10481507 03/13/2005 10:06 p.m. Page 5 LUNES 14 DE MARZO DE 2005 | EL SIGLO DE DURANGO | 5B LUNES DE CULTURA “Donde da vuelta el aire” POR MACARIO RUEDA LOZANO Buscas en Roma a Roma, ¡Oh peregrino! Y en Roma misma a Roma no la hallas. PIT II y Quevedo. CON UNA PEQUEÑA AYUDA DE MIS AMIGOS (ADELANTO DE NOVELA) Los instintos asesinos surgieron en el fondo del Saloon. Dos personajes grises desenfundaron la Colt .45 que llevaban al cinto y apuntaron a la mesa vecina donde cuatro alegres bohemios departían ruidosamente. No alcanzaron a disparar, llegó el mesero y amablemente les limpió la cara, después la mesa y finalmente la cartera. Ellos, los personajes grises, montaron en cólera porque los bohemios hablaban de la historia del Viejo Oeste, lugar donde la desilusión impera. Y los grises sintiéronse aludidos: los grises han depredado por centurias la región, y no les gustó que los descubrieran, querían matar a los inocentes amigos que disfrutaban de una noche de juerga. Los bohemios hablaban, cantaban, reían, hacían poemas a la mujer, a la belleza, y hablaban de la cruda realidad, de la pobreza, del abandono que sufre esta tierra por causa de los personajes grises. Los depredadores en el Saloon ni siquiera son los principales devastadores, son apenas unos esbirros del poder; sus caras de vaqueros pequeño-burgueses apenas les alcanza para ser siervos de los poderosos intereses que expolian esta región. No valía la pena pelear con los grises, y los bohemios optaron por retirarse, un poco desconcertados y temerosos. El mesero se encargó de poner en su lugar a los indignados personajes grises que de- cían defender la historia del Viejo Oeste (que ni conocen); el mesero los arrastró hasta la puerta del fondo y los colgó de una alcayata donde se cuelgan las vísceras que distraen a los buitres para que no coman la carne buena”. (Continuará…) Hablando de estética, imaginen ustedes a nuestro estado como un dibujo: mirémoslo desde el aire y comprobaremos que ha perdido sus ejes principales. Ya no se ven las vías del ferrocarril, ya los ríos aparecen contaminados, y las carreteras forman líneas irregulares que van a ninguna parte. Sigamos trazando sobre el lienzo las bases para nuestra pintura al óleo. Convirtámonos en un Rembrandt, o bien en un Rivera, nunca se imaginen que pintan un cuadro a la manera de Goya o de Van Gogh. Las vías del ferrocarril ya no existen y, sin embargo, todavía se mueven, se mueven sobre ellas góndolas de trenes fantasma que siguen trasladando el hierro de la montaña que ya se agotó desde hace muchos años. Se agotó el mineral y sin embargo los barrenos siguen agrietando las casitas de las colonias cercanas y en otros estados los edificios de hierro brotan como hongos después de la lluvia. Sigamos pintando nuestra obra de caballete, ahora con las imágenes de la ciencia: los científicos aconsejan no permanecer muchos minutos en terrenos ferrosos o junto a las corrientes de agua porque estos elementos crean electromagnetismo que puede ser perjudicial para la salud de los humanos. Los científicos también aconsejan que para que un cuerpo se mueva en la misma dirección y a velocidad constante no se le imprima ninguna fuerza. O sea, en esta región estamos fregados: con cuerpos de agua fósil (con arsénico) bajo nuestro suelo y en las llaves de las casas (las casas que tienen llaves, porque hay miles que ni puertas alcanzan), vivimos sobre, en, entre, cabe, con y contra un suelo ferroso (agotado, recuerden, pero no se acuerden de la cuota de 4.50 por tonelada de la cual los habitantes de este Viejo Oeste -o aquel-, no vimos nada). O sea que vivimos en un lugar en donde los científicos recomiendan no permane- cer más de 15 minutos. Bueno, sigamos la segunda ley de Newton: imprimir una fuerza a un cuerpo lo acelera y lo cambia de dirección. Esta tierra tiene todas las condiciones para vivir bien: recursos naturales en abundancia (aún), no ocurren grandes desastres naturales nunca: ni inundaciones catastróficas, ni temblores (nada más los de la cruda), nada de ciclones. Sufrimos, padecemos pero también disfrutamos de un agradable aislamiento, no vienen turistas a encuerarse en nuestras calles como en Cancún o Acapulco, no circulan por las carreteras demasiados vehículos de carga, no hay industria que contamine el aire (del agua ni acordarse, da muina)…Con todas estas condiciones paradisíacas, ¿qué esperamos para hacer de este Viejo Oeste un nuevo y vivo lugar para vivir? Y no digo paraíso, porque sería mucho pedir, pero podemos solicitarlo (no olvidar las copias con atención al encargado de la Subdirección). Este lugarcito agradable, muy agradable, del universo, tiene todo para convertirse en el hogar de la cultura, en el refugio de los naturistas, en el nido de los amorosos, en la pasión de los artistas, en la magia de los magos, en el remanso de los que sufren, y en la victoria de los que corren, saltan, nadan, vibran. No, no estoy proponiendo este corazón del país como sede de los Juegos Olímpicos, tampoco como la sucursal de París. La solución está a la vista y en nuestras manos, sólo hace falta esa fuerza para acelerar nuestra masa y darle otra dirección. No es posible que sigamos Aparecen figuras de posibles pictogramas POR: ALBERTO BALLESTEROS C. EN EL CERRO DE LOS REMEDIOS En un principio, creí que se trataba de una broma lo que me estaba compartiendo el ingeniero Gallegos, vecino del fraccionamiento Los Remedios, precisamente en el cerro que lleva ese nombre y a quien conocí de manera más bien accidental en una oficina de Gobierno. Lo que él me asegura es que desde hace un tiempo, aproximadamente año y medio, ha encontrado dibujos extraños en la escalera principal del cerro -la más conocida, más extensa y más visitada por la gente para hacer ejercicio-, dice no estar seguro de decirles dibujos, símbolos, señales o, como lo cree últimamente: pictogramas o ideogramas. El asunto es que se trata de registros pictóricos cuyo significado no ha logrado resolver aún. Estos registros raros los ha encontrado siempre en el mismo lugar: al costado del escalón número 110, esto es casi exactamente a la mitad de esa escalera. La seriedad que el ingeniero y su familia le ponen a estos dibujos es por la experiencia que tuvieron cuando se presentó el encuentro con el primero de ellos y por las características de los mismos. Resulta que la casa del Sr. Bonifacio Gallegos, en lo alto del cerro, tiene varias ventanas desde donde se aprecia, casi por completo, el largo tramo de la escalera del caso, especialmente de la ventana de su recámara. Y sucedió en una noche de mayo en que estando la familia a punto de dormir, el Ingeniero, como lo tiene por costumbre, fue a la ventana de su recámara y recorrió su mirada por toda la escena nocturna que viendo impasibles cómo se suicidan nuestros niños, nuestros hombres y mujeres maduros, nuestros ancianos. Nuestros jóvenes. No es posible que sigamos presenciando pasivamente cómo la violencia local e importada se come nuestra convivencia pacífica. Sigamos pintando nuestro cuadro de caballete y pintemos a los habitantes de esta tierra como lo que son: valiosos seres humanos. Sólo hace falta un poco de voluntad, porque recursos los tenemos. Ahí está en el centro-norte de nuestra ciudad un edificio que se convertirá en el Centro Regional de las Artes, la antigua estación del ferrocarril honrará su feliz memoria transformándose en el eje de la cultura del norte o noreste, o este o aqueste. Un edificio que espera los mejores tiempos anunciados por tirios y troyanos. Para que esta comunidad no entristezca, para que no se llene de rabia, para que no se salga de quicio. Hay tiempo, hay tiempo de pintar un cuadro de caballete que sea algo más que un bodegón, hay tiempo de pintar muchos cuadros; sólo se requiere un poco de voluntad. Poemas para no extrañar POR JESÚS MARÍN V Se me figuró que las palabras podrían hacer milagros. Exorcizar la callada muerte. Dejar en ellas el dolor de la ausencia. Pensé que una vez que escribiera lo mucho que necesito verte desaparecería está nostalgia oscura. Y dejaría de ir a los muelles, visitar zoológicos. Dejaría de esperar el arribo de trenes; de preguntar a mendigos y llorar junto a cementerios. Creí que con cada palabra expulsada sería un poco más libre. Un poco menos tuyo. Lo cierto es que las palabras recién plasmadas pesan más que la hiel sin purificar. Hieren más que la gris monotonía. es posible observar desde ese punto. Lo que llamó su atención ese día fue una pequeña lucecilla, casi imperceptible, que destellaba un color violeta a mitad de la famosa escalera del Cerro de Los Remedios, de inmediato llamó a su esposa y ambos vieron la luz que, después de moverse incesantemente por algunos dos minutos, se apagó para no encenderse más, al menos en ese momento. No se atrevieron a salir y desplazarse a investigar qué había generado dicha luz, fue hasta el día siguiente y después de las seis de la tarde cuando Bonifacio se acordó del avistamiento y decidió desplazarse hasta el supuesto lugar. En una ojeada rápida y general no encontró nada anormal, fue hasta que revisó minuciosamente los costados de los peldaños donde más o menos calculó el lugar de ubicación de la luz, cuando se percató de una figura un poco extraña que parecía estar grabada con limadura de plata o algo así que, inexplicablemente no se caía a pesar del raspado vigoroso que aplicó con una llave. Se trataba de un dibujo plasmado en el área rocosa que bordea la escalinata de aproximadamente 30x30 centímetros. Lo primero que hizo Bonifacio fue copiar la figura (1) en un papel, ante el temor de que fuera a ser encontrada por otras personas y quizás destruida, también anotó el día en que vio la luz violeta que supone el momento de la aparición del dibujo. Desde entonces, diariamente acudió al lugar a percatarse de la permanencia del hallazgo que continuó por 11 días, ya que al duodécimo percibió que había desaparecido. Sin embargo, continuó visitando el lugar hasta que experimentó el encuentro con una segunda figura (2), para esto tuvieron que pasar siete semanas, como en esta ocasión no hubo avistamiento de luz, Bonifacio no sabe con precisión cuándo apareció el dibujo, pero casi está seguro que éste también duró exactamente 11 días. En las circunstancias de este segundo se repitieron la tercera y la cuarta figuras encontradas hasta ahora (se anexan). Lo que sí asegura la familia Gallegos, testigos únicos por hoy de estos hallazgos, es que se trata de hechuras no convencionales por la morfología de los dibujos y por la tecnología que es necesario utilizar tanto para lograr plasmarlos con la nitidez y fijación que ellos han apreciado, como para borrarlos sin dejar absolutamente ninguna señal. Seguramente que el caso seguirá abierto y dará mucho qué opinar en el futuro mediato. Por ahora, la hipótesis que adelanta la familia es que Durango, como otras partes del mundo, es receptor de algunas señales que entrañan mensajes importantes, provenientes de fuentes desconocidas, que tienen que ver con el futuro de la humanidad y que las escaleras del Cerro de Los Remedios no son un punto accidental para este fenómeno, sino son, quizás, más emblemáticas de lo que suponemos. abc24mx@hotmail.com Se me figuró, así de repente que las palabras tenían poder. Y con solamente escribir lo mucho que extraño tus pies pequeños y tu forma de reñirme, bastaría para dejar de hablar en cada espejo y dejaría de conversar con las paredes. Se me figuró, con sólo escribir tu nombre junto al mío, que la muerte negra dejaría de abrazarme. Y tú volverías de entre los muertos. III De un tiempo a la fecha me ha surgido un horror pavoroso a los calendarios. A los días que transcurren, descarados y cínicos, no soporto ni el más pequeño bostezo del reloj. He reducido mi velocidad al caminar. Duermo con un ojo abierto. Quiero retenerlo lo humanamente posible. Inclusive he abierto cuenta corriente en la eternidad. Cultivo la fe que mientras más ahorre menor será la espera. Y si la matemática no engaña será posible haber ahorrado lo suficiente para revertir el pasado: volver a pisar las hojas caídas de los árboles. Y mirarme en tu piel nuevamente.