Hora Santa 16 de octubre de 2014 “Somos invitados a la Fiesta del Señor” EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO Creemos en ti, Padre porque nos amas y nos has preparado e invitado a la fiesta de la boda eterna del Reino. (Padre Nuestro, Ave María, Gloria) Creemos en ti, Jesucristo porque nos invitas a tu fiesta de amor a los débiles, humildes, a fuertes y sanos. (Padre Nuestro, Ave María, Gloria) Creemos en ti, Espíritu Santo porque nos libras de la tristeza del pecado, para buscar la vida eterna. (Padre Nuestro, Ave María, Gloria) ORACIÓN: Padre: Venimos aquí juntos como pueblo para participar en la fiesta de Jesús, nuestro Salvador. Que esta celebración permanezca como signo anticipado de la fiesta eterna que tú has preparado para nosotros. Haz que nos preparemos convenientemente a consagrarnos a los sagrados corazones de Jesús y de María, para que con brazos abiertos acojamos a los hermanos, pues tú nos tienes un lugar especial en tu Reino. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Oración personal MONICIÓN: El evangelio nos recuerda que todo en esta vida es una invitación de Dios, pero con frecuencia presentamos excusas. Invitemos a otros, sin excusas, a la fiesta del amor de Dios. De pie. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS Del evangelio según san Mateo: En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: "El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir. Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: 'Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda'. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron. Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego les dijo a sus criados: 'La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren'. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados. Cuando el rey entró a saludar a los convidados, vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: 'Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?'. Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: 'Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación'. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos". Palabra del Señor. Oración Personal. 1. Estamos a punto de consagrarnos o renovar la Consagración (según el caso). Valdría la pena hacer una pequeña reflexión. ¿Cómo defines tu vida? Hay quien dice que la vida es una montaña rusa, un rompecabezas, un viaje, una sinfonía. ¿Cuál es tu visión de la vida? Es muy posible que bases tu vida en una imagen errónea. Para poder cumplir los propósitos que Dios tiene para ti y cada uno de nosotros, tendremos que cuestionar la sabiduría común y sustituirla con enfoques bíblicos de la vida. La Escritura dice: "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación (cambio) de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios". Cambio, significa, cambiar el rumbo, corregir lo que no está bien, lo que es susceptible de mejorar. Si lo hacemos en los asuntos del mundo, con más razón lo podemos hacer en nuestra vida espiritual. Cambiar el rumbo es lo que cada quien debe reflexionar y hacer lo que necesite para lograr el cambio. Cambiamos cuando le rendirnos adoración a Dios, con nuestro amor, con nuestro agradecimiento, con nuestra alabanza y con una vida más santa. Cambiamos cuando amamos a nuestro prójimo y se lo demostramos con cuantas maneras podemos. Cambiamos cuando nos asemejamos a Cristo. Cambiamos cuando hacemos del servicio una forma de vida y nuestros dones los ponemos al servicio de los demás. Cambiamos cuando lo testificamos ante los demás. Oración Personal. 2. ¿Pero qué es consagrarse? ¿Qué significa en realidad? El corazón de la adoración es rendirse, entregarse. La palabra "rendición" es poco popular porque generalmente recuerda imágenes desagradables. Es decir que se utiliza en un contexto negativo. Sin embargo la cultura actual de la competitividad nos enseña que nunca debemos darnos por vencidos y que no debemos rendirnos. En todas partes escuchamos que debemos superar todas las dificultades. Pero en el contexto en el que en este momento nos encontramos, en su sentido más puro y más elevado, consagrarse es la respuesta natural al asombroso amor y misericordia de Dios. Nos entregamos a Él, no por temor u obligación, sino por amor "porque Él nos amó primero". Pablo en su carta a los romanos dice: "Entréguense a Dios, preséntenle todo su ser para propósitos justos". Después de escribir once capítulos de la carta a los Romanos, explicando la increíble gracia de Dios con nosotros, Pablo nos exhorta a entregar nuestra vida a Dios: "Ofrézcanse a Dios como sacrificio vivo, dedicados a su servicio y agradables a Él". Esta es la verdadera consagración que deben ofrecer. Entonces, la verdadera manera de agradar a Dios se da cuando nos entregamos completamente a Dios. Ofrecernos a Dios mediante la consagración es la esencia de nuestra adoración. Oración Personal. 3. Al acto de la consagración, de la entrega personal se le llama de diversas maneras: consagración, es decir que Jesús sea el Señor de nuestra vida, tomar la cruz, morir al yo, ponerse en manos del Espíritu. Lo que verdaderamente importa es lo que se haga, no cómo se le llame. Dios quiere nuestra vida: TODA NUESTRA VIDA. El noventa y cinco por ciento no es suficiente. Hay tres obstáculos que bloquean nuestra entrega total a Dios: el temor, el orgullo y la confusión. No nos damos cuenta de cuánto nos ama Dios, queremos controlar nuestra propia vida y mal interpretamos lo que significa la entrega, la consagración. La consagración personal, la de nuestra familia, la de nuestra ciudad, presupone la confianza. Entonces valdría la pena preguntar ¿Puedo confiar en Dios? La confianza es el ingrediente principal de nuestra entrega a Dios. No puedes entregarte a Él si no confías, pero tampoco puedes confiar en Él hasta que lo conozcas mejor. El temor impide entregarnos, pero el "amor echa fuera el temor". Cuanto más nos demos cuenta de lo mucho que Dios nos ama, más fácil nos resultará la entrega. ¿Cómo sabes que Dios te ama? Él te demuestra su amor de muchas maneras: te dice que te ama, que nunca te pierde de vista, que cuida de ti, que te perdona, que siempre está contigo, que aunque tú lo olvides Él no se olvidará de ti.... Oración Personal. 4. Dijimos que el que se entrega es porque confía, porque ama. Dios nos ha amado tanto que por no perdernos nos entregó a su HIJO JESUS. El amor de Dios por nosotros es infinito porque aun sabiendo que somos pecadores su Hijo Jesús llegó a la muerte en la cruz por nosotros. Otro obstáculo para que realicemos la consagración y la entrega total de nuestras personas y nuestras vidas a Dios es nuestro orgullo. No queremos admitir que somos solamente criaturas y que no podemos controlar todo. Mucho del estrés del que se habla en todas partes se debe al deseo del control total. La vida es una lucha, pero lo que muchas personas ignoran es que la nuestra, como la de Jacob, es en realidad una ¡lucha con Dios! Queremos leerle la plana a Dios y decirle que no se meta en nuestras decisiones "Light" que Él no aprueba (aborto, inseguridad, pornografía, sexualidad desenfrenada, droga, violencia, bodas entre homosexuales, eutanasia, deterioro del planeta). Seguimos confundidos aún hoy a más de 2000 años de distancia de la presencia de Jesús en el mundo. Oración Personal. 5. De nuevo retomando la pregunta ¿Qué significa rendirse? ¿Consagrarse? La rendición a Dios no es algo pasivo, no es fatalismo, no es una excusa. No es aceptar el estado actual de las cosas. Todo lo contrario: es sacrificar nuestra vida y sufrir para cambiar lo que se debe modificar. Dios suele llamar a las personas consagradas a luchar por Él. La entrega no es para que reprimas tu personalidad. La entrega, la consagración de tu ser potencia tu personalidad. C.S. Lewis, medievalista, apologista cristiano, señaló: "Cuanto más dejamos que Dios tome nuestra vida, más verdaderamente nos convertimos en lo que somos, porque Él nos creó. Él inventó todas las distintas personas que hemos sido destinados a ser... Cuando me vuelvo a Cristo, cuando me rindo a su personalidad, recién entonces comienzo a tener mi verdadera personalidad". La auténtica consagración se demuestra con la obediencia y la confianza. Diciéndole "Sí Señor". Decirle no, sería una contradicción. No podemos llamar Señor a Jesús si nos negamos a obedecerle. Las personas consagradas obedecen a su Señor, obedecen la Palabra de Dios, obedecen a la Iglesia y a su representante el Papa. Incluso aunque piensen que no tiene sentido. Oración Personal. ORACIÓN UNIVERSAL (de pie) El Señor nos ha invitado a su banquete. Nos ha traído de los caminos y nos ha hecho entrar. Al participar de este banquete, miremos hacia el mundo y sus necesidades y presentemos nuestras peticiones al Padre, diciendo: R/: Escúchanos, Padre. 1. Por la Iglesia, los hombres y mujeres de todos los pueblos, especialmente de nuestra Diócesis convocados a participar y a consagrar su vida a los sagrados corazones. Oremos. 2. Por nuestro obispo, los hermanos del movimiento “la Misión por el amor de Dios en todo el mundo”, que nos ayudan a consagrarnos, que el amor que brota del corazón de Jesús y María les recompense. Oremos. 3. Por los gobernantes y los políticos, por los que tienen poder en este mundo, que puedan ejercerlos, siguiendo los latidos amorosos de los sagrados corazones. Oremos. 4. Por los jóvenes, llamados también a participar del banquete preparado, que consagren su vida y se dejen transformar por el amor de Jesús y de María. Oremos. 5. Por los pobre, los migrantes y los marginados, que encuentren corazones generosos en su diario vivir, que les hagan agradecidos y descubran el amor de Jesús por María. Oremos. 6. Por los que estamos reunidos en esta hora eucarística, presencia del amor, que aprovechemos la oportunidad de seguir celebrando al consagrar nuestra vida. Oremos. Escucha, Padre, nuestra oración, y haz que la humanidad entera pueda participar del banquete de tu vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. 6. Señor, quiero consagrarme, porque si me asomo al aparador del consumismo, me convertiré en objeto. Si me adelanto al mundo de la moda alguien se encargará de poner un precio. Si miro al mundo, corro el riesgo de hacerme algo temporal. Si miro al cielo, siento que es un vestido que me viene grande. Si me miro a mí mismo, creo sentirme desnudo de lo que tú quieres, Señor. Si te miro a Ti, Señor, creo haber encontrado la mejor tela y la mejor prenda para sentirme reconfortado. Dime, Señor, dónde y cómo consagrarme. Dime, Señor, a qué precio. Dime, Señor, si mi consagración será mi nuevo traje, a la medida de mis posibilidades. Un traje con el tono de la esperanza. Un traje adornado por la caridad sin límites. Un traje que sea tan largo como tu mano prodigiosa, Señor. Un traje que irradie la alegría que, por arriba y por abajo, desgrana el Evangelio. Un traje, mi Señor, que me recuerde constantemente lo mucho que me quieres. ¡Dímelo, Señor! Porque, si me invitas a tu banquete no puedo acudir sin antes tener un traje de consagrado. ¡Dímelo, Señor! ¿Dónde y cómo adquirir un traje para tu fiesta? ¡Ya lo sé, mi Señor! Tu voz, tu Palabra, tus sacramentos, la oración, la caridad y la justicia, el amor y el perdón, la paz y la reconciliación, será mi consagración. Ese será mi traje perfecto para la fiesta de tu amor. Amén. BENDICIÓN Les diste Señor, el pan del cielo. Que contiene en sí todo deleite OREMOS: Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. /Amén. ACLAMACIONES: *Bendito sea Dios. *Bendito sea su santo nombre. *Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. *Bendito sea el nombre de Jesús. *Bendito sea su sacratísimo Corazón. *Bendita sea su preciosísima Sangre. *Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar. *Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. *Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima. *Bendita sea su santa e inmaculada Concepción. *Bendita sea su gloriosa Asunción. *Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre. *Bendito sea San José, su castísimo esposo. *Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. Amén. ORACIÓN POR LAS INTENCIONES DEL PAPA Y POR EL OBISPO RESERVA Hora Santa 23 de octubre de 2014 “La fe nos lleva a vivir con responsabilidad” EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO Creemos en ti, Padre porque ves que tu pueblo no reconoció la llegada de tu reino y lo haces manifiesto para todos. (Padre Nuestro, Ave María, Gloria) Creemos en ti, Jesucristo porque con tu cruz pediste al Padre que perdonara a los que rechazaban el reino. (Padre Nuestro, Ave María, Gloria) Creemos en ti, Espíritu Santo porque mueves nuestros corazones para que busquemos siempre el reino. (Padre Nuestro, Ave María, Gloria) ORACIÓN: Padre: Tú diriges el mundo y a toda la humanidad hacia el reino. Da a los líderes del mundo y de nuestro país una visión de futuro que sea a la vez realista y respetuosa de la dignidad y de los derechos humanos. Ayúdanos a dar testimonio de los valores del evangelio y a involucrarnos con valentía en el trabajo de libertad, integridad y justicia, y así construyamos una comunidad que anuncie eficazmente el reino. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Oración personal MONICIÓN: El evangelio nos recuerda que un buen cristiano debe ser también buen ciudadano asumiendo sus responsabilidades hacia la comunidad humana. De pie. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS Del evangelio según san Mateo: En aquel tiempo, se reunieron los fariseos para ver la manera de hacer caer a Jesús, con preguntas insidiosas, en algo de que pudieran acusarlo. Le enviaron, pues, a algunos de sus secuaces, junto con algunos del partido de Herodes, para que le dijeran: "Maestro, sabemos que eres sincero y enseñas con verdad el camino de Dios, y que nada te arredra, porque no buscas el favor de nadie. Dinos, pues, qué piensas: ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?". Conociendo Jesús la malicia de sus intenciones, les contestó: "Hipócritas, ¿por qué tratan de sorprenderme? Enséñenme la moneda del tributo". Ellos le presentaron una moneda. Jesús les preguntó: "¿De quién es esta imagen y esta inscripción?". Le respondieron: "Del César". Y Jesús concluyó: "Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios". Palabra del Señor. Oración Personal. 1. Abraham siguió la guía de Dios sin saber a dónde lo llevaría. María la madre de Jesús esperaba la venida del Mesías sin saber cuándo iba a suceder. José confió en el propósito de Dios sin saber por qué las circunstancias se dieron como se dieron. Todos ellos se entregaron a Dios por completo. Pero entonces, ¿cómo saber que te entregas verdaderamente? ¿Totalmente? Cuando dependes de Él para que las cosas resulten bien, en lugar de manipular a los demás, imponer tus ideas y controlar la situación, como lo hacen los del partido de Herodes. Uno suelta las riendas y deja que Dios actúe. Como Jesús, siguiendo los latidos de su corazón, también debemos reaccionar con mucha paz, cuando la crítica viene hacia nosotros y no salimos presurosos a defendernos. Un corazón rendido se destaca en las relaciones personales. Una vez que nos entregamos a Dios, ya no descalificamos a los demás, no exigimos nuestros derechos y no buscamos nuestro propio bien. La consagración de nuestras personas significa entregar todo lo que somos, lo que tenemos, lo que nos gustaría hacer, nuestros dones, nuestros bienes en todos los aspectos: espirituales, corporales, materiales. Para muchas personas, el elemento más difícil de entregar es el dinero. Muchos han dicho: "Quiero vivir para Dios, pero que Él no se meta con mi familia, con mi salud, con mi bienestar, con mi cuenta en el banco". La consagración bien entendida es entregarle TODO, no mantener ataduras del César. Que Él disponga de nosotros según su voluntad. Oración Personal. 2. En la consagración, en la entrega auténtica a Dios, el consagrado dice: Dios y Padre mío, si este problema, dolor, enfermedad y circunstancia son necesarios para cumplir tu propósito y para tu gloria en mi vida o en la de otro, no me libres de este trance. Creo en Ti. Confío en Ti. Dame la fuerza para enfrentar todo lo que venga y no me desampares. Este grado de madurez no se logra fácilmente. En el caso de Jesús, la agonía en el Huerto de los Olivos fue tanta que sudó gotas de sangre. La entrega implica trabajo duro. En nuestro caso, es un combate intenso contra nuestra naturaleza egocéntrica y contra los ataques del mundo, contra la misma situación social, política y cultural de donde vivimos. Entonces, ¿Qué bondades o beneficios se deben esperar de una consagración? La Biblia no podría ser más clara con respecto a los beneficios que trae una vida completamente entregada a Dios. En primer lugar, experimentamos paz. Deja de discutir con Dios. Ponte de acuerdo con Él y por fin tendrás paz y las cosas te irán bien. En segundo lugar, experimentamos la libertad: Sométanse a los caminos de Dios y serán libres para siempre. En tercer lugar, experimentamos el poder de Dios en nuestra vida. Cristo puede derrotar las tentaciones más difíciles y los problemas más terribles si se los entregamos a Él. Ahí tenemos lo que el evangelio nos marca: “Den a Dios lo que es de Dios”. Oración Personal. 3. La consagración en el contexto que hemos venido explicando significa triunfo, victoria, el triunfo de Dios sobre los poderes del mal. Cuando Josué el personaje bíblico estaba próximo a la batalla más grande de su vida, se encontró con Dios, se postró en adoración y se puso a sus órdenes, entregándole sus planes. Esa entrega le permitió una victoria grandiosa. Así que la consagración puede resultar para muchos una contradicción. La realidad más clara y decisiva nos dice que la victoria viene de rendirse. La entrega no nos debilita, por el contrario, nos fortalece. Cuando nos entregamos a Dios, no tenemos por qué temer o rendirnos a nada más. Existe una frase que dice: "Nunca es más grande el hombre que cuando está de rodillas". Sí, se hace grande en su humildad ante Dios. Dios usa a las personas consagradas. Dios eligió a María para ser la madre de Jesús, no porque fuera talentosa o rica o hermosa, sino porque era una persona total y completamente consagrada a Él. Cuando el ángel le explicó el asombroso plan de Dios, ella con calma le respondió que era la sierva del Señor y que estaba dispuesta a aceptar lo que Él quisiera. No hay nada más poderoso que una vida consagrada puesta en las manos de Dios. Así que los consagrados, sin excepción, debemos someternos completamente a Él y no a los apetitos del mundo. Oración Personal. 4. En nuestra vida todos acabamos rindiéndonos a algo o a alguien. Si no nos entregamos a Dios, nos entregaremos al mundo o expectativas de otros, al dinero, al resentimiento, al temor o a nuestro propio orgullo, a nuestro ego. Dios nos diseñó para adorarlo, si no lo hacemos, creamos nuestros propios ídolos, para entregarles nuestra vida y así el tener, el poder y el placer, se convierten en verdaderos ídolos a quienes servimos. Somos libres de elegir a quién nos rendiremos, pero no podremos librarnos de las consecuencias de esa elección. La verdad es que si la persona no se entrega a Cristo, se entrega al caos. Entregarse, consagrarse, no es la mejor manera de vivir, es la ÚNICA manera de vivir. Consagrar nuestras vidas, nuestras familias, nuestras situaciones, es la única manera de vivir. Cualquier otra decisión conduce a la frustración, decepción y la propia destrucción. Entregando nuestras vidas a Dios, es la manera más sensata de servir a Dios y de que vivamos en paz, confiando que Él nos lleve de la mano. Entregar nuestra vida a Dios no debe ser un impulso emocional y sin sentido, sino una acción inteligente y racional, el acto más responsable y sensato que podemos hacer con nuestra vida. Tus momentos más sabios serán aquellos cuando le digas a Dios: Sí. Puede que te consuma los años, pero al fin descubrirás que el mayor estorbo a la bendición de Dios en tu vida no son los demás, sino tú mismo: tu propia voluntad, tu orgullo obstinado y tu ambición personal. Oración Personal. 5. La consagración y tu rendición ante Dios significan también que Dios va a trabajar a fondo contigo. Entrégale todo a Dios: lo que lamentas de tu pasado, tus problemas del presente, tus ambiciones para el futuro; tus temores, tus sueños, tus debilidades, tus costumbres, tus penas y tus complejos. Pon a Cristo en el asiento del conductor de tu vida y suelta las riendas. No tengas miedo; nada que Él tenga bajo su control puede quedar a la deriva. Si Cristo tiene el dominio podrás enfrentarlo todo, recuerda que así como paga por Simón, también paga por ti. Y serás como Pablo que dijo "estar listo para cualquier cosa y para enfrentar a cualquier circunstancia, gracias a aquel que le infunde la fuerza interior". La consagración nunca es un acontecimiento transitorio. Pablo dijo "cada día muero". Con esto, queda claro que hay un instante para la consagración y una práctica de la consagración que es a cada momento y por toda la vida. Es necesario "consagrar y reconsagrar" nuestra vida varias veces al día. La consagración debe hacerse constantemente hasta que se convierta en un hábito diario. Jesús afirmó: "Si alguno quiere seguirme, debe renunciar a las cosas que quiere. Debe estar dispuesto a renunciar a su vida cada día y seguirme". Es bueno comprender que tener una vida enteramente consagrada, es estar optando cada día por Jesús, por sus enseñanzas y por sus mandamientos. Oración Personal. ORACIÓN UNIVERSAL (de pie) Presentemos al Padre nuestra oración, unidos a Jesucristo, nuestro Señor y Mesías, diciendo: R/: Escúchanos, Padre. 1. Por la Iglesia, los hombres y mujeres de todos los pueblos, especialmente de nuestra Diócesis convocados a participar y a consagrar su vida a los sagrados corazones. Oremos. 2. Por nuestro obispo, los hermanos del movimiento “la Misión por el amor de Dios en todo el mundo”, que nos ayudan a consagrarnos, que el amor que brota del corazón de Jesús y María les recompense. Oremos. 3. Por los gobernantes y los políticos, por los que tienen poder en este mundo, que puedan ejercerlos, siguiendo los latidos amorosos de los sagrados corazones. Oremos. 4. Por los jóvenes, llamados también a participar del banquete preparado, que consagren su vida y se dejen transformar por el amor de Jesús y de María. Oremos. 5. Por los pobre, los migrantes y los marginados, que encuentren corazones generosos en su diario vivir, que les hagan agradecidos y descubran el amor de Jesús por María. Oremos. 6. Por los que estamos reunidos en esta hora eucarística, presencia del amor, que aprovechemos la oportunidad de seguir celebrando al consagrar nuestra vida. Oremos. Dios de misericordia, origen y fuerza de todo amor, recibe estas peticiones y todas aquellas que llevamos en nuestro corazón, para que vivamos como hijos tuyos y sigamos el camino que nos enseñó Jesucristo, nuestro Señor. Amén 6. Señor, no sé si deba consagrarme, porque cuántas veces confundo lo divino con lo humano. Cuántas veces, lleno en lo superficial, olvido que tú existes desde que nací. Cuántas veces, escuchando tu Palabra, me quedo con aquellas escritas por el presente. Entonces, Señor, sólo entonces me doy cuenta que sirvo demasiado al “césar” de este mundo. Señor, cuántas veces, pretendo una iglesia desarraigada y no profética alejada de todo compromiso. Cuántas veces, dedicado al intercambio de moneda no veo que, la mayor, riqueza soy yo: como persona y como hijo tuyo, como llamado a la vida y a la gracia, a la santidad, a la sencillez y a la adoración en tu presencia. Cuántas veces, pendiente de lo que pasa a mi alrededor te doy las migajas de unos minutos de oración o las prisas de una misa rutinaria. Cuántas veces, soñando con ser grande dejo de lado aquel cielo en el que, para entrar, he de ser pequeño. Señor, que no me olvide, que tú eres el centro de todo. Que no me olvide de orientarme desde ti y contigo. Que no me olvide que el cielo y la tierra son todo obra de tu mano. Que no me olvide que entre los “césares” que intentan manipular mi conciencia, sólo tú, Señor, tienes derecho a entrar en ella. Amén. BENDICIÓN Les diste Señor, el pan del cielo. Que contiene en sí todo deleite OREMOS: Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. /Amén. ACLAMACIONES: *Bendito sea Dios. *Bendito sea su santo nombre. *Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. *Bendito sea el nombre de Jesús. *Bendito sea su sacratísimo Corazón. *Bendita sea su preciosísima Sangre. *Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar. *Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. *Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima. *Bendita sea su santa e inmaculada Concepción. *Bendita sea su gloriosa Asunción. *Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre. *Bendito sea San José, su castísimo esposo. *Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. Amén. ORACIÓN POR LAS INTENCIONES DEL PAPA Y POR EL OBISPO RESERVA Hora Santa 30 de octubre de 2014 “Por el amor, se conocen los discípulos” EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO Creemos en ti, Padre porque nos amas y nos tienes paciencia a pesar de que no amamos como tú nos pides. (Padre Nuestro, Ave María, Gloria) Creemos en ti, Jesucristo porque nos amas y subiste al madero de la cruz y te entregaste por nuestra salvación. (Padre Nuestro, Ave María, Gloria) Creemos en ti, Espíritu Santo porque nos amas y mueves nuestro corazón para que desde él amemos al prójimo. (Padre Nuestro, Ave María, Gloria) ORACIÓN: Padre: Tú extiendes tu poder amándonos, y en el corazón humano de tu Hijo Jesús nos has mostrado cuán lejos puede llegar tu amor. Otórganos un amor que esté dispuesto a perdonar: generoso y amable como el suyo, para que sepamos reconocerle y amarle en nuestros hermanos. Que nuestro corazón te ame en los más pobres y en los que parecen menos dignos de amor, y así alcancemos el amor gratuito que tú nos das. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Oración personal MONICIÓN: El mandamiento del amor, es un mandamiento que nos libera y que nos pone delante del hermano para encontrarnos, desde él, con Dios. De pie. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS Del evangelio según san Mateo: En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a Él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?" Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas". Palabra del Señor. Oración Personal. 1. La consagración significa firmar un contrato con Dios. Un contrato. En nuestra sociedad se acostumbra firmar los contratos. En ellos se expresa lo que acuerdan las partes que van a firmar y a qué se comprometen. La consagración es lo mismo. Es acordar con Dios vivir a su manera, haciendo su voluntad y aceptando su amor, su fidelidad, su ternura. Con la consagración ha llegado el tiempo, el momento para que te rindas a Dios, a su gracia, a su amor y sabiduría. Aprendamos a convertirnos en amigos de Dios. Lo hacemos mediante el amor que nos lleva a la conversación constante. No será posible desarrollar una relación estrecha con Dios si sólo asistimos a la Iglesia una vez a la semana. La amistad con Dios se cultiva cuando compartimos con Él todas nuestras vivencias. Dios quiere ser incluido en todas nuestras actividades y en cada uno de nuestros pensamientos. Es posible tener una conversación con Él y a la espera de respuesta a lo largo de todo el día, comentándole lo que estamos haciendo, nuestros planes, proyectos, conduciendo el automóvil, caminando, trabajando, etc. Amar a Dios quiere decir que seamos sus amigos, que pasemos tiempo con Él. Es abrirnos a la necesidad de pasar tiempo a solas con Él, pero eso representa apenas una fracción del tiempo que estamos despiertos. Todo lo que hacemos, todas y cada una de nuestras actividades, pueden ser tiempo que pasamos con Dios, si lo invitamos a acompañarnos y somos conscientes de su presencia. Así las cosas, las tareas más simples como cocinar, atender a la familia, realizar las tareas más comunes, se convierten en actos de alabanza y de comunión con Dios. Así que dicho esto habremos de entender que "la amistad con Dios" no es cambiar lo que uno hace sino cambiar la actitud de uno al hacerlo. Lo que normalmente haces para ti, comienzas a hacerlo para Dios; ya se trate de comer, bañarse, trabajar, descansar o tirar la basura. Oración Personal. 2. Hoy en día pensamos que tenemos que distanciarnos de nuestra rutina diaria para adorar a Dios, pero eso se debe a que no hemos aprendido a amarle, como se debe en todo momento. Ese es el ideal de Dios para con nosotros. En el Edén, en el paraíso terrenal, la adoración y consagración a Dios no era un acontecimiento al que había que asistir, sino que era una actitud ininterrumpida: Adán y Eva estaban en comunión constante con Dios. Como Dios está con nosotros todo el tiempo, no hay un lugar donde puedas estar más cerca de Dios que donde te encuentras ahora mismo. La Biblia dice que Él gobierna sobre todos: "Está sobre todos y por medio de todos y en todos". Al principio de esta nueva manera de relacionarte con Dios como amigo vas a necesitar crear pensamientos especiales que te recuerden y traigan a la memoria la conciencia de que Dios está contigo y va a tu lado en ese instante. Ahí podrás repetir oraciones muy breves, por ejemplo: Dios está conmigo. Dios me ama. Yo creo en Dios. Dios es mi amigo. Jesús me entrego a Ti, me doy a Ti, etc. Otra manera de afirmar nuestra amistad con Dios es pensar en su Palabra durante el día. Eso se le llama meditación, y la Biblia repetidas veces nos exhorta a meditar en quién es Dios, lo que ha hecho y lo que ha dicho. Es imposible ser amigos de Dios si no lo conocemos, y no podemos conocerlo si no conocemos su Palabra. Ciertamente no podemos pasarnos 24 horas estudiando la Biblia, podemos pensar en ella durante el día, recordando versículos que hemos leído o memorizado y reflexionando en ellos. Oración Personal. 3. Muchos de nosotros pensamos que la meditación es un ritual difícil y misterioso, practicado por los monjes, o los santos. Sin embargo, meditar es simplemente pensar con concentración. Es algo que cualquiera puede aprender y usar en cualquier lado. Cuando traemos un problema en la cabeza no dejamos de pensar en él. Entonces en lugar de pensar en los problemas necesitas juntar lo que te preocupa con versículos bíblicos. Cuanto más medites en la Palabra de Dios, tendrás menos de qué preocuparte. Job admitió: "Del mandamiento de sus labios no me he apartado, he atesorado las palabras de su boca". El Rey David que fue un gran amigo de Dios afirmó: "Los preceptos del Señor traen alegría al corazón y constantemente están en mis pensamientos; no puedo dejar de pensar en ellas". Dios tuvo muchos amigos y a ellos les contaba todos sus secretos. Sus pensamientos los compartió con Abraham, lo mismo hizo con Daniel, con Pablo, con los discípulos y muchos otros más. Así pues recordemos que la Biblia afirma: Ser amigos de Dios es privilegio de quienes lo sirven; sólo con ellos comparte los secretos de sus promesas. Moisés, quien guiaba al pueblo de Dios, hablándole con la confianza de ser su amigo le dijo: "Si no vienes con nosotros ¿cómo sabré que estamos juntos en esto, yo y tu pueblo? Y Dios le respondió, haré esto porque te conozco bien y te considero mi amigo". De esto se desprende que la amistad auténtica se construye en base a revelaciones. Oración Personal. 4. Si quieres ser amigo de Dios, debes ser sincero con El, comunicarle lo que en verdad sientes, no lo que piensas que deberías sentir o decir. Pero puede que tengas impedimentos que dificultan esas conversaciones hechas con el corazón. Es el resentimiento, la falta de amor hacia tu prójimo. Es común que le echemos la culpa a Dios de lo que otros nos han hecho o por qué ¿cómo voy a ser amigo de Dios si permitió tal o cual cosa? Obedecemos a Dios no por obligación, temor o porque nos lo dicen, sino porque lo amamos y confiamos en que Él sabe lo que es mejor para nosotros. Queremos consagrarnos a Cristo porque estamos agradecidos por todo lo que ha hecho por nosotros. La verdadera amistad no es pasiva sino activa. Cuando Jesús nos pide que amemos a los demás, que ayudemos a los necesitados, compartamos nuestros recursos, tengamos una vida limpia, estemos dispuestos a perdonar y a traer a otros a Él, el amor nos impulsa a obedecerlo al instante. Nos debe quedar claro que mientras seas amigo de Dios, más te importará lo que a Él le importa. Tu corazón se preocupará verdaderamente por hacer todo aquello que le agrada. ¿Qué es lo que más le importa a Dios? La redención de su pueblo. ¡Quiere hallar a todos sus hijos que se han perdido! Así también nosotros, si somos amigos de Dios, nos deben importar todas las personas a nuestro alrededor porque también le preocupan a Dios. La amistad íntima con Dios no es una casualidad. Debes tener la intención de buscarla. Recuerda, hacer la consagración y realizar en tu vida el cambio de todo aquello que impide tu amistad con Dios, es tu decisión. De nadie más. No olvides que podemos estar tan cerca de Dios como queramos. "Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes". Oración Personal. 5. Un pueblo consagrado a Dios y su Santísima Madre, debe "vivir con el debido sentido de responsabilidad, no como los que no conocen el significado de la vida; sino como los que lo conocen", "sin dejar que los errores del mundo actual te guíen por caminos equivocados y te hagan perder la amistad con Dios". Siempre que Dios llama a sus amigos y les encomienda una misión, los ama entrañablemente y los acompaña a cumplir dicha misión. Nuestra misión es, siguiendo el evangelio: Amar al Señor nuestro Dios con todo tu corazón. “Consagrándote a Él”. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. “Muéstrales tu amor por medio del servicio”. Ve y haz discípulos. “Ve y comparte el mensaje de Dios”. Bautizándolos. “Invítalos también a consagrarse”. Enseñándolos a hacer todas las cosas, en... por... y para... Dios. “Haciéndolos discípulos”. "Si enseñas estas cosas a otros, serás un buen amigo de Cristo Jesús", dice san Pablo a Timoteo. Ahora, delante de Jesús sacramentado, pregúntate: ¿Estoy consciente de que libre y voluntariamente quiero hacer esta consagración a Jesús y María? Esta consagración es aquella en la que consagro mi persona, consagro a mi familia, mi trabajo, mis afanes, esfuerzos, proyectos, anhelos, frustraciones; mi pasado, mi presente, mi futuro. Lo que soy, lo que tengo y todo aquello que me gustaría ser. Entrego a Dios TODO. ABSOLUTAMENTE TODO. Cambio y dejo atrás todo aquello que no es de Dios y haré lo necesario para que en mi familia, en mi trabajo, y en todo lugar se dé testimonio de la presencia de Jesús y María en nuestras vidas. Oración Personal. ORACIÓN UNIVERSAL (de pie) Presentemos al Padre celestial nuestras peticiones, por nosotros y por toda la humanidad, diciendo: R/: Escúchanos, Padre. 1. Por la Iglesia, especialmente nuestra Diócesis convocada a participar y a consagrar su vida a los sagrados corazones, para que sea siempre un ejemplo de desprendimiento, de espíritu de servicio y de pobreza, a fin de dar un buen testimonio del amor de Dios. Oremos. 2. Por nuestro obispo, los hermanos del movimiento “la Misión por el amor de Dios en todo el mundo”, que nos ayudan a consagrarnos, que el amor que brota del corazón de Jesús y María les recompense. Oremos. 3. Por los gobernantes y los políticos, para que, siguiendo los latidos amorosos de los sagrados corazones, trabajen en construir un mundo en el que reine la justicia, la igualdad y la fraternidad, como Dios quiere. Oremos. 4. Por los jóvenes, llamados también a participar del banquete preparado, que consagren su vida y se dejen transformar por el amor de Jesús y de María. Oremos. 5. Por los pobres, los enfermos los migrantes y los marginados, que encuentren corazones generosos que les den apoyo y ayuda en su diario vivir, que les hagan agradecidos y descubran el amor de Jesús por María. Oremos. 6. Por nosotros que estamos reunidos en esta hora eucarística, presencia del amor, para que consagrados a los corazones de Jesús y de María, seamos luz, amando a los hermanos, como amamos a Dios, en nuestro diario vivir. Oremos. Escucha, Padre, nuestra oración, y concédenos todas las gracias que necesitamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. 6. Señor, ayúdame a entregarme y a no buscar razones para amar. Ayúdame, Señor, a perdonar y a no filtrar interesadamente el perdón. Ayúdame, Señor, a conocerte y a consagrarme, para no excusarme con decir que “ya lo conozco”, “no necesito consagrarme para seguirlo”. Recuérdame que, no es tan importante el que yo sepa mucho de Ti cuanto que yo te quiera de verdad. Que lo esencial no es fijarme en la letra sino en las consecuencias que al leerla para mi vida exige. Indícame cómo escuchar y vivir tu Palabra. Cómo cumplir y vivir tu Ley. En dónde poner el acento y de donde quitarlo Dónde y cómo está el prójimo y no “mi amigo querido”. Que pueda consagrarme para estar abierto a todos. Que no presuma de no tener necesidad de ti, cuando, por lo que sea, doy la espalda a mi hermano. Que no caiga en la vanidad de creerme perfecto cuando, bien de sobra sé, que Tú sólo eres el Santo. Ayúdame consagrarme y a mirar con amor como Tú miras. Ayúdame consagrarme y a ver las cosas como Tú las ves. Ayúdame consagrarme y a caminar con tus mismos pasos. Ayúdame consagrarme y a vivir con tus mismos pensamientos. Pues, sé Señor, que consagrándome dejaré que tu Espíritu siempre me dé vida. Amén. BENDICIÓN Les diste Señor, el pan del cielo. Que contiene en sí todo deleite OREMOS: Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. /Amén. ACLAMACIONES: *Bendito sea Dios. *Bendito sea su santo nombre. *Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. *Bendito sea el nombre de Jesús. *Bendito sea su sacratísimo Corazón. *Bendita sea su preciosísima Sangre. *Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar. *Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. *Bendita sea la gran Madre de Dios, María Santísima. *Bendita sea su santa e inmaculada Concepción. *Bendita sea su gloriosa Asunción. *Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre. *Bendito sea San José, su castísimo esposo. *Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. Amén. ORACIÓN POR LAS INTENCIONES DEL PAPA Y POR EL OBISPO RESERVA