Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - Respuesta no-violenta a la agresión de los Estados Unidos, Gran Bretaña y España El 16 de febrero de 2003 salía hacia Bagdad un importante grupo de catalanes con el objetivo de «situarse al lado del pueblo iraquí frente al designio de domina­ción colonial que EE UU ha decidido imponer a los hombres y mujeres de este país», según decía la convocatoria del Comité de Solidaridad con la Causa Arabe (CSCA). No se trataba de ir a defender el gobierno de Iraq sino de un sencillo pero profundo acto de solidaridad. Se trataba ̶tan poco y tanto̶ de estar al lado de las víctimas, de aquellos a los que, sin ninguna culpa por su parte, Bush, Blair y Aznar habían situado en el corredor de la muerte. Acción buscadamente humilde de acompañamiento, para decir más con el gesto que con palabras que nos ponía­mos en situación de compartir su riesgo. Porque uno de los objetivos del viaje era el de ser testigos de la invasión para poder dar la versión real de los hechos, con­vencidos de que en todas partes el asesino exige matar sin testigos y con una sola versión de los hechos, la suya. Por eso los agresores respondieron de inmediato: EE UU, por boca de Rumsfeld, dijo que cualquier extranjero que pretendiera pro­teger a la población iraquí seria considerado objetivo militar prioritario; y el go­bierno español, cerrando la oficina española y por lo tanto dejando sin protec­ción a los españoles que allí estaban. Por la simplicidad de planteamientos con los que se justificó la invasión, el con­flicto de Iraq ha tenido la virtud de actuar como catalizador de la conciencia mun­dial. Ha puesto transparentemente en evidencia que este modelo de desarrollo necesita robar y, en consecuencia, necesita matar para poder robar. Y los dirigen­tes del mundo han sido tan insolentes que lo han dicho y hecho sin ningún disi­mulo. Ni siquiera la negativa de Francia y Alemania, a votar la resolución 1.441 el 8 de noviembre de 2002 y que, por tanto, negó el placed de la ONU para la inva­sión, se situaba en el terreno de la ética, puesto que respondía fundamentalmente a preservar intereses económicos previamente contraídos. Esto se puso de mani­fiesto con la posterior aprobación de una nueva resolución de la ONU en la que habiendo obtenido Francia y Alemania garantías suficientes para sus inversiones, a posteriori se dio por unanimidad el visto bueno a la invasión. Que la verdadera intención de la invasión era la de ir a robar, se puso de manifiesto en la denomi­nada «Conferencia de donantes» celebrada en Madrid el 23 y 24 de octubre: Sin ningún pudor los empresarios proclamaron «La tarta es grande y habrá para to­dos» (gran titular de portada de La Vanguardia del 23 de octubre). 1 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - La novedad de lo ocurrido en esta ocasión ha sido la fuerza no prevista con la que se han enfrentado la lógica de la paz y la lógica de la guerra. La de una guerra injusta e ilegal y además anunciada, la de la brutalidad criminal de la agresión, de la asimetría de medios, del arrogante desprecio de la opinión pública, del mesia-nismo, etc. Y por otro lado, la de un movimiento mundial enormemente potente, que en su convocatoria y resultados ha dejado atónitos los movimientos de masas clásicos por su fuerza, coherencia en la expresión, espontaneidad y masividad. Fi­nalmente los asesinos han ganado, como no podía ser de otra forma, la batalla militar. Pero han perdido todas las batallas políticas y están ahora, definitivamen­te, perdiendo la paz. Ha sido una ola imparable de protesta contra la barbarie en la que el creci­miento de la conciencia iba a la par con el incremento de la desfachatez de las mentiras esgrimidas como argumento. En la calle, iniciativas individuales y colec­tivas, el alcalde, el cura, el maestro, el tendero, el taxista que llevaba el cartel pe­gado, los artistas en la gala de los Goya, las innumerables plataformas estables o improvisadas de cada pueblo, los grandes medios de comunicación y la revista de barrio, los centenares de manifiestos, de intelectuales, de obispos, de mujeres, del movimiento «no en nuestro nombre» de EE UU. Fueron millones de personas las que vivieron como un deber de conciencia manifestar el rechazo al asesinato que iba a cometerse y buscaron las formas más insólitas para expresarlo: miles de se­minarios y charlas, marchas por la paz, acampadas en los centros de las ciudades, oraciones ecuménicas. Ha sido un movimiento ideológicamente plural en el que han participado gentes de todas las procedencias políticas de la izquierda, de cen­tro y de la derecha, creyentes y no-creyentes, cristianos y musulmanes, con un único y muy simple objetivo en el que todos coincidían: parar la invasión. El primer Foro Social Europeo celebrado en noviembre de 2002 en Florencia hizo suya esta sensibilidad mundial y convocó la primera manifestación mundial a favor de la Paz para el 15 de febrero de 2003. El éxito de la respuesta supuso que la conciencia mundial vincula ya de manera explícita neoliberalismo con ne­cesidad de guerra y por lo tanto que el grito de Otro mundo es posible es asimismo un grito en favor de la Paz, supone que se está asumiendo la centralidad del tema de la paz. Renació entre nosotros el espíritu del pacifismo, malherido desde 1986 con ocasión del Referéndum de la OTAN. Desde entonces no había habido un consen­so tan unánime en favor de la paz. Y renacieron también las estrategias de lucha no-violenta. En ella, por un deber de conciencia, el acusador se pone a sí mismo en situación de indefensión y de riesgo. Su arma 2 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - es precisamente esta necesidad en conciencia de transgredir la norma injusta o lo racionalmente correcto y por ello la aceptación del riesgo. Se trata de dirigir una llamada a la conciencia del agresor. Esta es la fuerza, por ejemplo, de las huelgas de hambre. Con ocasión del fin de año, se convocaron en Barcelona y ciudades cercanas una serie de «ayunos en favor de la paz» que respondían en parte a estos criterios. Los ayunos fueron pronto una señal de identidad de los luchadores por la paz y los espacios y plazas ocupados por los ayunantes, durmiendo en la calle, se con­virtieron en un foro permanente de debate, una escuela al aire libre acerca de la guerra y sus causas, del modelo neoliberal de economía, acerca de la historia y el ejercicio de la no-violencia como estrategia de lucha, sobre el modelo de desarro­llo y el incremento de la demanda energética etc. Se trataba de un hecho simbóli­co que a partir del ejercicio de la no-violencia pretendía decir al pueblo de Iraq que no estaba solo, que somos solidarios con su sufrimiento y ofrecemos nuestro apoyo a la causa de la paz. Durante los años setenta y ochenta centenares de ciudadanos y ciudadanas del Estado español partieron hacia Nicaragua, el Salvador y Guatemala como Briga­das Internacionales de solidaridad con el pueblo en campañas de alfabetización, de salud o como escudos humanos protegiendo a muchos dirigentes políticos, so­ciales y populares y evitando así que muchos de ellos fueran asesinados por los «escuadrones de la muerte». De hecho se retornaba en una pequeñísima parte la gesta heroica de las Brigadas Internacionales que acudieron a España a defender la República de 1936 a 1939. Muchos de ellos fallecieron en combate. El nombre de la Brigada organizada por el comité de Solidaridad de la Causa Arabe llevaba precisamente el nombre de uno de ellos, «Mohamed Belaidi» en recuerdo de este mecánico argelino, socialista árabe que llegó a Madrid recién iniciada la revolu­ción militar contra la República y se unió como voluntario a la escuadrilla aérea que dirigía André Malraux y murió el 27 de diciembre de 1936 al ser derribado por cazas nazis sobre la sierra de Teruel. Como ayer, estas nuevas brigadas ofre­cen hoy su apoyo a la causa de los pueblos en su lucha antiimperialista. Como Rachel Corrie, la joven pacifista norteamericana de 23 años que en aquellos mis­mos días de marzo era asesinada en Gaza aplastada por una excavadora del ejérci­to de Israel cuando intentaba frenar el derribo de casas palestinas. Con estos objetivos viajaron los que voluntariamente fueron a Iraq cuando la invasión parecía ya inminente. De Barcelona partieron dos grupos: uno, de 16 personas que, respondiendo a la llamada del CSCA, ib an como Brigadas Interna­cionales contra la guerra. Y otro de 13 respondiendo a la iniciativa Humans Hields Action propiciada por Ken Nichols O'keefe, ex-marine estadounidense y veterano de la Guerra del Golfo residente en Holanda. Ante la prevista invasión, O'keefe inició la llamada Humans Hields Action, que tuvo un importante eco mundial a través de las redes de internet y agrupó a docenas de voluntarios procedentes de Estados Unidos, Inglaterra, México, Australia, España y otras nacionalidades. El primer comité partió de Londres, hacia París, Estambul y Bagdad. A él se sumó el grupo de los 13 3 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - procedentes de Barcelona. Para una misión personal y políticamente tan arriesgada era imprescindible conocer a fondo la realidad de Iraq. El Comité de Solidaridad con la Causa Arabe lleva doce años de trabajo continuo en el mundo árabe en general y en especial en relación con el pueblo palestino y de Iraq. Doce años de relaciones, desde la inde­pendencia política y posición crítica, con los estamentos oficiales y los estamentos críticos de la sociedad iraquí permitían al CSCA garantizar la realización de los objetivos de la brigada. Fueron cinco las Brigadas «Mohamed Belaidi» organizadas por el CSCA que a partir del 16 de febrero y hasta el inicio de la invasión se desplazaron hacia Iraq. Fundamentalmente se trataba de grupos territoriales del Estado español: Catalu­ña, Andalucía-Canarias, Asturias-Galicia, Madrid-Castilla y Euskal Herria-Canta-bria, integradas por una media de 25 brigadistas, además de profesionales de los medios de comunicación. Hasta el jueves 20 de marzo, inicio de los bombardeos y por tanto de la invasión, la función de las brigadas fue ponerse en contacto con los sectores estratégicos de la estructura civil de Bagdad (plantas eléctricas, depuradoras de aguas, depósitos de alimentos, hospitales, universidad, etc.) para decidir, de acuerdo con ellos mismos, la mejor ubicación de los brigadistas duran­te el ataque, o denunciando la actitud servil del gobierno español frente al de los EE UU, por ejemplo con la ocupación simbólica de la embajada después de que aquél decidiera retirar la delegación. Transcribo a continuación el relato que yo mismo escribí al regresar de la primera brigada. Bagdad ciudad pacífica y ciudad mártir «Acabo de llegar de Bagdad con una extraña y, difícil de explicar, sensación de ciudad de paz. Están en el ojo de mira del mundo entero, lo saben y lo co­mentan. Saben que mañana pueden empezar a caer los mil misiles que el Impe­rio tiene ya preparados y que desde Turquía, Jordania, Kuwait y Siria apuntan a Bagdad. Pero, no hay ni un antiaéreo, ni ametralladoras, ni patrullas militares en las calles. La ciudad más pacífica y la menos vigilada, contrastando con las tanquetas en Heathrow o la venta de máscaras en Kuwait o Israel, histerismo fabricado por los que necesitan justificar el ataque. Aquí el bullicio propio de toda ciudad musulmana continúa como si nada. En la calle Rashid, centro co­mercial y del mercado, continúa como antes, el ruido, los colores y olores de las mil y una paradas de fruta y de los carretones ofreciendo té y yogurt, el desor­den aparente, el embotellamiento de coches y el impertinente ruido de las boci­nas, los gritos de la vida que, por la frontera del idioma sólo entiendes por los gestos de ojos y manos, los altavoces de los minaretes de los centenares de mez­quitas 4 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - llamando a la oración tres veces al día. Saben que dentro de cuatro días puede no quedar piedra sobre piedra y sin embargo hay una extraña fiebre por construir y reconstruir. El nuevo Napoleón y su corte de «think tanks» o Comi­tés de Expertos que el Imperio tiene al servicio del Pentágono, las bolsas de inte­lectuales que pueden decidir sobre la vida y la muerte de los demás, decidieron hace tiempo la aniquilación de este pueblo porque saben que su vida, su energía y ganas de vivir son un peligro para la humanidad. Su sola existencia desarma­da y pacífica es la más eficaz arma de destrucción masiva que puede amenazar un día la consumista sociedad occidental. Visitamos la central térmica que suministra electricidad a una cuarta parte de la extensa Bagdad de cinco millones y medio de habitantes. En 1991 fue destrui­da por los misiles durante las primeras 24 horas de ataque, es decir el 17 de enero por la mañana. A lo largo de estos 12 años, salvando las barreras del bloqueo, aprovechando piezas de otras centrales destruidas y haciendo otras nuevas, han podido poner en marcha de nuevo los cuatro bloques de la central, pero «volverá a ser destruida de nuevo», nos dice el director. Visitamos la planta depuradora de agua junto al Tigris, también destruida en 1991 durante las primeras 24 horas. Se reconstruyó, pero saben que volverá a ser destruida. Así nos lo dice la subdi-rectora, una muchacha ingeniera que nos da la explicación con una hija de meses en brazos. Iraq es el único país de Oriente Medio que tenía el 100 % de agua potable para toda la población. Los Comités de Expertos que el Pentágono tiene al servicio de la muerte decidieron que el hecho de que los hospitales de Bagdad tuvieran electricidad y la población agua potable era un peligro para la humani­dad. Por eso las destruyeron. Visitamos la universidad y tuvimos una larga entre­vista con el rector, hombre venerable de unos sesenta años elegido democrática­mente por el claustro y al que tuve el gusto de explicarle la carta de nuestros rectores a favor de la paz. Allí tuvimos el famoso partido de fútbol Barca-Iraq con la selec­ción deportiva de los estudiantes. El encuentro terminó en paz, 5 a 5. El rector explica la estructura y financiamiento del sistema educativo y especialmente del sistema universitario, las restricciones por el bloqueo, el control de los inspecto­res de la UNMOVIC a cada uno de los profesores y laboratorios. «Hemos recons­truido lo que hemos podido y hemos ampliado docencia y alumnos tanto como nos ha sido posible. Ahora somos 30.000. Pero lo volverán a destruir. Para noso­tros y para el pueblo de Iraq la cultura es un tema prioritario. Somos un país rico y culto y estamos orgullosos de ello. Aquí se inventó la escritura, el Derecho con Hammurabi y aquí se descubrió el monoteísmo con Abraham. No necesitamos ningún cow-boy que venga a decirnos lo que debemos hacer. Estamos desarmados y dispuestos a morir si así lo han previsto». Visitamos al Patriarca católico-caldeo de Iraq, equivalente a cardenal «Nuestra función es poner de manifiesto que la fe en Dios, convertido ahora en pretexto de muerte, debería ser lugar de encuentro y de paz. Aquí hemos tenido libertad religiosa y de culto porque somos un país laico que respeta todas las tradiciones y no tenemos ningún problema con las otras confesiones. Este próximo martes hacemos una plegaria por la paz, conjunta en­tre judíos, musulmanes y cristianos». Visitamos el hospital infantil con un largo encuentro 5 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - con el director, profesionalmente convertido ahora, por causa del blo­queo, en simple testigo de la muerte. El hospital es grande y espacioso como cual­quiera de los nuestros y da fe de lo que había sido la estructura sanitaria antes de 1990. Ahora estropeado, sin medicamentos ni oxígeno. «En Iraq toda la estructu­ra sanitaria es pública pero el gobierno no llega a todo, nos ayuda para intentar sortear las dificultades del bloqueo pero no llegamos ni de lejos a cubrir las míni­mas necesidades. Las medicinas son consideradas productos de doble uso. Había­mos sido uno de los mejores hospitales de Oriente Medio». Del 16 al 26 de febre­ro de 1991 los misiles lanzados por EE UU estaban forrados de uranio y el resultado de aquello es este infierno de cánceres infantiles nunca vistos, leucemias y defor­maciones congénitas. Este hospital es la más elocuente exposición de hasta dónde es capaz de llegar la barbarie y crueldad humanas. Según informes de la ONU, desde 1991 han muerto por estas causas un millón cuatrocientos mil niños y ni­ñas menores de 5 años. Un estudio de la OMS calcula que dentro quince años casi el 50 % de la población de Iraq estará afectada de cáncer. Es el mayor genoci­dio que se ha dado a lo largo de la historia, la voluntad de aniquilar un pueblo desde sus mismas raíces. «Esto no es un arma de destrucción masiva», dice el co­mité de Expertos del pentágono al servicio de la muerte de los demás. Es un éxito del progreso. Cuando en 1996 en la CBS el locutor le preguntó a Madeleine Albright sobre estas muertes respondió sin inmutarse que «el progreso exige sacri­ficios». Y ahora se volverá a lanzar uranio porque «es necesario evitar que Saddam Hussein utilice armas de destrucción masiva». Visitamos a Tarek Aziz, viceprimer ministro, la cara amable del régimen, que acababa de llegar de la visita a Roma y al Papa. Nos sorprendió en primer lugar la desprotección. A pesar de la imponen­te solemnidad del palacio presidencial, que reproduce la antigua arquitectura ba­bilónica, ni controles, ni carnés, ni registros, ni guardias de seguridad. El conser­je nos lleva a una sala y al cabo de un minuto aparece uno de los hombres más buscados y amenazados del mundo y estamos con él casi un par de horas. Hay quien ha considerado que esta visita teñía nuestro viaje de soporte al régimen. Lamento una vez más que alguien piense así. Sabemos perfectamente quién es el régimen, lo que ha hecho y quién es quién dentro del régimen. Pero Occidente ha fabricado dos cortinas de humo ̶la defensa de la democratización interna y la existencia de armas de destrucción masiva̶ para vender de cara a la opinión pú­blica mundial una invasión cuyo objetivo es puramente económico y geoestratégico. Y es obvio que nuestra misión en un país amenazado por una invasión inminente tiene un componente político. Y siempre hemos entendido que el diálogo con to­dos los actores posibles es la elemental norma en el trabajo por la paz. Tarek Aziz estaba perfectamente al caso de las manifestaciones y en especial de la de Barcelo­na, agradecía el trabajo por la paz nacido desde el pueblo pero transmitía una vi­sión pesimista no sólo del conflicto sino del estado de sumisión y división en que quedará Europa. Aprovechó para desmentir unas declaraciones que Aznar le atri­buía, probablemente debido a una defectuosa traducción del intérprete. A todos ellos, y al taxista, y al que te para en la calle preguntando de dónde eres y te da las gracias por haber venido, y a los trabajadores de la central térmica y a los del hotel y a los del bar en el que hemos tomado el té, les transmitíamos las espléndidas imágenes, vivas todavía, de la imponente manifestación del día 15 en Barcelona. Nos sentíamos portadores de la solidaridad de los millones que clama­ron por la paz. Y asumíamos la responsabilidad de transmitir a la sociedad catala­na su agradecimiento, sus palabras y actitudes pacíficas. 6 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - Probablemente el resultado más tangible del viaje ha sido poder preparar so­bre el terreno el modelo de actuación para los que, a partir de ahora, movidos por el deseo de paz y por la generosidad se decidan a ir a Iraq. Porque los que vayan deben procurar, sobre todo, que su buena voluntad no cree más problemas de los que ya tienen. Les hará falta mucha prudencia y medir bien sus acciones puesto que no les corresponde a ellos definir el modelo de defensa. Deberán saber que su acción es, sobretodo, testimonial y que los EE UU no tendrán en cuenta en sus ataques si hay o no gente de otras nacionalidades, que posiblemente sea al revés, se conviertan en blancos preferidos para poder acusar de criminal al gobierno de Iraq ante los respectivos gobiernos por haber puesto en peligro la vida de los su­yos: EE UU ya ha advertido que lo haría. Deben saber que cuando comience el ataque van a quedar aislados, a oscuras, sin agua ni alimentos, sin coches, sin telé­fonos, sin ninguna conexión posible con el exterior, sin poder salir y que si no tienen conexión con la población y sobre todo si no tienen una eficaz conexión con el gobierno no sólo correrán peligro real sino que crearán innecesarios pro­blemas políticos y logísticos. Deben saber que ante una situación tan compleja no basta con el deseo de ser héroes. Y ahora la pregunta de siempre: ¿Podremos evitar la guerra? A todos los que buscan la guerra les recomendaría viajar a Bagdad. A Bush, a Cheney, a Rumsfeld, a Aznar. Porque cuando se lee o se interpreta la guerra desde un ordenador, desde una sala oval, desde una sala de botones como si fuera la guerra de las galaxias o desde los despachos de la presidencia del gobierno o de un ministerio o desde una facultad es posible olvidar que una guerra es, sobretodo, la muerte y el sufrimien­to de inocentes y que desde la II Guerra Mundial la muerte y el sufrimiento de la población civil inocente ha sido el objetivo deliberado de las acciones militares y lo será en las futuras guerras del siglo XXI. La guerra, en cambio, se convierte en imposible si hemos mirado a los ojos de un niño de aquel hospital infantil, si he­mos cogido la mano de su madre y hemos entendido lo que nos dice con las señas siempre iguales de todas las madres de todas las culturas y lenguas del mundo, si hemos tomado el café en el bar con los abuelos de cualquier país. Sus caras, ojos y manos invocan la paz y su sufrimiento es sin lugar a dudas el mejor instrumento para discernir los mecanismos de la paz.» Aquí seguiremos Una vez iniciada la invasión, el grupo de 9 brigadistas del Estado español decidió permanecer en Bagdad constituyendo, junto con los 17 del grupo Iraq Peace Team, iniciativa de origen de EE UU con sede en Chicago, los contingentes internaciona­les más numerosos presentes en el país. Transcribo asimismo el comunicado en el que notificaban su decisión, después que EE 7 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - UU diera ya el ultimátum definitivo, por lo tanto 48 horas antes de iniciar el ataque. A nuestros familiares, compañeros/as, amigos/as Querido/as todos/as Teresa, Maria Rosa, Ana, Mino, Pepe y Carlos hemos decidido permane­cer en Bagdad una vez se inicie el asalto militar de EE UU y sus aliados contra Iraq y cuando haya sido evacuada la brigada de Euskal Herria, la quinta de las que en el marco de la iniciativa Brigadas a Iraq contra la Guerra han viajado a este país en el transcurso de este mes (a ellos se unieron Imanol, Javier y Manu, de la brigada Euskal Herria que decidieron quedarse). Contamos para ello con la aceptación de nuestros interlocutores iraquíes, siempre respetuosos, quienes, sin embargo, nos habían pedido que abandonára­mos Iraq por nuestra propia seguridad. Contamos para ello también con el apoyo de los amigos que en estos años hemos hecho aquí y que se han compro­metido a velar por nosotros y nosotras como de sus propias familias. Finalmen­te contamos con el expreso amparo, en caso de necesidad, de la embajada de Cuba en Iraq, una de las pocas representaciones diplomáticas que han decidido permanecer abiertas en Bagdad, dando con ello un nuevo ejemplo de la solidari­dad internacionalista del gobierno y el pueblo cubanos. Hemos adoptado ade­más medidas básicas de protección y avituallamiento. No se vea en nuestra decisión insensatez o presunción alguna. No es de nosotros o nosotras de quienes debáis preocuparos: preocuparos esencialmente de la suerte de este pueblo, al que hemos vinculado libremente la nuestra pro­pia. Pero la nuestra no es tampoco una opción personal: nos quedamos aquí para seguir reivindicando ̶de igual manera que lo seguiréis haciendo vosotros y vosotras allá̶ el derecho de los pueblos a la autodeterminación, a la soberanía, a la gestión popular de sus recursos, a una democracia auténtica cimentada en el disfrute de los derechos sociales y económicos inalienables. Sintiéndonos parte del poderoso movimiento internacional del Estado español contra la guerra, reclamamos vuestra atención y protección no sobre nosotros y nosotras, sino sobre este pueblo y estos principios. Quienes de entre nosotros venimos viajando a Iraq en estos años o quienes lo han hecho por primera vez en estas semanas, no imaginamos ahora abando­nar este país, aun cuando nuestra presencia pueda ser considerada ya inútil. Hemos visto a esta gente ̶en sus hogares, en sus centros de trabajo, en las escuelas o en las universidades, en las tiendas o en los tenderetes de la calle̶ afrontar colectivamente, unidos solidarios, un infortunio impuesto sin compa­sión alguna, una guerra soterrada y permanente, la violencia insoportable y diaria del 8 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - embargo, y todo ello con tesón, laboriosidad y ánimo, siempre con una pronta y luminosa sonrisa. Pese a provenir de un país agresor, no hemos recibido hasta hoy mismo ̶apenas ya 48 horas antes de que empiecen los bom­bardeos̶ más que afecto y agradecimiento. Como el propio pueblo palestino, el pueblo iraquí, inerme y exhausto como está tras 12 años de sanciones y agresión militar permanente, es sin embargo un pueblo victorioso, que no se ha doblegado, que ha sido capaz de salir adelante, que mantiene su dignidad y su fe en sí mismo y en el futuro, ansioso por apren­der y prosperar, por vivir finalmente en paz. Quienes han decidido atacar este país ̶también nuestro propio gobierno̶ lo hacen, antes incluso que para apo­derarse de sus riquezas petrolíferas o para eliminar a sus dirigentes, para dome­ñar este espíritu soberano en esta zona de pueblos y regímenes sometidos y derrotados: será un crimen ignominioso. Los gobiernos implicados en este genocidio están procurando convencer a los medios de comunicación y a los internacionalistas aún presentes en Iraq de que abandonemos el país. Nadie conoce a ciencia cierta qué puede ocurrir en los próximos días y semanas, pero está claro que los agresores ̶tampoco el gobier­no español̶ no quieren que haya testigos o, dispuestos como están a usar todo su poder militar contra este pueblo a fin de aplastar cualquier posible resisten­cia, no quieren víctimas con apellidos y rostros occidentales: como el millón medio de civiles asesinados por las sanciones, los muertos iraquíes no tendrán cara ni nombre. Para los seis brigadistas tienen ya cara y nombre, y cuando regresemos llevaremos como testimonio sus miradas, el timbre de sus voces, sus francas sonrisas. Con todo nuestro afecto, desde Bagdad, 18 de marzo de 2003. El informe de la Brigada Crímenes de guerra. Ataques contra la población civil de Bagdad. (Ed. CSCA. agosto 2003) 9 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - Efectivamente los Brigadistas fueron testigos del crimen. Por eso este informe es sobrecogedor y demuestra que este tipo de guerra moderna tiene como objetivo principal la población civil inocente. Nada de errores, nada de «daños colaterales» de una llamada guerra «quirúrgica». En el informe los brigadistas consignan 114 encuestas a víctimas testigos directos de lo acontecido, todos ellos civiles. Eran supervivientes de 42 ataques en el área metropolitana de Bagdad entre el 20 de marzo y el 5 de abril. Ello supone una media de dos o tres ataques diarios. Las fuentes de información fueron los hospitales y los propios lugares atacados. De la investigación aparecen, entre otras, las siguientes conclusiones: - En ninguno de los ataques consignados había instalación gubernamental civil o militar en los alrededores: «Nuestra consideración entonces y ahora es que fue­ron ataques premeditados, destinados a causar el mayor número posible de víc­timas civiles. muchos de ellos llevados a cabo de manera reiterada contra áreas muy densamente pobladas y humildes de la capital iraquí» (p. 79). - Al menos en seis de estos ataques consignados se utilizaron bombas de fragmen­tación o de racimo, prohibidas por la legislación internacional. Todo parece indicar asimismo que se volvió a utilizar uranio empobrecido, superando la can­tidad que aún permanece en el país desde 1991. Cabe destacar que en el «Ma­nual de área. Iraq» destinado a los soldados españoles que van a Iraq, elaborado por el Centro de Inteligencia y Seguridad del Ejército Terrestre y editado por el Estado Mayor del ejército. (2 a . edición, junio 2003, p. 58) al dar instrucciones acerca de su comportamiento y riegos por primera vez se reconoce que EE UU ha usado en Iraq armamento nuclear. Por ello los Brigadistas establecen la hipótesis de que quienes decidieron los ataques deberían ser considerados criminales, aunque «al no ser especialistas en el campo del Derecho, no nos corresponde calificar los hechos aquí presentados como delito de Crímenes de Guerra y Crímenes contra la Humanidad. Aportamos este informe para que las personas competentes en la materia ̶especialmente aboga­dos y juristas̶ puedan proceder a enjuiciar por tales delitos a los responsables civiles y militares de la barbarie cometida contra el pueblo iraquí, en primer lugar al presidente de EE UU, George Bush, el primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente del gobierno español, José María Aznar, quien con sus decisiones políticas posibilitó que los bombardeos sobre Bagdad y el resto de Iraq tuvieran el carácter mortífero que aquí hemos procurado establecer» (p. 79). 10 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - Por eso, este informe ha sido incorporado a las dos demandas presentadas ante la justicia española contra el gobierno Aznar por su implicación en la invasión y ocupación de Iraq, una de ellas la promovida con carácter popular ante el Tribu­nal Supremo por la Asociación Libre de Abogados (ALA). Fue también incluido en la documentación de la demanda por Crímenes de Guerra presentada ante la Justicia belga el 14 de mayo de 2003 contra el general Franks, Jefe del Comando Central de EE UU, que dirigió las operaciones de militares de EE UU y el Reino Unido en Iraq. Igualmente ha sido aportado a la iniciativa de juristas británicos Peacerights, el Tribunal Permanente de los Pueblos de Roma y el Centro de Dere­chos Constitucionales de EE UU de enjuiciamiento internacional de los gobiernos implicados. Objetivo: rescatar la memoria de las víctimas Nuestro mundo vive bajo el paradigma del modelo de desarrollo infinito. Nos hemos acostumbrado a medir el desarrollo de los pueblos exclusivamente en fun­ción del crecimiento del PIB. Nuestro modelo cultural y de consumo, tanto desde la derecha como desde la izquierda, se sustenta en el supuesto de que esto puede no tener fin. Se trata, sin embargo, de un paradigma tan banal como irresponsa­ble, porque el desarrollo de unos se alimenta necesariamente de la pobreza, el ham­bre y la muerte de otros. Y estos otros son mayoría. Por eso se impone el silencio y olvido acerca de esta mayoría. Hemos hecho del olvido despiadado de las vícti­mas la clave de la felicidad del vencedor. «El progreso exige víctimas», respondió Madeleine Albright cuando se le pre­guntó si el petróleo merecía la pena de tanto sufrimiento en Iraq. El locutor hacía referencia a las imágenes de aquellos niños en los hospitales infantiles de Bagdad o Basora afectados de cáncer, leucemias, malformaciones y condenados a una muerte segura. Un millón y medio de muertes según la ONU. Pero el mundo desa­rrollado ni lo sabe ni quiere saberlo. Caminamos hacia el obligado olvido del su­frimiento ajeno adoptando la llamada cultura del mercado en la que todo se pue­de comprar y vender. Es la única cultura que puede imaginar Bush, de la que ha nacido su visión del poder. Para Bush, Blair y Aznar aquellas muertes, el hambre y el bloqueo al que ha sido sometida la población de Iraq es progreso, no terro­rismo. La memoria del sufrimiento del otro es una categoría débil en un tiempo en el que la humanidad, en el fondo, cree necesario equiparse con armas de destruc­ción masiva para combatir el terrorismo, y sobre todo con la más poderosa de todas ellas, el olvido. Pero esto no 11 / 12 Movimiento por la paz: presencia internacionalista en Bagdad durante la invasión Escrito por Jaume Botey Vallès Jueves, 16 de Enero de 2003 12:26 - quedará impune, se convertirá en un boomerang para la misma sociedad que hace de la amnesia un instrumento de progreso. Son pocos todavía los que relacionan este olvido de las víctimas con las crisis actuales o las tragedias que poco a poco van cayendo sobre la humanidad. Después de Iraq, o de Rwanda o de Kosovo, después del genocidio calculado del pueblo Palestino, la pregunta fundamental es dónde quedan los referentes morales, sobre qué nue­vas bases construimos el futuro. Porque estos hechos, igual que Auschwitz, han bajado drásticamente la frontera metafísica y moral del respeto entre los humanos. Hacer presente a la víctima se ha convertido probablemente en el principal ejer­cicio de solidaridad. Por eso ser testigo y obligar al ejercicio de la memoria se ha convertido en un ejercicio subversivo y peligroso para el sistema. Los movimien­tos de solidaridad que hoy no tengan presente esta dimensión como su dimensión central, no son verdaderos movimientos de solidaridad. Esta ha sido la función de los Brigadistas. Sólo desde este convencimiento puede surgir aquella propuesta suya como un programa de vida: «No es de nosotros o nosotras de quienes debáis preocuparos: preocuparos esencialmente de la suerte de este pueblo». Nota: terminado este escrito hoy, 14 de diciembre de 2003, acaba de difundir­se la noticia de la detención, cerca de Tikrit, de Saddam Hussein. Con este golpe de efecto, Bush, Blair y Aznar creerán haber encontrado el argumento definitivo para justificar sus crímenes. 12 / 12