Iglesia "Para muchos la Iglesia es una institución oficial, algo así como un partido político, con su directiva, al cual colaboramos con nuestra cuota y nuestro voto... algo así como una institución, el Club de la Unión (...) Algunos se fijan en la complicada organización de la Iglesia. Curia Romana, Arzobispado (...) ¿Cuál es en cambio, el verdadero concepto de Iglesia? La Iglesia es Cristo" (45,2,1). "La Iglesia somos también nosotros. La Iglesia es Jesús, pero Jesús no es Jesús completo considerado independientemente de nosotros. El vino para unirnos a El, y formar El y nosotros un solo gran cuerpo, el Cuerpo Místico de que nos habla San Pablo (...) “Por el bautismo nos injertamos en Cristo... pasamos a ser miembros de su Cuerpo... pasamos a ser uno en Cristo, en cierto sentido pasamos a ser Cristo. Y como la Iglesia es Cristo, nosotros somos la Iglesia. La Iglesia no es algo respetable, al servicio nuestro, pero extraño a nosotros mismos como la Cruz Roja o la Asistencia Pública, no, la Iglesia es nosotros. Cristo y yo, y Uds. el GRAN NOSOTROS " (45,2,2). "Nosotros somos responsables de la Iglesia, colaboradores de Dios en la gran edificación del Cuerpo del Señor, en la redención y santificación de la humanidad que es lo que da pleno sentido a la creación" (HS, p. 179). "La Iglesia será lo que seamos nosotros, el Cuerpo Místico tendrá una mayor y más robusta vida, no sólo si la cabeza vive sana y fuerte, sino también si cada uno de nosotros acepta su responsabilidad parcial, responsabilidad realísima para el crecimiento y salud del cuerpo del que formamos parte. Nuestra acción o nuestra inacción tiene un sentido social. La Iglesia ganará o perderá algo según que yo cumpla o no cumpla mi papel, el que Cristo me ha señalado. Las repercusiones de mis acciones son inmensas por pequeño que yo sea..." (ECh, p.34) " María y la Iglesia quieren que cada uno de nosotros mire fijamente a Jesús, que conozca sus deseos, sus preferencias (...), el deseo de hacernos el bien, de hacernos felices, de elevarnos, de transformarnos, de divinizarnos, de hacernos otros Cristos, participantes de la vida divina, de esa misma vida que es la vida de Dios... Conocer a Cristo, conocerlo íntimamente: ésta es la más grande y sublime de las tareas que puede el hombre realizar sobre la tierra" " Lo trascendental es que en la Iglesia, para manifestar su riqueza divina, hay muchos medios (...) La vida en la Iglesia es sinfonía. Cada instrumento tiene el deber de alabar a los demás, pero no imitarlos (...) Es como el arco iris... El rojo ¿puede censurar al amarillo? Cada uno tiene su papel (¡Qué bien cuadra esto dentro del espíritu del Cuerpo Místico!). Luego, no encerrar la Iglesia dentro de mi espíritu, de mi prójimo, de raza, de clase, de nación. La Iglesia es ancha" (38,23,2). "Mi estima interior sobre la Jerarquía es profunda. Nuestros Prelados son los representantes de Cristo y es esto lo que hemos de ver en ellos: es Su voz la que por nuestros Prelados habla, ordena, aconseja. Otra actitud no es cristiana, y siendo ésta nuestra mirada, ¿cómo no tener un profundo respeto por quienes nos gobiernan en nombre de Cristo? “Ahora bien, si mi espíritu jerárquico es puesto en duda, debería consecuentemente renunciar a seguir influyendo en el alma de los demás, pues les haré más daño que bien".