ENTREVISTA [el placer de vivir] ©David Coventry Esther Perel “ El misterio aumenta el deseo” La autora Esther Perel, psicoterapeuta especialista en terapias familiares y de pareja, ejerce su profesión en su consulta de Nueva York. Es miembro de la American Family Therapy Academy, profesora de la International Trauma Studies de la Universidad de Columbia y colaboradora del Show de Ophrah Winfrey, en la televisión norteamericana. Viaja por todo el mundo como profesora y conferenciante. ¿Crees que la intimidad siempre mejora una relación de pareja? Pues ojo a este dato: mientras el amor busca cercanía, contacto y proximidad, el deseo lo que necesita es distancia, incertidumbre y duda Imagínate que tuvieras acceso a la apabullante e interesante información que maneja un terapeuta sexual... Aprenderías mucho de la sexualidad, de sus luces y sombras, de lo que nos “pone”, de lo que nos quita el deseo... Pues ahora una profesional de excepción, Esther Perel, psicoterapeuta sexual que actualmente ejerce en Nueva York, nos regala Inteligencia erótica (Temas de hoy), que ya se ha convertido en un bestseller internacional. psicología: ¿qué sorprende que tantas relaciones se desmoronen bajo todo ese peso! su libro es rompedor en muchos sentidos. pensamos que una alta intimidad favorece el deseo sexual, pero usted dice que no siempre es así... El fuego necesita aire, así que te diría que un aliado importante del deseo es el espacio; pero no es tanto la falta de intimidad lo que bloquea el deseo como el exceso de cercanía. es lo que nos hace fracasar en el amor? un excesivo esther perel: pareja puede ser mortal, Hay muchas razones, pero sobre todo una: el exceso de expectativas. Recurrimos a una sola persona para que nos proporcione todo lo que necesitamos: sensación de pertenencia, significado y continuidad. Queremos que nuestras relaciones sean románticas, emocional y sexualmente plenas; buscamos seguridad, apoyo económico, ¡niños!; esperamos que él sea nuestro mejor amigo, amante, confidente... ¡Y todavía nos “hermanamiento” de ¿no? la Es que el deseo necesita distancia, falta, ausencia. Todo eso alimenta el deseo sexual, que reside en un punto crítico entre la ansiedad y la fascinación. Si el amor busca cercanía, proximidad, familiaridad, el deseo necesita distancia, diferencia, misterio... Un poco de incertidumbre nos hace querer más y hay que saber que lo que alimenta al amor no siempre es lo mismo que lo que moviliza al deseo. entonces, ¿el amor puede ser un obs- táculo para gozar sexualmente? El amor y el deseo se relacionan, pero también entran en conflicto: ahí está el misterio del erotismo. El amor florece en un ambiente de intimidad, reciprocidad e igualdad; buscamos conocer al ser amado y mantenerlo cerca. Nos preocupamos, nos ocupamos y nos sentimos responsables de él. Para algunas personas es inseparable del deseo, pero para otras la intimidad emocional inhibe le expresión erótica. Y los elementos de cuidado y protección que se dan en el amor, a menudo bloquean la espontaneidad que estimula el placer erótico. Por eso se sienten más libres sexualmente con alguien que les importa menos emocionalmente. ¿quizá esas personas aprendieron que “no puedes” respetar y hacer el amor deshinbidamente con la misma persona? Sí, y además hay personas a las que les resulta difícil sacar su lado más oscuro, animal y salvaje con la persona con la que han creado un hogar y tenido hijos, con la que comparten su vida cotidiana, de quien tanto dependen o que está dando el pecho a su hija... o sea que los famosos aliados del amor: la razón, la compasión, la comprensión, el compañerismo... ¡¿pueden ser enemigos del buen sexo?! Las mujeres hace siglos que sabemos que cuidar a alguien es una expresión de amor... pero que no necesariamente “la sorpresa, la ilusión, la novedad... alimentan el deseo sexual” ENTREVISTA [el placer de vivir] Su libro despierta el deseo. Es más: cuidar, encargarse de alguien es un auténtico antiafrodisíaco, porque el deseo es libertad y a menudo contrario a la responsabilidad. El compañerismo acentúa la similitud entre amigos; el deseo necesita diferencia, alteridad. Pero no quiero generalizar, porque esto no vale para todas las personas. el deseo tiene sus leyes y a veces Inteligencia asusta a la mente convencional, erótica. Claves Si el deseo fuera dócil y nuestras fantasías trataran de rosas en la cama, no tendríamos tanto miedo a la hora de hablar de nuestra sexualidad. Pero el deseo no es dócil; es rebelde, no es políticamente correcto. Nuestra mente erótica nos revela: descubre nuestros sueños, aspiraciones, miedos y vulnerabilidades. para mantener la pasión en la pareja. Esther Perel. Temas de hoy. 288 páginas. 13 � ¿no? quizá conviene pensar que sólo se trata de “juegos sexuales”. Exacto. Los fantasmas no son realidad, y muchas veces lo que nos excita en la noche, ¡es lo mismo contra lo cual luchamos durante el día! Hay que verlo así: como un juego, como cuando los niños juegan a ser bomberos: saben que no es real. si alguien se pregunta: que me guste ¿es “normal” esto? ¿qué le diría? Que la mente erótica es un santuario, y las fantasías nos permiten trascender los obstáculos morales, sociales, religiosos y personales. Son un espacio seguro para lograr el placer y, por tanto, “normal”. ¿por qué perdemos el deseo, ahora que está todo más permitido? Hay una cuestión importante. Y es que así se recupera el deseo Reactivar el deseo en terapia es posible: te damos algunas claves para que sepas lo que te vas a encontrar y acudas con más tranquilidad. 1. El tratamiento es cosa de dos (perezoso y apetente) que están implicados en el proceso terapéutico para desentrañar los motivos del problema y seguir el programa de recuperación. 2. Primeras semanas: nada de sexo. Al principio, el terapeuta os pondrá a dieta de sexo para romper el círculo vicioso demanda/rechazo sexual. 3. Objetivo: reencontrarse. Paralelamente, os ayudará a recuperar el diálogo, los intereses comunes y una relación de afecto y cordialidad. ¡Prepárate para disfrutar de lo bueno!: expresiones de cariño, planes en común, atenciones, regalos, sondeo de los gustos del otro, ¡reaprender a hablar y a escuchar!... Y nunca hemos tenido un modelo de pareja donde la sexualidad esté anclada en el deseo. Antes teníamos sexo para tener hijos o por “obligación” matrimonial de la mujer; pero ahora tenemos sexo por placer, porque los dos tenemos ganas; y eso es algo nuevo. Nunca hemos tenido que llevar la lujuria a casa y desarrollar una inteligencia erótica en el hogar. Eso es lo nuevo. Ése es el reto. ¿y añadir un punto de misterio y distancia que no debes olvidar. 4. Lecciones básicas de sensualidad. Aprenderéis a daros un buen masaje recíproco, una vez por semana, sin prisas, recorriendo cada parte del cuerpo (excepto la zona genital). Se trata de disfrutar de la sensualidad más que de la sexualidad, de recuperar las caricias y el afecto sin la presión del coito. 5. El perezoso marca el ritmo. No hay plazos de “recuperación”: el inapetente manda, y el juego de masajes se prolongará tantas semanas como él/ella quiera, en función de su satisfacción y hasta que demande o permita que se consume la relación sexual. 6. La duración de la terapia depende de cada persona, de cada pareja, de la ilusión, el entusiasmo y la convicción con que se sigan las pautas. sexo en una pareja duradera es voluntario, premeditado, planeado, cultivado. pero, ¿por qué deseamos menos sexo? Porque para querer sexo tiene que ser un sexo que valga la pena desear: hay que mantenerlo interesante, vital, que incite. En otros casos, el deseo se va porque la relación no es buena, porque no tiene ninguna tensión y el deseo necesita un poco de incertidumbre. cómo hacerlo bien? La falta de deseo muchas veces es también falta de imaginación, de curiosidad, de interés por la otra persona, más que una cuestión de técnicas sexuales. El para recuperar el deseo, aconseja recrear la distancia con la pareja... En los 18 países a los que he viajado para promocionar el libro, siempre pregunto: ¿cuándo te sientes mas atraída por tu pareja? Y las respuestas femeninas son: cuando le veo jugando con los niños –esto no lo dicen los hombres, por cierto–, cuando le veo apasionado por algo, tocando un instrumento, haciendo algo personal que le gusta, cuando le miro en una fiesta o hablando con otros... Siempre son descripciones del otro como una persona autónoma con respecto a nosotros y a la que estamos mirando con cierta distancia. Me dicen: me gusta verle como un desconocido, como alguien misterioso, no familiar. Ahí surge el deseo. Así que todas estas respuestas confirman mi idea: el deseo necesita espacio. l Por Isabel Santos “objetivo: desarrollar tu inteligencia erótica”