Travesía del Bósforo – Estrecho de Dardenelles, Hellespont, Turquía, 30 de agosto de 2013 por Laura López Bonilla del Club Natación Máster Madrid. El pasado viernes 30 de agosto completé una travesía histórica en el estrecho del Bósforo entre la parte europea de Turquía y la parte asiática, uniéndome de este modo a un grupo de nadadores que ha unido dos continentes brazada a brazada. Cada nado y cada travesía conllevan su propio nivel de dificultad. Yo traté de mantener lo más callado posible mis logros anteriores, porque mi experiencia me dice que tener confianza en tus propias habilidades es bueno, pero uno no puede faltarle el respeto a ninguna travesía en el mar, independientemente de la distancia. Algunos nadadores, al enterarse de mis travesías anteriores, me comentaban que para mí sería una travesía muy fácil. Nada más lejos de la realidad, aunque sí me ayudó el tener experiencia en aguas abiertas y bastante revueltas. La distancia (unos 5 km) y la temperatura del agua (entre 26 y 27ºC) nunca iban a ser un problema, pero habría que ver las condiciones del mar y saber navegar las fuertes corrientes del estrecho en un tiempo límite de 1 hora y 30 minutos, lapso de tiempo que el estrecho permanece cerrado al tráfico marítimo. Lord Byron, el poeta romántico inglés del siglo XVIII, fue el primer nadador ‘real’ que consiguió cruzar este estrecho a nado en 1810. Sin embargo, la mitología griega nos habla ya de otro nadador, Leandro, que cruzaba el estrecho a nado todas las noches ¡ida y vuelta!, o sea, unos 10 kilómetros para visitar a su amada Hero, una joven de deslumbrante belleza dedicada a atender uno de los templos de la diosa Afrodita. Hero quedó prendada del joven Leandro, pero los padres de ambos se opusieron a esta relación. El amor lo puede todo y ni el mar iba a impedir que este amor creciera. Un estrecho separaba las dos poblaciones donde vivían Leandro y su amada. Cada noche Hero encendía una linterna para guiar a Leandro en su travesía nocturna sorteando las fuertes corrientes del estrecho. Una noche, se levantó un vendaval que apagó la linterna de Hero y Leandro perdido en el estrecho se ahogó en sus aguas. Hero, al descubrir que su amado se había ahogado se lanzó a las turbulentas aguas del Bósforo y murió ahogada. El 30 de agosto de 2013, las aguas del estrecho de Dardanelles no dieron tampoco un respiro a los más de 500 participantes que quisieron imitar a Leandro en la vigesimoséptima edición de esta travesía que se celebra en el Día de la Victoria de Turquía. El día anterior el mar estaba como una balsa, pero la mañana del 30 de agosto se levantó con un fuerte viento de 12 a 14 nudos y Fuerza entre 4 y 5. El nado se nos ponía difícil como a Leandro. No queríamos un reto, pues toma reto parecía decirnos el mar. El inicio de la travesía es en el lado europeo, en la ciudad de Ecebat, con la meta en la ciudad de Çanakkale (cerca de Troya) en el lado asiático. Los nadadores son transportados en ferry para empezar el cruce en la playa de Ecebat. El trayecto de la travesía no es en línea recta ya que sería imposible atravesar las fuertes corrientes, el estrecho es como el cuello de una botella por donde pasan las corrientes del mar de Mármara en su camino hacia el Egeo, sino en forma de curva de norte a sur, por lo que la estrategia de la carrera juega un papel importante. En el inicio del recorrido, hubo que hacer frente al fuerte oleaje que venía de cara con las olas rompiendo directamente de frente, y además asegurarse de pasar los tres marcadores colocados a 250, 500 y 750 metros de la playa. Las corrientes y el viento eran tan fuertes que muchos nadadores se quedaron a 500 metros de la playa. Yo me quedé atascada entre el segundo y tercer marcador unos 30 minutos enfrentándome junto con otros 20 o 25 nadadores a una corriente de frente de más de 5 km/h que nos impedía llegar al tercer marcador. Era como nadar en una piscina de corriente continua. ¡Imposible avanzar ni un metro! Tan fuerte era la corriente que los organizadores nos dieron permiso para ignorar tener que pasar el marcador por el lado derecho y comenzar a nadar hacia la costa contraria. Aun así, se planteaba el reto de navegar hacia los puntos indicados (la torre de la antena de radio, la bandera de Turquía, el estadio de fútbol, el centro de la ciudad y finalmente la meta). ¿Cuánto había que acercarse a la costa? ¿En qué punto empezar a dar el giro para no ser arrastrado por las corrientes y pasarse la meta camino al mar Egeo? Por lo menos, ya íbamos avanzando, que no era poco. Por el camino se fueron quedando muchos nadadores, de los más o menos 500 que empezaron, sólo 317 consiguieron terminar. Vi la torre de la radio, me fui acercando y empecé a girar poco a poco hacia el siguiente punto, la bandera, después vi los focos del estadio de fútbol y seguí haciendo la curva como nos habían explicado en la reunión informativa el día anterior. Noté que otro nadador me iba siguiendo y me di cuenta de que era un nadador americano que había conocido durante el viaje. Agradecida por la compañía, los dos nadamos juntos el resto de la carrera y terminamos en 1 hora y 46 minutos. Nadador 220 entre 317. No es un resultado fantástico, pero por lo menos habíamos ganado a la estrella de Hollywood Bo Derek, que también participaba en la carrera. La pregunta que todos nos hacíamos al final era: ¿conseguiste atravesarlo? No sé cómo Leandro se las apañaba todas las noches, supongo que todo le salía del corazón, y cuando se nada con corazón ningún mar es imposible. Algún día me gustaría repetir esta travesía, en mejores condiciones, aunque uno nunca sabe de qué humor va a despertarse el mar.