Convivencia, Reconciliación y Paz, En el discurso público colombiano circulan permanentemente los conceptos de paz, convivencia y reconciliación sin que necesariamente se dimensionen los alcances, los retos, las dificultades y los avances en el desarrollo conceptual y material de cada uno de estas nociones. Así como estos conceptos son de uso común en el discurso público, de la misma forma se les dota de un sentido y poder únicos para imaginar y explicar el estado de la situación social y política del presente, convirtiendo estos conceptos en estados aspiracionales que funcionan como tropos de significado al que se dirige la política pública y la imaginación colectiva. En consecuencia, estas nociones son poderosas, pero han requerido en los últimos años del desarrollo de visiones más pragmáticas y técnicas que le otorguen sentido de realidad, y con ellos efectos concretos en la formulación de políticas, investigaciones y metodologías, que sin perder de vista el carácter ideológico de estos conceptos, tan importantes para el desarrollo social, político y cultural, deben tener efectos concretos y duraderos en el fortalecimiento de las sociedades, en la establecimiento de confianza de estas para con sus Estados y de los Estados con otros Estados. Por lo anterior, es importante distinguir las diferencias conceptuales, sus dimensiones y categorías con el objeto no solo de que sean la ruta de implementación de acciones que respondan a cada uno de objetos sino poder medir su impacto en las comunidades que se implemente. Las políticas de paz, reconciliación y convivencia deben dejar de ser procesos etéreos e inalcanzables para convertirse en lecciones concretas y rutas que en su réplica permitan la construcción de procesos duraderos y sostenibles de paz. Así las cosas, este documento busca poner en discusión estos conceptos para poder terminar su alcance y aplicación en el caso colombiano. CONVIVENCIA En años recientes se ha concebido la convivencia como la aceptación de las diferencias en el seno de la vida social, donde se toleran las divergencias y se respetan los derechos de los demás. De otra manera, la convivencia también ha sido entendida como una cultura en si misma que alude al respeto de la vida privada y respeto de los valores públicos. Desde otros puntos de vista la convivencia ha sido concebida como una perspectiva de seguridad pública, que pasa por diferentes formas de control social. Sin embargo, en sus orígenes, el concepto de convivencia estaba lejos de significar la coexistencia pacífica entre grupos (originalmente asociado a las tres religiones monoteístas) y hacía referencia más a la coexistencia tolerada del otro. La tolerancia entendida no como la aceptación del otro sino la existencia resignada de su presencia. El concepto de convivencia largamente discutido por las teorías de la ciudanía y el multiculturalismo en las últimas décadas del siglo pasado, platea la tensión de la vida social, aceptando las diferencias o la fusión de las diferencias en una vida social y cultural común (melting pot). En Colombia, la perspectiva multicultural privilegió una concepción de la sociedad basada en el respeto de la diferencia y en el desarrollo de mecanismos por medio de los cuales dicha diferencia social podía articularse al concepto de unidad nacional. Desde este punto de vista la convivencia supone una actitud democrática que proporciona las reglas y normas que las instituciones que se creen para garantizarla generen las condiciones de respeto de derechos de las diferentes poblaciones e impulsen la resolución de los conflictos de forma pacífica dentro de los procesos de consolidación de las comunidades políticas. En suma, los procesos de convivencia se asocian mayoritariamente al respeto de los derechos a través de la legitimación de unas normas construidas en procesos democráticos, es por eso que acciones de intercambio cultural o lúdico deportivas en donde se promueve el respeto de valores son asumidas como acciones de convivencia. No obstante lo anterior, varios procesos con este mismo objetivo han sido equiparados de forma equivocada a procesos de reconciliación social y en otro casos se les da un carácter más ambicioso logrando identificarlos como procesos de paz local. Es por ello, que una vez estos terminan y no logran su falso objetivo de mantener territorios bajo el principio de no violencia, se concluye que los procesos de paz fracasaron o que se transformó la violencia. Si se considerara desde su formulación el alcance y el impacto limitado pero necesario de estos procesos, sería posible conducirlos en un futuro, a la construcción de condiciones para la reconciliación. RECONCILIACIÓN El concepto de reconciliación se asoció en el pasado a valores más religiosos que políticos aunque en el contexto contemporáneo hay una fuerte influencia para que estos transiten hacia una perspectiva más secular. El concepto de reconciliación ha sido popularizado por las políticas de posconflicto a lo largo y ancho del mundo desde la perspectiva de su dimensión política. Sin embargo, no existe un consenso sobre el mismo en tanto éste se deriva de perspectivas subjetivas, culturales y contextuales (como la peculiaridad del daño sufrido) que hacen que la reconciliación esté sujeta a valores y creencias muy diversas y proceso locales particulares. Pese que a que no hay una única definición de reconciliación si existen esfuerzos internacionales por categorizar el concepto y definir lineamientos producto de los consensos internacionales en la materia. En este sentido, desde una perspectiva explicativa la reconciliación tiene dos enfoques, uno de abajo hacia arriba (bottom-up) y la de arriba hacia abajo (top-down). El primero busca restaurar las relaciones interpersonales o comunitarias, mientras que la segunda, consiste en la implementación de medidas desde el nivel nacional para lograr la reconciliación local. La Unidad viene trabajando en la identificación de las iniciativas regionales y locales de reconciliación, a través de las acciones que adelantan las regionales y proyectos de la sociedad civil como el de Reconciliación Colombia que lidera la revista Semana. Para lograr este objetivo ha unificado criterios y conceptos que permiten otorgar directrices a las direcciones regionales y lograr clasificar las experiencias según las categorías y dimensiones a las que estas les apuestan. Así mismo, la reconciliación es un concepto que se desarrolla fundamental en sociedades en transición, la cual debe ser entendida como como un proceso complejo y a largo plazo en el que, por medio de una serie de instrumentos y estrategias, una sociedad intenta pasar de un pasado en conflicto a un futuro compartido1. Conceptos de reconciliación para sociedades en transición: 1 Bloomfield, D “Reconciliation: An Introduction” in Bloomfield, D, Barnes, T and L. Huyse (eds); Reconciliation after Violent Conflict: A Handbook. International Institute for Democracy and Electoral Assistance, Sweden, 2003. p. 12. Es tanto una meta como un proceso a largo plazo, de personas o sociedades, encaminado a construir un clima de convivencia pacífica basado en la instauración de nuevas relaciones de confianza entre los ciudadanos y las instituciones del Estado y entre ellos mismos, así como la profundización de la democracia con la participación de las instituciones y la sociedad civil. (Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación) Un punto de encuentro entre el pasado y el futuro, para hacer posible la coexistencia. Se debe, entonces, realizar un ejercicio de abordaje del pasado doloroso, en donde se exponga lo que sucedió, se de tiempo y espacio a la justicia y se enmiende el daño, para procurar un futuro compartido. (Jean Paul Lederach) La condición bajo la cual los ciudadanos establecen relaciones de confianza entre sí y hacia sus instituciones (que puede darse por primera vez o reestablecerse). Lo cual implica un compromiso de respeto por las normas y valores, en donde existe seguridad con respecto a que quienes operan las instituciones y conciudadanos rigen su comportamiento de conformidad a dichas normas y valores básico. (Pablo de Greiff) A través del desarrollo del concepto tanto en el ámbito nacional (CNRR, organizaciones sociales y de víctimas) como en el internacional (Lederach, Pablo De Greiff, Bloomfield, entre otros), la Unidad ha tomado los principales consensos en la materia y enmarca sus acciones a partir de cuatro dimensiones fundamentales para el logro de la reconciliación en Colombia: A. confianza, B. democracia, C. derechos de las víctimas y D .territorio. De igual forma, la Unidad ha determinado dentro de las dimensiones mencionadas las siguientes categorías: Dimensiones Confianza Democracia Territorio Categoría Instituciones Antagonistas Comunidad Participación Política Participación Social Seguridad Economía Resolución pacífica de conflictos Inclusión Social Justicia Derechos de las víctimas Reparación Verdad y Memoria En la primera dimensión, la Unidad para las Víctimas busca restablecer los lazos de confianza a través del desarrollo de estrategias de atención, asistencia y reparación integral a víctimas del conflicto armado sin importar el actor que haya cometido el hecho victimizante, así mismo los procesos de reparación colectiva por oferta se constituye en otra estrategia de generación y recuperación de la confianza desde la institucionalidad. En tal sentido los casos nacionales (UP, IPC, ANUC, Sindicalistas, entre otros) son un ejemplo de iniciativas de reconciliación “de arriba hacia abajo”, una vez inicien los procesos de reparación colectiva por demanda, la Unidad también trabajará en medidas “de abajo hacia arriba” en este aspecto. De igual forma, los procesos de retornos y reubicaciones y en particular la integración social se constituye en una iniciativa desde el territorio de reconciliación comunitaria. Por otro lado, las dinámicas democráticas y los procesos electorales se ven seriamente afectados en el caso de conflictos armados en donde parte de violencia se dirige a estrategias de presión, principalmente amenazas e intimidaciones frente al desarrollo de estos derechos. Por consiguiente, una sociedad reconciliada debe tener mejores posibilidades de contar con mayor participación política y social, de tal forma, la Unidad garantiza de manera permanente el derecho a la participación de las víctimas en la implementación y desarrollo de toda la política pública. En coherencia con lo anterior, la Unidad para las Víctimas, a través de la Sub Dirección de participación, trabaja en garantizar la participación de las víctimas a través de las mesas efectivas de participación a nivel municipal, departamental y nacional. Por otro lado, vale la pena resaltar, la participación de las víctimas en los comités del impulso de los sujetos que son parte fundamental en la construcción de los planes de reparación colectiva. Igualmente esta Dirección acompaña la estrategia de movilización social “Por las Víctimas por la paz”. La tercera dimensión concebida dentro de la reconciliación es el respeto a los derechos de las víctimas, función principal de esta entidad, la cual ha enfocado su trabajo en crear las condiciones para el logro de la misma, satisfaciendo y garantizando los derechos de las víctimas a la verdad, acceso a la justicia y la reparación integral, según lo determinado por la Ley 1448 de 2011 y su decreto reglamentario. De la misma forma orienta, atiende y asiste a las víctimas, acciones de vital importancia para el proceso de reparación. Por último la dimensión territorio, se refiere a las implicaciones sobre la relación de los ciudadanos con el territorio que habitan, así como sus dinámicas. De esta manera, dentro de la dimensión de territorio se encuentra evaluación frente a políticas socio económicas, existencia de mecanismos de resolución pacífica de conflictos, y políticas de seguridad humana. En esta dimensión la Unidad implementa la estrategia “Entrelazando”, la cual trabaja directamente en la reconstrucción del tejido social y en el desarrollo de mecanismos de resolución de conflictos. La Unidad reconoce teóricamente los niveles de la reconciliación, y en la práctica desarrolla diversas acciones principalmente en el social y coadyuva en el interpersonal a través de ejercicios dirigidos a la cicatrización de las heridas y reconocimiento de responsabilidades. A continuación se presentan los niveles reconocidos: La reconciliación interpersonal2, se refiere a la restauración o construcción de relaciones de cooperación y confianza entre víctimas y victimarios, entre ciudadanos que tuvieron desacuerdos y enfrentamientos. En este nivel, se busca entonces construir o reconstruir vínculos entre ciudadanos que estuvieron enfrentados de manera violenta, a partir de la generación de espacios donde los ofendidos puedan expresar su dolor de una manera sanadora y los ofensores puedan manifestar su arrepentimiento. De otra parte, la reconciliación social3, involucra a los afectados por el conflicto a la sociedad en general. Este nivel de la reconciliación busca (re)construir el tejido social a través del entendimiento que haga la sociedad del conflicto, de sus causas y sus consecuencias, reconstruyendo su propia historia y entendiendo el papel que jugó en medio del conflicto. Una reconciliación en este sentido, propende por la reintegración social, construyendo vínculos de confianza entre la sociedad y quienes se vieron involucrados en el conflicto, con el fin de proyectarse como una unidad hacia el futuro. Así mismo, la reconciliación política4 parte de la construcción o restauración de relaciones de confianza entre la sociedad en su conjunto y el Estado. De esta manera, a través de este nivel de reconciliación se busca saldar las causas del conflicto desde de lo político, de tal manera que implica el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas, la protección a libertades civiles y políticas, la promoción de una cultura de la legalidad y de respeto por los derechos humanos, de los cuales el Estado debe ser garante. Como se mencionó anteriormente, la Unidad para las Víctimas propende por la no repetición de las violaciones a los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario por lo tanto, viene trabajando en la formulación de medidas que apuntan a esto, como lo son: estrategia para garantizar un adecuado acceso a la justicia, sanción a responsables de violaciones a los derechos humanos, pedagogía social, comunicación en DDHH y DIH, reformas institucionales y en acciones articuladas de prevención y protección. - Propuestas para una política de Reconciliación En el marco del conflicto armado, la política pública de reconciliación nacional ha estado orientada a la incorporación y restablecimiento de derechos de las poblaciones que han participado o sufrido directamente el conflicto. Es así, que la Agencia Colombiana para la Reintegración dentro de su labor, busca que las personas en proceso de reintegración puedan insertarse a la sociedad brindándoles oportunidades e incentivándolas a reconstruir lazos de confianza por medio, entre otras, del servicio social en comunidades afectadas. 2 3 4 Fundación Social, “Guía sobre reconciliación. Claves para la construcción de un horizonte en Colombia”. Primera edición. Bogotá, 2006. Ibíd. Ibíd. Del mismo modo, con la aprobación de la Ley de Víctimas, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas implementa la política pública de Atención Asistencia y Reparación Integral con garantía de no repetición para las víctimas del conflicto armado, con el fin de que se reconozca su condición de víctimas, asegurar el goce efectivo de sus derechos a la verdad y la justicia y allanar el camino hacia la paz y la reconciliación nacional. Propuesta de política de reconciliación 1. Articulación de las políticas Las políticas de reintegración, atención, asistencia y reparación han estado dirigidas a las víctimas del conflicto armado y a personas en proceso de reintegración de forma independiente, probablemente motivado, por los contextos actuales y en particular por el esfuerzo de recuperación de la confianza por parte de las víctimas frente a las instituciones. Sin embargo, los posibles avances en las negociaciones de la Habana y la urgencia de que el conflicto termine dan prioridad a que estos temas sean abordados de forma articulada y bajo un mismo enfoque de reconciliación y paz. De la misma, forma los procesos de reconciliación y en particular las garantías de no repetición se deben formular desde un enfoque de sociedad uy es por ellos que la propuesta de reconciliación que se presenta en este documento debe tener como fin último preparar a la sociedad no solo a que se sume en procesos que buscan la paz nacional sino en el sostenimiento y mantenimiento de aquellas condiciones que permiten que Colombia prefiera resolver sus conflictos por una vía democrática y participativa ,y en consecuencia no violenta y no en la búsqueda de estrategias armadas que producen imposición de discursos métodos que conllevan a las graves violaciones de derechos humanos y a los crímenes de lesa humanidad. Que tanto dolor ha dejado a los colombianos En consecuencia, una propuesta de reconciliación para Colombia se basará en ajustar las rutas existentes para que al final de las mismas, se encuentren en procesos de construcción de comunidades receptoras, en combinación de una estrategia fuerte de medidas dirigidas a la sociedad en su conjunto que respalden los procesos de reconciliación local. Frente a la necesidad de articulación de las acciones dirigidas a víctimas y victimarios, es importante rescatar las acciones de prevención, implementadas por el Ministerio del Interior y sus aliados, las de protección por la Unidad Nacional de Protección, dirigidas tanto para víctimas y victimarios al considerarse fundamental que los actores principales de estos procesos estén en condiciones de libertad, visibilidad y reconocimiento. 2. Creación de escenarios de reconciliación con todos los actores Para desarrollar este punto, una propuesta de reconciliación debe contemplar la creación y fortalecimiento de lugares de encuentro y escucha con los actores de la reconciliación con el propósito, de recolectar las diferentes memorias de las guerra desde las distintas ópticas y posiciones, es decir, desde las diferentes memorias, las cuales se constituyen en insumos en los procesos de construcción de la verdad histórica de los hechos ocurridos en territorio. Adicional a las medidas de construcción de verdad, se debe considera la implementación haber procesos de acompañamiento psicosocial, de reconocimiento y re dignificación del buen nombre de los afectados, así como medidas simbólicas colectivas que creen condiciones para la construcción de imaginarios futuros compartidos de comunidades en paz. Los duelos colectivos que vinculan a diferentes actores y las medidas dirigidas a la cicatrización de heridas adquieren importancia en el entendido que propician una oferta en la materia dirigidas de manera conjunta a los actores encargados de crear y sostener los procesos de reconciliación en el territorio. 3. Estrategia de medidas dirigidas a la sociedad Por otro lado, es importante resaltar que la reconciliación debe además apuntar a la sociedad en general por medio de la formulación e implementación de medidas societales o medidas colectivas dirigidas a la sociedad, que deben tener como fin la recuperación de los lazos de confianza entre ella y con las instituciones, incentivar y garantizar el ejercicio de sus derechos democráticos y restablecer la relación de los ciudadanos con el territorio que habitan, así como sus dinámicas sociales, culturales y económicas a través de la identificación de las buenas practicas del pasado y el impulso de aquellas implementadas en otras territorios de experiencias de paz que coadyuven en el sostenimiento de la paz local. De la misma forma una política de reconciliación local invita a la estricta revisión de mecanismos de resolución pacífica de conflictos y políticas de seguridad humana, con el fin de conocer por qué estos mecanismos no tuvieron éxito en el pasado y cuáles son los ajustes que se deben realizar su real y permanente implementación. Otro aspecto fundamental, es a la eliminación de patrones de discriminación pre-existentes que permitieron, legitimaron, naturalizaron o propiciaron las causas del conflicto armado en algunas regiones Colombia. Por consiguiente, la Unidad para las Víctimas ha acompañado a las alcaldías de Medellín y de Bogotá en la construcción de una ruta de medidas colectivas dirigidas a la sociedad que se centre en la eliminación de estos patrones por medio de estrategias como la pedagogía social. A continuación se presentan los objetivos específicos de esta iniciativa y las fases que comprende. Objetivos: 1. Acompañar y contribuir a la identificación que hace la comunidad acompañada de los patrones de discriminación. 2. Visibilizar los patrones de discriminación pre-existentes identificados que permitieron, legitimaron, naturalizaron o propiciaron las causas del conflicto armado en algunas regiones Colombia. 3. Acompañar a la comunidad que ha identificado los patrones de discriminación en la construcción de las medidas dirigidas a las sociedades que tiendan a eliminar dichos patrones. 4. Generar recomendaciones a las instituciones encargadas de construir e implementar planes, programas o proyectos relacionado con esta materia. Fases a. Construir y definir los alcances del proceso con los actores aliados. Construcción de una línea base con los actores aliados al proceso: en esta línea de base se debe generar un análisis de contexto con los actores aliados de aquellos patrones que en un primer momento se han identificado y que deberían ser intervenidos. Es importante delimitar a la población objeto, posibles nuevos actores aliados (sector académico, sector privado, sector público, organizaciones de la sociedad civil, organizaciones defensoras de derechos humanos y organizaciones comunitarias), formas de intervención, lugar físico a intervenir, selección de las vulneraciones a los derechos humanos que reflejan patrones pre-existentes de discriminación, periodo de tiempo en el ocurrieron dichas violaciones, actores que participaron en la comisión de estos delitos, modus operandi, establecimiento de hipótesis sobre posibles causas de dichas vulneraciones, sujetos que se vieron afectados identificar por ejemplo si es un grupo en especial como los sindicalistas o si por el contrario hubo violaciones generalizadas a la comunidad. b. Proceso de sensibilización y acercamiento a la comunidad. Es indispensable pretende generar vínculos de confianza con la comunidad. En este sentido, se deben llegar a puntos de acuerdo como la comunidad ha percibido y percibe el conflicto armado, la selección de las vulneraciones a los derechos humanos que reflejan patrones pre-existentes de discriminación, periodo de tiempo en el ocurrieron dichas violaciones, actores que participaron en la comisión de estos delitos, modus operandi, establecimiento de hipótesis sobre posibles causas de dichas vulneraciones, sujetos que se vieron afectados identificar por ejemplo si es un grupo en especial como los sindicalistas o si por el contrario hubo violaciones generalizadas a la comunidad. Durante esta fase también se seleccionara los grupos focales comunitarios con los cuales se llevaran a cabo las jornadas de trabajo así como se definirá el cronograma de trabajo y la forma como se desarrollaran esos talleres. c. Construcción de la metodología con la comunidad. Una vez constituido los grupos focales comunitarios con los que se va a trabajar, se debe crear el plan operativo del proyecto, definiendo los alcances del mismo, acordándose a su vez las actividades propias para el cumplimiento de cada uno de los objetivos específicos así como la metodología para la implementación de las actividades y el cronograma. d. Realización de las actividades propias del proyecto. En esta fase se implementaran las actividades y las metodologías definidas en el plan operativo del proyecto. Actividades cuyo objetivo es identificar los patrones de discriminación pre-existentes que permitieron, legitimaron, naturalizaron o propiciaron las causas del conflicto armado en algunas regiones Colombia y construir las medidas colectivas dirigidas a sociedades que tiendan a eliminar dichos patrones. 4. Medición de las Condiciones para la Reconciliación En los países en transición de conflictos armados a la paz ha existido la necesidad de hacer seguimiento a los procesos de reconciliación, específicamente, de poder cuantificar el avance de las políticas públicas y acciones no oficiales dirigidas a la creación de condiciones para la reconciliación nacional5. En este sentido, el Instituto para la Justicia y la Reconciliación en Ciudad del Cabo, en el año 2003 construyó un "barómetro de la reconciliación" que es aplicado anualmente y que busca medir este avance por medio de la evaluación en: seguridad humana (incluyendo el desarrollo socio-económico), la cultura política, el diálogo y las relaciones raciales. Así mismo, la Unidad para la Atención y Reparación Integral de las Víctimas en conjunto con la Fundación Social y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) crearon un instrumento que busca medir las condiciones de reconciliación en un territorio en un tiempo determinado. Este instrumento está compuesto por cuatro dimensiones: Confianza, Democracia, Territorio y derechos de las víctimas, las cuales son medidas a través de 12 categorías y 102 indicadores, que permiten medir cada una de las categorías determinadas y presentar sus resultados de forma global pero también por dimensión, asunto que facilita el análisis individual de cada categoría y en consecuencia poder tomar decisiones de las políticas a través de la temática que manejan. Esta característica lo diferencia de otros ejercicios estadísticos de medición y le otorga valor agregado para las instituciones locales y nacionales que participan de la construcción de los procesos de reconciliación. La metodología utilizada para esta herramienta consiste en la obtención de información primaria y segundaria. La primera es realizada mediante una encuesta a población general, afectados y no afectados, y un muestreo por cuotas dirigido a población desmovilizada en proceso de reintegración. Así mismo, el ICRN cuenta con información secundaria que suministrada por entidades oficiales o privadas. En este sentido, logra medir el impacto de los proceso de reconciliación en la sociedad en general, las comunidades receptoras, la población víctima y en las personas en proceso de reintegración. Además, incluye entrevistas con organizaciones sociales y de víctimas de orden nacional y territorial. Así las cosas, lograr medir las condiciones de confianza, el desarrollo de la democracia a través de la participación política y social, las circunstancias del territorio y el avance en la implementación de medidas dirigidas a satisfacer los derechos de las víctimas, mediante metodologías cualitativas y cuantitativas 5 promueve que la formulación e implementación de políticas locales se enfoquen en fortalecer condiciones para que las comunidades desarrollen procesos de reconciliación local, así como garantiza mejores niveles de apropiación de las políticas de paz que se formulen desde el Gobierno Nacional. La utilidad de este instrumento en las estrategias y rutas desarrolladas por la Unidad para las Víctimas, se evidencia de forma clara en los procesos de reparación colectiva y en los de retornos y reubicaciones, en los cuales es pertinente levantar una línea que permita identificar las demandas de los territorios para así formular medidas de reparación contextuales con enfoque de reconciliación. Una vez implementadas las medidas, se buscará volver a aplicar el instrumento y comprobar la transformación que conllevó el desarrollo de las medidas de reparación en estas comunidades y el impacto en sus territorios. Teniendo esto en mente, la Unidad no sólo participó formulación e implementación de los pilotos de Bogotá, Medellín y san Carlos sino que se apropia de este instrumento para realizar una línea de base en 48 municipios que cuentan con procesos de reparación colectiva y retornos y reubicaciones en una segunda etapa de medición del índice, en donde este instrumento debe cumplir una función determinante en arrojar las herramientas necesarias para el logro de la integración local, que será lo que finalmente asegurare el éxito de estas iniciativas. 5. Impulso de oferta institucional integral de desarrollo con enfoque de reconciliación en comunidades impulsadoras de paz. Los territorios en los cuales se lleven a cabo procesos de reconciliación deben contar con apuestas interinstitucionales que no solo aborden ofertas de víctimas y victimarios si no que se vinculen con propuestas puntales de desarrollo rural e integración local con una fuerte presencia del Estado en materia de salud y educación, entre otros derechos. Esta última principalmente, debe enfocarse en la educación para la paz a partir de la promoción de los derechos humanos, valores y una cultura de la no violencia. Finalmente, los procesos comunitarios de reconciliación requieren apuesta en marcha de mecanismos alternativos de resolución de conflictos que sean acordes con el contexto cultural y las autoridades legítimas de las comunidades, estos métodos necesariamente reviven medidas de justicia restaurativa construidas de manera conjunta por quienes se beneficiaran de las mismas. 6. Articulación con decisiones judiciales Es importante señalar, que a la actualidad los operadores judiciales en el marco de las sentencias de Justicia y Paz y su prórroga, la Ley 1592 de 2012 viene dictando medidas y acciones en materia de reintegración y reconciliación. En tal sentido, las medidas que se desarrollen en el marco de dichas sentencias deben ser coherentes y acordes a los procesos demandados por las comunidades y a las metodologías de reconciliación que se desarrollan desde el Gobierno Nacional, con el fin de que estas sean complemento y fortalezcan los procesos locales en la materia. En este mismo sentido, es importante ajustar o modificar los programas de resocialización que se desarrollan en las cárceles con el objetivo de que los mismos sensibilicen a los victimarios acerca de los delitos cometidos, las consecuencias que estos causaron e individuos y colectivos y se implementen acciones graduales de acercamiento de estos a las comunidades en las cuales desea establecerse. Lo anterior, con el objetivo de que todas las rutas: 1. Reintegración, 2. Víctimas, 3. beneficiarios de Justicia y Paz y 4. Ruta de acciones colectivas dirigidas a la sociedad estén articulas bajo el mismo enfoque de reconciliación social. 7. Fortalecimiento de los procesos democráticos En un contexto de conflicto armado como el colombiano, las dinámicas democráticas y los procesos electorales se ven seriamente afectados por la presencia, presión social y acciones bélicas que desarrollan los grupos armados al margen de la ley. Así, en un estudio sobre dinámicas socioculturales en zonas de conflicto, se señaló que: “los actores armados han tenido injerencia en las dinámicas democráticas y los procesos electorales colombianos, para lo cual han recurrido a estrategias de presión, principalmente amenazas e intimidaciones. De hecho, en las últimas dos décadas se ha producido un crecimiento de las distintas formas de presión sobre la vida local por parte de los actores armados” 6. Es por ello que un proceso de reconciliación en Colombia, también debe partir de la consolidación de la democracia 7. Los procesos democráticos que se desarrollan en las comunidades deben conllevar acciones a fortalecer la participación política y la social En este sentido, la primera consiste en la posibilidad que tienen los ciudadanos de incidir en los asuntos públicos a través, por ejemplo, de la vida política o del control social, rendición de cuentas y veedurías ciudadanas. La segunda, hace referencia al interés que tienen los ciudadanos en participar en la construcción del futuro de sus comunidades, lo que dependerá de las relaciones de confianza que existan entre estos. Como se mencionó anteriormente, estas relaciones se rompen debido a la guerra. Algunos autores han relacionado el tema de participación social con el de capital social, otros como integración comunitaria, dándole mayor importancia a los procesos organizativos comunitarios a la construcción de principios y valores comunitarios, así como acciones tendientes a fortalecer una identidad colectiva. En conclusión, para fortalecer un proceso democrático deben generarse herramientas de participación en estos dos sentidos y crear mecanismos que permitan identificar el impacto de estas políticas en las toma de decisiones de las comunidad y la construcción de futuros compartidos basados en la no violencia. Como se expresó los procesos de reconciliación pueden ser interpersonales, políticos o sociales. La Unidad para las Víctimas trabaja principalmente en crear condiciones para la construcción de procesos de reconciliación social, a través de privilegiar los derechos de las víctimas y en fortalecer las garantías de no repetición. 6 Universidad Nacional de Colombia, Diana Hoyos Gómez: Dinámicas Político-electorales en zonas de influencia paramilitar. Análisis de la competencia y la participación electoral, Revista Análisis Político Nº 65 enero/abril 2009, página 25. 7 Unidad para las Víctimas, Fundación Social y otros. Índice de Condiciones para la Reconciliación. Bogotá, 2014 PAZ Tradicionalmente la paz ha sido concebida como la ausencia de conflicto o violencia. Supone el establecimiento de la paz ya sea por medios violentos o por el acuerdo de voluntades políticas o individuales. Dicha perspectiva se deriva de lo que podemos llamar visiones políticas y sociales clásicas que conceden a la paz un valor civilizatorio enmarcado en un orden teleológico. Por otra parte existen visiones menos esencialistas que conceden al conflicto un carácter dinámico y formativo dentro de la sociedad, pero que requiere una delimitación adecuada de los alcances de este conflicto dentro de la sociedad. Reconocer el conflicto, supone valorarlo, como pare de una sociedad rica y diversa, pero también requiere entender que dicha sociedad ha desarrollado o tienen que desarrollar los mecanismos, los dispositivos, las instituciones sociales, políticas y culturales para que el carácter conflictivo de la sociedad se convierta en insumos productivos, creativos, y transformadores de la misma. Este es el reto que plantea el desarrollo de una visión que concibe el conflicto, no como un problema a ser solucionado, sino un problema que tiene que ser transformado en algo productivo. Si concedemos la idea que la paz no es un punto al que se llega, un estado final que alcanzan las sociedades y los países, suponemos que las fuerzas sociales e individuales están en constante tensión entre el conflicto y la armonía, entre el amor y el odio, o entre la guerra y la paz. ¿Cuál es el reto que esta visión plantea? No es la simple noción de la guerra a la paz, que supone, por ejemplo la idea de la paz impuesta o la paz decretada, sino la emergencia de dispositivos socio-culturales que direccionen el conflicto hacia fines no violentos. Es por esto que el concepto de paz tiene a vincularse a las ideas de justicia social o de estructuras sociales justas, pues es en contextos de equidad social e igualdad el conflicto encuentra menos salidas desinstitucionalizadas y desestructurantes. En sociedades más igualitarias se encuentra el capital social, económico y cultural necesario para convertir el conflicto en disputas, las disputas en argumentos y los argumentos en reconocimiento. Es a esto a lo que autores como Lederach se refieren cuando afirman que lejos de concebir la paz como un estado final estático, hay que concebir la paz como una continua evolución y un desarrollo de las relaciones sociales. Es así también como se afirma constantemente que la paz no es el fin del conflicto sino el trámite del conflicto por fines no violentos. Por otra parte, la paz política también puede entenderse como un proceso de construcción plural e histórica donde la paz se construye a partir de pactos políticos territorializados, donde fragmentos de la sociedad van sumándose y enriqueciendo un primer pacto, haciendo de la construcción de la comunidad política la sumatoria de una serie de pactos (que es necesario cumplir para mantener la paz política) y de paces histórica y espacialmente situadas. La transformación de los conflictos también supone una dimensión menos comentada. Así como la violencia material se expresa de maneras extrema como la guerra o la violencia física, donde impera la lucha material por bienes, recursos, o personas, también existe la violencia simbólica que permea de manera más dramáticamente a la sociedad en su conjunto, por medio de imposiciones ideológicas y culturales que privilegian a unos grupos o personas sobre otros, visión más perversa aun pues damos por natural. Estas formas de violencia, que persisten en situaciones de no conflicto armado representan un reto fundamental en las sociedades contemporáneas pues implican la transformación de patrones culturales arraigados en la sociedad y sus historias colectivas. Este concepto se refiere a una vida social cada vez más justa donde se reduzca la violencia no solo entre sociedad y naciones sino entre las personas. Así las cosas, los procesos de reconciliación han sido considerados como una de las garantías de no repetición que en la justicia transicional ha adquirido gran importancia, pues se considera que su efectiva implementación asegura el logro de la paz o el restablecimiento de la democracia. Garantías de no repetición Estas garantías buscan evitar procesos de victimización sobre todo aquel que se encuentran en riesgo potencial de padecerlas. Por lo tanto, las garantías de no repetición a diferencias de las otras modalidades de reparación también cuentan con una dimensión preventiva frente a las posibles violaciones de derechos Humanos y del DIH, por lo tanto deben enfocarse en los elementos detonantes de las violaciones de los derechos humanos o del DIH, para que su implementación sea efectiva. De no analizar las causas de las violaciones, las garantías no lograrán evitar su repetición. A lo sumo, podrán hacerlas cesar por un tiempo las violaciones. En consecuencia, investigar y conocer las causas de las violaciones es un deber del Estado en el diseño de dichas medidas. Por tal razón, son medidas que tienen que ver con reformas institucionales del Estado y deben incluir la interacción de las diferentes ramas del poder, instituciones de los niveles nacional, regional y local y actores en general involucrados en su diseño e implementación. Sin embargo, no solamente deben ser entendidas como cambios a la estructura del Estado, sino también como políticas promovidas por aquel para lograr cambios culturales en la sociedad. Caracterización de las garantías de no repetición Dimensiones Preventiva Características 1. Son interdependientes 3. Buscan cambios institucionales Reparadora 2. Tienen alcance individual y general 4. Son contextuales La evolución de las garantías de no repetición se ha evidenciado en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como ejemplo de lo anterior, a continuación se presentan las sentencias con órdenes específicas para el Estado colombiano que implican a implementación de garantías de no repetición. Ejemplos de jurisprudencia que contiene garantías de no repetición 8 Jurisprudencia que contiene garantías de no repetición Caso Descripción del Caso 19 Comerciantes vs. Colombia1 8 Ibíd. Garantías de no repetición ordenadas Desaparición y posterior ejecución de 19 Placa conmemorativa y comerciantes en los departamentos de Boyacá y monumento público Santander por grupo paramilitar con aquiescencia de miembros del Ejército. Jurisprudencia que contiene garantías de no repetición Caso Descripción del Caso Gutiérrez Soler vs. Colombia1 Mapiripán Colombia1 vs. Pueblo Bello vs. Colombia1 Masacres Ituango Colombia1 de vs. Garantías de no repetición ordenadas Privación de la libertad personal y vulneración de Difusión de la la integridad personal de Wilson Gutiérrez Soler, sentencia, formación a perpetradas por un agente del Estado y un ex funcionarios públicos. agente del Estado que intentaron extraerle una confesión mediante tortura. Miembros de las Autodefensas Unidas de Sentencia, Colombia con la colaboración y aquiescencia de investigación, sanción y agentes del Estado, privaron de la libertad, condena a torturaron y asesinaron a por lo menos 49 civiles responsables. en el Municipio de Mapiripán (Meta). Adecuación de la legislación interna. Desaparición forzada de 37 personas y la Investigar y sancionar ejecución extrajudicial de 6 campesinos de la responsables. Disculpa población de Pueblo Bello (Antioquia) en enero pública y de 1990. Crimen perpetrado por grupos reconocimiento de paramilitares en el Departamento de Córdoba, responsabilidad. cometido con la aquiescencia de agentes del Estado. Grupos paramilitares pertenecientes a las Investigación y sanción Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) a responsables en un efectuaron sucesivas incursiones armadas en el plazo razonable. Municipio de Ituango (Antioquia) y asesinaron Reconocimiento civiles en estado de indefensión, despojaron a público de otros de sus bienes y generaron terror y responsabilidad. desplazamiento con la omisión, aquiescencia y Adecuación de colaboración por parte de miembros de la Fuerza legislación interna. Pública Masacre de La En enero de 1989, un grupo paramilitar con la Rochela vs. cooperación y aquiescencia de agentes estatales Colombia1 ejecutó extrajudicialmente a 12 personas y lesionó la integridad personal de tres personas mientras estas cumplían una diligencia probatoria en su carácter de funcionarios de la administración de justicia, en el corregimiento de `La Rochela´ (Santander). Homologación de acuerdo entre Estado y víctimas, creación de sistema de protección a funcionarios públicos y víctimas y sus familiares. Satisfacción del derecho a la verdad. Jurisprudencia que contiene garantías de no repetición Caso Descripción del Caso Escué Zapata vs. Maltrato y ejecución extraoficial del líder Colombia1 indígena Germán Escué Zapata por parte de agentes del Ejército colombiano en el resguardo indígena Jambaló (Cauca). Manuel Cepeda Ejecución extrajudicial del Senador Manuel Vargas vs. Cepeda Vargas perpetrada en 1994 en Bogotá, y 1 Colombia falta de debida diligencia en la investigación. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos alegó que su ejecución se enmarcó en un patrón sistemático de violencia contra los miembros de la UP y del PCC y que fue perpetrada mediante la supuesta coordinación operativa entre miembros del Ejército y grupos paramilitares. Valle Jaramillo Ejecución extrajudicial del defensor de derechos vs. Colombia1 humanos Jesús María Valle Jaramillo (quien trabajaba sobre los crímenes perpetrados en el Municipio de Ituango); la detención y tratos crueles, inhumanos y degradantes que le precedieron, la falta de investigación y sanción de los responsables de tal hecho; falta de reparación adecuada en favor de las víctimas y sus familiares. Garantías de no repetición ordenadas Investigar y sancionar a los responsables, publicación de la sentencia, creación de una cátedra. Remover obstáculos legales para impulsar investigación y sanción, más un acto público de reconocimiento de responsabilidad. Reconocimiento público de responsabilidad. La sentencia en sí misma. . - Propuestas para una pedagogía de derechos humanos La Ley de Víctimas señala que el Estado deberá asumir como garantía de no repetición, entre otras, la creación de “una pedagogía social que promueva los valores constitucionales que fundan la reconciliación, en relación con los hechos acaecidos en la verdad histórica” (art. 149). Por consiguiente, la Unidad para las Víctimas crea la Escuela de Reparaciones en el marco de la educación para los derechos humanos como un espacio de carácter formativo que busca estructurar un plan de pedagogía social que tiene como fin la no repetición de los hechos de violencia -garantías de no repetición-, la garantía de los derechos humanos y el rechazo generalizado a las violaciones a los derechos humanos e infracciones al DIH, a través de la formación continua para la acción, lo cual quiere decir formación técnica, pedagógica y participativa contando con el pre-saber del público objetivo y los elementos técnicos, jurídicos y metodológicos para cada formación, con base en los enfoques de derechos, diferencial, psicosocial transformador y de acción sin daño. La pedagogía social nace de la necesidad de llegar a las sociedad con estrategias principalmente mediáticas y de promoción de derechos humanos, con el objetivo de los ciudadanos conozcan lo que pasó, se sensibilicen no solo con las víctimas sino con las causas que permitieron los hechos victimizantes y que poco a poco la conciencia de la sociedad en general se transforme a una colectividad más cercana con el conflicto y se apropie de las reformas sociales, culturales y políticas que se impulsen con el propositivo de que contribuyan a la creación de condiciones y escenarios para el desarrollo de la paz y su correspondiente sostenimiento. En un breve recuento de las principales apuestas conceptuales en la materia, se identifica los estudios de Paul Natorp9 quien establece que la pedagogía social es un espacio para pensar, y también para poner en marcha, cuestiones que tienen que ver con la igualdad y los derechos, en el marco de las nuevas condiciones económicas, respecto al acceso a la cultura, a la participación social y a la dignidad de las personas. Así mismo, la doctora en Filosofía de la Universidad de Barcelona Violeta Nuñez, se entiende como la disciplina pedagógica desde la que se trabaja, teórica y prácticamente, en las complejas fronteras de la inclusión / exclusión. Así, y en alusión a esas fronteras, se trata de un trabajo de ampliación -en lo pedagógico y en lo político- de las dimensiones de las responsabilidades públicas. Estas dos aproximaciones técnicas ilustran, como se mencionó, que hacer pedagogía social para la acción tiene como esencia la transformación cultural de la sociedad civil y la deconstrucción de pensamientos y hechos frente a las víctimas del conflicto armado. Así las cosas, una pedagogía social requiere incorporara los nuevos conceptos de la ciudadanía activa, pluriétnica y multicultural en el que se observa y potencializa la acción-organización no solo en cumplimiento de derechos y deberes, sino también de oportunidades y poderes, como lo son la unión y solidaridad social. En esencia una re-significación de la solidaridad desde la acción compartida. La pedagogía social generalmente es impulsada a través de programas de educación de derechos humanos y espacios para la paz, en este sentido, países como España, Chile, Argentina, Brasil, Perú y Colombia vienen impulsando apuestas al respecto. En particular organizaciones como la OEI, Organización de Estados Iberoamericanos, impulsan procesos de educación en derechos humanos a través del Instituto de Educación en Derechos Humanos; en Colombia este proceso inició con el lanzamiento de este espacio el 27 y 28 de marzo del año en curso, con la presencia de Presidente y vicepresidente, la Directora de la Unidad para las Víctimas, el Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Baltasar Garzón y personalidades en el tema como Paulo Speller, Viceministro de educación de Brasil, entre otros. De la misma forma, 9 Paul Gerhard Natorp (1854 - 1924) Filósofo y pedagogo alemán, representante de la Escuela de Marburgo, que entiende la pedagogía únicamente como social; dio origen a los tratados sistemáticos de pedagogía, inspiró la Constitución de Weimar, influyó en la escuela unificada y la escuela del trabajo, y ha sido la base para el movimiento posterior de la pedagogía social. experiencias como Serpaj, liderada por el premio nobel Adolfo Pérez Esquivel, promociona los valores de solidaridad y la no violencia, con el objetivo de lograr el reconocimiento de los derechos de las personas y los pueblos. Finalmente es importante mencionar el ejercicio global que realiza la UNESCO, a través de programas como Red de Escuelas Asociadas, que comprende a 9900 instituciones educativas en 180 países, que trabajan en favor de la comprensión internacional, la paz, el diálogo intercultural, el desarrollo sostenible y la puesta en práctica de la educación de calidad. La Unidad para las Víctimas, después de una revisión minuciosa de los distintos modelos pedagógicos y herramientas metodológicas, en las líneas de formación presencial, virtual o bimodal, optó por implementar como base el modelo pedagógico constructivista, el cual, concibe el aprendizaje como un proceso de construcción personal y colectiva. Este modelo de aprendizaje parte de las ideas previas y las experiencias personales tanto de participantes como de formadores, para ir construyendo colectivamente nuevos conocimientos, actitudes y valores. Por tanto, el modelo adoptado por La Escuela se opone al aprendizaje receptivo o pasivo que considera a las personas o grupos como tabulas rasas, donde la principal función de la enseñanza es depositar conocimientos. De ahí que la Escuela de Reparaciones como espacio de formación y sensibilización de la Unidad para las Víctimas, tenga como misión: “Desarrollar estrategias de sensibilización y formación, flexibles y creativas para contribuir en el proceso de dignificación de las víctimas del conflicto armado interno y su reparación integral”. La Escuela se propone el alcance de los siguientes objetivos: • Empoderar a la población víctima en el ejercicio de sus derechos, la reconstrucción y transformación de sus proyectos de vida a través de la reparación integral transformadora, promoviendo su participación activa en todo el proceso. • Concientizar a los funcionarios de las entidades del SNARIV de la responsabilidad y compromiso que tienen con la población víctima a través de procesos de formación y sensibilización para la acción transformadora en sus modelos de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas desde la perspectiva de derechos humanos y la aplicación transversal de los enfoques psicosocial y diferencial para brindar a la víctima un trato dignificante. • Incidir en la sociedad civil para erradicar la indiferencia frente a las víctimas y aumentar el compromiso y la solidaridad con su proceso de reparación integral, la construcción de la paz y la reconciliación nacional. Fortalecimiento y articulación con enfoques diferenciales Para La Escuela el compromiso de articulación y desarrollo en la implementación de la política pública con enfoques diferenciales y de género es de suma importancia en la formación a funcionarios que atienden víctimas, las víctimas y los tomadores de decisiones, de manera especial en el enfoque étnico fundamental para responder a la aplicación de los decretos étnicos, ya que la implementación de la reparación integral individual y colectiva con enfoque diferencial es el mayor reto institucional. Finalmente, es importante señalar que existe una estrecha relación entre los procesos de reconciliación, las garantías de no repetición y la paz. Sin embargo, aún permanecen algunos interrogantes a resolver como, la injerencia del desarrollo en las iniciativas de reconciliación de las comunidades y en el sostenimiento de la paz, puesto que en algunos casos, la búsqueda del desarrollo, por ejemplo, por medio de megaproyectos, ha contribuido a las violaciones de derechos humanos.