El submarino nazi que se rindió en Vigo La Guerra marcha francamente mal para Alemania. En el frente del Este, tras la brutal Batalla de Stalingrado, el ejército alemán retrocede continuamente, ante el empuje de los rusos. El Afrika Korps había sido derrotado en El Alamein y se había rendido en Túnez. Por si fuera poco, los bombarderos aliados estaban destrozando Alemania. ¿Y en el mar? Inglaterra y los soviéticos recibían el cuantioso material de EE UU en barcos. Mientras no se decidiese la Guerra Naval, el futuro de Europa era incierto. Es verdad que hacía ya tiempo que el acorazado Bismarck había sido hundido. Pero había otros tipos de buques, más peligrosos y escurridizos, los temibles submarinos alemanes (llamados U-boot en lengua germánica). Hasta mediados de 1943 habían hundido unos 2.700 mercantes, con casi 14 millones de toneladas y 128 buques militares. Habían puesto a Inglaterra en serios apuros, privándola de alimentos, petróleo, municiones,... Sin embargo, los Aliados no perdieron el tiempo. Diseñaron nuevas unidades y armas anti-submarinas, tácticas, estrategias,..... y, sobre todo, un nuevo radar, capaz de detectar a kilómetros el periscopio de un U-boot. Ese radar podía ser instalado en un avión bombardero. De hecho, de los 805 U-boot destruidos, la aviación obtuvo el 54% de los hundimientos. Todas estas medidas entraron en funcionamiento casi de golpe, en mayo de 1943, mes en el que los Aliados acabaron con 41 submarinos. Alemania lo bautizó como el "Mayo Negro". A partir de este momento, los U-boot pasarían a ser cazados impunemente por los Aliados. Es entonces cuando el Arma Submarina alcanzaría la fama que le haría entrar en los libros de Historia. La Guerra Naval estaba perdida también, pero las tripulaciones seguían haciéndose a la mar con el arrojo del primer día. Ya no se trataba de bloquear a Inglaterra. El objetivo era evitar que las unidades anti-submarinas aliadas quedasen libres y pudiesen atacar otros frentes, en especial, se quería impedir que los numerosos bombarderos del Mando Costero atacasen la Patria alemana. Los Aliados quedaron impresionados por el sacrificio y valentía de los germanos. Aún así, pese a luchar en clara desventaja, los U-boot siguieron cosechando éxitos hasta el mismo final de la II Guerra Mundial. El U-760 era un submarino Tipo VIIc (el más común), de 67,1 metros de largo y 6,18 de ancho, con una autonomía de 15.800 kilómetros, cinco tubos lanzatorpedos y capacidad para llevar 14 torpedos. Construido en junio de 1942 en Bremen, tras el entrenamiento de la tripulación, fue a la Guerra en abril de 1943. Su Comandante era Otto-Ulrich Blum. Su primera patrulla de guerra fue infructuosa. Estuvo un mes en el mar sin apenas encontrar objetivos. Los pocos convoyes que localizó llevaban tal escolta que fue imposible atacarles. Zarpó de la Francia ocupada el 24 de julio de 1943 hacia el Oeste de las Azores, en su segunda patrulla. Se cree que actuó como "hombre del tiempo", informando continuamente de las condiciones meteorológicas para que el Alto Mando pudiese planificar correctamente las estrategias propias y enemigas. Entonces no existían los satélites, y era difícil saber si había temporales, encalmadas, niebla,...... El 14 de agosto, fue atacado por un bombardero, que le ocasionó daños. Días después se le ordenó regresar a su base y pasarle al U-84 el combustible sobrante, sin embargo, los Aliados interceptaron el mensaje y acudieron a la "reunión" de los submarinos. El U-760 consiguió escapar, pese a que dos destructores lo atacaron con cargas de profundidad. El U-84 fue hundido por la aviación a los pocos días. Al U-760 se le ordenó poner rumbo a la Francia ocupada. Por segunda vez, volvía a casa sin haber hundido ningún barco. El 6 de septiembre de 1943, ya por la noche, estaba al Oeste de Finisterre. Navegaba en superficie con los motores Diesel, aprovechando para recargar las baterías, cuando se le acabó la suerte. Fue localizado por un bombardero tipo Wellington y, sin pérdida de tiempo, fue atacado. El U-760 apenas pudo sumergirse y recibió un durísimo castigo. Al cabo de unas horas logró emerger y sus tripulantes respiraron aliviados al comprobar que el avión había desaparecido. El informe de daños fue catastrófico: los motores Diesel estaban destrozados, sólo funcionaba un motor eléctrico y amenazaba con desfallecer en cualquier momento. Al Comandante Blum sólo le quedaba una opción: tratar de llegar a un puerto español y confiar en que las Autoridades Militares hiciesen la vista gorda y le reparasen el U-boot. Los pesqueros Nuevo Florentino Lago y Salvador Lago, de Bouzas, se dirigían tranquilamente a sus caladeros, como todas las noches. De repente advirtieron unas bengalas y luces; alguien necesitaba ayuda. Cuando llegaron a la zona, vieron una curiosa estampa: un submarino alemán a la deriva, con toda su tripulación en el puente y un Comandante que, muy cortésmente, solicitaba remolque hasta el puerto de Vigo. Las caras de los pescadores debieron de ser todo un poema. Como buenas gentes de mar, los pesqueros ayudaron a los náufragos y los remolcaron a la ciudad olívica. Entraron en Vigo a plena luz del día, a la vista de todo el mundo, en la mañana del 8 de Septiembre. No se habló de otra cosa en varios días. * Un relato de Yago Abilleira