Mesa de apertura Intervención del ministro de Relaciones

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Mesa de apertura
Intervención del secretario general de la Intendencia Municipal de Rivera, doctor Derivaldo
Rodríguez
“La frontera es mucho más que una línea divisoria; es un ecosistema
con una historia y un presente que fructifican en una integración de hecho”
Estoy en este evento en representación del intendente, quien está participando del Congreso
Nacional convocado a raíz de la situación muy grave provocada por las inundaciones. Nos
encontramos acá para reflexionar acerca de políticas de integración de frontera, espacio de vida
diverso y complejo. Esta nominación resulta acertada y feliz porque –como se ha afirmado con
atino– la frontera es mucho más que una línea divisoria; es un ecosistema singular y específico,
donde confluyen situaciones cotidianas, familiares, con una historia y un presente que fructifican en
una integración de hecho. Incluso muchas veces ello está en contraposición con las estructuras
formales y jurídicas vigentes. Por ello, y sin desconocer los planes nacionales ni los acuerdos de
integración regionales, es necesario trabajar para concretar una política de frontera, entendida como
estrategia de desarrollo local, alentando una verdadera descentralización, instrumentada mediante
proyectos locales y de toda la zona de frontera, buscando la efectiva participación de la sociedad y
los gobiernos fronterizos en todas la instancias posibles.
Justo es reconocer los esfuerzos realizados en el pasado reciente, para potenciarlos, como el Comité
de Intendentes y Prefeitos de la Frontera Uruguay/Brasil, en el que la Intendencia de Rivera ha
tenido una activa participación. Es necesario concretar acciones para la efectiva implementación del
ratificado acuerdo entre Uruguay y Brasil sobre los permisos de residencia, estudio y trabajo para
los nacionales fronterizos uruguayos y brasileños. Para este abordaje se torna imprescindible una
actitud proactiva, sin fronteras mentales, intelectuales ni ideológicas, con la mayor y mejor
participación social manifestada a través de sus actores protagónicos. Con este mensaje el gobierno
departamental les da la bienvenida, augurando fructíferos resultados y éxitos en los trabajos de esta
jornada.
Intervención del ministro de Relaciones Exteriores, Reinaldo Gargano
“No hay que ayudar a combatir el hambre sino dar los instrumentos necesarios para generar
empleo, por eso es que trabajamos por la integración”.
Cuando la ministra me invitó a participar en esta jornada, me sentí muy reconocido, porque hace
unos cuantos años que vengo trabajando este tema. Recordaba recién que hace unos diecisiete años,
a través del Ides, una organización no gubernamental, se elaboró a escala nacional un voluminoso
estudio –que insumió un año y medio de trabajo– sobre las políticas de fronteras. Creo que puede
servir como documento básico de análisis de los problemas que se plantean en el ámbito de la
frontera. En esto, el Ministerio de Relaciones Exteriores tiene mucho que ver y que colaborar para
coadyuvar al Ministerio de Desarrollo Social y a los otros ministerios a trabajar en una buena
dirección.
Relataré cómo lo veo y qué hemos hecho desde nuestro Ministerio. Aquí están presentes los
cónsules y el director de la Regional América, que se ocupa de este tema; está presente el integrante
del Departamento 20, el embajador Ferrer, que se ocupa no sólo de los consulados sino también de
los residentes, los uruguayos en el exterior como tarea específica, por tanto es saludable su
presencia acá para saber qué pasa con nuestros residentes en la nación vecina.
En América, por la especial configuración de la historia, ha ocurrido que los núcleos urbanos han
surgido en las líneas divisorias entre una nación y otra, conformando prácticamente una sola
sociedad; tenemos dos naciones y una sola sociedad. Aquí están Livramento y Rivera conformando
una población de 200.000 habitantes entre las dos, con todos los elementos positivos y toda la
complejidad de problemas que eso trae. Voy a comentar algunas cosas que me parecen muy ricas.
Cuando digo que viene de la historia es porque esto era frontera, de un lado estaban los españoles,
del otro estaban los portugueses; después los brasileños, cuando el imperio, y después la realidad de
la República Federativa. De este lado, Uruguay. A raíz de eso surgieron estos núcleos poblados que
tienen identidades muy peculiares, casi tienen un idioma propio que abarca una franja importante
del territorio; cuando yo era chico llegaba hasta mi pueblo que estaba a bastante distancia de la
frontera. Hoy se ha achicado un poco la extensión del portuñol que se practica acá.
Qué hemos hecho: atacar, en primer lugar, los problemas de carácter urgente que hay planteados en
estas sociedades. Casi todas sufren problemáticas sociales muy agudas derivadas de la devolución
de los modelos económicos y de la forma en que ellos han funcionado en la frontera. Durante el
viaje que hice del aeropuerto hasta acá, estuvimos comentando con el cónsul y el director de la
Regional América el nivel de la actividad comercial que hay en Rivera en función de la diferencia
cambiaria: a los brasileños, venir a comprar a Rivera les resulta una ganga. Como antes, tiempo
atrás, resultaba una ganga para los uruguayos ir a comprar a Livramento. Ésta es una cuestión que
hay que ordenar y hacer funcionar ordenadamente para que sea beneficiosa para todos y no
solamente para algunos. En esto tiene que ver el poder del Estado, de los estados para hacerlo
funcionar correctamente. Pero lo urgente es lo urgente. Para nosotros, lo urgente es el problema de
la estabilidad social de la gente que vive en la frontera; por eso, mientras fui legislador, mi
preocupación central fue que se obtuviera, para la franja territorial de cincuenta kilómetros de un
lado y otro de la frontera, un documento único que permitiera la residencia, la atención elemental de
la educación y los servicios sociales. Un documento de frontera que ha demorado bastante en
instrumentarse. Porque es difícil, en primer lugar, comunicar a la gente que existe tal documento;
segundo, lograr que los servicios burocráticos de migración que existen, que tienen la costumbre de
trabajar de determinada manera, cambien el modelo y se adapten a las nuevas legislaciones
vigentes. Porque la legislación existe y hay que cumplirla: otorga beneficios a quienes viven en esa
franja, los que no deben ser desperdiciados, sino utilizados para mejorar la condición de unos y
otros.
Uno de los temas que hemos estado discutiendo –lo digo para que lo tengan presente los de uno y
otro lado de la frontera– con el canciller Celso Amorim y con los representantes de Itamaratí
(algunos cónsules que trabajaron hasta hace poco conmigo en el ministerio lo saben) es el de la
salud. En ese sentido, tenemos planteada una cuestión sin resolver. Estoy trabajando exclusivamente
con base en mi memoria, de modo que si me equivoco me lo hacen notar; pero los servicios de este
lado tienen un nivel diferente al del otro lado. Por tanto, prestan asistencia también a la gente que
está del otro lado y hacen bien en hacerlo. Pero eso eleva los costos de atención y de gasto del
Estado. Tenemos que buscar una forma para que mejoren los del otro lado de la frontera y eso tiene
que resolverlo el país vecino. Pero también nosotros debemos encontrar la fórmula para que la gente
tenga asistencia adecuada sin mayores erogaciones, mediante una política de Estado que lo permita
y que tenga financiamiento, pero que, además, se preste de verdad.
Siempre que venía a Rivera, yo tenía la costumbre de ir al hospital a ver cómo andaba. Estaba en la
oposición y me preocupaba mucho mirar cómo andaban las cosas. Ahora la oposición se ocupa
mucho en ver cómo hacemos las cosas nosotros, y hace bien, porque me siento mucho mejor si me
vigilan y miran lo que hago que si no me vigilaran. Ése es un tema pendiente, el de la salud. Hay
formas de contribuir a resolverlo. Tengo la opinión personal –no comprometo a la ministra de
Desarrollo Social en ello– de que por lo menos en Uruguay tenemos un equipo en el Ministerio de
Salud Pública que ha hecho cosas formidables y que va a cambiar el sistema de salud. Ayer firmé la
promulgación de la primera ley del Sistema Integrado de Salud. Seguramente, en el correr de los
próximos meses firmaré las otras dos leyes que permitirán cambiar en forma muy importante el
sistema de prestación de salud a los uruguayos.
Lo otro que quiero comentar es que fue preocupación nuestra en estos dos años que los nacionales
uruguayos y los nacionales brasileños tuvieran en cada uno de los países un trato acorde al proceso
de integración regional que estamos llevando adelante. Por eso firmamos con Argentina y con
Brasil –nos falta con Paraguay todavía, curiosamente– notas reversales. En el lenguaje diplomático,
el que yo he aprendido un poco a fuerza ahora, en los últimos años, eso quiere decir compromiso
formal de realizar determinadas cosas. Todo brasileño que resida en Uruguay, si se aplican los
contenidos jurídicos de la Nota Reversal que firmó Uruguay, tiene derecho a dos años de residencia,
naturalmente siempre que demuestre no tener antecedentes penales y cumplir requisitos elementales
que son casi iguales a los que tienen los uruguayos. Tiene derecho a la asistencia social y al trabajo,
y puede prorrogar hasta por diez años esa residencia y obtener luego otra calidad de ciudadanía, de
acuerdo a la legislación de cada país. Lo mismo para los uruguayos que viven en Brasil. Es algo
muy importante. Hay mucha gente de ambas nacionalidades viviendo fuera de su frontera y muchas
veces viven en la inseguridad; frecuentemente tienen que recurrir al Ministerio de Relaciones
Exteriores cuando tienen algunos problemas, fundamentalmente cuando les va mal, por ejemplo, y
están presos. Aunque cueste creer, tenemos que atender a gente que vive en Manaos que no tiene
quien la auxilie y debemos mandar un cónsul que vaya a enterarse de qué pasa y prestarle
asistencia. La obligación principal de un cónsul cuando un ciudadano nuestro está en dificultades es
prestarle asistencia; sin juzgarlo: prestarle asistencia, que tenga la seguridad de que sus derechos
humanos serán respetados; y eso lo hacemos.
Estas notas reversales que hemos firmado con Brasil nos permitirán tener la certeza de cuántos son
los ciudadanos en esa situación, porque no lo sabemos, calculamos a ojo de ‘buen cubero’,
actuamos a tientas. Si este proceso se hace, quizás en unos años podamos actuar sobre bases
científicas, tener programas más estrictos y controlables, prestar la asistencia legal y también
facilitar la asistencia social que pueda prestar alguna otra dependencia del Estado uruguayo a
nuestros compatriotas que viven en Brasil. Y, a la vez, ayudar aquí, en Uruguay, a los brasileños que
necesiten documentación, residencia, educación y trabajo.
Todos estos temas son urgentes. Pero hay otro que es el de más largo plazo y el más importante: la
integración económica, social y política de la región. Hablo de algunas de las cosas más importantes
que tienen que tener presente siempre que se reúnan para estudiar un tema como éste. Vivimos en
una región del mundo privilegiada por la naturaleza, donde hay todos los recursos minerales que
puedan pedirse; toda la capacidad energética que se pueda exigir dentro de los próximos cien años
(y la energía es el tema de los próximos cien años); toda el agua dulce del tercer reservorio mundial
de agua dulce del mundo; capacidad para producir alimento, no para alimentar a 300 millones de
personas sino a 4.000 millones de personas, y, sin embargo, vivimos en una América del Sur de 400
millones de habitantes y 200 millones de pobres que no comen todos los días. Por algo Lula hizo el
plan Hambre Cero y nosotros tuvimos que implantar un Plan de Emergencia, porque, sobre
3.400.000 habitantes, yo tengo un relojito que me dice a cada minuto cuántos habitantes más hay en
la República y en el mundo. Es una vergüenza, es un insulto a la inteligencia, una barbaridad, algo
inaudito: con toda la riqueza que hay, vivimos un proceso en que hay un grupo cada vez más
reducido que tiene más y hay un grupo cada vez más grande que tiene menos. Lo único que puede
acabar esto es una forma de integración que posibilite un desarrollo completo de las economías de
nuestros países que elimine las barreras arancelarias y paraarancelarias que todavía subsisten,
porque, a pesar de que hay integración, hay mecanismos que dificultan el comercio y la libre
circulación de bienes. Pero, sobre todo, que ayuden a desarrollar la economía para que la gente
encuentre empleo y no viva en planes de emergencia. Porque nuestro objetivo como gobierno no es
prestar asistencia social, que no debe ser el objetivo de todo gobierno que merezca el nombre de tal.
No hay que ayudar a combatir el hambre sino dar los instrumentos necesarios para que la gente no
pase hambre porque tiene empleo, tiene dinero, paga la luz, paga la comida, paga el teléfono,
compra las sábanas, compra las frazadas, tiene cama, colchón y una vivienda donde vivir
decorosamente. La integración es un medio para llegar a eso, por eso es que trabajamos por la
integración.
Intervención de la ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi
“Las políticas sólo se pueden evaluar en el territorio donde se aplican”
Quiero saludar muy especialmente a todos quienes han venido desde los distintos departamentos de
la frontera que ya han participado, ellos o sus organizaciones, ya sean estatales o sociales, en el
primer encuentro que realizamos en la ciudad de Artigas. Hoy se encuentran los de Artigas aquí en
Rivera, los de Cerro Largo, los de Rocha, tanto quienes representan a los gobiernos locales, los
gobiernos municipales, a las juntas departamentales, al Ministerio de Desarrollo Social –sin duda–
como a organizaciones sociales que trabajan en el territorio. Porque, tal como se señalaba y tal
como es la convocatoria de este seminario, las políticas, cualquier política, la social por excelencia,
se desarrolla en el territorio, no se desarrolla en una nube, en una entelequia, sino que es en el
territorio donde realmente evaluamos las políticas y vemos si son correctas, si el diseño es correcto,
si tenemos los resultados esperados, qué otros resultados que no son los esperados –buenos o
malos– aparecen, qué otras necesidades aparecen. Porque siempre decimos, y lo vamos a repetir: no
hay un interior, hay interiores; tampoco hay una frontera, sólo una frontera que une y que separa a
Uruguay y a Brasil. Hay diversas comunidades, diversas comunidades culturales, sociales,
económicas dentro de la franja de frontera seca, como solemos decir cuando hablamos de la frontera
con la hermana República Federativa de Brasil. Ustedes lo saben mejor que yo porque trabajan,
porque piensan, porque sueñan, porque viven en ese territorio y, por lo tanto –y hace un momento se
lo decíamos a un periodista–, sería un absurdo que pensar, reflexionar, trabajar, diseñar políticas o
criticarlas sobre tramos de esa frontera que nos une y que nos separa se hiciera en otro lugar que no
fuera el territorio de frontera. Porque, ¿dónde vamos a pensar el territorio? En el territorio mismo.
Es ahí donde tenemos que actuar y donde cada uno de ustedes tiene mucho para decir.
Al comienzo, cuando firmamos nuestro primer convenio con la Intendencia, el intendente era
escéptico, y confieso que yo también. Los dos firmamos el convenio con mucho gusto. En la breve
intervención en ese momento se dijo: “Bueno, una cosa son los convenios en el papel y otra cosa es
si después esa interacción entre el gobierno nacional y el gobierno departamental se cumple”. Yo
creo que vamos bien, como dice el Presidente, falta mucho. Pero creo que vamos bien en la
articulación de lo nacional y lo local. Porque tenemos que empezar por casa, tenemos que empezar
por gobierno nacional con gobierno departamental y con gobiernos locales. Acá se juntan tres
dimensiones de Uruguay.
Hablamos de las cinco dimensiones: el Uruguay tecnológico innovador, el Uruguay productivo, el
Uruguay social, el Uruguay democrático y el Uruguay integrado en la región y en el mundo. Ya lo
decía el canciller mejor que yo, él siempre fue un gran defensor de la integración en sus años de
legislador, cuando yo me sentaba a su lado –igual que como estamos hoy–, o sea que son muchos
años de intercambio y de oírnos uno al otro. Sabemos que estamos convencidos de la integración.
La integración real la tenemos en el ámbito de los pueblos, de las poblaciones, en la comunidad. Ésa
es una integración real: cruzamos la calle y no sabemos de qué lado estamos en realidad. La familia
es toda. A lo que tenemos que apuntar es a la articulación de las políticas –ya sea de salud, de
educación, de atención a la niñez– que tienen que ver con el grueso de la situación, sin duda con los
desarrollos productivos, los emprendimientos productivos, las iniciativas locales, el mejoramiento
del hábitat. En este departamento, también en convenio con la Intendencia, estamos trabajando
juntos. En el mejoramiento de los espacios. Me contaban –si tenemos un tiempo iremos a mirar– lo
hermoso de las veredas construidas por los Trabajadores por Uruguay, por los protagonistas del
plan, en un convenio con la Intendencia que es la autoridad departamental. Tanto cuando éramos
oposición como ahora, que somos gobierno nacional, estamos convencidos y somos defensores de
la autonomía municipal de los gobiernos municipales: son el gobierno en el territorio. De lo que se
trata es de que no haya una contraposición, sino una concatenación de nuestros esfuerzos.
Optimizamos recursos humanos, recursos económicos, recursos financieros y trabajamos mejor
porque el objetivo común es la calidad de vida de nuestro pueblo.
En localidades de frontera, en las zonas de frontera, en las comunidades de frontera se trata de cómo
optimizamos y articulamos recursos, ideas, reflexiones, capacidades, eso que algunos llaman –lo
repito pero no me gusta mucho– el capital social. Esa acumulación que se tiene de experiencia, de
trabajo común, con todas las trabas que se ponen sobre la mesa, porque, obviamente, las leyes, las
normas no están hechas para unir: están hechas para separar, para delimitar, para proteger las
independencias. A veces digo –y en esto tampoco comprometo al canciller–, ¿qué festejamos el 25
de agosto? Porque, en realidad, la historia de nuestros pueblos viene desde el fondo, viene desde la
independencia, pero viene desde nuestros próceres, y nuestros próceres querían la patria grande. Esa
patria grande fue dividida luego por otras cuestiones, que no es el caso tratar. Esta patria grande es
la que nos acerca, la que nos junta. Si hay normas, tratados, convenios que nos separan, tenemos
que buscar cómo concretarlos para que nos junten. De ahí lo ineludible, la importancia que le damos
a este encuentro; insistimos para que el canciller estuviera presente con su gente, con su equipo.
Además, porque realmente queremos trabajar en la articulación. No es cada uno en su chacrita: hay
cosas que tenemos que resolver juntos. Ustedes, los que actúan en lo local, los que actúan de un
lado u otro de la frontera, los que actúan en lo social, en las organizaciones sociales, los que
estamos en los gobiernos departamentales, los que estamos en el gobierno nacional.
Debemos ver lo que en Artigas se mostró. A través de otras herramientas que tenemos, mostró
buscar de qué lado tenemos la mejor atención médica, como decía el canciller. Como se decía en
Artigas, ¿de qué lado tenemos más psicomotricistas?, resulta que los tenemos del lado brasileño y
no del lado uruguayo, entonces, ¿cómo combinamos eso? El otro día, en un encuentro de ministros
y ministras de Desarrollo Social de América Latina, le contábamos al doctor Patrus Ananias,
ministro de Desarrollo de Brasil, sobre estos encuentros de frontera; le decíamos que se trata de
cómo articular de manera que allí donde ellos aplican el programa Hambre Cero nosotros no
apliquemos el Panes
, o al revés: donde funciona el Panes, no se instrumente Hambre Cero. Esto en la emergencia, pero
también en la construcción de políticas a corto, mediano y largo plazo.
Por último, quiero decir que en esa articulación debemos lograr un nivel. Porque cuando un
ministro de Desarrollo Social habla de territorio, está pensando en el lugar donde se desarrolla la
vida, donde ocurren los problemas, donde sufre la gente y donde también se junta para poder
trabajar. Cuando un embajador –y no lo estoy diciendo de manera crítica– habla de territorio, tiene
una cantidad de temas del derecho internacional que atender y que pensar y, por lo tanto, tiene otra
definición; cuando aparece una declaración dicen: cuidado. Porque el territorio tiene una
significación en la parte diplomática que no es lo mismo que cuando nos juntamos los ministros de
Desarrollo Social. No es casual que en el Mercosur Social nos entendamos muy bien, no es porque
seamos mejores. Creo que estamos avanzando en esa tarea de integración más rápido. Estamos
avanzando porque tenemos otras urgencias y estamos avanzando porque ya tenemos los proyectos
productivos, en este caso de frontera, y acá sí estoy pasándole un aviso al ministro de Relaciones
Exteriores. El Fondo de Cooperación del Mercosur ya aprobó un proyecto de frontera, proyecto de
opción productiva de frontera Uruguay-Brasil, de frontera seca. Tiene a consideración dos proyectos
más, que son proyectos productivos, que son proyectos sociales, que son proyectos de integración,
que son proyectos democráticos. Por lo tanto tienen, si se quiere, todas las dimensiones de Uruguay
que concebimos. Porque coincidimos con los hermanos de Brasil en verlo en esa perspectiva,
tenemos ya respuesta a las preguntas desde el punto de vista técnico. Seguramente, en el encuentro
que tengan ahora los cancilleres tendremos la aprobación de esos proyectos; en este momento están
instalados en la frontera con Brasil, pero ya en el encuentro de ministros de Desarrollo Social de
América Latina, organizado por la Unesco, vimos que la idea es el intercambio permanente, el
apoyo técnico permanente de lo que cada uno sabe hacer mejor, o pedidos de lo que necesitamos de
apoyo por parte de otros ministerios de Desarrollo Social. El Mercosur Social y la integración en el
ámbito social, como no puede ser de otra manera, colaborarán para agilizar, para dinamizar, para
profundizar la integración de nuestros pueblos. Porque en el territorio, la línea –como se dice muy
bien– no separa sino que une. Por lo tanto, nos sentimos muy felices de estar acá, agradecemos
muchísimo a todos los que han colaborado. Sabemos que han colaborado y han trabajado
intensamente, porque sabemos que un encuentro como éste no se prepara fácilmente. También
queremos destacar a nuestra representación territorial del MIDES, a la coordinadora del MIDES,
Eda Mendiola, y a la Intendencia Municipal, dueños de casa que nos han acogido y han colaborado
de manera atenta, como lo hacen en todas las oportunidades.
Intervención de la directora de Coordinación Territorial del Ministerio de Desarrollo
Social, señora Leonor Soria
“La frontera no es una línea que separa a un país de otro, es una realidad diversa que debe ser
considerada por las políticas sociales”.
El impulso que se brindó el año pasado en el seminario en Artigas nos ha permitido caminar juntos
a partir de las propias necesidades propuestas y demandas que emergieron desde la formación de las
mesas de Coordinación Interinstitucional en todos los departamentos, especialmente en los de
frontera. Además es importante el espacio de las organizaciones sociales nucleadas en los consejos
sociales departamentales, en los cuales también aparece esta problemática.
La frontera no es una línea, pero sí separa un país de otro. Estamos tomando esa vida, tomando esa
diversidad y esa complejidad, incluyéndola para que, desde el propio territorio, desde los grupos,
los departamentos, efectivamente el diseño, la gestión y la implementación de las políticas no sean
algo que se elabora desde ninguna parte, básicamente centrado desde esta dicotomía Montevideointerior, como bien decía nuestra ministra. La frontera no es la línea. Nosotros solos no podemos
hacerlo, es absolutamente básico y necesario que podamos caminar juntos para encauzar
efectivamente este desborde que tenemos hoy. Nos ha desbordado la convocatoria y nos sentimos
muy felices de ser parte de esta construcción colectiva.
En el sentido de esta perspectiva de integración regional, saludamos muy especialmente a quienes
nos están acompañando del lado de la República Federativa del Brasil, porque, independientemente
de que el Ministerio de Desarrollo Social no puede desarrollarla si no es en intercambio, en
articulación y coordinación con los actores nacionales y locales, es bien cierto que tampoco lo
vamos a poder hacer si los hermanos de Brasil no están construyendo este camino junto con
nosotros.
Este encuentro nos indica que podemos lograr y alcanzar cosas si nos lo proponemos y tenemos la
voluntad política institucional para hacerlo.
Queremos orientar nuestra presentación planteando cuáles son las líneas estratégicas sobre las que
estamos desarrollando este trabajo. Un eje muy importante de la conformación de este programa de
integración de políticas de frontera tiene que ver con jerarquizar la descentralización que nuestro
gobierno está llevando adelante; el otro eje importante es la participación social. Esto se relaciona
con el diseño de la política institucional del MIDES, que se plasma en el territorio, en las mesas
interinstitucionales de articulación y coordinación de políticas públicas sociales y los consejos
sociales departamentales. Esto está vinculado con el convencimiento sobre este proceso
descentralizador y de participación en el que el diseño, la gestión, la implementación de estos
proyectos territoriales se conformen en los distintos ámbitos territoriales, especialmente en los de
frontera, tomando en cuenta cuál es nuestra situación política e institucionalmente. La idea es que
las necesidades, las propuestas se puedan poner en palabras que se transformen en políticas; esto es
lo que estamos trabajando junto con ustedes. Así podremos encontrar juntos las alternativas y
soluciones. Por eso este proceso de construcción, para el que hacemos esta exposición,
necesariamente tiene como complemento la presentación del trabajo de los grupos que se han
desarrollado. Esto es lo que, desde el punto de vista de nuestra responsabilidad, como MIDES,
planteamos, integrando una política pública de integración de frontera, lo que necesariamente tiene
su correlato y su complementariedad entre lo central y lo descentralizado.
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