ARTÍCULO Alrededor de... (2) Poco a poco, con paciencia benedictina fueron capaces de ir leyendo y darse cuenta que con él en las manos se podía hacer un trabajo sobre algo desconocido hasta el momento, había datos suficientes como para llevar a la práctica un navío de 90 cañones del siglo XVII que además fue Capitana Real General y, que se llamó: «Nuestra Señora de la Concepción y de las Ánimas ». En los ratos libres que sus ocupaciones de cátedra le permitían a uno y de estudios al resto del equipo, fueron sacando la ristra de números para convertir aquellos apuntes de campo, en el modelo que gracias a ellos podemos disfrutar cuantos pasemos por el Museo naval de Madrid, lugar donde ancló definitivamente después de sus muchas singladuras y los muchos amantes que solicitaron su mano en el transcurso de sus viajes. Pero ancló con el amigo manco e incompleto que le fue siguiendo en su crecimiento. Fotos y textos: Marta L. Durandegui y Jesús Mª Lizarraga E ste galeón de 90 cañones que se describe en el manuscrito bajo el nombre de «Arte de fabricar reales» fue construido en Colindres entre los años 1682 y 1690 por los maestros D. Antonio Amas e Ignacio Soroa, bajo la dirección del general D. Millán Ignacio de Iriarte. Gaztañeta; aunque este no es el momento de hablar de sus conocimientos como marino experimentado, sí se puede aventurar que en su manuscrito y en sus observaciones no renueva ni revoluciona pero sí resuelve los problemas de entonces. Lo típico de entonces, era pura lógica, se trataba de conjuntar, capacidad de carga, velocidad, potencia de fuego, estabili- 20 · MÁS NAVÍOS dad, robustez y ligereza, facilidad de maniobra y calado pequeño si se puede, con un porte grande. Por eso lo primero que hace es diferenciarse de Garrote, quien quería construir las embarcaciones de carga con los mismos gálibos que los de guerra. Gaztañeta opta por diferenciarlos. Lo peculiar de este diseño es que en pleno siglo XVII aplica sistemas de trazado propios del siglo XVIII, tratando de dar con unas líneas de un navío veloz, marinero, de gran poder de fuego y capaz de cruzar el atlántico. Un navío que corte las aguas, no que se sumerja en ellas y con unas líneas que permitan llevar con finura las aguas al timón. Comienza para ello en va- riar el trazado de la maestra pasando del círculo al óvalo o a dos radios, bajando el puntal a la misma manga. no respeta la largura de la quilla que estaba de moda, la alarga para poder bajar las obras muertas y así poder facilitar el gobierno del navío y conseguir más velocidad. De Gaztañeta se puede decir que fue quien creó las bases para la recuperación naval en España. Se adelantó a los grandes constructores del siglo XVIII, en él se inspirarían para llevarse la fama los constructores ingleses, holandeses y franceses. Pero la vida es así. Según figura en las libretas de trabajo del modelista, se comenzó primero por hacer una toma de datos y apuntes de los medios modelos en Motrico, en casa del Sr. Areilza, se continuó con la realización de un plano de líneas de agua a escala 1/40. No puede recordar quién o quienes se encargaron de hacer tablas de conversión de medidas antiguas a medidas sistema métrico decimal. Fue un trabajo bueno y necesario. Los ingenieros proponen la construcción in situ, de pesas de plomo para ayudar en la delineación de los planos, se alisan los mismos en sus trazados. Se hace un medio modelo a escala 1/40 para trazar las varengas y genoles. Posteriormente se hace ya un plano a escala 1/30 MÁS NAVÍOS · 21 ARTÍCULO y es cuando al llevar los datos al CAD/CAM, se aprecian algunas correcciones a introducir en la tablazón. Fue la única vez que se utilizó (año 1990) el CAD/CAM, fue una pena no poder tener acceso al mismo para todo el trabajo, por lo que se tuvo que realizar por los métodos convencionales; tablero, escuadra, cartabón y como modernidad un paralex, el resto en plan artesano. Llegan las horas interminables de suposiciones, estudios y más estudios, viajes de uno de los ingenieros a San Sebastián, fotos y más fotos para llevar al resto del equipo y trabajar sobre ellas. Hasta pasados cinco meses no se tiene ya la quilla preparada con todo su estudio. Hubo un famoso periódico, así lo llamaban, con más hojas que una novela que decía: Libro VIIII Título XXVII De los Fabricadores y Calafates, del tiempo de Felipe IIII 21 de Junio de 1624, aquél manual había que leerlo por lo menos una vez al mes, era como una especie de diccionario para poder entender de algo de lo que se traían entre manos, el autor de modelo manco siempre pensó que en vez de escribir tanto aquellos señores, podían haberse molestado en dibujar más. Mientras sacaba foto y foto del proceso fue testigo de las discusiones del escarpe entre el branque y la quilla. De las mermas en esfuerzo que supondría los cortes en rayo de Júpiter según la dirección de la veta. Allí se dibujaba y se discutía todo mientras se hacían pruebas para confirmar suposiciones. Nuestro modelista tenía centrada su atención en la parte que le correspondería a él, la zona central. Pero relatando un poco el proceso de análisis y trabajo, es digno de ver la secuencia del mismo. Por ejemplo; las varengas, sin dentar, se posan libremente sobre la quilla. Una sí y otra no, irán fijas por medio de pasadores de hierro con ojo de aguja que entrarán 22 · Más NAVÍOS de abajo hacia arriba, desde la parte inferior de la quilla, enhebrando ésta con la varenga y la tabla de gratil. Una vez atravesadas estas tres piezas, sobre el pasador se coloca un arandela de hierro cuadrada, a través de la arandela emerge la cabeza del pasador de aguja, una cuña de hierro lo ciega mientras se va clavando a golpe de maza para tratar de dar tensión al conjunto, finalmente es doblado a golpes para impedir el retroceso. Poco más o menos la función que hoy haría una arandela de presión. Luego viene el proceso de empalmar esas varengas a los genoles. La varenga de la cuaderna maestra es diferente a todas en el sistema de unión. Ésta, lleva por ambas caras dos piezas macho en cola de milano. Los genoles que besarán a esta pieza por ambas caras (hacia proa o popa) llevan los huecos hembras en cola de milano para abrazarse con la varenga correspondiente. A partir de este doblete, el resto de las varengas llevarán un solo macho en cola de milano para su unión con el genol que le corresponda. Este proceso se repite hacia proa y hacia popa con la salvedad que se ha mencionado para la varenga de la cuaderna maestra, que dada la peculiaridad es preciso que se vea que es la única que llevará por ambas caras las colas de milano macho. Para que esto que resulta difícil de explicar si no se dibuja y, para que fuese visto en su día, en la parte de la obra viva que se corresponde con la cuaderna maestra le falta el forro. En el modelo se puede ver gracias a un espejo colocado inclinado sobre la peana de exhibición El relleno de las claras entre varengas lo cierra y mantiene el dentado de la tabla de gratil colocada como sobrequilla que deja a las mencionadas como encarceladas en una especie de peine o cremallera dentada para ha- cer un cuerpo común; quillacontraquilla, varenga y gratil. Esta manera de unir no hay quien la suelte pues el bloque así formado va sujeto por los empernados con su correspondiente pasador. Poco a poco va tomando forma y es preciso mantener la alineación de las cuadernas que van creciendo y conservar las mangas en cada uno de los pisos. Para conseguir lo primero, en el modelo del que se habla se optó por abrazar tanto las de babor como la de estribor con un yugo formado por dos gruesos maderos unidos entre sí con unos pasadores roscados que mantenían en todo momento alineadas entre sí las piezas que abrazaban. El forrado del interior también es digno de mencionar ya que no se forra como una cubierta más o espacio a cerrar. Es preciso dotar de fuerza al imponente edificio que se va construyendo y las piezas de cubrición serán distintas según las necesidades y también lo serán sus nombres. Se puede ver en el modelo expuesto la descripción que me hace, pero en nuestra charla me va dibujando a mano alzada las piezas del forro. A partir de la quilla hasta la tablazón inferior de la primera cubierta, lo forman las siguientes piezas. A tope con la tabla de gratil lleva cinco tablazones, una cingla, cuatro tablazones hasta la próxima cingla, una tabla y un palmejar una tabla, una cingla y el lierne donde reposará el bao vacío de la segunda andana en cola de milano. Le seguirán un contralierne, tabla sencilla, palmejar, tabla sencilla, palmejar, lierne que recibe el bao vacío de la primera andana, el contralierne correspondiente, palmejar, tabla sencilla, palmejar y el primer dormido que recibe el bao de la primera cubierta. Toda esta tablazón se verá reforzada por las correspondientes bulárcamas, comenzando por la llamada sobre plan, seguida de el primer ligazón de bulárcama y, el segundo que morderán endentadas sobre los salientes de las cinglas. De aquí en adelante el forrado es más sencillo entre cubiertas. Tres finas de aforro alternado con otras dos llamadas grueso palmejar. La primera fina de aforro descansa siempre sobre el trancanil que a su vez este descansa sobre la cubierta y la que va encima de la tercera fina de aforro recibe el dormido de la cubierta superior que es quien a su vez recibe a los baos en cola de milano. Los baos vacíos descansan ya sobre los durmientes de manera que reciban los escarpes de las ligazones, llevan tres curbatones Más NAVÍOS · 23 ARTÍCULO por cada cabeza de bao uno por encima y dos por los lados. Los trancaniles reposan sobre el piso de la cubierta y van cogiendo por el interior la inclinación del forro y por la parte del servicio de cubierta van achaflanados y escuadrados en el pico. El gran abitón queda ya en la segunda cubierta, al anclar aquella señora pieza parecía que iba a desentonar por sus dimensiones en el conjunto y luego se ve en la tercera cubierta que semeja un pequeño perchero. El aparejo del gran abitón es un trabajo bonito, la pasteca triple, la cofa, las mesas de guarnición ...etc. El ancla un auténtico trofeo para cualquier regalo, está hecha en ébano y trincada según normas junto a su boya. En la segunda cubierta, en la cabeza de la brazola correspondiente al lado próximo a la arquera, lleva dos postes un tanto extraños para el profano y que parece que nada pintan ya que son postes giratorios. Están para que la maroma del ancla al ser estibada no golpee otros postes ni a los sirvientes que puedan estar manejando la bomba. 24 · Más NAVÍOS Llega el momento de decidir si este trozo del navío llevará portas y cañones. Hay varios trabajos que se hicieron y se conservan los dibujos y las piezas sobre los carros de los cañones, las gualderas. Se hicieron unas de olmo, la madera real que llevaban, la que no produce astillas ante el impacto de la bala. Con los cañones se hacen los modelos de las tres baterías. Las del navío completo su autor las hizo en ébano, las del modelo del relato se hicieron en hierro y posteriormente fueron pavonadas de una manera muy sui generis, calentarlas con soplete poniéndolos al rojo y sumergiéndolos en aceite usado de coche. Pero al final, el autor vio que todo el trabajo didáctico que se propuso mostrar, si se llenaba de detalles, quedaba en algo parecido a una ferretería ambulante. Cientos de piezas ocultaban a la vista, el verdadero trabajo de carpintería, según el manuscrito. Se quitan las portas, los aparejos de las mismas, las hamacas o coys de los artilleros y se deja la mesa o mesas que usaban para comer. Mesa que en caso de combate o trincado lateral de las piezas en transporte en malas condiciones de mar eran desmontadas. Solo quedan fijas en las paredes interiores las alacenas y se dejan en los baos las alcayatas de los coys a la vista. Para dar una idea, de esa especie de catedral del mar, que era un navío de estas características, lo más cercano al observador es ponerle unas personas o sirvientes a escala; se pone un carpintero en el pasillo reservado a ellos para las reparaciones, lugar que debía estar libre de pertrechos para poder ver y trabajar sobre las vías de agua abiertas por combate o destrozos causados por rocas. Otra figura a escala, está en uno de los cigüeñales del eje de bombas y un tercero aparece con un candil en alto tratando de buscar o hacerse ver en aquella especie de catacumbas que eran las cubiertas inferiores y de las cuales solo salían para desembarcar o ser sepultados en la mar. De todo ello, el autor del modelo, quiere entender y ver no solo la obra sino trascender un poco más allá en el mudo mensaje que nuestros antepasados pudieron dejarnos al hacer estas obras de ingeniería naval. Para España no era la mejor época, pero un pueblo educado en la sensatez también es ca- paz de prosperar en situaciones adversas a diferencia de un pueblo ignorante que solo vive de las ilusiones que los charlatanes o juglares de turno le venden. Unos nos dejaron sus mensajes en piedra, otros en madera y otros escritos con su sangre y sus sufrimientos. Gaztañeta y todos los que han intervenido en llevar su manuscrito a una realidad podrían haber contado una gran mentira tejida de trocitos de verdad y se les hubiese aplaudido y salido en los medios. Pero es que todos ellos fieles a su buen hacer, esa banalidad no les importó, tardaron más de diez años en desentrañar casi todo, para que hoy podamos disfrutarlo y contarlo. No fue a la Expo de Sevilla y creció en el silencio. Esta ha sido a grandes rasgos la larga historia, que el autor del modelo, inacabado a propósito, me ha ido contando, historia que se ha desarrollado mientras me explicaba con dibujos o con las propias manos el cómo, las diversas maderas se abrazaban unas a otras para dar vi- da a un barco; un algo que según él, deberíamos hacer todos para formar una Sociedad más unida, una Familia más unida, una Patria unida. Es la única manera de afrontar el mar de la vida, las tormentas y las crisis. La solución y la escuela está en el mar, al fin y al cabo de él vinimos. Con ese trabajo cree rendir un homenaje a todos los marinos de todas las naciones y en particular a los de la Armada Española heredera fiel de glorias y penurias pasadas. Me recomienda que con estos sencillos datos tomados que he tomado a vuela pluma, visite la sala de los Austrias en silencio y le hable al trozo de barco y al barco entero, y que luego les escuche. Las fotos que acompañan al artículo las debo a la gentileza de Marta L. Durandegui que fue quien las tomó en la única vez que estuvo expuesto el modelo terminado en San Sebastián, de ahí partió para el Museo Naval de Madrid. El dibujo que se adjunta está pasado a limpio de lo que se dibujó mientras se contaba la historia y para que la lectura no quede farragosa. Es el martes 24 de septiembre del 2002 cuando un correo electrónico de la Directora Técnica Dña. Mª Dolores Higueras Rodríguez comunica al modelista y fotógrafo la noticia de que, ese mismo día en la Junta de Gobierno del Museo Na- val, se determina aceptar ser depositarios del modelo que hemos contado así como el ofrecimiento de duplicar todo el material fotográfico alguna de cuyas fotos acompañan al artículo. Ambos modelos, el entero y el parcial, ocupan la sala mencionada y os esperan, o nos esperan para poder charlar «alrededor de» (ellos). Más NAVÍOS · 25