Primeros pasos En 1927, el arquitecto Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna y Llosa contraen matrimonio. Él tenía veintisiete años y ella veinte. El matrimonio decidió comprar unas 200 hectáreas de tierra en la zona selvática de Puerto Caraguatay, provincia de Misiones, en el norte argentino. Sin embargo, para el nacimiento de su primer hijo la pareja viajaría a Buenos Aires. En una clínica de la ciudad de Rosario, Argentina, nace el 14 de junio de 1928 Ernesto Guevara de la Serna a las 3:05 de la madrugada. Después de una breve estancia en la capital argentina, la familia regresa a Misiones, a residir en una plantación de yerba mate. Ernestito vivirá los dos primeros años de su existencia en una casa de condiciones tropicales en una zona cercana al puerto fluvial de Caraguatay, próximo a las fronteras de Brasil y Paraguay. Cuando se encontraba con sus padres y su pequeña hermana Celia en el Club Náutico de San Isidro, un día bastante frío, Ernesto sufre su primer ataque de asma. Entonces tenía dos años. Las crisis de asma, agudizadas en 1931 luego de navegar con sus padres por el río Paraná, se hacen cada vez más frecuentes. Abrumados por la constante falta de aire, los padres del pequeño Ernesto deciden abandonar Misiones en busca de un clima más adecuado. Primero residen en Buenos Aires, pero al agravarse la enfermedad del niño más que mejorar, se trasladan a la provincia de Córdoba y se asientan en Alta Gracia, una pequeña localidad de montaña al pie de las Sierras Chicas. En Alta Gracia vive diez años y es en esa ciudad que comienza a estudiar y a practicar deportes con sus amigos, hijos de familias humildes. Atendiendo al padecimiento de asma, Ernesto no comienza a ir a la escuela a la edad requerida. Su madre es la que le imparte durante algún tiempo las primeras lecciones. También empieza a darle clases de francés. A partir del segundo grado, Ernesto asiste a la escuela "José de San Martín", en Alta Gracia. Con el decursar del tiempo, la familia crecerá, ya que el matrimonio llegó a tener en total cinco hijos. Ernesto tenía tan sólo dos años cuando nace su hermanita, que llevará el nombre de la madre, Celia. Casi tres años después, se produce el nacimiento de Roberto y dos años más tarde Ana María. En 1943, cuando Ernesto ya era un adolescente próximo a cumplir 15 años, nace su cuarto y último hermano, Juan Martín. Poco tiempo después que Ernesto cumpliera los ocho años, en España los republicanos se enfrentan a la agresión de los fascistas. Los acontecimientos que se desarrollan en el territorio español despiertan el interés de la familia y de los amigos que visitan la casa. Especial influencia ejerció en Ernesto la participación en ella de su tío político, Cayetano Córdoba Iturburu, como corresponsal. El niño Ernesto acostumbraba a escuchar con atención las crónicas de su tío sobre el desarrollo de los combates en España. Incluso, en un mapa él colocaba banderitas según conocía detalles de la guerra. Tras cumplir 14 años, Ernesto le pide permiso a su padre para ir en el período de vacaciones escolares, junto con su hermano menor Roberto, a trabajar en la cosecha de uvas en una finca cercana. Durante varios días realiza esa labor, pero después tuvo que interrumpir el trabajo y regresar a la casa por los continuos ataques de asma que sufría. Ernesto conoció el trato injusto que recibían los trabajadores, e incluso, sostuvo una discusión con el dueño de la finca porque no quiso abonarles todo el importe de los días que habían laborado. Además de sus padres, hermanos y primos de su edad, Ernesto se relacionó estrechamente con otros familiares, particularmente con su tía Beatriz, quien realmente lo quiso como si fuera un hijo. Ernesto correspondió a esas muestras de cariño y a través del tiempo sostuvo con ella correspondencia desde diferentes lugares. Incluso, ya convertido en figura de relieve internacional mantuvo el tono intimista y jocoso que le caracterizaba para expresar el amor y respeto que sintiera por ella. Desde pequeño y después en su vida de adulto, pese a circunstancias particularmente complejas, muy en especial en su vida de guerrillero, supo dedicarle atención y afecto a los animales. En varias oportunidades desafió el peligro o arriesgó su vida para socorrer a un pajarillo o unos pequeños gatos. Adolescencia y juventud Desde su adolescencia, Ernesto Guevara de la Serna evidenció un carácter firme, decidido y con gran voluntad para encarar y vencer cualquier limitación o dificultad que se le presentase. No solía retroceder ante una situación determinada; más bien acostumbraba a desafiar el peligro con naturalidad. En 1943, cuando Ernesto contaba 15 años, su familia se trasladó a la ciudad de Córdoba. Allí matriculó en el Colegio Nacional Deán Funes, escuela en la que no se admite la discriminación y los conceptos sociales son liberales. Aquí también amplió su círculo de amigos, incluidos algunos de holgada posición económica. Conoce a Tomás, Alberto y Gregorio Granado y a Gustavo Roca. Continúa con su afición por la lectura, lee a Sigmund Freud, Pablo Neruda, Horacio Quiroga, José Ingenieros, Anatole France, Jack London, Carlos Gustavo Jung, Alfredo Adler y hasta una edición abreviada de "El Capital" de Carlos Marx. En la etapa de su juventud Ernesto trabajó en la Dirección de Vialidad de Villa María --poblado cercano a Córdoba--en esta propia ciudad. Fue ésta su primera experiencia de trabajo. En Córdoba Ernesto concluyó sus estudios de nivel medio y tenía entonces previsto cursar la carrera de Ingeniería. Mas un hecho familiar -la enfermedad de su abuela-- hizo que se trasladase de inmediato a Buenos Aires y que tomara posteriormente una determinación en su vida: estudiar Medicina. Tenía entonces 19 años. En 1947, ante la noticia de la grave enfermedad de su abuela paterna, el joven Ernesto Guevara se trasladó de la ciudad de Córdoba, donde residía, a Buenos Aires y durante más de 15 días atendió con gran cariño a la anciana, quien finalmente falleció. La experiencia de haber presenciado la agonía de un familiar querido probablemente propició que en lugar de Ingeniería estudiara Medicina y matriculara esa carrera en la Universidad de Buenos Aires. No sería esta una decisión inmadura. En realidad llevaba dentro de sí la sensibilidad necesaria para dedicarse a tan noble profesión. Ocasión hubo para demostrarlo cuando en compañía de su amigo Alberto Granado -con quien en 1952 recorriera varios países de América Latina--, visitara leprosorios y atendiera a los enfermos, a quienes trató con respeto. Ciertamente no sería un investigador famoso y la Medicina la ejerció ocasionalmente, generalmente a la par de sus funciones como guerrillero. La familia de Ernesto Guevara de la Serna se agranda, cuando en 1955 se casa en México con la peruana Hilda Gadea, madre de su primera hija, Hilda Beatriz, nacida el 15 de febrero de 1956. Después de divorciado, en Cuba contrae matrimonio en 1959 con Aleida March, con la que tiene otros cuatro hijos: Aleidita, Camilo, Celia y Ernesto, nacidos respectivamente, en 1960, 1962, 1963 y 1965. Si como hijo, sobrino o nieto Ernesto había dado pruebas del amor que sintió por sus familiares, como padre evidenció su sensibilidad y ternura, algo que puede aquilatarse en las cartas que les escribiera. Recorrido por América Motivado por el ansia de conocer y con más sueños y voluntad que recursos, el joven Ernesto Guevara emprende el primero de enero de 1950 con una bicicleta a la que adapta un motor, un recorrido que lo llevaría por distintas provincias de la zona norte de Argentina. En ese momento era estudiante de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. En total, Ernesto recorrería alrededor de 4 500 kilómetros. Su foto fue después publicada por la revista "El Fígaro", a instancia de la firma comercial del motor que utilizó en su bicicleta. Este gran recorrido que hiciera por la zona norte de su país natal, no fue para él un simple viaje turístico sino que en correspondencia plena con su sensibilidad, apreció la realidad existente en los sitios y ciudades que visitó y, por ende, vio más allá de lo que normalmente se reflejaba en las postales de carácter turístico. Precisamente, en las anotaciones que hiciera acerca de este viaje, dijo que no se nutría con las mismas formas que los turistas y por eso había visitado hospitales y otros lugares para conocer la situación del pueblo. Aunque el joven Ernesto visitó algunos puertos de Brasil y Trinidad Tobago al trabajar como enfermero en un barco mercante cuando era estudiante de Medicina, en realidad su primer gran encuentro con otras tierras de Nuestra América se produjo antes, durante el recorrido que realizara junto a su amigo Alberto Granado, en 1952. Ernesto y Granado recorrieron distintas zonas de Argentina, Chile, Perú, Colombia y Venezuela. Tanto lo apreciado por Ernesto Guevara en su primer gran recorrido que haría por tierras de América, así como el posterior periplo realizado, tras graduarse de médico, influyeron de modo esencial en su desarrollo como ser humano y como hombre de inquietudes revolucionarias. Poco tiempo después de salir de Buenos Aires decide no seguir viaje a Venezuela y se dirige entonces a Guatemala, interesado por las noticias de la existencia de un gobierno progresista en ese país centroamericano que encaraba presiones y amenazas externas. Pero antes de llegar a Guatemala pasa por Panamá y después por Costa Rica. Es en este país donde conoce a los cubanos Calixto García y Severino Rosell, exiliados allí después de participar en Cuba en la toma de los cuarteles Moncada y Céspedes, el 26 de julio de 1953. De Costa Rica Ernesto viaja a Nicaragua y finalmente llega a Guatemala, donde no puede trabajar como médico porque se hacía necesario revalidar su título, y porque además ya se había interesado en la cambiante situación política que vivía esa nación centroamericana al relacionarse con revolucionarios de ese país. Es en Guatemala donde se relaciona y traba amistad con exiliados cubanos que habían participado en las acciones armadas del 26 de julio de 1953 en Santiago de Cuba y Bayamo, entre ellos Antonio (Ñico) López. Tras la cruenta caída del gobierno de Jacobo Arbenz, se ve obligado a abandonar Guatemala y viaja a México donde, después de ejercer oficios como vendedor ambulante y fotógrafo de ocasión, logra un empleo en la sala de alergia del Hospital General de la capital mexicana. Allí participa en un congreso de su especialidad en 1955 y presenta un trabajo que había realizado durante su etapa de estudiante en el laboratorio del doctor Pisani. Lo sucedido en Guatemala impactó notablemente a Ernesto Guevara y esta experiencia también contribuyó al desarrollo de su formación política. Pero en México establece un compromiso que cambiará el curso de su vida. En la sala de alergia del hospital en que trabajaba se encuentra de nuevo con el cubano Antonio López (Ñico), a quien había conocido en Guatemala. A través de él conoce primero a Raúl Castro y después al hermano de éste, Fidel, quien recientemente había llegado a la capital mexicana para reorganizar y promover la lucha armada en Cuba. Bastó una conversación de varias horas para que el joven Ernesto se identificara con el futuro dirigente cubano y con su empeño, y fue así como deja a un lado su profesión de médico y su plaza en el hospital para participar activamente en los entrenamientos de la futura expedición del yate Granma. En junio de 1956, Ernesto y otros cubanos fueron detenidos por la policía mexicana en un rancho donde realizaban entrenamiento militar y durante algo más de un mes sobre él pesó la posibilidad de ser condenado o deportado por hallarse ilegal en México. Su amistad personal con Fidel Castro se fortaleció en aquellos días, cuando el líder cubano se empeñó en lograr la excarcelación de su amigo y compañero de lucha. Tras salir de la prisión el Che continuó participando en forma activa en los preparativos de la expedición, la cual finalmente saldría del puerto mexicano de Tuxpan, en el yate Granma, el 25 de noviembre de 1956. Al salir de tierra mexicana, que lo acogiera algo más de dos años, formaba parte del grupo expedicionario organizado por Fidel Castro y ya convertía en realidad la frase que pronunció en 1953 al salir de su natal Argentina: "¡Aquí va un soldado de América!". Caminos de guerrillero Mas, nuevamente decide declinar sus anhelos profesionales cuando se enrola no ya como médico, sino como combatiente en la expedición del yate Granma encabezada por el joven cubano Fidel Castro. Su participación en la lucha de liberación de Cuba y las sucesivas responsabilidades de gobierno que ocupó tras el triunfo de la Revolución cubana, lo alejarían del ejercicio directo de la profesión, mas no dejó de sentir y actuar como médico en el sentido de amar profundamente a los seres humanos y esforzarse por el desarrollo de una vida mejor para las grandes masas. Su misión de médico la ejerció en la guerra de liberación en Cuba y en las misiones internacionalistas que realizara en el Congo y en Bolivia, respectivamente, pero siempre supeditado a las condiciones de la guerra. El Che desempeñará igualmente un papel importante en la organización del naciente Ejército Rebelde, que ya en enero de 1957 está en condiciones de llevar a cabo su primer combate victorioso contra los soldados de la dictadura. Nacido en Argentina, Ernesto Guevara de la Serna se sintió hijo de la gran Patria latinoamericana y del mundo en general al expresar: "He nacido en Argentina, no es un secreto para nadie. Soy cubano y también soy argentino y, si no se ofenden las ilustrísimas señorías de Latinoamérica, me siento tan patriota de Latinoamérica como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie…"