ADORACIÓN A JESÚS SACRAMENTADO PRIMERA PARTE Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado! Padre Nuestro… Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado! Padre Nuestro… Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado! Padre Nuestro… Nos dice el evangelio según san Marcos en el capítulo 14, versículos 32 al 42: 32 Llegaron a una propiedad llamada Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos: "Quédense aquí, mientras yo voy a orar". 33Después llevó con él a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir temor y a angustiarse. 34Entonces les dijo: "Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí velando". 35Y adelantándose un poco, se postró en tierra y rogaba que, de ser posible, no tuviera que pasar por esa hora. 36Y decía: "Abba Padre- todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no s e haga mi voluntad, sino la tuya". 37Después volvió y encontró a sus discípulos dormidos. Y Jesús dijo a Pedro: "Simón, ¿duermes? ¿No has podido quedarte despierto ni siquiera una hora? 38 Permanezcan despiertos y oren para no caer en la tentación, porque e l espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". 39Luego se alejó nuevamente y oró, repitiendo las mismas palabras. 40Al regresar, los encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se cerraban de sueño, y no sabían qué responderle. 41Volvió por tercera vez y les dijo: "Ahora pueden dormir y descansar. Esto se acabó. Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. 42 ¡Levántense! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar". (Breve silencio) “Quédense aquí” son las palabras que resuenan, Jesús, en nuestros oídos. Y nosotros queremos quedarnos aquí para orar, para acompañarte, para llenarnos de tu presencia. Queremos quedarnos aquí porque no hay mejor lugar para nosotros. Estar con Vos , Jesús, es lo que nuestro corazón necesita. Nos quedamos aquí porque Vos nos dijiste: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”. Estamos afligidos por tanta falta de amor, por tanta destrucción, por tanta división. Nos sentimos agobiados porque nos cans amos de hacer el bien, porque nos falta n fuerzas para continuar en la diaria lucha, nos oprime la injusticia y la falta de solidaridad entre los hombres, Señor. Pero sabemos que sólo en Vos podemos encontrar descanso, sólo Vos podés darnos el alivio que ne cesitamos. Respondemos: “¡Dios, tú eres mi descanso!” Sólo en Dios descansa mi alma, de él me viene la salvación. Sólo él es mi Roca salvadora; él es mi baluarte: nunca vacilaré. ¿Hasta cuándo se ensañarán con un hombre para derribarlo entre todos, como si fuera un muro inclinado o un cerco que está por derrumbarse? Sólo piensan en menoscabar mi dignidad y se complacen en la mentira; bendicen con la boca y maldicen con el corazón. Sólo en Dios descansa mi alma, de él me viene la esperanza. Sólo él es mi Roca salvadora, él es mi baluarte: nunca vacilaré. Mi salvación y mi gloria están en Dios: él es mi Roca firme, en Dios está mi refugio. (Breve silencio - Cantamos) "Mi alma siente una tristeza de muerte". ¡Señor, Jesús, te hiciste uno de nosotros en todo, menos en el pecado! ¡Conociste el sufrimiento en tu propia car ne! ¡Hombre de dolores y familiarizado con el sufrimiento! Sin embargo, eran nuestros sufrimientos los que soportaste, cargaste con nuestras dolencias. ¡Por tus heridas fuimos sanados! Respondemos: “¡Señor, escucha mi oración!” Señor, escucha mi oración y llegue a ti mi clamor; no me ocultes tu rostro en el momento del peligro; inclina hacia mí tu oído, respóndeme pronto, cuando te invoco. Porque mis días se disipan como el humo, y mis huesos arden como brasas; mi corazón se seca, marchitado como la hierba, ¡y hasta me olvido de comer mi pan! Los huesos se me pegan a la piel, por la violencia de mis gemidos. Me parezco a una lechuza del desierto, soy como el búho entre las ruinas; estoy desvelado, y me lamento como un pájaro solitario en el tejado; mis enemigos me insultan sin cesar, y enfurecidos, me cubren de imprecaciones. Yo como ceniza en vez de pan y mezclo mi bebida con lágrimas, a causa de tu indignación y tu furor, porque me alzaste en alto y me arrojaste. Mis días son como sombras que se agrandan, y me voy secando como la hierba. Pero tú, Señor, reinas para siempre, y tu Nombre permanece eternamente. (Breve silencio - Cantamos) Y decía: "Abba -Padre- todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya". Tu humildad, Señor, nos a sombra. Elegiste el sufrimiento para que nosotros dejáramos de sufrir; entregaste tu Vida para que nosotros tengamos Vida eterna. Sólo un enamorado puede hacer eso, sólo tu amor por mí pudo hacer que no consideres tu condición divina . Te anonadaste, Jesús, a Vos mismo, tomando la condición de servidor y te hiciste semejante a los hombres. Te humillaste hasta aceptar por obediencia la muer te y muerte de cruz. Respondemos: “Bendice al Señor, alma mía” Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre. Bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura; él colma tu vida de bienes, y tu juventud se renueva como el águila. El Señor hace obras de justicia y otorga el derecho a los oprimidos; él mostró sus caminos a Moisés y sus proezas al pueblo de Israel. (Breve silencio - Cantamos) Después volvió y encontró a sus discípulos dormidos. Y Jesús dijo a Pedro: "Simón, ¿duermes? ¿No has podido quedarte despierto ni siquiera una hora? Permanezcan despiertos y oren para no caer en la tentación, por que el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". ¡Estamos dormidos, Señor! Dormidos por el pecado. Dormidos en medio de tanta injusticia. Somos indiferentes ante el sufrimiento de nuestros hermanos. No somos capaces de jugarnos como Vos por los más necesitados. Despiértanos, Señor. Que tu Palabra nos reanime para poder resistir al mal y perseverar en el bien. Que nos fortalezca para no caer en la tentación de la desesperanza, de la indiferencia, de la comodidad. Que este momento de oración perdure a lo largo de nuestra vida para que, como Vos, estemos siempre prontos a realizar la Voluntad del Padre. Respondemos: “¡Despierta, alma mía!” Ten piedad de mí, Dios mío, ten piedad, porque mi alma se refugia en ti; yo me refugio a la sombra de tus alas hasta que pase la desgracia. Invocaré a Dios, el Altísimo, al Dios que lo hace todo por mí: él me enviará la salvación desde el cielo y humillará a los que me atacan. ¡Que Dios envíe su amor y su fidelidad! Yo estoy tendido en medio de leones que devoran con avidez a los hombres; sus dientes son lanzas y flechas, su lengua, una espada afilada. ¡Levántate, Dios, por encima del cielo, y que tu gloria cubra toda la tierra! Ellos tendieron una red a mi paso, para que yo sucumbiera; cavaron una fosa ante mí, pero cayeron en ella. Mi corazón está firme, Dios mío, mi corazón está firme. Voy a cantar al son de instrumentos: ¡despierta, alma mía! ¡Despierten, arpa y cítara, para que yo despierte a la aurora! (Breve silencio - Cantamos) Volvió por tercera vez y les dijo: "Ahora pueden dormir y descansar. Esto se acabó. Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar". Perdón, Señor, por todas la s veces que te fallamos. Sabemos que día a día esperás lo mejor de nosotros, sabemos que, a pesar de nuestra debilidad, seguís creyendo en nosotros. Gracias, por darnos una nueva oportunidad de actuar como Vos, de poder mostrar tu rostro a nuestros hermanos, de poder entregarnos como Vos en el servicio a los más pequeños. Hoy te damos nuestro Sí, más allá de nuestros miedos, de nuestras inseguridades. Aquí estamos, Señor, para hacer tu Voluntad. Respondemos: “Muéstrame, Señor, tu Voluntad” Respóndeme en seguida, Señor, porque estoy sin aliento. No me ocultes tu rostro, para que yo no sea como los que bajan a la fosa. Que yo experimente tu amor por la mañana, porque confío en ti; indícame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma. Líbrame, Señor, de mis enemigos, porque me refugio en ti; enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu espíritu bondadoso me conduzca por una tierra llana. Por amor de tu Nombre, Señor, consérvame la vida. (Breve silencio - Cantamos) Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado! Padre Nuestro… Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sac ramentado! Padre Nuestro… Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado! Padre Nuestro… SEGUNDA PARTE Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado! Padre Nuestro… Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentad o! Padre Nuestro… Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado! Padre Nuestro… Nos dice el evangelio según san Marcos en el capítulo 14, versículos 43 al 51: 43 Jesús estaba hablando todavía, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. 44El traidor les había dado esta señal: "Es aquel a quien voy a besar. Deténganlo y lléven lo bien custodiado". 45Apenas llegó, se le acercó y le dijo: "Maestro", y lo besó. 46Los otros se abalanzaron sobre él y lo arrestaron. 47Uno de los que estaban allí sacó la espada e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja. 48Jesús les dijo: "Como si fuera un bandido, han salido a arrestarme con espadas y palos. 49Todos los días estaba entre ustedes enseñando en el Templo y no me arrestaron. Pero esto sucede para que se cumplan las Escrituras". 50Entonces todos lo abandonaron y huyeron. 51Lo seguía un joven, envuelto solamente con una sábana, y lo sujetaron; 52pero él, dejando la sábana, se escapó desnudo. (Breve silencio) El traidor les había dado esta señal: "Es aquel a quien voy a besar. Deténganlo y llévenlo bien custodiado". No hay nada dolor más grande que el darnos cuenta que alguien finge que nos ama. Qué desgarro siente nuestro corazón ante la traición de un amigo. Señor, sufriste en tu carne toda clase de dolor y aún así tu amor permaneció inconmovible hacia nosotros pecadores. Las palabras de Judas descubren lo peor que guardamos en nuestro corazón. Nosotros también te traicionamos, Señor. Cuántas veces decimos amarte, pero a la vez hacemos daño a nuestros hermanos. Nos olvidamos de la dignidad del que está a nuestro lado. No s ocorremos al necesitado. Murmuramos y faltamos a la confianza de nuestros amigos. Respondemos: “Perdón, Señor, perdón” ¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. Por eso, será justa tu sentencia y tu juicio será irreprochable; yo soy culpable desde que nací; pecador me concibió mi madre. (Breve silencio – Cantamos) Apenas llegó, se le acercó y le dijo: "Maestro", y lo besó. Te decimos “Maestro” y no seguimos tus enseñanzas. Te llamamos “Señor” y servimos a nuestros propios intereses. Cuántas veces te dijimos “Mi Amigo” y te dimos la espalda al darle la espalda a quienes tenemos al lado. Creemos que sos el Camino, la Verdad y la Vida y aún así no seguimos tu ejemplo, aún así mentimos y vivimos en una cultura de muerte. ¡Basta de tanta hipocresía! Queremos ser transparente s, queremos mostrar tu imagen, Señor. Queremos ser auténticos testigos de tu Amor. ¡Ayudanos, Señor! Respondemos: “Crea en mí un corazón puro ” Tú amas la sinceridad del corazón y me enseñas la sabiduría en mi interior. Purifícame con el hisopo y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. Anúnciame el gozo y la alegría: que se alegren los huesos quebrantados. Aparta tu vista de mis pecados y borra todas mis culpas. Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi e spíritu. No me arrojes lejos de tu presencia ni retires de mí tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, que tu espíritu generoso me sostenga: yo enseñaré tu camino a los impíos y los pecadores volverán a ti. ¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío, y mi lengua anunciará tu justicia! Abre mis labios, Señor, y mi boca proclamará tu alabanza. Los sacrificios no te satisfacen; si ofrezco un holocausto, no lo aceptas: mi sacrificio es un espíritu contrito, tú no desprecias el corazón contrito y humillado. (Breve silencio – cantamos) Los otros se abalanzaron sobre él y lo arrestaron. Uno de los que estaban allí sacó la espada e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja. Enseñanos, Señor, a no ser violentos. Vos n os dijiste: “Aprendan de mí porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio”. La violencia nos da inseguridad, nos pone intranquilos. Necesitamos tu alivio, Señor. Queremos ser como Vos, Señor, mensajeros de paz. Que se acabe el odio, la guerra, la destrucción. Que te veamos presente en aquél que nos hace daño, en aquél que no nos simpatiza, en aquél que busca que nos es indiferente. Para que así, construyamos un mundo más fraterno, Señor. Respondemos: “Yo busco tu rostro, Señor” ¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz, apiádate de mí y respóndeme! Mi corazón sabe que dijiste: "Busquen mi rostro". Yo busco tu rostro, Señor, no lo apartes de mí. No alejes con ira a tu servidor, tú, que eres mi ayuda; no me dejes ni me abandones , mi Dios y mi salvador. Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá. Indícame, Señor, tu camino y guíame por un sendero llano, porque tengo muchos enemigos. No me entregues a la furia de mis adversarios, porque se levantan contra m í testigos falsos, hombres que respiran violencia. Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor. (Breve silencio – Cantamos) Jesús les dijo: "Como si fuera un bandido, han salido a arrestarme con espadas y palos. Todos los días estaba entre ustedes enseñando en el Templo y no me arrestaron. Pero esto sucede para que se cumplan las Escrituras". ¡Que en nuestra vida todo suceda según tu Voluntad, Señor! Danos el valor para aceptar los momentos de persecución. Cuando nos persiguen por llevar tu Nombre a nuestros lugares de trabajo, por buscar el bien común. Que nos alegremos y nos regocijemos porque tendremos una gran recompensa en el cielo. Respondemos: “¡Felices los que habitan en tu Casa, Señor! ” ¡Qué amable es tu Morada, Señor del Universo! Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente. Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones, junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios. ¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar! ¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación! Al pasar por el valle árido, lo convierten en un oasis; caen las primeras lluvias, y lo cubren de bendiciones; ellos avanzan con vigor siempre creciente hasta contemplar a Dios en Sión. Señor del universo, oye mi plegaria, escucha, Dios de Jacob; protege, Dios, a nuestro Escudo y mira el rostro de tu Ungido. Vale más un día en tus atrios que mil en otra parte; yo prefiero el umbral de la Casa de mi Dios antes que vivir entre malvados. Porque el Señor es sol y escudo; el Señor da la gracia y la gloria, y no niega sus bienes a los que proceden con rectitud. ¡Señor del universo, feliz el hombre que confía en ti! (Breve silencio – Cantamos) Entonces todos lo abandonaron y huyeron. Lo seguía un joven, envuelto solamente con una sábana, y lo sujetaron ; pero él, dejando la sábana, se escapó desnudo. Te dejamos solo, Jesús. Nos quedamos solos. Cuando creemos alejarnos de Vos, nos quedamos sin nada, nos quedamos desnudos, dejamos nuestra dignidad. Pero Vos, Jesús, nunca nos abandonás, siempre estás con no sotros. Hoy queremos renovar nuestra promesa de ser sólo de Vos, a Vos pertenecemos, eres nuestro Señor. Queremos dejar de huir de nuestras responsabilidades, de nuestros deberes de hijos de Dios. Queremos hacernos cargo de nuestros hermanos, queremos volv er a vivir como verdaderos bautizados. Queremos ser tus testigos, Señor. Respondemos: “Cantaré eternamente el amor del Señor ” Cantaré eternamente el amor del Señor, proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. Porque tú has dicho: "Mi amor se ma ntendrá eternamente, mi fidelidad está afianzada en el cielo. Yo sellé una alianza con mi elegido, hice este juramento a David, mi servidor: "Estableceré tu descendencia para siempre, mantendré tu trono por todas las generaciones". El cielo celebre tus maravillas, Señor, y tu fidelidad en la asamblea de los santos, porque ¿quién es comparable al Señor en las alturas? ¿quién como el Señor entre los hijos de Dios? Dios es temible en el consejo de los santos, más grande y terrible que cuantos están a su alrededor. Señor, Dios del universo, ¿hay alguien como tú? Tú eres fuerte y estás rodeado de fidelidad. (Breve silencio - Cantamos) Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sa cramentado! Padre Nuestro… Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado! Padre Nuestro… Guía: ¡Bendito y alabado sea el Santísimos Sacramento del Altar! Todos: ¡Sea por siempre bendito y alabado Jesús Sacramentado! Padre Nuestro…