Sobre la reciente Observación General en materia de capacidad de las personas con discapacidad del Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad (ley 25.280) de la OEA (Necesidad de modificación del régimen de capacidad de hecho del Código Civil)[1] Por Pablo O. Rosales [2] Publicada en elDIAL.com - DC1688 del 17 de agosto de 2011 Índice: I- ¿Qué es una Observación general? II.- Introducción.- III. – Introducción a los modelos de abordaje de la discapacidad, con énfasis en el Modelo de construcción social de la discapacidad.- IV.- Sobre la Observación General en materia de capacidad de las personas con discapacidad del Comité contra la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad (CEDDIS).I. – ¿Qué es una Observación general? De acuerdo al artículo VI inciso 5 de la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas lasFormas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad (CIADDIS)[3] (ley 25.280), el Comité del mismo (CEDDIS) será el foro para examinar el progreso registrado en la aplicación de la Convención e intercambiar experiencias entre los Estados Parte. Los informes que elabore el Comité recogerán el debate e incluirán información sobre las medidas que los Estados Parte hayan adoptado en aplicación de esta Convención, los progresos que hayan realizado en la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad, las circunstancias o dificultades que hayan tenido con la implementación de la Convención , así como las conclusiones, observaciones y sugerencias generales del Comité para el cumplimiento progresivo de la misma.El artículo 20 del reglamento del Comité CEDDIS[4] (OEA/Ser.L/XXIV.2.2 CEDDIS/doc.40/08 del 29 de Julio de 2008) reitera lo establecido en el texto de la Convención sobre el punto.A través de sus Observaciones Generales (por un tema de traducción también se las conoce como "Recomendaciones Generales"), los Comités de los tratados internacionales transmiten la experiencia adquirida en el examen de los informes generales que todos los Estados Partes del tratado presentan regularmente a fin de facilitar y promover la aplicación ulterior del mismo. Pero también a través de las Observaciones Generales los Comités hacen pública su interpretación del contenido de las disposiciones de los derechos recogidos en la Convención y, como en este caso que comentamos, la necesidad de analizar o interpretar una parte de un tratado en razón de cambios en los criterios adoptados en otras convenciones posteriores.También señalan las deficiencias puestas de manifiesto por un gran número de informes; sugieren mejoras en el procedimiento de su presentación, y estimulan las actividades de los Estados Partes, las organizaciones internacionales de personas con discapacidad y los organismos especializados, interesados en lo concerniente a lograr de manera progresiva y eficaz la plena realización de los derechos reconocidos en el tratado. Siempre que sea necesario el Comité, habida cuenta de la experiencia de los Estados Partes y de las conclusiones a que haya llegado sobre ellas, podrá revisar y actualizar sus observaciones generales.Del derecho comparado surgido en el marco de la interpretación del corpus iuris internacional, surge la aplicación de la observación general o recomendación general como una herramienta eficaz en la resolución de casos o bien como herramienta de interpretación de los tratados. En el caso conocido como "Campo Algodonero"[5] la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)[6] y en el marco de la alegación del estado mexicano de la incompetencia de la Corte para "determinar violaciones" a la Convención Belém do Pará sobre violencia contra la mujer, la Corte explica la modalidad de abordaje del planteo: "33.La Convención de Viena contiene una regla que debe interpretarse como un todo. El sentido corriente de los términos, la buena fe, el objeto y fin del tratado y los demás criterios confluyen de manera unida para desentrañar el significado de una determinada norma. Por otra parte, la Corte recalca que el Derecho Internacional de los Derechos Humanos se compone tanto de un conjunto de reglas (las convenciones, pactos, tratados y demás documentos internacionales), como de una serie de valores que dichas reglas pretenden desarrollar. La interpretación de las normas se debe desarrollar entonces también a partir de un modelo basado en valores que el Sistema Interamericano pretende resguardar, desde el "mejor ángulo"[7] para la protección de la persona. En este sentido, el Tribunal, al enfrentar un caso como el presente, debe determinar cuál es la interpretación que se adecua de mejor manera al conjunto de las reglas y valores que componen el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Concretamente, en este caso, el Tribunal debe establecer los valores y objetivos perseguidos por la Convención Belém do Pará y realizar una interpretación que los desarrolle en la mayor medida. Ello exige la utilización en conjunto de los elementos de la norma de interpretación del artículo 31 citado" (en referencia a la Convención de Viena).En el acápite 43 de la sentencia, esta introduce el concepto de "derecho vivo" del derecho internacional consuetudinario entendido como una interpretación evolutiva de los instrumentos internacionales partiendo de un corpus iuris único que excede a la norma que específicamente se aplica al caso: "43. La Corte resalta que, según el argumento sistemático, las normas deben ser interpretadas como parte de un todo cuyo significado y alcance deben fijarse en función del sistema jurídico al cual pertenecen". Es decir procedimiento y fondo pueden no pertenecer al mismo cuerpo normativo, pero si al mismo sistema y usarse a fin de interpretar adecuadamente un tratado internacional.En el acápite 43 y 44 se refiere a que no todos los tratados del sistema interamericano tienen los mismos mecanismos o herramientas de abordaje, poniendo como ejemplo a la propia CIADDIS: "45. En el sistema interamericano existen tratados que no establecen como mecanismo de protección ninguna referencia al trámite de peticiones individuales, tratados que permiten trámite de peticiones, pero la restringen para ciertos derechos y tratados que permiten trámite de peticiones en términos generales. 46.En el primer supuesto se encuentra la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad (en adelante la "CIETFDPD"), cuyo artículo VI establece que un Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad "será el foro para examinar el progreso registrado" en la aplicación de la Convención. En este tratado no se hace mención al trámite de peticiones individuales que denuncien la violación de dicha Convención".Más adelante la CIDH reconoce a los tratados de derechos humanos una especificidad correspondiente tanto al CIADDIS como a la CDPCD[8] y es que: "62. En este punto es fundamental tener presente la especificidad de los tratados de derechos humanos y los efectos que ello tiene sobre su interpretación y aplicación. Por una parte, el objeto y fin es la protección de los derechos humanos de los individuos; por la otra, significa la creación de un orden legal en el cual los Estados asumen obligaciones no en relación con otros Estados, sino hacia los individuos bajo su jurisdicción[9]. Además, estos tratados se aplican de conformidad con la noción de garantía colectiva[10]." En la Recomendación General N° 27[11] sobre las muj eres de edad y la promoción de sus derechos humanos (16/12/2010 - CEDAW/C/GC/27), el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer estudia la relación entre los artículos de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (ONU) y el envejecimiento y en esa misma fecha, la Recomendación general Nº 28 relativa al artículo 2 (sobre los "medios apropiados" o las "medidas apropiadas" para que los Estados partes apliquen a nivel nacional las disposiciones sustantivas de la Convención ) de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, el Comité por primera vez distingue conceptualmente "sexo" y "género". Si bien en la Convención solo se menciona la discriminación por motivos de sexo, en el párrafo 5 al interpretar el artículo 1 junto con el párrafo f) del artículo 2 y el párrafo a) del artículo 5 se pone de manifiesto que la Convención abarca la discriminación contra la mujer por motivos de género. El término "sexo" se refiere aquí a las diferencias biológicas entre el hombre y la mujer. El término "género" se refiere a las identidades, las funciones y los atributos construidos socialmente de la mujer y el hombre y al significado social y cultural que la sociedad atribuye a esas diferencias biológicas, lo que da lugar a relaciones jerárquicas entre hombres y mujeres y a la distribución de facultades y derechos a favor del hombre y en detrimento de la mujer[12]. Esta interpretación del propio articulado de la convención es realizada por el Comité a través de una Recomendación General u Observación General como la que se comenta en este trabajo.La Dra. Maria Silvia Villaverde sostiene que "Para su efectividad, los Estados han sustituido el modelo de competencia exclusiva del Estado por el modelo de cooperación entre los ordenamientos internos e internacionales -de los sistemas universal y regionales europeos y americano y de los Estados Partes de los tratados internacionales ratificados…modelo de cooperación en el que los tribunales locales desempeñan la función de protección primaria. Como consecuencia, los jueces deben interpretar el derecho internacional de los derechos humanos y además garantizar el debido proceso en un tiempo razonable". Según el criterio sistemático las normas deben ser interpretadas como parte de un todo cuyo significado y alcance deben fijarse en función del sistema jurídico al cual pertenecen (derecho internacional de los derechos humanos) En la Opinión Consultiva 18[13] de la CIDH : "Considera que el Estado no sólo se debe adecuar toda normativa interna al respectivo tratado, sino que, además, las prácticas estatales relativas a su aplicación deberán adecuarse al derecho internacional. Es decir, no basta con que el ordenamiento jurídico interno se adecue al derecho internacional, sino que es menester que los órganos o funcionarios de cualquier poder estatal, sea ejecutivo, legislativo o judicial, ejerzan sus funciones y realicen o emitan sus actos, resoluciones y sentencias de manera efectivamente acorde con el derecho internacional aplicable." El artículo 75, inciso 22 de la Constitucional Nacional con la reforma del año 1994 al incorporar siete tratados de derechos humanos con rango constitucional realizó una invitación concreta. En muy atinadas palabras de Calogero Pizzolo "Fueron las propias normas constitucionales las que invitaron a ciertas normas convencionales internacionales a compartir la cúpula del orden jurídico local, y no estas últimas, las que impusieron a las primeras la jerarquía constitucional"[14].La Doctrina judicial de la CSJN en materia de tratados internacionales: Respecto a estas expresiones del derecho internacional, tanto los tratados como las observaciones o recomendaciones generales, los fallos judiciales u opiniones consultivas de las Cortes de los tratados, la CSJN misma ha reconocido a los "órganos de los tratados" como únicos "interpretes autorizados" en fallos como AQUINO (Fallos: 327:3753); VIZZOTI (Fallos 327:3677), MALDONADO (Fallos 328:4343) y TORRILLO (Fallos: 332:709- del 31/3/2009), estableciendo que los tribunales locales deben adecuarse a dicha interpretación.Siguiendo la propuesta de Pizzolo "En nuestro ordenamiento jurídico la fórmula primaria de validez presenta un carácter mixto, es decir está formada no sólo por normas constitucionales sino por normas foráneas — las citadas normas convencionales internacionales con jerarquía constitucional- , lo cual potencia su naturaleza heterogénea. Por lo tanto, una norma jurídica es válida en el orden jurídico argentino siempre que no se oponga tanto al articulado constitucional como al articulado de los instrumentos internacionales que comparten su jerarquía. Este conjunto normativo que opera como sistema de fuentes es reconocido por la doctrina como Bloque de Constitucionalidad Federal (en adelante BCF). El mismo, es definido por Bidart Campos como un conjunto normativo que tiene disposiciones, principios o valores materialmente constitucionales, fuera del texto de la constitución documental, y tiene como fin ser parámetro para el control de constitucionalidad de las normas infraconstitucionales"[15].¿Pero qué ocurre con tratados internacionales como la CDPCD que no tiene rango constitucional? Si bien es un tratado de derechos humanos, su jerarquía no es constitucional, porque no alcanzó la mayoría necesaria (según el art. 75 inciso 22 CN "… el voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara", pero si es supralegal. En este punto el autor citado sostiene razonablemente que "El BCF está formado entonces por dos subsistemas, uno, el articulado constitucional, otro, los instrumentos internacionales con jerarquía constitucional. Lo dicho nos permite coincidir con la doctrina que rechaza que los instrumentos internacionales con jerarquía constitucional hayan sido incorporados al texto de la constitución nacional. Dichos instrumentos gozan de jerarquía constitucional sin estar incorporados a la Constitución y, fuera de su texto, integran el BCF"[16].Como ya sostuvimos, la expresión de los "órganos de los tratados" resulta vinculante para todos los jueces locales, porque la CSJN reconoció a los mismos como los únicos intérpretes autorizados de los tratados. Entonces al tratarse de obligaciones internacionales cuyo cumplimiento genera responsabilidad internacional y la consiguiente obligación de reparar, el Estado no puede, a través de uno de sus poderes, crear la medida de su cumplimiento. Dicha medida, que se traduce en el contenido asignado a la obligación internacional, debe ser desarrollada por el organismo a cargo, según el instrumento internacional de que se trate, del seguimiento y cumplimiento de dichas obligaciones. Esto es, por los respectivos organismos internacionales de control. "Las interpretaciones propias producto solo de la voluntad de los jueces locales, por tanto, deben ser rechazadas. Lo anterior no significa quitar a la CSJN el papel de gran integrador del BCF en ausencia de una jurisdicción constitucional reglada. Lo que se rechaza es que, tal función, se lleve a cabo desconociendo la jurisprudencia internacional. Esta, como vimos, representa la medida del cumplimiento de las obligaciones internacionales"[17][18].Por otra parte, como ha sostenido recientemente el Comité de Derechos Humanos en el Dictamen[19] del 28/4/2011 en que se responsabiliza a la Argentina por la violación del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en un caso de aborto peligroso en el circuito clandestino al que debió someterse una adolescente con discapacidad intelectual en 2006, el órgano del tratado explicita que cuando la Argentina firmó, aprobó por ley y ratificó el Pacto y su Protocolo, se comprometió a garantizar a todas las personas que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción los derechos reconocidos en el Pacto y también reconoció la competencia del Comité de Derechos Humanos para determinar cuándo hay violación del Pacto.Incluso dentro del sistema interamericano, los casos que no son tratados por la CIDH , y son tratados por la Comisión IDH , resultan, dadas ciertas condiciones, igualmente vinculantes para el Estado. Así Pizzolo afirma que "…dentro del sistema interamericano, la Comisión IDH cumple una función específica en la tutela de los derechos humanos que no cumple la Corte IDH. Esto es, juzga sobre las denuncias contra los Estados que, siendo parte de la O.E .A., no han ratificado la CADH. Para estos últimos Estados, en el ejercicio de sus funciones, la Comisión IDH controla la aplicación de la DADDH (cfr., arts. 1.2.b y 20.a, Estatuto Comisión IDH; 23, 41, 49 y 50, Reglamento Comisión IDH). Una vez más, la alternativa más favorable para la tutela de los derechos humanos consiste en considerar a las "recomendaciones" de la Comisión IDH como "susceptibles de generar obligaciones para los Estados".En esto radica la importancia de la Observación general del CEDDIS que comentamos en el marco del régimen la capacidad amplia de las personas con discapacidad.II. – Introducción: Comenzando con conceptos previos al análisis de la Observación General del CEDDIS, avanzamos sobre la misma adelantando que de ella surge una interpretación del régimen de representación de la Convención OEA-CIADDIS (Ley 25.280), reinterpretado en el marco del artículo 12 de la Convención ONU-CDPCD (Ley 26.378) que establece como regla el reconocimiento, en todos los casos, de la capacidad de ejercicio amplia de los derechos de las personas con discapacidad. El mencionado artículo 12 determina concretamente una inversión de la carga de la prueba (solo supletoriamente, ya que la capacidad amplia se presume) en oposición al artículo 54 y 57 (en el marco de sus consecuencias limitativas de la capacidad de obrar establecidas en el artículo 141 y 152 bis) todos ellos del Código Civil.Solo en el caso que las personas con discapacidad no pudieran ejercer ampliamente el ejercicio de sus derechos, el artículo 12 de la Convención establece los "APOYOS" que de NINGUNA FORMA pueden ser equiparados a tales: un curador, un Tribunal, o un equipo técnico de éste, ni los mismos tienen carácter terapéutico. Pueden ser apoyos, por ejemplo, asistentes personales o pares (otras personas con discapacidad), amigos o podría incluso tratarse únicamente de una declaración por escrito de las preferencias de la persona con discapacidad. Lo que la CDPCD demanda es que el apoyo se sustente en la confianza, se proporcione con respeto, y nunca en contra de la voluntad de la persona con discapacidad. Esto significa concretamente que los mismos deben ser provistos previa consulta y escucha de la persona con discapacidad.La Observación General es clara respecto al Poder judicial y legislativo ya que ordena a los estados: "2. Tomar medidas urgentes, de orden normativo, para asegurar que el sistema judicial no permita la aprobación de nuevos casos de interdicción, y para impulsar el desarrollo gradual de los sistemas de apoyo para la toma de decisiones así como para la regulación e implementación de instituciones y mecanismos de salvaguarda para prevenir los abusos. Tomar medidas para facilitar el proceso de revisión de los casos de interdicción de personas con discapacidad, con el objeto de adecuarse al nuevo paradigma, con especial énfasis en aquellos en que se presenten dudas sobre la existencia de abusos o manipulación de intereses ".Uno de los artículos claves de la nueva Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad es el Art. 8 titulado "Toma de conciencia", en cuyo texto se evidencia la trascendencia de la lucha contra los estereotipos, los prejuicios y las prácticas nocivas respecto de las personas con discapacidad, incluidos los que se basan en el género o la edad, en todos los ámbitos de la vida, a fin de promover percepciones positivas y una mayor conciencia social respecto de las personas con discapacidad.La concientización promovida por la nueva Convención es determinante en el proceso de comprensión social de las necesidades de las personas con discapacidad, lo que redundará en respuestas sociales apropiadas. En nuestro Código Civil y en los de las mayoría de los países de la región que tienen como fuente el Código napoleón y en las prácticas pretorianas y judiciales predomina un concepto de discapacidad = Incapacidad de hecho que se sustenta marcadamente en el discurso médicopsiquiátrico, en cuya construcción no ha participado el colectivo de las personas con discapacidad, a pesar de que su propia voz es la más autorizada (aunque no la única) para definir sus intereses y sus necesidades - para luchar, en definitiva, por la incorporación de las mismas a "la base de la planificación de las sociedades".Existe en el discurso médico-psiquiátrico y parte de algunos discursos jurídicos (que tienen en común los absolutos de la hegemonía y del poder que controla desde la definición de lo normal y lo patológico) la percepción de las personas con discapacidad como enfermos irrecuperables, y en un nivel mucho más prosaico, como personas consideradas dependientes a priori, por el solo hecho de la pertenencia al grupo, partiendo desde el carácter de incapaces de hecho absolutos que le impone el Código Civil mismo.En la práctica judicial vemos muy habitualmente la aplicación, muchas veces automática, por ejemplo ante la presentación de demandas judiciales por personas con certificado de discapacidad, de dos conductas: Una es ordenar el pase a la Defensoría de Menores e Incapaces (incluso cuando el certificado de discapacidad no tiene un diagnóstico mental o intelectual) y simultáneamente el pedido de inicio de un proceso de insania a fin de obtener una representación ignorándose, en los términos de la jurisprudencia citada de la CSJN , los conceptos incorporados por el artículo 12 de la CDCD.El erróneo concepto de "persona con padecimientos mentales", introducido por la nueva ley de Salud mental, es absolutamente contrario a lo normado por la Convención ONU, norma supralegal de mayor jerarquía. Incluso las personas con discapacidad mental o intelectual no están definidas como personas con padecimientos mentales en la CDPCD.Sumando a lo ya reseñado anteriormente la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha hecho referencia en muchas oportunidades a la obligación de los Estados de cumplir con los compromisos asumidos en tratados internacionales y específicamente, se ha manifestado de esta forma respecto a varios casos de políticas en discapacidad.En el caso (S. 730. XL. originario) "Sánchez, Norma Rosa c/ Estado Nacional y otro s/ acción de amparo" de fecha 20/12/2005 del dictamen del procurador Nacional, incorporado por los vocales del Alto Tribunal se establece que "… el Estado Nacional ha asumido compromisos internacionales explícitos orientados a promover y facilitar las prestaciones de salud y que dicha obligación se extiende a sus subdivisiones políticas y otras entidades públicas que participan de un mismo sistema sanitario".En el caso "Lifschitz, Graciela Beatriz y otros c/ Estado Nacional" de fecha 15/06/2005, la Corte Suprema se expresa de esta forma: "La atención y asistencia integral de la discapacidad –con sustento en las leyes 24.431 y 24.901, en el decreto 762/97 y en los compromisos asumidos por el Estado Nacional- constituye una política pública de nuestro país; máxime si lo decidido compromete el interés superior de quien, al inicio de las actuaciones era, además, menor de edad, pues la Convención sobre los Derechos del Niño, encarece su tutela elevando aquel "interés superior" al rango de principio. -Del dictamen de la Procuración General , al que remitió la Corte Suprema ".Creemos que previamente a presentar la Observación General debemos estudiar los modelos de abordaje teóricos de la discapacidad y sobre todo el impacto que significa la CDPCD en la interpretación principalmente del Código Civil y las leyes de menor jerarquía que la misma, como la ley de salud mental nacional y sobre el nuevo paradigma que la ley 26.378 incorpora al corpus iuris argentino.III. – Modelos de abordaje de la discapacidad, con énfasis en el Modelo de construcción social de la discapacidad: Antes de reseñar el contenido de la Observación General OEA/ Ser. L/XXIV.3.1 CEDDIS/doc. 12 (IE/11) describiremos distintos modelos de abordaje de la discapacidad, para enfatizar el modelo de construcción social de la discapacidad, que establece la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU (ley 26.378) y que fue considerado por el comité CEDDIS para la elaboración de dicho documento.En el desarrollo de los tres modelos de abordaje de la discapacidad que siguen, tomamos la descripción minuciosa y en nuestro entender adecuada, que realiza la Dra. Agustina Palacios[20] y que responde a un modelo jurídico de acercamiento al campo de la discapacidad, omitiendo algunas de las citas que la autora menciona (y que puede consultarse en el texto original) a fin de hacer más clara la lectura y percepción de los tres modelos a los fines de esta nota. Terminamos con un mínimo desarrollo del modelo de la encrucijada de Patricia Brogna (2009), desde el abordaje de la sociología, que lleva a este campo del saber una observación similar, desde otro punto de vista, al de la Dra. Palacios ayudándonos a entender además que estos modelos distan de ser sucesivos y excluyentes, para ser contemporáneos y simultáneos.Modelos de abordaje de la discapacidad: III.a) Modelo de prescindencia: Un primer modelo, que se podría denominar de prescindencia, considera que las causas que dan origen a la discapacidad tienen un motivo religioso, y en el que las personas con discapacidad son asumidas como innecesarias por diferentes razones: porque se estima que no contribuyen a las necesidades de la comunidad, que albergan mensajes diabólicos, que son la consecuencia del enojo de los dioses, o que, por lo desgraciadas, sus vidas no merecen la pena ser vividas. Como consecuencia de dichas premisas, la sociedad decide prescindir de las personas con discapacidad, ya sea a través de la aplicación de políticas eugenésicas, ya sea situándolas en el espacio destinado para los anormales y las clases pobres. Dentro de este modelo pueden distinguirse a su vez dos especies de paradigmas o submodelos, que si bien coinciden en los presupuestos respecto del origen de la discapacidad, no se ajustan en cuanto a sus consecuencias o características primordiales. Estos son: El submodelo eugenésico, que podría ser situado a modo ilustrativo en la antigüedad clásica. Tanto la sociedad griega como la romana, basándose en motivos religiosos y políticos, consideraban inconveniente el desarrollo y crecimiento de niños con deficiencias. En primer lugar, la explicación respecto de las causas que daban origen a la discapacidad era religiosa: el nacimiento de un niño con discapacidad era el resultado de un pecado cometido por los padres en el caso de Grecia, o una advertencia de que la alianza con los Dioses se encontraba rota en el caso de Roma. Ello, unido a la idea de que la vida de una persona con discapacidad no merecía la pena ser vivida, sumada a la consideración acerca de su condición de carga —para los padres o para el resto de la comunidad—, originaba que la solución adoptada por el submodelo bajo análisis fuera prescindir de las personas con deficiencias, mediante el recurso a prácticas eugenésicas, como el infanticidio en el caso de los niños.El submodelo de marginación: Aunque muchas de las características definitorias de este submodelo son una constante histórica, un ejemplo que puede resultar ilustrativo puede encontrarse en el tratamiento brindado a las personas con discapacidad durante la Edad Media , en donde se encontraban insertas dentro del grupo de los pobres y los marginados, y signadas por un destino marcado esencialmente por la exclusión. Si bien las explicaciones religiosas medievales fueron diferentes de las alegadas por los antiguos, e incluso dentro del cristianismo se presentaran de manera fluctuante, el poder de Dios o la consecuencia del pecado original, o como obra del diablo desde la creencia supersticiosa; el hecho de considerar a la deficiencia como una situación inmodificable originaba que debiera ser aceptada con resignación.Los encargados de diagnosticar diferencialmente si un comportamiento extraño era un proceso natural o uno diabólico eran el médico y el sacerdote, aunque no olvidemos que en muchas ocasiones el peritaje médico se encontraba supeditado a la lógica teológica. El rasgo principal que caracteriza a este submodelo es la exclusión de la sociedad, ya sea como consecuencia de subestimar a las personas con discapacidad y considerarlas objeto de compasión, o como consecuencia del temor o el rechazo por considerarlas objeto de maleficios o como advertencia de un peligro inminente.Es decir, que ya sea por menosprecio, ya sea por miedo, la exclusión parece ser la respuesta social que generó en algún momento de la historia mayor tranquilidad. Así, a diferencia del submodelo eugenésico, ya no se comete infanticidio, aunque gran parte de los niños con discapacidad mueren como consecuencia de omisiones, ya sea por falta de interés y recursos, o por invocarse la fe como único medio de salvación. En cuanto a los que subsisten o a los mayores, la apelación a la caridad, el ejercicio de la mendicidad y ser objeto de diversión, son los medios de subsistencia obligados.En resumen: Características: Justificación religiosa de la discapacidad (Discapacidad asimilada al pecado) Consideración respecto a que la PCD no tiene nada que aportar a la sociedad.Submodelos: a) Eugenésico: La PCD es un ser cuya vida no merece ser vivida. Exterminio como solución (infanticidio).b) Marginación: Exclusión social de la PCD como objeto de compasión, o por temor, o por rechazos por considerarlas objeto de maleficios o advertencia de un peligro.III.b) Modelo médico-rehabilitatorio[21]: El segundo modelo es el denominado rehabilitador. Desde su filosofía o modalidad de abordaje considera que las causas que dan origen a la discapacidad son científicas. Desde este modelo las personas con discapacidad ya no son consideradas inútiles o innecesarias, pero siempre en la medida en que sean rehabilitadas o "normalizadas". Es por ello que el fin primordial que se persigue desde este paradigma es normalizar a las personas con discapacidad, aunque ello implique forjar a la desaparición o el ocultamiento de la diferencia que la misma discapacidad representa. El principal «problema» pasa a ser, entonces, la persona, o mejor dicho, sus limitaciones o deficiencias (en términos de la propia CDPCD), a quien es imprescindible rehabilitar psíquica, física o sensorialmente.Los primeros síntomas del modelo médico-rehabilitador datan de los inicios del Mundo Moderno, aunque la consolidación del modelo mismo, sobre todo en el ámbito legislativo, puede ser situada en los inicios del siglo XX, al finalizar la Primera Guerra Mundial. Las causas que dieron origen a su plasmación podrían ser resumidas muy brevemente: la guerra en general y los accidentes laborales.Relata Jacques Stiker que, al finalizar la Primera Guerra Mundial, quedaron heridos de por vida un número alarmante de hombres. Estas personas fueron denominadas mutilados de guerra sobre la base, y a fin de distinguirlas, de aquellas discapacitadas por accidentes laborales. El mutilado era una persona a quien le faltaba algo, ya fuera un órgano, un sentido o una función. De este modo, la primera imagen presentada por este cambio en la terminología fue la de daño, la de perjuicio. La sensación era que la guerra se había llevado algo que se debía reemplazar. Fue así como en este momento la discapacidad comenzó a ser relacionada con los heridos de guerra y comenzó a ser vista como una insuficiencia, una deficiencia a ser erradicada. En el plano del Derecho, en un primer momento esto significó la implementación de políticas legislativas destinadas a garantizar servicios sociales para los veteranos de guerra con discapacidad, que reflejaba de algún modo la creencia acerca de la existencia de una obligación por parte de la sociedad, de compensar a estas personas mediante pensiones de invalidez, beneficios de rehabilitación y cuotas laborales.No obstante, por la década del sesenta del Siglo XX, dichas medidas fueron extendidas a todas las personas con discapacidad, dejándose de lado la causa de las deficiencias. El objetivo pasó a ser, entonces, rehabilitar a las personas, con independencia del origen de las deficiencias. En dicho proceso de recuperación o «normalización», y a dichos fines, los contenidos o herramientas esenciales pasaron a ser la educación especial, los beneficios de rehabilitación médica y vocacional, las cuotas laborales y los servicios de asistencia institucionalizados. De este modo, las personas con discapacidad recibían beneficios de los servicios sociales porque la discapacidad se veía exclusivamente como un problema individual de la persona, quien no era capaz de enfrentarse a la sociedad. Los niños con discapacidad tenían derecho a la educación, pero en escuelas separadas, las personas con discapacidad tenían derecho a la rehabilitación, pero ello incluía el control de muchas áreas de sus vidas por parte de los expertos, las medidas de acción positiva se introdujeron porque —a diferencia de otros grupos protegidos— no se consideraba que las personas con discapacidad fueran capaces de trabajar por sus propios méritos.Las medidas descritas pueden ser fácilmente contextualizadas y comprendidas si se tiene presente que desde el modelo rehabilitador se considera a la discapacidad exclusivamente como un problema de la persona, directamente ocasionado por una enfermedad, accidente, o condición de la salud, que requiere de cuidados médicos prestados por profesionales en forma de tratamiento individual. En consecuencia, el tratamiento de la discapacidad se encuentra encaminado a conseguir la cura, o una mejor adaptación de la persona, o un cambio en su conducta.[22] De este modo, desde el punto de vista jurídico, la discapacidad es abordada exclusivamente dentro de la legislación de la asistencia y seguridad social, o como parte de ciertas cuestiones del derecho civil relacionadas con la incapacitación y la tutela. La atención sanitaria se considera la materia fundamental, y en el ámbito político, la respuesta principal es la modificación y reforma de la política de atención a la salud. Si bien ha significado en su momento un avance importante en el ámbito del reconocimiento de derechos de las personas con discapacidad, el modelo rehabilitador es criticado por diversas razones. Fundamentalmente, en cuanto a su justificación teórica, se censura que el éxito de la integración que se persigue, si bien depende de una variedad de estrategias de asimilación, denota la existencia de una perturbada ideología, a la que Sticker denomina: el ideal social de la "goma de borrar" —the social ideal of erasure—. El pasaporte de la integración, pasa a ser de este modo la desaparición, o mejor dicho el ocultamiento de la diferencia. Ello se debe a que la persona con discapacidad se considera desviada de un supuesto estándar de normalidad.Sin embargo, no debe olvidarse que, como expresa Christian Courtis, la configuración de lo estándar no es neutra, sino que se encuentra sesgada a favor de los parámetros físicos y psíquicos de quienes constituyen el estereotipo culturalmente dominante (en este punto resulta útil el modelo de Brogna que se describe más adelante). De este modo, si se sitúa una oficina gubernamental en un tercer piso sin ascensor se asume que todo usuario se encuentra en condiciones de subir una escalera, creándose de este modo barreras a través de un entorno hostil. Vivimos en medio de una sociedad globalizada que no valora la diversidad o la diferencia, sino estimula, desde una lógica de mercado, la marcación de la masividad (desde los medios, la TV y ahora las redes sociales de Internet) como modelo hegemónico. Modelo que, dicho sea de paso, es sumamente útil al mercado que encuentra a las personas en la globalización dentro un modelo hegemónico-dominante que favorece el consumo masivo.Precisamente es esto último, es decir, la incidencia de factores sociales en la creación del fenómeno mismo, lo que se tiene presente desde otro modelo de acercamiento al fenómeno de la discapacidad, que se pasa a describir.En resumen, las características del modelo médico-rehabilitatorio son: a.- Las causas de la discapacidad pasan de religiosas a científicas (la discapacidad[23] se predica en términos de salud o enfermedad).b.- Las PCD ya no son inútiles, pueden aportar en la comunidad, pero a condición de que sean "rehabilitadas" o "normalizadas".c.- Fortalecimiento de la "educación especial" (dirigida a las capacidades "residuales") y de la "rehabilitación", y con ello de la institucionalización y el empleo protegido, contra el empleo legítimo (es decir el empleo con aportes a la seguridad social, obra social, derechos laborales y sueldo y no peculio) d.- Identificación de la discapacidad con el concepto de enfermedad.e.- La Asistencia social pasa a ser el principal medio de subsistencia de las PCD a través de la proliferación de jubilaciones, pensiones, subsidios etc. como solución predominante[24].f.- Excesivo énfasis en el diagnóstico clínico (el problema aparece cuando el médico o el sistema no solo determina el diagnóstico clínico, sino que a través de él, la forma de vida de la PCD ). III.c) Modelo de construcción social de la discapacidad: Finalmente, un tercer modelo, denominado social, es aquel que considera que las causas que dan origen a la discapacidad no son ni religiosas, ni científicas, sino que son preponderantemente sociales; y que las personas con discapacidad pueden aportar a las necesidades de la comunidad en igual medida que el resto de personas, sin discapacidad, pero siempre desde la valoración y el respeto de su condición de personas como todas, en ciertos aspectos, diversas. Este modelo se encuentra íntimamente relacionado con la asunción de ciertos valores intrínsecos a los derechos humanos, y aspira a potenciar el respeto por la dignidad humana, la igualdad y la libertad personal, propiciando la inclusión social, y sentándose sobre la base de determinados principios: vida independiente, no discriminación, accesibilidad universal, normalización del entorno, diálogo civil, entre otros. Parte de la premisa de que la discapacidad es una construcción y un modo de opresión social, y el resultado de una sociedad que no considera ni tiene presente a las personas con discapacidad. Asimismo, apunta a la autonomía de la persona con discapacidad para decidir respecto de su propia vida, y para ello se centra en la eliminación de cualquier tipo de barrera, a los fines de brindar una adecuada equiparación de oportunidades.Esencialmente, el modelo social se ha originado, desarrollado y articulado, a partir del rechazo a los fundamentos expuestos desde el modelo que le precede. Precisamente, uno de los presupuestos fundamentales del modelo social radica en que las causas que originan la discapacidad no son individuales, como se afirma desde el modelo médico-rehabilitador, sino que son preponderantemente sociales[25]. Según los defensores de este modelo, no son las limitaciones individuales las raíces del fenómeno, sino las limitaciones de la sociedad para prestar servicios apropiados y para asegurar adecuadamente que las necesidades de las personas con discapacidad sean tenidas en cuenta dentro de la organización social.Es posible situar el nacimiento del modelo social, o al menos el momento en que emergen sus primeros síntomas, a finales de la década de los años sesenta o principios de la del setenta del siglo XX, en Estados Unidos e Inglaterra. Hasta dicho momento, en las sociedades occidentales la discapacidad venía siendo considerada como el resultado exclusivo de las limitaciones individuales de una persona, que implicaba una tragedia personal para el afectado o afectada, y un problema para el resto de la sociedad. No obstante, desde finales de la década de los años sesenta, dicha consideración ortodoxa comenzó a ser el blanco de campañas a través de Europa y Estados Unidos. Las personas con discapacidad, en particular aquellas que vivían en instituciones residenciales, tomaron la iniciativa de buscar sus propios cambios políticos.De este modo, los activistas con discapacidad y las organizaciones de personas con discapacidad se unieron para condenar su estatus como «ciudadanos de segunda clase». Reorientaron la atención hacia el impacto de las barreras sociales y ambientales, como el transporte y los edificios inaccesibles, las actitudes discriminatorias y los estereotipos culturales negativos, que, según alegaban, discapacitaban a las personas con deficiencias. Así fue como la participación política de las personas con discapacidad y sus organizaciones abrieron un nuevo frente en el área de los derechos civiles y la legislación antidiscriminatoria[26].Ello surgió inicialmente en Estados Unidos, donde ha existido una larga tradición en campañas políticas basadas en los derechos civiles y en Gran Bretaña. En la materia que nos ocupa, hubo un considerable refuerzo en las luchas por los derechos civiles de los años sesenta, que fueron teniendo influencia en las actividades de las organizaciones de personas con discapacidad. El modelo no es nuevo, pero la CDPCD lo convierte en un modelo de aplicación obligatoria en este abordaje de la discapacidad.Así, la lucha por los derechos civiles de las personas negras[27], con su combinación de tácticas de lobby convencional y acciones políticas de masas, proveyó un mayor estímulo a un emergente «movimiento de derechos de las personas con discapacidad». De este modo, las piedras angulares de la sociedad americana, capitalismo de mercado, independencia, libertad política y económica, fueron reproducidas en el enfoque del denominado movimiento de vida independiente 20, abogando por servicios de rehabilitación sobre la base de sus propios objetivos, métodos de reparto, y dirección propia de programas. La elección y el control del consumidor fueron acentuadas, fijando la dirección relativa a la orientación y el cuidado personal en las propias personas con discapacidad, en claro contraste con los métodos tradicionales dominantes.Esto acentuó, entre otras cuestiones, los derechos civiles, el apoyo mutuo, la desmedicalización, y la desinstitucionalización. Por otro lado, y desde una perspectiva un tanto diferente, el movimiento de personas con discapacidad en el Reino Unido ha perseguido generar cambios en la política social o en la legislación de derechos humanos. De este modo, la prioridad estratégica ha sido realzar la existencia de los sistemas patrocinados por el Estado de bienestar para cubrir las necesidades de las personas con discapacidad. Así, en el Reino Unido, las organizaciones de personas con discapacidad movilizaron inicialmente la opinión contra su categorización tradicional como un grupo vulnerable necesitado de protección. Sostenían el derecho a definir sus propias necesidades y servicios prioritarios, y se proclamaban contra la dominación tradicional de los proveedores de servicios.Así, si se considera que las causas que originan la discapacidad son sociales, las soluciones no deben apuntarse individualmente a la persona, sino más bien que deben encontrarse dirigidas hacia la sociedad. De este modo, el modelo anterior se centra en la rehabilitación o normalización de las personas con discapacidad, mientras que el modelo bajo análisis aboga por la modificación de una sociedad, pensada y diseñada para hacer frente a las necesidades de todas las personas. En términos generales, el tratamiento social del que son objeto las personas con discapacidad se basa en la búsqueda de la inclusión a través de la igualdad de oportunidades. A dichos fines se presentan una serie de medidas, entre las que se destacan la accesibilidad universal, el diseño para todos, la transversalidad de las políticas en materia de discapacidad, entre otras[28].Conforme a esta idea, los niños con discapacidad deben tener las mismas oportunidades de desarrollo que los niños sin discapacidad, y la educación debe tender a ser inclusiva, adaptada a las necesidades de todos, como regla, reservándose la educación especial como última medida y para casos muy extremos[29]. En cuanto a los métodos de subsistencia de las personas con discapacidad, el modelo bajo análisis plantea como medios idóneos a la seguridad social y el trabajo ordinario, y sólo excepcionalmente se acepta el protegido. De todos modos, cabe resaltar que la connotación que tenía el trabajo como medio exclusivo de integración social en el modelo rehabilitador, es cuestionada por el modelo social, desde el cual se sostiene que el empleo no es la única manera de inclusión dentro de la sociedad.Con ironía se ha sostenido que "A pesar de los paradigmáticos reclamos por accesibilidad, aún no prevalece la noción de que el entorno deba adecuarse a los trabajadores, sino todo lo contrario, de lo cual se desprende: si no pueden adecuarse, no pueden trabajar. La igualdad de oportunidades pasa por brindar la oportunidad de postularse a un empleo pero sin crear las condiciones laborales para que la persona concreta pueda realizar la tarea que dicho empleo demandará. La falencia sería del trabajador y no del empleador. Pero en este sistema de producción, el trabajador sólo puede ofrecer su trabajo, mientras que el empleador le ofrece, para que trabaje, los necesarios medios de producción, incluyendo las condiciones de producción"[30] Básicamente, el modelo bajo análisis considera a la discapacidad como un fenómeno complejo, que no se limita simplemente a un atributo de la persona, sino que es el resultado de un conjunto de condiciones, muchas de las cuales son creadas por el contexto social. En consecuencia, ello requiere la realización de todas las modificaciones y adaptaciones necesarias, a los fines de alcanzar la participación plena de las personas con discapacidad en la totalidad de las áreas de la vida en comunidad. Dicha situación, que es más una cuestión ideológica que biológica, requiere la introducción de cambios sociales, lo que en el ámbito de la política constituye una cuestión de derechos humanos.El modelo social se encuentra, entonces, muy relacionado con la consideración de la discapacidad como una cuestión de derechos humanos. Se centra en la dignidad intrínseca del ser humano, y de manera accesoria, y sólo en el caso que sea necesario, toma en cuenta las características médicas de la persona. Sitúa al individuo en el centro de todas las decisiones que le afecten, y sitúa el centro del problema fuera de la persona, en la sociedad. De este modo, las soluciones frente a la situación de desventaja de las personas con discapacidad se plantearían a partir del respeto a los valores esenciales que son el fundamento de los derechos humanos.Y el modelo social de discapacidad presenta muchas coincidencias con los valores que sustentan a los derechos humanos; esto es: la dignidad; la libertad entendida como autonomía, en el sentido de desarrollo del sujeto moral, que exige entre otras cosas que la persona sea el centro de las decisiones que le afecten; la igualdad inherente de todo ser humano, inclusiva de la diferencia, la cual asimismo exige la satisfacción de ciertas necesidades básicas, y la solidaridad.Gracias a ello, en las últimas décadas se vienen gestando diferentes modos de ofrecer respuestas a las necesidades de las personas con discapacidad, que se basan en los valores intrínsecos que fundamentan a los derechos humanos. Ello ha generado una mirada diferente hacia la persona con discapacidad, centrada en primer término en su condición de ser humano en igualdad de derechos y dignidad que los demás, y en segundo lugar en una condición (la discapacidad) que le acompaña, y que requiere en determinadas circunstancias de medidas específicas para garantizar el goce y ejercicio de los derechos, en igualdad de condiciones que el resto de personas. Dichos principios, en realidad, persiguen un mismo objetivo: que las personas con discapacidad puedan tener iguales oportunidades que el resto de personas en el diseño y desarrollo de sus propios planes de vida.En resumen, los presupuestos fundamentales del modelo de construcción social pueden resumirse en: a.- Las causas que originan la discapacidad no son ni religiosas ni científicas sino sociales, o al menos, preponderantemente sociales.b.- Las PCD tiene mucho que aportar a la sociedad, al menos, la contribución será en la misma medida que el resto de las personas sin discapacidad c.- Estos aportes de las PCD están íntimamente relacionados con la inclusión y la aceptación de la diferencia.Los supuestos de partida del modelo social son: Toda vida humana, con independencia de la naturaleza o complejidad de la diversidad funcional que la afecte, goza de igual valor en dignidad.Toda persona, independientemente de su diversidad funcional, debe poder tener la posibilidad de tomar las decisiones que le afecten en su desarrollo como sujeto moral, y por ende debe permitírsele tomar dichas decisiones. Este es el concepto de asunción de los propios riesgos que surge de la exégesis del artículo 12 de la CDPCD.Las personas etiquetadas con discapacidad gozan del derecho a participar plenamente en todas las actividades sociales, en definitiva , en la forma de vida de la comunidad- del mismo modo que sus semejantes sin discapacidad Desde la educación este modelo presenta algunas particularidades que vale la pena reseñar: Educación inclusiva no es modificación de la organización de la escuela, sino un cambio en la "ética" de la escuela. No se necesitan "superescuelas" sino cambios en la modalidad de abordaje de la educación desde los valores.No se requiere que los maestros adquieran nuevas habilidades, sino que se necesita un compromiso personal y profesional.No alcanza con aceptación de la diferencia o diversidad, sino con la valorización de la diferencia y la diversidad.Necesidad de compromiso moral con la inclusión de todas las personas en un mismo modelo educativo, como parte de un compromiso más amplio que aspira a la inclusión de todas las personas dentro de la sociedad.- Sin perjuicio de este análisis, el cambio de paradigma que la CIDPCD no implica de forma alguna para otros autores que abordan el tema desde la sociología, la necesaria coexistencia de varios de los paradigmas históricos mencionados, como propone Patricia Brogna[31] en su "modelo de la encrucijada".Esta autora plantea lo que denomina el "modelo de la encrucijada" en estos términos: "históricamente la discapacidad fue entendida como "algo que le sucedía a alguien". Y generalmente se lo relacionaba a un problema de salud o de desviación de la norma, de lo normal. Sin embargo, antes de avanzar es necesario puntualizar que la discapacidad, como construcción social, se halla en la encrucijada de tres elementos que se interdefinen: en primer lugar la particularidad biológica o de conducta de un sujeto, en segundo lugar la organización económica y política, y por último el elemento cultural normativo. Y es en la confluencia de estos tres elementos en donde cada sociedad (en un tiempo y espacio específico) "determina quién será un discapacitado y cómo deberá ser tratado". Este modelo de la encrucijada resulta una útil forma de abordar una mirada distinta de la discapacidad en el nuevo paradigma de construcción social de la discapacidad".Según el Modelo de la encrucijada hay tres elementos que se interrelacionan para conformar la discapacidad como situación y posición social y que se conjugan para la protección, promoción y garantía de los derechos humanos de las personas con discapacidad: 1. La particularidad biológica y de conducta de una persona.2. La organización económica y política.3. La cultura y la normatividad de la sociedad en la que viven las personas con discapacidad.Dice esta autora que la particularidad biológica y de conducta queda vinculada actualmente a la noción de déficit, de disfuncionalidad en relación con una norma, a un único modo concebido socialmente como "normal" de ser o hacer. Esta particularidad "hace referencia a una enorme variedad de deficiencias de funciones o estructuras corporales, etiologías (de causas adquiridas o congénitas), duración (permanentes, progresivas, transitorias), gravedad (leves, moderadas, severas), etc., que se combinan de los más variados modos y hacen imposible definir un "tipo único" de discapacidad.La organización económica y política queda determinada por la relación entre el tipo de organización económica y política de una sociedad en un tiempo y espacio determinado, con el modo en que se significarán y tratarán cada tipo de particularidad biológica y de conducta de una persona.Con respecto a cultura y normatividad, se pueden dar dos supuestos en esta desarmonización: uno es cuando surgen cambios en las normas para que se adecuen a los cambios culturales y otro, cuando se hacen evidentes las contradicciones y ambigüedades entre la una y las otras, sin que se produzca ningún cambio.La discapacidad, desde la perspectiva que propone el Modelo de la encrucijada, es una construcción teórica compleja en la que los tres elementos que menciona dicho modelo se determinan unos a otros y no pueden analizarse por separado sino en su interrelación.Ambos modelos abordan la comprensión del campo de la discapacidad desde dos miradas distintas: El primero desde lo jurídico y el segundo, desde la sociología a través de la construcción de un modelo de comprensión de la discapacidad.IV. – Sobre la Observación General en materia de capacidad de las personas con discapacidad del Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad (CEDDIS): En ocasión de la Primera Reunión de Grupo de Trabajo del Comité para la Eliminación contra todas las Formas de Discriminación a personas con discapacidad (CEDDIS) de la O.E .A. (CIADDIS Convención incorporada al derecho argentino por ley 25.280), celebrada en octubre 2010 en Washington, el mismo decidió trabajar sobre la discrepancia normativa y conceptual existente entre la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad (en su artículo I.2.b) y la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad ONU (ratificada por ley 26.378) artículo 12, en lo relativo al instituto de la interdicción y el régimen de curatela como mecanismo de representación para el ejercicio de la capacidad jurídica de las personas con discapacidad.Conforme al artículo I.2.b[32] de la Convención Interamericana adoptada en 1999, la declaratoria de interdicción de la persona con discapacidad no constituye un acto discriminatorio, norma que en opinión del Comité CEDDIS resulta obsoleta tras la adopción de la Convención de Naciones Unidas de 2006. El proceso de reforma de la CIADDIS puede estar dotado de complejidades y trámites extensos, por lo que los miembros del Comité presentes sugirieron diseñar otras propuestas más viables a fin de realizar esta adecuación normativa.Este criterio de interpretación anula, a los efectos prácticos, esta segunda parte del artículo I.2.b de la Convención Interamericana que es aclarativa, de modo de iniciar un proceso de cambio teniendo en cuenta que existe en la región una cantidad considerable de personas interdictas a la fecha.El propio Comité de la CDPCD en su primera reunión el 27 de Febrero de 2009 emitió su primera Declaración denominada "Comité de los derechos de las personas con discapacidad: Mirando al futuro", donde se establece la necesidad inmediata de modificar los modelos de representación de las personas con discapacidad afirmando que: "3.- Que se reconoce la importancia de la transición inmediata del modelo médico a los derechos humanos y el modelo social de discapacidad, de conformidad con la Convención. Se procurará de proporcionar el apoyo necesario a los Estados Partes en la realización de esta importante transición".A la par de este criterio de interpretación, el CEDDIS sugirió también la construcción de un sistema de apoyo alternativo, sustitutivo de la figura de la interdicción, dadas las serias implicaciones de esta institución. Se tuvo en cuenta que un rasgo común en muchos de los países de la región es que los Códigos Civiles derivan del Derecho Romano o del Código Napoleónico que erróneamente consideraban interdictos a personas que hoy llamamos personas con discapacidades auditivas o de lenguaje, que hoy en día, con la ayuda de un intérprete o de los TIC’s, no tendrían por qué ser declarados interdictos.El Comité CEDDIS tomó conciencia que una modificación de la normativa interna de los Estados parte de la Convención llevará un tiempo considerable, no obstante, ello no impide aclarar, desde ahora, que efectivamente la figura de la interdicción constituye una discriminación para las personas con discapacidad y que debía abrogarse no por un régimen de representación basado en la interdicción sino por un régimen de reconocimiento de la capacidad amplia con apoyos. La afirmación de que lo normado por el artículo I.2 b) es discriminatorio reposa sobre el hecho de que las personas con discapacidad, para poder tener una representación legal en el modelo actual después de su mayoría de edad deben ser declarados interdictos o insanos, por lo cual se sugiere encontrar un modelo de reconocimiento de la capacidad que no tenga que ver con la insania o la interdicción de modo que se asemeje al de cualquier otra persona. Una modalidad que establece la CDPCD de la ONU : Un régimen de reconocimiento de capacidad amplia, con apoyos y salvaguardas, si fuera necesario.La necesidad de la Observación General del CEDDIS se fundamenta en que: - La vigencia de la Convención de la ONU de 2006 (en Argentina entró en vigencia en mayo de 2008) implica el cambio del paradigma de la sustitución de la voluntad (que caracteriza al modelo de protección/asistencia de la mayoría de los Códigos Civiles de Latinoamérica) al nuevo paradigma basado en la toma de decisiones con apoyos y salvaguardas del artículo 12 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU).- - Que la mayoría de los Códigos Civiles, principalmente, de los Estados de la región mantienen en sus normativas legales institutos jurídicos como la declaración de insania y la curatela como forma de representación legal de la personas con discapacidad, particularmente, personas con discapacidad auditiva y personas con discapacidad mental o intelectual y que dichas instituciones deben ser revisadas en el marco de lo establecido por el artículo 12 de la Convención de los Derechos de las personas con Discapacidad de Naciones Unidas por mandato del artículo 4 inciso a) y b) de dicha Convención.- Que la mayoría de los países miembros de la OEA han suscrito la Convención de Naciones Unidas y que por este motivo, una de las primeras medidas que deben adoptar los Estados es el necesario examen a fondo de la legislación y de las políticas nacionales locales, a la luz del instrumento ratificado, que habrá de considerarse no sólo artículo por artículo sino principalmente en su significado global, no bastando con reformar la legislación sino que es preciso acompañarla con medidas en el plano judicial, administrativo, educativo, financiero y social para hacerla operativa.La Observación General del CEDDIS que comentamos, luego de un extenso análisis y argumentación de la exégesis de la misma, define en la parte resolutiva indicaciones concretas para los Estados parte obligatorias en los términos de la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia ya reseñada.Las conclusiones de la Observación general comentada son: En cuanto al mandato de naturaleza jurídica el Comité CEDDIS resolvió: "1. Instar a los Estados partes a que efectúen un estudio comparativo entre su legislación interna y el Derecho nacional de los demás Estados parte en la Convención Interamericana , en lo que respecta a las disposiciones sobre la capacidad jurídica de la persona con discapacidad, a fin de asegurarse que efectivamente mantienen una regulación acorde con sus necesidades desde todos los estratos sociales, y con la realidad institucional del país, pero en el marco del artículo 12 de la Convención de la ONU ": Actualmente y ante la vigencia del decreto 191/2011 PEN que crea la Comisión para la Elaboración del Proyecto de Ley de Reforma, Actualización y Unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación , que según su artículo 2 "tendrá a su cargo el estudio de las reformas al CODIGO CIVIL y al CODIGO DE COMERCIO DE LA NACION que considere necesarias, a fin de producir un texto homogéneo de todo el referido cuerpo normativo", resulta de aplicación este mandato del Comité a tener en cuenta en cuanto a la necesidad de adecuar el actual régimen de representación de los artículos 54 y 57 (en el marco de sus consecuencias limitativas de la capacidad de obra establecidas en el artículo 141 y 152 bis) y consecuentes todos ellos del Código Civil por un régimen de reconocimiento de capacidad amplia con apoyos y salvaguardias.En cuanto al mandato de naturaleza práctica el Comité CEDDIS resolvió: "2. Solicitar al Secretario General de la OEA disponer, a través de sus instancias jurídicas pertinentes, la revisión del artículo I.2 inciso b) in fine de la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad, con el objeto de armonizarlo con el artículo 12 de la Convención sobre los derechos de la persona con discapacidad de las Naciones Unidas, recomendando lo más conveniente, sea su inaplicación práctica, o su derogación"."3. Instar a los Estados parte de la Convención Interamericana a tomar medidas, en consonancia con el artículo 12 de la Convención de Naciones Unidas, para garantizar el reconocimiento de la capacidad jurídica universal, incluyendo a todas las personas con discapacidad, independientemente de su tipo y grado de discapacidad, y en consecuencia con ello, iniciar en el más breve plazo un proceso de sustitución de la práctica de la interdicción, curatela o cualquier otra forma de representación, que afecte la capacidad jurídica de las personas con discapacidad, a favor de la práctica de la toma de decisiones con apoyo".- Este mandato, que surge del punto 3 de la parte resolutiva de la Observación general, es de especial importancia atento a que exige la modificación del actual sistema de representación o subrogación (que erróneamente se considera como protectivo de las personas cuando en realidad es gravemente limitativo de su capacidad de ejercicio de los derechos por si mismos) por un sistema de "toma de decisiones con apoyo". Nos preocupa particularmente la fuerte resistencia que observamos en el sistema jurídico y legislativo a esta sustitución que nos animamos a explicar desde varios ángulos: El escaso conocimiento del corpus iuris del derecho internacional, pese a los numerosos fallos de la CSJN respecto particularmente a los tratados de derechos humanos como la CDPCD.La poderosa inercia que surge de la aplicación constante de una modalidad de representación de las personas con discapacidad que se funda en el mantra, hoy muy discutido, de que dicho sistema protege a las personas en lugar de limitarlas. Es bien reconocido que es el derecho a la propiedad el que realmente es protegido mediante esquemas de limitación en el ejercicio de los derechos de las personas.La dificultad en el ámbito universitario donde se sigue trabajando y enseñando en muchos espacios (aunque vemos en otros grandes avances) con modelos clásicos basados en las modalidades de un código civil que tiene 150 años y que sigue siendo replicado, por ejemplo en los libros de estudio o en las clases universitarias, sin análisis alguno del "derecho vivo" que surge del ámbito internacional.El Comité CEDDIS, luego de definir estas cuestiones de fondo, ha solicitado a los Estados parte ejercer acciones a fin de logra dichos objetivos: 1. Capacitar a la población en general, con especial énfasis en los operadores del sistema judicial, sobre el nuevo paradigma vigente de la capacidad jurídica de todas las personas con discapacidad, incluso aquellas con discapacidades severas, mediante el recurso a sistemas de apoyo para la toma de decisiones.2. Tomar medidas urgentes, de orden normativo, para asegurar que el sistema judicial no permita la aprobación de nuevos casos de interdicción, y para impulsar el desarrollo gradual de los sistemas de apoyo para la toma de decisiones así como para la regulación e implementación de instituciones y mecanismos de salvaguarda para prevenir los abusos 3. Tomar medidas para facilitar el proceso de revisión de los casos de interdicción de personas con discapacidad, con el objeto de adecuarse al nuevo paradigma, con especial énfasis en aquellos que se presenten dudas sobre la existencia de abusos, manipulación de intereses, o abusos.4. Informar a este Comité acerca de las medidas tomadas y los avances que se vaya logrando en este proceso Estas medidas de acción que el Comité ordena surgen de ambas convenciones e implican: a) Tanto el articulo 3.1.d) de la CIADDIS[33] como el artículo 4, inciso 1.i)[34] de la CDPCD comporten a los estados a capacitar a las personas encargadas de aplicar la convención y a formar a los profesionales y personal que apliquen la misma. Esto incluye a los operadores judiciales (jueces, abogados, ministerio público, empleados administrativos, etc.) como a los legislativos (legisladores y asesores) como a los funcionarios públicos del Poder ejecutivo (no solo los relacionados con organismos de discapacidad sino a toda la administración pública). Hay que tener en cuenta que la mayoría de estos grupos cuentan con áreas de capacitación de carácter nacional y locales que deben ser las encargadas de incluir entre la misma a ambas convenciones.b) Tomar medidas de orden normativo implica no solo el deber de adecuación de la normativa local a la internacional (como lo establece el artículo 4[35] de la CDPCD y con la salvedad del inciso 4 de ese mismos artículo[36]) sino también una correcta técnica legislativa que permita evitar discrepancias entre distintas normativas (entre este punto téngase en cuenta las inconsistencias que se observan entre lo normado por la ley 26.378, la ley 26.529 de derechos de los pacientes y la ley 26.657 de salud mental, por poner un ejemplo, todas ellas dictadas entre Mayo de 2008 y Diciembre de 2010 casi por los mismos legisladores).c) El CEDDIS recomienda evitar la aprobación de nuevos casos de interdicción, revisar los casos ya resueltos e impulsar el desarrollo gradual de los sistemas de apoyo para la toma de decisiones con salvaguardias en reemplazo de los modelos de representación. No se nos escapa que esta parte de la Observación general exigirá una importante dosis de creatividad judicial, pero tampoco ello debe provocar una parálisis en el abordaje del nuevo modelo de reconocimiento de la capacidad amplia llevando al incumplimiento del mandato de ambas convenciones.d) Respecto al pedido de revisión de los casos ya dictaminados de interdicción, el CEDDIS entiende que debe realizarse "con especial énfasis en aquellos que se presenten dudas sobre la existencia de abusos, manipulación de intereses, o abusos", para gradualmente abandonar los sistemas de representación por los sistemas de reconocimiento de la capacidad amplia con apoyos y salvaguardias. Esta medida implica concretamente que el Poder legislativo debe impulsar la modificación del Código Civil (y de las restantes normas relacionadas con la capacidad de ejercicio de los derechos) en el sentido establecido por la CDPCD y el poder judicial debe abandonar (esto ya lo establece el artículo 12 de la CDPCD ) la interdicción como modalidad de representación de las personas con discapacidad interpretando las normas locales en el marco del corpus iuris internacional.e) Implica, además, el reconocimiento explícito de la generalización en la región de un modelo asistencial, que tiene una fuerte presencia social y que dicho modelo confronta con el propuesto por el artículo 12 de la CDPCD.Sin duda el transito del modelo asistencial al modelo de construcción social de la discapacidad de la CDPCD tendrá las dificultades previsibles teniendo en cuenta que interpela a un modelo de representación vigente durante casi 150 años. No solo interpela al modelo, sino nos interpela a los operadores del derecho y a todos los profesionales que trabajamos con personas con discapacidad y nos obliga a esfuerzos que permitan reconocer la capacidad de ejercicio de los derechos en un espacio donde estaba y sigue aceptada la representación.El Comité CEDDIS es consciente de ello y se encuentra abocado a diseñar estrategias que permitan la puesta en marcha en el plano real de la Observación General del Comité sobre capacidad jurídica. El objetivo que se ha propuesto es elaborar un documento de referencia, que brinde herramientas concretas a los Jueces, Legisladores, y funcionarios públicos de los Estados de la región para la constitución de apoyos o la aplicación de salvaguardas para el ejercicio de la capacidad jurídica, y que les permita distinguir situaciones de discriminación por razones de discapacidad, dándole a este concepto contenido práctico y real trabajando conjuntamente con las organizaciones de personas con discapacidad y con equipos interdisciplinarios no solo de operadores del derecho, sino también antropólogos, sociólogos, psicólogos, etc.[1] Observación General OEA/ Ser. L/XXIV.3.1 CEDDIS/doc.12 (I-E/11) Rev.1 del 4 de Mayo de 2011 (ingresar) [2] Abogado, Magíster de Sistemas de Salud y Seguridad Social, Director del programa de Actualización y profundización en Discapacidad de la Facultad de Derecho de la UBA , experto independiente designado por concurso por Argentina y vicepresidente segundo del Comité CEDDIS/OEA. [3] "Teniendo en cuenta la creciente necesidad de referirse a la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad, tanto en documentos oficiales como no oficiales, y dado a que el término abreviado con el cual comúnmente se hace referencia a la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad, es el de "Convención Interamericana" lo cual no permite distinguirla con exactitud de otras Convenciones del Sistema Interamericano cuyos nombres también incluyen las palabras "Convención Interamericana", el Comité decidió de manera informal, es decir, sin que medie una Resolución que imponga una decisión de naturaleza coercitiva, adoptar el acrónimo CIADDIS para futuras referencias a la Convención InterAmericana para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las Personas con DIScapacidad. Este acrónimo ha sido sugerido por la Biblioteca Colón de la Secretaría General de la OEA , de acuerdo al manual de clasificación de los documentos oficiales de la OEA , y de acuerdo con las demás acrónimos que son utilizados en el tema de discapacidad" tomado del informe final de la primera reunión extraordinaria del CEDDIS en el Salvador el 4 y 5 de Mayo de 2011. [4] Artículo 20. Informes del Comité Los informes que elabore el Comité como resultado del examen de progreso registrado en la aplicación de la Convención del intercambio de experiencias entre los Estados Parte y del análisis y estudio de los informes presentados por los Estados Parte, recogerán el debate e incluirán información sobre las medidas que los Estados Parte hayan adoptado en aplicación de la Convención , los progresos que hayan realizado en la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad y las circunstancias o dificultades que hayan tenido con la implementación de la Convención , entre otros. El informe incluirá asimismo las conclusiones, observaciones y sugerencias generales del Comité para el cumplimiento progresivo de la Convención. Dicho informe será remitido por el Presidente del Comité a la Asamblea General de la OEA para su conocimiento, en el siguiente período ordinario de sesiones de ésta última. Al texto original del Reglamento del Comité aprobado durante la Primera Reunión celebrada entre el 28 de febrero y el 1º de marzo de 2008, Panamá, República de Panamá, se le hicieron enmiendas aprobadas durante la Segunda Reunión celebrada entre el 28 de julio y el 1º de agosto del mismo año en Brasilia, Brasil. [5] CIDDH, CASO GONZÁLEZ Y OTRAS ("CAMPO ALGODONERO") VS. MÉXICO, 16/11/2009. La demanda se relaciona con la supuesta responsabilidad internacional del Estado por "la desaparición y ulterior muerte" de las jóvenes Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez (en adelante "las jóvenes González, Herrera y Ramos"), cuyos cuerpos fueron encontrados en un campo algodonero de Ciudad Juárez el día 6 de noviembre de 2001. Se responsabiliza al Estado por "la falta de medidas de protección a las víctimas, dos de las cuales eran menores de edad; la falta de prevención de estos crímenes, pese al pleno conocimiento de la existencia de un patrón de violencia de género que había dejado centenares de mujeres y niñas asesinadas; la falta de respuesta de las autoridades frente a la desaparición […]; la falta de debida diligencia en la investigación de los asesinatos […], así como la denegación de justicia y la falta de reparación adecuada". [6] La Corte Interamericana de Derechos Humanos es un órgano judicial autónomo que tiene su sede en San José de Costa Rica, cuyo propósito es aplicar e interpretar la Convención Americana sobre Derechos Humanos y otros tratados de derechos humanos. Forma parte del llamado Sistema interamericano de protección de derechos humanos. La Corte ejerce competencia contenciosa y consultiva. Las personas, grupos o entidades que no son Estados no tiene capacidad de presentar casos ante la Corte , pero si pueden recurrir ante Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La Comisión puede llevar un asunto ante la Corte , siempre que el Estado cuestionado haya aceptado su competencia. De todas maneras, la Comisión debe comparecer en todos los casos ante la Corte. Respecto a la competencia consultiva, los Estados miembros de la OEA pueden consultar a la Corte acerca de la interpretación de la Corte Interamericana de Derechos Humanos o de otros tratados concernientes a la protección de los derechos humanos en los Estados americanos. Además, pueden consultarla, en los que les compete, los órganos de la Organización de los Estados Americanos. Asimismo, la Corte , a solicitud de un Estado miembro de la OEA , puede darle a tal Estado opiniones acerca de la compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas y los mencionados instrumentos internacionales. Los Comités de los tratados internacionales o regionales como el de la CIADDIS lo forman estados que puede solicitar también esta competencia consultiva. [7] Principio "pro personae": En este sentido se debe determinar cual es la interpretación que se adecua de mejor manera al conjunto de reglas y valores que componen el derecho internacional de los derechos humanos (corpus iuris). [8] Convención de los derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU receptada en Argentina por la ley 26.378. [9] Cfr. "Otros tratados" objeto de la función consultiva de la Corte (art. 64 Convención Americana sobre Derechos Humanos), supra nota 29 , párr. 29. [10] Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Competencia. Sentencia de 24 de septiembre de 1999. Serie C No. 55, párr. 41, y Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú, supra nota 27 , párr. 42. [11] Se señalan las múltiples formas de discriminación a que se enfrentan las mujeres a medida que van envejeciendo, se explica el contenido de las obligaciones que deben asumir los Estados partes con respecto al envejecimiento con dignidad y los derechos de las mujeres de edad, y se formulan recomendaciones de política para incorporar las respuestas a las preocupaciones de las mujeres de edad en estrategias nacionales, iniciativas de desarrollo y medidas positivas, de manera que estas mujeres puedan participar plenamente en la sociedad, sin discriminación y en pie de igualdad con los hombres. [12] Agradecemos a la Dra. Maria Silvia Villaverde los informes sobre esta parte de la nota. [13] CIDH, OC-18/03 [14] Pizzolo, Calogero: "La validez jurídica en el ordenamiento argentino. El Bloque de Constitucionalidad Federal" [15] El autor se enmarca entonces en un sistema Kelseniano de exégesis del funcionamiento de validez jurídica. [16] Cfr. BIDART CAMPOS, Germán, "Tratado elemental de derecho constitucional argentino", Ediar, Buenos Aires, 1995, t. VI, ps. 555-556. [17] Op. Citada. [18] La CSJN lo ha sostenido así en casos como "Ekmekdjian c. Sofovich" (1992); "Giroldi" (1995); "Bramajo" donde incluye los informes de la IDH (1996); y finalmente en casos como "Espósito" (2004) donde la CSJN despeja cualquier duda al sentenciar en relación a la Corte IDH que: "la decisión mencionada resulta de cumplimiento obligatorio para el Estado argentino (art. 68.1, CADH), por lo cual también esta Corte, en principio, debe subordinar el contenido de sus decisiones a las de dicho tribunal internacional"; los casos "Simon" y "Casal" ambos del 2005; y los mencionados al inicio del acápite. [19] CCPR/C/101/D/1608/2007 [20] Palacios, Agustina: "El modelo social de discapacidad: orígenes, caracterización y plasmación en la Convención internacional de los derechos de las personas con discapacidad", CERMI- Ediciones CINCA, 1era edición, Octubre de 2008. [21] La definición de "modelo medico hegemónico o rehabilitatorio" es agregada por el suscripto, no se encuentra en la descripción de la Dra. Palacios , a fin de graficar el impacto enorme que ha tenido específicamente en el modo de abordaje de la discapacidad en el campo de la salud sobre todo, después de la segunda guerra mundial. Este modelo es que asume, en líneas generales, la ley 24.901 que como sabemos derivaba del nomenclador del INSSJP de la época de su vigencia, 1998. Un modelo que ha prestado sus servicios, pero que actualmente no se adecua en su totalidad al nuevo paradigma de la CDPCD. La CDPCD si bien incluye el concepto de "deficiencia" no basta por si solo para configurar la situación de discapacidad. [22] En este punto aclaramos que la propia CDPCD describe a la discapacidad desde la deficiencia, pero relacionándola con las barreras sociales. Es decir, existe discapacidad no solo por el énfasis médico en la deficiencia de salud, sino solo en tanto las barreras sociales impiden a la PCD el pleno goce y ejercicio de sus derechos. Por ello este modelo debe ser superado, ya que no se discute que el médico o un profesional de la salud puede hacer un diagnóstico de salud de la PCD ; el problema está en tanto ese diagnóstico pretenda decidir la forma de vida de la PCD y además suponga que el mismo es invariable. La Convención en su preámbulo reconoce, en cambio, que la discapacidad es un concepto que evoluciona. [23] La Dra. Palacios en este punto se refiere a un concepto español de "diversidad funcional" como similar a discapacidad que no compartimos por impreciso y de alguna forma, porque no solo no es el que la CDPCD estableció, sino porque funciona en nuestra opinión del modo que lo hace los términos "capacidades diferentes" o "necesidades especiales". [24] No discrepamos con estas propuestas en general sino en el sentido que sean las únicas opciones posibles. [25] Esto no significa que la "sociedad" discapacitada, como muchas veces escuchamos, sino que las barreras sociales contribuyen en forma central a que la deficiencia (en términos de la propia CDPCD) impida a la personas con discapacidad el ejercicio de sus derechos en igualdad de condiciones que los demás. En este punto otro colectivo, el de las personas mayores, muchas veces también se ven seriamente afectadas por estas mismas barreras sociales. [26] Ibidem, Palacios, A. [27] Con un hito judicial importante en el caso "Brown c/ Board of Education" de la Corte Suprema de EEUU de los años 50 como aplicación de una medida de acción positiva. [28] Sobre este punto pueden consultarse: Rosales, pablo O. "La nueva Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad", Jurisprudencia Argentina- Lexis Nexis. Sumario 2007-II Fascículo 2, 11/4/2007 Rosales, Pablo O (compilador) "Convención Internacional de Discapacidad", Jurisprudencia Argentina, 95 Págs. Agosto 2008, Buenos Aires; Rosales, Pablo O : "El derecho a la salud y a la rehabilitación de las personas con discapacidad en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad", 11/5/09 Microjuris cita: MJDOC-4273-AR/ MJD4273; Rosales, Pablo O : "Reflexiones sobre la escolaridad común de las personas con discapacidad y la obligación de cobertura de obras sociales y prepagas". EL DIAL, 17/6/09, Citar: el Dial - DC112C; Rosales, Pablo O.: Numero Especial: "Discriminación", Editorial Abeledo Perrot, ISBN 978-950-20-2113-3, 28/7/2010, 96 paginas. Dos notas incluidas de Pablo O. Rosales: a) "Discriminación en razón de discapacidad: Las convenciones internacionales de discapacidad y su aplicación como herramienta interpretativa del derecho interno" y b) "La persona con discapacidad como consumidor: el derecho a la asunción de los propios riesgos y la discriminación en la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad" (comentario a fallo); [29] Aquí se puede reseñar la transformación de la educación en EEUU y Brasil, donde se imparte educación especial en escuelas comunes, experiencia resistida en nuestro país donde tiene mucho espacio en el modelo anterior, la educación especial en escuelas especiales para PCD. Hay que tener en cuenta que por ejemplo, es la educación especial y no la común, la que es subsidiada por el A.P.E. a las obras sociales nacionales de la ley 23.660 lo que implica que es el financiador y no es especialista, el que toma decisiones basadas únicamente en la fuente de financiamiento, aunque esto no significa desconocer la necesidad del financiamiento, sino que las decisiones en educación de PCD se tomen muchas veces con estos modos de abordaje. [30] Nota: "Discapacidad y empleo: por el derecho a ser explotados" de Sociólogo Eduardo Joly, en Le Monde Diplomatique (El Dipló), Edición Cono Sur, Octubre 2008, Año X, Número 112, páginas 34-36 [31] Brogna, Patricia (Compiladora) "Visiones y revisiones de la discapacidad", Fondo de Cultura Económica, México 2009, nota: "Las representaciones de la discapacidad: La vigencia del pasado en las estructuras sociales presentes", pag. 157 a 187. [32] El texto del artículo dice así: "Artículo I. b) Convención OEA: No constituye discriminación la distinción o preferencia adoptada por un Estado parte a fin de promover la integración social o el desarrollo personal de las personas con discapacidad, siempre que la distinción o preferencia no limite en sí misma el derecho a la igualdad de las personas con discapacidad y que los individuos con discapacidad no se vean obligados a aceptar tal distinción o preferencia. En los casos en que la legislación interna prevea la figura de la declaratoria de interdicción, cuando sea necesaria y apropiada para su bienestar, ésta no constituirá discriminación". [33] Artículo 3.1.d) CIADDIS: "Para lograr los objetivos de esta Convención, los Estados Parte se comprometen a:… d) Medidas para asegurar que las personas encargadas de aplicar la presente Convención y la legislación interna sobre esta materia, estén capacitados para hacerlo". [34] Artículo 4, 1. i) de la CDPCD : "1. Los Estados Partes se comprometen a asegurar y promover el pleno ejercicio de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas con discapacidad sin discriminación alguna por motivos de discapacidad. A tal fin, los Estados Partes se comprometen a: … i) Promover la formación de los profesionales y el personal que trabajan con personas con discapacidad respecto de los derechos reconocidos en la presente Convención, a fin de prestar mejor la asistencia y los servicios garantizados por esos derechos". [35] Articulo 4 CDPCD: " …a) Adoptar todas las medidas legislativas, administrativas y de otra índole que sean pertinentes para hacer efectivos los derechos reconocidos en la presente Convención; b) Tomar todas las medidas pertinentes, incluidas medidas legislativas, para modificar o derogar leyes, reglamentos, costumbres y prácticas existentes que constituyan discriminación contra las personas con discapacidad; c) Tener en cuenta, en todas las políticas y todos los programas, la protección y promoción de los derechos humanos de las personas con discapacidad" [36] Artículo 4 inciso 4 CDPCD: " Nada de lo dispuesto en la presente Convención afectará a las disposiciones que puedan facilitar, en mayor medida, el ejercicio de los derechos de las personas con discapacidad y que puedan figurar en la legislación de un Estado Parte o en el derecho internacional en vigor en dicho Estado. No se restringirán ni derogarán ninguno de los derechos humanos y las libertades fundamentales reconocidos o existentes en los Estados Partes en la presente Convención de conformidad con la ley, las convenciones y los convenios, los reglamentos o la costumbre con el pretexto de que en la presente Convención no se reconocen esos derechos o libertades o se reconocen en menor medida". Citar: elDial.com - DC1688 Publicado el 17/08/2011 Copyright 2011 - elDial.com - editorial albrematica - Tucumán 1440 (1050) - Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentina Directora editorial: Romina A. Lozano - Propietario: Albrematica S.A.