los datos en el que sólo tuvo en cuenta al grupo con diagnostico de cáncer no conocido y el grupo con patologías benignas, emparejados ambos grupos respecto a la edad y en lo relativo a las razones por las que fueron sometidas a revisión. Los resultados obtenidos mostraron una asociación estadísticamente significativa entre la supresión de la ira, la baja ansiedad y el diagnóstico maligno. Además, las mujers con cáncer de mama obtuvieron mayores puntuaciones en deseabilidad social y en "compromiso", y menores puntuaciones en patrón de conducta tipo-A. 11 Aunque la supresión de la ira ha sido propuesta como una de las características de la personalidad tipo C (Holland, 1989, entre otros), es curioso encontrar en la literatura resultados contrarios en muestras de varones con otros tipos de cáncer (Graves y col. 1986; Ragland y col., 1987), por lo que ha llevado a algunos autores (Hochschild, 1983; Contrada y col, 1990) a postular que el proceso de socialización puede propiciar, en el caso de las mujeres, la inhibición o control de las emociones negativas con el fin de conseguir con ello un clima emocional tranquilo para el resto del grupo familiar, favoreciendo con ello una manifestación de la personalidad tipo C. En cuanto a la relación entre un bajo afecto negativo y un alto afecto positivo o, lo que es lo mismo, la relación entre la baja expresión de emociones negativas (ira, agresividad, hostilidad, etc) y la alta expresión de emociones positivas, (complaciencia, solidaridad, comprensión, etc), habría que mencionar que fue propuesto precisamente para señalar ,por contraposición, la diferencia entre lo que podría ser la personalidad tipo C frente a la personalidad tipo A y, como hemos visto, esta contraposición parece refrendarse a partir de algunos resultados. En cualquier caso, de ello hablaremos más extensamente cuando nos refiramos al estilo de afrontamiento característico de los sujetos con cáncer de mama. La segunda característica que podemos mencionar de la personalidad tipo C, tiene que ver con las situaciones de estrés vividas por los sujetos, pudiéndose tomar en consideración tres tipos de datos: un número superior de eventos estresantes vitales ocurridos (vinculados fundamentalmente a la pérdida de personas significativas), un escaso apoyo social con que se pudiera contar en éstas situaciones y, por último, unas determinadas estrategias de afrontamiento, en particular una estrategia represiva de afrontamiento que vendría caracterizada por la supresión de necesidades y sentimientos negativos, como veremeos más ampliamente. 12 En este sentido, se ha postulado en la literatura que uno de los posibles aspectos etiopatogénicos del cáncer podría residir en un mayor número de acontecimientos vitales estresantes vividos por las mujeres con cáncer de mama. Sin embargo, los resultados realizados en situación prebiopsia no apuntan hacia este dato (Schonfield, 1975; Schwarz y Geyer, 1984). En la actualidad se apoya más la idea de que es la respuesta del sujeto ante los acontecimientos importantes de esta naturaleza, y no tanto la cantidad y calidad de los eventos ocurridos, la que puede tener más relación con la incidencia del cáncer. Así por ejemplo, Cooper y col. (1986, 1992, 1993) evaluaron una muestra de mujeres que iban a ser sometidas a una revisión de mama (n=2163), que fueron clasificadas en cuatro grupos a partir de su diagnóstico: cáncer de mama (n=171), quiste (n=155), patología benigna (n=1110) y mamas normales (n=727). Entre otros resultados los autores encontraron que las mujeres diagnosticadas de cáncer tendían a afrontar las situaciones de estrés con estrategias de evitación/negación y a interiorizar sus problemas, eran reacias a buscar apoyo en su familia y amigos, así como a exteriorizar la expresión de sus emociones. Este grupo usó de manera significativa menos estrategias de afrontamiento que el resto de la muestra. Sin embargo, no pudieron encontrar una relación entre un mayor número de eventos vitales sufridos y el diagnóstico de cáncer de mama, aunque la valoración de la gravedad de estos hechos era superior en el grupo de cáncer de mama que en los otros grupos de comparación (patología benigna y mamas normales). Contrariamente a lo esperado, se encuentran los hallazgos de Schonfield (1975) en donde las mujeres con diagnóstico benigno eran las que habían sufrido un mayor número de situaciones estresantes en su vida. En cuanto al valor etipatogénico de la falta o ruptura de apoyo social, casi todos los resultados apuntarían a la ausencia de relaciónes profundas y recompensantes con las figuras parentales (Shaffer y col. 1982; Grassi y col. 1988, 1989) o al vacio afectivo que ciertas pérdidas de personas significativas pueden 13 ocasionar al sujeto, lo cual también puede empujar hacia la depresión. A estos aspectos habría que añadir el que se refiere a la relación encontrada entre un bajo apoyo social y el deficiente funcionamiento de las células NK (Levy y col. 1985), lo cual tendría algo que decir al posible valor etiológico de esta variable. Desde la consideración de los estilos de afrontamiento particulares que podrían tener las mujeres con mayor propensión a desarrollar un cáncer de mama, tendríamos que hablar del estilo represivo de afrontamiento (Temoshock, 1987), que se caracterizaría por la supresión de necesidades y sentimientos negativos, tendencia hacia la racionalización versus emocionalidad, actitud de autosacrificio y abnegación que en muchos casos lleva consigo una renuncia a las propias necesidades y derechos, evitación de conflictos y búsqueda de armonía en las relaciónes interpersonales, actitudes de cooperación y responsabilidad, sosiego (baja ansiedad), falta de asertividad, interesados por la imagen que ofrecen a los demas (alta deseabilidad social) y deseosos de agradar, etc. (Eysenck, 1994; Cano y col. 1994; Spielberger, 1988). Algunas de estas características ya se han puesto de manifiesto en los trabajos de Greer y Morris (1975) y de Wirsching y col. (1982). Estos últimos hallaron una mayor tendencia de las mujeres con diagnóstico maligno a mostrar mayor nivel de racionalización y de conductas "armonizantes". Pero fueron los trabajos de Grossart-Maticek y Eysenck los que pusieron más claramente de manifiesto que la conducta racional y antiemocional, incluso aquella que búscaba la ausencia de conflictos interpersonales y, por lo tanto, la "armonía" aún a costa del autosacrificio, podían ser predictivas de un posterior desarrollo de enfermedades neoplásicas (Grossarth-Maticek y col. 1982; Eysenck, 1985, Eysenck, 1988; Grossarth-Maticek, Bastiaans y Kanazir, 1985; GrossarthMaticek, y col. 1983; Grossarth-Maticek, y col. 1988; Eysenck, 1994). El equipo de Grossarth-Maticek y col. llevaron a cabo un estudio prospectivo en Yugoslavia (1353 14 sujetos) y dos en Alemania, en Heidelberg, (1026 y 1537 sujetos respectivamente) con un seguimiento de 10 años. Al comienzo de este periodo cada sujeto respondía a una serie de preguntas sobre hábitos saludables, rasgos de personalidad y variables médicas. Al finalizar este periodo se analizaron las enfermedades sufridas o las causas de la muerte. Los resultados parecían mostrar que aquellos sujetos que puntuaron alto en racionalidad-antiemocionalidad, en desesperanza y en la necesidad de armonía (tendencia a la abnegación, autosacrificio, renuncia de sus necesidades, etc, con el fin de lograr relaciónes personales armónicas), tenían más probabilidad de morir de cáncer, lo que llevó a afirmar a Eysenck que determinados rasgos de personalidad constituían un factor causal en la génesis del cáncer. Debido a las importantes críticas metodológicas que han desatado estos trabajos, en donde incluso se ha afirmado que no había pruebas contundentes de que las predicciones fueran hechas a priori y no a posteriori (Amelang, 1991), o la farragosidad de los items y la contaminación de los datos (Pelosi y Appleby, 1992), o a la definición literaria y huidiza de la tipología que establecen, etc., debemos ser extremadamente cautos a la hora de considerar estos resultados. Una vez dicho esto, los datos descriptivos que ofrecen estos autores sobre las personas que desarrollaron un cáncer parecen encajar bastante bien en el esquema general de una "personalidad propensa al cáncer": actitudes sociales marcadamente conformista, bien ajustados social y superficialmente, evitación de conflictos, poco asertivos, mostrando poca expresión emocional negativa (ira, hostilidad, ansiedad, etc), esforzandose por satisfacer las expectativas de los demas, poca fantasía, predisposición a la experiencia de desamparo y desesperanza, etc. La utilización de los instrumentos elaborados por Grossarth-Maticek y col. comparando mujeres sanas con mujeres con cáncer de mama en tratamieto (diseño restrospectivo), han reportado resultados parecidos a los anteriores en lo que se refiere a una mayor tendencia de las mujeres con cáncer a puntuar 15 significativamente más alto en Racionalidad/Antiemocionalidad (Van der Ploeg y col. 1989; Bleiker y col. 1993; Bleiker, 1995). Sin embargo, diversos problemas metodológicos de estas escalas han llevado a Spielberger (1988) a reformular el instrumento original y desarrollar su escala de Racionalidad/Defensividad Emocional (R/ED), que consta de dos subescalas: Racionalidad y Defensividad Emocional (Swan y col., 1991, 1992). La Racionalidad puede definirse como el grado en que un individuo usa la razón y la lógica como forma de afrontar las demandas del entorno, mientras que la Defensividad Emocional sería el grado en que un individuo utiliza la razón y la lógica para evitar emociones interpersonales desagradables. Spielberger (1988) encontró que las mujeres con cáncer de mama, diagnósticado con anterioridad, obtenían puntuaciones significativamente más altas que el grupo de comparación, aunque el grupo con cáncer resultó tener mayor edad, estando ésta positivamente correlaciónada con las puntuaciones en la escala R/ED. La adaptación española de la escala R/ED ha sido realizada por Fernández-Ballesteros y col. (1994, 1996a), mostrando el instrumento unas propiedades psicométricas altamente notables. Estas mismos autoras, realizando comparaciones en las subescalas de Racionalidad, por una parte, y de Defensividad Emocional por otra, ambas del instrumento R/ED, entre una muestra de mujeres sanas, mujeres con patología benigna, estudiantes femeninas y mujeres con cáncer de mama en tratamiento, encontraron diferencias significativas entre las mujeres con cáncer y los demás grupos en ambas subescalas, mostrando siempre puntuaciones más elevadas el grupo de mujeres con cáncer. De nuevo en otro estudio, utilizando varias muestras de mujeres con cáncer de mama, en cada una de las cuales la administración de los instrumentos fue realizada en distinto momento (después del diagnóstico, durante el tratamiento y durante el seguimiento) y un 16 grupo control de mujeres sanas, los resultados mostraron el mismo patrón anteriormente mencionado (Fernández-Ballesteros, Ruiz y Garde, 1996b). Aunque la tendencia a suprimir, inhibir, reprimir y/o negar emociones negativas, como estilo de afrontamiento, es considerado como un factor predictivo en el desarrollo del cáncer de mama, existen muy pocos datos basados en estudios prospectivos o cuasi-prospectivos (excepción hecha de los de Grossart-Maticek y col.), ya que la mayoría de ellos utilizan muestras de mujeres que ya han desarrollado la enfermedad y que normalmente están en tratamiento. Por ello, serían necesarios, por una parte, estudios en donde se pueda corroborar esta hipótesis con mujeres inicialmente libres de enfermedad o que todavía no conozcan su diagnóstico (objetivo este que esperamos cumplir en la investigación que presentamos a continuación) y, por otra parte, también necesitamos nuevos datos que nos pongan sobre la pista de si estamos hablando de evitación, negación, represión, supresión, inhibición, control, etc de las emociones negativas, si bien algunos autores señalan que el fenómeno estaría más cerca de la supresión que de la represión o negación (Greer y Watson, 1985; Ferrnández-Ballesteros y col., 1996a). Otra de las variables que según el trabajo de Grossarth-Maticek y col. podía ofrecer una mayor vulnerabilidad a la aparición del cáncer fue la "Necesidad de Armonía" (N/H), cuya escala fue tambien revisada por Spielberger. Esta variable puede definirse como el grado en que un sujeto intenta mantener relaciónes interpersonales armoniosas incluso a costa del autosacrificio y de la renuncia de las propias necesidades. Aunque esta característica ha sido menos estudiada que la anterior, Fernández-Ballesteros, y col. (1996b) comprobaron que las mujeres con cáncer de mama puntuaban significativamente más alto que un grupo control, y que tanto la escala de Racionalidad/Antiemocionalidad como la de Necesidad de Armonía clasificaba correctamente el 86% de los sujetos. 17 En tercer lugar, y relaciónado con lo anterior puede postularse como otra característica de la personalidad tipo C, las reacciones de desamparo y desesperanza ante situaciones estresantes, siendo ésta otra característica diferencial entre las mujeres con cáncer de mama y aquellas que tienen una diagnóstico benigno. Aunque el desamparo y desesperanza puede ser entendido como un estilo de afrontamiento, y así se ha hecho en la literatura, ambas características se refieren a expectativas, como apunta Ferrero (1992), aunque con manifestaciones conductuales, emocionales y cognitivas. El desamparo y desesperanza pueden hacer más propensas a las mujeres con cáncer a desarrollar sentimientos depresivos. Con respecto a este punto, Wirsching y col.( 1982), con 63 mujeres prebiopsia, encontraron que en el grupo que recibió el diagnóstico de cáncer (n=18), había un número mayor de pacientes que mostraban desesperanza que en el grupo control (n=38). Por su parte, Grossarth-Maticek y col. (1982), en las investigaciones ya comentadas, tras un seguimiento de 10 años de 1353 sujetos sanos, encontraron un mayor riesgo de sufrir cáncer asociado a mayores niveles de desesperanza, de tal manera que cuanto mayor tiempo se había experimentado esta sensación mayor riesgo había de desarrollar esta enfermedad. Un estudio de réplica llevado a cabo en Heidelberg (Alemania) (Grossarth-Maticek, Eysenck, Vetter y Schmidt, 1988) parece refrendar el mismo tipo de relación. Por último, también se ha postulado la relación existente entre el cáncer de mama y ciertos rasgos de personalidad, en concreto, con un bajo neuroticismo y ansiedad, lo que ha llevado a Eysenck (1985) a plantear su teoría sobre el efecto de "inoculación al estres", en donde se afirma de un mayor riesgo de surgimiento de una neoplasia en sujetos con un nivel bajo de neuroticismo. En el trabajo anteriormente mencionado de Morris, y col. (1981) se encontró que niveles bajos de neuroticismo y ansiedad predecían malignidad 18 mamaria. En este orden de cosas, Scherg (1987), rehaciendo el análisis estadístico de un trabajo anterior con el fin de controlar una serie de variables importantes, constató la relación que se daba entre niveles bajos de ansiedad y aparición de cáncer de mama. Sin embargo, existen otros resultados que echan por tierra este tipo de relación (Greer y Morris, 1975; Andreu, 1987). Así , por ejemplo, Andreu no halló, en un grupo de mujeres que acudieron a una revisión mamaria (n=163) y que luego fueron diagnósticadas de cáncer de mama (n=22), patología benigna (n=56) y mamas normales (n=85), diferencias significativas en la variable ansiedad (inestabilidad) entre las pacientes de cáncer de mama y aquellas diagnosticadas de enfermedades benignas. Aunque otros autores mencionan también la depresión como posible factor antecedente del cáncer de mama (Contrada y col, 1990), convenimos con varios autores (Barreto y col. 1987; Ibañez y col., 1992; Ferrero, 1992) en que problemas de tipo metodológico y de relación con otra serie de factores concatenados, sobre todo las dificultades a la hora de diferenciar la depresión como variable premórbida de la depresión como variable de respuesta al diagnóstico o tratamiento del cáncer, hacen que consideremos a esta variable con un valor etiológico por si misma bastante dudoso. Entre los estudios que han apoyado una posible relación entre depresión y aparición del cáncer de mama estan los de Shekelle y col (1981). En este estudio prospectivo con 2107 varones sanos, pudieron encontrar, tras 17 años, que los sujetos que habían sufrido algún episodio depresivo mayor tenian mayor riesgo de morir de cáncer. Los resultados contrarios a la hipótesis de la depresión como factor premórbido son muy numerosos (Greer y Morris, 1975, , Niemi y Jääskeläinen, 1978, Bieliauskas, 1984; Kaplan y Reynolds, 1988; Andreu, 1987; Hahn y Petiti, 1988, Hughson y col; 1988). 19 Una vez realizada esta amplia revisión de cómo se encuentra en la actualidad el tema de las variables psicosociales como posibles factores etiopatogénicos (pluricausales) en el cáncer de mama -que nos ha servido precisamente para ordenar y organizar la información más relevante sobre ello-, vamos a perfilar los objetivos concretos que persigue nuestra investigación. En primer lugar, y puesto que -como hemos señalado anteriormentecasi todos los estudios publicados sobre la personalidad tipo C se han realizado con diseños retrospectivos (es decir, cuando la enfermedad ha sido diagnosticada e incluso tratada), nuestro primer objetivo fue utilizar un diseño cuasi-prospectivo en donde la recogida de información fuese realizada antes del conocimiento del diagnóstico. En segundo lugar, nuestro trabajo se ha enfocado en el aspecto de la supresión emocional, más concretamente, en la falta de expresión de emociones negativas en las relaciónes interpersonales (que podría englobarse en el contexto de un estilo represivo de afrontamiento). En tercer lugar, esta supresión emocional ha sido conceptualizada bajo la perspectiva que nos ofrecen los trabajos de Grossarth-Maticek (1985) y Spielberger (1988), considerando tanto la variable Racionalidad (tambien llamada Antiemocionalidad) como la variable Necesidad de Armonia. MUESTRA La muestra de esta investigación consistió en 504 mujeres, con edades comprendidas entre los 20 y los 68 años, que fueron sometidas a un exámen de mamas en tres centros médicos: Residencia Sanitaria La Paz, Clínica Fortuny y Centro Nacional de Prevención de Enfermedades de la Mama y Oncoginecológicas 20 de la Compañía Telefónica de España. La mayoría de las mujeres con diagnóstico benigno o de normalidad procedían de los dos últimos centros. Las mujeres acudieron a estos centros pora un exámen de rutina, si bien en el caso de la muestra obtenida en el Hospital "La Paz" algunas de las pacientes venían remitidas por su médico después de habérseles detectado alguna anomalía. El número de mujeres examinadas en cada centro fue de 273 en el Hospital "La Paz", 62 de la Clínica Fortuny y 169 del Centro de Prevención de Telefónica. En el momento de administrar los instrumentos ninguna de las mujeres sabía su diagnóstico, aunque posteriormente las mujeres fueron clasificadas en tres grupos a partir del diagnóstico clínico resultante de las distintas pruebas realizadas: examen de mamas, mamografías y, en su caso, biopsia, por parte de los correspondientes equipos médicos. Así los grupos quedaron de la siguiente manera: mamas normales (n=143), patología benigna (mastopatía fibroquística, fibroadenoma.. n=290) y cáncer de mama (n=71). En general, la media de edad del grupo diagnosticado de cáncer (M=48´75, Sd=10.50) fue significativamente superior a la de los otros grupos que recibieron el diagnóstico benigno (M=40´47, Sd=8.85) o de normalidad (M=42´75, Sd=9.76) (p<.05), dato este que aparece constantemente en la literatura (Greer y Morris, 1975; Jansen y Muez, 1985; Bleiker y col. 1993). En la Tabla 1.- pueden apreciarse los datos de otras variables demográficas y de salud. -------------------------------------------------------------- Insertar Tabla 1 -------------------------------------------------------------- 21 INSTRUMENTOS Para la recogida de los datos se utilizaron los siguientes instrumentos: 1. Un Cuestionario general que contenía preguntas sobre variables sociodemográficas (edad, estado civil, nivel de estudios, número de hijos, etc), variables relaciónadas con la salud (cigarrillos/día, vasos de bebidas alcohólicas a la semana, uso de anticonceptivos orales, menstruación, etc), antecedentes familiares de cáncer y expectativas sobre los resultados de las pruebas médicas. 2. La Escala de Racionalidad / Defensividad emocional (R/ED) de C.D. Spielberger (1988). Consiste en 12 items que a su vez se agrupan en dos subescalas: la subescala de Racionalidad y la subescala de Defensividad Emocional, con cinco items cada una. La obtención de una puntuación alta por parte de un sujeto indicaría un excesivo uso de la "racionalidad" como un estilo de vida para defenderse de experimentar y expresar emociones negativas (Spielberger, 1988). Esta escala ha sido adaptada al español por Fernández-Ballesteros en 1992 y en la actualidad ya contamos con numerosos datos interesantes con muestras españolas (FernándezBallesteros y col. 1994, 1996a, 1996b). La escala R/ED es fruto de la adaptación al inglés de la Entrevista Estructurada de Racionalidad / Antiemocionalidad (R/A) desarrollada por Grossarth-Maticek y col. (1980, 1985). En esta adaptación Spielberger introdujo dos variaciones sobre la escala original: dividió en dos uno de los ítems de la citada entrevista y cambió la categoría de respuesta, sustituyendo la opción si/no propuesta por Grossarth-Maticek por otra menos extrema con cuatro posibilidades de respuesta: Casi nunca (1), a veces (2), frecuentemente (3) y casi siempre (4). 22 En cuanto a la fiabilidad de la Escala de Racionalidad/Defensividad emocional el coeficiente alpha de Cronbach osciló entre .77 y .87. Los datos acerca de la estabilidad test-retest se situaron entre .63 y .81 (Spielberger, 1988; Swan, y col. 1991; Fernández-Ballesteros y col., 1994, 1996a). La validez de constructo de la escala también ha sido ampliamente estudiada, Spielberger (1988) encontró una correlación de .84 con el Cuestionario de Racionalidad / Antiemocionalidad de Grossarth-Maticek. Swan y col. (1992) realizaron un amplio estudio de la validez de constructo de este instrumento, encontrando correlaciónes que oscilaban entre .53 y .66 con la subescala de Control de la Escala de Expresión de Ira (AX) (Spielberger y cols., 1986). Con la subescala de Expresión, del mismo instrumento, obtuvieron unas correlaciónes que oscilaron entre -.48 y -.64. 3. La Escala de Necesidad de Armonía (N/H) de C.D. Spielberger (1988). Está compuesta por 12 items que, a su vez, se dividen en dos subescalas: la Escala de Relaciónes Armoniosas y la de Autosacrificio, con cinco items cada una. En nuestro trabajo hemos utilizado la adaptación experimental al castellano realizada por Fernández-Ballesteros en 1992. Para su construcción se adaptaron seis items del cuestionario original de Grossarth-Maticek a un formato de respuesta de cuatro opciones de respuesta, igual que el anterior, (1) casi nunca, (2) a veces, (3) frecuentemente y (4) casi siempre. Los autores escribieron items adicionales hasta obtener un total de 24. Esta escala preliminar fue aplicada a una muestra de 293 sujetos, 175 mujeres (46 con cáncer, 74 con patología benigna de mama y 55 con mamas normales) y 133 estudiantes (51 hombres y 82 mujeres). Con los resultados obtenidos se procedió a descartar aquellos items que no discriminaban entre sujetos con y sin cáncer, el número final de items de la escala fue de 12. 23 En cuanto a la fiabilidad de la Escala de Necesidad de Armonia, el coeficiente alpha de Cronbach osciló entre .83 y .90 (Spielberger, 1988). PROCEDIMIENTO Cuando las mujeres llegaban a la consulta se les preguntaba si deseaban colaborar en una investigación sobre salud en la mujer. A todas la mujeres que aceptaban se les entregaban los instrumentos para que los cumplimentasen en la sala de espera y los devolvieran antes de entrar a la consulta. En algunos casos la entrega se realizó en la siguiente visita al centro hospitalario y siempre antes de recibir el diagnóstico. Por consiguiente, todas las mujeres rellenaron el cuestionario antes de saber los resultados de la exploración, así las respuestas no se encontraban sesgadas por la posible influencia del conocimiento del diagnóstico de cáncer. Posteriormente, el equipo médico nos informaba del diagnóstico de las pacientes, una vez que todo el proceso exploratorio y confirmatorio había concluido. En todos los casos que luego recibieron un diagnóstico maligno y en algunos casos de diagnóstico benigno, las pacientes tuvieron que someterse a una biopsia mamaria. No obstante, la recogida de los datos fue siempre bastante anterior a este hecho. RESULTADOS Para comprobar si había diferencias significativas en estas características de personalidad entre mujeres que tras las pruebas mamarias 24 pertinentes iban a recibir un diagnóstico de malignidad, benignidad o normalidad, objetivo prioritario de esta investigación, realizamos varios análisis de varianza. Ya que en la literatura se podía observar la influencia de la edad en la asociación que estabamos buscando, realizamos varios análisis con esta variable distribuyéndola en tres niveles o grupos. El primer grupo estaba formado por las mujeres menores de 35 años (n=123), mientras que el segundo lo constituían las mujeres de 36 a 50 años (n=259) y, el tercer grupo recogía a las mujeres entre 51 a 68 años (n=84). Los resultados serán expuestos por separado para cada variable. Hemos utilizado tanto las puntuaciones finales de las escalas de Racionalidad/Defensividad Emocional y de Necesidad de Armonia, como las subsecalas correspondientes. En la tabla 2 pueden consultarse las medias de cada una de las escalas y subescalas correspondientes. --------------------------------------------------------------Insertar tabla 2 --------------------------------------------------------------- Racionalidad/Defensividad emocional (R/Ed). Para saber la influencia que en las puntuaciones de la escala R/ED podían tener tanto el Diagnóstico como la Edad, realizamos el Anova (Diag X Edad) que mostró un efecto principal significativo de la variable Diagnóstico [F(2,359)=8.191 p<.001], y un efecto marginalmente significativo de la variable Edad [F(2,359)=2.650 p<.08]. La interacción no resultó ser significativa [F(4,359)=1.308]. 25 Las comparaciones múltiples de un factor realizadas (prueba Scheffé) para la variable Diagnóstico dieron como resultado que había diferencias significativas entre las mujeres con cáncer y las mujeres con diagnóstico benigno (p<.05) y entre las mujeres con cáncer y las mujeres con mamas normales (p<.05), siempre presentando medias más altas las mujeres diagnosticadas de cáncer. Ya que la media de edad del grupo de mujeres con cáncer era significativamente mayor que la media de edad del grupo de mujeres con diagnóstico benigno y con mamas normales, dándose al mismo tiempo, que las mujeres con cáncer eran las mayores y, por lo tanto, era dificil saber el efecto únicamente del diagnóstico sin que estuviera contaminado en parte por el efecto de la edad, realizamos un análisis de covarianza tomando la edad como covariable y, por lo tanto, controlándola. Los resultados siguieron mostrando el efecto altamente significativo de la variable Diagnóstico [F(2,364)=8.48 p<.001], siendo también la covariable altamente significativa (p<.001). Posteriormente, con objeto de profundizar en el estudio de las dos subescalas que componen la escala R/D, la subescala de Racionalidad (items 1, 2, 3, 4, 10), que puede ser considerada como el componente positivo de esta variable, y la subescala de Defensividad Emocional (items 5, 6, 7, 9, 12), que puede ser considerada como el componente negativo o más patológico de la misma, ambas con cinco items, realizamos varios análisis de varianza cuyos resultados presentamos a continuación. En primer lugar, el anova Diagnóstico X Edad de la subescala de Racionalidad dió como resultado unicamente un efecto marginalmente significativo de la variable Diagnóstico [F(2,409)= 2.664 p<.08], en el sentido de obtener puntuaciones más altas las mujeres con cáncer que las mujeres con diagnóstico benigno o de normalidad. Tanto la Edad [F(2,409)=1.294] como la interacción [F<1] no resultaron ser significativas. 26 En segundo lugar, y con respecto a la subescala de Defensividad Emocional, el anova Diagnóstico X Edad mostró un efecto principal significativo tanto del Diagnóstico [F(2,397)=10.360 p<.001] como de la edad [F(2,397=5.757 p<.005], no así de la interacción [F(4,397)=1.404]. Las comparaciones múltiples de un factor realizadas pusieron en evidencia, con respecto al diagnóstico, diferencias significativas entre el grupo de mujeres con cáncer de mama y los otros dos grupos (benignas y normales), ambas con p<.05, al igual que sucediera con la escala completa, siempre obteniendo las primeras puntuaciones más altas. Con respecto a la edad, fueron halladas diferencias significativas entre las mujeres de más edad y las mujeres más jóvenes (p<.05) y entre las de más edad y las de mediana edad (p<.05), obteniendo niveles más altos las mujeres mayores. Cuando la edad fue considerada como covariante (p<.001), la variable diagnóstico volvió a mostrar un efecto principal significativo [F(2,402)=10.993 p<.001]. Necesidad de Armonía (N/H) Para analizar esta variable, además de tener en consideración la influencia del diagnóstico y de la edad, incluimos otra variable en el análisis de varianza que fue la de "Tener hijos" (si/no), puesto que muchas de las características englobadas bajo este concepto estaban cercanas a lo que nosotros entendíamos por una madre abnegada y apaciguadora de tensiones y, por lo tanto, podían verse las puntuaciones afectadas por este dato. En cualquier caso, la inclusión de esta tercera variable no modificaba los resultados obtenidos con respecto a las otras dos variables, como pudimos comprobar en otro análisis de varianza (Diag X Edad). 27 El anova Diagnóstico X Edad X Tener hijos mostró un efecto principal significativo de las tres variables, Diagnóstico [F(2,390)=10.797 p<.001], Edad [F(2,390)=3.398 p<.05] y Tener hijos [F(1,390)=7.873 p<.005], y un efecto marginalmente significativo de la interacción Diagnóstico X Edad [F(4,390)= 2.335 p<.06]. No resultaron significativas la interacción Diagnóstico X Tener hijos [F(2,390)=1.692] y Edad X Tener hijos [F<1]. Las comparaciones múltiples de un factor realizadas (Prueba Scheffé) dieron como resultado que había diferencias significativas entre las mujeres con cáncer y las mujeres con diagnóstico benigno (p<.05) y entre las mujeres con cáncer y las mujeres con mamas normales (p<.05), siempre en el sentido de haber obtenido puntuaciones más altas las mujeres que habían recibido un diagnóstico de cáncer. Con respecto a la variable Edad, las diferencias encontradas fueron entre las mujeres de más edad y los otros dos grupos de medianas y jóvenes (p<.05 para ambas comparaciones), obteniendo puntuaciones más elevadas las mujeres mayores . Por último, las mujeres con hijos puntuaron significativamente más alto en esta variable que las mujeres sin hijos (p<.05). Para poder discenir el efecto de las variables Diagnóstico y Tener hijos por sí mismas, y no por el que pudieran tener por su relación con la variable Edad, realizamos un análisis de covarianza (Diagnóstico X hijos) con la variable edad como covariante. Los resultados mostraron un efecto principal significativo de la variable Diagnóstico [F(2,400)=11.559 p<.001], y de la variable Tener hijos [F(1,400)=6.685 p<.01], además de volver a reflejarse la alta significación de la Edad como covariable (p<001). Posteriormente, con objeto de profundizar en el estudio de las dos subescalas que componen la escala N/H, la subescala de Armonia (items 3, 5, 7, 8, 9), que puede ser considerada como el componente positivo de esta variable, y la 28 subescala de Autosacrificio (items 1, 2, 6, 10, 11), que puede ser considerada como el componente negativo o más patológico de la misma, ambas con cinco items, realizamos varios análisis de varianza cuyos resultados presentamos a continuación. En primer lugar, el anova Diagnóstico X Edad X Tener hijos de la subescala de Armonia dió como resultado un efecto principal significativo de la variable Diagnóstico [F(2,16)=1.391 p<.001] y de la interacción Diagnóstico X Edad [F(4,16)=3.528 p<.01]. No resultaron ser significativas las variables Edad [F(2,412)=1.391], Tener hijos [F(1,412)=2.192] ni las interacciones Diagnóstico X Tener Hijos [F(2,412)=1.323], y Edad X Tener Hijos [F(2,412)=1.211]. Las comparaciones múltiples de un factor realizadas (prueba Scheffé) dieron como resultado que había diferencias significativas entre las mujeres con diagnóstico de cáncer, por una parte, y los otros dos grupos de benignas y normales, por otra (p<.05 para ambas comparaciones), con puntuaciones más elevadas en el primer grupo mencionado. Por otra parte, las comparaciones múltiples de la interacción (prueba Scheffé) mostraron diferencias significativas entre las mujeres con diagnóstico maligno mayores y los otros cuatro grupos: mujeres con diagnóstico benigno jóvenes y medianas, y mujeres con diagnóstico de mamas normales jóvenes y mayores (p<.05 para todas las comparaciones), siempre obteniendo puntuaciones más elevadas el grupo de más edad con diagnóstico de cáncer. Tomando la edad como covariable, el ancova resultante (Diagnóstico X Hijos) mostró un efecto principal significativo únicamente de la variable diagnóstico [F(2,422)=9.493 p<.001], apareciendo la covariable edad como significativa (p<.01). En segundo lugar, y con respecto a la subescala de Autosacrificio, el anova Diagnóstico X Edad X Tener Hijos mostró un efecto principal significativo de las variables Diagnóstico [F(2,427)=10.696 p<.001], edad [F(2,427)=6.756 p<.001] y Tener hijos [F(1,427)=17.958 p<.001], no resultando significativas las interacciones Diagnóstico X Edad [F(4,427)=1.158], Diagnóstico X Tener hijos [F(2,427)=1.1878], 29 y Edad X Tener hijos [F<1]. Las comparaciones múltiples de un factor realizadas (prueba Scheffé), con respecto al diagnóstico, dieron como resultado diferencias significativas entre las mujeres con cáncer de mama y los otros grupos de diagnóstico benigno y mamas normales, con puntuaciones más altas en el primer grupo (p<.05 para ambas comparaciones). Con respecto a la edad, las diferencias encontradas fueron entre las mujeres medianas y jóvenes, entre las mujeres mayores y las medianas, y entre las mujeres mayores y las jóvenes, siendo el primer grupo de comparación el que obtuvo mayores puntuaciones que el segundo (p<.05 en todas las comparaciones). Por último, en cuanto a la variable tener hijos, fueron las mujeres con hijos las que tenian puntuaciones más elevadas en esta subescala que las mujeres que no los tenian (p<.05). Cuando optamos por mantener a la edad como covariable, los resultados del Ancova Diagnóstico x Tener hijos mostraron un efecto principal significativo del Diagnóstico (F(2,438)=11.158 p<001) y de la variable Tener hijos (F(1,438)=16.686 p<001), siendo tambien la covariable significativa (p<.001). DISCUSION Como se recordará, el interés de nuestro trabajo era averiguar si existían diferencias signficativas en las puntuaciones obtenidas por tres grupos de mujeres constituidos según su diagnóstico: mujeres con cáncer de mama, patología benigna y mamas normales, en dos variables que han sido puestas de manifiesto como relevantes en la literatura y que reflejarían parte de lo que se ha venido en considerar como patrón tipo C o "personalidad propensa al cáncer". Un dato interesante a señalar es que todas las mujeres desconocían su diagnóstico en el momento de recoger los datos objeto de análisis. 30 A partir de los resultados obtenidos hemos podido comprobar que tanto la variable Racionalidad, que ha sido definida como el grado en el cual un individuo usa la razón y la lógica como una forma de afrontamiento general al entorno y, más especificamente, como una forma de evitación de las emociones interpersonales negativas, como la variables Necesidad de Armonía, que se refiere a un comportamiento abnegado y a una actitud de autosacrificio con el fin de mantener relaciónes "armoniosas" con el entorno, son capaces de diferenciar entre el grupo de mujeres con cáncer de mama de los otros grupos de mujeres con mamas normales o patología benigna. En lo que se refiere a la Racionalidad, los resultados del análisis de varianza mostraron que las mujeres con cáncer de mama puntuaban significativamente más alto que las mujeres con mamas normales o con diagnóstico benigno, resultados que coinciden con los de otros autores, como GrossarthMaticek y col (1985, 1988), Spielberger (1988), Van del Ploeg y col., (1989), Swan y col. (1991, 1992), Fernández-Ballesteros y col (1994, 1996a, 1996b), Bleiker, (1995), aunque no siempre se han utilizado los tres grupos de comparación de nuestro estudio. Si bien en nuestra investigación la variable edad no ha alcanzado el nivel de significación requerido como en otros trabajos (Swan y col., 1991; Fernández-Ballesteros y col., 1996b) algunas cuestiones nos hacen ser prudentes a este respecto, ya que entendemos que nuestros datos no se encuentran totalmente libres de la influencia de esta variable, como lo demuestra el hecho de que su influencia haya aparecido como marginalmente significativa. En la literatura aparecen resultados que ponen de manifiesto la influencia de la edad en las puntuaciones en Racionalidad (Van der Ploeg y col., 1989; Spielberger, 1988; Bleiker y col., 1993; Swam y col., 1991; , Fernández-Ballesteros y col., 1996b), aunque diversos aspectos como, por ejemplo, que se considere unicamente un rango de 31 edad limitado o que inicialmente el grupo con cáncer tenga una edad más elevada, hagan que no se haya podido establecer un patrón de resultados claro con respecto a este punto. Sin embargo, nosotras creemos que hemos dado un paso más al tratar de controlar el efecto que la media de edad más elevada del grupo de mujeres con cáncer podría representar. En este sentido, una vez controlado el efecto de la edad, podemos afirmar la relevancia que sigue manteniendo el diferente diagnóstico recibido para la variable de Racionalidad (R/ED). Por consiguiente, los resultados hallados a propósito del diagnóstico no resultaban contaminados por los efectos de la edad, y la edad, de forma independiente, no alcanzó el nivel de significación suficiente. Con respecto a las dos subescalas (Racionalidad y Defensividad Emocional) que componen la escala total de Racionalidad (R/ED), tendriamos que decir que es precisamente el componente más negativo o patológico de esta escala, recogido en la subescala de Defensividad Emocional, el que soporta practicamente el peso de las diferencias halladas entre los distintos diagnósticos. Así pues, las mujeres con cáncer de mama fueron las que obtuvieron puntuaciones más elevadas en Defensividad Emocional comparándolas con las mujeres con diagnóstico benigno y mamas normales, pero ademas, las diferencias debidas a la edad son también significativas para esta subescala, obteniendo las puntuaciones más altas, las mujeres de más edad, siendo los efectos de una u otra variable independientes entre sí, como ha quedado establecido mediante los análisis de covarianza. Por consiguiente entendemos que las mujeres con cáncer de mama utilizaban la razón y la lógica como una forma de afrontamiento general al entorno en mayor medida que las mujeres con diagnóstico benigno o con mamas normales, y que es precisamente en el aspecto más patológico de esta característica en donde las diferencias se dejan observar de forma mucho más patente. Este aspecto más 26 negativo se refiere a la utilización de la razón y la lógica como una manera de evitar las emociones interpersonales negativas, y además de constituir una característica diferencial de las mujeres con cáncer de mama, lo es también probablemente de las mujeres de mayor edad. Los hallazgos con la variable Armonía resultaron ser algo más complejos. Además del Diagnóstico, la Edad y Tener hijos fueron varibles relevantes a la hora de diferenciar las puntuaciones obtenidas por las mujeres de nuestra muestra, ya que todas ellas mostraron tener efectos principales significativos. En cuanto a la interacción de algunas de estas variables, solo la que se refería a diagnostico X edad resultó estar prácticamente en el límite de la significación. Así pues, las mujeres con cáncer de mama puntuaron significativamente más alto en la variable Armonía que las mujeres con patología benigna o con mamas normales, lo cual estaría en la misma linea de los resultados obtenidos por Grossarth-Maticek y col. (1985, 1988), Spielberger (1988), Fernández-Ballesteros y col. (1996b) y Bleiker (1995). Por otra parte, y por lo que se refiere a la variable Edad, las mujeres del grupo de mayor edad puntuaron significativamente mas alto en Armonía que las mujeres de mediana edad o las más jóvenes. Ya que tanto el diagnóstico como la edad estaban relaciónadas con las puntuaciones en Armonía y puesto que la media de edad de las mujeres con cáncer era significativamente más alta que la media de edad de los otros dos grupos, no podiamos descartar que las puntuaciones más elevadas en Armonía podían ser atribuidas a la edad en vez de al diagnóstico por sí mismo o, por lo menos, que existiese algún tipo de contaminación en este sentido. Cuando lo efectos de la edad fueron controlados, la significación del diagnóstico quedó de nuevo reflejado en los datos, por lo que podemos afirmar que tanto el tipo de diagnóstico por si mismo, 27 como la edad son relevantes para la variable Armonía, pero además, el hecho de que la interacción del diagnóstico X edad apareciera como tendencia significativa, nos hace pensar que la combinación de ambas también ayuden a entender la variabilidad de las puntuaciones. Por último, con respecto a Tener hijos las mujeres con hijos obtuvieron puntuaciones más elevadas que las que no tenían hijos. A partir de los análisis realizados hemos podido constatar que la influencia de la variable Tener hijos es independiente de la influencia de la variable Edad en las puntuaciones de Armonia. Si bien puede ser entendida una relación lineal entre tener más edad y tener más hijos, los resultados del análisis de covarianza, controlando la variable edad, nos ponen en la pista de que el hecho de tener hijos por sí mismo influye en las puntuaciones obtenidas en esta variable, tal y como habiamos hipotetizado inicialmente. Por consiguiente, las mujeres con cáncer de mama, las de mayor edad y las mujeres con hijos informaron tener una mayor actitud de abnegación y autosacrifico, mostrando su disposición a renunciar a las propias necesidades y deseos con tal de lograr relaciónes tranquilas y armoniosas en su entorno. Ya que la interacción diagnóstico X edad se situaba al límite de la significación queremos reflejar el sentido de la misma, y esta podría interpretarse como que el efecto de la edad es mayor en el grupo de mujeres con cáncer que en los otros dos grupos, aunque en el grupo de diagnóstico benigno se observa un mayor efecto en el grupo de mujeres mayores. En el grupo de mujeres con mamas normales no hay efecto de la edad. Con respecto a las subescalas (Armonía y Autosacrificio) en las que se descomponía la escala de Necesidad de Armonia (N/H) los datos indicaron que, para la primera, que puede ser considerada como el aspecto positivo de esta característica, tanto el diagnóstico como la interacción diagnóstico X edad estaban 28 relaciónadas con la puntuación obtenida. En concreto, las mujeres con diagnóstico de cáncer alcanzaron puntuaciones más altas que las mujeres que recibieron cualquiera de los otros dos diagnósticos, pero además, la edad interactuaba con el diagnóstico, en el sentido de que tanto para mujeres con diagnóstico benigno como maligno, a partir del nivel de edad mediano las puntuaciones en Armonía aumentaban considerablemente al aumentar la edad, mientras que en mujeres con mamas normales las puntuaciones en Armonía no estaban relaciónadas con la edad. En cuanto a la subescala de Autosacrificio, que puede ser considerada como el aspecto más negativo o patológico de esta escala, los resultados de los análisis de varianza muestran que tanto el diagnóstico, como la edad, como tener hijos estaban relaciónados con ella. Así, las mujeres diagnosticadas de cáncer, aquellas con hijos y las de edades medianas y mayores obtuvieron puntuaciones más elevadas en esta variable. En cualquiera de las dos subescalas el efecto del diagnóstico era de nuevo comprobado controlando la posible influencia que podría tener la media de edad más elevada del grupo de mujeres con cáncer. Es curioso señalar que tener hijos solo se muestra significativo en la subescala de Autosacrificio y no en la subescala de Armonia. En resumen, a partir de nuestros datos hemos podido comprobar la relación que existe entre dos características Racionalidad y Necesidad de Armonía -recogidas en lo que se ha venido en llamar personalidad tipo C-, y la aparición del cáncer de mama. En nuestro estudio prediagnóstico, las mujeres que iban a recibir posteriormente un diagnóstico de cáncer de mama utilizaban, diferencialmente con respecto a otros grupos diagnósticos, la racionalización y la lógica para huir de los conflictos interpersonales, siendo precisamente el componente más negativo (subescala de Defensividad Emocional), el que marcaba las diferencias. Por lo tanto, estaríamos señalando con ello la falta de expresión de emociones negativas o antiemocionalidad que caracteriza a la personalidad tipo C y que ha sido 29 profusamente reflejada en la literatura. Por otra parte, la Necesidad de Armonia se revela como otra característica importante y en donde su aspecto negativo de autosacrificio parece responsabilizarse de gran parte de las diferencias encontradas. Para esta variable, tanto las mujeres que iba a recibir posteriormente un diagnóstico de cáncer de mama, como aquellas que sobrepasaban la edad de 36 años, como aquellas que tenían hijos, a lo que hay que añadir probablemente un efecto de la interacción entre la edad y el diagnóstico, se mostraban con mayores niveles de abnegación, autosacrificio y de renuncia a las propias necesidades a favor de las de los demás, con el objeto de huir de cualquier tipo de conflicto y mantener unas relaciónes interpersonales armoniosas. Aunque estos datos no ofrecen dudas de la importancia de considerar estas variables en la aparición y desarrollo o progresión del cáncer de mama, se necesitan muchos más estudios encaminados a poder descifrar la importancia que pueden tener determinadas características de personalidad y demográficas, además de las biológicas- en el riesgo de sufrir un cáncer de mama. 30 REFERENCIAS Amelang, M. (1991): Tales from Crvenka and Heidelberg: what about the empirical basis?. Psychological Inquiry, 2: 233-236. Andreu, Y. (1987): Creación de un cuestionario para pacientes con cáncer de mama. Tesis doctoral no publicada. Departamento de personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos. Universidad de Valencia. Andreu, Y.; García Riaño, D. e Ibañez, E. (1988): Reacciones emocionales en los pacientes con cáncer de mama. Análisis y Modificación de conducta, 14(39): 93116. Bacon, C.L; Renneker, R y Cuttler, M. (1952): Psychosomatic survey of cáncer of the breast. Psychosomatic Medicine, 14: 453-460. Bahnson, C.B. y Bahnson, M.B. (1966): Role of the ego defenses: Denial and Repression in the etiology of malignant neoplasm. Annals of the New York Academy of Sciences, 125: 827-845. Barreto, P. (1984): Factores psicológicos en pacientes con cáncer de mama. Tesis doctoral no publicada. Departamento de personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos. Universidad de Valencia. Barreto P., Capafons, A. Ibañez, E. (1987). ¿Depresión y cáncer o adapatación y cáncer?. , Boletin de Psicología, 14, 125-146. 31 Barreto, P. y Forner, E. (1986): Introducción a la Psicología Oncológica. En Belloch y Barreto (ed.), Psicología clínica. Trastornos bio-psico-sociales. Valencia: Promolibro. Becker, H. (1986): Psychoonkologie. Berlin: Springer Verlang. Bieliauskas, L. A. (1984). Depression, stress and cáncer. En C. L. Cooper, (Ed.), Psychosocial stress and cáncer. pp. 37-48. Bleiker, E.M.A. (1995): Personality factors and breast cáncer. Dordrecht: ICG Printing. Bleiker, E.M.A.; Henk, M.; Van Der Ploeg, H.M.; Hendrinks, J.; Leer, J. y Kleijn, W. (1993): Rationality, emotional expression and control: psychometric characteristic of a questionnaire for research in psycho-oncology. Journal of Psychosomatic Research, 37(8): 861-872. Blumberg, E.M.; West, F.W. y Ellis, F.W. (1954): A posible relationhisp between psychological factors and human cáncer. Psychosomatic Medicine, vol 4: 277-286. Cano Vindel, A; Sirgo, A. y Perez Manga, G. (1994): Cáncer y estilo represivo de afrontamiento. Ansiedad y Estrés, 0: 101-112. Contrada, R.J.; Leventhal, H. y O'Leary, A. (1990): Personality and Health. En L.A. Pervin, Handbook of Personality, New York: Oxford University Press. Cooper, C.L. y Cooper, R.,(1986): A prospective study of the relationship between breast cáncer and life events, type A behaviour, social support and coping skills. Stress Medicine, Vol. 2: 271-277. 32 Cooper, C.L. y Faragher, E.B. (1992): Coping strategies and breast disorders/cáncer. Psychological Medicine, Vol 22: 447-455. Cooper, C.L. y Faragher, E.B. (1993): Psychosocial stress and breast cáncer: the inter-relationship between stress events, coping strategies and personality. Psychological Medicine, 23: 653-662. Cox, T. y Mackay, C. (1982): Psychosocial factors and psychophysiological mechanisms in the aetiology and development of cáncers. Social Science and Medicine, 16: 381-396. Duszynski, K.R.; Schaffer, J.W. y Thomas, C.B. (1981): Neoplasm and traumatic events in childhood: Are they related?. Archives of General Psychiatry, 38: 327331. Eysenck, H.J. (1985): Personality, cáncer and cardiovascular disease: a causal analysis. Personality and individual differences, 6(5): 535-556. Eysenck, H. J. (1988). Personality, stress and cáncer: Prediction and prophilaxis. British Journal of Medical Psychology, 61: 57-75. Eysenck, H.J. (1994). Cáncer, personality and stress: prediction and prevention. Advances of Behavioral Research and Therapy, 16: 167-215. Ewertz, M.(1986): Bereavement and breast cáncer. British Journal of Cáncer, 53: 701-703. Fernández-Ballesteros, R., Ruiz, M.A.; Garde, S. (1996b): Emotional expression in breast cáncer and healthy women. Unpublished Manuscript, Center of Research 33 on Behavioral Medicine and Health Psychology, Tampa: University of South Florida. Fernández-Ballesteros, R.; Zamarrón, M.D.; Ruiz, M.A.; Sebastián, J. y Spielberger, CH.D. (1996a) Assessing emotional expression: Spanish adaptation of the Rationality/Emotional Defensiveness Scale. (Articulo remitido para su publicación a Personality and Individual Differences.) Fernández-Ballesteros, R.; Zamarrón, M.D.; Ruiz, M.A.; Sebastián, J. (1994). Spanish adaptation of Defensiveness Scale. Madrid: 23rd International Congress of Applied Psychology. Ferrero, J. (1992): Evaluación cognitiva y Afrontamiento en pacientes con cáncer de mama. Tesis doctoral no publicada. Facultad de Psicología. Universidad de Valencia. Ferrero, J., Barreto, M.P. (1992). Algunas consideraciones teóricas sobre las realciones entre psicología y cáncer. Oncología, 15, 434-440. Gabaldón, O., Mayoral, J.L., Páez, D. (1993). Afectividad, apoyo social, represión, alexitimia y grupos de apoyo: una investigación longitudinal y cuasi-experimental con pacientes de cáncer de mama. Manuscrito no publicado. Grassi, L. y Molinari, S. (1986): Family affective climate dring the childhood of adult cáncer patients. Journal of Psychosocial Oncology, 4(3): 53-62. Grassi, L. y Capellarri, L. (1988): State and trait psychological characteristics of breast cáncer patients. New Trends in Experimental and Clinical Psychiatry. IV (2): 99-109. 34 Grassi, L. y Lodi, M. (1989): Early family relationships and parental losses among lung cáncer patients. New Trends in Experimental and Clinical Psychiatry, V(4), pp 245-256. Graves, P.L., Mead, L.A. Pearson, T.A. (1986). The rorschach interaction scale as a potential predictor of cáncer. Psychosomatic Medicine, 48, 549-562. Greer, S.y Morris, T. (1975): Psychological attributes of Women who develop breast cáncer: a controlled study. Journal of Psychosomatic Research, 19: 147153. Greer, S., Watson, M. (1985). Towards a psychobiological model of cáncer: Psychological considerations. Social Science Medicine, 20, 773-777. Grossarht-Maticek, R. (1980): Psychosocial predictors of cáncer and internal disease: An overview. Psychotherapy and Psychosomatics, 33: 122-128. Grossarth-Maticek, R.; Bastianns, J. y Kanazir, D.T. (1985). Psychosocial factors as strong predictors of mortality from cáncer, ischaemic heart disease and stroke: The yugoslav prospective study. Journal of Psychosomatic Research, 29: 167-176. Grossarth-Maticek, R.; Eysenck, H. J.; Vetter, H. y Schmidt, P. (1988). Psychosocial types and chronic diseases: Results of the Heidelberg Prospective Psychosomatic Intervention Study. En C. D. Spielberger (Ed.). Topics in Health Psychology. New York: John Wiley and Sons. Grossarth-Maticek, Psychosomatic R.; factors Kanazir, in D.T.; the process Psychosomatic, 38: 284-302. 35 Schmidt, of P. y Vetter, H.,(1982). cáncerogenesis. Psychotherapy Grossarth-Maticek, R.; Kanazir, D.T.; Vetter, H. y Schmidt, P. (1983). Psychosomatic factors involved in the process of cáncerogenesis. Psychother. Psychosom., 40: 191-210. Hahn, R.C. Y Petiti, D.B. (1988): Minnesota Multiphasic Personality Inventory-Rated Depression and the incidence of breast cáncer. Cáncer, 61: 845-848. Holland, J.C. (1990): Behavioral and psychosocial risk factors in cáncer: human studies. En Holland, J.C. y Rowland, J.H. (eds.) Handbook of Psychooncology, New York: Oxford University Press. Hochschild, A. R. (1983). The managed heart: Comercialization of human feeling. Berkeley: University of California Press. Hu y Silberfard, P.M. (1988): Psychological Factors: Do they influence breast cáncer?. En Cooper (Ed.) Stress and Breast Cáncer. New York, John Wiley & Sons Ltd. Hugson, A.; Cooper, a.f.; Mcardles, C. S. y Smith, D. C. (1988): Psychological morbidity in patients awaiting breast biopsy. Journal of Psychosomatic Research, 32(2): 173-180. Ibañez, E. (1984). Reflexiones sobre la relación entre depresión y cáncer. Boletin de Psicología, 4, 99- 117. Ibañez, E.; Romero, R. y Andreu, Y. (1992): Personalidad Tipo C: Una revisión crítica. Boletín de Psicología, 35, Junio: 49-79. Jansen, M.A. y Muenz, L.R. (1984): A retrospective study of personality variables associated with fibrocystic disease and breast cáncer. Journal of Psychosomatic Research. 28: 35-42. 36 Jensen, A.B. (1991): Psychological factors in breast cáncer and their possible impact upon prognosis. Cáncer Treatment Reviews, 18: 191-210. Kaplan, G.A. y Reynolds, P. (1988): Depression and cáncer mortality and morbidity: prospective evidence from the Alameda County study. Journal of Behavioral Medicine. 11: 1-13. Levy, S.M. (1983). Host differences in neoplastic rifk: Behavioral and social contributors to disease. Health Psychology, 2, 21-44. Leshan, L. (1959): Psychological states as factors in the development of malignant disease: a critical review. Journal of the National Cáncer Institute, Vol. 22: 118. Leshan, L. (1966): An emotional life-history pattern associate with neoplastic disease. Ann. New York Academ. Sci., 125, 780-793. Leshan, L y Worthington, R.E. (1955): Some psychologic correlates of neoplastic disease. Journal of Clinical and Experimental Psychopathology, 16: 281-288. Levy, .M.; Herberman R.B.; Malauis,A.; Achlien, B. y Lippman, M. (1985): Prognostic risk assessment in primary breast cáncer by behavioral and inmunological parameters. Health Psychology, 4(2): 99-113. Martinez, E., Barreto, M.P. (1990). Personalidad y cáncer. Oncología, 13, 189-198. Mettler, C.C. y Mettler, F.A. (1947): History of Medicine, Blakiston, Philadelphia. Morris, T. (1980): A "Type C" for cáncer?. Low trait anxiety in the pathogenesis of breast cáncer. Cáncer Detection and Prevention 3(1), Abstract nº 102. 37 Morris, T.; Greer, S.; Pettingale, K.W. y Watson, M.(1981): Patterns of expression of anger and their psychological correlates in women with breast cáncer. Journal of Psychosomatic Research. 25(2): 111-117. Niemy, T. y Jäaskelainen, J. (1978): Cáncer morbidity in depressive persons. Journal of Psychosomatic Research, 22: 117-120. Pelosi, A.J. y Appleby, L. (1992). Psychological influences on cáncer and ischaemic heart disease. B.M.J., 303: 1295-1298. Pettingale, K. W., Watson, M., Greer, S (1984). The validity of Emotional Control as a trait in breast cáncer patients. Journal of Psychosocial Oncology, 2, 21-30. Priestman, T.J., Priestman, S.G. y Brashaw, C. (1985): Stress and breast cáncer. British Journal of Cáncer, 51: 493-498. Ragland, D.R., Brand, R. J., Fox, B. H. (1987). Type A behavior and cáncer mostality in the Western Collaborative Groip Study. Psychosomatic Medicine, 49, 209. Schaffer, J.H.; Duszynsky, K.R. y Thomas, C.B. (1982): Family attitudes in youth as a possible precurso of cáncer among physicians. A search for explanatory mechanism. Journal of Behavioral Medicine, 5:143-163. Scherg, H. (1987): Psychosocial factors and disease bias in breast cáncer patients. Psychosomatic Medicine, 49(3): 302-313. Scherg, H.; Cratler, I. y Blomhke, M.(1981): Psychosocial factors and breast cáncer: A critical reevaluation os established hypotheses. Cáncer Detection and Prevention, 4: 165-171. 38 Schmale, A. y Iker, H. (1964): The affect of hopelessness in the development of cáncer: Part I. The prediction of uterine cervical cáncer in women with atypical cytology. Psychosomatic Medicine, 26: 634-635. Schonfield, J. (1975): Psychological and life experience differences between Israeli women with bening and cáncerous breast lesions. Journal of Psychosomatic Research, 19: 229-234. Schwarz, R. y Geyer, S. (1984): Social and psychological differences between cáncer and noncáncer patients: cause or consequence of the disease?. Psychotherapy Psychosomatic, 41: 195-199. Shekelle, R.B.; Raynor, W.J.; Ostfeld, A.M.; Garron, D.C.; Bieliauskas, L.A.; Liu, S.C.; Maliza, C. y Oglesby, P. (1981): Psychological depression and 17 year risk of death from cáncer. Journal of Psychosomatic Medicine, 43: 117-125. Snell, L y Graham, S (1971): Social trauma as related to cáncer of the breast. British Journal of Cáncer, 25: 721. Spielberger, C. D. (1988). Rationality/Emotional Defensiveness Scale and Need for Harmony Preliminary Manuals. Institute for Research in Behavioral Medicine and Health Psychology, South Florida University. Stolbach, L.L. y Brandt, V.C. (1988): Psychosocial Factor in the development and Progession breast cáncer. In C.L. Cooper (Ed.). Stress and breast cáncer. John Wiley & Sons. Ltd. Swan, G.E.; Carmelli, D.; Dame, A.; Rosenman, R.H. y Spielberger, C.D. ( 1991): The Rationality/Emotional Defensiveness Scale-I. Internal structure and stability. Journal of Psychosomatic Research, 35(4/5): 545-554. 39 Swan, G.E.; Carmelli, D.; Dame, A.; Rosenman, R.H. y Spielberger, C.D. ( 1992): The Rationality/Emotional Defensiveness Scale-II Convergent and discriminant correlational analysis in males and females with and without cáncer. Journal of Psychosomatic Research, 36(4): 349-359. Taylor, P.; Abrams, D. y Hewstone, M. (1988): Cáncer, stress and personality: A correlational investigation of life-sensitization and locus of control. British Journal of Medical Psychological, 61: 179-183. Temoshock, L. (1987). Personality, coping style, emotion and cáncer: Towards an integrative model. Cáncer Surveys, 6, 545-567. Temoshok, L. y Heller. B.W. (1984): Sobre la comparación de manzanas, naranjas y ensalada de fruta: una vista de conjunto, metodológica, de los ustudios de resultados médicos en oncología psicosocial. En Cooper, C.L.: Estrés y cáncer, Madrid: Diaz de Santos, 281-319. Thomas,C.B (1976): Precursors of premature disease and dealh. Ann. Int. Med., 85(653). Thomas, C.B y Duszinsky, K.R. (1974): Closeness to parents and the family constellation in a prospective study of five disease states: Suicide, mental illness, malignant tumor, hypertension and coronary heart disease. Johns Hopkins Medical Journal, 134: 251-270. Thomas, C. B.; Duszynsky, K.R. y Shaffer, J.W. (1979): Family attitudes reported in youth as potencial predictors of cáncer. Psychosomatic Medicine, 41: 287-302. Van Der Ploeg, H.M.; Kleijn, W.C., Mook, J.; Van Donge, M.; Pieters, A. y Leer, J.H. (1989): Rationality and antiemotinality as a risk factor for cáncer: Concept differentiation. Journal of Psychosomatic Research, 33: 217-225. 40 Watson, M., Greer,S., Rowden, L., Gorman, C., Robertson, B., Bliss, J. M., y Tunmore, R. (1991). Relationships between emotional control, adjustment to cáncer and depression and anxiety in breast cáncer patients. Psychological Medicine, 21, 51-57. Watson, M.; Pettingale, K.W. y Greer, S. (1984): Emotional control and autonomic arousal in breast cáncer patients. Journal of Psychosomatic Research, 28: 467474. Wirsching, M.; Stierlin, H.; Hoffman, F.; Weber, G. y Wirsching, B.(1982): Psychological identification of breast cáncer patients before biopsy. Journal of Psychosomatic Research, 26(1): 1-10. 41 Tabla 1.- VARIABLES DEMOGRÁFICAS Y DE SALUD ¡Error! Marcador no definido. cáncer Variables benigno normal % % % 20 - 35 años 10,1 31,3 24,8 36 - 50 años 44,9 58,6 55 51 - 68 años 44,9 10,1 20,2 Casada 74,6 76,6 79,7 Soltera 11,3 15,9 14,7 Separada/Divorciada 4,2 5,2 1,4 Viuda 9,9 2,4 4,2 Bachillerato / F.P. 60,6 32,8 31,5 Universitarios 28,2 43,6 41,3 11,3 23,7 27,3 Ama de casa 11,3 10,1 8,4 Trabajo remunerado 56,3 39,4 36,4 32,4 50,5 55,2 Edad Estado civil Nivel de estudios Primarios Ocupación laboral En paro Nº de hijos 42 Sin hijos De 1 a 3 hijos 18,3 25,1 18,6 4 ó más hijos 70,4 67,2 70,7 11,3 7,7 10,7 7 5,9 4,9 74,6 67,9 72,7 1,4 1,4 4,2 56,3 50 55,9 18,3 7,9 12,6 23,9 15,7 13 62,7 71,5 74 13,4 12,8 13 Edad a la que tuvo el primer hijo Antes de los 20 años Entre los 21 y los 35 36 años ó más Edad en la que tuvo el último hijo Antes ó en los 35 años Después de los 35 años Edad en la que tuvo la menstruación A los 11 años o antes Entre los 12 - 14 años Después de los 14 años 43 TABLA 2.- Medias y desviaciones típicas de las Escalas de Racionalidad (R/ED) y Necesidad de Armonía (N/H) y sus respectivas subescalas en las tres muestras de mujeres: cáncer de mama, patología benigna y mamas normales ¡Error! Marcador no cáncer benigna normales definido.Escalas y N=71 N=290 N=143 Subescalas M Sd M Sd M Sd 35.30 7.45 31.73 5.25 31.42 5.54 16.01 3.19 15.10 2.51 14.76 2.68 Emocional 13.36 3.81 11.23 2.87 11.14 2.79 N/H 40.50 5.89 36.31 5.73 35.98 5.88 16.73 2.45 15.15 2.64 15.10 2.80 16.63 3.09 14.83 2.89 14.20 2.93 R/ED Subescala de Racionalidad Subescala de Defensividad Subescala de Armonía Subescala de Autosacrificio 44 no poner esta tabla. OTRAS VARIABLES RELACIÓNADAS CON LA ENFERMEDAD ¡Error! Marcador no definido. Variables cáncer benigno normal % % % Positivos 63,2 85,9 90,6 Algo negativos 32,4 12,3 8,7 Bastante negativos 1,5 1,4 0,7 Muy negativos 2,9 0,4 0 Algo 10,6 10,3 12,9 Bastante 27,3 43,1 34,7 Mucho 19,7 26,3 27,7 42,4 20,2 24,8 26,8 33,2 70,4 62 26,2 12 11,3 40,6 17,6 Tipo de resultados esperados Grado de preocupación por el diagnóstico Nada Razón de la consulta Control periódico Bulto o inflamación Anomalías previas benignas 45