San Lorenzo 49 Diario del AltoAragón - Lunes, 10 de agosto de 2015 noce la idea y acuña la definición de "Maestro de Orestes-Caín" para enfatizarla. El profesor Prado Vilar señala con acierto al historiador del arte Aby Warburg y a su concepto de “pathosformel” gracias al cual las formas artísticas llegan a ser atemporales, siendo utilizadas una y otra vez por diferentes culturas para narrar sus historias. Los símbolos van a perdurar a través de la memoria colectiva y de este modo los volveremos a encontrar ilustrando diferentes narraciones. Warburg en el inicio del siglo XX describió el uso de modelos clásicos transferidos al arte del renacimiento italiano, “la vuelta a la vida de lo antiguo”; pero Prado-Vilar en la actualidad va mucho más allá para tratar de explicar el origen de la escultura hispano-languedociana. El “maestro de OrestesCaín” que esculpió el capitel de Frómista a partir de lo que vio en el sarcófago de Husillos marchó a trabajar a la floreciente catedral de Jaca donde esa reutilización de formas clásicas para mostrar dramas humanos caló hondo en el anónimo escultor al que hoy denominamos “el maestro de Jaca”, escultor de gran talento que, asumiendo esa idea señalada como “pathosformel”, narrará algunas historias de la escultura románica jaquesa utilizando formas, instrumentos, gestualidad y emociones tomadas de la cultura clásica. En el caso del “capitel de la tentación” algunos detalles de su labra nos pueden dar una aproximación al desconocido modelo original. En primer lugar la prenda y el adorno que viste el personaje masculino de la cara frontal es una clámide. Se trata de un tipo de vestidura ligera con que se cubrían los efebos y los soldados griegos de caballería que la sujetaban sobre su hombro con una fíbula. Otro elemento que nos aporta información es el instrumento musical de viento que tocan los seres alados de las esquinas del capitel. Se trata de un aulós o flauta doble cuyo origen se remonta también a la antigua Grecia en la que es señalado como acompañante de los cortejos dionisíacos. Por lo expuesto parece razonable apuntar hacia una idea procedente de la cultura griega En varios de los capiteles de la catedral de Jaca puede rastrearse la influencia de la figura clásica de los Thyasos Cara lateral izquierda del capitel clásica para rastrear el probable origen formal del modelo en que el artista se inspiró para la labra de este capitel. En el caso del sarcófago de Husillos se ha reconocido en él la obra del dramaturgo griego Esquilo (525 – 456 a.C.). El hecho de que el precedente del maestro de Orestes-Caín sea tan evidente en la obra del maestro de Jaca nos da pie para pensar ante todo en la cultura griega como origen de estos motivos clásicos tomados de la antigüedad para narrar pasajes bíblicos. Reuniendo algunos de los elementos principales del capitel como son el agua, la música y una bella mujer, la primera idea que viene a la mente es el episodio del canto de las sirenas de la Odisea obra de Homero compuesta hacia el VIII a.C. En ella el héroe griego Ulises regresa a Ítaca tras la guerra de Troya. Su retorno durará diez años y en el trayecto le acaecen numerosas vicisitudes. En una de ellas Ulises logra vencer la tentación que suponía el canto de las sirenas y continuar el retorno a Ítaca. Otra posibilidad es que la figura femenina emergente y semivelada por las aguas fuese una ninfa acuática, una náyade de las que se dice danzaban en los arroyos al son de la música pudiendo seducir y perjudicar al humano que se encontrase con ellas. Son deidades menores procedentes Cara lateral derecha del capitel también de la mitología griega en la que aparecen como ayudantes de otros dioses como Apolo, Dionisos, Pan o Hermes. En varios de los capiteles de la catedral de Jaca puede rastrearse la influencia de la figura clásica de los Thyasos; escenas en que aparecen dioses desnudos, leones, serpientes, sátiros, faunos y ménades. Música creada con lira, aulós y pandero o erotes cabalgando leones. Sensual y sonoro rito orgiástico que a través de la música, del vino, del exceso y del sexo, rinde culto al dios Dionisos. Hablamos de escenas clásicas, acaso atrevidas para nuestra moral actual pero que en su momento fueron aceptadas como normales por personas de cultura y capacidad económica elevadas hasta el punto de hacerlas esculpir en los sarcófagos destinados a su reposo eterno. A semejanza del cortejo dionisíaco, hacia el siglo IV a.C. surgió la idea del Thyasos marino. Poseidón al igual que Dionisos poseerá su propio Thyasos en el cual se halla rodeado de su compañera Anfítrite, diosa del mar. Afrodita es otra deidad marina que en ocasiones aparece acompañada de su propio cortejo de tritones, centauros marinos, nereidas, delfines y pequeños erotes, que según la mitología son hijos suyos. La sensual diosa Afrodita casada con el herrero Hefesto, uno de cuyos destacados y abundantes amantes fue Ares el dios de la guerra. A mi juicio la diosa del amor carnal, Afrodita (Venus para los romanos) es el personaje principal en el delicioso capitel jaqués en que aparecen dos figuras semivelados por ondas de agua. Según esto, la figura masculina representada sería el dios Ares, su amante. Tras esta hipótesis encaminada a buscar el modelo formal para esta escena clásica pasaremos ahora a leer en clave cristiana su sincretizado mensaje clásico. La idea que nos transmite con fuerza es la de la tentación, la incitación al pecado por medio de la mujer. En otros templos contemporáneos al de Jaca el mensaje de la tentación fue escenificado por medio del Pecado Original: Eva ofreciendo la manzana a Adán con la serpiente como incitadora al mal. Así lo encontramos en San Martín de Frómista o en San Pedro de Loarre pero en la catedral de Jaca no aparece este mensaje bajo la fórmula bíblica del Paraíso Terrenal acaso porque el “maestro de Jaca” prefiere mostrarlo a través de modelos clásicos. De este modo en Jaca la puesta en escena de la tentación la realizan dos demonios principales a los que vemos agitar las aguas con sus manos de las que surgen diablillos músicos a los que dirigen por el contacto con sus cabezas. Del agua surge también una bella mujer semidesnuda que con sus encantos y la música intenta seducir al hombre. Mujer y hombre. Tentadora y tentado señalando con sus manos direcciones opuestas. Ella hacia el pecado. Él acaso resistiendo, en dirección opuesta. Post scriptum: Mis imágenes románicas se amontonan y comienzan ya a formar un amplio corpus, una especie de “Mnemosyne” virtual que de vez en cuando repaso esperando comprender ahora lo que en su momento no logré. He de agradecer al profesor Francisco Prado-Vilar el hecho de haber abierto mis ojos y mi mente hacia el territorio abierto por su maestro el profesor Serafín Moralejo por el cual continúa transitando con acierto, elegancia y estilo. Obras suyas como “Saevum Facinus”, “Lacrimae Rerum”, “Flabellum” o “Silentium” me han aportado tantas nuevas ideas como dudas.