[Tractado I] Pues sepa Vuestra Merced ante todas cosas que a mí

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Unidad didáctica 16. La narrativa del Renacimiento. El lazarillo de Tormes. Actividades.
1
[Tractado I]
Pues sepa Vuestra Merced ante todas cosas que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé Gonzáles
y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nascimiento fue dentro del río Tormes, por
la cual causa tomé el sobrenombre, y fue desta manera: mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer
una molienda de una aceña1 que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años; y
estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme allí; de manera que con
verdad me puedo decir nascido en el río.
Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías 2 mal hechas en los costales
de los que allí a moler venían, por lo cual fue preso, y confesó, y no negó, y padesció persecución por justicia.
Espero en Dios que está en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados [...] Mi viuda madre, como
sin marido y sin abrigo se viese [el padre murió en "cierta armada contra moros"], determinó arrimarse a los
buenos por ser uno de ellos, y vínose a vivir a la ciudad, y alquiló una casilla, y metióse a guisar de comer a
ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena; de
manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno 3, de aquéllos que las bestias
curaban4, vinieron en conoscimiento 5. Éste algunas veces se venía a nuestra casa, y se iba por la mañana.
Otras veces de día llegaba a la puerta, en achaque de comprar huevos, y entrábase en casa. Yo, al principio
de su entrada, pesábame con él6 y habíale miedo, viendo el color y mal gesto que tenía; mas de que vi que con
su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos de carne, y en el
invierno leños, a que nos calentábamos.
NOTAS:
(1) aceña: molino movido por agua; (2) sangrías: extracción de sangre a un enfermo con fin curativo
(obsérvese el sentido metafórico que adquiere en el texto); (3) moreno: eufemismo por "negro". (4) curaban:
cuidaban; (5) vinieron en conoscimiento: doble sentido: "empezar a tratarse" y "tener relaciones sexuales"; (6)
pesábame con él: me daba pesar, me molestaba.
Ejercicios de evaluación inicial:
1.
Recuerda los nombres de los personajes de La Celestina. Compáralos con los de estos personajes.
Señala la importancia de la onomástica como primer rasgo definidor de un personaje literario.
2.
Analiza con detenimiento los distintos pronombres personales. Señala a partir de este análisis quién es el
narrador y quien es el narratario o receptor dentro del texto. Realiza una lista con los personajes que
aparecen en este fragmento.
3.
Realiza otra lista con los sustantivos tanto propios como comunes que hacen referencia a lugares
4.
Analiza de manera rápida algunos sustantivos, adjetivos u otros elementos lingüísticos para señalar que
sociolecto es el utilizado en el libro. ¿Es adecuado a la condición social del personaje? ¿Qué tipo de
autor es esperable? ¿Qué características podemos esperar del público?
5.
El aprendizaje de Lázaro comienza muy pronto. Comenta cuáles son sus primeras experiencias y qué es
lo que aprende. ¿Qué sentido tiene su cambio de actitud ante el amante de su madre?
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2
EPISODIO DEL TORO
[Al no poder mantenerlo, la madre lo encomienda a un mendigo ciego para que le sirva como guía. Con este
primer amo, astuto, experimentado y cruel, Lázaro inicia su aprendizaje de la vida. Ésta es la primera lección
que le da el ciego:]
Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, está a la entrada della un animal de piedra, que casi
tiene la forma de toro, y el ciego mandóme que llegase1 cerca del animal, y allí puesto, me dijo:
–Lázaro, llega el oído a este toro y oirás gran ruido dentro dél.
Yo simplemente llegué, creyendo ser ansí; y como sintió que tenía la cabeza par de 2 la piedra, afirmó
recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me dolió el dolor de la
cornada, y díjome:
–Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto3 ha de saber más que el diablo.
Y rio mucho la burla.
Parescióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije
entre mí: «Verdad dice éste, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa
valer.»
NOTAS:
(1) me llegase: me acercase; (2) par de: junto a; (3) un punto: un poco.
Actividades de desarrollo:
1.
¿Qué función desempeña este episodio de la "calabazada" dentro de la estructura de la novela? Valora la
lección que aprende aquí Lázaro. ¿Qué concepto del mundo y del hombre presuponen tanto las palabras
del ciego como la reflexión del muchacho? Explícalo en relación con la sociedad española del siglo
XVI y con el posible origen del autor.
2. Acentúa correctamente las siguientes oraciones:
- Te encontraré vayas donde vayas
- ¡Cuánto me gusta esa música!
- Dime cual de los dos vestidos prefieres.
- No me has dicho donde están las llaves.
- No sabes cuanto te echamos de menos aquí.
- Cuando tenga tiempo, te ayudaré.
- Su novio es un derrochador. Gasta todo cuanto gana.
- ¿Cuánto dinero dices que ha ganado?
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3
[Tractado II]
[Tras el ciego, Lázaro se asienta con su segundo amo, un clérigo de Maqueda: la avaricia y la mezquindad del
nuevo amo hacen que el muchacho tenga aún más dificultades para alimentarse que con el ciego.]
A cabo de tres semanas que estuve con él, vine a tanta flaqueza, que no me podía tener en las piernas de
pura hambre. Vime claramente ir a la sepultura si Dios y mi saber no me remediaran. Para usar de mis mañas
no tenía aparejo, por no tener en qué dalle salto. Y aunque algo hubiera, no podía cegarle, como hacía al que
Dios perdone, si de aquella calabazada feneció. Que todavía, aunque astuto, con faltarle aquel preciado sentido,
no me sentía; mas estotro, ninguno hay que tan aguda vista tuviese como él tenía.
Cuando al ofertorio estábamos, ninguna blanca en la concha caía que no era de él registrada. El un ojo tenía
en la gente y el otro en mis manos. Bailábanle los ojos en el casco como si fueran azogue. Cuantas blancas
ofrecían tenía por cuenta. Y acabado el ofrecer, luego me quitaba la concheta y la ponía sobre el altar.
No era yo señor de asirle una blanca todo el tiempo que con él viví o, por mejor decir, morí. De la taberna
nunca le traje una blanca de vino; mas aquel poco que de la ofrenda había metido en su arcaz compasaba de tal
forma que te turaba toda la semana.
Y por ocultar su gran mezquindad, decíame:
–Mira, mozo: los sacerdotes han de ser muy templados en su comer y beber, y por esto yo no me desmando
como otros.
Mas el lacerado mentía falsamente, porque en cofradías y mortuorios que rezamos, a costa ajena comía
como lobo y bebía más que un saludador.
Y porque dije mortuorios, Dios me perdone, que jamás fui enemigo de la naturaleza humana sino entonces.
Y esto era porque comíamos bien y me hartaban. Deseaba y aun rogaba a Dios que cada día matase el suyo. Y
cuando dábamos sacramento a los enfermos, especialmente la Extremaunción, como manda el clérigo rezar a
los que está allí, yo cierto no era el postrero de la oración, y con todo mi corazón y buena voluntad rogaba al
Señor, no que le echase a la parte que más servido fuese, como se suele decir, mas que le llevase de aqueste
mundo.
Actividades de desarrollo:
1. ¿Qué crees que pretende conseguir el autor al introducir a este personaje en la obra?
2. El tipo de crítica anticlerical que se realiza enlaza con uno de los temas fundamentales de la obra: los
desajustes y contradicciones entre apariencia y realidad. Observa, en este texto y en otros, los pasajes en
los que aparece este tema y comenta su importancia para el sentido de la obra: ¿qué relación tiene con la
situación final de Lázaro y con su "caso"?
Comentado en S. Alonso Fernández et al.: Literatura, 2.º de BUP, Editorial Magisterio, Madrid, 1992, pp.
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Tratado II
Los sábados cómense en esta tierra cabezas de carnero, y enviábame por una que costaba tres
maravedís1. Aquélla le cocía y comía los ojos, y la lengua, y el cogote y sesos, y la carne que en las quijadas
tenía, y dábame todos los huesos roídos, y dábamelos en el plato diciendo:
–Toma, come, triunfa2, que para ti es el mundo: ¡mejor vida tienes que el Papa!
«¡Tal te la dé Dios!, decía yo de paso3 entre mí.
A cabo de tres semanas que estuve con él, vine a tanta flaqueza, que no me podía tener en las piernas
de pura hambre. Vime claramente ir a la sepultura, si Dios y mi saber no me remediaran. Para usar de mis
mañas no tenía aparejo, por no tener en qué dalle el salto4 [...].
Cuando al ofertorio5 estábamos, ninguna blanca6 en la concha caía que no era dél registrada: el ojo
tenía en la gente y el otro en mis manos.[...]
No era yo señor7 de asirle una blanca todo el tiempo que con él veví, o por mejor decir, morí. De la
taberna nunca le traje una blanca de vino, mas aquel poco que de la ofrenda había metido en su arcaz 8,
compasaba de tal forma, que le turaba9 toda la semana. Y por ocultar su gran mezquindad, decíame:
–Mira, mozo, los sacerdotes han de ser muy templados en su comer y beber, y por esto yo no me
desmando como otros.
Mas el lacerado10 mentía falsamente, porque en cofradías y mortuorios que rezamos, a costa ajena
comía como lobo, y bebía más que un saludador11.
NOTAS:
(1) maravedí: moneda de escaso valor; (2) triunfa: disfruta; (3) paso: en voz baja; (4) salto: asalto; (5)
ofertorio: parte de la misa durante la cual se recogen las limosnas ofrecidas por los fieles; (6) blanca: moneda
cuyo valor era medio maravedí; (7) no era señor: no era capaz; (8) arcaz: arca; (9) turaba: duraba; (10)
lacerado: miserable; (11) saludador: falso curandero que decía curar enfermedades mediante conjuros, tenían
fama de bebedores.
Actividades de desarrollo:
1.
¿Cuál es el rasgo fundamental del carácter del clérigo? ¿De qué recursos se vale el autor en el texto para
realizar esa caracterización?
2.
Lázaro pasa ahora más hambre que cuando estaba con el ciego. Explica la importancia de este tema para
la comprensión de la obra. ¿Qué visión se está dando de la España del momento?
Actividades de ampliación:
3.
Sin embargo, el protagonista manifiesta su confianza en sus propias habilidades para sobrevivir
mediante su ingenio y su capacidad para engañar. Señálalo en el texto. ¿Qué supone esto en la
evolución del personaje?
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5
TRATADO III
[Lázaro consigue engañar a su amo durante un tiempo: se hace con una llave del arca donde éste guarda la
comida y se mantiene a duras penas con migajas de los panes que guarda el clérigo. El azar hace que su amo
descubra el engaño y Lázaro ha de dejar su servicio apaleado y sin haber saciado el hambre. Su siguiente amo,
ya en el Tratado III, será un hidalgo tan pobre que el propio Lázaro tendrá que proporcionarle comida: el
hambre de Lázaro va en aumento.]
La mañana venida levantámonos, y comienza a limpiar y sacudir sus calzas, y jubón, y sayo y capa. Y
yo que le servía de pelillo1. Y vísteseme muy a su placer, de espacio. Echéle aguamanos 2, peinóse, y puso su
espada en el talabarte3, y al tiempo que la ponía díjome:
–¡Oh, si supieses, mozo, qué pieza es ésta! No hay marco de oro4 en el mundo por que yo la diese; mas
ansí, ninguna de cuantas Antonio5 hizo, no acertó a ponelle los aceros tan prestos como ésta los tiene.
Y sacóla de la vaina y tentóla con los dedos, diciendo:
–Vesla aquí. Yo me obligo con ella a cercenar un copo de lana.
Y yo dije entre mí: «Y yo con mis dientes, aunque no son de acero, un pan de cuatro libras».
Tornóla a meter y ciñósela, y un sartal de cuentas 6 gruesas del talabarte. Y con un paso sosegado y el
cuerpo derecho, haciendo con él y con la cabeza muy gentiles meneos, echando el cabo de la capa sobre el
hombro y a veces so7 el brazo, y poniendo la mano derecha en el costado, salió por la puerta, diciendo:
–Lázaro, mira por la casa en tanto que voy a oír misa, y haz la cama, y ve por la vasija de agua al río,
que aquí bajo está; y cierra la puerta con llave, no nos hurten algo, y ponla aquí al quicio, porque, si yo
viniere en tanto, pueda entrar.
Y súbese por la calle arriba con tal gentil semblante y continente, que quien no le conosciera pensara
ser muy cercano pariente al conde de Arcos, o a lo menos, camarero8 que le daba de vestir.
«¡Bendito seáis Vos, Señor», quedé yo diciendo, «que dais la enfermedad, y ponéis el remedio! ¿Quién
encontrará a aquel mi señor que no piense, según el contento de sí lleva, haber anoche bien cenado y dormido
en buena cama, y aunque agora es de mañana, no le cuenten por muy bien almorzado? ¡Grandes secretos son,
Señor, los que Vos hacéis y las gentes ignoran! ¿A quién no engañará aquella buena disposición y razonable
capa y sayo? ¿Y quién pensará que aquel gentil hombre se pasó ayer todo el día sin comer con aquel
mendrugo de pan, que su criado Lázaro trujo9 un día y una noche en el arca de su seno, do no se le podía
pegar mucha limpieza, y hoy, lavándose las manos y cara, a falta de paño de manos se hacía servir de la halda
del sayo? Nadie por cierto lo sospechara. ¡Oh, Señor, y cuántos de aquéstos debéis Vos tener por el mundo
derramados, que padescen por la negra que llaman honra, lo que por Vos no sufrirán!»
NOTAS:
(1) le servía de pelillo: le hacía servicios de poca importancia; (2) echéle aguamanos: le eché agua en las
manos para lavarlas; (3) talabarte: cinturón de cuero del que cuelga la espada; (4) marco de oro: moneda de
gran valor (2400 maravedís); (5) Antonio: famoso espadero segoviano; (6) sartal de cuentas: rosario; (7) so:
bajo; (8) camarero: criado principal de un gran señor; (9) trujo: trajo.
[Tratado III]
Cuando llegué a casa, ya el bueno de mi amo estaba en ella, doblada su capa y puesta en el poyo, y él
paseándose por el patio. Como entré, vínose para mí. Pensé que me quería reñir la tardanza, mas mejor lo hizo
Dios. Preguntome dó venía.
Yo le dije:
–Señor, hasta que dio las dos estuve aquí y, de que vi que vuestra merced no venía, fuime por esa ciudad a
encomendarme a las buenas gentes y hanme dado esto que veis.
Mostrele el pan y las tripas, que en un cabo de la halda traía, a la cual él mostró buen semblante y dijo:
–Pues, esperado te he a comer y, de que vi que no viniste, comí. Mas tú haces como hombre de bien en eso.
Que más vale pedirlo por Dios que no hurtarlo. Y ansí Él me ayude, como ello me paresce bien, y solamente te
encomiendo no sepan que vives conmigo, por lo que toca a mi honra [...].
Senteme al cabo del poyo y, porque no me tuviese por glotón, callé la merienda. Y comienzo a cenar y
morder en mis tripas y pan, y disimuladamente miraba el desventurado señor mío, que no partía sus ojos de mis
faldas, que, a aquella sazón, servían de plato. Tanta lástima haya Dios de mí como yo había de él, porque sentí
lo que sentía y muchas veces había por ello pasado y pasaba cada día. Pensaba si sería bien comedirme o
Unidad didáctica 16. La narrativa del Renacimiento. El lazarillo de Tormes. Actividades.
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convidalle; mas, por haberme dicho que había comido, temíame no aceptaría el convite. Finalmente, yo
deseaba que el pecador ayudase a su trabajo del mío y se desayunase como el día antes hizo, pues había mejor
aparejo, por ser mejor la vianda y menos mi hambre.
Quiso Dios cumplir mi deseo, aun pienso que el suyo. Porque, como comencé a comer y él se andaba
paseándose, llegose a mí y díjome:
–Dígote, Lázaro, que tienes en comer la mejor gracia que en mi vida vi a hombre, y que nadie te lo verá
hacer que no le pongas gana aunque no la tenga.
–¡La muy buena que tú tienes –dije yo entre mí– te hace parecer la mía hermosa!
Con todo, paresciome ayudarle, pues se ayudaba y me habría camino para ello, y díjele:
–Señor, el buen aparejo hace buen artífice. Este pan está sabrosísimo y esta uña de vaca, tan bien cocida y
sazonada, que no habrá a quien no convide con su sabor.
–¿Uña de vaca es?
–Sí, señor.
–Dígote que es el mejor bocado del mundo y que no hay faisán que así me sepa.
–Pues pruebe, señor, y verá qué tal está.
Póngole en las uñas la otra y tres o cuatro raciones de pan, de lo más blanco. Y asentóseme al lado y
comienza a comer como aquel que lo había gana, royendo cada huesecillo de aquellos mejor que un galgo suyo
lo hiciera.
–Con almodrote1 –decía– es éste singular manjar.
–Con mejor salsa lo comes tú –respondí yo paso.
–¡Por Dios que me ha sabido como si yo no hubiera comido bocado!
–¡Ansí me vengan los buenos años con es ello! –dije yo entre mí.
Notas:
1
Salsa compuesta de aceite, ajos, queso y otras cosas, con la cual se sazonan las berenjenas.
Actividades de desarrollo:
1.
El personaje es un escudero, el más humilde de los hidalgos, que a su vez es el último peldaño en la
escala nobiliaria. Observa a qué estamentos ha servido hasta ahora Lázaro. ¿Tiene algún sentido que
hayan sido éstos y no otros? ¿Cuál es la intención del autor?
2.
Pero en la época en que se escribe el libro los escuderos habían venido a menos. Señala los elementos
del texto que sirven para reflejar esta situación de decadencia y empobrecimiento. ¿Qué visión de la
España de la época implica?
3.
Dos temas son especialmente importantes en este Tratado. En primer lugar, el contraste entre apariencia
y realidad, que ya se ha visto también en capítulos anteriores. En segundo lugar, el de la honra. Estudia
ambos temas recopilando a lo largo de la lectura del texto las observaciones que se hagan al respecto.
¿Cuál es la actitud del anónimo autor de la obra ante la "preocupación por la honra y la limpieza de
sangre", típica de la España de la época? ¿Hay alguna alusión irónica a esta limpieza?
Actividades de ampliación:
4.
¿Se puede observar alguna relación entre la crítica de la honra y del prestigio basadas en las apariencias
exteriores, y las actitudes erasmistas ante la religiosidad exterior?
Comentario en A. Amorós et al., Lengua Cast. y Lit., 1.º de Bach., Ed. SM (2002), p. 291.
Unidad didáctica 16. La narrativa del Renacimiento. El lazarillo de Tormes. Actividades.
7
[Tractado VII]
[Tras el escudero, con el que nuestro personaje "toca fondo" en su personal lucha contra el hambre, Lázaro
sirve a varios amos: un fraile mercedario de vida poco recogida (Tratado IV), un taimado vendedor de bulas
(Tratado V), un pintor, un capellán para el cual vende agua por las calles (Tratado VI)... Como aguador gana
sus primeros jornales. En el Tratado VII aún conocerá Lázaro de Tormes dos oficios más: ayudante de alguacil,
ocupación que abandona para no ser vapuleado, y pregonero de vinos.]
En este tiempo, viendo mi habilidad y buen vivir, teniendo noticia de mi persona el señor arcipreste de
Sant Salvador, mi señor, y servidor y amigo de Vuestra Merced, porque le pregonaba sus vinos, procuró
casarme con una criada suya. Y visto por mí que de tal persona no podía venir sino bien y favor, acordé de lo
hacer. Y así, me casé con ella, y hasta agora no estoy arrepentido.
Porque, allende de ser buena hija y diligente servicial1, tengo en mi señor arcipreste todo favor y ayuda
[...]. Y hízonos alquilar una casilla par de la suya. Los domingos y fiestas casi todas las comíamos en su casa.
Mas malas lenguas, que nunca faltaron ni faltarán, no nos deja vivir, diciendo no sé qué y sí sé qué de
que ven a mi mujer irle a hacer la cama y guisalle de comer. Y mejor les ayude Dios que ellos dicen la
verdad2. [...] Porque, allende3 de no ser ella mujer que se pague destas burlas 4, mi señor me ha prometido lo
que pienso cumplirá. Que él me habló un día muy largo delante della y me dijo:
–Lázaro de Tormes, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas nunca medrará. Digo esto porque no
me maravillaría alguno5, viendo entrar en mi casa a tu mujer y salir della. Ella entra muy a tu honra y suya, y
esto te lo prometo. Por tanto, no mires a lo que puedan decir, sino a lo que te toca, digo, a tu provecho.
–Señor –le dije–, yo determiné de arrimarme a los buenos. Verdad es que algunos de mis amigos me
han dicho algo deso, y aun por más de tres veces me han certificado que antes que conmigo casase había
parido tres veces, hablando con reverencia de Vuestra Merced, porque está ella delante.
Entonces mi mujer echó juramentos sobre sí6, que yo pensé la casa se hundiera con nosotros [...]. Mas
yo de un cabo y mi señor de otro, tanto le dijimos y otorgamos, que cesó su llanto, con juramento que le hice
de nunca más en mi vida mentalle nada de aquello, y que yo holgaba y había por bien de que ella entrase y
saliese, de noche y de día, pues estaba bien seguro de su bondad. Y así quedamos todos tres bien conformes.
Hasta el día de hoy nunca nadie nos oyó sobre el caso [...]. Que yo juraré sobre la hostia consagrada
que es tan buena mujer como vive dentro de las puertas de Toledo. Quien otra cosa me dijere yo me mataré
con él. Desta manera no me dicen nada y yo tengo paz en mi casa.
Esto fue el mesmo año que nuestro victorioso Emperador en esta insigne ciudad de Toledo entró, y tuvo
en ella Cortes7, y se hicieron grandes regocijos, como Vuestra Merced habrá oído. Pues en este tiempo estaba
en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.
NOTAS:
(1) servicial: criada, sirvienta; (2) Y mejor...la verdad: frase hecha: "que Dios les ayude en mayor proporción
de la que verdad hay en sus palabras, que no contienen nada cierto"; (3) allende: además; (4) se pague...
burlas: guste de estas bromas; (5) alguno: algún chisme o habladuría; (6) echó juramentos sobre sí: invocó
desgracias para sí misma si mentía; (7) Cortes: se celebraron cortes en Toledo en 1525 y en 1538.
Actividades de desarrollo:
1.
Lázaro dice haber llegado a la cumbre de toda buena fortuna: quien era pordiosero está ahora en
posesión de un "oficio real". Sin embargo el de pregonero era el cargo más bajo y vil, el único "oficio
real" accesible a los cristianos nuevos. ¿Está justificado el aparente orgullo con que Lázaro habla de su
oficio? ¿O acaso hay algo de ironía en ello?
2.
Redacta los ejercicios anteriores utilizando el procesador de textos, insertando tablas y usando otros
elementos de la barra de herramientas.
Actividades de ampliación:
3.
Y por fin nos enteramos de cuál es el "caso" que motiva la carta de Lázaro en el inicio de la obra a
Vuestra Merced contándole su vida. Resume brevemente cuál es la situación en la que se encuentra y
toma nota de los distintos elementos que conectan con los temas tratados a lo largo de la novela y con
las diferentes experiencias y aprendizajes de Lázaro. ¿De qué forma justifican estas experiencias la
actitud que Lázaro decide adoptar ante su mujer, ante el arcipreste y ante la sociedad misma?
Actividades de refuerzo:
Unidad didáctica 16. La narrativa del Renacimiento. El lazarillo de Tormes. Actividades.
4.
8
Haz una lista de los personajes que han aparecido hasta ahora. Señala los vicios que Lázaro ha sufrido
de ellos. Observa al estado al que ha llegado Lázaro. ¿Qué conclusiones se puede extraer de esto?
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