`La bestia de fuego` - Inés Alday y Camila Werner

Anuncio
LA BESTIA DE FUEGO
Sé que se me acusa de solitario y aburrido, que tengo pocos amigos y que no soy muy
querido en el reino de Cólquida, pero la verdad es que no hago más que estar
atrapado en mi propio castigo.
Los días se me hacen interminables custodiando un valioso tesoro oculto en este
bosque.
Debido a lo horripilante de mi presencia y teniendo en cuenta más de una historia, que
en muchos caso no ronda del todo a la realidad es que paso la mayor parte de mi
tiempo solo, despierto y atento, a cualquier cosa que pueda peligrar aquello que todo
el mundo desea y pocos se atreven a intentar rescatar.
Me gustaría contarles, por qué estoy aquí ya que lo recuerdo como si fuera ayer…
Nací en los jardines del castillo del rey Eetes junto a dos hermanos, alejados de todos
los humanos.
Únicamente éramos visitados por el rey, para quien nos convertimos en una especie
de mascota. Con el paso del tiempo, debido a mis dotes y mi poderosa lengua de
fuego fui elegido para proteger al castillo, al rey y a su hija Medea. Con el correr de los
días la bella princesa fue dejando atrás su miedo y empezó a cuidarme y mimarme.
Día tras día me iba enamorando más y más de ella y cuan grande fue mi castigo por
ello. Al darse cuenta Eros de lo que estaba sucediendo me hechizó para que no
pudiera dormir nunca más, y a quien más amaba en el mundo era la que tenía el
remedio para mi mal.
El hechizo no consistía únicamente en no poder dormir. Sino que Medea se olvidara
de mi para siempre, no tuviera ningún recuerdo sobre lo transcurrido años anteriores y
me considerara una horripilante bestia.
Medea, tenía dotes de hechicera, y en una de mis interminables noches se acercó y
viéndome tan solitario comenzó a entonarme una dulce canción. Tanta paz transmitía
esa melodía que entorné por primera vez mis párpados. Después me tocó con una
rama de enhebro, y me hizo caer en un profundo sueño.
Fue así como aprovechando ese instante logró apoderarse del bellosino y huir con su
amado Jasón en la nave que había sido construido por el carpintero de Argos. Pero
mi sorpresa al despertar fue que no se encontraba mas aquel objeto tan valioso.
Y a consecuencia de esto el rey Eetes me dejó toda la vida encadenado en el
bosque aunque no cuidara más el vellocino.
Una de las ventajas de toda esta maldición que llevo encima es que puedo descansar
por las noches. Pero todas las noches pienso en aquella dama tan hermosa que me
mimaba de niño
Camila Werner
Inés Alday
Descargar