Pacto de los Toros de Guisando El Tratado de los Toros de Guisando o Concordia de los Toros de Guisando es el nombre de un acuerdo alcanzado en el cerro de Guisando (junto al grupo escultórico homónimo, en la actual localidad abulense de El Tiemblo), el 18 de septiembre de 1468, entre el rey de Castilla Enrique IV y su hermanastra Isabel I de Castilla, por el que ésta era proclamada Princesa de Asturias, y por lo tanto, reconocida como heredera de la Corona de Castilla. Como no hay documentos o referencias contemporáneos que confirmen su existencia, algunos historiadores piensan que pudo ser una historia creada más tarde para legitimar la sucesión. 1. Isabel debía ser reconocida como heredera y trasladada a la Corte donde permanecería, bajo custodia del propio monarca, de Fonseca, de Villena y del conde de Plasencia, hasta su matrimonio. 2. Isabel sería reconocida como Princesa otorgándose su juramento por las Cortes y la Junta de la Hermandad en plazo de cuarenta días. Nulidad, pues, de las Cortes de Madrid de 1462. 3. Isabel recibía el Principado de Asturias y las rentas de Ávila, Huete, Úbeda, Alcaraz, Molina, Medina del Campo y Escalona. 4. Isabel se comprometía a casar con «quien el dicho señor rey acordare y determinare, de voluntad de la dicha señora infanta y con acuerdo y consejo de los dichos arzobispo, maestre y conde, y no con otra persona alguna». 5. Se haría «divorcio y separación» entre Enrique y Juana, enviándose nuevamente a doña Juana a Portugal. 6. La «hija de la reina» debería ser llevada a la Corte permaneciendo en ella, hasta que se acordara para ella un matrimonio conveniente. 7. Enrique IV entregaba el alcázar de Madrid con el tesoro allí depositado a la custodia del arzobispo Fonseca y del conde de Plasencia. 8. Villena, Stúñiga y Fonseca garantizaban el cumplimiento de la palabra del rey, amenazando apartarse de su servicio si de ella se desviaba.