LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Nuria Sanz y Sjur Bergan (editores) El patrimonio de las universidades europeas es un proyecto conjunto de los Comités de Directores para el Patrimonio Cultural (CD-PAT) y de Educación Superior e Investigación (CD-ESR) Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, A.C. y Ediciones del Consejo de Europa MÉXICO 2005 Edición en francés Le patrimoine des universities européennes ISBN 92-871-4959-3 Edición en inglés The heritage of European universities Council of Europe Publishing F-67075 Strasbourg Cedex ISBN 92-871-4960-7 http://book.coe.int Derechos reservados. Prohibida la reproducción parcial o total de esta publicación por cualquier medio, electrónico (CD-ROM, internet, etcétera) o mecánico, incluyendo fotocopiado, grabación u otro sistema de almacenamiento o recuperación de información sin el consentimiento por escrito de la Dirección de Comunicación e Investigación de la División Editorial del Consejo de Europa. Traducción al español Lucila Christen y Gracia Edición Ricardo Ancira Mario Raúl Guzmán Eduardo Hernández Manuel Hernández Sergio Macías Diseño Mónica Cortés Genis © Consejo de Europa, septiembre de 2002 Legado y patrimonio de las universidades europeas D.R. © 2005 Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, A.C. Camino al Desierto de los Leones (Altavista) 19, col. San Ángel C.P. 01000, México, D.F., tel. 53.22.92.00 http://www.ceneval.edu.mx informacion@ceneval.edu.mx Ediciones del Consejo de Europa Primera edición en español, abril de 2005 Primera reimpresión ISBN: 970-9033-04-2 Índice Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Salvador Malo Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Introducción: unas palabras de los editores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Nuria Sanz y Sjur Bergan Primera parte Antecedentes La historia de las universidades europeas: generalidades y antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 Claudia A. Zonta De la tradición medieval a la modernización liberal: las universidades tienden puentes a través de Europa . . . . . . . . . . . . . . 61 Walter Rüegg El patrimonio cultural de las universidades europeas . . . . . . . . . . . . . . 79 Nuria Sanz y Sjur Bergan Segunda parte El patrimonio material de las universidades europeas Museos y colecciones relacionados con el patrimonio de la universidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 Patrick J. Boylan Tercera parte El legado intelectual de las universidades europeas El legado intelectual de las universidades clásicas en Europa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123 Hilde de Ridder-Symoens El legado intelectual de las universidades: conclusiones de la discusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143 Hilde de Ridder-Symoens Las universidades: un legado compartido en términos de la identidad cultural europea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147 Gian Paolo Brizzi Cuarta parte La dimensión europea Europa a través de la historia de sus universidades: el patrimonio universitario en el pasado, el presente y el futuro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161 Paolo Blasi La universidad como la base de una cultura europea común . . . . . . . . 173 José Luis Peset La función de las universidades en el desarrollo de una cultura democrática europea. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185 Alain Renaut Quinta parte El patrimonio cultural de las universidades europeas. Estudios de caso y ejemplos La Universidad de Bolonia, su Museo del Estudiante y sus Archivos Históricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203 Gian Paolo Brizzi La Universidad de Coimbra y sus tradiciones al inicio de un nuevo milenio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221 Maria da Fátima Silva La universidad medieval: el ejemplo de Montpellier . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231 Béatrice Bakhouche La dimensión europea del legado histórico de la Universidad de Santiago de Compostela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241 Antonio López Díaz Sexta parte Conclusiones y el camino por recorrer El patrimonio de las universidades europeas: el camino por recorrer. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253 Nuria Sanz y Sjur Bergan Lista de colaboradores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 271 Anexos La Magna Charta Universitatum . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277 La Declaración de La Sorbona . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281 La Declaración de Bolonia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285 El Comunicado de Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289 V Conferencia Europea de Ministros responsables del Patrimonio Cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 297 Resoluciones y declaración Recomendación R (98) 5 del Comité de Ministros de los Estados miembros, relativa a la educación patrimonial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 313 Convenio europeo sobre la Protección del Patrimonio Arqueológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 319 Convenio para la Salvaguarda del Patrimonio Arquitectónico de Europa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 331 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Presentación ste es el primer volumen de una serie en torno al proyecto Seis profesiones en cuatro ejes: un diálogo universitario Unión Europea, América Latina y el Caribe, 6x4 UEALC, que ha venido promoviendo el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, A.C. A lo largo de los siglos, las universidades se han transformado y adaptado a nuevas circunstancias y entornos; lo han hecho con tal éxito que pareciera que sus cambios son parte de una trayectoria continua y ordenada, sin interrupciones, bruscas o prolongadas, y que su futuro no puede ser otro que el que proviene de su pasado. La brevedad de la vida humana y la corta memoria de los hombres nos impiden percatarnos cuán profundas han sido algunas de esas transformaciones. Para América Latina es de gran importancia saber cómo algunas universidades perdieron la vitalidad que habían alcanzado y otras, en cambio, adquirieron fuerza y creatividad. Compartir ideales y visiones generalmente asociados con un concepto amplio, impreciso e idealizado de Universidad lleva a las universidades de todo el mundo, grandes o pequeñas, de larga tradición o de reciente creación, a considerarse parte de una colectividad internacional con gran historia y fuerza, que las respalda y en nombre de la cual pueden hablar. Frecuentemente las diferencias entre universidades son vistas más como consecuencia de las fallas del entorno que como resultado de deficiencias propias. E 7 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Durante el pasado medio siglo, la educación universitaria se expandió a una tasa sin precedentes: en los países avanzados, primero, y en los emergentes o en vías de desarrollo, después, surgieron más y más universidades, al igual que muchas otras instituciones de educación superior. La educación universitaria cedió, así, el paso a la educación superior y a la terciaria. La expansión y la proliferación de universidades e instituciones de educación superior dieron lugar a una multiplicación y diversificación de funciones y comunidades universitarias que no siempre han sido apreciadas como fuerzas o razones para el cambio dentro de las universidades. Al fin y al cabo, las instituciones de educación superior comparten con las universidades el sentido académico que las sustenta y, más importante aún, respetan su visión de ser al mismo tiempo garantes del conocimiento, de las tradiciones de la sociedad, y agentes para promover y facilitar su progreso. La masificación de las universidades y el crecimiento de la educación superior fueron vistos como un avance, como un reconocimiento de la importancia de este nivel de estudios. Así, las preocupaciones más generalizadas se han enfocado a las formas para financiarlo, operarlo, coordinarlo o conducirlo, en vez de cómo transformarlo. A fines del siglo XX, sin embargo, diversos estudios hicieron ver cuán importante era reflexionar acerca del papel de las universidades y la estructura de la educación superior en el mundo contemporáneo y en el porvenir. Los llamados informes Delors (UNESCO), Dearing (Reino Unido), Attali (Francia), Boyer (Estados Unidos) y Bricall (España), entre muchos otros, argumentaron que las instituciones de educación superior debían cambiar como consecuencia de las profundas transformaciones políticas, sociales, científicas y tecnológicas experimentadas por la humanidad en ese siglo, incluida la expansión de la educación superior. La mayor parte de aquéllos señalaba que esas transformaciones y el inicio de la llamada Era de la Información o del Conocimiento implicaban cambios profundos en la forma, los objetivos y la estructura de la educación superior. 8 PRESENTACIÓN La educación superior europea está viviendo un proceso de transformación intenso: se reflexiona sobre el pasado y se analiza y debate el presente y futuro de sus instituciones de educación superior. Este proceso descansa en múltiples experiencias y toma muchas formas y caminos, pero su manifestación más conspicua es el llamado Proceso de Bolonia. Éste se refiere al conjunto de acciones que se derivan de la llamada Declaración de Bolonia (firmada en esa ciudad por los ministros de educación de 29 países europeos) y que representan cambios profundos en las estructuras universitarias y en las relaciones entre las universidades; su propósito es lograr que el espacio común de educación superior europeo se torne en el más atractivo del mundo y que la Unión Europea sea el área geográfica más dinámica en innovación en ciencia y tecnología. Si bien muchos de los llamados a la acción en educación superior son aplicables a las universidades e instituciones de educación superior de América Latina –y pese a que ha habido algunos específicos para ellas– es poco lo que se ha hecho en la región. La educación superior latinoamericana sigue ocupada en, y preocupada por, atender y resolver sus problemas cotidianos, en hacer mejor lo que viene haciendo de antaño, en vez de analizar si está haciendo lo que debería hacer y la forma en que debería hacerlo dadas las nuevas condiciones. Las universidades de América Latina son parte importante del legado cultural europeo y comparten muchas características con las de la Europa continental. Las variantes latinoamericanas pueden ser vistas como parte de un patrimonio común enriquecido por la diversidad. Sin embargo, es poco el conocimiento latinoamericano acerca del Proceso de Bolonia. La pérdida que representaría el que, en el futuro cercano, los sistemas de educación superior de Europa siguieran caminos divergentes de los de América Latina, seguramente fue una de las motivaciones para que los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea y de América Latina y el Caribe (UEALC) se propusieran trabajar para construir un espacio común de educación superior UEALC. 9 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Al coincidir con esa apreciación y ese objetivo, el Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior impulsó hace un año, junto con la asociación Columbus, una iniciativa para contribuir a ello: el proyecto 6x4 UEALC. El proyecto se ha construido a lo largo de estos meses, mediante la participación de centenares de personas de universidades y asociaciones universitarias y de profesionistas de América Latina, así como de diversos especialistas y académicos de Europa. Se busca analizar seis profesiones (administración, historia, ingeniería, matemáticas, medicina y química) desde cuatro perspectivas: créditos académicos, evaluación y acreditación, competencias profesionales y formación para la innovación y la investigación. Este es un proyecto latinoamericano de universidades que busca aprovechar la experiencia del Proceso de Bolonia como detonador para la transformación e integración de la educación superior latinoamericana y, de ser ello posible, propiciar su acercamiento a la educación superior europea. En este contexto, se consideró útil presentar a los lectores latinoamericanos una versión en español del libro The Heritage of European Universities. Lejos de ser un libro de historia de las universidades europeas, este libro aborda el patrimonio y el legado común que representan las universidades europeas, y que es compartido en buena medida por las latinoamericanas. El CENEVAL agradece al Consejo de Europa el permitir su traducción y publicación, y a Sjur Bergan y Nuria Sainz el apoyo que permitió hacerlo realidad. Salvador Malo Director general del CENEVAL Coordinador general del Proyecto 6x4 UEALC 10 Prefacio n octubre de 1997 en Estrasburgo, los (entonces) 41 jefes de Estado y de gobierno de los países miembros del Consejo de Europa sostuvieron su Segunda Cumbre. Decidieron, entre otras cosas, lanzar en 1999 una campaña sobre el respeto a la diversidad cultural con el tema “Europa, un Patrimonio Común”. Así, reafirmaron el compromiso asumido en 1991 en Viena, durante su Primera Cumbre hacia una democracia pluralista y parlamentaria, la indivisibilidad y la universalidad de los derechos humanos, la gobernabilidad y un patrimonio cultural común enriquecido por su diversidad. Esta publicación surge de la campaña “Europa, un Patrimonio Común”, uno de los principales esfuerzos emprendidos por el Consejo de Europa durante la década pasada en los ámbitos de la educación y de la cultura. Dicha campaña estuvo vigente de septiembre de 1999 a diciembre de 2000 y abarcó aproximadamente 100 reuniones nacionales así como 15 proyectos trasnacionales; cinco de ellos se llevaron a cabo gracias a un convenio interinstitucional y fueron financiados junto con la Comisión Europea. La relevancia del proyecto estriba en que, además de tratarse de uno de esos cinco planes, fue trabajado conjuntamente por dos distintos departamentos y comités del Consejo de Europa, responsables tanto del patrimonio cultural como de la educación superior. Si uno E 11 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS analiza los temas elegidos y el origen del proyecto, entiende por qué esta cooperación se dio de manera natural. Al lanzarse la campaña, el Comité para la Educación Superior y la Investigación y el Comité del Patrimonio Cultural se preguntaron si las universidades constituían o no una parte importante del legado común de Europa. Lo rotundo de la respuesta afirmativa dio origen a este proyecto. Ambos comités comenzaron su labor con un compromiso común; su esfuerzo fructificó y dio por resultado, entre otros, este libro. No obstante, cualquiera que tenga experiencia en grandes instituciones también sabrá que si bien la cooperación es necesaria, no hay seguridad de que efectivamente se consiga. Hoy, es un placer para nosotros, como responsables de los sectores del patrimonio cultural y de la educación, presentar a los lectores una publicación que muestra la voluntad de dos sectores para reconsiderar su afinidad, aun sabiendo que en circunstancias normales vivirían felizmente separados. Creemos que el proyecto acerca del patrimonio universitario pudo asumir una perspectiva nueva y explorar exitosamente un tema de manera transversal gracias a la participación de una amplia gama de personas. Los colaboradores de este volumen proporcionaron ensayos de fondo y presentaciones para las cuatro reuniones del proyecto y sentaron las bases para una discusión estimulante. En este contexto, también nos gustaría agradecer a la CRE –la Asociación de las Universidades Europeas (que desde entonces se fusionó con la Confederación de las Conferencias de los Rectores de la Unión Europea para formar la Asociación Europea de la Universidad (EUA, por sus siglas en inglés)– el habernos ayudado a aprovechar la pericia de los profesores Walter Rüegg y Hilde de Ridder-Symoens, el editor general y la editora, respectivamente, de los cuatro volúmenes de la Historia de la Universidad en Europa; vaya también nuestro agradecimiento al profesor Paolo Blasi, entonces vicepresidente de la CRE, y a la señora Mary O’Mahony, entonces secretaria general adjunta de la CRE. La CRE y la Confederación fueron (y la EUA aún lo es) invaluables socios del Consejo de Europa en esta materia. 12 PREFACIO Este proyecto nos ha dado asimismo la oportunidad de familiarizarnos con otras actividades desarrolladas en el Foro UNESCO-Universidad y Patrimonio, así como en el Comité Internacional para los Museos y las Colecciones Universitarias (UMAC, por sus siglas en inglés) del ICOM (Consejo Internacional de Museos). Deben señalarse también los representantes de las universidades que participaron activamente en el debate, algunas de cuyas contribuciones se reflejan en los capítulos de la presente publicación. Se agradece particularmente a aquellos que respondieron los tres diferentes cuestionarios que sirvieron de guía para la discusión y que constituyen el fundamento de uno de los artículos del presente volumen. En el caso de uno de los cuestionarios, el círculo de encuestados se amplió a terceros que no participaron directamente en el proyecto. También quisiéramos agradecer a todos los que colaboraron en la organización de las cuatro reuniones en Alcalá, Montpellier, Bolonia y Cracovia; sin ellos, el proyecto no hubiera sido posible. El generoso apoyo financiero de la Comisión Europea fue, igualmente, de suma utilidad; así como el respaldo y la intervención de los (entonces) directores del CC-PAT y CC-HER, Juris Dambys y Krzysztof Ostrowski, oriundos ambos de países que se unieron al Consejo de Europa en el curso de los últimos diez años. Nos gustaría agradecer al profesor Robin Sibson, ex vicecanciller de la Universidad de Kent en Canterbury y miembro del Bureau (Comité Ejecutivo) de CC-HER, por ser el primero en proponer incluir el patrimonio universitario en esta campaña. Damos las gracias a todos los miembros de ambos comités que apoyaron incondicionalmente esta operación conjunta. Por último, nos gustaría terminar agradeciendo a nuestros dos colegas Nuria Sanz y Sjur Bergan, por dirigir el proyecto. José María Ballester Gabriele Mazza Director de Cultura y de Patrimonio Cultural y Natural Director de Educación 13 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 14 Introducción: unas palabras de los editores Nuria Sanz y Sjur Bergan o provoca controversia afirmar que las universidades son una parte importante del patrimonio y del legado cultural de Europa; por ello la premisa recibió la aprobación inmediata de los dos comités del Consejo de Europa involucrados con el proyecto que originó esta publicación: el Comité para el Patrimonio Cultural (CC-PAT) y el Comité para la Educación Superior y la Investigación (CC-HER). La presente edición pretende demostrar este punto, adentrándose en el verdadero significado de esa afirmación. Es necesario detenerse a reflexionar acerca del patrimonio y el legado de las universidades. Por definición, la universidad continúa siendo una transmisora de mensajes a lo largo del tiempo, en este mundo cada vez más acelerado. En una sociedad en la que abundan los mecanismos de comunicación pero escasea la transmisión efectiva de conocimiento, la universidad puede funcionar como la institución de transmisión por excelencia. Si bien funge como un garante del conocimiento y las tradiciones, dentro de la filiación lógica entre las generaciones, también es agente de ruptura que permite el progreso de las fórmulas de pensamiento. Así pues, es una forma tradicional de rompimiento, de fractura continua que no impide la constancia en los avances. Ha convertido a la transmisión en un valor necesario, atemporal y cotidiano. Este no es un texto acerca de la historia de las universidades. Nuestro propósito específico es enfocar su patrimonio; no trataremos la N 15 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS herencia de las universidades ni a la universidad como un asunto histórico. En términos de patrimonio cultural, la universidad se presenta a sí misma como un agente de responsabilidad colectiva que garantiza el sentido de algunos valores morales, intelectuales y técnicos. La libertad de creencia, la libertad de la enseñanza y la conservación de la memoria –física o intelectual– enseñan valores para la vida y para el respeto entre las generaciones. El antecedente del proyecto fue un intento por delimitar el marco conceptual y contextual de la noción de patrimonio universitario así como de las consideraciones que se derivan de la función que cumplen, en Europa, las universidades en términos de herencia. Sumado a ello, la universidad apareció como un espacio para la reflexión acerca de la delimitación o la ampliación de los términos “patrimonio” y “legado”. Este programa se insertó en una discusión previa sobre el patrimonio, la amplitud de su definición y su fundamento para una acción social, cultural, económica y simbólica. En la práctica y en la evidencia de la transmisión hay tanto reconocimiento técnico como afectivo –incluso en el plano personal– del patrimonio universitario, como lo hay en la elaboración, comunicación y difusión del mismo. La universidad en sí puede considerarse como un entorno histórico de construcción especial que clasifica las colecciones, los monumentos, los vestigios y también las percepciones heredadas para convertirlas en un patrimonio habitable y transferible. El patrimonio universal lo constituye la urdimbre de bibliotecas, archivos, colecciones, museos, los espacios construidos; las filosofías, las leyes y los logros científicos a la luz de un singular modelo de transmisión por medio de la enseñanza y el aprendizaje. El legado es enorme; se encuentra olvidado o desatendido y requiere de una política de conservación y de reconocimiento tanto de la comunidad académica en el funcionamiento diario de la institución como de la sociedad en general. Este era el reto: ubicar en el mismo plano, y a largo plazo, los proyectos, la memoria institucional y el futuro de la universidad. 16 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES En un contexto de principios inestables, los valores inherentes al legado universal pueden ser la respuesta a la crisis cotidiana que padece la transmisión; una respuesta a la segmentación de las políticas y del conocimiento; un antídoto para los distanciamientos culturales. Nos queda claro que la definición del patrimonio universitario es nuestro salvoconducto hacia el futuro ya que contribuiremos a evitar que la sociedad del conocimiento se convierta en la sociedad de la ignorancia. En muchos casos, hemos encontrado que existe una integración total entre el hecho de producir una historia universitaria y las actividades relacionadas con el patrimonio. Cuando se pregunta en las universidades acerca de su interés por el patrimonio de la institución, la respuesta inmediata sugiere la elaboración de una historia institucional, como normalmente sucede en la celebración de sus jubileos, donde suelen conmemorarse los momentos más gloriosos de la academia a lo largo de los años. Dicha integración puede deberse a dos razones específicas: la primera es la ausencia del concepto “patrimonio”, como un punto y aparte de sus intereses, en la vida diaria de la institución; y la segunda es la dificultad de identificar las inquietudes y las prácticas de ambos conceptos, como bien saben los profesionales de varias disciplinas. El patrimonio y la historia pueden cooperar y competir en el mismo terreno. El patrimonio necesita de la historia para narrar y vincular, mientras que la historia depende del patrimonio para persuadir.1 Para algunos autores cercanos a esta línea de pensamiento,2 las disciplinas históricas hacen el intento de recontar y dar una explicación a los aspectos relacionados con el pasado mientras que la tarea de los archivistas y de los anticuarios es reunir, conservar y documentar los registros del testimonio físico del pasado. Estos autores termi1 2 Lowenthal, David: The Heritage Crusade and the Spoils of History (Cambridge 1998: Cambridge University Press). Graham, B., Ashworth, G. J., and Turnbridge, J. E.: Geography of Heritage, Power, Culture and Economy (Londres y Nueva York 2000: Arnold/ Oxford University Press). 17 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS nan sosteniendo que si estas cuestiones analizan la forma en que ahora se usa el pasado o si utilizan el pasado para predecir el futuro, el resultado se referirá al patrimonio. Desde luego, esta definición sería operativa ya que en la práctica no podemos detenernos a explorar las implicaciones de la relación entre el patrimonio y la historia. Los autores mencionados parten de las distintas lecturas que pueden hacerse del pasado, sin profundizar en ellas, y se aproximan al legado desde el presente. Sin embargo, se ha discutido mucho acerca de la práctica de escribir historia que, según los positivistas, se define como interpretación del pasado desde el punto de vista del presente, dando a entender que toda la historia es contemporánea. Por lo tanto, el “presentismo” –el predominio del presente– es común en ambas disciplinas. La historia, ¿para qué y para quién? Para los historiadores, como lectores pasivos que se atreven a presentar un mensaje con la versión intrínsecamente correcta de los eventos pasados; una portadora de valores innatos dotados de significado cualitativo. Los receptores leen una interpretación “científica”. El patrimonio, ¿para qué y para quién? No sólo para los profesionales, sino también para la gente que crea su propio legado, para el beneficio de muchos o de pocos o a sus expensas, con base en objetivos diversos. La interpretación es un proceso de producción y de intercambio de significados, con una mecánica similar a la del lenguaje: comprender el patrimonio es un campo fértil para la interacción social que usa al pasado para crear identidades o para convertirlas en un mercado. Es una práctica social de importancia, y todos los públicos son receptores-productores-compradores. ¿En qué están basadas las diferentes maneras de leer el pasado? La historia y el patrimonio “se apropian” del pasado de maneras muy diferentes. Los cimientos de la historia se confunden con los del patrimonio, aun cuando las disciplinas tradicionales han acercado a los historiadores a las fuentes escritas, mientras que los arqueólogos, los anticua- 18 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES rios y los antropólogos se han servido bien del material restante. Una fuente documental,3 como un archivo histórico, puede usarse para investigar su contenido o para conservarlo como un objeto, diferencia que también surge entre un historiador y un profesional de la conservación del patrimonio. Por lo tanto, la divergencia reside en la práctica más que en los cimientos: para el primero, el documento es una herramienta, mientras que para el último es un fin en sí mismo. El pasado también se explora por medio de la memoria que nos hace conscientes de nuestra continuidad como individuos a través del tiempo e implica la responsabilidad de aceptar esto cual legado que se concibe en términos de herencia, producto cultural y recurso político. La práctica conlleva a otros usos posibles, no sólo a los que se enfocan a mejorar nuestro conocimiento del pasado, como en el caso de la historia, sino a los económicos, culturales, políticos o sociales. La historia se guía por los méritos intrínsecos y el patrimonio por los valores contemporáneos moldeados de acuerdo con las distintas necesidades culturales. Mientras que el discurso de la historia es creado por la profesión, la naturaleza del conocimiento patrimonial siempre se negocia a través de las circunstancias sociales o intelectuales; tal es el caso que estamos considerando aquí: el patrimonio de las universidades europeas. Un elemento clave en las políticas patrimoniales es la idea de continuidad, de conectar el objeto del pasado con el presente a través de trayectorias continuas. La historia nos sitúa en una realidad diferente a la nuestra, más o menos remota, pero concluida, interrumpida en algún punto entre el presente y el pasado. El legado nos coloca dentro de una secuencia fluida que nos hace participar en la continuidad. La historia se lee a través de lo que permanece, mientras que el legado es una práctica social. La sociedad actual crea y produce el significado, negociando su mensaje. El patrimonio permite una represen3 A partir del Renacimiento, la confiabilidad de las fuentes comenzó a discutirse y se están investigando los vestigios para ponerle fin a las falsas morales. 19 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS tación individual de los valores del pasado, una implicación social profunda en la construcción del mensaje. En entornos multiculturales como el de la universidad es particularmente interesante apreciar la discordancia de dicho mensaje. Legado presupone la transmisión de una generación a otra. Lo que no se transmite, y aquello con lo que nadie se sigue identificando, ya no constituye un patrimonio. Andriæ, Cervantes, Chekhov, Dante, Goethe, Homero, Ibsen, Kafka, Molière y Shakespeare no sólo son grandes escritores. Su contribución al lenguaje, a la imagen, a la conciencia y al auto-entendimiento forma parte del legado cultural de las lenguas. Son parte del patrimonio cultural común de Europa porque, incluso en la traducción, han contribuido con conceptos duraderos con los que nos identificamos: la pelea contra molinos de viento imaginarios, visiones lúcidas del más allá, la lucha de un individuo solo y justo contra las autoridades corruptas o la duda existencial del ser o no ser. Incluso una obra con un título tan definitivamente nacional como Ma vlast –Mi Patria– es una herencia musical europea, y no todos los oyentes reflexionan acerca de los orígenes checos de Bedrich Smetaná. Más aún, estas obras y conceptos son parte de nuestro patrimonio intelectual e inmaterial, intangible y difícil de asir, a diferencia de los monumentos y las construcciones. Fernando Pessoa dijo: a minha lengua é a minha pátria (mi lengua es mi patria). Nosotros aseveraríamos que nuestro idioma es una parte fundamental de nuestro patrimonio. No obstante, los monumentos también lo son, sólo en la medida en que alguien se identifique con ellos y las ideas, los hechos o los símbolos que representan. El patrimonio material puede tener sus raíces en el pasado, pero su efecto y su interés se deben encontrar en el presente. En las palabras de un historiador, avoir été, c’est une condition pour être (haber sido es una condición para ser).4 v 4 Fernand Braudel : La Mediterranée, l’Espace et l’Histoire (París 1985: Flammarion), p. 8 20 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES La elección del término “universidades” también requiere algunas explicaciones. Hoy en día, la educación superior en Europa presenta variedad de instituciones y sistemas diferentes, muchos de los cuales son llamados “de educación superior no universitaria”, con el nombre de politécnicos,5 Fachhochschulen, fóiskola, hogescholen o statlige høyskoler. Esta publicación está dirigida también a estas instituciones, que son de un origen más reciente, pero que, en muchos casos, se fundaron sobre un legado académico europeo común. Sin embargo, este patrimonio se desarrolló en las universidades, que eran las instituciones académicas originales. Actualmente, la educación superior europea se encuentra en un periodo de reforma profunda que comenzó en los años sesenta con la masificación de la educación superior y continúa, hoy en día, con el Proceso de Bolonia y sus reformas en el ámbito europeo.6 Los cambios profundos por los que atraviesa la educación superior nos obligan a volver la mirada hacia su legado. No es nueva la petición de una educación superior que se acerque a las necesidades de la sociedad, aunque los críticos sigan intentando que la gente crea lo contrario. El hecho de que los licenciados en teología y en derecho hayan sido numerosos en los primeros años de la educación superior no significa que la universidad estuviera en desacuerdo con la sociedad. En realidad, quiere decir que desde entonces el entorno social ha cambiado y que han surgido otras necesidades que las universidades también han tratado de satisfacer, de ahí que surjan departamentos como, por ejemplo, de Geología, Economía, Informática o Chino. El cambio –no sólo en el mundo académico– toma tiempo, pues se basa en las tradi- 5 6 Todavía se usa como un término genérico, a pesar de que en el Reino Unido hayan sido asimilados a un sistema de educación superior unitario bajo el cual casi todos los antiguos politécnicos se han convertido en universidades. El Proceso de Bolonia obtiene su nombre de la Declaración firmada en dicha ciudad por los ministros de educación de 29 países europeos en junio de 1999. La Declaración se reproduce en el Apéndice II y se harán referencias a ella, de manera extensa, a lo largo de esta publicación. 21 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS ciones. Es posible que hace cincuenta años hayan existido muchos menos programas de estudios de chino, pero los vigentes están basados en los estudios de lingüística y literatura desarrollados a través de las generaciones. Si bien la informática es un campo relativamente reciente, los principios matemáticos en que está basada no lo son. Sin embargo, la celeridad en el cambio no ha sido uniforme: ha variado de institución a institución y de una era a otra, como lo ilustra la contribución de la profesora Hilde de Ridder-Symoens al presente volumen. Los principios de la autonomía académica, la curiosidad intelectual, la libertad de cátedra, la dedicación a la investigación y la publicación de sus resultados, así como las normas rigurosas de la primera revisión de los colegas son todavía más importantes que las tradiciones y las innovaciones de las disciplinas específicas que cimientan el legado europeo de la universidad. Lo mismo se aplica a los valores sociales fundamentales, como la participación, la comunidad y la igualdad de oportunidades. En la tradición, la universidad es una comunidad de académicos y de eruditos, abierta a la participación de los candidatos calificados. No está de más un par de advertencias: el derecho de admisión no fue equitativo para todos: definitivamente tuvieron un peso preponderante antecedentes sociales, financieros y de género. Durante casi toda su existencia, la educación superior institucionalizada permaneció cerrada para las mujeres, como una desafortunada adaptación de las sociedades que la albergaban. Acerca de Europa también es pertinente mencionar que la educación superior fue auténticamente europea –aunque elitista– en la época en que la realidad era sólo local. A lo largo del tiempo, una de sus características ha sido buscar la dimensión regional e internacional, aunque la intensidad para alcanzarlas ha variado considerablemente. El énfasis actual en la movilidad en Europa y en el mundo es, en cierta manera, un regreso a las fuentes de la educación superior, anteriores a la época de los pasaportes y los departamentos de migración, del viaje rápido y confortable. Es cierto que hoy los resultados de la movilidad estudiantil pueden ser menores que en la Edad Media 22 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES si se expresan en términos de porcentajes y de cifras relativas a un orden totalmente diferente. Vale destacar, no obstante, que desde sus inicios la educación superior ha buscado tener una dimensión europea. Esto fue evidente, al menos desde el siglo XII, cuando don Sancho I, rey de Portugal, estableció becas para los estudiantes portugueses en el extranjero.7 Un claro ejemplo de lo que hoy en día llamaríamos un “viajero libre”, esto es, alguien que estudia en el extranjero sin el financiamiento de un programa de intercambio organizado, puede encontrarse en el cuento islandés de Sæmundur el Sabio, quien estudió en París pero fue incapaz de asegurar un pasaje de regreso a Islandia después de su graduación. El diablo, disfrazado de foca, le dio un aventón de regreso, tras haberle ganado el alma en una apuesta. Cuenta la historia que Sæmundur pudo engañar al diablo supuestamente gracias a su educación superior y que por eso su retrato –con la foca y un libro– es ahora el emblema de la Universidad de Islandia.8 Estaba claro, por lo tanto, que no era posible excluir a las universidades de una campaña que se enfocara a “Europa, un Patrimonio Común”. Insistir a ultranza en que el patrimonio se limita a ser local o nacional no procede en una era de comunicación global, y Europa cuenta con varios ejemplos de lo que puede suceder si se empeña en lo contrario. El Consejo de Europa surgió de las secuelas del régimen nazi causante de la Segunda Guerra Mundial, uno de los peores intentos por negar masivamente el valor de los otros; se ha vigorizado con la llegada de nuevos Estados miembros, tras la caída de los sistemas comunistas de Europa Central y Oriental, artífices del autoengaño; y ha tratado de afrontar el uso selectivo y el abuso del patrimonio en 7 8 José Hermano Saraiva: História concisa de Portugal (Lisboa 1980: Publicações Europa-América), p. 109. El ex Presidente Vigdis Finnbogadóttir contó el relato durante su discurso central en la Conferencia para la Cooperación Regional en la Educación Superior, organizada conjuntamente por el Consejo de Europa y el Consejo Nórdico de Ministros en Reykjavik en septiembre de 1997, cf. p. 9 del Informe de la conferencia, publicado como TemaNord 1998:553. 23 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Europa del Sureste,9 un zona que (parafraseando el dicho popular) “produce” más legado que lo que se puede “consumir” localmente.10 De ahí que la dimensión europea del legado universitario sea un aspecto crucial del proyecto, y uno de los factores principales que dictaron la elección de las instituciones participantes. Otro fue, inevitablemente, la tradición. Se tendió a incluir a las universidades más antiguas, argumentando que se han desarrollado a partir de la idea común de universidad. A pesar de que la elección puede estar abierta a las críticas, estamos conscientes de que, en una era en la que se da por hecho la diversificación de la educación superior, vale la pena reflexionar acerca del camino que nos llevó al sitio en que hoy nos encontramos. Sin embargo, la elección de las universidades participantes no se limitó al periodo más antiguo. La inclusión de algunas instituciones fundadas en fechas recientes se debe a dos consideraciones. Primero que nada, deseábamos incluir, al menos, algunos ejemplos del desarrollo del modelo universitario original. Por otro lado, pensamos que era importante mostrar la expansión geográfica de este modelo. En este caso, el éxito sería sinónimo de expansión. Desde sus orígenes en Europa del Sur y Central, el modelo universitario se dispersó hacia el este y el norte. Esta expansión –una dimensión europea– se refleja en el proyecto que, aunque limitado por las restricciones de presupuesto, de recursos humanos y tiempo, trata de mostrar la mezcla de las características del patrimonio común de Europa, tanto como su típica diversidad. Esto pudo llevarse a cabo gracias a la participación activa de las universidades de Alcalá, Bolonia, ClujNapoca (Babes Bolyai), Coimbra, Estambul, Cracovia, Leuven/ Lovaina, Montpellier III–Paul Valéry, Santiago de Compostela, Tartu, Vilnius y Zagreb. 9 10 Véase, por ejemplo, Sjur Bergan y Nuria Sanz: “Cultural Heritage in Kosovo: Remembrance of Things Past or Definition of the Future?”, de próxima publicación. Se reconoce que esta es una visión simple. Para un análisis completo de los antecedentes de la desintegración de Yugoslavia, véase John B. Allcock: Explaining Yugoslavia (Londres 2000: Hurst). 24 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES La segunda elección fue el tipo de patrimonio que debía incluirse. Aunque los vestigios materiales sean la característica principal asociada con el patrimonio cultural y si bien, ciertamente, muchas universidades atesoran sus edificios, museos, bibliotecas y colecciones, los aspectos intangibles del legado también son importantes. Ambos rasgos deben tratarse con el mismo énfasis para ofrecer una cobertura adecuada del tema y esto, junto con la redundancia en la dimensión europea, permitió estructurar el proyecto de la siguiente manera: • una reunión introductoria en Alcalá de Henares entre el 9 y el 11 de diciembre de 1999; • una segunda reunión acerca del patrimonio intelectual de las universidades europeas, en Montpellier los días 13 y 14 de marzo de 2000; • una tercera reunión en Bolonia el 28 y 29 de julio de 2000, sobre el patrimonio de las universidades europeas y cómo se registran en la planeación de ciudades, las colecciones universitarias, los museos, las bibliotecas y los archivos; • una reunión final acerca de la dimensión europea del patrimonio universitario, en Cracovia los días 23 y 24 de octubre de 2000. El presente volumen se basa en las presentaciones centrales y en los documentos que anteceden al proyecto, si bien el orden de las colaboraciones en el libro no sigue la secuencia original. Mejor dicho, gracias al beneficio de la retrospección, hemos podido ordenar los artículos en torno a cinco temas principales. Al principio, el proyecto fue concebido como la Ruta de las Universidades Antiguas. Sin embargo, los participantes desistieron de este título para enfatizar el patrimonio y el legado de las universidades europeas, al menos por dos razones. La primera: a pesar de que el origen de las universidades europeas bien puede calificarse de antiguo, no todas las instituciones que se identifican con la Ruta y que siguen viviendo esta tradición están marcadas por los tiempos antiguos. En segundo lugar, no obstante que la tradición universitaria europea 25 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS ubica y relaciona en tiempo y en espacio a variedad de instituciones en el continente, sería demasiado simplista reducirla al concepto de “ruta”. Por lo tanto, nos referiremos al proyecto como un programa dirigido al patrimonio de las universidades europeas o, en ocasiones, simplemente como “patrimonio universitario”, en aras de la sencillez y la legibilidad. La primera parte de la publicación muestra el panorama y proporciona los antecedentes para el debate. Claudia A. Zonta señala que, aun cuando el patrimonio no es historia, la visión general de la evolución de la educación superior europea en sus etapas iniciales ayuda a situar la discusión del patrimonio universitario dentro de su contexto histórico. Plantea las diferentes etapas en el desarrollo de las universidades europeas y los distintos modelos que coexistieron y rivalizaron. El Estado medieval cubría sus pocas necesidades de mano de obra alfabetizada y bien capacitada a través de un plan de estudios universitarios que consistía esencialmente en derecho, teología, medicina y artes liberales. Zonta subraya la importancia de que las calificaciones obtenidas en la universidad, incluyendo las de doctorado, fueron reconocidas internacionalmente, lo que permitía al interesado enseñar en cualquier institución de educación superior (licentia ubique docendi). Dicho reconocimiento se mantuvo incluso cuando las universidades se diversificaron y recibieron la influencia de sus circunstancias nacionales o locales, lo que repercutió en la movilidad de los estudiantes. Zonta también resume el efecto de la Reforma y de la Contrarreforma así como la expansión del modelo universitario en Europa Central y del Este. El profesor Walter Rüegg –editor general de Historia de la universidad en Europa de la CRE11– cita a Rousseau, quien lamentaba que 11 de las Universidades Europeas, una ONG que reúne aproximadamente a 700 universidades europeas. El 31 de marzo de 2000, la CRE y la Confederación de las Conferencias de los Rectores de la Unión Europea se fusionaron para formar la Asociación Europea de la Universidad (EUA, por sus siglas en inglés). CRE-Asociación 26 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES en su época ya no existieran franceses, alemanes, españoles o incluso ingleses, sino únicamente europeos, puesto que todos habían sido educados de la misma manera. Después, continúa mostrando cómo se desarrolló la universidad para formar lo que denomina un “puente europeo”, y el papel que ejercieron las universidades en ese proceso, mediante el principio del diálogo con los otros –extranjeros, tal vez– al reconocerlos como compañeros de debate intelectual. El Corpus christianum de las primeras universidades fue replicado más adelante, esta vez con la función textual y teorética de una “república de las letras”. El correo, literalmente, dispersó el conocimiento y el aprendizaje. Sin embargo, la tradición humanista no estuvo exenta de una cierta superficialidad, e incluso esterilidad, tanto en su fondo como en las formas que propiciaron el declive de la universidad, tal como lo satirizó Molière. Sólo se pudieron recuperar gracias a las reformas inspiradas por von Humboldt, quien enfatizaba la curiosidad intelectual y la resolución de los problemas, en vez de la erudición. A fines del siglo pasado surgieron fuera de las universidades instituciones especializadas en educación superior que complementaban, más que rechazarlas, a las escuelas tradicionales. En el tercer artículo nos enfocamos a discutir la función específica del patrimonio universitario. El artículo expone en sus amplios subtítulos los temas principales de los cuestionarios enviados durante el proyecto. Revela la relación ambigua entre la universidad y su patrimonio, así como la falta de una visión de legado integrado. La carencia de una definición impide la gestión consistente del patrimonio. En su relación con el mundo exterior esta ambigüedad se traduce en contactos puntuales, incapaces de definir el marco general para la cooperación europea acerca del patrimonio de manera profesional y no sólo voluntarista. Esto lo reflejan las respuestas a los cuestionarios que indican la poca cooperación o la inexistente capacitación e investigación en cuanto al patrimonio. Parece que hay, asimismo, una falta de interés particular en la administración y la toma de decisiones con respecto al patrimonio. No 27 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS nos sorprende que los modelos gerenciales varíen de una universidad a otra y tampoco es un asunto de gran preocupación. Sin embargo, sí lo es el que los asuntos patrimoniales parezcan no tener una función relevante en los procesos de decisión, incluso en las universidades que administran un patrimonio sustancial. Sólo cuatro de ellas trataron de hacer una estimación de la proporción de sus presupuestos dedicada al patrimonio (en su mayoría edificios históricos). Las respuestas al cuestionario también parecen indicar que la conservación del patrimonio, la enseñanza y la investigación, así como el incremento de la concientización se administran por separado, incluso dentro de cada facultad. En otras palabras, además de la investigación y la enseñanza multidisciplinarias con una perspectiva patrimonial específica, las instituciones también necesitan desarrollar una política para su legado. Con nuestro artículo, intentamos, igualmente, tender un puente entre los artículos relacionados con los antecedentes y las contribuciones que versan sobre los temas específicos del proyecto. En la segunda parte de la publicación comenzamos esta exploración con el tema de los vestigios materiales, que es el más recurrente al hablar del patrimonio. El profesor Patrick J. Boylan bosqueja la importancia de museos y colecciones en relación con el patrimonio universitario, rastrea su evolución desde las primeras “casas de coleccionistas” y subraya el hecho de que tales entidades no son “entidades independientes” de la universidad. Mejor dicho, desde sus inicios, han sido una parte integral de la docencia y la investigación universitarias, aunque ahora este vínculo pueda ser débil, al menos en algunas disciplinas. En biología, geología y antropología, por ejemplo, la investigación ya no depende de los museos y de las colecciones, como sucedía antes, dado que los principales investigadores en estos campos tienen menos experiencia con las colecciones y los museos que sus predecesores. Esto podría, a mediano plazo, poner al menos en peligro la posición de los museos y de las colecciones dentro de las universidades. Por otro lado, hay algunos signos alentadores. Su función es cada vez más importante en el 28 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES proceso de popularización de la universidad. El aumento en el turismo cultural es un ejemplo de ello, sobre todo en lugares como Oxford y New Haven, donde una universidad reconocida es la atracción principal de la ciudad. El profesor Boylan también hace referencia a ejemplos en el Reino Unido que demuestran cómo muchas de las “nuevas” universidades británicas han intentado copiar las tradiciones y las costumbres de las antiguas, y algunas de ellas han tratado, incluso, de adquirir edificios históricos o reunir colecciones propias. Sin embargo, en cualquiera de las instituciones, los museos y colecciones deben ser una parte integral de la universidad tanto en lo administrativo como en la toma de decisiones y la selección del personal; deben ser lugares donde exista la posibilidad de cooperación con otras instituciones de educación superior. La tercera parte de este libro se dirige hacia el concepto más evasivo, pero igualmente importante, del patrimonio intelectual. La profesora Hilde de Ridder-Symoens –editora de Historia de la Universidad en Europa de CRE– explora la historiografía universitaria, las universidades y la identidad nacional, la tensión entre la teoría y la práctica, la libertad académica y la universidad de Humboldt, así como los conceptos europeo y estadunidense de las artes liberales. Su artículo resume las discusiones acerca del legado intelectual que tuvieron lugar durante la segunda reunión del proyecto, en la que ella participó como ponente. Sostiene que las universidades, durante su desarrollo, han atravesado ciclos de vitalidad y de decadencia, pero que estos ciclos no han sido uniformes para todas, ni siquiera en el seno de las disciplinas académicas dentro una misma institución. Sin embargo, sabemos poco de estas fluctuaciones al consultar las historias universitarias oficiales, las publicaciones conmemorativas, que tienden a concentrarse en los logros y dejan de lado los problemas. Uno de los capítulos menos exitosos del desarrollo universitario está justamente relacionado con su fracaso para adaptar sus planes de estudios a los avances, a principios de la edad moderna, cuando la necesidad de conocimientos nuevos y más prácticos amenazaba a las 29 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS universidades por su tradicional énfasis en la capacitación teórica en teología, derecho, medicina y artes liberales. Pero no todas las universidades dejaron de responder a los retos del momento; a partir del siglo XVI, los anfiteatros, los jardines botánicos y los laboratorios fueron una muestra de su aserción como centros progresistas. La universidad medieval ilustra la libertad institucional, con el ejemplo de una enseñanza independiente con derechos y privilegios específicos (conocidos en España como fueros), mientras que la libertad académica individual es fundamental para la concepción universitaria de Humboldt. El profesor Gian Paolo Brizzi, director del Museo del Estudiante de la Universidad de Bolonia, se pregunta si las universidades constituyen una parte del patrimonio y la identidad culturales de Europa. La Edad Media fue un periodo de cambio e innovación, y la universidad fue uno de los inventos más importantes de su tiempo. Más aún, el profesor Brizzi sostiene que su origen estaba profundamente vinculado con el entorno cultural de la época en Europa, y ello, más que local o nacional, fue un fenómeno europeo. El término universidad implica el ser universal, por los campos del conocimiento que abarca –aunque esto no fue totalmente cierto en todos los periodos de su desarrollo– pero también en relación con la geografía y la cultura. Lo europeo también se hizo evidente por la gran movilidad estudiantil: los peregrinatio. Al mismo tiempo, los miembros de la universidad constituían un grupo que bien puede llamarse internacional, muy diferente a la sociedad circundante. También existía diversidad en la unidad tanto en los modelos universitarios (el origen de los profesores y los estudiantes, las diferentes características de universidades grandes y pequeñas) como, poco después, en sus perspectivas. Las universidades y sus miembros tomaron posiciones opuestas en el cuestionamiento de las doctrinas religiosas y el desarrollo de las ciencias empíricas. El ya mencionado artículo del profesor Gian Paolo Brizzi, hacia la cuarta parte de esta publicación, enfoca la dimensión europea de los 30 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES valores del patrimonio universitario. El profesor Paolo Blasi, entonces vicepresidente de la CRE (Asociación de las Universidades Europeas),12 subraya la importancia de esa dimensión europea para la comunidad internacional de eruditos y estudiantes, por medio de procesos sociales y económicos (como la urbanización y el desarrollo de las universidades) en el ámbito continental. Conforme pasa el tiempo, los valores fundamentan tanto la universidad como a la ciudadanía europea. El origen de la universidad en un área específica de Europa y su posterior expansión a otros lugares del continente también contribuyó a la idea común de universidad en Europa. El panorama pudo haber variado si hubieran surgido, sin contacto entre ellas, instituciones similares al mismo tiempo y en el mismo lugar. Igualmente influyó el flujo y reflujo de sus bienes a través de los principales movimientos políticos, sociales, intelectuales y culturales de la región. El desarrollo de la educación superior en masa (que desde la perspectiva histórica es un fenómeno reciente) parece un hecho natural para los estudiantes actuales y para los maestros universitarios jóvenes; presenta algunos retos específicos si quiere mantenerse la dimensión europea de la universidad: los programas de movilidad organizada como Erasmus y Sócrates resuelven uno de dichos desafíos. Falta que se avance en el reconocimiento internacional de los periodos de enseñanza y de investigación, los ascensos para el personal docente según su trayectoria profesional, así como en una europeización del seguro social y los derechos de jubilación, entre los más urgentes. Sin embargo, por supuesto que las políticas de la educación superior, ya sea por parte de las instituciones o de los gobiernos, deben buscar las raíces europeas del patrimonio universitario basándose en los valores universales, comunes, en la transparencia y en una concepción que haga del mundo académico una comunidad. La función de la universidad como base de una cultura común europea es el tema del artículo del profesor José Luis Peset. Él toma 12 Ahora: la Asociación Europea de la Universidad (EUA), véase la nota al pie anterior. 31 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS como punto de partida el establecimiento de la Universidad de Alcalá en 1499, y muestra que recibió una profunda influencia de un mundo de gran riqueza cultural, dominado por el humanismo y por los contactos e intercambios internacionales. El fortalecimiento de los idiomas –clásicos en su mayoría– también enfatizó el acceso a la información que no estaba disponible en español o en latín; tal es el caso de los matemáticos y médicos árabes y de buena parte del patrimonio cultural europeo: los autores clásicos en proceso de ser redescubiertos en esa época. Peset insiste en que los libros eran el principal instrumento de comunicación en las universidades porque permitían el diálogo en tiempo y espacio; eran fuente de información, valores y cultura; podían transmitirse de una generación a la siguiente y ser enviados fácilmente al resto del mundo. Por lo mismo, conforman una parte importante del patrimonio cultural de las universidades. En su artículo (originalmente escrito para otro proyecto del Consejo de Europa y que se publicó en este contexto),13 el profesor Alain Renaut explora la función de la educación superior en el desarrollo de una cultura democrática europea. Ésta se basa en la dimensión y en la identidad europeas que son parte integral de la educación superior desde su inicios en la Edad Media. Es más, uno podría afirmar que la etimología del término “universidad” proviene de “universal” y de “universalidad”, aunque luego debería rectificarse, pues los europeos de esa época no reconocían fácilmente el valor o la importancia de lo no europeo. Renaut, sin embargo, ve el final del siglo XVIII y el principio del XIX como un momento crucial para la adaptación, el desarrollo y la diseminación del modelo universitario: por un lado, el ori- 13 El proyecto de los Estudios Europeos para la Ciudadanía Democrática fue dirigido por el Comité para la Educación Superior y la Investigación (CC-HER). El artículo del profesor Renaut se publicó originalmente en Concepts de la citoyenneté démocratique, Editions du Conseil de l’Europe, ISBN 92-871-4451-6, diciembre de 2000 (versión francesa) y Concepts of democratic citizenship, Council of Europe Publishing, ISBN 92-871-4452-4, Consejo de Europa, diciembre de 2000 (versión inglesa). 32 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES gen de los cambios en la educación superior en Francia durante el despertar de la Revolución y, por el otro, el modelo universitario de Humboldt. Hacia finales del siglo XIX, el modelo humboldtiano era aceptado por la mayoría, sin que ello significara que todas las instituciones se ajustaban estrictamente a él. Pero al menos la noción subyacente al término universidad era el compartir una conciencia, valores e ideales. Desde entonces, la universidad se ha caracterizado por el énfasis en la conciencia intelectual y la reflexión, aunadas al conocimiento especializado, y ha conservado esta tendencia en una época de fácil ingreso a la educación superior, cuya resultante ha sido el aumento en el número de estudiantes. La misión de la universidad no sólo es capacitar sino también educar. El profesor Renault considera que el modelo de Humboldt no permanecerá intacto ya que la universidad se encuentra en pleno proceso de transformación, caracterizado por el impacto de la matrícula creciente, la veloz y masiva propagación del conocimiento, así como las inestables necesidades de la sociedad que la rodea. Es optimista, no obstante, con respecto al cambio de las “multiversidades”, donde sí es posible que la educación superior funja como un lugar de reflexión y de valores, es decir, como la conciencia de Europa. En la sección final, los asuntos generales y teóricos tratados en la primera parte se ilustran con los estudios de casos de algunas de las universidades que participaron en el proyecto. El profesor Brizzi presenta un resumen del espléndido patrimonio material de la universidad más añeja de Europa, ilustrándolo con detalles del Museo del Estudiante y de los archivos históricos de la Universidad de Bolonia. Dicho museo está dedicado a una parte fundamental de la comunidad académica que, al mismo tiempo, no ha recibido la mejor opinión de sus miembros más antiguos. Se adentra en el fenómeno de ser alumno como una fase de la vida o rito de transición, y en el estudiante como un individuo posicionado dentro de un grupo. Aquí, Brizzi percibe una continuidad, aunque no absolutamente lineal, entre las sociedades autónomas estudiantiles de la Edad Media y los movimien- 33 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS tos de 1968. Los Archivos Históricos de la Universidad de Bolonia se distinguen por lidiar con el reto de la falta de personal especializado, la construcción del patrimonio usando las nuevas tecnologías de información y la adaptación al crecimiento espectacular de la universidad durante la última generación. Además, los archivos se encuentran divididos: los anteriores a la unidad italiana, que estaban en Bolonia fueron enviados a los Archivos Nacionales en 1982. Esto implica no sólo estar al servicio de una gran cantidad de estudiantes y maestros, sino tener que absorber gran cantidad de documentos y actas que, en su momento, también formarán parte del patrimonio universitario. En su artículo acerca del legado de la Universidad de Coimbra, la profesora Maria de Fátima Silva explora en particular la función de las tradiciones y los rituales universitarios que se encuentran en la encrucijada entre el legado material e inmaterial de las universidades. Trátese de las ceremonias de inauguración y de graduación o del otorgamiento de grados a doctores honoris causa o bien de las tradiciones estudiantiles, como la queima das fitas, todas contribuyen a dar una identidad distinta a la comunidad universitaria. Dicha identidad tiene dos vertientes en lo que se refiere a la comunidad académica: por una parte, apunta a la pertenencia europea o universal y, por la otra, a la ciudad de Coimbra. Tanto el atuendo académico utilizado por profesores y alumnos en las ceremonias escolares como las asociaciones estudiantiles y las ricas tradiciones musicales del fado contribuyen a la construcción de la personalidad de Coimbra. Sin duda el artículo de Silva muestra que la vida universitaria en sí es una parte de su patrimonio. La profesora Béatrice Bakhouche ilustra el patrimonio intelectual de las universidades tomando Montpellier como ejemplo. Los orígenes de la universidad están estrechamente vinculados con tres áreas académicas: artes liberales, medicina y derecho. En cuanto a esta última disciplina, Montpellier albergó a muchos de los grandes legistes (legisladores) de Felipe el Hermoso, cuya influencia fue indispensa- 34 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES ble para la elaboración de los fundamentos teóricos y prácticos de la nación francesa. Bakhouche también señala que en Montpellier ya existía una estructura organizacional para las facultades y los grados académicos. Si bien las formas pueden haber cambiado con el tiempo y difícilmente se reconozcan los procedimientos medievales de aprendizaje, la estructura organizacional original es parte sustancial de patrimonio de la educación superior moderna. Gran parte del aprendizaje y la enseñanza también se ofrecía fuera de las universidades, en particular en los conventos de Montpellier. Tal vez el caso más célebre sea el del franciscano de origen catalán Ramón Llull, quien trabajó ahí varias veces aunque quizás fuera de los recintos universitarios. El patrimonio intelectual medieval es el tópico de Mémoire et Patrimoine, un nuevo programa interdisciplinario que se estableció en Montpellier, para indagar sobre la riqueza del intercambio entre ésta y otras de las universidades antiguas en las costas septentrionales del Mediterráneo, como legado intelectual de la Edad Media. El profesor Antonio López Díaz trata este aspecto externo del patrimonio desde la dimensión europea de la Universidad de Santiago de Compostela. Santiago es de hecho uno de los primeros ejemplos de una ciudad europea: a pesar de ubicarse en la periferia geográfica, el peregrinaje significó una gran afluencia de gente oriunda de todo el continente. López Díaz ve a Europa como un espacio de diálogo entre culturas, donde la universidad no se ha conformado con una función pasiva y receptora sino que ha actuado como diseminadora activa de la cultura y, a través de ella, de su dimensión europea. En la actualidad, las nuevas tecnologías de la información pueden ser de gran utilidad para las universidades que están poniendo en práctica esta misión. La dimensión europea de la universidad está vinculada con el contexto político general, como en el caso de España, cuya atención estaba tan enfocada en las colonias en América Latina y Filipinas; la pérdida de estas últimas en 1898 no sólo implicó un trauma nacional, sino también un periodo de aislamiento relativo que se reforzó con los largos años del régimen de Franco. Sólo con el cambio democrático 35 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS de 1975 las universidades españolas pudieron desarrollar de nuevo la dimensión europea de su patrimonio. Gracias a sus tradición de peregrinaje, Santiago fue declarado la Primera Ruta Cultural por el Consejo de Europa y la Comisión Europea. En 1993 se estableció el Grupo de Compostela, formado por universidades interesadas en reforzar la comunicación entre ellas, organizar actividades conjuntas, participar en el debate europeo acerca de la educación superior y promover intercambios y estudios en el extranjero como base para mejorar el conocimiento de las lenguas y la cultura europeas. En la actualidad, casi 80 universidades de más de 20 países del continente participan en ese grupo. La Universidad de Santiago de Compostela combina su compromiso europeo con una cooperación activa con otras partes del mundo, en particular con América Latina. En el artículo final de este libro exploramos algunas posibilidades que puedan facilitarnos la continuación del trabajo acerca del patrimonio europeo de las universidades, más allá de los confines de este proyecto. Para brindarle hoy la atención que merece se requiere el esfuerzo de todos sus integrantes, incluyendo las organizaciones internacionales y las autoridades nacionales, regionales y locales. A pesar de que éstas puedan contribuir a la creación de una estructura que facilite conservar y elevar la conciencia del patrimonio universitario, las principales tareas recaerán sobre las propias universidades. Sólo ellas pueden hacer una adecuada promoción de su legado incorporándolo a sus planes y políticas institucionales y desarrollando programas de estudio y de investigación que aseguren su transmisión a futuras generaciones. En ellas está la posibilidad de convencer al resto de la sociedad de que las tradiciones que las fundamentan son parte importante de nuestro patrimonio europeo común, y que el legado universitario no se disipa donde termina la toga y empieza el pueblo. Sólo las universidades, gracias a su autonomía inherente, pueden asegurar que su pasado no se limite a ser historia para los especialistas (que el público apenas atisba en las publicaciones de los jubileos), sino una vívida herencia presente para 36 INTRODUCCIÓN: UNAS PALABRAS DE LOS EDITORES la mayoría de los miembros de la comunidad académica y de estratos más amplios de la sociedad: comunidades locales, población escolar infantil, políticos o la sociedad civil europea. Sólo las universidades pueden asegurar que el debate actual sobre la educación superior y las reformas sea percibido no como una amenaza o un rompimiento con el pasado, sino como un proceso que hunde sus raíces en el patrimonio de las universidades europeas, entendidas como instituciones que mantenían, por su autonomía y su investigación básica, una cierta distancia con respecto de la sociedad circundante, pero que también contribuían al desarrollo de esa misma sociedad por medio de sus programas de estudio, sus egresados, gran parte de su investigación y por su función, no carente de relevancia, en la definición de la ética y los valores. Las universidades tienen el importante cometido de construir nuestro futuro común y de lograr el equilibrio entre los resultados inmediatos y una misión que también incluye prioridades a largo plazo en los procesos de investigación y de aprendizaje, sin los cuales es imposible alcanzar esos resultados inmediatos. Este objetivo sólo puede cumplirse si hay una responsabilidad actual hacia el pasado lejano, así como respeto y entendimiento del patrimonio universitario. No es fácil trabajar con un patrimonio y un legado de siglos en una época de referencias efímeras. Sin embargo, las universidades europeas emprenden este quehacer sin distinción de su antigüedad o ubicación. Algunas de las más recientes, junto con otras instituciones en países o regiones que buscan reconstruir su educación superior, son de hecho mucho más conscientes de su patrimonio que muchas de las ya establecidas, y ven en su herencia guía e inspiración para generar nuevas políticas de conservación integrada. Esperamos que este libro contribuya, aunque sea en forma modesta, a mantener sano y salvo el patrimonio de las universidades europeas en el nuevo milenio, a fin de que la universidad europea siga teniendo injerencia en la formación de una sociedad civil basada en la ética y en los valores y con un alto nivel de competencia en todos sus ámbitos. 37 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 38 Primera parte Antecedentes LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 40 La historia de las universidades europeas: generalidades y antecedentes Claudia A. Zonta1 Introducción a universidad, como espacio de aprendizaje y de investigación, parecería ser, a primera vista, una institución y un fenómeno totalmente modernos. Sin embargo, como veremos al estudiar su historia, las universidades se han desarrollado a lo largo de cientos de años y se apoyan en siglos de tradición. Las primeras universidades se establecieron en la Edad Media, y el hecho de que se sigan fundando universidades hasta esta década e, incluso, hasta el día de hoy, es una prueba de que el modelo no es obsoleto. Si consideramos el sistema universitario desde nuestro propio punto de vista nacional, perderemos la perspectiva de las raíces comunes de este fenómeno paneuropeo. Nuestro objetivo es mostrar que, a pesar de las diferencias individuales, todas las universidades poseen características comunes. En las universidades de Europa, la gente leía, daba conferencias y participaba en debates en latín, no en la o las lenguas locales. Las materias que se estudiaban y su contenido eran las mismas en todos lados: derecho, teología, medicina y las artes liberales. Los grados que se otorgaban también eran reconocidos por todas las universidades L 1 A Claudia A. Zonta se le encargó este artículo, documento preparatorio para la primera reunión del proyecto acerca de las universidades europeas. Los editores (de la versión inglesa) le hicieron algunas modificaciones superficiales. 41 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS europeas. Esto hizo posible que los estudiantes de cualquier lugar pudieran estudiar en la universidad de su elección, ya fuera en el territorio de lo que hoy son Francia, los Países Bajos, Gran Bretaña, Alemania, Italia, España o Portugal. Esta educación europea se basaba ante todo en una constante interacción entre el personal académico y los estudiantes. El simple hecho de que los estudiantes y los ponentes viajaran de una universidad a otra y por los países de Europa garantizaba un cierto grado de universalidad de los estudios universitarios. Con todo, esto no significa que las universidades se apegaran a una estructura rígida e inmutable a lo largo de los siglos. Las sedes del aprendizaje definitivamente tenían sus especialidades y existían diferencias en cuanto a los métodos de enseñanza. Asimismo, el personal académico provenía de una gran variedad de formaciones educativas. A final de cuentas, valía la pena estudiar en la universidad que tuviera los ponentes más calificados. La transformación política y social del Estado feudal hacia los primeros estados modernos trajo consigo las consecuentes modificaciones en la sociedad y en la cultura contemporánea como, por ejemplo, en el ejército, en los círculos administrativos, en las finanzas y en las relaciones diplomáticas. Para estos nuevos estados era de vital importancia la capacitación de los servidores civiles, una nueva clase social que se volvió responsable de la administración territorial del Estado. Los miembros del servicio civil necesitaban una educación sólida en ramas específicas del derecho que los alejara de la interpretación religiosa de los conceptos legales y les confiriera una visión civil. El resultado fue el servicio civil que dependía, tanto ideológica como físicamente, del mismo Estado, no de una institución como la Iglesia, cuyos miembros eran clérigos y, por ende, los primeros y principales defensores de la ideología cristiana. Fue en las universidades de Europa donde se capacitó a esta nueva casta. 42 ANTECEDENTES Los orígenes Los investigadores no discuten el hecho de que las universidades modernas pueden encontrar sus orígenes en el siglo XII. Las tres universidades más antiguas son la de Bolonia, la de París y la de Oxford, fundadas entre los finales de los siglos XI y XII. Carecemos de una fecha exacta del establecimiento de estas tres universidades, de igual manera que no existe ningún texto acerca de su fundación. En principio, se debe asumir que su creación y consolidación fue un proceso de considerable duración. El proceso se completó y la universidad comenzó su existencia, sólo cuando la institución pudo ser considerada como un studium generale o una universitas magistrotum et scholarium. Los cimientos iniciales de estos nuevos establecimientos educativos fueron la antigua escuela de Derecho en Bolonia, varias escuelas de Filosofía en París y las escuelas monásticas en Oxford. Existen varias teorías acerca de la génesis de las universidades: • La teoría de la tradición, en cuyos postulados existe un vínculo estructural directo, por un lado, entre las instituciones educativas del mundo árabe oriental, de la civilización bizantina y de los monasterios de la Alta Edad Media; y las universidades del siglo XII, por el otro. • La teoría del intelecto, que sostiene la creencia de que el interés por el conocimiento propició el establecimiento de un foro para el libre desarrollo intelectual. • La teoría social, que considera a las universidades como una nueva forma de comunidad en donde las personas vivían, trabajaban y estudiaban juntas. Lo más cercano a la verdad es una combinación de estas tres teorías. Se debe tener en cuenta que las universidades medievales estaban marcadas por el “nuevo concepto científico del escolasticismo” así como la “revolución social” del siglo XII. Las formas de enseñanza y 43 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS aprendizaje –así como los principios fundadores– que le dieron forma al sistema universitario moderno únicamente fueron posibles, en primer lugar, gracias al método escolástico para la enseñanza y la vida académica y, en segundo lugar, al surgimiento de nuevos cuerpos colectivos dentro de la sociedad (los gremios y las órdenes religiosas). El significado de universitas Tras haber comenzado por dictar conferencias y debatir en las calles, en las casas del personal académico o en las iglesias, las universidades decidieron rentar locales y publicar los programas de estudio; descubrieron la necesidad de proveerse de leyes, recabar cuotas, mantener sus propios registros de matriculación así como adoptar símbolos de autoridad propios (sellos, cetros, etcétera). En estos establecimientos educativos, el personal de enseñanza asalariado impartía el conocimiento a los alumnos conforme a un plan de estudios fijo, utilizando los libros de texto convenidos. Al mismo tiempo, se preservó la naturaleza colectiva y democrática de la institución, y los preceptores, que evolucionaron hacia un cuerpo de enseñanza profesional, adquirieron una enorme influencia. Un studium generale era una universidad a la que asistían estudiantes que se encontraban fuera de su propia región, a los que habían sido otorgados varios privilegios por alguno de los dos poderes mundiales de la época (el Papa o el Sacro Emperador Romano). También contaba con facultades en las cuatro ramas clásicas del conocimiento: filosofía, teología, derecho y medicina. Los privilegios conformaban la reputación de la institución y, por encima de todo, garantizaban el reconocimiento internacional de los grados que allí se otorgaban. Los tenedores de un doctorado o de la licentia ubique docendi tenían derecho de enseñar en cualquier universidad. Los privilegios también aseguraban la independencia de la universidad de cara a las autoridades locales y del Estado. Las universidades fueron tanto el resultado como la fuerza impulsora subyacente en los procesos de racionalización y de urbanización 44 ANTECEDENTES que iban de la mano con la apertura de la sociedad. Este proceso comenzó en Europa durante los siglos XI y XII y abarcó al final a todo el mundo y a grandes porciones de la población. La expansión del sistema universitario está íntimamente ligada con su desarrollo. Ya para la Edad Media, la manera de practicar el derecho no le permitía a la gente manejar la complejidad de los problemas sociales y políticos. En los textos del derecho romano (como tradición legal unificadora del imperio y del papado, en parte se había heredado desde los tiempos romanos y en parte se había descubierto) era posible encontrar reglas de aplicación general para la solución de nuevos problemas legales que, al ponerse en práctica, constituían nuevos precedentes jurídicos. Asimismo, la gente buscó los principios de soluciones a las complejas preguntas filosóficas y teológicas, llenas de inconsistencias, que se formulaban en la época. Lo que estaba en juego ahí era justamente la sustancia del dogma y el conocimiento tradicionales. Las luchas del poder entre las facciones pro y anti-papales; entre el imperio y el papado; y las contradicciones entre lo sacro del ministerio religioso y la venalidad de los funcionarios de la Iglesia; entre la piedad y lo mundano; entre la economía monetaria y la prohibición de la usura, entre el reconocimiento y la condenación de los movimientos de reforma desestabilizaron a la elite intelectual. La apertura al Oriente originada por las Cruzadas y la del comercio revelaron la superioridad de los estilos de vida y de las formas de pensamiento arábigo-islámicas. Europa volvió a descubrir el cuerpo del pensamiento filosófico y científico griego en las traducciones y comentarios árabes. La ciencia encaró un desafío tremendo: la búsqueda de la verdad. Bolonia y París tipificaron las dos funciones principales que las universidades debían desempeñar en el curso de su historia: por un lado, establecer los cimientos teóricos del conocimiento impartido, sometiendo dicho conocimiento a un análisis crítico y expandiéndolo; y, por otro lado, suministrando la capacitación teórica para la solución práctica de los problemas importantes de la sociedad. 45 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS La universalidad de la universidad Desde el punto de vista de un historiador social, es imposible hablar de las universidades europeas sin discutir la importancia de la universalidad en el desarrollo del sistema universitario. En el siglo XIII, por universalidad se entendía que una universidad, por ejemplo la de París, no era una institución educativa perteneciente, en el sentido estricto de la palabra, a una ciudad o a una diócesis en especial; por lo tanto, todas las actividades intelectuales que albergaba no tenían la intención de satisfacer necesidades locales específicas. En términos de legitimidad, las aseveraciones de las universidades en cuanto a su universalidad estaban ligadas a las leyendas concernientes a su fundación (se afirmaba que Bolonia había sido establecida por Teodosio y París por Carlomagno). Durante aproximadamente 600 años, la participación externa de uno de los dos poderes universales –el papado o el imperio– fue una condición ineludible para la existencia de las universidades de Europa. La universalidad de las universidades rápidamente cobró mayores dimensiones. Un aspecto esencial era la universalidad de los estudios universitarios, en el sentido de que se cubrían todas las ramas del conocimiento. En principio, el hecho de que todos tuvieran acceso a la enseñanza universitaria era todavía otra faceta de esta universalidad. El criterio de una educación pública abierta a todas las personas también podría ser un sustituto de la cobertura de todas las ramas del conocimiento (las cuatro facultades). Precisamente debido a su apertura estructural, las universidades fueron capaces de otorgar un marco reconocido universalmente para el descubrimiento y la transmisión del conocimiento científico fundamental. Por último, la universalidad de las universidades también tuvo una connotación topográfica: todas las universidades fueron establecidas en pueblos o ciudades. La unidad de lugar constituía un requisito previo si se trataba de hacer efectiva la congregación de todas las ramas del conocimiento que se enseñaban de manera pública. 46 ANTECEDENTES El momento decisivo en el desarrollo del Estado y la Iglesia modernos fue la fundación de los estados soberanos, independientes del imperio y con creencias diferentes al catolicismo. La transición de la soberanía universal a la soberanía limitada territorialmente marcó el nacimiento del Estado moderno. La Iglesia católica también perdió su afirmación como universal debido a que existían muchas otras denominaciones que no podía clasificar entre los “infieles”. Por lo tanto, en ambas esferas –el Estado y la Iglesia– las pretensiones de universalidad hubieron de reducirse. El advenimiento del Estado autónomo y de un entorno religioso con múltiples credos tuvo una influencia primordial en el desarrollo de las primeras universidades modernas. Las limitaciones de los otros dos poderes universales en cuanto a la noción de universalidad también decidieron la historia de las universidades, pero no les originaron ningún tipo de limitación. De la misma forma, las primeras universidades modernas revolucionarias, como Padua, Göttingen y Leiden, lograron evadir, en parte, las restricciones inherentes a estas nuevas tendencias e incluso tuvieron éxito al darle a esas obligaciones una nueva definición universalista. Tipos de universidad La primera generación • El modelo de Bolonia: universitas magistrorum et scholarium Una universidad formada por los alumnos, quienes escogían a los ponentes. Este modelo favoreció a los estudiantes (elegían al Rector, cargo que ostentaba un estudiante, que controlaba al personal académico en asuntos de enseñanza y pago). “Naciones”: Los estudiantes estaban divididos en grupos o “naciones”. Los estudiantes que, a pesar de ser italianos, no eran originarios de la ciudad de Bolonia integraban la citramontana natio. Los estudiantes provenientes del otro lado de los Alpes se agrupaban en la ultramontana natio. No obstante, este modelo pronto cedió lugar al parisino. 47 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS • El modelo de París: universitas magistrorum Una universidad de maestros (no de letrados), dividida en facultades. Los estudiantes únicamente eran miembros de la universidad. Este patrón se ha mantenido y es el que han seguido las universidades europeas hasta la actualidad. Las universidades de Oxford y Cambridge también se encontraban organizadas según estos lineamientos. Ambas nacieron de un proceso de desarrollo gradual; por ello la fecha exacta de su fundación también se desconoce. Las universidades migratorias: las universidades que se establecieron debido a la separación de los estudiantes o los ponentes de otra universidad. Podemos citar como ejemplos a Padua y a Siena, que fueron formadas por estudiantes que se separaron de Bolonia. La segunda generación • Universitas ex privilegio Una universidad otorgaba privilegios en el momento de su fundación. Algunas universidades fueron fundadas por decreto real, por decisión de una autoridad de la ciudad o conforme alguna otra forma de ley gubernamental. Su historia comenzó con un instrumento de fundación, un documento que establecía en términos claros las fuentes de su financiamiento y las posibilidades de control asociadas. Como ejemplos se pueden mencionar las universidades de Salamanca, Nápoles, Tolosa, Praga, Viena, Heidelberg y Colonia. La especificidad de las universidades de España y Portugal estribaba en que habían sido fundadas en virtud de una prerrogativa real, estaban vinculadas a una catedral o a otra autoridad religiosa y, al mismo tiempo, eran respaldadas por la ciudad en la que se ubicaban. Las universidades de Huesca, Zaragoza, Alcalá, Coimbra y Lisboa fueron fundadas por el monarca reinante: tal es el caso de la universidad de Salamanca –la “madre de las artes liberales y de todas las virtudes”. 48 ANTECEDENTES La importancia de la Iglesia El paso de la universidad medieval hacia un cuerpo independiente de maestros y de letrados ocurrió, principalmente, dentro de la Iglesia pero significó, al mismo tiempo, emanciparse de ella. El sistema del colegio Las órdenes religiosas tuvieron una influencia importante en la vida académica. Los collèges de las universidades francesas, los colegios de Oxford y de Cambridge así como los colegios mayores de España eran comunidades de maestros y letrados, que aprendían y vivían juntos, modeladas de diferentes maneras y dependientes de los monasterios de las órdenes mendicantes. Esto era especialmente evidente en las características arquitectónicas de los edificios de la universidad, la rutina académica diaria –con horas de comida y de estudio fijas así como periodos de estudio– y el uso de un uniforme. El Modus Parisiensis, en el cual los estudiantes se hospedaban en su lugar de estudio (como era costumbre en Francia e Inglaterra), fue influenciado por el modo de vida monástico. Contrastaba con el Modus Bononiensis, prevaleciente en Italia y en Alemania, en donde los letrados en las facultades avanzadas tenían la libertad de estudiar como les placiera. El sistema del colegio es una ilustración sorprendente de los vínculos estrechos que existían entre la Iglesia y las universidades durante la Edad Media. La estructura universitaria y el studium Durante el siglo XV, la estructura de la facultad, que primero se probó en París, comenzó a ganar terreno por doquier. Así pues, el conocimiento enciclopédico, previamente impartido, cedió su lugar a la especialización. Las cuatro escuelas especialistas del aprendizaje que surgieron de este proceso –Medicina, Teología, Derecho y Filosofía, –conocidas como facultates– estaban totalmente separadas entre sí. Estas facultades eran básicamente oligarquías gobernadas por los maestros. Para calificar como un studium generale, una universidad 49 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS no necesitaba incluir a las cuatro facultades. En principio, bastaba con que estuviera presente una de las cuatro escuelas especialistas junto a la facultad, obligatoria, de artes. La Facultad de las Artes era la escuela de las siete artes liberales, subdivididas en el trivium y el quadrivium, es decir, en las materias filológico-filosóficas y las científicas. Las naciones Un rasgo específico de las universidades medievales y las primeras modernas fue la división de los letrados o, más bien, su agrupamiento en colectividades conocidas como “naciones”. Las nationes eran asociaciones cooperativas de compatriotas donde los estudiantes se juntaban de acuerdo con su origen geográfico con el propósito de defender sus intereses comunes. Sin embargo, la natio de las universidades medievales y las primeras modernas no tenía una base nacional en el sentido actual del término, sino que incluía a letrados de muchos países. En París existían cuatro naciones: franceses, normandos, picardos e ingleses. La nación francesa incluía españoles e italianos, y la nación inglesa no sólo a los letrados de las islas británicas sino también a los europeos del norte y a los alemanes. En Bolonia existían diecisiete naciones, de las cuales catorce eran ultramontanae. Hasta el siglo XVIII, la nación alemana tuvo una función muy importante en Bolonia. No sólo proveía a sus miembros de hospedaje y alojamiento, sino que también era su representante legal ante las autoridades de la ciudad y también salvaguarda de sus intereses dentro de la universidad. La natio Bononiensis se expandió y se volvió el modelo dominante en Italia, en España y el sur de Francia, a pesar de que el número de naciones disminuyó considerablemente. En Oxford y Cambridge sólo existían dos de estos grupos. 50 ANTECEDENTES Apertura y discriminación (religiosa) Para satisfacer las demandas de una sociedad cada vez más abierta y una población con más movilidad, las universidades tuvieron que poner en práctica el principio de acceso libre a las diferentes ramas del conocimiento. Esto se aplicó tanto a la matriculación de los estudiantes como a la selección del personal enseñante. El conocimiento impartido se percibía como un don de Dios, algo que era una propiedad común. El acceso libre a las universidades sólo se refería a los hombres; no se admitió a las mujeres sino hasta el siglo XIX. Hasta el XV también se aceptaba únicamente a los hombres cristianos; sólo a partir de entonces se permitió a los varones de otras educaciones religiosas –como los judíos– estudiar en las universidades. Después de la Reforma, la religión se convirtió en un factor de discriminación en la mayoría de las universidades. La admisión libre era de una importancia capital para la tolerancia religiosa local y para la calidad académica. A los judíos se les permitía estudiar en Montpellier, Padua, Leiden y Basilea incluso antes de la Ilustración. Prusia no prohibió a sus ciudadanos estudiar en universidades extranjeras sino hasta principios del siglo XVIII. Movilidad La movilidad de los estudiantes dentro de Europa fue un factor que contribuyó a la fundación y a la difusión de las universidades y al surgimiento de una cultura académica. Los letrados llevaban a cabo la peregrinatio academica, lo que estableció la costumbre de un “peregrinaje” desde una sede del aprendizaje a otra. Estudiaban en cada universidad durante cierto periodo. Muchos estudiantes obtenían un grado de una de estas universidades antes de regresar a su patria. No obstante, la graduación no constituía un componente esencial de sus estudios, ni era una prerrogativa que sólo se les otorgara a los estudiantes exitosos. Con frecuencia, los estudiantes aprovechaban la posibilidad de estudiar en varias universidades. Podían confiar que tanto los grados iniciales como los doctorados, cuyos exámenes obli- 51 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS gatorios presentaran, serían reconocidos en su lugar de origen. En nuestra época, en la que una gran parte de la movilidad estudiantil general se lleva a cabo siguiendo esquemas de movilidad organizada, como Erasmus, Nordplus o Ceepus, resulta interesante descubrir que hace cientos de años existía un genuino movimiento estudiantil migratorio a escala paneuropea, en el que participaban decenas de miles de jóvenes. La peregrinatio academica alcanzó su apogeo en el siglo XVI. A principios del XVII esta migración académica sufrió una transformación. Los objetivos de los estudiantes cambiaron, así como la naturaleza de sus peregrinaciones. Con esto inició la tradición del viaje educativo –o Gran Viaje– que ya no suponía estudios prolongados en ninguna universidad individual. En las primeras universidades modernas, la movilidad involucraba al 10% de los estudiantes. Por lo menos 20 mil alemanes estudiaron en Italia entre 1500 y 1700. Los jóvenes que realizaban el Gran Viaje visitaban las universidades y las academias de Alemania, Francia, Italia, España, Inglaterra y los Países Bajos. Propiedad y financiamiento El financiamiento de las universidades planteaba problemas extremadamente complejos. La dificultad principal no surgió con la propiedad de los bienes como los edificios, el alumbrado, el mobiliario, las bibliotecas y los medios de calefacción, sino con el pago del personal de enseñanza. Dado que no existía un presupuesto estatal per se, a los ponentes se les asignaban estipendios u otros beneficios de la Iglesia. Con frecuencia los profesores y los letrados fungían simultáneamente como maestros del coro o como canónigos. Tenían un prebendado y permitían que alguien los reemplazara en sus deberes eclesiásticos. Esto requería de un permiso especial del Papa quien, de esta manera, jugaba un papel importante en la historia financiera de las universidades. A menudo, esta forma de financiamiento indirecto también se complementaba con la transferencia de bienes raíces u otras propie- 52 ANTECEDENTES dades que devengaban intereses o impuestos a las colectividades académicas, que luego tenían que administrar ellas mismas. Más aún, los colegios podían estar dotados de sus propiedades y los cuerpos colegiados generalmente pagaban la manutención de los maestros en humanidades. Con la llegada del primer periodo moderno cambió la estructura del financiamiento universitario, en su detalle mas no en sus principios. Los gobernantes protestantes transfirieron los edificios y los bienes a las universidades tras la disolución de los monasterios; los católicos asignaron los donativos a las fundaciones de la Iglesia para los propósitos de las universidades. Desde el punto de vista financiero, las universidades ya no eran independientes como lo habían sido en la Edad Media. Los principados de los siglos XVII y XVIII tuvieron que financiar a las universidades con sus propios presupuestos, hecho del que se aprovecharon para interferir ampliamente en los asuntos académicos. La era moderna Los cambios en el sistema universitario a principios de la era moderna pueden resumirse en tres palabras: expansión, diferenciación y profesionalización. En términos concretos, la expansión significó extender la red universitaria a toda la Europa cristiana. La diferenciación surgió con la creación de un sistema de muchos establecimientos diferentes, de los que las universidades constituían sólo una parte. Finalmente, la profesionalización de las universidades comenzó a principios del periodo moderno y se completó en el siglo XIX cuando, bajo la presión gubernamental, las universidades y las profesiones de los graduados tuvieron un acercamiento y se adaptaron para cubrir las necesidades del Estado. Hasta el siglo XVI, en su mayoría las universidades europeas se encontraban organizadas en esa misma línea. No mostraban particu- 53 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS laridades nacionales u objetivos locales. Eran internacionales en su espíritu y en sus principios; de la misma manera en que se encontraban abiertas para todos. Constituían entidades legales que se gobernaban a sí mismas, eran autónomas en su comprensión del conocimiento. El panorama cambió con el declive de la autoridad del papado y del imperio, los dos “poderes garantes”, y con el surgimiento del Estado nación europeo. Esto llevó a los países a adoptar sus propias maneras, nacionales, de hacer las cosas y a desarrollar sus características particulares, incluyendo al campo académico. Las primeras universidades modernas ya no sólo se encontraban comprometidas con el conocimiento; se convirtieron en un factor de cálculo de los dirigentes locales y se transformaron en sitios de capacitación para los funcionarios del Estado y de la Iglesia. Bajo la influencia del humanismo, entre el XV y el XVIII, la función social de las universidades se modificó. Comenzaron a dar la espalda a la teoría en favor de la práctica. Su anterior función secundaria de capacitar a las personas en las profesiones –sobre todo como servidores civiles, miembros de la clerecía, maestros, jueces, notarios, abogados y médicos de la corte y urbanos– se convirtió en su tarea principal. El hecho de que la investigación académica estuviera íntimamente identificada con sus beneficios prácticos para la sociedad llevó al personal docente de la universidad a ganar en autoestima. Sin embargo, una consecuencia posterior de este cambio en la función de las universidades fue una disminución en el número de descubrimientos científicos importantes dentro de las universidades. A pesar de que dicha actividad no cesó por completo en ellas, en la Europa de principios de la era moderna, la investigación más importante se llevaba a cabo en las academias, en los jardines botánicos, en los observatorios reales y otras instituciones que no pertenecían a la universidad. Este desarrollo se prolonga hasta nuestros días, cuando una gran parte de los esfuerzos de la investigación ocurren fuera de la universidad. Una característica del sistema de educación superior de Europa Central y del Este durante los últimos cincuenta años es 54 ANTECEDENTES que gran parte de la investigación se realizó en las academias de ciencias, mientras que las universidades tuvieron un papel predominante en la enseñanza académica.2 Reforma y Contrarreforma La focalización de la política (un proceso continuo) y el surgimiento de muchos credos religiosos (la Reforma, un proceso discontinuo) fueron los desarrollos clave durante el comienzo de la era moderna. Estas dos tendencias también transformaron la educación y el sistema universitario. La Reforma comenzó en universidades como Tübingen, Wittenberg, Estrasburgo y Ginebra. En primer lugar, la combinación del humanismo y la Reforma marcó el final del concepto de la universidad universal que había prevalecido durante la Edad Media y, en segundo lugar, llevó a la integración duradera de las universidades en estados territorialmente independientes, razón por la cual muchas se asieron a las necesidades de la maquinaria gubernamental de los primeros estados modernos. La universidad de Wittenberg se tornó en el modelo para las nuevas universidades protestantes y para la reforma de algunas otras universidades ya existentes. El modelo de Wittenberg fue adoptado en las universidades de Basilea, Frankfurt an der Oder, Leipzig, Heidelberg, Tübingen, Königsberg y Estrasburgo. Las universidades católicas, que la Reforma había hundido en un estado de crisis, encontraron una solución a sus problemas en la Societas Jesu o Compañía de Jesús. Esta orden religiosa, fundada por San Ignacio de Loyola y reconocida por el Papa en 1540, se fijó como objetivo principal divulgar la fe católica. La orden cumplió con su misión de predicar la fe en los gymnasios y en las universidades. En 2 Véase la Recomendación R (2000) 8 del Comité de Ministros para los estados miembros acerca de la misión de la investigación en las universidades. 55 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Europa y allende el océano, es decir en América, los jesuitas establecieron un sistema de colegios que eran a la vez instituciones religiosas y organizaciones de educación superior, modelados de acuerdo con el sistema de colegios practicado en Oxford y París pero que, siguiendo los ejemplos de Lovaina y de las universidades del Estado español, incluían elementos humanistas. Por su administración, organización y disciplina estrictas, este sistema fue un éxito rotundo. Los jesuitas suministraban personal de enseñanza calificado y no existían obstáculos financieros o de otra índole para la administración de los colegios. Durante el periodo de la Reforma y de la Contrarreforma, es decir, a fines del siglo XVI, las universidades también atravesaron por un proceso de renovación arquitectónica. Hasta entonces se habían dedicado a sus actividades académicas en casas compradas o rentadas o en edificios de monasterios secularizados. Surgieron casi por doquier los nuevos edificios universitarios: esquemas de construcción completos. Igual que ocurría con todos los proyectos de construcción, se tenían que cumplir ciertas condiciones: un esquema de desarrollo amplio y consistente así como las fuentes financieras suficientes y la energía para establecer el proyecto. Estos requisitos se cumplieron principalmente en los estados independientes más pequeños, en los estados papales y en los principados alemanes. En Roma se construyó La Sapienza (1575 a 1660), y en Alemania las universidades de Tübingen (1588 a 1592), Helmstedt, Würzburg y Altdorf (finales del siglo XVI). A principios del XVII Lemercier reconstruyó la Sorbona. Las universidades en Europa Central y del Este Humanismo, Renacimiento, Reforma y Contrarreforma: estos son los conceptos clave que caracterizan el periodo de los siglos XV, XVI y XVII. La gente de ese entonces ya percibía todas estas corrientes como características distintivas de la era. La pregunta es hasta dónde la intranquilidad espiritual y la gran variedad de movimientos plasmados en estos conceptos clave abarcaron a Europa del Este, o incluso si alcanzaron esa parte del mundo. La respuesta debe ser un sí rotundo. 56 ANTECEDENTES En verdad, la totalidad de Europa del Este quedó atrapada en la intranquilidad espiritual que era general en la Europa de esa época. Más aún, en el proceso las fronteras de la latinidad se trasladaron más hacia el oriente. Los efectos sociales y políticos de los movimientos mencionados también se sintieron con toda su fuerza en Europa del Este. En este sentido es importante no sobreestimar el abismo entre los letrados y la gente analfabeta del pueblo. Muchos miembros de la burguesía urbana y de la nobleza habían recibido diferentes tipos de educación: en medio de los letrados y el populacho, formaban una clase media que sabía leer y escribir. Los miembros de esta clase fungían como intermediarios entre los académicos y la gente común y volvían populares las ideas de la época. Los seglares estaban preocupados, principalmente, por preguntas acerca de teología y religión. Esta nueva forma de participación popular en el debate de la reforma de la Iglesia tuvo consecuencias específicas en Europa Central y del Este, lo que condujo a los problemas de nacionalidad del siglo XIX. El concepto universitario específico de Europa Occidental alcanzó a Europa Central y del Este durante el siglo XIV (Praga en 1348; Cracovia en 1364; Viena en 1365; Pécs en 1367; Kulm en 1386; y Buda en 1389, a pesar de que las últimas tres universidades mencionadas no se desarrollaron de manera perdurable). La fundación de estas universidades marcó una nueva época en Europa del Este y Central así como un nuevo periodo en la expansión latino-europea. La universitas, como se concibió en París y en Bolonia, fue un típico fenómeno occidental en la escena educativa. En contraste con otras escuelas de educación superior –es decir, la educación de los escribanos– que ya existían en el mundo bizantino-ruso, las universidades gozaron de una libertad intelectual relativamente irrestricta y en su mayoría eran autónomas. Desde el siglo XII hasta el XIV, un número cada vez mayor de letrados europeos del norte y del este viajó a las universidades del norte de Italia y, en ocasiones, también a París, en donde se dedicaban a sus 57 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS estudios y recibían grados. Fue sólo con la fundación de la Universidad de Praga que los letrados de Europa del Este que deseaban estudiar, tuvieron una alternativa real en su propia área geográfica. No obstante, la expansión de las universidades hacia el este era limitada. Cracovia se mantuvo como la universidad ubicada más al oriente, particularmente con relación a Lituania, los territorios fronterizos de Rutenia (Ukrania) y Hungría. Todas las nuevas universidades de Europa Central fueron fundadas por mandatarios locales o por las autoridades de la ciudad y se encontraban a su servicio. Sin embargo, no sería correcto afirmar que su función se reducía a un simple lugar de capacitación local. En el momento de su fundación se les otorgaban privilegios papales y, a partir de entonces, formaban parte de la única institución de educación superior general de la época, la Iglesia. A partir del siglo XVI se fundaron varias academias en Europa del Este: • La academia católica en Vilnius en 1578; • La academia católica en Zamoœæ en 1594; • Una academia ortodoxa en Kyiv en 1632, incluyendo una Facultad de Artes y escuelas de idiomas y de teología; • Una academia eslavo-griega-latina en Moscú en 1687, que también incluía una Facultad de Artes y escuelas de idiomas y de teología; • Una academia de ciencias en San Petersburgo en 1724. Esta institución estaba organizada en líneas muy complejas y su naturaleza era múltiple. Incluía una academia de ciencias al estilo occidental, una universidad con facultades en las ramas avanzadas del aprendizaje, y un colegio que preparaba a los estudiantes para su ingreso a la universidad. En 1755, la universidad se volvió una entidad independiente de este instituto educativo que continuó denominándose academia. • Una universidad en Moscú en 1755. Esta universidad tenía tres facultades y albergaba dos colegios, uno para la nobleza y otro para la burguesía. 58 ANTECEDENTES Las universidades de Moscú y de San Petersburgo se fundaron como parte de la política de modernización al estilo occidental de los zares rusos. Estas dos universidades rusas siguieron el modelo de Leiden en los Países Bajos. Es importante resaltar que fueron fundadas por el poder secular y el Zar, no por la Iglesia. En el siglo XVII, ni San Petersburgo ni Moscú tenían una Facultad de Teología. La enseñanza de la teología permaneció en las manos de la Iglesia ortodoxa rusa. La universidad tampoco estaba dividida en las cuatro facultades principales: Derecho, Teología, Filosofía y Medicina. Observaciones finales La universidad es la institución académica más importante de nuestro tiempo. La civilización moderna así como la cultura contemporánea están, con toda certeza, construidas sobre los cimientos colocados por las universidades medievales y por la “república del aprendizaje”. Como parte de la cristiandad de la Edad Media, la educación y el conocimiento institucionalizados en las universidades cobraron una importancia fundamental en Europa. En nuestra tradición europea, las universidades y la ciencia siempre han tenido una relación estrecha, y la ciencia de la actualidad es, sin duda, una de las piedras angulares del mundo moderno; esta misma tradición universitaria también dio paso a una conciencia paneuropea, basada en principios comunes. El sistema universitario constituyó una red de individuos y de conocimiento que trascendía las fronteras geográficas y políticas, que estaba apuntalada por la migración constante de maestros y letrados. Se detuvo únicamente con el advenimiento del Estado nación auto-contenido y centrado en sí mismo. Sólo superando el pensamiento y la conducta basados en la competencia típicos del Estado nación y retomando nuestras raíces, tradiciones e ideales comunes 59 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS es que podremos encontrar una nueva conciencia europea. En una Europa cada vez más unida esto es también, y de manera particular, una tarea para las universidades. Bibliografía Boehm, Letitia y Raimondi, Ezio: Universitá, accademie e societá in Italia e Germania dal Cinquecento al Settecento, Bolonia, 1981. Brizzi, Gian Paolo y Verger, Jacques (editores): Universitá dell’Europa. Gli uomini e i luoghi nei secole XII e XVIII, Milán, 1991. Brizzi, Gian Paolo y Verger, Jacques (editores): Universitá dell’Europa. Dal Rinascimento alle riforme religiose, Milán, 1991. Conrads, Norbert: Ritterakademien der frühen Neuzeit. Bilduns als Standesprivileg des 16 und 17 Jahrhunderts, Göttingen, 1982. Julia, Dominique; Revel, Jacques; y Chartier, R. (editores): Les universités européenes du XVIe au XVIIe siècle, dos volúmenes, París, 1986-89. Müller, Rainer A: Geschichte der Universität. Von der mittelalterlichen universitas zur deustschen Hochschule, Munich, 1990. Rüegg, Walter: Was lehrt die Geschichte der Universität? Sitzungsberichte der wissenschaftlichen Gesellscharf an der Johann-Wolfgang-Goethe-Universität, Frankfurt am Main, vol. 32, núm. 6, Stuttgart, 1994. Rüegg, Walter (editor): Geschichte der Universität in Europa, vol. I (Mittelalter), Munich, 1993. Rüegg, Walter (editor): Geschichte der Universität in Europa, vol. II (Von der Reformation zur Revolution, 1500-1800), Munich, 1993. Rüeg, Wlter y de Ridder-Symoens, Hilde (editors): A History of the university in Europe, vol. II (Universities in Early Modern Europe, 1500-1800), Cambridge University Press, 1996. Stichweh, Rudolf: Der frühmoderne Staat un die europäische Universität. Zur Interaktion von Politik un Erziehungssystem im Prozess ihrer Differenzierung (16-18 Jahrhundert), Frankfurt am Main, 1991. 60 De la tradición medieval a la modernización liberal: las universidades tienden puentes a través de Europa1 Walter Rüegg n 1987 las Comunidades Europeas se embarcaron en el programa Erasmus para aumentar de 1% a 10% la movilidad estudiantil en Europa. Si los esfuerzos de ese programa y de su sucesor, Sócrates, alcanzaron su objetivo, lo único que lograron fue volver a las cifras de la proporción anterior de estudiantes que, hasta el siglo XVIII, viajaban entre las antiguas universidades de Europa. La peregrinatio academica le permitió a la elite intelectual del Ancien Régime adquirir una cultura común europea basada en los mismos estudios y desarrollada gracias a una interacción directa con los académicos y los entornos universitarios de otros países. Tal fue su alcance que Rousseau ironizó, en 1772, de que ya no existían franceses, alemanes, españoles e, incluso, ingleses, sino únicamente europeos, dado que todos habían sido educados de la misma manera.2 Esta cultura común de la elite europea fue el producto de la universidad como la institución europea por excelencia. Los investigado- E 1 2 Artículo presentado en la primera reunión del proyecto (Alcalá de Henares, diciembre de 1999). Jean-Jacques Rousseau. Considérations sur le gouvernement de Pologne et sur sa reformation projetée, ed. Jean Fabre. Oeuvres completes, ed. Bernard Gagnebin y Marcel Raymond, vol. III, París, 1964, 960. La atribución errónea a Voltaire (eg en Nationalism in the Age of the French Revolution, ed. Otto Dann y John Dinwiddy, Londres/Ronceverte 1988, 14) se rectificó gracias a la perspicacia de Charles Wirz, curador del Instituto y del Museo Voltaire en Ginebra. 61 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS res de la Comisión Carnegie para la Educación Superior encontraron 66 instituciones europeas que habían sobrevivido sin interrupciones desde la Reforma hasta la actualidad: la Iglesia católica, la Iglesia protestante, los parlamentos de Islandia y de la Isla de Man y 62 universidades.3 No me demoraré entrando en estos detalles; iré más lejos al sugerir que la universidad es la única institución europea cuyas estructuras fundamentales, junto con la naturaleza universal de su función social, se ha mantenido y aun reforzado durante el curso de su historia. De los tres poderes de la Edad Media –el regnum, el sacerdotum y el studium–, el poder político sufrió cambios drásticos y el sacerdotium de la Iglesia católica, a pesar de haber mantenido su estructura y difusión a través del mundo, perdió el monopolio universal del poder espiritual que había poseído, mientras que el studium, la universidad, conquistó al orbe, imponiéndose en todos lados como la institución suprema de educación superior. Esto no pudo haberse alcanzado sin superar antes las crisis que amenazaban la naturaleza de la universidad e, incluso, su existencia misma. Por lo tanto, mi contribución buscará explicar cómo ha podido la universidad adaptar su patrimonio a los contextos culturales, sociales y políticos cambiantes a través de las regiones y de los siglos. Comienzo delineando la tradición medieval que abrió la ruta de las universidades antiguas; luego analizo cómo pudieron las universidades tener éxito al cumplir con su función de puente, a pesar de los cismas religiosos y políticos observados a partir del siglo XVI y que terminaron demostrando que el proceso de modernización del siglo XIX le permitió a la universidad volver a capturar y ampliar su función tradicional como la institución europea por excelencia. 3 Wolfgang Frühwald, Hans Robert Jauss, Reinhart Koselleck, Jügen Mittelstrass, Burkhart Stainwachs, Geisteswissenschaften heute, Eine Denkscrift, Frankfurt am Main 1991, 88. 62 ANTECEDENTES Tradición medieval4 La universidad como una colectividad es un invento europeo de los siglos XII y XIII, que disfrutaba de privilegios especiales así como amplia autonomía legal y administrativa: establecía su propio programa de estudios y otorgaba calificaciones académicas reconocidas por las autoridades públicas. Se tiene que mencionar que los métodos y el conocimiento que enseñaban databan, en su mayoría, de la antigüedad. La Biblia y las siete artes liberales siempre se habían estudiado en los claustros y escuelas medievales. A finales del siglo XI, los letrados en derecho comenzaron a enseñar el derecho romano de manera privada, hecho que alentó a la Universidad de Bolonia a celebrar el año de 1088 como su fecha de fundación. La medicina de Galeno, la seudo-hipocrática así como la filosofía de Aristóteles y el platonismo habían sido estudiados por los letrados árabes y se llevaron e impartieron en el mundo occidental durante el siglo XII. Este florecimiento del estudio intelectual provocó el inicio de una gran tendencia hacia la movilidad entre los académicos y los estudiantes, y la organización y función típicamente europea de las universidades hacia el año 1200. Pero los laicos –y a menudo los clérigos– no gozaban de ninguna protección fuera de su lugar de origen; eran explotados por la población local; tenían que pagar por las deudas y los crímenes de sus compatriotas o colegas académicos e, incluso, eran ejecutados sin juicio previo. A petición de los letrados en derecho que enseñaban en Bolonia, el emperador Frederick Barbarossa promulgó en 1155 una ley, la famosa Authentica Habita, que prometía la protección imperial contra los abusos de las autoridades locales a omnibus qui studiorum causa peregrinantibus (todos los que viajaran con motivo de sus estudios) y les autorizaba a escoger a sus pro- 4 Cf. Walter Rüegg (ed.), Geschichte der Universität in Europa, vol. I: Mittelalter, Munich 1993, en particular: cap. 1: “Themen, Probleme, Erkenntnisse” (por el editor); cap. 3 “Die Hochschulträger” (por Paolo Nardi). 63 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS pios jueces llegado el caso. Esta ley se incorporó en el Corpus iuris y en la actualidad toma la forma de “estatuto fundamental de la universidad medieval”.5 Sin embargo, no tuvo un impacto inmediato, lo que alentó a los estudiantes extranjeros en Bolonia alrededor del año 1200 a defender sus propios intereses organizándose en dos colectividades: los italianos que no eran ciudadanos de Bolonia formaron la universitas citramontanorum y los otros la universitas transmontanorum; cada universitas contaba con un director electo: el rector. A principios del siglo XIII, los maestros y los estudiantes de París establecieron una universitas magistrorum et scholarium para defender la libertad académica del control del obispado y de la intrusión del preboste. El ejemplo que fijó París fue seguido en poco tiempo en Oxford. Estas universidades fueron el fruto de largas luchas, durante las cuales los maestros y los estudiantes optaron por moverse de una población a otra, lo que originó la fundación de otras universidades como Orléans, Cambridge, Padua y Vercelli. Así que las primeras universidades, estas colectividades universitarias, fueron el resultado de los esfuerzos por lograr que la peregrinatio academica a estas Mecas del aprendizaje fuera menos peligrosa, y constituyen el punto de arranque para el proyecto trasnacional del patrimonio de las universidades europeas. Las autoridades centrales apoyaron a las colectividades universitarias en sus luchas contra las autoridades locales. Tanto el Papa como el emperador habían comprendido que estas colectividades, más que los académicos individuales, podrían asegurarles el apoyo ideológico y los soportes intelectuales que resultaban vitales en su intento por mantener la unidad del Corpus Christianum y del Sacro Imperio. Se reservaron para ellos mismos la autoridad soberana necesaria para crear instituciones de educación superior que portaran el nom- 5 W. Stelzer, “Zum Scholarenprivileg Friedrich Barbarossas (Authentica ‘Habita’)”, en: Deutsches Archiv für Erfoschung des Mittelalters 34 (1978), 123-165. “Grundgesetz der mittelalterlichen Universität” (p.132). 64 ANTECEDENTES bre de studium generale, que confería a los individuos el derecho de enseñar en toda la cristiandad papal (la licentia ubique docendi); mientras que en la studia particularia dirigida por las catedrales, los pueblos y los académicos individuales, el obispado otorgaba el derecho a enseñar. En sus documentos oficiales, las autoridades universales aclamaban a la universidad como un lugar capaz de iluminar al mundo a través del amor a la ciencia. Al mismo tiempo, las autoridades centrales vigilaban que las universidades y los académicos satisficieran una necesidad cada vez mayor de expandir su administración; particularmente que proveyeran de un apoyo intelectual y práctico en las luchas internas entre las fuerzas papales y anti-papales, y entre el Papa y el emperador pero, sobre todo, en contra de las fuerzas centrífugas, las herejías y los poderes políticos regionales y locales. A través de la administración centralizada y de la distribución de los beneficios eclesiásticos a los graduados, los papas acentuaron firmemente la función europea de las universidades y este aspecto universal constituyó la segunda tradición medieval que abrió camino a las universidades antiguas. Una tercera tradición importante para el tema de este proyecto es la estructura abierta de las colectividades universitarias. Otras colectividades medievales estaban definidas por su alcance regional, como la universitas vallis de Schwyz dentro del convenio original de la Confederación Suiza, o por un numerus clausus para las profesiones técnicas, como la arquitectura o la navegación, cuya importancia pública era, al menos, igual a los estudios universitarios. Pero estos estudios eran accesibles a cualquier cristiano capaz de realizarlos en el lenguaje universal de la época: el latín. El conocimiento que se adquiría de esta manera se consideraba como un don de Dios, un bien público, mientras que los otros conocimientos se enseñaban y se ejercitaban en lugares de trabajo y en el seno de las profesiones cuyo acceso y ganancias financieras estaban monopolizados por las empresas participantes. Mientras que los arquitectos aplicaban su complejos conocimientos teóricos principalmente en la construcción de catedrales magní- 65 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS ficas, los académicos universitarios construían grandes edificios teóricos, el summae teológico, el corpus del derecho civil y el corpus del derecho canónigo, los espejos filosóficos de la specula, modelos astronómicos, mapas y tablas, todo ello tanto para entender como para aplicar de mejor manera las leyes divinas y humanas que gobernaban la unidad espiritual y física del mundo. La verticalidad no sólo reinaba de manera suprema en las catedrales góticas y en las jerarquías eclesiásticas y seculares. El punto de identificación de todos los edificios teóricos era su punto más alto: con Dios en la cima del universo y sus representantes espirituales y políticos en la Tierra, así como las ideas trascendentales que se volvían realidad aquí abajo. Los investigadores se comparaban a sí mismos con enanos sentados sobre los hombros de los ancestros para poder vez más lejos. El programa de estudios estaba ilustrado con una tabla ascendente que iba del piso inferior y pasaba por los pisos intermedios de las artes liberales y la filosofía hasta la teología, que conformaba las almenas de la torre de las ciencias. Entonces, en última instancia, esta unidad jerárquica facilitó el surgimiento de esa tradición medieval: los estudiantes que se trasladaban entre universidades antiguas encontraron los mismos métodos y disciplinas de estudios en todos lados y obtuvieron grados idénticos que les permitían enseñar en las universidades. No es necesario decir que la mayoría de los jóvenes que emprendían viajes costosos y arriesgados para estudiar derecho en Bolonia u Orléans o medicina en Montpellier, París o Papua, no deseaban convertirse en maestros. La función latente de la universidad era transmitirles el conocimiento y los métodos que les permitieran ejercer profesiones intelectuales en las sociedades que estaban experimentando cambios febriles. Se ha dicho que en ningún periodo de la historia, Europa ha pasado por crisis económicas, políticas, intelectuales y espirituales comparables a las del periodo de 1200 a 1600. Europa se estaba abriendo al mundo exterior. La economía monetaria y la administración burocrática se desarrollaban en los pueblos y daban origen a con- 66 ANTECEDENTES flictos políticos y sociales. Los poderes espirituales y seculares se desgarraban entre sí y estas disputas, junto con la hambruna y la plaga, amenazaban la seguridad física de los individuos. Su resguardo psíquico y espiritual era sacudido por las contradicciones entre el mensaje de la Iglesia y sus experiencias en la vida real. La universidad ofrecía una protección intelectual pues hacía frente a las refutaciones y los conflictos de opinión y de experiencia, en un proceso dialéctico cuyas tesis y antítesis desembocaban en una síntesis lógica. La disputatio en donde se ejercía este proceso dialéctico era un complemento obligatorio para las clases y el punto culminante del estudio en cada facultad. El método escolástico correspondía al ideal aristotélico y monástico de la vida contemplativa. A partir del siglo XIV se le criticó por desatender al hombre y a sus problemas tangibles. El énfasis se había puesto en lo teórico, transformando el papel de la universidad e intensificando su función de capacitadora de doctores, abogados, jueces, notarios, archiveros, secretarios y otros funcionarios públicos. Las universidades se encontraban subordinadas a las necesidades de las autoridades regionales y empezaron a competir contra nuevas formas de educación superior: los colegios de navegación en España y Portugal, las academias militares, los colegios teológicos para los clérigos protestantes; las academias y seminarios para los sacerdotes; gymnasia academica; colegios y colegios mayores para titulares de cargos públicos. Pero también existía la ocupación de imprimir libros y la fundación de sociedades eruditas y academias científicas que, a partir del siglo XV, acabaron con el monopolio medieval de las universidades de desarrollar y diseminar el conocimiento científico. Uno podría deducir que esta dispersión en la educación superior, reforzada por el declive de los poderes universales a favor de los estados nacionales y regionales, junto con el cisma religioso y político causado en Europa por la Reforma terminó con los movimientos entre universidades. Hace sólo unos cuantos años, contemporáneos nuestros continuaban hablando de la decadencia, la atrofia e incluso el coma en que quedaron inmersas las universidades durante los siglos 67 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS y XVIII. El segundo volumen de nuestra Historia de la universidad en Europa muestra que, por el contrario, las universidades contribuyeron sustancialmente a la cultura europea que se extendió más allá de las divisiones entre los estados católicos, protestantes y reformados. Si bien esta división favoreció el movimiento internacional entre las universidades de los mismos credos, tampoco las fronteras entre las creencias inhibieron el movimiento. Una gran cantidad de universidades que facilitaron la matrícula de los estudiantes extranjeros por razones financieras encontraron muchas maneras de disculparlos para que no tuvieran que declarar sus creencias, y los maestros cuyas doctrinas no correspondían con las que aceptaba determinada universidad eran bienvenidos en otros lados, precisamente por la misma razón. La ruta de las universidades, sin embargo, ya no estaba determinada por la naturaleza universal de los poderes globales ni por la unidad del mundo intelectual. XVII La función de tender puentes a través de Europa6 El bastión inicial para este puente europeo se formó con el studia humanitatis, las humanidades, materias cuyo programa de estudios sólo difería de las artes liberales por la adición de la historia y la importancia conferida a la filosofía retórica y moral. Pero su orientación era bastante diferente. De la misma manera que el estilo gótico orientado hacia la verticalidad de la catedral abrió el camino a los estilos renacentista y barroco, con su perspectiva horizontal, ahora el ideal de la educación universitaria era el honnête homme, el caballero, el ciudadano iluminado que se había cultivado a través de la conversación “con los hombres más refinados de los siglos pasados, una conversación que ofrecería lo mejor de su pensamiento” como sostenía 6 Cf. Rüegg, Geschichte der Universität (nota 3) vol. II, Von der Reformation zur Französichen Revolution (1500-1800), en particular 21-52. 68 ANTECEDENTES Descartes,7 reiterando el principio del diálogo que los humanistas italianos del siglo XIV habían introducido al reformar los estudios. Este diálogo con las lecciones del pasado aumentó la tradición medieval de Aetas aristotélica, orientada hacia la naturaleza de las cosas, con el interés de Aetas ciceroniana para las relaciones humanas, si puedo tomar prestada la comparación hecha por el gran medievalista Étienne Wilson. El diálogo se estaba convirtiendo en la forma preferida para los tratados científicos y filosóficos. Permitía al autor presentar diferentes puntos de vista en su contexto teórico y práctico y, en lugar de resolver las divergencias a través de los procesos dialécticos, dejaba que el lector sacara sus conclusiones. Por lo tanto, más que la lógica fue la retórica, el arte de dirigirse con palabras a otros, lo que caracterizó el discurso intelectual en las universidades y la civilización de la época. El principio del diálogo, por el que se reconocía a un extranjero como un compañero en la conversación intelectual, estaba determinado por la función de la universidad para crear puentes. En lugar de la unidad del Corpus christianum, la Europa de las universidades se constituyó a sí misma como una república de letras, cuyos miembros intercambiaban miles de cartas por encima de las fronteras, de los credos y de la política. Guillaume Budé, padre fundador de lo que se convirtió en el Collège de France, anunció esta mentalidad en 1518 en una carta enviada al otrora rector de la Universidad de Viena, el humanista suizo Vadian: “¿Podría existir alguna persona que, por sus estudios en humanidades, hubiera forjado amistades con colegas del extranjero y fuera capaz de renunciar a ellas si sus gobiernos se cansaran de la paz y encontraran gusto por la guerra?”8 Entre los más famo- 7 8 Gustave Lanson, Histoire de la littérature française, 12° edición, París 1912, viii. Vadianische Brefsammlug VII. Ergänzungsband, St Gallen 1913, 9. Texto corregido de acuerdo con el original de Walter Rüeg, Humanistische Elitenbildun in der Eidgenossenschaft zur SEIT der Renaissance, en: Die Renaissance im Blick der Nationen Europas, ed. Por Georg Kauffman, Wolfenbütteler Abhandlugen zur Renaissanceforschung 9, Wiesbaden 1991, 133. 69 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS sos maestros, la lealtad hacia la república europea de las letras a menudo superaba la lealtad que sentían hacia su patria o hacia su iglesia. La función de puente a través del continente europeo de las universidades también se refleja en el desarrollo de la idea de Europa misma. En el siglo XIII, época en que los poderes universales apoyaban la fundación de las universidades para desarrollar la unidad del Corpus christianum y del Sacro Imperio, Alexander von Roes estaba tratando de dar a la noción geográfica de Europa una importancia política, atribuyendo distintas funciones a las tres grandes naciones europeas: el sacerdotium a los italianos, el regnum a los alemanes y el studium a los franceses. Si bien esta visión medieval de la universidad poco a poco tuvo importancia en Europa, fue el Papa Pío II quien le otorgó la función de puente europeo. En 1463, como Pontífice Soberano, justificó la proclamación de una cruzada en contra de los turcos diciendo que lo que éstos estaban atacando no era el Corpus christianus sino a Europa, nuestra “patria, nuestro propio hogar, nuestra casa”. Versado en la sabiduría humanista, justificó la unidad de Europa en su cosmografía recordando a los pensadores grecolatinos de la antigüedad.9 Así que no fue la unión a través de la fe cristiana sino el origen histórico lo que dio a Europa su importancia política y cultural, y la universidad cumplía con una función dual: por un lado, ser un puente de unión entre el cristiano y la antigüedad pagana gracias a la conversación humanista y cartesiana con los honnêtes hommes del pasado; por otro lado, gracias a la ruta que unía a las universidades, cada una de ellas con otra habitación dentro del mismo hogar europeo. A pesar de que la ruta de las universidades permitió a los estudiantes formar sus mentes en excelentes universidades antiguas como Salamanca, Padua, Edimburgo, Viena y Cracovia o en establecimien- 9 Manfred Fuhrmann: Alexander von Roes: ein Wegbereiter des Europagedankens? Sitzungsberichte der Heidelberger Akademie der Wissenschaften. Pholosphischhistorische Klasse, Jahrgang 1994, Berich 4, Heidelberg 1994. 70 ANTECEDENTES tos de fundación reciente como Leiden, Haya y Göttingen, el humanismo que se inclinaba hacia la vita activa y la civilidad del honnête homme degeneró, en la mayoría de las universidades, en un conocimiento estéril y una cultura superficial caricaturizada de manera cautivante en las comedias de Molière. Esto dio como resultado la desaparición de muchas universidades después de la Revolución Francesa y de las conquistas napoleónicas que devastaron la escena universitaria en Europa. En 1789 existían 143 universidades; para el año de 1815 sólo 83. En Alemania y España casi la mitad de ellas había desaparecido. Las 22 universidades francesas habían sido abolidas y reemplazadas en 12 ciudades por colegios especiales y facultades aisladas. Tal política se reflejó en la tendencia dominante durante la Ilustración, que condujo a la educación superior hacia el conocimiento práctico y hacia las carreras que pudieran servir para el bien común. Desde España hasta Rusia, los gobiernos instalaron sus propios colegios para oficiales militares y funcionarios públicos. Las universidades parecían condenadas a la extinción al igual que las demás instituciones medievales. Así pues, ¿cómo se puede explicar la expansión de las universidades durante los siglos diecinueve y veinte? Este es mi tercer y último punto. La modernización liberal de la función tradicional de la universidad El documento preparado por el profesor Alain Renaut explica bastante bien el restablecimiento, simbolizado con la apertura de la Universidad de Berlín en 1810 y cómo se produce una expansión inesperada por medio de una política de modernización. Wilhelm von Humboldt, gran letrado y hombre de Estado, había introducido esta política. Persuadió al rey de Prusia, quien favorecía al modelo francés de los colegios vocacionales, para que fundara una universidad en Berlín basada en las ideas del teólogo y filósofo Friedrich Schleierma- 71 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS cher, desde cuyo punto de vista la función de la universidad no era enseñar el conocimiento aceptado que podía usarse directamente de la misma manera que lo hacían los colegios, sino demostrar cómo se había descubierto dicho conocimiento: despertar en las mentes de los estudiantes la idea de la ciencia y alentarlos a considerar sus leyes fundamentales en todos los actos de sus vidas.10 La libertad también se aplicaba a la manera de estudiar, al contenido y a las relaciones de la universidad con las autoridades públicas. A los ojos de Humboldt, el Estado sólo tenía dos tareas que realizar en el ámbito de las universidades: especialmente proteger su libertad y nombrar a los académicos. Obviamente, no fue tan fácil poner en práctica este modelo idealista, como el modelo francés de colegios especiales controlados por el Estado, sujetos a una disciplina calculada y a menudo militar, organizada y ampliamente controlada por un despotismo progresista que regulaba, hasta el último detalle, los cursos por estudiar, el otorgamiento de los grados, el apego a las opiniones profesadas con las doctrinas oficiales e, incluso, los hábitos personales, por ejemplo, la prohibición del uso de barba en 1852. El esquema de Humboldt de otorgar grandes extensiones de terreno a las nuevas universidades para asegurar su independencia material fue abandonado por su sucesor; la libertad académica se restringió en 1819 por las medidas de control y la censura después de las manifestaciones estudiantiles y no se restableció sino hasta después de 1848. De manera similar, progresó lentamente la decisión de poner en contacto a los estudiantes con la investigación científica por medio de seminarios y laboratorios. Ahora bien, la modernización liberal dio sus frutos. Mientras que, a principios de siglo, París había sido la Meca para los letrados de todo el mundo, a partir de 1830 el gobierno francés envió representantes a Alemania para investigar los avan10 Walter Rüegg, “Der Mitos der Homboldtschen Universität”, en: Universitas in teología-teología in universitate. Festschrift für Hans Heinrich Schmid zum 60. Geburstag, publicado por Matthias Kreg y Martin Rose, Zürich 1997, 155-174, en particular 162-166. 72 ANTECEDENTES ces en la educación superior. Y los jóvenes franceses, seguidos después por los estudiantes ingleses y americanos, acudían a capacitarse en los nuevos métodos científicos. Desde finales del siglo XIX, el modelo alemán encarnó a la universidad moderna en Europa así como en Estados Unidos y en Japón. El resultado fue una expansión extraordinaria de los índices de asistencia a las universidades. Hacia 1939 existían cerca de 200 establecimientos, en contraste con apenas cien en 1840. El número de maestros se cuadruplicó y el número de estudiantes fue siete veces mayor.11 Lo que creció aún más fue el número de colegios especializados (alrededor de 300) en los sectores militar, técnico, comercial, médico, veterinario, económico-agrícola, de capacitación para los maestros, político y musical. Sin embargo, no habían reemplazado a las universidades y a tales instituciones sólo asistía un número relativamente pequeño de estudiantes. En 1895 se habían reconstituido en Francia las universidades, y uno de los primeros actos de los nuevos estados nación de Europa del Este fue el establecimiento de universidades; ello permitió que la noción de la “universidad como la institución europea por excelencia” adquiriera pleno significado. Con excepción de Francia, en donde los rigurosos sistemas de selección y capacitación de las grandes écoles las colocaba en la cima de la educación superior, los colegios especiales tuvieron que luchar por los derechos y los títulos de las universidades –lo que alcanzaron en Alemania y Austria a fines del siglo XIX– o la integración dentro de las universidades, como fue el caso de Gran Bretaña e Italia. En la actualidad, los colegios especiales forman parte de la membresía de la Asociación Europea de la Universidad.12 Pero 11 12 Christophe Charle, cap. 1, Matti Klinge, cap. 5, Walter Rüegg, apéndice en Geschichte der Universität (nota 3), vol. III: Vom 18. Jahrhundert zum Zweiten Weltkrieg (1800-1945), en preparación. Nota del editor: el 31 de marzo de 2001, la Asociación de Universidades Europeas (CRE por sus siglas en inglés) y las Conferencias de la Confederación de Rectores de la EU se fusionaron para formar la Asociación Europea de la Universidad (EUA, por sus siglas en inglés). 73 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS más allá de Europa (con excepción de América Latina), las universidades también se habían convertido en instituciones globales de educación superior; a principios del siglo XIX existían colegios, academias, seminarios u otras escuelas para capacitar a la elite intelectual, política o espiritual. En este proceso de expansión, una de las insignias del modelo francés, la École Polytechnique, tuvo gran influencia en cuanto a lo teórico en el sector de los colegios especiales, fundados en el siglo XVIII para suministrar capacitación técnica a los funcionarios públicos. En el siglo XIX se convirtieron en colegios politécnicos cuando introdujeron capacitación avanzada en ciencias matemáticas y físicas. Pero no adoptaron el otro aspecto particular del modelo francés: un colegio para los funcionarios estructurado de acuerdo con la disciplina militar y sujeto a un control meticuloso del Estado. Por el contrario, aspiraban a los derechos fundamentales de las universidades, ganando, en primer lugar, autonomía colectiva para su organización interna; luego el derecho para acreditar a los ponentes y, a finales del siglo, el derecho para conferir el título de doctor, que los puso a la par con las universidades y estableció el modelo para transformar a los colegios de Comercio, Medicina Veterinaria, Estudios Agrícolas, etcétera, en instituciones universitarias. Cuando vemos de cerca el impacto del modelo alemán en las universidades de estilo francés y, especialmente, en las universidades británicas, que mantuvieron sus estructuras medievales y humanistas, se puede constatar que fue, sobre todo, el espíritu científico de la universidad alemana lo que propició la modernización de las estructuras universitarias tradicionales en Europa. La modernización fue promovida por los modelos que dirigieron la autonomía colectiva de la universidad tradicional hacia la libertad de sus miembros en la esfera de la enseñanza, el estudio y la investigación. El gran mérito de Humboldt y de Schleiermacher había sido su rechazo al modelo estatal de los colegios vocacionales y la modernización liberal de las estructuras medievales de la universidad; ello hizo posible, a largo plazo, sobreponerse a los límites que el Estado imponía a la libertad académica. 74 ANTECEDENTES El ejemplo de las grandes universidades angloamericanas demuestra la importancia fundamental de la libertad y de la autonomía colectivas. La lucha de las universidades por su autonomía colectiva y la libertad de sus miembros es más impresionante y sólo se explica por razones extrínsecas. La causa real de este éxito debe buscarse en la propia mentalidad científica. Los padres espirituales de la Universidad de Berlín se distanciaron del espíritu científico de la universidad humanista porque pensaban que únicamente exploraba los aspectos externos de las cosas y no penetraba en su esencia. El teólogo y filósofo Schleiermacher escribió en su plan para la Universidad de Berlín que esperaba que el “pensamiento científico, despertado por la enseñanza filosófica, se alejara del centro y penetrara más profundamente en el detalle individual; que buscara, compilara y creara su propio juicio confirmando, por medio de su precisión, la ciencia natural y la coherencia del conocimiento universal”.13 Savigny, el gran historiador del derecho, dio un ejemplo de este “pensamiento científico” en el prólogo de su obra maestra La historia del derecho romano en la Edad Media. Rechazó la separación superficial de la historia del derecho y la historia de los textos legales. Si su trabajo tuviera como objetivo ir más allá de la descripción de los estudios previos y comprometerse en una nueva investigación, necesitaría tomar “un punto de vista específico para explicar cómo surgieron las leyes más recientes a partir del desarrollo puro y simple, y de la transformación constante del derecho romano determinado por las circunstancias del Imperio Occidental”.14 Niebuhr, en el prólogo de su famosa Historia romana, también habló del “punto decisivo” que surgió en la discusión con Savigny15 y 13 14 15 Friedrich Schleiermacher, Gelegenticlhe Gedanken über Universitäten im deutschen Sinn. Nebst einem Anhang über eine neu zu errichtende, Berlín 1808, 39. Friedich Carl von Savigny, Geschiche des römischen Rechts im Mittelalter, vol. 1, Prólogo a la primera edición, Nachdruck Darmstadt 1956, vii. Barthold G. Niebuhr, Römische Geschichte, Berichtigte Ausgabe in einem Bande, Teil I, Berlín 5 1853, xvf. 75 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS que le permitió describir la historia desde un punto de vista crítico. Algunos trabajos previos se habían ocupado de la historia romana como “mapas geográficos o paisajes pintados y no habían tratado siquiera de presentar desde estos medios rudimentarios la imagen de los temas que estaban considerando”.16 Wilhelm von Humboldt buscó, como filósofo del lenguaje, ese punto decisivo en la “facultad de la mente, cuya profundidad y abundancia influyó en el curso de los acontecimientos mundiales y que fue principio fundador en el desarrollo oculto y un tanto misterioso de la humanidad”.17 Existen muchos otros ejemplos que ilustran este giro del pensamiento científico hacia el “centro”, el “punto específico”, el “punto decisivo” y el “principio fundador”. En particular, se impulsó la especulación en las ciencias naturales, que lentamente abrieron paso a la investigación empírica. Pero nadie definió a esta mente científica mejor que el quinto y más influyente de los padres espirituales de la nueva Universidad de Berlín, el filólogo e historiador de la antigüedad griega, August Böckh. Desde su punto de vista, el único método que le convenía a la mente científica era el concéntrico “que implicaba la vinculación de todos los fenómenos en su centro y desde allí proceder, paso a paso, hacia todo el exterior”. Este centro de la investigación y la educación científicas como constituyentes de la esencia de la universidad se localizaba, en la opinión de Böckh, “en el núcleo más interno de su totalidad coherente” (im innersten Kern seines Gesamtzusammenhanges).18 Me parece que este nuevo método se debería denominar más bien como “nuclear”, ya que va al núcleo, a la esencia filosófica y al origen histórico o físico de los fenómenos 16 17 18 Ibid., xv. Wilhelm von Humbold. “Über die Vershiedenheiten des menschlichen Sprachbaus” (1827-1829) en Werke in fünf Bänden, publicado por Andreas Flitner y Klaus Giel, vol., III, Schriften zur Sprachphilosophie, Darmstadt 1965, 155f. A. Boeckh, Encyclopädie und Methodologie der philologischen Wissenschaft, ed. Por Ernst Bratuschek, Leipzig 1877, 47. 76 ANTECEDENTES naturales y espirituales. Este nuevo pensamiento científico, que según Niebuhr animó los primeros años de la Universidad de Berlín con su “entusiasmo y gozo” (die Begeisterung und Seligkeit)19, este método nuclear de alentar a la investigación para que fuera hasta el núcleo más interno de todas las cosas, marcó la ruta en la que la universidad moderna adquirió velocidad, y que hoy constituye el itinerario de las universidades modernas de origen antiguo o reciente. 19 Niebuhr, Römische Geschichte (nota 13), xvi. 77 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 78 El patrimonio cultural de las universidades europeas Nuria Sanz y Sjur Bergan Introducción l propósito del proyecto del patrimonio de las universidades europeas fue aumentar la conciencia sobre la función primordial de las universidades en el legado cultural de Europa y alentar a las universidades a que cooperaran en el ámbito europeo para definir una estrategia común que resolviera los problemas comunes con respecto a su patrimonio. Por lo mismo, tuvo un objetivo doble: el patrimonio de las universidades europeas y la universidad europea como patrimonio. El proyecto incluyó a 12 universidades tradicionales y se conformó alrededor de cuatro reuniones temáticas. La reunión de lanzamiento se llevó a cabo en Alcalá de Henares en diciembre de 1999. Las subsecuentes se enfocaron en el legado intelectual de las universidades (Montpellier, marzo de 2000), el patrimonio material de las universidades (Bolonia, julio de 2000) y la dimensión europea del legado y el patrimonio de la universidad (Cracovia, octubre de 2000). Dado que el número de las universidades que estaban participando en este proyecto tuvo que limitarse por razones estructurales, se hizo un esfuerzo para contar con una diversidad geográfica razonable así como variedad de tradiciones. Por ello, el proyecto incluyó algunas de las primeras universidades europeas así como otras más recientes. Mientras que Europa Central del Sur, la región en donde se originó la universidad europea, se encontraba fuertemente represen- E 79 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS tada, las instituciones participantes también ilustraron la difusión de la idea de la universidad en otras partes de Europa. Patrimonio e historia Existe la conciencia general de que las universidades tienen una larga historia y que han sobrevivido a numerosas crisis. De hecho, las universidades se encuentran entre las pocas instituciones que han sobrevivido de una manera más o menos continua desde la Edad Media; otros aspirantes a esta distinción son los parlamentos de Islandia y de la Isla de Man, y las iglesias católica y ortodoxa.1 La conciencia es mucho menor cuando se trata del patrimonio de las universidades: cómo se han transmitido de una generación a otra la experiencia acumulada de las universidades y su cultura material, y cuál es el papel que este legado desempeña en la actualidad. Esto es de particular importancia debido a que las instituciones de educación superior se encuentran en un periodo de grandes cambios. El cambio se ejemplifica con el surgimiento de la educación superior de masas, de un gran sector no universitario de educación superior y de una discusión continua acerca de la misión de la misma. El Proceso de Bolonia lanzó un importante movimiento de reforma de la educación superior en Europa. La educación superior en varios de los nuevos estados miembros de la Unión Europea también debe afrontar los problemas surgidos tras un periodo prolongado de regímenes totalitarios. En este contexto, parecía particularmente pertinente un proyecto centrado en el legado y el patrimonio de las universidades, como instituciones prototípicas europeas. El patrimonio mira al pasado pero con una visión de futuro. Incluso si la conciencia del patrimonio de las universidades no es tan fuerte como sería deseable, sin lugar a dudas es un patrimonio vivo. 1 Véase el artículo del profesor Walter Rüegg en el presente volumen. 80 ANTECEDENTES El patrimonio intelectual Las políticas para el patrimonio inmaterial de las universidades fueron un aspecto importante del proyecto. En este sentido, la universidad constituye un punto de referencia valioso para comenzar a definir y a valorar el patrimonio intelectual de Europa, cuya singularidad se manifiesta por medio del poder integrador y de la libertad de aprendizaje así como de la investigación científica en relación con el lenguaje y los quehaceres estético, mítico, religioso e histórico. Las universidades son lugares de discusión (disputatio) organizada. La creatividad que resulta de la discusión y de la fricción es parte integral del patrimonio intelectual de la universidad europea. Legado y patrimonio son procesos fundamentales de transmisión consciente de los valores a las generaciones futuras. Como preparación para la reunión de Montpellier, se invitó a los representantes de las universidades participantes a que llenaran un cuestionario que ayudara a definir el concepto de patrimonio intelectual. El enfoque general de las respuestas fue más historiográfico que orientado al patrimonio. Todas las respuestas consideraron al patrimonio universitario como un instrumento y hubo muy poco enfoque hacia el patrimonio en sí mismo. Se consideró que los componentes principales del patrimonio intelectual son los valores de la universidad, las huellas materiales de su trabajo (colecciones, museos, edificios, etcétera), los logros científicos y educativos, las ideas desarrolladas y las personas destacadas que han contribuido a tales logros. También se hizo énfasis en el papel de la universidad en el proceso de construcción de las naciones y en la importancia de la universidad multicultural. Resultó interesante que ninguna de las respuestas se haya referido a la transmisión como un elemento clave del patrimonio intelectual. Algunas universidades consideraron correcta la noción de “dos culturas”, es decir la diferenciación cultural entre las ciencias “duras” por un lado, y las humanidades y las ciencias sociales, por el otro, 81 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS mientras que otras instituciones se rehusaron a dividir lo que percibían como una cultura académica común. Una pregunta sobre el compromiso social del patrimonio intelectual dio pie a interpretaciones disímiles del término “social”: sociedad, clase social o bien oportunidades iguales. Tal vez a partir de estas interpretaciones diversas se podrían discernir asuntos interesantes acerca de las tradiciones tanto de la universidad como de la sociedad en cuestión. Todos los entrevistados pusieron énfasis en la contribución del patrimonio intelectual en la construcción de Europa. Este énfasis fue universal, si bien particularmente enérgico en el caso de las universidades de Europa Central y del Este. Asimismo, dos universidades subrayaron además su función de contacto con otras partes del mundo. En ambos casos, ello reflejó la orientación de muchos años de sus respectivas sociedades: Coimbra con respecto a Latinoamérica y África, y Estambul como puente entre Oriente y Occidente. Desde la primera campaña del Consejo Europeo para el patrimonio cultural, en 1975, el concepto de patrimonio se ha desarrollado hacia una visión más amplia y más inclusiva. El último texto adoptado hasta ahora, la Recomendación R (98)5 del Comité de Ministros para los estados miembros, concerniente a la educación patrimonial, define el patrimonio cultural como incluyente de cualquier vestigio material e inmaterial del quehacer humano y cualquier vestigio de las actividades humanas en su entorno natural. Esto da pie a varias preguntas: • ¿Cómo es que el patrimonio nos pertenece a todos como europeos? • ¿Cómo se define la fragilidad? ¿Nuestro patrimonio es frágil? • ¿Cómo podemos distinguir entre la memoria, el legado y el patrimonio en relación con la transmisión, la responsabilidad y los valores? • ¿Qué significa el patrimonio para la comunidad universitaria en la actualidad? • ¿Cómo se puede incitar a una curiosidad sostenida en el patrimonio universitario? 82 ANTECEDENTES En circunstancias distintas, algunas de las universidades participantes han asignado una consideración especial a su patrimonio. Por ejemplo, durante la separación de Lovaina/Leuven en los años sesenta, la Université catholique de Louvain definió cada uno de los componentes de su nombre. “Universidad” conllevaba la libertad académica y la autonomía institucional, inclusive bajo restricciones económicas. “Católica” implicaba universal, por lo tanto, abierta. No existían requisitos ideológicos o religiosos relacionados para su personal y sus estudiantes, salvo que se esperaba que mostraran respeto hacia las creencias de los demás. “Lovaina” implicaba un compromiso con esta ciudad porque pasaba por una profunda recesión cuando se la eligió como la sede de la universidad. Al mismo tiempo la universidad vio que parte de su misión era mantenerse abierta a Europa y al resto del mundo, en especial al Tercer Mundo. El representante de Coimbra subrayó que esta ciudad se distinguió de otras ciudades portuguesas por su universidad, que también constituyó un elemento importante en el pueblo antiguo, que había sido declarado monumento patrimonial. Sin embargo, con frecuencia, la universidad ha cuestionado su función en la ciudad, muchos de cuyos habitantes conocen mal la institución. Por otro lado, Cluj-Napoca está ahora comprometida en la recuperación de su historia, proceso en el que ha sido necesario tomar conciencia de que es una universidad multicultural en una región con un patrimonio rico y diverso. La institución anfitriona, Montpellier, posee tradiciones que datan del siglo XV, sin embargo puede hablarse de ella como una universidad moderna. Su patrimonio y su legado se reflejan en sus edificios históricos y en su jardín botánico pero, también, en sus tradiciones y en sus políticas actuales. Así llegamos a la conclusión de que el proyecto del patrimonio es de la sociedad y para ella. Su objetivo es que los vestigios de la existencia y de las actividades humanas, sean materiales o inmateriales, puedan volverse a descubrir, interpretarse y leerse. El patrimonio no es un fenómeno estático, sino un proceso y un ejercicio de selección. 83 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS El legado es una memoria que se formó día con día y el proyecto tiene como finalidad descubrir de qué manera las universidades pueden volverse un proyecto común. También se puede pensar en el patrimonio como un marco compartido de referencia y comparación. Si bien muchos elementos del patrimonio europeo generalmente se compartían, también existieron diferencias interesantes, por ejemplo en la importancia que se le daba al patrimonio europeo clásico en el programa de estudios escolares y, por consiguiente, en su transmisión a las generaciones futuras. Los valores son importantes en el desarrollo y en la transmisión del patrimonio, pero también cambian y con ello se altera la interpretación del patrimonio. Por ejemplo, mientras que la grandeza nacional, las proezas y la gloria militares eran valores importantes en la interpretación del patrimonio nacional a principios del siglo XX, la tolerancia y la justicia ahora se consideran como valores esenciales y realmente como medidas de la grandeza de un país. Por lo tanto, también en este rubro es importante pensar en el legado como un proceso. Una definición del patrimonio intelectual de las universidades debe intentar ser operativa. Las universidades tienen que definir los elementos de su propio marco de referencia a través del patrimonio, de lo que pueden compartir con los otros y de cómo lo pueden hacer. Entre otras, una definición operativa del legado intelectual de las universidades podría suministrar una plataforma para: • definir qué es una universidad y qué la distingue de otras instituciones de educación superior; • ayudar a los que quieren establecer nuevas instituciones dentro de la tradición de las universidades europeas o a los que buscan reformar las instituciones existentes para cumplir con la tradición; • ofrecer una guía para la (re)construcción de la educación superior en zonas de conflictos recientes o de luchas civiles, como en el caso de Kosovo o de las universidades recién liberadas de las restricciones de la autoritaria Ley Serbia de 1998 acerca de las universi- 84 ANTECEDENTES dades. El apego a las normas y tradiciones europeas es un factor importante en el esfuerzo de la reconstrucción. Una identidad común debe ser parte de la definición del patrimonio intelectual. El patrimonio debe contribuir a la definición y a la construcción del pasado, como un aspecto relevante para el presente y el futuro. En este sentido, el patrimonio debe ser operativo y no nostálgico: debemos estudiar el pasado para construir el futuro. En términos políticos, una parte de la tarea es encontrar cómo, en esta era supersónica, se pueden lograr entendimientos para una institución que, por definición, toma tiempo en forjar opiniones y se ocupa de asuntos complejos. Los vestigios del legado cultural Como preparación para la reunión de Bolonia, invitamos a las universidades participantes así como a varias otras universidades tradicionales para que completaran un cuestionario acerca de su patrimonio material. Esta parte del artículo se basa en los cuestionarios respondidos y el material adicional enviado por las universidades participantes en los proyectos y de otras instituciones; en total, unas 25 instituciones. Todas las regiones de Europa: norte, sur, este, centro, oeste estuvieron representadas. Algunas de las universidades juegan –o han jugado– un papel de institución central en la educación superior de su país (por ejemplo: Coimbra, Tartu, Vilnius, Zagreb, Oslo). Otras son universidades importantes en países donde ninguna institución por sí misma puede reclamar una preeminencia histórica o actual (por ejemplo Bolonia, Estambul, Padua, Salamanca). Por lo menos dos universidades (Santiago de Compostela y Åbo Akademi) tienen una función capital en una región con un idioma y cultura distintos, lo que no les impide desempeñar también un importante papel en el ámbito nacional. 85 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Al principio se solicitó que las universidades indicaran lo que consideraban como rastros de su legado cultural. De manera predecible, todas hicieron mención a los vestigios materiales. En todos los cuestionarios se mencionó como primera referencia el patrimonio construido; la mayoría también mencionó las colecciones, archivos y bibliotecas. Sin embargo, fue interesante observar que incluso cuando el contexto favorecía al patrimonio material, se hicieron otras asociaciones. Por ejemplo, la Universidad de Bolonia consideró que todo el trabajo de sus maestros y estudiantes constituye un rastro de su patrimonio. La misma Universidad de Bolonia también hizo mención específica del aspecto normativo como parte importante de su herencia. Entre los puntos mencionados por Bolonia se encuentra asimismo el mencionado por la Universidad de Coimbra: la vida universitaria como legado. El punto se ilustró adicionalmente en la reunión con la presentación de la profesora María de Fátima Silva acerca de las ceremonias universitarias y los festivales,2 que abarcan desde las ceremonias solemnes de inicio de clases y las ceremonias doctorales hasta la queima das fitas y las estudiantinas de los alumnos. La respuesta de St. Andrews fue un paso más adelante e incluyó al entorno histórico dentro de los vestigios de su patrimonio. Específicamente, Vilnius mencionó la libertad intelectual y la tolerancia religiosa. Si bien estos son valores académicos universales,3 es interesante que hayan sido mencionados de manera particular por Vilnius, si consideramos su historia. En el caso de Zagreb, la universidad consideró los valores como huellas de su legado y tomó en cuenta las actitudes educativas y de desarrollo hacia los valores patrimoniales de la universidad como una tarea importante. Zagreb también ofreció una interpretación muy extensa de los vestigios de su patrimonio, abarcando el idioma, la apreciación y creación artística y estética, los elementos míticos, los logros 2 3 La presentación se reproduce en el presente volumen. Cf. La Magna Charta Universitatum, 1988. 86 ANTECEDENTES científicos y tecnológicos, la participación y las expresiones religiosas, así como los modos de organización y la estructura social. Mientras que Zagreb se refiere al idioma como una manifestación de los pensamientos humanos y un medio de comunicación humana y, por lo mismo, intelectual, Abo Akademi invoca su compromiso con un lenguaje y cultura específicos: los de una minoría de habla sueca en Finlandia. Vale la pena destacar que, a pesar de que todas las respuestas se referían a los vestigios materiales, ninguna consideró el valor simbólico del espacio dedicado a la enseñanza y al aprendizaje. También se inquirió acerca de la base legal para la protección de cada una de los elementos del patrimonio universitario. En este punto, las respuestas fueron decepcionantemente generales, con referencias a las leyes del patrimonio nacional sin disposiciones específicas para el patrimonio universitario. Por ejemplo, conforme a la legislación patrimonial noruega, el Museo Arqueológico de la Universidad de Oslo es una de las cinco autoridades regionales para la aplicación de la legislación patrimonial.4 Sin embargo, la ley no menciona el patrimonio de la universidad. Hubo muy poca o ninguna referencia a las leyes o reglas que establecen la propiedad del patrimonio, si bien la mayoría de los entrevistados afirmaron que su universidad era dueña de su patrimonio mueble e inmueble. ¿Qué significa propiedad en el caso de una institución estatal? ¿Son las instituciones estatales las propietarias legales de sus edificios y artefactos o lo es el Estado –en el entendido de que se trata de un concepto nebuloso– que ejerce su capacidad como propietario a través de una institución especializada? También fue interesante notar que únicamente dos respuestas se refirieron a las reglas universitarias internas que específicamente tratan los asuntos administrativos. 4 Es útil subrayar dos puntos lingüísticos: al Museo Arqueológico se le conoce como Oldsaksamlingen (literalmente “la colección de objetos antiguos” o, menos caritativamente, “cosas viejas”). En noruego, el nombre le da una connotación de antigüedad. A la ley patrimonial se le conoce de manera corta como Kulturminnevernloven; literalmente: “la ley sobre la protección de la memoria cultural”. 87 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS La investigación acerca del patrimonio universitario Aquí formulamos preguntas específicas sobre los programas de investigación y desarrollo vinculados con el patrimonio de la universidad, los laboratorios que realizan investigaciones sobre conservación y restauración del patrimonio (concentrándose en técnicas y no en artículos o colecciones en particular), así como las publicaciones científicas dedicadas al patrimonio de la universidad. Las respuestas revelaron que los programas de investigación y desarrollo más avanzados incluían los aspectos técnicos de la restauración y la conservación. En particular, los departamentos de arqueología son pioneros en este tipo de programas. Asimismo, las universidades ofrecen los servicios profesionales requeridos por las autoridades públicas para la administración del patrimonio. Como en muchos otros campos, son centros de competencia. Sin embargo, parece que estos servicios se ofrecen, en la mayoría de los casos, a título individual, sin una planeación o administración general. Existe un desequilibrio ya que algunas universidades tienen políticas patrimoniales bien desarrolladas pero no cuentan con laboratorios especializados, mientras que otras universidades con programas de estudio bien desarrollados no permiten que los estudiantes participen ayudando a catalogar el patrimonio de las universidades. La lista de las publicaciones relacionadas con el patrimonio es impresionante y probablemente dista mucho de estar completa. Las publicaciones pueden ser libros, diarios especializados normales o artículos ocasionales. Los temas van desde la historia de Åbo Akademi5 hasta los museos y las colecciones universitarias (Bolonia) y el patrimonio histórico de la universidad (Santiago de Compostela), pasando por la historia del arte portugués (Coimbra), las políticas urbanas en torno a la universidad (Lovaina) y bibliografías y registros académicos (Vilnius). Sin embargo, en estas publicaciones la 5 Que hablando propiamente es una historia más que una publicación patrimonial. 88 ANTECEDENTES perspectiva europea o comparativa se encuentra ausente. Pareciera que cada institución trabaja por sí sola sin ningún intento de cooperar en una dimensión europea. Enseñanza y capacitación La característica más notable de las respuestas en esta parte del cuestionario fue que ninguna relacionó la investigación con los programas de enseñanza. Puesto que una de las características de las universidades es la relación estrecha entre la enseñanza y la investigación, su ausencia nos sorprende, por decir lo menos. La explicación más obvia sería que, a diferencia de otros programas universitarios, los programas de estudio orientados hacia el patrimonio están divorciados de la investigación. Sin embargo, esta es una explicación poco admisible dado nuestro conocimiento de las universidades. Debemos, por lo tanto, preguntarnos por qué las personas que respondieron el cuestionario no establecieron una relación que parecería obvia. Sería interesante analizar si esto se debe a que los programas de estudios patrimoniales se encuentran estructurados de manera diferente a la investigación patrimonial. Sin embargo, la pregunta trasciende el alcance de este artículo. El patrimonio cultural es un terreno transdisciplinario. No obstante, casi sin excepción, los ejemplos de los programas de estudio ofrecidos no pertenecían a cursos patrimoniales per se, sino a disciplinas académicas tradicionales relacionadas con el patrimonio. Los programas más enunciados fueron el de arqueología y el de historia del arte. Asimismo, más de una universidad mencionó la conservación, la museología y otros cursos relacionados con la historia de la universidad. Los cursos que sólo fueron mencionados por una universidad cubrían un rango muy amplio de campos y especializaciones, desde la biblioteconomía (Zagreb) hasta estudios marítimos (St. Andrews), pasando por un programa de maestría sobre las ciudades históricas y la planeación de poblados (Bolonia). 89 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Es pertinente hacer dos comentarios con respecto a esta lista: el primero es que la mayoría de los cursos mencionados son más disciplinarios que transdisciplinarios. Por lo tanto, la estructura de los programas de estudio no parece explicar por qué no se estableció alguna conexión entre la enseñanza y la investigación. Es muy probable que el personal que enseña arqueología e historia del arte realice investigaciones en estas mismas disciplinas. El segundo comentario es más sustancial y, a la vez, más preocupante. Se trata de la falta de cursos específicos de capacitación patrimonial. El legado no es la historiografía de las colecciones –el estudio de los objetos del pasado sin importar cómo se puede uno identificar con ellos– ni la consideración del discurso del pasado con desinterés o, por el contrario, con identificación. Tanto la historia como los objetos materiales son importantes para el patrimonio porque alguien los identifica. El patrimonio se mantiene vivo porque significa algo para los individuos o para grupos de individuos. El objetivo principal del proyecto es cómo definir la relevancia del patrimonio para la comunidad académica y para su contexto social. Así pues, lo que se conoce como programas patrimoniales son, en su mayoría, estudios relacionados con el patrimonio. Entre los que respondieron, sólo tres universidades (Bolonia, Santiago de Compostela y Vilnius) enumeraron los cursos patrimoniales como tales y, de éstas, únicamente Santiago ofrece un curso sustancial y avanzado. Nuestra conclusión contundente es que existe una gran necesidad de programas de estudio patrimonial debido a que el patrimonio forja las comunidades intelectuales. Dichos cursos, por definición, deben ser un esfuerzo transdisciplinario y de cooperación, y deben estar vinculados con la investigación patrimonial. Una extensión lógica de esta conclusión es que los programas patrimoniales deben tener un enfoque comparativo y construirse con base en la cooperación europea. No existe evidencia de nada de esto en las respuestas obtenidas. Por el contrario, los programas se construyen alrededor de preocupaciones muy específicas que surgen de 90 ANTECEDENTES circunstancias locales sin la participación de otras universidades o instituciones. También es evidente la falta de una perspectiva europea dado que no existe información acerca del número de participantes europeos (o no nacionales) en estos programas. Conservación y restauración La primera parte del cuestionario versaba sobre las tareas de la universidad en relación con todo tipo de patrimonio material, con un énfasis especial en las dos tareas principales de la universidad: la investigación y la docencia. La segunda parte del cuestionario se enfocó hacia el patrimonio material de la universidad en sí mismo. Primero se preguntó acerca de la conservación y la restauración del patrimonio de la universidad. Las respuestas indicaron una diferencia entre los patrimonios inmueble y mueble. En lo que se refiere a las políticas para el primero, muestran un mayor grado de cooperación con los cuerpos externos, mientras que las políticas patrimoniales de los bienes muebles tienden a ser específicas para la institución o, incluso, la facultad o el museo encargados de ellos. Por consiguiente, podrían prestarse para la cooperación con otras instituciones tanto para la restauración como para la conservación –por ejemplo, podrían enviarse a otra institución que tuviera un laboratorio de conservación especialmente bien desarrollado– y para otras actividades, como las exhibiciones itinerantes. Sin embargo, el patrimonio inmueble es el más considerable, frecuentemente es el que representa el mayor valor financiero y, tal vez, en muchos casos, es el que entraña el mayor reto de conservación y restauración. Cuando las respuestas fueron específicas, indicaban poca propensión a convertir el patrimonio en “objetos de museo” a partir del sistema de Linné para la clasificación. En otras palabras: mantener los objetos patrimoniales –incluyendo los edificios– para su exhibición pero no para su uso. No obstante, este último se encuentra muy res- 91 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS tringido; los objetos, por su parte, son considerados como parte del legado de la universidad. A menudo, su uso se reserva para ocasiones especiales, como las ceremonias académicas, el uso institucional regulado, los museos, las exhibiciones o los centros de investigación. El aula magna es un caso especial porque frecuentemente se encuentra ubicado en la parte histórica de los edificios de la universidad y se utiliza para ceremonias académicas u otras ocasiones solemnes. El aula magna de la universidad de Bolonia es una iglesia transformada, Santa Lucía, y ha adquirido un significado especial en las políticas de la educación superior europea porque fue allí donde se adoptaron dos documentos de políticas importantes: la Magna Charta Universitatum, adoptada por los rectores universitarios en 1988, en ocasión del 900 aniversario de la Universidad de Bolonia, así como la Declaración de Bolonia, firmada por los Ministros de la Educación de 29 países europeos en junio de 1999. El aula magna de la Universidad de Oslo es una parte no sólo de los bienes de la universidad sino del patrimonio de Noruega por dos razones: sus muros fueron decorados por Edvard Munch y, hasta 1990, era ahí donde cada 10 de diciembre tenía lugar la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz. La información disponible acerca del patrimonio inmueble de la universidad es bastante heterogénea. Algunas universidades cuentan con una documentación completa, mientras que otras carecen casi totalmente de ella. Otro asunto es qué se hace con el patrimonio material de la universidad. Las respuestas indican que sólo Salamanca tiene un plan maestro para su patrimonio inmueble; plan del que carecen todas las demás universidades, muchas de las cuales, sin embargo, poseen un patrimonio inmueble bastante valioso. En general existe poca evidencia de una planeación sostenida, ya sea para el patrimonio mueble o inmueble. Un asunto de particular interés es la relación del patrimonio universitario con el desarrollo general de la ciudad en la que está ubicada la institución. Tal vez sea de mayor relevancia en los pueblos pequeños que albergan una universidad histórica –los pueblos univer- 92 ANTECEDENTES sitarios– que en las grandes ciudades que cuentan con una universidad histórica entre otras muchas características distintivas. Las respuestas al cuestionario indican que el desarrollo urbano es muy desigual, tanto como la función que en él desempeña la universidad. En muchos casos, la impresión general es que a pesar de que en el pasado la universidad pudiera haber jugado un papel importante en la planeación de los pueblos, éste ya no es el caso. También parecería que la función informal de la universidad es más fuerte que la formal. Sin embargo, universidades como Santiago de Compostela, Bolonia y Vilnius constituyen características significativas del paisaje urbano y cumplen una función en la planeación urbana. Coimbra es la excepción que confirma la regla: las numerosas dificultades en la relación entre la universidad y la ciudad datan de tiempo atrás y constituyen un conflicto entre dos centros potenciales de poder local: las autoridades académicas y las civiles. Un conflicto agudo surgió, por ejemplo, con el edificio de la nueva ciudad universitaria en una parte de Coimbra conocida como Alta en los años treinta. Es interesante resaltar que la pugna sucedió bajo un régimen autoritario dirigido por muchas figuras, incluyendo al mismo Salazar, que tenían fuertes vínculos con la Universidad de Coimbra.6 Administración Preguntamos luego cómo se administraba la universidad y cómo se establecían las políticas patrimoniales. Las respuestas mostraron que sólo una universidad –Salamanca– tiene un modelo claramente centralizado. Sabemos que este es también el modelo, en otro contexto, de la Universidad Nacional Autónoma de México. En Salamanca, una sola persona física y moral es responsable del patrimonio de la uni6 Cf. Luis Reis Torgal: A Universidade e o Estado Novo (Coimbra 1999: Livreria Minerva Editora) 93 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS versidad. Las otras universidades que contestaron esta pregunta cuentan con diversos tipos de modelos descentralizados, que van desde Santiago de Compostela, que tiene un vicerrector con esa responsabilidad específica, hasta Zagreb. En esta última universidad, el alto grado de descentralización así como la correspondiente amplia autonomía de las facultades individuales están vinculados con la estructura general de la administración de la universidad: las facultades son entidades legales. En un modelo descentralizado, la relación entre los niveles centrales y los bajos puede variar considerablemente, pero en muchas universidades los profesores o los funcionarios del departamento son los responsables de los edificios, colecciones, etcétera específicos. Otros ejemplos son Bolonia (en donde la responsabilidad descansa en los centros especializados más que en las facultades), Coimbra, Zagreb, Tartu y St. Andrews. Lo que tratamos de señalar es que la centralización no es una meta en sí misma; tampoco que el modelo centralizado sea necesariamente mejor que el descentralizado. El asunto, en todo caso, es si se toman en cuenta las cuestiones del patrimonio en el proceso de la toma de decisiones, que deberán ponderarse junto con otras consideraciones; pero en una universidad histórica el sistema administrativo debe asegurar que los asuntos relativos al patrimonio sean considerados en la ecuación. Uno de los puntos en que convergen varias de las inquietudes de las universidades se refiere a las discusiones presupuestarias, lo que, en la mayoría de las instituciones, ocurre cada año. Las respuestas recibidas no muestran una evidencia clara de una política presupuestaria definida para el patrimonio de la universidad ni un estimado de los gastos anuales previstos; tampoco hay evidencia de recaudaciones de fondos o esfuerzos sistemáticos para obtenerlos por medio de proyectos específicos. Sólo cuatro universidades (Padua, Tartu, Vilnius y Zagreb) proporcionaron una estimación de la parte del presupuesto universitario invertido en la protección y la conservación de 94 ANTECEDENTES su patrimonio material. Estos cálculos variaron desde un poco menos del 1% al 6% del presupuesto universitario. En el caso de Padua, una parte abrumadora de su presupuesto lo dedica al patrimonio inmueble. La estadística implica decidir cuáles son los parámetros más relevantes; la base estadística está diseñada para identificar estos factores para su análisis. El resto de la información, considerada como menos relevante, no se encuentra identificada específicamente. Las estadísticas financieras –presupuestos y cuentas– no son una excepción a esta regla. Facilitar información acerca de la proporción del presupuesto utilizada en el patrimonio implica una elección consciente de la importancia de esta información por encima de otros parámetros. Una dificultad adicional, particularmente para el patrimonio construido, es que tal vez no es tan evidente distinguir los edificios con valor patrimonial de los otros bienes inmuebles. Por otro lado, si bien en Bolonia los costos de mantenimiento de sus edificios históricos son altos, los gastos en éste contribuyen al uso sostenible de las instalaciones, porque resulta más barato mantener edificios antiguos que construir nuevos. Sin embargo, si sólo cuatro universidades históricas proporcionaron una estimación de los gastos en su patrimonio material, existen razones para estar preocupados. Para mejorar las políticas patrimoniales sería útil sin duda conocer de qué medios disponen las universidades y cuánto han gastado. Cuando los fondos escasean, una opción es buscar fuentes alternas de financiamiento. Si bien es razonable suponer que ya se están buscando soluciones de este tipo, las respuestas ofrecidas dan poca idea de cómo y hasta dónde. La relación entre la universidad y los cuerpos externos (como las fundaciones, las juntas de los patronatos de museos, los comités de evaluación) sigue siendo incierta desde la perspectiva patrimonial. Sin embargo, Alcalá, Cracovia y Santiago de Compostela ofrecen ejemplos interesantes del uso de fondos externos para el mantenimiento del patrimonio universitario. 95 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Mayor conciencia Elevar la conciencia acerca del patrimonio de las universidades europeas ha sido una preocupación primordial de nuestro proyecto. Las respuestas nos dan razones para suponer que en esta área queda mucho por hacer. Parece haber una separación entre la conservación del patrimonio, la enseñanza y la investigación, y la elevación de la conciencia. En muchas universidades, esta última se deja en manos de la prensa o del departamento de relaciones públicas, aunque sabemos poco de la competencia patrimonial específica de estos departamentos. Tampoco tenemos información sobre la manera en que están conformados los equipos de trabajo encargados de estas tareas ni de su capacidad de cooperación con las áreas relevantes de la universidad. Queda claro que el patrimonio no es una parte esencial de las estrategias de comunicación de las universidades. Todo parece indicar que para tener éxito la sensibilización debe adaptarse a los distintos grupos de interés. En este contexto, es interesante notar que a pesar de que muchas universidades enfatizan su importancia como atractivos turísticos, sólo Coimbra mostró una clara preocupación por comunicarse con la comunidad local. También fue la única institución que mencionó los esfuerzos dirigidos a los niños. El ejemplo de Coimbra parece mostrar que es importante realizar un mayor esfuerzo dirigido a las escuelas para que se adquiera mayor conciencia acerca del patrimonio cultural. Las dimensiones europeas del patrimonio universitario Para la última reunión del proyecto, pedimos a las instituciones participantes que respondieran un cuestionario que enfocaba la dimensión europea de su patrimonio. La primera pregunta versaba sobre la definición de la dimensión europea del patrimonio de la universidad correspondiente. De las respuestas surgieron cuatro características comunes: 96 ANTECEDENTES • la interacción con otras universidades europeas gracias a los maestros y los estudiantes de muchos países; • el impacto de la institución universitaria y sus ideas más allá de las restricciones de las fronteras políticas; • el origen europeo de la universidad; • el concepto de Europa como una síntesis de culturas en la que las universidades juegan un papel importante. En otras palabras, la universidad es vista como un fenómeno transnacional, vinculado estrechamente con una sociedad que no le hace sufrir restricciones. La Universidad de Santiago de Compostela subrayó, además, el impacto del peregrinaje como un elemento europeo adicional en su identidad,7 y se refirió a la importancia de las redes universitarias, como es el caso del Grupo Compostela, una versión moderna y más institucionalizada de los intercambios culturales de otras áreas. Modernos o antiguos, estos intercambios se centran en la movilidad de las personas. En general, los entrevistados afirmaron en sus respuestas que el legado europeo es un tema recurrente en el desarrollo de su universidad, pero no fueron pródigos al proveer detalles para justificar y apoyar esta aseveración. Sin embargo, en Santiago de Compostela la dimensión histórica es un elemento característico de su identidad institucional, dimensión por demás europea. En la actualidad, se refleja en el plan estratégico de la universidad. En Vilnius se encontró que el patrimonio estaba bastante presente en el concepto clásico de la universidad, pero no fue tan fácil aceptar que este patrimonio subyacente se hubiera reflejado de manera consciente cuando la institución tuvo que adaptar su investigación y desarrollo en vista de los retos del presente. Al analizar detenidamente los factores que constituyen la dimensión europea del patrimonio de la universidad entrevistada se obser7 Véase también el artículo del profesor Antonio López Díaz en el presente volumen. 97 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS vó que los factores considerados más importantes eran los intercambios de estudiantes y de personal académico, los programas de investigación europeos y otros programas de la Unión Europea, así como la conciencia del origen y la dimensión europeos de la idea universitaria. Si estas respuestas se comparan con las ofrecidas en el cuestionario sobre del legado intelectual de la universidad, existe un elemento de contradicción. Si bien los intercambios de académicos y estudiantes en los programas europeos son parte importante de la dimensión europea, se encuentran curiosamente ausentes de la investigación y de la enseñanza en las disciplinas relacionadas con el patrimonio. A pesar de que la mayoría de las universidades participa activamente en los programas de intercambio europeo y regional, parece que no aprovechan estos programas para ayudar a los estudiantes y al personal que realizan estudios sobre el patrimonio a lograr una perspectiva comparativa y europea en su trabajo. Seguramente, uno de los objetivos que debería tener cualquier trabajo ulterior sobre del patrimonio universitario insistiría en eliminar esta discrepancia entre la percepción de lo que constituye la dimensión europea del patrimonio universitario y la falta de una dimensión similar en el trabajo patrimonial de las universidades. La influencia europea en los programas de enseñanza, las normas europeas para la enseñanza y la investigación, así como las publicaciones conjuntas fueron calificadas como factores “algo importantes” en la dimensión europea. A pesar de que las publicaciones conjuntas se consideraron menos relevantes que los intercambios y los programas de investigación, volvió a surgir una discrepancia entre las políticas universitarias generales y sus ramificaciones en el campo patrimonial, en donde las publicaciones conjuntas parecen ser un fenómeno poco común. La enseñanza de lenguas extranjeras, el patrimonio material, las tradiciones y los festivales y el lenguaje académico fueron los factores considerados menos importantes de entre los enumerados en este cuestionario como elementos potenciales de la dimensión europea. Es 98 ANTECEDENTES sorprendente ya que el conocimiento de lenguas extranjeras es esencial para la comunicación con otros europeos. No se dio, ni se solicitó, ninguna explicación de las calificaciones ofrecidas por los entrevistados, de manera que sólo podemos adivinar sus motivos. Una razón posible es que los idiomas se consideran más como herramientas que como transportadores de la cultura. Otra es que gran parte de la comunicación allende las fronteras se lleva a cabo en una lengua ajena a ambos comunicadores, lo que parecería subrayar la función del idioma como una herramienta. Si bien el uso difundido del inglés como una lingua franca internacional puede facilitar la comunicación, también puede privar a dicha comunicación del vínculo entre la expresión y el patrimonio. Si este fuera el caso, constituiría una advertencia seria de que una parte importante del patrimonio cultural europeo se encuentra en peligro. También se pensó erróneamente que las tradiciones y festivales académicos servirían para recalcar el patrimonio común de las universidades. De nueva cuenta, sólo podemos adivinar las razones por las que no fue así, pero las respuestas pueden indicar que, si bien en muchas universidades las tradiciones continúan vigentes, en muchas otras no existen o están en proceso de desaparición. Otra posibilidad es que sirven más para distinguir a la universidad de su entorno inmediato –diferenciar a los letrados del pueblo– que para unir a la comunidad académica más allá de las fronteras políticas. De nuevo, este es un signo de latente advertencia. Las respuestas a los cuestionarios aceptaron unánimemente que los estudiantes y el personal se identificaba con la dimensión europea del patrimonio universitario. A pesar de que las respuestas fueron relativamente cortas en las especificaciones, la Universidad de Santiago de Compostela recalcó que una universidad no es una isla confinada a su entorno geográfico sino que, por el contrario, debe ocupar un lugar en el escenario global. En Coimbra se subrayó la importancia de una cooperación sólida en la investigación al respecto, si bien queda por desarrollar la dimensión patrimonial. Prácticamente todas 99 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS las universidades estuvieron de acuerdo en que la conciencia de la dimensión europea del patrimonio universitario es mayor hoy que hace 20 años, principalmente gracias a los programas de intercambio europeos, a una “apertura” general de Europa y a una tendencia universal hacia la internacionalización. La pregunta sobre cómo puede contribuir el patrimonio europeo a la creación de una Europa más cohesionada con base en un pluralismo democrático, en los derechos humanos y en un régimen de derecho suscitó menos respuestas que las otras partes del cuestionario. Se recibieron no obstante algunas sugerencias útiles. Particularmente, se señaló que los principios básicos de la construcción de Europa –el pluralismo, la libertad en sus diferentes manifestaciones y la autonomía– también forman parte integral del patrimonio universitario. En Santiago se tenía confianza en que la expansión de la educación superior incrementaría la conciencia de la dimensión europea, pero con una advertencia importante: la educación superior debe incluir una educación en los valores. Conclusión Hacia el año 1600, Europa contaba con cerca de 130 universidades.8 Si bien la fecha se escogió al azar, el número ilustra el hecho de que las universidades tradicionales son parte fundamental de nuestro patrimonio cultural en los ámbitos local, nacional y europeo. En realidad estos niveles son complementarios más que contradictorios, y la universidad es una institución europea por excelencia. Aunque en esa época se registrara poca matrícula, la universidad medieval era una institución cosmopolita. La importancia conferida a la enseñanza superior también se plasmó en los edificios universitarios. Más tarde, 8 H. De Ridder-Symoens (editor), W. Rüegg (editor general): A History of the Universities of Europe, vol. II (Cambridge 1996: Cambridge University Press), p. 90 y ss. 100 ANTECEDENTES las colecciones, los museos, archivos y bibliotecas constituyeron una parte fundamental de la universidad, porque no sólo eran joyas o salas de curiosidades, sino que tenían una función importante en la enseñanza y la investigación. Las respuestas a nuestros cuestionarios demuestran que este patrimonio sigue vivo. Sin embargo, también señalan que resta mucho por hacer. Esto es cierto en casi todas las áreas que hemos abordado en el presente artículo. La característica más sorprendente de la función y de la práctica del patrimonio en las universidades europeas es que, a pesar de sus tradiciones intelectuales o analíticas y de su orientación internacional, el patrimonio no se trata de manera transdisciplinaria, y no existe una perspectiva comparativa ni una cooperación europea. Estos son los retos principales para los especialistas del legado académico, así como para los encargados de redactar las políticas de educación superior relativas al patrimonio de sus instituciones. En el artículo final de este volumen trataremos de tocar algunas de las cuestiones surgidas en el desarrollo del proyecto, y ofrecer sugerencias sobre cómo enfrentar los retos. 101 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 102 Segunda parte El patrimonio material de las universidades europeas LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 104 Museos y colecciones relacionados con el patrimonio de la universidad1 Patrick J. Boylan ras haber presidido las celebraciones del centenario de la Universidad de Bolonia en 1994-1995, estoy consciente de que provengo de una universidad relativamente joven en comparación con la mayoría de las que forman parte del proyecto del Consejo de Europa sobre el patrimonio de las universidades europeas, llevado a cabo conjuntamente por el Departamento de Patrimonio Cultural y la División de Estudios Superiores e Investigación. No obstante, gran parte de mi investigación doctoral y posdoctoral en paleontología vertebrada e historia de la geología se ha enfocado a colecciones históricas en instituciones de Europa (y más allá), pero particularmente en las de la Universidad de Oxford, con ocho siglos de existencia: la universidad más antigua de las Islas Británicas que tiene, además, el Museo Ashmolean, que con 300 años es el más antiguo del país. Es apropiado que esta reunión se celebre en Bolonia, ciudad que mostró al mundo cómo debía ser una universidad y que cuenta con una de las más amplias y ricas gamas de museos universitarios, edificios históricos y colecciones de cualquier parte del orbe. La Universidad de Bolonia tiene también la tradición centenaria de llevar a la ciudad sus programas científicos y de otra índole, cerrando la separación usual entre “el pueblo y los miembros de la Universidad”. Aquí T 1 Artículo presentado en la tercera reunión del proyecto (Bolonia, julio de 2000). 105 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS en Bolonia existen ejemplos evidentes de ello, como la proyección solar sobre el piso del Duomo de la nave de San Petronio, transformada por G.D. Cassini, profesor de astronomía de la universidad, en una enorme camera lucida que data del siglo XVII (sin lugar a dudas, el más grande de los instrumentos científicos previos al siglo XX). Casi de la misma importancia es la estatua pública del maestro Luigi Galvani (1737-98), esculpida en 1879 por Cencetti, que ilustra su famoso experimento: el arco reflejo de los músculos de una rana muerta al ser estimulados por electricidad. Me complace escuchar en palabras del maestro Fabio Roversi-Monaco, representante del rector magnificus, que esta universidad mantiene su compromiso con la conservación de su patrimonio cultural, además de su liderazgo en la vida y la práctica universitarias contemporáneas. Desde luego, es satisfactorio que nuestra ciudad sede haya sido reconocida por la Unión Europea como una de las capitales culturales de Europa en el año del milenio. Cualquier consideración sobre las expectativas de los museos y colecciones universitarios, y de sus edificios históricos, monumentos y parajes, debe reconocer la naturaleza cambiante de los museos en muchas parte de Europa y, más aún, en el resto del mundo. La situación en el Reino Unido no es atípica. Durante siglos, las universidades fueron primordialmente fundaciones privadas, limitadas sólo por los términos de sus Cartas Reales y por las raras intervenciones ya fuera del Consejo del Rey o del Parlamento. Sin embargo, en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial las reformas nacionales subsecuentes sobre la educación y su financiamiento acercaron el sector público a las universidades (incluso a las más antiguas) y las hicieron, peligrosamente, cada vez más dependientes de los fondos públicos para solventar los tres aspectos clave de su presupuesto: la enseñanza, la investigación y el desarrollo del capital. Durante el mismo periodo de la posguerra, en los sectores del gobierno local y nacional se crearon (o se elevaron) numerosas instituciones nuevas al nivel educativo universitario. Entre 1988 y 1992, la mayoría de las instituciones nuevas del sector público, como los politécnicos, fueron apartadas del gobierno 106 EL PATRIMONIO MATERIAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS local, al que originalmente pertenecían, y en la actualidad se gobiernan y administran como empresas educativas primordialmente supeditadas a un sistema de estatutos corporativos (ideados para regular las empresas industriales y comerciales más que para los organismos públicos) y financiadas por el gobierno central. En el transcurso de dichas reformas, a los politécnicos y a algunas otras instituciones de educación superior se les dio el nuevo nombre de universidades; no obstante, carecían del sistema tradicional de gobierno universitario a través de las Cartas Reales, donde se estipula que los estándares académicos y la libertad de cátedra son la responsabilidad prioritaria del Senado, electo por la comunidad académica universitaria. Paralelamente al surgimiento de los dos sistemas educativos, los acuerdos para una reglamentación más rigurosa, escrutinio y “rendición de cuentas” al gobierno, ya establecidos desde tiempo atrás en el sector politécnico, se extendieron a las universidades “antiguas”. El Comité de Cancilleres Adjuntos y Directores del Reino Unido calculó recientemente que los diversos sistemas de inspección, regulación, “medición” y “rendición de cuentas” en particular abarcan los sistemas de calidad de las universidades: la calidad en la enseñanza y la calidad en la investigación cuestan a las instituciones y a las dependencias del gobierno cerca de 500 millones de euros al año, un presupuesto total para la educación superior que, en términos reales, está en notorio declive, especialmente por lo que respecta al financiamiento anual por estudiante. En muchos lugares de Europa las universidades enfrentan otro tipo de presiones económicas de consideración. Son de especial importancia las expectativas que se tienen en la captación de estudiantes. Tal vez con sólo dos o tres excepciones, en los últimos 20 o 30 años la mayoría de los países europeos han erigido nuevas universidades e instituciones de educación superior y, además, han incrementado la cobertura en la mayoría de las universidades establecidas tiempo atrás; la mayor libertad de movimiento para realizar estudios avanzados dentro de la Unión Europea (así como en un área económica 107 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Europea más amplia) le ha dado una nueva dimensión al acceso que tienen los estudiantes a la educación superior. Por otro lado, los cambios demográficos ya visibles, o cuando menos a la vista en un futuro cercano, están ocasionando una franca disminución en la cantidad de personas en edad universitaria, revirtiendo una tendencia de 50 años (o más) cuando los jóvenes superaban por mucho a la personas jubiladas aún activas. Asimismo, si bien los estudiantes no europeos representan una parte importante, valiosa y sin duda apreciada de la población estudiantil, el veloz desarrollo del sector de la educación superior en otras partes del mundo hace que los estudios avanzados en el extranjero, Europa o Norteamérica, ya no sean tan imperativos académicamente como lo fueron hace 15 o 20 años, sin mencionar la época colonial.2 Esos factores traen como consecuencia que, a lo largo y ancho del continente, las universidades estén enfrentando una competencia considerable en la captación de estudiantes, al mismo tiempo que en muchos países europeos –si no es que en todos– dicha captación esté siendo orientada un poco más hacia el mercado. Así, las universidades y otras instituciones de educación superior han enfocado sus prioridades hacia las funciones medulares de la enseñanza y la investigación, cuestionándose el futuro de estas áreas, que parecen incosteables en circunstancias impulsadas cada vez más por el mercado. De este modo, cuando todas las áreas temáticas y cursos individuales no cubren el cupo requerido, los donativos externos para investigaciones y otro tipo de financiamientos se ponen en tela de juicio e incluso se cierran definitivamente; el gasto de la universidad en edificios patrimoniales –en particular, sus museos antiguos– se ha visto relegado y amenazado. Una visión tan estrecha de la herencia de las universidades, sea en forma física (edificios históricos o museos universitarios) o intangible (las tradiciones institucionales 2 Nota del editor: Uno de los grandes propósitos de la Declaración de Bolonia, firmada en 1999 por los ministros de educación en 29 países europeos, es en efecto la competitividad y la consecuente capacidad de atracción de la educación superior europea. 108 EL PATRIMONIO MATERIAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS de los estudiantes), es un error. En un mundo cada vez más competido y regido por el mercado, el patrimonio de una universidad antigua debe ser reconocido, protegido, fomentado, aprovechando todas sus ventajas. Es significativo que muchas de las universidades británicas “nuevas” hayan buscado adaptar o emular rápidamente las tradiciones y costumbres de las universidades más antiguas en lo que concierne a sus prácticas ceremoniales, código de indumentarias, etcétera. También es relevante que en esta época, cuando muchas de las viejas universidades cuestionan la carga financiera de su patrimonio en términos del costo del mantenimiento de sus edificios históricos o del funcionamiento de sus museos, algunas de las instituciones más recientes estén abriendo galerías, centros culturales y teatros, o busquen incansablemente edificios históricos. Por ejemplo, en Inglaterra, sólo Oxford y Cambridge contaban con edificios hechos por Sir Christopher Wren, el más importante arquitecto inglés del siglo XVII; la Universidad de Greenwich, fundada después de 1992 en el sureste de Londres, adquirió recientemente el complejo de mayor tamaño ocupado por una universidad británica en la actualidad: el Hospital Real y el Colegio Naval Real (construido por Wren en 1694). Además del patrimonio histórico visible de una universidad se deben tomar en cuenta los beneficios relacionados con la captación y retención de personal académico y de los investigadores, así como con la conservación y desarrollo de vínculos con los propios egresados. Un buen perfil en esta área puede ser de gran ayuda en las relaciones de la universidad con una comunidad más vasta y, más aún, con los benefactores económicos, los patrocinadores potenciales y el gobierno. Tanto la propia universidad como una gama amplia de intereses comerciales y de otro tipo pueden beneficiarse enormemente del patrimonio histórico universitario, especialmente con el llamado turismo cultural (identificado como uno de los dos o tres factores más importantes en el desarrollo turístico potencial). El fenómeno del turismo masivo y la población europea promedio están madurando 109 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS rápidamente. Cada vez es menor la demanda de las vacaciones típicas en la playa de los años sesenta u ochenta, a menudo caracterizadas por la búsqueda anual de las cuatro “eses”: sol, sand (arena), sangría y sexo. Ahora, el mercado de turistas, cada vez más sofisticado y en general de más edad, busca mayor cantidad de experiencias culturales en sus periodos vacacionales (más frecuentes aunque de menor duración). En otras palabras, prefieren fines de semana en ciudades históricas en lugar de la tradicional salida una vez al año durante dos o tres semanas soleadas. De nuevo, bien fomentados, los valores, tradiciones y características históricas de una universidad antigua pueden ser el principal de los atractivos, o quizá el más importante, para los visitantes. Pongamos un par de ejemplos: Oxford en Inglaterra y New Haven (Universidad de Yale) en Estados Unidos. Los museos son las expresiones patrimoniales de mayor importancia en las universidades, especialmente las que llevan más tiempo de estar establecidas. Después de todo, las universidades fueron de las primeras instituciones públicas que desarrollaron museos fácilmente reconocidos; uno de los más antiguos data del siglo XVI o incluso antes. Sin embargo, cada vez con mayor frecuencia las universidades consideran a sus museos un problema, más que una oportunidad. Se exploran a continuación, brevemente, los orígenes y tipos principales de museos universitarios, así como sus eruditos, curadores y administradores.3 Aunque se tiene muy poca información, queda claro que enseñar y exhibir colecciones se hace desde tiempos remotos en instituciones académicas, como la de Lasa (segundo milenio a.C.) y Ur (alrededor de 530 a.C.) en la antigua Mesopotamia. Se cree que en el Lyceum griego del siglo cuarto a.C. se realizaron disecciones 3 Recientemente la evolución y papel de los museos universitarios, así como la interacción con sus universidades, ha sido estudiada en mayor detalle por P.J. Boylan, 1999. Universidades y museos: pasado, presente y futuro. Museum Management and Curatorship (Gerencia y Curaduría de Museos) vol. 18. núm. 1, pp. 43-56, desarrollado con el mismo título en la Serie de Presentaciones y Inaugurales del Museo Universitario: I y II Jornadas de museos (Universidad de Alicante, 1999). Las siguientes notas resumen los principales hallazgos y conclusiones de dicho estudio. 110 EL PATRIMONIO MATERIAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS y se obtuvieron muestras de las más de 500 especies descritas y clasificadas por su fundador Aristóteles; con ello se marcó la pauta que habría de apoyar gran parte de la enseñanza de la ciencia aristotélica durante el siguiente milenio. Poco sabemos de los detalles del museo original que se encontraba dentro de la gran biblioteca y academia de Alejandría, fundada por Tolomeo Sotor alrededor de 290 a.C., que sobrevivió durante muchos siglos, y que seguramente tenía una vasta y creciente colección de obras de arte, antigüedades y de historia natural.4 Después tenemos una enorme brecha de conocimiento. Parece claro que por lo menos en Europa la tradición escolástica centró su interés en los estudios académicos de fuentes escritas (textos griegos y romanos del periodo clásico, especialmente), en lugar de los objetos físicos y colecciones, o bien en la observación y la experimentación originales. Avanzado el siglo XVII, las ciencias prácticas y las basadas en la observación, incluyendo zoología, anatomía y geografía, se enseñaban esencialmente en academias y en las universidades recién creadas. Tenían su sustento, en gran parte, en los escritos de los autores clásicos de hasta dos mil años antes: Aristóteles, Galeno, Plinio o Tolomeo. Sin embargo, de finales del periodo medieval en adelante, algunas instituciones académicas empezaron a recolectar y a usar objetos originales. La que probablemente es la primera colección de arte universitario se encuentra en el Christ Church College (Oxford); su galería de pinturas se fundó en 1546 y poco después la universidad se convirtió en el primer centro universitario de Inglaterra en retomar la anatomía práctica (incluyendo zoología humana y comparada), siguiendo los primeros trabajos del anatomista flamenco Vesalius, en Padua. Una influencia aún mayor para las universidades británicas antiguas fue el docto político, educado en Cambridge, Francis Bacon. Buscaba reemplazar –o cuando menos actualizar– los textos 4 Véase, por ejemplo, M. El-Abbadi, 1990. The life and fate of the Ancient Library of Alexandria (Vida y destino de la Antigua Biblioteca de Alejandría) (UNESCO/UNDP, París). 111 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS escolares tradicionales con 1500 o 2000 años de vida con un sistema de observaciones directas y prácticas de la naturaleza, postura que tendría una influencia enorme primero en la conducción de la exploración contemporánea de América y de las regiones costeras de Asia y África, y luego en las academias nacionales de ciencias nacientes (en especial en la Real Sociedad de Londres, establecida en 1666, unos 40 años después de la muerte de Bacon, pero impregnada desde el inicio de la agenda baconiana). En 1630 y 1631, dos eruditos del continente visitaron Oxford e informaron haber visto la colección de “curiosidades naturales” en la Facultad de Anatomía, la cual fue visitada en 1681 por el Rey Carlos II. Uno de los primeros catálogos de la colección que aún perdura, elaborado entre 1705 y 1709, enumera 386 muestras.5 La Facultad de Anatomía de Oxford en Christ Church es sólo un ejemplo de lo que a principios del siglo XVII en Europa pronto se convirtió en un fenómeno de gran alcance, que vio la creación de anfiteatros para la demostración de disecciones anatómicas y colecciones de apoyo en decenas de universidades y otras academias del sur de Europa: Padua, Bolonia, Ferrara y otras ciudades italianas, y Montpellier en Francia, hasta Uppsala en Suecia, y Valencia en España. Más adelante le siguieron otras ciencias, como la recolección de minerales, rocas y muestras de tecnología minera en la Academia Minera de Sajonia en Freiberg, y la zoología y botánica marinas en Nápoles. El que casi sin lugar a dudas fue el primer museo en el mundo (no una galería de pinturas) fue el Museo Ashmolean, en Oxford, construido en 1683 para custodiar las ricas colecciones de geología, historia natural, antigüedades y etnografía que recopiló Elías Ashmole y que donó a la universidad con la condición de que ésta le consiguiera un edificio adecuado y se responsabilizara del mantenimiento y cuidado 5 K.C. Davies & J. Hull, 1976. The Zoological Collections of the Oxford University Museum: A historical and general account (La colección zoológica del Museo Universitario de Oxford. Un recuento histórico y general) (Museo Universitario, Oxford). 112 EL PATRIMONIO MATERIAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS del museo.6 En el edificio original del Museo Ashmolean (hoy Museo de Historia de Ciencias de la Universidad de Oxford) se desarrollaron las características y la estructura organizacional que más tarde se convirtieron en el modelo de los museos universitarios tradicionales vigente hasta nuestros días. El edificio no sólo exhibió y almacenó las colecciones originales y subsecuentes del museo sino que durante más de dos siglos albergó al profesorado de las cátedras académicas en las aulas de conferencia y de demostración o en los laboratorios para la enseñanza. Cuando las colecciones de historia natural y de geología pasaron al nuevo Museo Universitario de Oxford en 1860, este proceso en el nuevo edificio continuó pero por duplicado. En consecuencia, el museo mismo abrió una pequeña academia integrada de ciencias naturales. Además, los conservadores y el personal del museo tenían otros puestos universitarios como profesores, ponentes o tutores en sus respectivas especialidades, ya que por tradición el profesor con más antigüedad en cada una de las especialidades era el director de facto o el encargado de esa sección del museo y de sus colecciones importantes. Este modelo se sigue encontrando en museos universitarios de todo el mundo. Los siglos XVIII y XIX fueron testigos de una serie de revoluciones en muchas áreas del conocimiento tradicionalmente cubiertas por los museos universitarios: a) el desarrollo de sistemas estandarizados de clasificación y nomenclatura, primero botánica y después zoológica, creados por Carl von Linneo en 1735; b) la evolución de la geología y la paleontología científica y, al final del siglo, el establecimiento de cronologías históricas y arqueológicas para los periodos egipcio, bíblico y clásico; c) la aparición en 1836 de la triple clasificación propuesta del periodo prehistórico (Edad de Piedra, Edad de Bronce, Edad de Hierro) del arqueólogo danés Thomsen, y d) el lanzamiento en 1858-59 de la teoría de la evolución de Darwin. 6 A. MacGregor (editor), 1983. Tradescant’s rarities. Essays of the Ashmolean Museum, 1683, with a Catalaogue of the survivng early collections (Las rarezas de Tradescant. Ensayos del Museo Ashmolean, 1683 con un Catálogo de las primeras colecciones sobrevivientes) (Claredon Press, Oxford). 113 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Cada uno de estos desarrollos (en especial la aplicación de los principios de Linneo en botánica, zoología y paleontología) se basaban en la identificación y la clasificación del objeto nuevo o desconocido por comparación directa con estándares establecidos, representados sobre todo por la muestra “tipo” o cualquier otro “comprobante” designado que el autor original hubiera usado para establecer el nombre científico de una especie dada o de cualquier otra categoría establecida dentro de las clasificaciones aceptadas, principios que la recién surgida arqueología adoptó y adaptó a sus propias necesidades. Estos enfoques colocan las colecciones de referencia y para la enseñanza en el centro mismo de la investigación y la docencia. Las universidades en todo el mundo establecieron y desarrollaron rápidamente las instalaciones necesarias formando colecciones de enseñanza e investigación y museos. Las universidades que a mediados del siglo XIX contaban con este tipo de museos parecieron revivir. Los “gabinetes de curiosidades”, con frecuencia moribundos o descuidados, recibieron una nueva dirección y se ubicaron en el centro de las ciencias emergentes. Tomando de nuevo a Oxford como ejemplo, hacia 1820 las colecciones geológicas del museo Ashmolean se transformaron totalmente apegándose a los criterios modernos. William Buckland, conferencista en geología y mineralogía, las aumentó de manera considerable. Para finales de esa década, las colecciones de zoología del museo ashmoleano se habían incrementado por la influencia de John Shute Duncan (amigo cercano de Buckland), conservador del museo en 1829, y a quien sucedió su hermano, Philip Bury Duncan. Henry Acland encabezó una revolución paralela con las colecciones de la facultad de anatomía de Christ Church.7 Las tres colecciones se reunieron en el nuevo Museo Universitario, abierto en 1860, mientras que las colecciones de arte y antigüedades del Museo Ashmolean se reubicaron finalmente en el nuevo Museo Ashmolean, aún en operación. 7 Para Buckland, véase N. Rupke, 1984. The great chain of history: William Buckland and the English School of Geology: 1814-1849 (La gran cadena de la 114 EL PATRIMONIO MATERIAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Se pueden contar historias similares sobre el surgimiento y desarrollo de los museos de historia natural, arqueología y antropología en las universidades en el siglo XVIII y durante la primera mitad del XIX. Citemos sólo algunos ejemplos: Cambridge, Glasgow y posteriormente Manchester en Gran Bretaña; Tübingen, Bonn y Münster en Alemania; Harvard en Estados Unidos y Melbourne en Australia. Muchas universidades antiguas y modernas tienen museos de arte importantes: el Museo Fitzwilliam en Cambridge, inaugurado en 1816 y donado por un ex alumno. Un siglo y medio más tarde, un ex alumno de Yale donó una gran colección y los fondos para un edificio nuevo que, en su honor, hoy se conoce como Centro de Arte Británico Paul Mellon. La generación actual de administradores y de curadores en todo el mundo heredó cientos de museos universitarios de diversos tipos y tamaños. Muchos siguen ofreciendo una extraordinaria gama de servicios y oportunidades tanto académicas como culturales para su clientela tradicional de estudiantes universitarios, personal e investigadores, pero cada vez con mayor frecuencia sirven al público en general. La preocupación tradicional de apoyo a la enseñanza de los estudiantes universitarios y de posgrado se está extendiendo para cubrir todos los niveles de educación (adultos de edad avanzada, personas con capacidades diferentes, niños muy pequeños y adultos que estudian de manera formal o informal). En Oxford, seis museos universitarios8 atraen a más de 530 mil visitantes al año, la mayoría de los cuales no forman parte de la universidad. 8 historia: William Buckland y la Escuela Inglesa de Geología) (OUP, Oxford) y P. J. Boylan, 1984. William Buckland (1784-1856): Scientific institutions, vertebrate paleontology and quaternary geology (Instituciones científicas, paleontología de vertebrados y geología cuaternaria) (Doctorado Universidad de Leicester. Leicester, 2 vols.): para Duncans véase A. MacGregor & A. Headson, 2000. Reinventando el Ashmolean. Historia natural y teología natural en Oxford de 1820 a 1850. Archives of Natural History (Archivos de Historia Natural) Vol. 27, pt. 3, pp. 369406; para Acland, véase Davies & Hull, 1976 (op. cit., nota 3 anterior). Museo Universitario, Ashmolean, Historia de la Ciencia, Museo Pitt-Rivers. Galería de Pinturas Christ Church y Colección Bate de Instrumentos Musicales. 115 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Del uso que el público general –y no los estudiantes o el personal universitario– hace de diversos museos universitarios surge una serie de preguntas en torno al financiamiento y el papel de dichos museos. Esto ocurre especialmente en aquellos países que buscan reducir los subsidios fiscales a la mayoría de los servicios públicos y que promueven un modelo económico “consumista”, en el que el gobierno guarda una relación más estrecha entre los servicios prestados y los consumidores de todo tipo incluyendo, en el caso de la educación superior, a los estudiantes universitarios. En este clima financiero no resulta sorpresivo que algunas universidades cuestionen su papel tradicional como satisfactoras de las necesidades culturales de la población en sus ciudades o regiones, y no sólo de las de los estudiantes que pagan sus cuotas. Otra amenaza para los museos es el efecto de los cambios en los planes de estudio universitarios y de muchas ciencias a las que los museos y colecciones apoyaron tradicionalmente durante más de 150 años. Si tomamos como ejemplo los museos de ciencias naturales, se debe reconocer que tanto las ciencias biológicas como las geológicas se transformaron totalmente desde finales de los años sesenta y principios de los setenta, como resultado de cambios revolucionarios que cuando menos fueron tan importantes como los que se derivaron de la clasificación de Linneo (siglo XVIII) y de la teoría la evolución (mediados del siglo XIX). Como consecuencia de dichos cambios, en la actualidad son escasas la enseñanza o la investigación biológica que intentan englobar todo el reino animal (salvo los estudios de comportamiento y ecológicos, ninguno de los cuales se basa en muestras de museo), y podemos trazar un paralelismo con respecto a la enseñanza de la geología y la antropología y los museos y colecciones tradicionales. Además –lo que tal vez es más importante–, muchos de los actuales líderes académicos de materias que anteriormente basaban su docencia e investigación en las colecciones, y en particular los profesores de mayor rango, así como los jefes de departamento (que frecuentemente son los directores titulares ex officio y los curadores de 116 EL PATRIMONIO MATERIAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS los museos universitarios), ahora provienen de una generación que nunca vivió lo que es la ciencia tradicional, presentada a través de los museos y colecciones universitarias.9 Por lo tanto, muchos de estos líderes académicos contemporáneos, cuando se enfrentan a los crecientes problemas financieros y de recursos, llegan fácilmente a esta conclusión: el costo de dichos museos y colecciones, además del valioso y a menudo amplio espacio que ocupan, son lujos que ya no se pueden solventar. Las universidades, sin embargo, necesitan ampliar la visión del patrimonio que tienen en sus museos, explorar su potencial en relación con la identidad de la institución y promover activamente ese patrimonio para obtener ventaja competitiva en áreas como la captación de estudiantes, las relaciones con alumnos, la mercadotecnia y el ya mencionado financiamiento. Valga este ejemplo: el Museo Hunterian de la antigua Universidad Escocesa de Glasgow mantuvo durante largo tiempo una exposición acerca de sus orígenes y desarrollo, y sobre el economista Adam Smith, uno de sus más célebres ex alumnos. Me complace el que la Universidad de Bolonia proyecte instalar una exhibición permanente sobre la vida de los estudiantes, la cual incluye tradiciones características de las fraternidades estudiantiles, que son parte de muchas de las más antiguas universidades de Europa, y que más tarde fueron adoptadas en otras regiones, en especial en universidades norteamericanas. Debe lograrse que los museos universitarios vayan más allá: encontrar formas nuevas para demostrar su importancia continua, a pesar de los grandes cambios en muchos de los campos académicos que tradicionalmente solían –pero ya no– depender de los museos y coleccio- 9 Una encuesta nacional del Comité de Vicecancilleres Australiano para Museos y Colecciones Universitarios mostró que muchos de ellos, casi la mayoría, en la actualidad se encuentran casi totalmente apartados de sus áreas correspondientes, con poco o casi inexistente personal aun en el nivel de conservador honorario, de forma tal que su propia supervivencia está en entredicho: Museos Universitarios y Comité de Revisión (Comité Australiano de Vicecancilleres, Canberra). 117 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS nes para seguir enseñando e investigando. Además, tenemos que ocuparnos de los problemas de organización y administración a los que nos enfrentamos con tanta frecuencia en el sector de museos universitarios. A menudo los museos quedan aislados y marginados dentro de los departamentos o facultades académicas responsables, y su personal suele tener poco contacto formal o informal con el de otros museos y colecciones de la misma universidad, por no mencionar los de otros ámbitos. Es preciso diseñar mecanismos para integrar adecuadamente los museos dentro de la estructura de la universidad, y darle a su personal una identidad clara y autonomía de operación (dentro de los presupuestos asignados en los planes de desarrollo). Los altos rangos administrativos de la universidad, como la rectoría, deberían aceptar la responsabilidad de administrar los museos de su institución estableciendo, como mínimo, algún tipo de comité o grupo directivo que se ocupe de todos los museos y colecciones universitarias, así como del patrimonio relacionado con éstas. Desde luego que la tradición de imponer este nombramiento o, peor aún, cargo de director o de curador de museos a un renuente u hostil profesor o a algún jefe de departamento ex officio, es algo que tenemos que cambiar de manera prioritaria. Aunque, por supuesto, no hay razón alguna para que un académico experimentado que tenga interés en el campo no pueda continuar prestando sus servicios, si así lo desea, y si tiene el tiempo suficiente para cumplir con tales obligaciones. Cada una de las universidades tiene que examinar, dado el caso, las posibilidades de colaboración entre sus diferentes museos y colecciones, con miras a compartir experiencia y personal especializado profesional y técnico en conservación, documentación, exhibición, presentación y seguridad, ofreciendo al mismo tiempo mejores oportunidades de carrera y de superación profesional de las que se puedan lograr en un museo pequeño y especializado. Un buen ejemplo de este tipo de acuerdos se logró en la Universidad de Londres, que tiene siete u ocho museos e importantes colecciones (de las cuales por lo menos 118 EL PATRIMONIO MATERIAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS uno, el Museo Petrie de Egiptología, es de importancia internacional), aunque tradicionalmente éstos han sido la responsabilidad de los diferentes departamentos académicos. En 1998, dicha universidad estableció un enorme Centro de Estudios para Museos, Colecciones, Patrimonio y Conservación, dirigido por el encargado de los sumamente reconocidos cursos de maestría sobre museos y estudios patrimoniales, a los que estaban afiliados todos los museos y colecciones, si bien seguían siendo parte de sus departamentos tradicionales. Con ello, por primera vez, se desarrolló una estructura de salarios, carrera y capacitación profesional para todo el personal de curaduría y de apoyo; se promovió la colaboración entre diferentes museos, y la universidad otorga parte del financiamiento, acordado bajo la nueva estructura, que proviene de los recursos “centrales” para museos, colecciones y desarrollos relacionados. Fruto de este nuevo acuerdo fue el incremento considerable en los recursos del personal especializado y de desarrollo para los que antes fueron museos y colecciones muy aisladas y pequeñas. Necesitamos considerar que los museos históricos –y, por supuesto, los recientes– y que las colecciones son una parte importante de los recursos universitarios que ofrecen grandes oportunidades en lo concerniente a la competitividad, cualidad que debemos buscar en este creciente mercado internacional en el que se desenvuelven las universidades modernas. 119 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 120 Tercera parte El legado intelectual de las universidades europeas LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 122 El legado intelectual de las universidades clásicas en Europa1 Hilde de Ridder-Symoens os organizadores de este encuentro me han solicitado algunas reflexiones sobre la definición del legado intelectual de Europa y el papel que juega en las universidades. Como historiadora me es grato hacerlo. De hecho, casi toda mi carrera universitaria he estado al servicio de la universidad europea y de su significado para la sociedad. Quisiera resaltar, en este punto, dos fascinantes experiencias científicas relacionadas con la historia de la educación superior. La primera fue mi contribución al proyecto de la Fundación Europea de la Ciencia (ESF, por sus siglas en inglés): Los orígenes del Estado moderno en Europa, con un capítulo acerca de la “Capacitación y profesionalización de la elite de poder”.2 Pero mi mayor desafío ha sido, sin duda, ser miembro de la junta directiva, editora y autora del proyecto conjunto de investigación universitaria acerca de La Historia de la Universidad en Europa, patrocinado por la Confederación de Rectores Europeos (CRE).3 La finalidad de este proyecto, aún en curso, es conocer la identidad contemporá- L 1 2 3 Este artículo constituyó la presentación principal en el segundo encuentro del proyecto (Montpellier, marzo de 2000). Volumen 4: Elites del poder y la construcción del Estado. Nota del editor: el 31 de marzo de 2001, la Asociación de Universidades Europeas y la CRE se fusionaron para formar la Asociación Europea de la Universidad (EUA, por sus siglas en inglés). 123 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS nea de la universidad, los movimientos internos y externos que la han influido a lo largo de los años, así como resaltar las diferencias y similitudes, cronológicas y geográficas, que la distinguen como un elemento consumado de la cultura europea. Para mostrar cómo han cambiado las opiniones acerca de la misión intelectual de las universidades, me abocaré sólo a cinco rubros que conforman el núcleo de esta discusión: • La historiografía de la universidad • Las universidades y la identidad nacional • La tensión entre la teoría y la práctica • La libertad académica y la Universidad de Humboldt • Los conceptos europeos y americanos sobre las artes liberales. La historiografía de la universidad Hasta hace casi una década se tenía la idea generalizada de que las universidades del primer periodo moderno se encontraban en una condición anquilosada, carentes de una enseñanza seria y de cualquier actividad científica. Esta creencia no era privativa de las primeras universidades modernas: también las universidades medievales, gracias a los humanistas, cargaron con una pésima reputación. Para ellos las universidades eran instituciones polémicas (como otras tantas heredadas de la Edad Media). Esta visión de los humanistas contribuyó a moldear la opinión que de dichas instituciones tuvo la historiografía hasta los años setenta. Desde entonces, sin embargo, ya no pensamos en las categorías de lo bueno o lo malo, crecimiento y declive; tratamos, por el contrario, de considerar estos fenómenos en su contexto histórico y de entenderlos en toda su complejidad. Después de un brillante comienzo, a finales del siglo XII, las universidades europeas experimentaron un periodo de expansión científica en una atmósfera de apertura intelectual, caracterizada por ser desinteresada y “democrática”. Después de dos siglos continuos de 124 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS declive, los humanistas volvieron a infundirle vida a los templos anquilosados y osificados de la ciencia, saldando sus cuentas con la tradición obsoleta de la educación académica: modernizaron los métodos de enseñanza así como el contenido de las materias que serían impartidas; las bonae litterae ocuparon un lugar fijo en las instituciones que estaban dispuestas a modernizarse. Pero para el siglo XVII todo este proceso ya había llegado a un término. Las universidades habían descendido a la categoría de internados (glorificados) para los hijos de la clase pudiente, quienes invertían su tiempo en asignaturas totalmente anacrónicas –o sea medievales–, impartidas por maestros incompetentes. Además, estos estudiantes aprovechaban la ocasión de su gran recorrido en alguna universidad, casi siempre francesa o italiana, para tener escarceos en lenguas modernas, equitación, esgrima y baile. La verdadera investigación científica se hacía fuera de las universidades, en academias u otras instituciones especializadas. Podemos entonces comprender por qué en 1793, en su anhelo por conquistar la racionalidad y la modernidad, los revolucionarios franceses eliminaron de un plumazo sus universidades por considerarlas instituciones carentes de sentido e, incluso, inútiles para la sociedad. La historia reciente de las universidades y de las ciencias es de naturaleza muy distinta: surge a partir de investigaciones hechas por los historiadores y, más específicamente, de la investigación de la CRE. Las universidades europeas experimentaron, de hecho, dos periodos de expansión y de declinación: al final de la Edad Media y de nuevo a mediados del siglo XVII. A pesar de una estructura y de una organización relativamente uniformes, los diversos desarrollos se sucedieron de acuerdo con las circunstancias políticas y culturales, así como con el clima económico. De la misma forma, los periodos de expansión y de declive no fueron en masa sino como olas de un proceso continuo de cambio o, mejor aún, de adaptación a las demandas y a las necesidades de la sociedad, a menudo lentas pero uniformes (siempre progresivas). La universidad estaba destinada a ser, por ende, una de las raras instituciones de la Edad Media que desafiaba 125 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS los siglos gracias a su flexibilidad, que sobrevivía a diversas revoluciones para, finalmente, convertirse en uno de los principales productos de exportación de Europa. Mientras tanto, otras instituciones que por diferentes causas no fueron capaces de adaptarse desaparecieron de la escena. La evolución de la universidad puede percibirse desde diferentes ángulos: su función social, su población estudiantil, la metodología y las materias que se imparten, su carácter profesional, sus relaciones con las autoridades laicas y eclesiásticas. Desde el exterior, con excepción de algunos experimentos, la universidad mantuvo su estructura y su organización hasta el siglo XIX. Es evidente que la rigidez de su estructura detonó los problemas que se habían originado desde finales la Edad Media y, sobre todo, a partir de la primera mitad del siglo XVII, cuya causa era la incorporación de un nuevo modo de aprendizaje y de disciplinas científicas en cada una de las cuatro facultades. Más adelante ahondaré en este tema. La historiografía universitaria se ve perturbada tanto por los prejuicios de los historiadores y los críticos del pasado, como por la historiografía popular de las publicaciones conmemorativas. Desde el siglo XIX, los aniversarios han generado una gran variedad de ediciones: libros conmemorativos, piadosos e ilustrados, para leerse en la sobremesa, en el café, carentes de valor científico; libros de información general con la historia de la universidad celebrada, dirigidos a los laicos educados, así como historias científicas. En tiempos recientes, los aniversarios han sido bien recibidos como oportunidades para publicar ediciones masivas y establecer series formales. La experiencia de cruzar el umbral de un aniversario debería estar acompañada por un proceso complejo de verificaciones, una autoevaluación crítica y una revisión de logros y tropiezos. No obstante, las historias de los aniversarios tienden a omitir los capítulos oscuros del desarrollo de las instituciones; se tiende a disculpar o a publicar exclusivamente lo más destacado. También surge la inclinación a sólo refe- 126 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS rirse a su propia institución, sin situarla en su contexto social ni considerarla parte de un sistema europeo de educación superior. En las historias inspiradas por los aniversarios no se dispone de pautas ni de objetivos generales. En los últimos años, un grupo de investigadores comenzó un proyecto llamado FASTI,4 para indagar, entre otros temas, la posibilidad de ofrecer algunas versiones de la historia de las universidades. Forma parte de una Red de Investigación Científica patrocinada por la Fundación Flamenca para la Investigación Científica con el propósito de elaborar nuevas herramientas para rastrear la historia de la universidad. Científicos de un buen número de unidades de investigación flamencas e internacionales han emprendido la tarea de examinar la naturaleza de estas publicaciones históricas. Al mismo tiempo, intentan reflexionar sobre la relación entre la historia universitaria, la historia intelectual y la historia científica. Creen que una profundización teórica en esta área podría generar una mayor interacción. Para lograrlo, se requieren herramientas frescas; por ello tienen la intención de introducir procesos modernos, ediciones y publicaciones electrónicos en el campo de la historia universitaria, producir bibliografías, guías de archivos, ediciones de textos, bases de datos prosopográficas de los estudiantes y profesores, etcétera, automatizadas y accesibles. El objetivo final es, por una parte, difundir los resultados de las discusiones y publicar los casos de prueba para que sirvan de modelos; por la otra, proveer tanto a las universidades que estén celebrando algún aniversario como a sus historiógrafos de un paradigma que les indique la mejor manera de utilizar los resultados históricos obtenidos: promover que la historia universitaria tenga existencia propia y no esté limitada a su institución de origen. 4 www.flwi.rug.ac.be/fasti 127 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Las universidades y la identidad nacional Nadie puede negar que el papel intrínseco que juega la universidad en la actualidad consiste en la transmisión del conocimiento y el desarrollo de la investigación. Las otras funciones están más relacionadas con un espacio y un tiempo delimitados. En el encuentro de Alcalá la función que competía a la universidad era social y política. Las universidades también fueron convocadas a la definición de la identidad cultural de la nación. En ocasiones, desempeñaron un papel primordial en los movimientos de renovación nacional. Los aniversarios y otras celebraciones han sido herramientas para apoyar dichas actividades. Existen magníficos ejemplos de ello: en Finlandia, Islandia, los Países Bálticos y Flandes los estudiantes desempeñaron un importante papel en la “invención” de tradiciones de identidad nacional durante la segunda mitad del siglo XIX. Pese a ello, políticos y autoridades académicas no esperaron hasta el siglo XIX para involucrar a los expertos y a los estudiantes en la invención, definición y propagación de la identidad política y cultural. Esto ya formaba parte de las estrategias utilizadas en la formación de los primeros estados modernos en el siglo XIV. Esta fue una de las razones de la nacionalización de las universidades; pero incluso durante los periodos de mayor internacionalización de las universidades, sus miembros estaban conscientes de su identidad “nacional”, cualquiera que ésta fuera. Los países de origen de los estudiantes fueron un elemento crucial para definir la identidad cultural de los alumnos que vivían fuera de ellos. A partir del siglo XIII, los estudiantes que se encontraban en una ciudad extranjera (y en ocasiones hostil) formaban asociaciones cuyos miembros hablaban el mismo idioma o compartían los mismos gustos. Como grupo, podían cuidarse mejor y solucionar con facilidad las dificultades propias de una larga estadía fuera de sus países. Rentaban casas comunes, se reunían en la iglesia o en una hostería para celebrar sus fiestas nacionales y los días de sus santos patronos; orga- 128 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS nizaban asimismo servicios postales entre la ciudad sede de la universidad y su patria para mantenerse en contacto con sus familias y recibir el dinero, las cartas y los paquetes que les enviaban. Estas asociaciones se convirtieron, de facto, en corporaciones reconocidas públicamente bajo el nombre de “naciones”. La pertenencia de los estudiantes a una nación dependía, primero, de su lengua materna y, después, de su lugar de nacimiento, de su comunidad cultural o de su historia en común. Algunas universidades, como las de Bolonia y Padua –que admitieron un caudal constante de estudiantes provenientes de otros lugares–, pudieron seguir esta práctica bastante estricta y formaron más de una docena de naciones a uno y otro lado de los Alpes, incluyendo la mayoría de las regiones o provincias europeas. París y sus imitadores (Praga, Leipzig, Viena y Lovaina) sólo tenían cuatro naciones, cuyo terreno de captación, digamos, era caprichoso o altamente inconsistente. La nación alemana era una de las más importantes y mejor atendidas. Durante el siglo XVII, las naciones empezaron a perder la mayoría de sus funciones y se extinguieron. Casi todas las universidades en Europa se habían vuelto nacionales e incluso locales. La tensión entre la teoría y la práctica Desde los inicios de la universidad se discute la relación entre la teoría y la práctica en la educación universitaria. ¿Qué tan relevante es la educación universitaria para la sociedad? ¿Hasta qué punto las universidades pueden atender las necesidades de dicha sociedad? Un studium generale completo –nombre que se daba a la universidad en la Edad Media– incluía cuatro facultades: la Facultad de Artes, inferior y propedéutica, y las tres facultades profesionales superiores: Teología, Derecho y Medicina. Las universidades del norte de Italia contaban con una estructura diferente durante la Edad Media pero las cuatro disciplinas citadas eran, de la misma manera, la regla. 129 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS A partir de 1550 cualquier institución recién creada seguía el mismo patrón, incluso si sus métodos de enseñanza y su contenido evolucionaban hacia un estilo más moderno. No fue sino hasta el siglo XIX cuando se alteró la estructura de las cuatro facultades. La Facultad de Artes se dividió en una sección alpha (Letras y Filosofía) y una sección beta (Ciencias Exactas). Después de la introducción de nuevas disciplinas se incorporaron otras facultades. Resulta evidente que estas limitaciones hubieran provocado problemas durante la introducción del humanismo y, más aún, durante la revolución científica. El problema perenne era cómo incorporar el conocimiento reciente y las nuevas ciencias dentro de alguna de las cuatro facultades existentes. Una disciplina que se encontrara en el campo de las humanidades y, de manera parcial, en el de las ciencias sociales podía ser integrada dentro de las facultades de Artes y de Derecho. Las ciencias naturales planteaban una disyuntiva más compleja. Por supuesto que la sección beta de la Facultad de Artes, el llamado quadrivium, podría alojar a las secciones en desarrollo de la Química y la Física; sin embargo, también la de Medicina constituía una facultad a de la cual se podían integrar estas ciencias. Dentro de las facultades funcionales se establecieron cátedras especiales en las disciplinas apenas formuladas, y la nueva materia se enseñaba en seminarios o en conferencias privadas, generalmente a cargo de los Privatdozenten. La integración no siempre fue sencilla. En términos generales, las universidades eran instituciones conservadoras con fuertes conflictos de interés. El gobierno académico y, en especial, los profesores frecuentemente trataron de obstruir la introducción de las “novedades” o de los campos nacientes. Aquellas disciplinas que no se ajustaron a la clasificación de las ciencias impuesta por los autores clásicos resultaron muy problemáticas; tal es el caso de administración, medicina veterinaria, la arquitectura y el arte de la guerra. Estas disciplinas combinaban el conocimiento teórico con una capacitación profesional intensiva que incluía habilidades prácticas; no embonaban, por lo mismo, en una educa- 130 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS ción exclusivamente textual. No nos extraña el hecho de que la medicina se impartiera en la universidad, pero que su enseñanza fuera puramente especulativa y teórica. La medicina práctica estaba en manos de los cirujanos y parteras entrenados en virtud de su vocación. A partir del siglo XVI, los experimentos para superar este problema llevaron a la creación de anfiteatros, jardines botánicos y laboratorios. Los primeros en introducirlos fueron los italianos, seguidos por los holandeses. El resto de Europa los siguió parsimoniosamente y, con frecuencia, a regañadientes. La enseñanza de la anatomía ayudó a profundizar en los problemas científicos y psicológicos que debatían los expertos humanistas. Por un lado, se tenía una fe ciega en la antigüedad; por otro, se aprendía con tal cantidad de datos experimentales que los autores clásicos cometían errores. Los humanistas tuvieron que aceptar esta dualidad. Esto dio como resultado situaciones esquizofrénicas en las que el profesor enseñaba las opiniones tradicionales cuando impartía sus conferencias pero, al mismo tiempo, publicaba concepciones novedosas. Quienes no aceptaron este compromiso tuvieron la oportunidad de realizar sus investigaciones fuera de la universidad. A estos expertos se les puede encontrar en el campo de las ciencias naturales y en los de las disciplinas técnicas que no se ajustaban al plan normal de estudios universitarios. Ese fue el caso del entrenamiento de los oficiales militares. En la Edad Media, un noble se preparaba y se entrenaba como oficial siendo escudero en su hogar, en el castillo de algún amigo o pariente o, incluso, en el mismo campo de batalla. Su conocimiento teórico era mínimo. Sin embargo, en los siglos XV y XVI, la conducción moderna de la guerra reclamaba el conocimiento de la estrategia, la logística, las construcciones y la balística. Debido a que la estrategia militar y el arte de la guerra no se enseñaban en la universidad, los futuros oficiales tenían que aprobar cursos en escuelas privadas o alistarse a través de la enseñanza particular provista por maestros universitarios, pero fuera de la universidad. La Universidad de Leiden fue pionera en presentar una fórmula que combinaba las cátedras teóricas con la 131 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS capacitación práctica. El Príncipe Maurits de Nassau comisionó al matemático flamenco Simon Stevin (1548-1620) para que organizara una escuela de ingenieros militares que diera capacitación a los topógrafos y a los ingenieros estructurales, pues contaba con profesionales técnicamente capacitados en la guerra contra España. Debido a que la Escuela de Ingeniería no podía insertarse dentro de una facultad existente, vivió a la sombra de la universidad. En realidad, ninguno de sus estudiantes estaba registrado en la universidad. Otras universidades holandesas siguieron el modelo de Leiden. Para cuando el siglo XVII agonizaba, la educación superior militar de Europa comenzó a impartirse en escuelas especializadas para los oficiales o en las academias militares. Tampoco en Italia la capacitación experimental se limitaba a la medicina. A finales del siglo XIV y durante el XV se encontraba activa una clase de technici (personas inventivas e ingeniosas que combinaban los experimentos y la teoría en diferentes ámbitos). Este concepto de ciencia-práctica también se difundió ampliamente en los Países Bajos durante el siglo XVI. Dan cuenta de ello los cartógrafos, navegantes, topógrafos, creadores de instrumentos, jardineros, botánicos, etcétera, de esa época con renombre internacional. Paulatinamente, la disparidad entre las artes liberales y las mecánicas comenzaba a ceder en las mentes de los científicos. Durante el siglo XIX (e incluso hasta el XX) las universidades, como instituciones, fueron renuentes a incorporar en sus planes de estudio disciplinas orientadas hacia la práctica. Hoy en día se discute aún si algunas materias y métodos realmente pertenecen a la universidad o corresponden a las escuelas técnicas. Esta resistencia está vinculada con los conceptos generales acerca de los objetivos y las funciones de la educación universitaria, la educación general de las elites sociales e intelectuales, la capacitación profesional y la educación científica. Como consecuencia, deben adaptarse tanto el contenido como las técnicas y la metodología de la enseñanza. 132 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Las universidades surgieron hacia el final del siglo XII y principios del XIII como centros de enseñanza. No obstante, ya desde entonces (y por supuesto en el siglo XIV) las personas académicas eran seleccionadas para el servicio eclesiástico y público sin reparar en la naturaleza puramente “científica” y académica de la instrucción. Los graduados eran escogidos por su capacidad para pensar de una manera abstracta, clasificar y poner en orden grandes cantidades de información, así como para manejar datos irracionales y, generalmente, contradictorios. Al acentuarse la importancia de la educación académica para la vida pública creció la polémica acerca de la teoría y la práctica. Durante la Edad Media no se encontró ninguna solución. Más aún, se creía firmemente que las universidades no eran el lugar apropiado para educar a las elites. El medio de comunicación era el latín, y las conferencias eran demasiado intelectuales, demasiado abstractas, demasiado teóricas. El conocimiento y las habilidades que requerían un noble –o un burgués con aspiraciones de noble– no se enseñaban en la universidad. A partir del siglo XV, Italia estableció escuelas especiales para jóvenes nobles (ritterakademien, academias), un modelo que se difundió a toda Europa durante los siglos XVII y XVIII. Estas escuelas eran lugares selectos para los jóvenes aristócratas durante su gran recorrido y frecuentemente funcionaban como academias premilitares. Si bien las universidades moldeaban el legado intelectual de Europa, a decir verdad (si uno considera que el patrimonio intelectual es puramente cognoscitivo) también otras instituciones y formas de educación contribuyeron a la formación de la mente intelectual de los europeos y al desarrollo del conocimiento. Estas eran, entre otras, las instituciones eclesiásticas (abadías y secciones, cortes eclesiásticas y principescas), las imprentas, las academias y las sociedades científicas y culturales. A partir del siglo XV, las redes personales de hombres de letras, científicos y artistas jugaban un papel muy importante en la difusión de las ideas, el conocimiento, las normas y los valores. Bajo las órdenes del emperador Carlos V, gracias a la imprenta y a un 133 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS mejor sistema postal (ideado por la familia Thurn und Taxis), la comunicación entre los intelectuales mejoró considerablemente. Cartas, libros, regalos y muestras circulaban por toda Europa. La Respublica Litteraria o República de las Letras era universal y no tomaba en consideración las barreras geográficas, políticas o religiosas. Finalmente, en el XIX, los diarios científicos y las conferencias conformaron la escena para los contactos profesionales y académicos alrededor del orbe. La libertad académica y la Universidad de Humboldt Como hemos visto, a partir del siglo XVII se erigieron nuevas instituciones de educación superior que compensaban la deficiencia de la educación universitaria. Las universidades tuvieron que aceptar esta variedad de educación superior. A partir del siglo XIX los académicos enfatizaron su importancia afirmando que una universidad es un instituto para la investigación básica cuya amplia gama de disciplinas requieren libertad académica y cuya enseñanza está íntimamente vinculada con la investigación. En este rubro todos pueden reconocer a la tan aludida Universidad de Humboldt. Una universidad medieval era un cuerpo colectivo que se distinguía por su libertad y su inmunidad. El primero y más importante de sus privilegios era la autonomía, la llamada libertad académica. Es decir que la comunidad académica tenía el derecho de interactuar con el mundo de manera autónoma, de supervisar la cooptación de sus miembros, ya fueran estudiantes o maestros, de promulgar sus propias normas así como de ejercer cierto grado de jurisdicción interna. Con el pasar de los siglos, los privilegios personales de los alumnos y de sus profesores se fueron convirtiendo, cada vez más, en materia de una supervisión creciente por parte de las autoridades civiles. Esto no sólo se debía a una mayor injerencia del Estado en los asuntos educativos, sino también a la anarquía que en cierto grado prevalecía en los 134 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS cuerpos universitarios. Durante el primer periodo moderno parecía que las universidades se preocupaban menos por su libertad académica o, más bien, ya no se encontraban en una posición que les permitiera defenderse. La libertad académica (Lernfreiheit y Lehrfreiheit, específicamente, o la libertad de aprender y de enseñar) se volvió un asunto real en las denominadas universidades de Humboldt; esto se considera como la esencia de una universidad, junto con el concepto de la unidad de la ciencia (Einheit der Wissenshaften). Los historiadores de la universidad y de la ciencia aún debaten acerca de la naturaleza del modelo de la universidad alemana, el modelo de Berlín y el modelo universitario de Humboldt. Una conferencia reciente en Berna, “Humboldt Internacional. La exportación del modelo universitario alemán en los siglos XIX y XX”, presentó las siguientes conclusiones: El modelo universitario alemán es un concepto muy vago. La Universidad de Berlín sólo en lo general, y ligeramente, se basa en las ideas de von Humboldt. El modelo universitario alemán se adoptó alrededor del mundo de una manera ecléctica e implícita; se dio acogida a aquellos elementos que se ajustaban a los objetivos de cada universidad en particular, sin excepción. Los nuevos puntos de vista fueron introducidos por cada uno de los expertos. Japón, para mantener la paz con Occidente, abrazó el modelo alemán de forma más sistemática hacia 1880. Tres conceptos de Humboldt gozan de aceptación general y son considerados, hoy en día, como su legado intelectual real: • la relación entre la enseñanza y la investigación, • los seminarios y • la libertad académica para los maestros y para los estudiantes (Lehr und Lernfreiheit). Los estudiosos, consternados, deploran el hecho de que cada vez más las universidades se cataloguen como empresas de negocios que tienen que administrarse como tales. Las instituciones deben seguir 135 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS al mercado, mientras los estudiantes son considerados como productos. La Universidad de Humboldt está siendo amenazada por el aumento en la proporción del presupuesto, la eficiencia, la investigación aplicada que financian las empresas, el concepto de utilidad directa y de versatilidad. Aunque los expertos idealizan el concepto de la Universidad de Humboldt, sus tres elementos básicos acerca de la universidad moderna se encuentran bajo presión. Recientemente se añadió un nuevo elemento a la transformación de este modelo universitario alemán. Se trata de la Declaración de Bolonia.5 Los conceptos europeos y americanos de las artes liberales Con la exportación de los modelos universitarios europeos a otros continentes se abandona el proyecto de la Ruta de Universidades Tradicionales. No obstante, en la discusión sobre la introducción de modelos de licenciaturas y maestrías anglosajonas o norteamericanas en la Europa continental es crucial tomar en consideración el origen y la evolución de la educación superior americana, como se decidió en Bolonia en 1999. Hasta el siglo XVII las septem artes liberales constituían la piedra angular de la educación general de los varones jóvenes. A partir del siglo XIII, debido a varias causas relacionadas con la infraestructura y el carácter de la educación superior, las universidades casi tenían un monopolio total sobre la transmisión del aprendizaje no manual. Con el Renacimiento, las universidades comenzaron a perder paulatinamente este monopolio en favor de otras instituciones de nivel superior (las academias, las escuelas especiales, entre otras). Se consideraba que el conocimiento a fondo de las artes liberales era la base para 5 Firmada en junio de 1999 por los ministros encargados de la educación superior de los 29 países europeos. 136 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS tener la capacidad de asistir a cursos en las altas facultades de Teología, Leyes y Medicina. Las artes liberales, sin embargo, constituían un objetivo en sí mismas. Proveían la capacitación intelectual y el conocimiento cultural general –la introducción no especializada a las principales ramas del conocimiento– de los “intelectuales” en la Edad Media y en los tiempos modernos. Casi tres cuartas partes de los estudiantes abandonaban la universidad después de estudiar algunos años en la Facultad de Artes, con o sin un diploma final (maestro en artes). En la Edad Media, la preparación intelectual que se solicitaba para la admisión a la Facultad de Artes se limitaba a un conocimiento del latín suficiente que le permitiera al estudiante tomar cursos en la universidad. Los futuros alumnos podían aprender la gramática latina en escuelas de sección, escuelas urbanas de latín o por medio de la instrucción particular. En el siglo XIV y, en especial, durante el XV numerosas facultades de artes comenzaron a organizar su educación preparatoria, por un lado, para resarcir las deficiencias manifiestas de los pupilos de primer año y, por el otro, para atraer a futuros estudiantes desde temprana edad (ocho o nueve años). Al final de la Edad Media, este sistema era el más desarrollado dentro de la Universidad de París. Los estudiantes se alojaban en internados o en colegios universitarios. Desde fines del siglo XIV, se establecieron las comunidades independientes de los internados escolares: los collèges d’exercice. Una vez que se alcanzaba el nivel de conocimiento requerido, los estudiantes comenzaban sus estudios propios en la Facultad de Artes y, por consiguiente, se convertían en verdaderos estudiantes universitarios. Alrededor del 1500, los collèges d’exercice introdujeron la separación de los estudiantes en grupos homogéneos, organizados gradualmente de acuerdo con su nivel de conocimiento. En esta época los futuros estudiantes de artes estaban, por lo general, tan bien preparados que podían seguir fácilmente el programa de estudios e, incluso, exentar algunas materias. A finales de la Edad Media, bajo la influencia de los pedagogos y los profesores humanistas, las escuelas “secundarias” tomaron a su cargo parte de la tarea de la Facultad de Artes y comen- 137 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS zaron a transformarse, lentamente, en una red escolar uniforme que preparaba a los estudiantes jóvenes para la educación superior. En los países católicos, este sistema fue perfeccionado por los jesuitas; en los protestantes, las escuelas de latín –gymnasia– se fundaron sobre los principios humanistas. No obstante, apenas se podía notar la diferencia con sus contrapartes católicas. Esta división de niveles escolares (primaria, secundaria, superior o universidad) tuvo gran repercusión en las facultades de artes. Conforme el nivel de preparación de los nuevos matriculados se volvía más alto, los profesores de las artes se podían dedicar a otras materias en el campo de la filología y las letras, la filosofía y las ciencias naturales. La transformación del contenido de la instrucción universitaria fue lenta, primero en Italia y luego en otros países, y se reflejó también en los títulos que las facultades utilizaban para denominarse. Durante el siglo XVI, las facultades de artes fueron cambiando sus nombres por el de Facultad de Filosofía o el de Facultad de Letras. Aún nos preguntamos acerca del lugar que deben ocupar las artes liberales en la instrucción, ya sea secundaria o universitaria. Se sigue debatiendo sobre ello en Estados Unidos. El contenido del aprendizaje (las materias) que los estadounidenses llaman artes liberales casi nunca se imparte en las preparatorias (estudiantes de 16 a 18 años), sino durante los dos primeros años del colegio superior, o bien en la universidad, aunque no en el nivel de licenciatura. Después de esta “educación general”, seguida por un par de años en una rama de especialización, que conduce a un grado de licenciado en Artes (BA, por sus siglas en inglés) o licenciado en Ciencias (BS, por sus siglas en inglés), los estudiantes continúan sus estudios en escuelas profesionales (Leyes, Medicina, Ingeniería Civil, etcétera) o en escuelas para graduados (Letras, Historia, Ciencias Naturales y otras). Sin embargo, la mayoría de los estudiantes suspenden sus estudios después de haber recibido el título de licenciatura. Una de las razones por las cuales las artes liberales se enseñan en Estados Unidos en el nivel universitario y no en la secundaria (como ocurre en Europa en la actualidad) es que 138 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS ahí la educación secundaria se organizó después que la educación superior, y los últimos dos grados de la escuela secundaria nunca han alcanzado el nivel equivalente al europeo de los dos últimos años del collège, lyceum, atheneum o gymnasium, etcétera. Esto, de hecho, guarda correspondencia con la situación prevaleciente en Europa antes de las modificaciones, que surgieron abrupta pero no exclusivamente bajo la influencia del humanismo (fines del siglo XV y siglo XVI). En este contexto, debemos reflexionar acerca de las consecuencias que se desprenden de introducir un sistema educativo o, más aún, un sistema institucional en Europa dada la especificidad de su historia y de sus tradiciones. Conclusiones A partir del siglo XVI, la investigación científica y la enseñanza dejaron de estar confinadas a las universidades. Esto se cumple en toda su amplitud con el advenimiento de las ciencias experimentales y de las disciplinas que no pertenecían al canon clásico de las artes liberales: la teología, el derecho y la medicina. En consecuencia, a lo largo de los siglos XVII y XVIII surgió en Europa un sistema binario de educación superior que ha subsistido hasta el presente, si bien la línea divisoria entre la universidad y las otras instituciones de educación superior es cada vez más borrosa, y Europa se está trasladando hacia un sistema educativo más integrado como sucede en Estados Unidos. La desvinculación de la enseñanza y la investigación aceleraron la evolución de las universidades. Durante los siglos XVI y XVII, en algunas universidades del norte de Italia y del norte de los Países Bajos, y en el siglo XVIII en ciertas universidades alemanas (Haya y Göttingen) o escocesas (Glasgow y Edimburgo), los profesores introdujeron rápidamente la investigación experimental. Otras instituciones europeas fueron más reservadas y sólo permitieron de mala gana ajustarse 139 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS a las “novedades”. Entre aquéllas figuran la mayoría de las universidades de los países dominados por España, las universidades francesas e inglesas, así como muchas otras alemanas y de los países de la Europa oriental. Este análisis podría proponer un punto de corte entre las instituciones europeas “progresistas” y las “conservadoras”. Sin embargo, el estudio de las universidades por separado indica que una imagen global no sería exacta. Desde su creación, cada institución tuvo sus altas y bajas al tratar de conciliar los objetivos e intereses opuestos. Desde que fueron fundadas, todas las universidades han buscado transmitir el conocimiento dentro de los límites impuestos por los poderes académicos y públicos. Este proceso pudo ser lento o rápido según los tiempos y su situación política. Pero esta transmisión continuó sin importar las condiciones, ya que las universidades consideraban que su tarea primordial era la de capacitar a los jóvenes para que pensaran de manera científica. Aquello podía suceder dentro de los parámetros del método académico medieval o del método experimental-inductivo humanístico o, incluso, mediante una combinación de ambos; el objetivo se mantenía intacto, y significó una continuidad tanto en el aprendizaje como en la investigación. A partir del siglo XIII, a pesar de la críticas que se alzaban contra los métodos y el contenido de la enseñanza alegando que resultaban demasiado conservadores y que no se adaptaban a las necesidades de la sociedad, se produjo un incremento constante en el número de graduados en todas las instituciones y profesiones a pesar de numerosas quejas acerca de una sobreproducción de académicos. La versión de un excedente de estudiantes universitarios era muy fuerte en los siglos XVII y XVIII. Se decía que no existían suficientes trabajos interesantes ni bien remunerados para todos los graduados, mientras persistía un déficit de artesanos y técnicos capaces. De acuerdo con muchos historiadores, estos intelectuales frustrados se convirtieron en revolucionarios y fueron los protagonistas de muchas revoluciones en Europa. 140 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Al parecer no existía ninguna otra opción para la universidad. A pesar de que los revolucionarios franceses abolieron estas instituciones por considerarlas inútiles, la generación siguiente las reinstauró. Las universidades han sido sin lugar a dudas el producto de exportación cultural más exitoso de Europa para el mundo. Una de sus contribuciones más significativas fue la introducción del pensamiento racional y crítico, que a la postre se convirtió en la esencia intelectual del mundo occidental. 141 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 142 El legado intelectual de las universidades: conclusiones de la discusión Hilde de Ridder-Symoens os organizadores me invitaron a formular algunas conclusiones o, más bien, algunos pensamientos al finalizar dos días de discusiones acerca del patrimonio intelectual de las universidades europeas. No voy a enunciar una definición del “legado cultural de las universidades en Europa”. Eso se hará más adelante. Sólo expondré los resultados de la discusión, conforme los he interpretado. Durante estos dos días me di cuenta que estaba participando con dos identidades: primero como historiadora de las universidades y, segundo, como académica interesada en el tema. L Reflexiones de una historiadora Como historiadora, investigo la historia de la universidad europea en general; casi nunca estudio una universidad en particular. La tarea del historiador es reconstruir de la manera más exacta posible los hechos que tuvieron lugar en el pasado basándose en datos, para luego ponerlos en su contexto social, tratando de entenderlos y explicarlos. En más de una ocasión, los resultados de estas investigaciones no se corresponden con nuestras opiniones y aspiraciones como profesores miembros de la comunidad académica. Al trabajar en el proyec- 143 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS to del CRE Una Historia de las Universidades en Europa así como en otras ocasiones, los historiadores universitarios se topan con falsificaciones explícitas o implícitas de la realidad histórica; y la mayoría está conformada por mitos. A menudo estos mitos son el resultado de publicaciones conmemorativas hechas por departamentos de relaciones públicas. Cada universidad –y especialmente las más antiguas– tiene una colección de aquéllas que se remonta casi a su fundación. Los historiadores de la universidad pueden dividirse burdamente en dos categorías: los que trabajan casi exclusivamente acerca de la historia de su propia universidad y los que laboran de una manera más global y comparativa de las universidades europeas o de otras regiones del mundo occidental. El primer grupo de historiadores tiende a considerar su universidad como un cas unique, como una institución con una historia única en un contexto de tierra de nadie: una institución que ha tenido más altas que bajas. De manera tradicional, un objetivo vital del segundo grupo es definir el lugar de la universidad en el sistema educativo, en el desarrollo o en la transmisión del conocimiento y en el avance de la ciencia. A partir de los años sesenta del siglo pasado se ha puesto un mayor énfasis en la condición social de las universidades, en el papel que jugaron los académicos en la modernización o en dar un carácter profesional a las universidades y, en fechas más recientes, en la transmisión de las normas y los valores. En realidad, sin emplear estos términos, los historiadores generales de la universidad están tratando de definir el patrimonio cultural de la universidad. Por consiguiente, califico así la contribución de los historiadores de la universidad al proyecto del Consejo de Europa: ellos están equipados con herramientas para reconstruir el pasado de las universidades en forma individual, con relativa exactitud, descubrir las similitudes y las diferencias, e interpretar los acontecimientos. No consideran que sea su labor predecir el futuro con base en el pasado. 144 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Los historiadores de la universidad están bien organizados; existen muchas oportunidades para comparar los resultados de la investigación individual en conferencias y talleres organizados por las universidades solas, por departamentos, o bien la Comisión Internacional de la Historia de las Universidades o comisiones nacionales. Como argumenté en mi introducción, el recién creado proyecto FASTI tiene la intención de crear nuevas herramientas técnicas, para las bibliografías, las ediciones de origen, el uso de aparatos electrónicos, etcétera. Pero la red internacional también quiere proveer de guías para la conmemoración escrita de las universidades. Hasta donde alcanzo a vislumbrar, el FASTI puede proporcionar esta destreza al proyecto del Consejo de Europa. Las universidades, ¿son parte del patrimonio cultural de Europa? Tras cuatro días de discusiones intensas, dos en Alcalá y dos en Montpellier, es tiempo de precisar hasta qué punto la universidad es parte del patrimonio común europeo. Si bien de las discusiones surgió una variedad de ideas y de opiniones, queda claro que los académicos sienten que existe un legado común que debe ser protegido ahora y mantenido en el futuro. Como académica, concuerdo con esta opinión pero como historiadora tengo que advertirles sobre los peligros de una mirada nostálgica hacia el pasado y de una idealización de las universidades como centros desinteresados de aprendizaje, de investigación y de valores éticos. Las universidades europeas se encuentran amenazadas por las posibles consecuencias de la Declaración de Bolonia y por concepciones como la de educación superior-empresa, dominada por el mercado. Desde los años sesenta se ha registrado una pérdida del sentimiento de comunidad, de identidad colectiva. Los estudiantes y los 145 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS maestros se encuentran menos comprometidos con su universidad, y la consideran como un espacio del que se puede obtener un diploma o como una empleadora. La pregunta es: ¿Cómo mantener y proteger contra las fuerzas externas la totalidad de lo que los académicos consideran valioso? Debe encontrarse una respuesta rápido. El tiempo apremia. En muchos países, los que toman decisiones académicas y políticas están desarrollando nuevos modelos que no siempre toman en cuenta las tradiciones y el legado de la universidad europea. Si calificamos estas tradiciones como valiosas, realmente tenemos que trabajar velozmente y proponer a los rectores y a los presidentes europeos, un sumario integrado de los objetivos y los valores que la comunidad académica europea debe mantener activos, a través de la Asociación Europea de la Universidad (EUA, por sus siglas en inglés) y de otras organizaciones europeas. Las personas encargadas de tomar decisiones políticas o académicas no siempre están conscientes de los valores del patrimonio común. Es nuestra responsabilidad dárselos a conocer. Pero la debilidad de las universidades, o más bien de los académicos, es el conservadurismo, del pasado que prevalece, así como su incapacidad o falta de voluntad para enfrentarse a los problemas y reorganizarse. La mayoría de las reformationes, como se les denominaba en la Edad Media y en el primer periodo moderno, eran realizadas por las autoridades externas tras haber discutido en las universidades acerca de los abusos y del mal funcionamiento. Una solución más radical era, y es todavía, la creación de nuevas instituciones que respondan mejor a las expectativas modernas de la sociedad. Después de un cierto tiempo, estas nuevas instituciones conformarán una parte del patrimonio cultural. 146 Las universidades: un legado compartido en términos de la identidad cultural europea1 Gian Paolo Brizzi ¿ Las universidades representan un legado compartido con respecto a la identidad cultural e institucional de Europa? La pregunta es pertinente porque considero que nuestra labor debe guiarse por el cuestionamiento y no por una afirmación común. Sin excluir la probabilidad de encontrar elementos de identidad compartida en la historia de las universidades europeas, un análisis inquisitivo seguramente ayudará a no conformarnos con las respuestas automáticas y obvias, de muy poca utilidad para este trabajo conjunto que data de hace medio siglo. En el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, las universidades europeas iniciaron un nuevo desarrollo del que surgió el propósito convergente de redefinir la naturaleza de las relaciones entre las universidades de los diferentes países, y respetar las restricciones y barreras políticas, heredadas del conflicto. Durante la posguerra urgía encontrar y encaminarse hacia rumbos completamente nuevos; así surgieron vínculos entre las estructuras subyacentes a la independencia intelectual de diferentes naciones. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, las diversas universidades de Europa experimentaron cambios profundos. La nueva situa1 Artículo presentado en el primer encuentro del proyecto (Alcalá de Henares, diciembre de 1999). 147 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS ción intelectual originada por el conflicto bélico demandaba un replanteamiento en el concepto de las propias universidades, ya que parecían ser casi las únicas instituciones con la facultad de entender el significado profundo de la nueva mentalidad y con la capacidad para moldearla para el futuro. Hans-Albert Steger, de la Universidad de Münster, escribió: “En esa época, las universidades experimentaron una conciencia renovada de sus orígenes europeos: fueron más allá de las estrechas fronteras de cada nación para aceptar un debate más amplio que aglutinara a todo el continente. Sin embargo, al estar separadas durante siglos, las instituciones redescubiertas lucían muy diferentes en muchos aspectos. Ya no hablaban el mismo lenguaje, en el sentido amplio del término: las ‘naciones’ ejercieron demasiada influencia en ellas. En cada caso, los factores nacionales se habían entretejido con los datos históricos de una naturaleza totalmente diferente para crear entidades con grandes diferencias”. En ese entonces, gracias al compromiso de los mejores hombres de la época, Europa estaba en proceso de reconstrucción, buscando, y por lo general encontrando sus raíces en la Edad Media, un periodo histórico que favoreció a determinadas instituciones, individuos y sistemas de valores, que siguen conformando las bases de la sociedad europea actual. En palabras de Jacques Le Goff: “En términos de política, economía y cultura, Europa nació en la Edad Media y hoy, más que nunca, el edificio político en obra requiere de otro pilar capaz de balancear los intereses económicos y las actividades culturales, donde la educación ocupe un sitio privilegiado. Cierto es que las universidades, desde la Edad Media, han tenido una función prioritaria en el desarrollo intelectual presente y futuro de la sociedad”. La historiografía de las universidades hoy resulta indispensable para el proyecto europeo compartido, ya que examina detalladamente las raíces comunes de las universidades en Europa; un propósito que, de hecho, al cumplirse pretende señalar las situaciones objetivas, las aspiraciones y las soluciones históricas propias de sus primeros 148 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS siglos de actividad universitaria, a modo de guía para los líderes universitarios actuales. Entre las instituciones desarrolladas durante la Edad Media en Europa occidental, las universidades tuvieron el origen más peculiar. Es bien sabido que otras épocas y civilizaciones anteriores también produjeron formas de educación superior (por ejemplo, Bizancio en el Imperio Romano; y en China), distintas a cualquier otra institución antigua y desarrolladas a partir de varios modelos. Desde luego, las universidades no surgieron de la nada. Por el contrario, eran instituciones cuya única vocación era conservar, desarrollar y diseminar el conocimiento heredado como patrimonio de la antigüedad a través de una tradición cultural. Esta tradición, delineada por las disciplinas transmitidas y de reconocido valor educativo, se remonta a la Grecia de los filósofos Platón y Aristóteles y hasta sus sucesores y traductores latinos. Durante el Imperio tardío, para cumplir con metas académicas, dicho conocimiento fue modificado por los primeros grandes autores cristianos al combinarlo exitosamente con la revelación cristiana. Saber que esa combinación no siempre fue completa ni perfecta es de capital importancia para nosotros: baste recordar que en el siglo VI las escuelas laicas reemplazaron a las escuelas eclesiásticas y asumieron el control de la educación y el magisterio, adoptando simultáneamente el legado de la cultura antigua. Asimismo, las universidades compartieron tales elementos de continuidad cultural, no obstante que durante los siglos XII y XIII fue gestándose casi de manera imperceptible la ruptura que dio origen a la nueva institución. Esto aconteció en dos escenarios específicos: Bolonia y París; pronto les siguieron Oxford, Montpellier, Cambridge, Nápoles, Salamanca, Padua y otras más, en un proceso de asociación continuo que redundó en la creación de casi 200 nuevas en seis siglos. Con respecto a los siglos anteriores, la escisión marcó un cambio profundo en los métodos de educación pues redescubrió ámbitos ya olvidados del conocimiento generado durante la Baja Edad Media y 149 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS enriquecido por los estudiosos árabes. Tiempo después, otra ruptura en las universidades, causada por la influencia social, provocó el aumento de estudiantes y de maestros que no gozaban de las escuelas eclesiásticas. Sin embargo, la separación fue de naturaleza particularmente institucional, pues aisló a las nuevas escuelas de la organización monástica y centrada en las catedrales que las había albergado durante siete siglos. Las universidades simbolizaban una estructura estable dedicada exclusivamente a la diseminación del conocimiento e identificadas bajo el nuevo concepto legal de studium generale. Comparado con la jurisdicción limitada de las escuelas eclesiásticas, este concepto otorgó a las universidades algunos derechos universales, conferidos de manera individual, ya fuera por el Papa o el Emperador o, en ocasiones, por ambos. El más interesante de estos derechos fue la licentia ubique docendi, el reconocimiento universal del grado obtenido que se traducía en la habilidad para enseñar en cualquier lugar sin tener la exigencia de la aprobación de mandos particulares. Esto fue posible gracias a la legitimación de las autoridades universales y el carácter transnacional de la institución, que se consideraba a sí misma independiente de las autoridades locales, tanto civiles como eclesiásticas. Sin embargo, el concepto del studium generale hacía referencia a otros aspectos: los miembros de las universidades eran inicialmente reconocidos como una sección apartada de la sociedad con goce de algunos privilegios notorios. En poco tiempo, justo a partir del reconocimiento de studium generale, las universidades se distinguieron de cualquier otra escuela porque sólo ellas disfrutaban de tal condición. Volvamos al significado intrínseco del término universitas que, como se sabe, era usado para describir a una comunidad de personas. Para ello se requirió una explicación que especificara si se trataba de una universidad de maestros, estudiantes o de ambos. Posteriormente, el término resultó de gran importancia al utilizarse para describir la institución que dichas comunidades específicas de maestros y estudiantes se atribuían. 150 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS “La universidad está conformada por los hombres”, escribió en el siglo XVI un abogado francés de renombre para expresar que la estabilidad y el éxito de la institución residían no tanto en las estructuras materiales, que en su mayoría aún no existían, sino en los hombres que la conformaban, en los estudiantes y maestros que la hacían un cuerpo viviente, una entidad legal, en términos modernos, autónoma, capaz de producir documentos autentificados por su propio sello, con personalidad jurídica y autoridad para exigir respeto a sus miembros. Esta etapa culminó en el siglo XIII cuando las universidades operacionales conformaron sus estatutos propios. Por consiguiente, a los factores de identidad sólidos y no fortuitos se añaden los logros de la uniformidad que, trascendiendo las barreras políticas o lingüísticas, permitieron a los miembros de la universidad sentir la pertenencia a una comunidad transnacional que fomentaba la migración de los intelectuales así como el crecimiento de una identidad cultural europea. Incluso en la actualidad es bastante sorprendente darse cuenta de lo sencillo y común que es encontrar intelectuales de diferentes países en una misma universidad. Si nos remontamos al París del siglo XIII, encontramos ingleses de la talla de Alexander de Hales y Roger Bacon, el alemán Alberto Magno, así como los italianos Tomás de Aquino y Buenaventura. Otro factor de importancia entre los intelectuales europeos es la tradicional peregrinatio academica, tendencia que continuó durante la expansión de universidades por Europa y se mantuvo a pesar de los grandes conflictos políticos y sociales de mediados del siglo XVII. En el siglo XII el emperador Federico I estableció en la Autentica Habita los principios de la condición privilegiada de los estudiantes migrantes (facti exules amore studiorum); durante siglos, los alumnos que aspiraban a evadir la jurisdicción de las autoridades locales se acogían a este derecho. El plan de estudios contenía las mismas materias desde Cracovia hasta Salamanca y desde Praga hasta Montpellier; las auctoritates eran las mismas e inmutables hasta el siglo XV. Los cursos impartidos, el sistema de exámenes y el otorgamiento de 151 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS grados eran idénticos; el método de enseñanza se basaba en el escolasticismo y toda comunicación, tanto oral como escrita, se daba en latín. Esta uniformidad básica se aplicó a las construcciones a partir del siglo XIV para superar la naturaleza informal de las disposiciones previas y albergar actividades universitarias: en primer lugar, los colegios debían dar cabida a los estudiantes y a los maestros; luego estaban las aulas para otorgar los grados o las primeras bibliotecas. Según indicó Michael Kiene, una homogeneidad significativa en estas construcciones se manifiesta en la galería, en el patio, en las habitaciones individuales, en el comedor comunitario, en la biblioteca y en la capilla. Considérense el Colegio Maius en Cracovia, el Colegio San Clemente en Bolonia o el San Marcial en Tolosa. Sólo hasta fechas posteriores pueden apreciarse algunos tipos definidos en la arquitectura de la universidad, asociados con el desarrollo institucional individual. Tal uniformidad trascendía la mera apariencia y llegó a representar uno de los aspectos fundamentales de la unidad de la civilización occidental en la Edad Media. Sin embargo, no debemos afirmar que las universidades eran iguales entre sí. Desde su comienzo se constituyeron a lo largo de líneas diferentes; París y Bolonia son ejemplos al respecto. La pertenencia a una misma comunidad no extinguió las diferencias entre los maestros ni entre los estudiantes. La diversidad social o geográfica permaneció, así como la posición jerárquica dentro de la misma universitas; téngase presente que en las universidades organizadas con base en el modelo de Bolonia, sólo los estudiantes extranjeros representaban el universitas scholarium. Ésta no era una entidad indistinta ya que dependía de los subgrupos nacionales o regionales, que a su vez tenían sus propias autoridades judiciales y a menudo disfrutaban de privilegios particulares. En las universidades de tipo parisino había facultades que combinaban escuelas de disciplinas similares y tanto las asambleas como el decano eran electos. Los conflictos entre las facultades (por ejemplo entre Teología y Filosofía) se exacerbaron durante el Renacimiento. 152 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Los colegios universitarios introdujeron otra diferencia fundamental entre los estudiantes. A pesar de que inicialmente fueron creados para auxiliar a los estudiantes de escasos recursos, al poco tiempo se convirtieron en comunidades independientes, con sus propias normas, jerarquía y objetivos. Las mayores diferencias surgieron entre las universidades grandes y las pequeñas; y entre las características de las instituciones afianzadas y las nuevas que, al ser promovidas por el pueblo o por los soberanos territoriales, no podían garantizar la calidad en la enseñanza, ni un número adecuado de facultades, ni la continuidad ni el apoyo financiero. Aun cuando las universidades reclutaran localmente a su personal, este último podía exigir que las actividades se orientaran hacia una esfera internacional, y que las disciplinas universitarias de especialización, tales como filosofía y teología en el caso de París, o derecho civil y canónico en el caso de Bolonia, tuvieran una reputación de excelencia. La combinación de los elementos mencionados proporciona, en cierto sentido, un panorama de la unidad propia de las universidades en tanto instituciones con objetivos y atributos fácilmente reconocibles y codificados; sin embargo, tales elementos conferían características propias que las distinguían de las otras universidades ya fuera por sus facultades o las disciplinas predominantes, sus rasgos de captación o la influencia particular que recibían de autoridades judiciales o eclesiásticas locales. No obstante, el desarrollo de las características individuales, regionales y nacionales pertenecía a un sistema de conocimientos cuyos métodos de enseñanza se basaban en la dialéctica, ignorando otro régimen intelectual. Las universidades debían garantizar que sus nuevos profesores tuvieran un manejo perfecto de su materia así como de los métodos para impartirlas, incluso por encima de los resultados éticos y sociales de la educación. El conocimiento genuino estaba al servicio de la verdad, y esa dimensión parecía demasiado abstracta, tal como a principios del siglo 153 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS lo recalcó el rector de la Universidad de París cuando reflexionó: “¿Qué utilidad tiene el conocimiento sin la acción?” A partir de entonces este conflicto se percibió como paradójico, y Rabelais lo resumió ingeniosamente en la literatura cuando describió la incapacidad hilarante de Gargantúa y de los estudiantes de las escuelas de París para comunicarse entre ellos. La rigidez y las limitaciones de la educación escolar nunca se avinieron a los nuevos horizontes intelectuales del humanismo. Una fuerte defensa de la tradición propició extramuros el surgimiento de centros de estudios experimentales y de investigación, como las academias, que junto con las universidades se convirtieron en el lugar de reunión de los intelectuales. A partir del siglo XV se desarrolló notoriamente otro fenómeno: un considerable aumento en el control que las autoridades civiles y eclesiásticas siempre habían ejercido sobre las universidades, con resultados diversos; entre ellos, el surgimiento de auténticas “universidades de príncipes”, término que enfatiza la creciente influencia ejercida por las autoridades políticas, en especial tras el gran Cisma de 1378. Como Jacques Verger subrayó, la división del mundo católico, mermado por la función mediadora y moderadora del papado, incrementó la presión ejercida por los soberanos territoriales sobre las universidades ya existentes, o alentó a los grandes señores feudales a fundar otras nuevas, en la creencia de que erigir una universidad constituía un medio para afirmar su propia independencia. Este proceso se realizó de principio a fin, y en la práctica tuvo buena aceptación puesto que el derecho para conferir grados académicos ahora pertenecía al ius regale, es decir, ya no provenía necesariamente de una autoridad universal. Esta nueva relación marcó una nueva fase en la historia universitaria. Con mayor frecuencia, se encontraba vinculada con las decisiones del soberano, su corte y los centros del poder, mientras que su función social y política, incluso ante la mirada de sus miembros, desplazaba la búsqueda objetiva del conocimiento. Esto era especialXV 154 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS mente cierto en el origen de las universidades creadas a principios de la era moderna: el impacto de las diferencias sociales y políticas se sentía de manera más directa, aunque las aspiraciones y los resultados intelectuales fueran más modestos. Sin embargo, no se debe despreciar la importancia de dichas universidades porque, de igual manera que sus predecesoras, contribuyeron al progreso gradual y general de la civilización. Durante este periodo crítico, la invención y la difusión de la imprenta atenuó los efectos de las pugnas crecientes entre las universidades, que promovían el conocimiento y la circulación de los avances científicos a una velocidad que antes se hubiera creído inconcebible; se fomentaba así la red de relaciones entre las escuelas más antiguas y las universidades y las escuelas más recientes de los mundos germánico y eslavo. La tensa relación antagónica con el movimiento humanista no impidió, gracias al movimiento mismo, que crecieran y se desarrollaran los vínculos entre los intelectuales. Gracias a la autoridad universitaria de que gozaban algunos humanistas pudo hacerse de las escuelas un punto de reunión para eruditos de alta reputación; baste con mencionar la escuela Guarino en Ferrara, o la relación que tenían con el mundo universitario personajes como John Colet, Rodolfo Agrícola, Erasmo de Rotterdam y Antonio de Nebrija, por mencionar algunos. Tal situación educativa alteró el mapa de los grandes centros universitarios: ahora se distinguió a las instituciones que tuvieron un papel secundario durante la Edad Media o aquellas de reciente creación como el caso de este colegio [en el que nos encontramos], que se convirtió en un modelo para muchas otras universidades castellanas. Otros incluyen a la escuela de Medicina de Montpellier, el Colegio de Guyenne en Burdeos, escuelas en Padua, Basilea o Lovaina, la Academia Lugdunensis en Leida y la Universidad de Cracovia, dotadas de atractivo por la calidad de sus estudios astronómicos y matemáticos. El resquebrajamiento de la unidad religiosa en Europa causado por la Reforma dio paso a una nueva separación más profunda en el 155 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS mundo de las universidades europeas. En el interior de las dos coaliciones, las universidades tuvieron una participación activa en la construcción del estado confesional, sin importar que fueran católicas, bajo la influencia del ratio studiorum de los jesuitas, o que se encontraran dentro de la órbita de la Reforma. Tanta actividad alcanzó a los establecimientos universitarios; en el siglo de los grandes conflictos religiosos hubo cerca de 60 nuevas fundaciones. Tiempo después, la unidad intelectual del mundo universitario se fracturó debido a las divisiones ideológicas y religiosas; los renombrados miembros de la comunidad científica hallaron fuera de las universidades mejores condiciones para el estudio –Copérnico, Tycho Brahe y Descartes son ejemplos muy conocidos–; en general, durante el siglo XVII, las universidades asimilaron con lentitud los logros del pensamiento científico. En la actualidad, los aspectos que acercan a las universidades europeas provienen de funciones que se les imponen desde afuera, no de funciones creadas espontáneamente en el seno de cada una de ellas. La represión de los maestros en Praga en 1602 y la depuración de los académicos en Oxford y Cambridge durante las guerras civiles del siglo XVII demuestran el deseo de establecer un estricto control en escuelas y colegios universitarios, incluso a través de métodos extraordinarios, en aras de darles la función básica de garantizar la conformidad política, así como la ortodoxia religiosa, que proveyeran la capacitación de buenos pastores y burócratas capaces. La continuidad y el cambio polarizaron el desarrollo propio de las universidades cuando la cultura del barroco cedió su lugar a la Ilustración, lo que cambió totalmente el pensamiento tradicional, como lo anotó atinadamente Paul Zahard: la crisis de la conciencia europea, que aceleró la revolución cultural de la Era de la Ilustración. Este devenir en la sensibilidad cultural hizo posible revalorar y profundizar los avances científicos, a la vez que el triunfo del método cartesiano abría brecha a las siguientes etapas en la historia de la ciencia, largamente entorpecida por el conflicto latente con la teología. 156 EL LEGADO INTELECTUAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Ya se mencionó que la continuidad y el cambio se encontraban enfrentados con oposición tenaz a cualquier modificación en el plan de estudios de la universidad, y a la incapacidad de aceptar nuevas disciplinas o de promover planteamientos formativos inéditos. A pesar de todo, vale la pena resaltar los ejemplos de las innovaciones en las prácticas académicas de ciertas universidades, como La Haya o Göttingen. Durante la Era de la Ilustración y aún después, en el progreso desordenado del siglo XVIII al siglo XIX, podemos ver reformas sucesivas así como medidas legislativas que concretaron la transformación de las universidades en “instituciones del Estado”, para reflejar el cambio con respecto a la política, que ya no consideraba a la universidad como pia causa sino como res politica. Más allá de las actividades de enseñanza, la selección del profesorado, el control de los estudiantes, los planes de estudios y los exámenes también progresaron; entre las tareas que asumió el Estado, propias de las universidades, se encuentran una tolerancia confesional mucho mayor, la abolición progresiva de la censura y la afirmación gradual de los libertas philosophandi, es decir, la libertad de la investigación y de cátedra, para poner un freno, si bien lento, al trato hacia las mujeres que promovía el ostracismo. Con ello, comenzó una revuelta radical en la ancestral institución de la universidad que, junto con la de Berlín fundada por W. von Humboldt en 1810, abriría la brecha para el modelo universitario predominante durante los dos últimos siglos, tiempo en el cual las universidades han trascendido los elementos que las caracterizaban en la Edad Media. Hoy en día, las raíces compartidas de las universidades son un mensaje categórico que debe llegar a lo más profundo de la naturaleza del maestro universitario. Con frecuencia, durante esta historia de mil años, la universidad ha buscado afirmarse como un poder independiente, en ocasiones debilitado por la función intelectual de ejercer un punto de vista crítico, al defender los valores relativos al conocimiento y a su diseminación para beneficio de toda la sociedad y no sólo como un instrumento de poder personal. Como dijo Jacques Le Goff, el gran principio revolucionario de las universidades medievales 157 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS fue de tipo social, cultural e intelectual; introdujeron en nuestra civilización un medio de progreso y de avance social, sin basarlo en privilegios de nacimiento o en las riquezas, sino en el conocimiento, el esfuerzo y el mérito. El estado de la universidad debe experimentarse como una dignidad y no como un poder. Es la dignidad de un cuerpo lo que debe manifestarse legítimamente a través del simbolismo de la comunidad, como en la Edad Media, pero también debe resistirse a la tentación de formar una casta. Por otro lado, nos encontramos a los estudiantes y a partir de su historia se podrían recolectar los elementos que nos suministrarían abundante alimento para el pensamiento. Para las futuras lecciones que se deriven de esto, me gustaría concluir recordando una tradición estudiantil propia del cuerpo universitario que generalmente olvidamos cuando nos referimos a la academia. Se trata de una costumbre que se difundió rápidamente entre los estudiantes de Europa Central y del Norte, muy exitosa entre 1550 y 1650, el periodo que Henry Kamen describió atinadamente como “el siglo de hierro”. Esto consistía en que durante su etapa estudiantil, los estudiantes portaran un librito o un álbum, que generalmente llevaban consigo el viajar a diferentes escuelas, pueblos universitarios y países europeos y en el que pedían a sus maestros o a sus amigos que escribieran una consigna corta o una dedicatoria. Para ellos como adultos y también para sus hijos y descendientes, fungía como un recuerdo de las escuelas a las que habían asistido, los maestros con quienes habían disfrutado de una relación amistosa así como los amigos con quienes habían compartido esta experiencia intelectual. Estos álbumes narran las historias de los lazos de amistad creados en los salones de las universidades así como la unión de hombres de diferentes países y lenguas. De manera significativa se les denominaba libri amicorum y con su testimonio guardado, de compartir las experiencias formativas y las actividades intelectuales, es el instrumento más efectivo para hacer prevalecer elementos comunes de la identidad, los sentimientos de hermandad y de amistad a pesar de las divisiones ideológicas y religiosas. 158 Cuarta parte La dimensión europea LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 160 Europa a través de la historia de sus universidades: el patrimonio universitario en el pasado, el presente y el futuro Paolo Blasi l mundo antiguo, y en particular la sociedad agrícola que caracterizó al periodo posterior a la desintegración del Imperio Romano, no sintió la necesidad ni se encontraba en condiciones de crear instituciones como las universidades. A finales del primer milenio, la sociedad europea todavía era fundamentalmente agrícola y las sedes del poder y de la cultura se encontraban principalmente en los castillos feudales y en los monasterios. Durante los siglos X y XI, las invasiones de los bárbaros concluyeron. Las condiciones de vida mejoraron; había más seguridad; la población aumentó; se incrementó la demanda de bienes y, por consiguiente, la necesidad de aumentar la producción agrícola así como la manufactura y el comercio. Los pueblos antiguos, que gradualmente habían perdido sus dimensiones y habían permanecido en decadencia durante siglos, encontraron una nueva energía, introdujeron nuevas formas de gobierno independiente y probaron maneras novedosas de asegurar la coexistencia pacífica de las diferentes sociedades que habían comenzado a cohabitar en su estructura social y política. Un número sustancial de personas abandonó el campo para encontrar una nueva vida en las ciudades, las cuales comenzaron a hacerse cada vez más grandes. El sistema de caminos experimentó un nuevo desarrollo y cesó de ser el dominio de peregrinos solitarios y forajidos despiadados; de nuevo estuvieron abiertos a los mercaderes, los clérigos y los estudiantes. E 161 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Este aumento de la población, aunado al desarrollo urbano, las mejoras en los caminos y el comercio fomentaron el conocimiento de la ley y de la ciencia y abrieron el sendero a nuevas formas de capacitación vocacional, esencial para la vida de pueblos con estructuras sociales y políticas más complejas y demandantes que las de las comunidades agrícolas y feudales. La enseñanza de las artes liberales –el trivium (gramática, retórica y lógica) así como el quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía)– ya no podían satisfacer las necesidades del momento. Las culturas bizantina y árabe se volvieron una nueva fuente de enseñanza a través de los textos de sus filósofos, matemáticos y astrónomos, mientras que los trabajos de los médicos griegos y árabes así como los textos del derecho romano atrajeron la atención general. Esta nueva tendencia no podía ser ignorada, ni siquiera por los teólogos. Por consiguiente, el surgimiento de una demanda para un nuevo aprendizaje y una nueva capacitación vocacional encontró una respuesta a mediados del siglo XII con las primeras universitates studiorum, comunidades de estudiantes y maestros acreditados por las autoridades de la época –el Papa y el emperador– y reconocidos como studia generalia con la autoridad de otorgar licentiae ubique docendi, es decir, la libertad de enseñar en cualquier lugar. En esta perspectiva, la universidad no aparece como hija de la tradición, sino como el símbolo del cambio y la innovación, que no responde a las actividades tradicionales sino que es una respuesta a las nuevas necesidades. Una nueva elite cultural comienza a existir y, junto con los monjes, los clérigos, los mercaderes y los caballeros, representaría la motivación del nacimiento de una nueva Europa. Durante los siglos XI y XII, las universidades comenzaron a existir a través de la asociación espontánea de los maestros y los alumnos. En Bolonia, los grupos de estudiantes (societates) se apropiaron del poder de elegir a los maestros, de proveer para su manutención, y de planear el aprendizaje (universitas scholarium). El campo de estudio más importante era el derecho romano, concebido como el instru- 162 LA DIMENSIÓN EUROPEA mento adecuado para desarrollar una teoría política independiente de la legitimidad religiosa. De esta manera comenzó un proceso de secularización de las formas de gobierno como una primera etapa para la separación futura de la Iglesia y el Estado, que llegaría a ser el punto fundamental de la política europea. En París, la universidad provino de la iniciativa de los clérigos (clerici); se encontraba completamente bajo la jurisdicción de la ley eclesiástica y, por lo mismo, la supervisión estaba en manos de una sociedad de maestros. Sin embargo, la universidad siempre estuvo en contacto con la ciudad, sus actividades y desarrollo; representaba el lugar de encuentro social y cultural de los intereses religiosos y seculares, y ayudó a iniciar la comercialización de la enseñanza de las artes liberales. La misma palabra studium, utilizada como una definición de “universidad”, enfatizó la motivación y los esfuerzos intelectuales de los estudiantes, su actitud activa y reactiva a los retos de una sociedad cambiante y a los nuevos problemas que había que enfrentar. En última instancia, eran los estudiantes jóvenes quienes viajaban alrededor de Europa para encontrar en las universidades a los maestros de su elección, y quienes eran capaces de abrir sus mentes a cambios en el aprendizaje de la teología, la filosofía, el derecho, la medicina y la ciencia. Como resultado, las universidades se convirtieron en sitios donde los estudiantes de diferentes nacionalidades, utilizando una lengua común (el latín), vivían juntos con el propósito común de aprender. Las comunidades que comenzaron a formarse eran animadas y diversas; en ellas, cada miembro aportaba las peculiaridades de su origen y su cultura, mientras entraba en contacto con las de los demás y las iba comprendiendo. Existía un ánimo independiente, optimista y, en ocasiones, intransigente, que, sin embargo, permanecía libre del condicionamiento de las dos autoridades absolutas y contemporáneas: el Papa y el emperador. 163 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS En las universidades de la Edad Media nacieron aquellos valores culturales, éticos y civiles que, junto con los cristianos, se volvieron la base de la Europa de la Edad Media y son, hoy en día, principios comunes de los ciudadanos europeos. Numerosas universidades comenzaron a existir en el siglo XIII. Algunas eran instituciones autónomas. Otras nacieron gracias a lo que llamamos “migraciones” de universidades ya existentes. En 1224, por ejemplo, Federico II fundó la Universidad de Nápoles, primera institución en el mundo financiada totalmente por el gobierno. Él sostuvo la necesidad de capacitar a los especialistas en derecho para su reino y, como no confiaba en la Universidad de Bolonia, creó un studium en Nápoles, suministró directamente lo necesario para la manutención de los maestros y les otorgó los privilegios de que se gozaba en otras universidades: la “autonomía y a la libertad académica”. Esta también fue su respuesta original a un edicto de la Iglesia que declaraba que el “conocimiento es un don de Dios y debe de impartirse sin costo alguno”, y que tenía el objetivo de poner un límite a las eternas demandas de aumento de salarios por parte de los maestros ante las cuales los alumnos habían protestado frecuentemente. Ese es el origen de un concepto típicamente europeo: el derecho de ser educado sin costo alguno. Al mismo tiempo, Alfonso IX, rey de Castilla, fundó la Universidad de Salamanca con el objetivo de legitimar su poder y de reafirmar la identidad cristiana después de la invasión árabe. Muchas otras universidades surgieron a consecuencia de la migración de estudiantes y maestros que dejaron su propia academia para establecer otra en una ubicación más conveniente. Este fue el caso de la Universidad de Cambridge, que es una filial de la de Oxford; de Angers y de Orléans, que se derivaron de la de París; de Padua y de Florencia que deben su existencia a la de Bolonia, y así sucesivamente. Dos fueron las consecuencias: por un lado, la urbanización y el desarrollo de las ciudades se aceleró más que nunca para tratar de obtener prestigio y poder que implicaba ser sede de una universidad; 164 LA DIMENSIÓN EUROPEA por otro lado, las monarquías feudales se estaban volviendo gradualmente más poderosas; al crearse las universidades autónomas se colocaban obstáculos al creciente poder del pueblo. De hecho, para equilibrar el poder de las ciudades y de sus gobiernos que también se servían de las universidades como instrumentos de desarrollo autónomo, el Papa y muchos monarcas otorgaron privilegios a las universidades y fortalecieron su autoridad legal y su presencia misma en el pueblo. Durante los siglos XIV y XV se fundaron nuevas universidades en Europa del Sur y del Norte (como Uppsala y Copenhague). Pero lo más importante fueron las universidades que aparecieron en las ciudades de Europa Central (en Alemania, en Bohemia, en Polonia, en Hungría), como consecuencia de un considerable desarrollo económico, social y cultural de estas áreas y del prestigio de esas instituciones. Es importante recordar que, particularmente en Alemania, los monarcas enfatizaban en sus estipulaciones la autoritas y la potestas de la corona. En el siglo XV ya existían universidades en todos los pueblos de mayor importancia y cubrían toda Europa. Podemos entender fácilmente las interconexiones entre las diferentes universidades gracias al intercambio de maestros y estudiantes itinerantes, que difundían información e ideas y, como resultado, establecían una interacción intelectual rentable en toda esta área: la Europa del aprendizaje, del comercio y de las artes era una realidad. También era de capital importancia tomar en cuenta el creciente poder de las monarquías feudales, su gradual transformación en poderes absolutos así como la afirmación de los poderes regionales en países como Italia. Estos factores provocaron un aumento considerable de la influencia del poder político en las universidades y por ende no pudo evitarse una pérdida de autonomía y libertad académica, puesto que las universidades tenían que adaptarse y adaptar sus programas a la nueva realidad. Originalmente, las universidades aparecieron en una Europa sin fronteras, y atraían a estudiantes y maestros de todas partes. Esta 165 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS movilidad constante entre las universidades era favorecida y protegida por la Iglesia y el Imperio. En la constitución Habita de Federico I, que buscaba ser una magna charta de la vida académica, se permitía a los estudiantes desplazarse libremente bajo la protección directa del emperador. Los estudiantes extranjeros se encontraban sujetos únicamente a la jurisdicción del profesor o del obispo y, explícitamente, exentos de la autoridad de la ciudad. De esta manera, en los primeros siglos del milenio pasado, las ideas podían transitar fácilmente, el conocimiento era gratuito y se buscaba con vehemencia la innovación. Se cuestionaban los dogmas, se alentaba la confrontación y el debate era un elemento de la vida diaria. Las universidades que crecieron de manera autónoma con este fundamento fueron un estímulo constante, una realidad crítica, un laboratorio de ideas y de iniciativas; albergaron a grandes expertos y estudiantes de diversas latitudes. La universidad era realmente una institución de rango europeo. Significaba una contribución esencial a los cimientos de la civilización, particularmente la europea: el respeto y el aprecio por cada ser humano, la importancia del diálogo y la crítica, la legitimidad del poder político separado de la Iglesia, la importancia del conocimiento y del desarrollo de la ciencia. Entre los siglos XV y XVI, el fortalecimiento de los gobiernos absolutos acentuó la importancia de las fronteras y de la residencia permanente. La movilidad se volvió menos importante: a los viajeros se les veía con cierta sospecha. La universidad era un símbolo del poder de la realeza, un elemento de sus dominios territoriales, lo que condujo a una pérdida gradual de su autonomía: se convirtió en una estructura del Estado, menos europea y más nacional y provincial. Este proceso fue facilitado por la extinción de la libertad individual y colectiva y por la intensificación del control del gobierno sobre sus súbditos. No debe de olvidarse que las universidades siempre han tenido contrastes y una relación difícil con las ciudades. Como regla general, las grandes ciudades europeas (con la excepción de París) no tenían uni- 166 LA DIMENSIÓN EUROPEA versidades. Ese fue el caso de Londres, Ruán y Lyón; Palermo y Milán; Frankfurt, Hamburgo y Munich; Antwerp y Ámsterdam, etcétera. En otros casos, los intentos por establecer una universidad en una ciudad grande estaban destinados al fracaso. La Universidad de Lisboa fue transferida a Coimbra en 1537; la Universidad de Florencia a Pisa en 1472. El príncipe prefería colocar a la universidad en poblaciones más pequeñas: Milán favoreció a Pavia, Venecia a Padua, Florencia a Pisa y así sucesivamente. Las academias a las que no asistían los estudiantes y que estaban controladas por el príncipe o por uno de sus protectores eran preferidas en las grandes ciudades. El conocimiento se volvió, cada vez más, oligárquico, lo que resultaba funcional para el poder establecido. Del siglo XVI al XIX, las universidades empezaban a declinar. Llevaban a cabo sus tareas, transmitían el aprendizaje con dignidad sobre la base del conocimiento tradicional, pero ya no eran un elemento vital de la sociedad. La Ilustración y el Movimiento Romántico, las reformas de Napoleón y de otros monarcas del siglo XIX dieron una nueva vida a las universidades que se encontraban en proceso de definición de sus objetivos y de su estatus. La universidad, particularmente del tipo de Humboldt, volvió a ser la sede más prestigiosa de la investigación libre y del aprendizaje superior, a fin de capacitar a una elite destinada a la administración y el control de las estructuras industriales y políticas de las naciones modernas. Por consiguiente, las universidades se ajustaron en su desarrollo a los modelos nacionales que mostraron, no obstante, una notable similitud de objetivos en todas las naciones. He ahí el modelo alemán, el inglés y el francés que difieren, principalmente, en los modos de organización y en el grado de autonomía. Dichos modelos se exportaron a todo el mundo, lo que aseguró un proceso de internacionalización de la ciencia y de difusión de métodos de aprendizaje y de investigación típicamente europeos. 167 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Sólo después de la Segunda Guerra Mundial (y particularmente en las décadas más recientes) la situación de la universidad experimentó una transformación radical. El desarrollo de la tecnología, la transición de una sociedad industrial a una sociedad de información y, ahora, del conocimiento, han hecho necesario poner la educación superior a disposición de un número cada vez mayor de personas. En la actualidad, en Europa, entre 40% y 50% de los estudiantes de cualquier grupo de edad van a la universidad, y esto crea lo que llamamos una “universidad de masas”. La sociedad europea dejó atrás las ideologías del siglo XIX que imponían modelos rígidos e inflexibles, dentro de las fronteras de determinadas realidades políticas: ahora está tratando de hacerle frente a una era de grandes aperturas y gran movilidad, de disponibilidad ilimitada de comunicación y de los fenómenos que trae consigo la globalización. Por lo tanto, ahora, como a principios del milenio pasado, estamos obligados a encarar nuevos problemas: debemos enfrentar las complejidades de la globalización mientras respetamos las diversidades; debemos capacitar a los ciudadanos para que puedan sobrevivir en una realidad supranacional de fronteras difusas, como en los primeros siglos del milenio pasado. Al mismo tiempo, la comunicación entre las diferentes culturas y las diferentes personas está adquiriendo cada vez mayor velocidad. Además de la comunidad económica y monetaria, en Europa estamos tratando de crear un espacio común para la investigación y la educación superior y, por lo tanto, un mercado común de mano de obra y de diferentes patrimonios culturales. Las iniciativas como Erasmus o Sócrates están destinadas a alentar la movilidad de estudiantes y maestros; implican una perspectiva similar a la de la constitución de Habita, de Federico I (Barbarossa), que provocó su célebre dicho, aún válido hoy en día: “¿Quién no sentiría pena por aquellos que han dejado su país por amor a la ciencia?” 168 LA DIMENSIÓN EUROPEA Deben alentarse los programas como Erasmus y Sócrates, y deben ponerse a disposición de otros países además de los 151 de la Unión Europea para involucrar especialmente a los estudiantes de posgrado y doctorado. Tenemos que enfrentarnos a dos problemas importantes para alentar la movilidad. En primer término, el reconocimiento total de los estudios realizados en universidades diferentes debe estar asegurado para todos los alumnos. Por otra parte, se deben encontrar caminos y medios para otorgar a estudiantes e investigadores de doctorado reconocimiento de sus años de estudio o de investigación en diferentes universidades al llegar el momento de su jubilación. Los jóvenes ya no ansían que un trabajo sea seguro de por vida, y están en lo correcto al pedir que no se les penalice por mudarse de una universidad a otra. La universidad actual debe definir su función en el contexto europeo y global para ser capaz de enfrentar el reto del nuevo milenio. Tiene que llevar a cabo una función principal en la revolución presente, de naturaleza ética y cultural. Depende de la universidad darle al ser humano de hoy los valores culturales y vocacionales adecuados para que pueda ajustarse a la complejidad de la sociedad moderna, y para que use sus conocimientos y capacidades en favor de la humanidad. Las universidades están actuando en esta perspectiva: en 1988 se firmó en Bolonia una Magna Charta Universitatum, y ahora se ha establecido un observatorio para supervisar el respeto a sus principios fundamentales. De nuevo estamos recuperando la autonomía de la organización y la administración y estamos desarrollando relaciones bilaterales diversas, tanto en la investigación como en la educación, y estamos conformando nuestro sistema educativo de acuerdo con los principios de la Declaración de la Sorbona, así como los de Bolonia, suscrita por los 29 países europeos. El desafío de cara a Europa es el establecimiento de un gobierno unitario, capaz de representarla en el extranjero, pero respetuoso de 1 Cifra que, como se sabe, recientemente se elevó a 25 (n. de la t.) 169 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS las diferencias entre los países “nacionales”, dado que dichas diferencias son una peculiaridad y una riqueza de Europa. Así, es necesario referirse a los principios fundamentales y compartidos, como el respeto al ser humano independientemente del color de su piel, de su cultura y religión; la dedicación al aprendizaje y a la búsqueda de la justicia, y, finalmente, una conciencia profunda de la importancia social del comportamiento individual. Se debe remplazar la cultura de la sospecha y del control externo por la cultura de la responsabilidad individual y la libertad; y la cultura de las reglas debe ser remplazada por la cultura de los resultados. En mi opinión, la orientación de Europa debería ser: “menos leyes, menos reglas y más educación”. La complejidad no puede ser administrada por medio de la multiplicación de leyes sino mejorando la autonomía y la responsabilidad individual. Todo ello implica la suficiencia y continuidad de la educación. En la actualidad, en las universidades se hace sentir la necesidad de recuperar la unidad de conocimiento sin interferir con la variedad de disciplinas y métodos. Deben verse como laboratorios que están experimentando con el principio de la subsidiariedad, la autonomía y la responsabilidad. Los poderes políticos deberían poner atención a lo que ocurre en este laboratorio. Una nueva planeación (tres años más dos) del sistema educativo superior, el sistema de créditos, la desaparición de las facultades independientes y aisladas, el número creciente de becas, los puestos remunerados en los que se recibe capacitación práctica, la difusión de las instalaciones tutoriales, programas educativos más diversos y eficientes... todas estas disposiciones afectarán profundamente la educación universitaria al hacerla más abierta, más flexible y pronta a satisfacer las necesidades sociales. Para volverse realmente europea, la universidad debería transformarse de una “institución de enseñanza” en una “institución de aprendizaje”, un espacio en donde todos sus miembros, no sólo los estudiantes y los maestros, sino también los técnicos y los administradores, se mantengan unidos para aprender. Esto 170 LA DIMENSIÓN EUROPEA significa regresar al espíritu del studium medieval: se alentarán los esfuerzos individuales y el deseo del aprendizaje. Las universidades difundirán su alcance para crear nuevos conocimientos, preservando y transmitiendo nuestro patrimonio. El estudiante actual tiene una identidad europea fuerte: la fortalece viajando, familiarizándose con nuevos entornos, adquiriendo idiomas diferentes, comunicándose y reuniéndose con compañeros de otras naciones. La universidad debería ayudar a esta identidad europea redescubriendo orígenes, valores y culturas comunes en nuestra historia y tradiciones. La transformación de las universidades locales en universidades europeas es más avanzada que la unión política de los países europeos. Para facilitar este proceso es necesario promover la movilidad y la cooperación, esto es, crear las condiciones necesarias para el desarrollo de procesos completos. El pasado permanece para todos nosotros como la raíz común sobre la que podemos construir un futuro novedoso e imaginativo. Para alcanzar los resultados de la mejor calidad, y para obtener una evolución más rápida, necesitamos esencialmente más cooperación, más autonomía y más recursos. Entonces, Cum tempore et labore omnia veniunt. 171 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Panorama de la fundación de las primeras universidades europeas Siglos XI y XII Siglo XIII 1170 París 1229 Toulouse 1229 Angers 1289 Montpellier 1303 Aviñón 1306 Orléans 1332 Cahors 1339 Grenoble 1350 Perpiñán 1365 Orange 1409 Aix-en-Provence 1422 Poitiers 1423 Dôle 1437 Caen 1441 Burdeos 1452 Valence 1461 Nantes 1465 Bourges 1485 Besançon 1088 Bolonia 1204 Vicenza 1215 Arezzo 1222 Padua 1224 Nápoles 1228 Vercelli 1231 Salerno 1248 Piacenza 1276 R. Emilia 1303 Roma 1308 Perugia 1318 Treviso 1321 Florencia 1342 Pisa 1357 Siena 1361 Pavia 1391 Ferrara 1405 Turín 1412 Parma 1444 Catania 1167 Oxford 1209 Cambridge Francia Italia Gran Bretaña Península Ibérica 1208 Palencia 1242 Salamanca 1254 Sevilla 1290 Lisboa Imperio y Europa Central y del Este Siglo XIV Siglo XV 1410 St Andrews 1450 Glasgow 1300 Lérida 1307 Coimbra 1346 Valladolid 1354 Huesca 1430 Barcelona 1474 Zaragoza 1499 Alcalá de Henares 1500 Valencia 1347 Praga 1364 Cracovia 1365 Viena 1367 Pecs 1386 Heidelberg 1388 Colonia 1389 Buda 1392 Erfurt 1402 Würzburg 1409 Leipzig 1419 Rostock 1426 Lovaina 1455 Freiburg im Bresgau 1456 Greifswald 1460 Basel 1467 Pressburg (Bratislava) 1472 Ingolstadt 1473 Trier 1476 Tübingen 1476 Mainz 1477 Uppsala 1479 Copenhagen Escandinavia 172 La universidad como la base de una cultura europea común1 José Luis Peset n el momento de su fundación hace 500 años, la Universidad de Alcalá solicitó los servicios de Antonio de Nebrija, uno de los principales maestros del humanismo renacentista. El humanismo era un sistema de conocimiento desarrollado en Italia y en Francia que reconciliaba las artes con las ciencias y el pasado con el futuro. Después de haber estudiado en Salamanca y en Bolonia, Nebrija enseñó en Salamanca y en Alcalá de Henares. Tuvo el privilegio de ser testigo –ya fuera directo o indirecto– de los conflictos de Salamanca alrededor del descubrimiento del Nuevo Mundo. Sus conocimientos fueron útiles para los requisitos de Colón ya que demostraban a los “hombres eruditos y marineros” la viabilidad de sus propuestas de llegar a las tierras de las especias siguiendo una ruta hacia el occidente. Lo que se necesitaba era un buen entendimiento de los antiguos y los modernos, tanto escritores como científicos. Por lo tanto, las matemáticas eran tan indispensables como la filología clásica y moderna debido a que, en palabras de Francisco Rico, “el uso de las herramientas más modernas para acercarse a los clásicos necesitaba una nueva definición de las coordenadas del espacio y del tiempo”. Nebrija y Colón estaban unidos por sus énfasis en el conocimiento de E 1 Artículo presentado durante la primera reunión del proyecto (Alcalá de Henares, diciembre 1999). 173 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS la cartografía, la medida de las distancias y el trazado de los litorales y las ciudades. Por lo tanto, no es sorprendente que Nebrija hubiera insistido en un estudio de los antiguos, pero desde un punto de vista moderno. Su objetivo era enseñar el castellano como una herramienta para enseñar a los clásicos y usar la filología para verter luz sobre el estudio de los tratados científicos. De nuevo Francisco Rico: “La curiosidad arqueológica combinada con los intereses científicos, los sueños de conquista o de actividad misionera y ambición comercial. (...) Los humanistas hicieron bastante más que darle un poderoso impulso inicial a la geografía en la era moderna; en Italia y en la Península Ibérica, siguieron contribuyendo a la escritura y al pensamiento para mantener viva la flama alimentada por las experiencias de los navegadores, la especulación de los expertos en las ciencias matemáticas y la necesidad de expansión de una Europa que se había vuelto demasiado pequeña”. Las expediciones portuguesas y españolas mostraban un interés paralelo en la Universidad de Salamanca por los rubros de la geografía, las matemáticas y la astrología. Asimismo, los humanistas buscaron en el interés público la manera de explicar muchos de los descubrimientos de sus predecesores. Trataron de reconciliar la ciencia con el arte, res con verba (Nebrija, De Oratore). El abovedado que se conserva en las Escuelas Menores de la Universidad de Salamanca retrata a la astrología junto con la filosofía, el arte y la filología. La geografía y la astronomía iban de la mano con la cultura de un imperio en busca de una nueva visión del mundo. El resurgimiento del interés por las lenguas clásicas y modernas se dio en un mundo en transformación. Cuando Cisneros ordenó un auto-da-fé de los escritos árabes después de la conquista del reino de Granada, excluyó los libros sobre filosofía y medicina. Las bibliotecas universitarias se estaban abriendo al conocimiento de otras tierras y naciones y, por consiguiente, a otras culturas. La ciencia en el mundo moderno atravesó una primera fase de renovación en la que la cultura fue fundamental, a pesar de que, más tarde, cuando se volvió dependiente de la observación y la experimentación, el interés filo- 174 LA DIMENSIÓN EUROPEA lógico desapareció. El conocimiento lingüístico hizo posible redescubrir a los clásicos, ya fueran griegos, hebreos, latinos o árabes. Los idiomas se volvieron esenciales: se requería de un conocimiento del griego clásico no sólo para leer a Aristóteles, Euclides, Platón y Sófocles sino, también, para entender la cultura y la lengua modernas. Cuando Gregorio Mayans le recomendó a Pérez Bayer que leyera la traducción de Arias Montano de la Canción de Salomón, no sólo estaba adentrándose en el campo de la tradición religiosa sino también en el de la cultura, la lingüística y la poesía europeas. Alcalá sobresalía como ciudad tanto como localidad universitaria. En el pasado su interés académico descansaba en la importancia de la ciudad romana, como lo muestran las excavaciones arqueológicas. Sin embargo, era de igual importancia la existencia de un palacio perteneciente al Arzobispo de Toledo, a quien frecuentaban sus influyentes prelados. No es de sorprender que el cardenal Cisneros haya reavivado el antiguo interés en la fundación de escuelas. Su universidad, establecida para suministrar al clero una educación sólida, contaba con las facultades de Filosofía, Derecho Canónigo y Teología. Por numerosas razones también fundó una Facultad de Medicina. El Renacimiento volvía a una apreciación del cuerpo humano; por ello consideraba que la medicina –como los griegos habían sostenido– era necesariamente complementaria para el alimento del espíritu. No es sorprendente que Alcalá de Henares haya tenido un colegio llamado Madre de Dios, que albergaba a doctores, teólogos y filósofos, quienes sostenían discusiones y compartían sus conocimientos en todos estos terrenos. De nuevo, esto no resultaba sorprendente, ya que la medicina era considerada como el conocimiento de la naturaleza que, a su vez, era el conocimiento de la sabiduría divina. Los textos sagrados contenían información acerca de la salvación del alma y del cuerpo, mientras que los libros seculares hablaban del poder divino. También fue en este contexto que Francisco Valles, un médico importante de Alcalá y un reformador hipocrático interesado en la anatomía, fue capaz de 175 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS combinar el pensamiento sagrado y secular. En su libro De Sacra Philosophia, Valles trató de penetrar los secretos revelados por la Biblia a la medicina y vio en los textos científicos argumentos de apoyo a la revelación del conocimiento. Era renombrado como doctor y algunos de sus trabajos, como el Controversiarum Medicorum et Philosophicarum Libri Decem, fueron publicados y vueltos a publicar en España, Italia, Alemania y Francia. En este libro armoniza la filosofía con la medicina; en él fructificaron las discusiones con sus colegas dentro del colegio. El mundo moderno todavía no se encontraba dividido entre dos puntos de vista culturales. Era un mundo muy rico culturalmente hablando, dominado por el humanismo europeo y los intercambios que éste fomentó. El colegio trilingüe y sus profesores capacitaron a lingüistas competentes y los idiomas, en manos de los primeros humanistas, se ocuparon de mejorar la exégesis bíblica. Se trajeron expertos en lenguas clásicas, y se promovió la posibilidad de visitas por parte de figuras de la talla de Vives y Erasmo. Este era un mundo rico no sólo en vida cultural, sino también en la actividad social que creció a su alrededor. A pesar de que la vida compartida en las salas de conferencias y los colegios era importante, la de las calles y los teatros, las casas de juego y las tabernas no lo eran menos. Esto no sólo significaba beber, apostar y tener relaciones sexuales, sino también rivalidades y reyertas que, en ocasiones eran de naturaleza violenta. Como señaló Miguel Ángel Castillo, la ciudad se modeló alrededor de la universidad, de la misma manera en que las calles y los barrios existían para servir al cardenal. La belleza del Renacimiento estaba encarnada en la fachada de la Universidad de Gil de Hontañón. La Corona, estudiantes peleando y la Universidad y las autoridades de la ciudad luchando para controlar las calles. La universidad de El Buscón de Francisco de Quevedo era el camino hacia la Iglesia, el parlamento, los hospitales y los tribunales, incluso hacia la cárcel y hacia América. Michel de Montaigne –un hombre alejado de la universidad– hizo un llamamiento para un sistema noble de educación; él sabía muy 176 LA DIMENSIÓN EUROPEA bien, sin embargo, de lo que se trataba el humanismo del Renacimiento. Acerca de la educación de los niños nobles, recomendó respetar y alentar su disposición natural. Era importante escuchar a los pupilos y colocarse uno mismo en su situación. Debido a que todos los hombres eran diferentes pero iguales, uno no debe tratar de formar mentes idénticas. A los pupilos se les debe de enseñar los significados más que las palabras y se les debe mostrar cómo poner en práctica lo que se les enseñó. Deben aprender acerca de la diversidad de puntos de vista y opiniones, el mundo en general y la naturaleza, el amor hacia sus padres y hacia su nación, la fortaleza, la templanza y la justicia. Montaigne subrayó la importancia de la experiencia, la acción práctica, el viaje y la familiaridad con las costumbres, los conflictos, las personas, las lenguas y las naciones. Era esencial dedicarse al ser en su conjunto en vez de alimentar sólo el cuerpo o el alma. No obstante, Montaigne también habló en defensa del estudio puro más que del utilitario. Se encontraba sin duda insatisfecho de las universidades y veía con cautela a los juristas y a los médicos que habían sido contratados para enseñar ahí. Esta reacción fue compartida por los humanistas tardíos, como el inglés Robert Burton, que veía con consternación cómo el interés de antaño por las lenguas clásicas, las matemáticas, la poesía o el aprendizaje eran adulterados por un nuevo gusto por el empleo lucrativo. En verdad, se requería de un buen entendimiento del latín y del griego tanto para derecho como para medicina, pero se había perdido el sencillo disfrute de un idioma per se. Las universidades nunca más serían libres para debatir entre el saber y el hacer, el placer y la utilidad. La universalidad implícita en una educación general comprendía una yuxtaposición de áreas del conocimiento muy diferentes, entre las cuales se desgarraba la universidad. Le era difícil establecer el equilibrio para determinar si el aprendizaje teórico, científico o técnico debía tener precedencia. Todos, la sociedad, los negocios, el gobierno y la administración de la universidad contribuyeron a este debate. Con seguridad, a pesar de que demasiada utilidad no era deseable, tampoco lo era la incapaci- 177 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS dad de reconocer los intereses de la sociedad. La advertencia de López Pinero acerca de que la ciencia en España se estaba dañando a sí misma debido a su insistencia empecinada en la utilidad podría aplicarse a las universidades españolas, que fueron convertidas en el siglo XIX en instituciones vocacionales para abogados y doctores. Las materias técnicas se perdieron pero encontraron su lugar en los politécnicos. Las universidades españolas –la Universidad de Alcalá es un ejemplo– sufrieron grandemente al final del antiguo régimen. Alrededor de 1800, las universidades humanistas opulentas habían declinado. Sus recursos financieros se estaban agotando o se desperdiciaban, a sus académicos les faltaba dedicación, y los conflictos teológicos eran abundantes. Por otro lado, el surgimiento de nuevas formas de instrucción trajo consigo nuevas instituciones científicas, técnicas y vocacionales. Las universidades fueron arruinadas por la Corona, algunas de ellas se disolvieron o se transfirieron a otro lugar. La Universidad de Alcalá se trasladó a Madrid, donde se transformó en una universidad para doctores y abogados. Se vendieron sus tesoros y a sus edificios se les dieron usos alternativos, cambiaron de manos o cayeron en el abandono. En la actualidad se yergue como un monumento al éxito por haber revivido el pulso cultural de la ciudad, restaurando edificios, atrayendo a estudiantes y volviéndose el hogar de una actividad científica intensa. Es importante que la universidad haya sido la salvación de la ciudad, a cambio de que sus habitantes hayan restaurado el Colegio Mayor de San Ildefonso después de su traslado a Madrid 150 años antes. Este es un ejemplo valioso que pueden seguir las antiguas universidades que se reintegran a sus actividades. También es muy interesante el modelo universitario alemán, desarrollado originalmente por Wilhelm von Humboldt y Friedrich Daniel Ernst Schleiermacher en el siglo XIX. Su propósito era alcanzar la libertad racional recomendada por Emmanuel Kant por medio de la unión de la religión reformada con la libertad de estudio, tanto en términos del desarrollo del programa de estudios como de la independencia frente a las autoridades. Los académicos alemanes se dedi- 178 LA DIMENSIÓN EUROPEA caron a continuar la búsqueda de las leyes naturales y del autoconocimiento así como del seminario y de la investigación con base en los laboratorios. Como señaló recientemente Walter Rüegg, el objetivo era mantener la asociación entre la investigación científica y el humanismo. En conjunto con la filosofía, la ciencia hizo posible comprender los patrones de la naturaleza y, yendo más allá del kantismo, alcanzar el núcleo de todas las cosas. Se evitaron con éxito los peligros del modelo francés, con su burocracia sofocante y su profesionalización. Para las universidades alemanas era esencial combinar la enseñanza con la investigación y la autonomía con la libertad. Las universidades de Oxford y Cambridge, por su parte, nunca tuvieron una función vocacional sino que se construyeron alrededor de colegios y sociedades eruditas, dando como consecuencia que la ciencia y el humanismo llegaran juntos a una atmósfera universal compartida. Desde el Renacimiento, las universidades han luchado por mantener un difícil equilibrio entre las artes y las ciencias; la utilidad y el aprendizaje; la teoría y la práctica; la ciencia pura y la aplicada; la capacitación vocacional y la cultura. Sin embargo, en la nueva comunidad europea, se requiere un mayor –y también difícil– equilibrio entre el conocimiento europeo y el de fuera de Europa. Por un lado, existen retos de parte de los Estados Unidos y de Japón, y por otro del Tercer Mundo. En el caso de España, la añeja relación con América Latina ha sido siempre necesaria y benéfica. Con frecuencia, los inmigrantes han traído la cultura latinoamericana a nuestras ciudades y campos. Otro elemento en este cuadro completo y complejo son los conflictos (que se están volviendo aparentes conforme Europa se moldea) entre la cultura oficial europea y las culturas de las diferentes nacionalidades. No hay duda de que Europa tiene menos estados que culturas nacionales o que existen pueblos que demandan más su propia identidad cultural que pasaportes. Además, su número está declinando. Sin embargo, para construir una Europa auténtica, es esencial respetar los derechos de los ciudadanos a contar con sus propias características de identificación. Para lograr el objetivo de sostener 179 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS una cultura universal, es vital que las universidades investiguen las culturas locales y nacionales. El estudio y la investigación que se llevan a cabo en las salas de conferencias y en las bibliotecas de la universidad deben de tomar en cuenta a todas las culturas, sean occidentales u orientales, estatales, nacionales o regionales, o bien específicas de poblaciones indígenas o de inmigrantes recientes, de mayorías o de minorías. La condición cosmopolita que Montaigne, Vives y Paracelso enaltecían es crucial si se quieren asimilar tanto las preocupaciones antiguas como las nuevas. El humanismo de estilo antiguo, con su tolerancia y su apertura a las ideas, debe reanimarse; para llegar a este fin son importantes todos los esfuerzos de promoción de intercambios de maestros y alumnos entre las universidades europeas. Un elemento positivo para esta conexión es que la Unión Europea ha aprobado la segunda fase del programa Sócrates, aumentando su duración de cinco a siete años y duplicando su presupuesto. Sócrates incluye el programa Comenio (para las escuelas), Erasmus (para los estudiantes universitarios), Lingua (enfocado en los idiomas) y Minerva (de tecnologías específicas). Además, los programas Leonardo y Juventud se expandirán para alcanzar un espectro social más amplio.2 El gobierno español, por su parte, está estableciendo una Fundación para Estudios de Posgrado en Latinoamérica, que dependerá de los subsidios nacionales y europeos para promover programas de doctorado en el Nuevo Continente. Los libros son los principales instrumentos de comunicación en las universidades. Ya sea en pergamino, en papel o en forma digital han tenido una función crucial para desarrollar y sustentar el legado intelectual. En un principio eran muy difíciles de obtener; se empleaba a los escribas para hacer copias para estudiantes y profesores. La imprenta ayudó enormemente a la diseminación de la cultura escrita, y los métodos informáticos, hoy en día, sobrepasan la imaginación. 2 Diario El País, 29 de noviembre de 1999 y Gaceta Universitaria, 29 de noviembre de 1999. 180 LA DIMENSIÓN EUROPEA Los libros conservaron, crearon y propagaron el conocimiento. La publicación de los libros de texto trajo la erudición moderna a las salas de conferencia de las universidades. Los escritos de los principales expertos se exportaron, importaron, vendieron, prestaron, reimprimieron y tradujeron, lo que permitió un intercambio extremadamente fértil de ideas en Europa en un momento en que los viajes y la comunicación eran difíciles. Por eso existen magníficas bibliotecas universitarias, centros del conocimiento que deben conservarse, restaurarse, reconstruirse, reabrirse y volverse accesibles. Debido a que las colecciones de libros universitarios no siempre se encuentran en perfectas condiciones, es necesaria una inversión sustancial en las áreas de infraestructura, restauración, encuadernación e impresión. Un posible desarrollo futuro será la consulta indirecta de los libros, con tecnología de informática que permita descargarlos y –dado el caso– imprimirlos desde ubicaciones remotas. Si bien es cierto que tendremos que renunciar en buena medida al tacto del papel, también lo es que la visualización en la pantalla es flexible, rápida y ahorra dinero, materiales y espacio. De cualquier manera, las grandes colecciones deben manejarse con cuidado y, en un momento en que los libros de anticuarios son apreciados por los coleccionistas, es esencial que se realice un esfuerzo para mantener las ricas bibliotecas universitarias seguras y en buenas condiciones. Lo mismo se podría decir de las colecciones individuales en los terrenos del arte, la antropología, la ciencia, la historia natural o las ciencias de la salud, y de los archivos universitarios, que contienen los registros más preciados de la vida de la institución. Los museos de ciencias, en particular, son de interés hacia el futuro. Además son sencillos de instalar debido a que las universidades y otros organismos de investigación han sido los principales compradores de equipo científico, que ahora se encuentra en peligro de ser destruido, desvalijado o vendido por una bicoca. Los libros también siguen siendo una fuente fértil de cultura. Las universidades se han preocupado siempre por publicar buenos libros de texto para ser usados en la enseñanza de varias materias. Esta es 181 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS una práctica que nunca será descontinuada. Gracias a la publicación de dichos libros se intercambia y se renueva la cultura. Por lo tanto, para promover la conciencia europea es esencial desarrollar una cooperación internacional para la publicación de los libros correspondientes a los cursos. Sus páginas deben reflejar la imagen de una Europa de similitudes y diferencias; por consiguiente, existe la necesidad de una asociación de naciones integradas por especialistas para asegurar que estén vigentes las características de la unificación y la distinción de las diversas culturas. Es muy compleja la tarea de volver a examinar la historia de los últimos 500 años, que son extremadamente interesantes, desde las guerras religiosas hasta la Segunda Guerra Mundial y el levantamiento en los Balcanes. El surgimiento, la supresión y la renovación de las corrientes nacionales europeas –y las relaciones difíciles entre ellas– incluyen un tema que exige el estudio interdisciplinario internacional. Los coloquios, los intercambios y los proyectos conjuntos son indispensables para alcanzar un mejor entendimiento en Europa. Los movimientos culturales similares, que se han dado en todas las naciones europeas, deben analizarse para encontrar sus vínculos, paralelos y semejanzas de familia. En este sentido es importante notar el proyecto principal que conduce la CRE3 (por sus siglas en inglés) para redactar la historia de las universidades europeas. Han aparecido varios volúmenes como una compilación de estudios exhaustivos acerca de la historia de las universidades en Europa desde la Edad Media hasta los tiempos modernos. Se utiliza un método comparativo para tratar los principales temas de la historia de las universidades. Se presenta un panorama de la vida universitaria en cada periodo, con información acerca de las escuelas, los maestros, los estudiantes y las materias impartidas. Por separado, un volumen incluye una bibliografía. La historia uni3 Nota del editor: el 31 de marzo de 2001, la CRE –La Asociación de Universidades Europeas se fusionó con la Confederación de las Conferencias de los Rectores de la UE para formar la Asociación Europea de la Universidad (EUA, por sus siglas en inglés). 182 LA DIMENSIÓN EUROPEA versitaria se aborda desde el punto de vista de las relaciones con la sociedad y con otras culturas. En cuanto a las relaciones con otros países, se brinda especial atención a la conexión con América. El proyecto ha producido planes para la historia de la cultura europea. Sería una historia humanística y cosmopolita, que evite la insularidad y enfatice las relaciones interculturales e interétnicas. Creo que esta misma aspiración fue la responsable de los estudios más brillantes contenidos en la historia de las universidades europeas a la que he hecho referencia. Sin embargo, este esfuerzo debe aplicarse no sólo a la creación de la cultura sino, también, a la transmisión de la misma. Hasta hace poco, en España era difícil obtener libros publicados por las universidades. Ahora, existen puntos de venta de las publicaciones universitarias españolas, aunque todavía no se encuentran disponibles de manera universal en Europa. Deben establecerse vínculos entre todas las casas editoriales universitarias, desde la Cambridge University Press (que afirma ser la más antigua en el mundo) hasta las de instituciones fundadas más recientemente. También es esencial el establecimiento de proyectos editoriales conjuntos, que pueden funcionar como vehículos clave para la escolaridad. Se podrían abordar temas como arte, derecho, ciencia, filosofía o política europeos por medio de proyectos universitarios con el apoyo de los departamentos académicos, las facultades y las editoriales. Existe una necesidad no sólo de proyectos culturales nacionales, sino también de proyectos acerca de la cultura europea, la cual debe ser considerada como parte de la cultura nacional. Los problemas a los que se enfrenta la enseñanza universitaria podrían constituir un ulterior tema de discusión interinstitucional e internacional. Los asuntos de importancia capital para la cultura y la ciencia en todos los países incluyen la independencia universitaria, la administración y las prácticas de enseñanza. En la actualidad, Europa duda entre encerrarse en sí misma o abrirse al mundo. Lo único concebible es esto último, ya que resulta imposible ignorar tanto al primer mundo –Estados Unidos y Japón– 183 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS como, ciertamente, al mundo en desarrollo. Tanto las relaciones europeas con el mundo exterior como la naturaleza de la vida en sus ciudades son razones apremiantes para abrirse. Como Mircea Eliade observó con tanto tino: “La civilización occidental correrá el riesgo de declinar hacia un provincialismo castrante si descuida o menosprecia el diálogo con otras culturas. (...) Occidente tendrá que conocer y entender las circunstancias existenciales y el universo cultural de los no occidentales (...) Más aún, esta confrontación con los “demás” hará que los occidentales sean capaces de entenderse mejor a sí mismos. (...) Es bastante posible que emerjan nuevas civilizaciones de este vasto proceso de sincretismo, de la misma manera en que Europa surgió de la desintegración del mundo antiguo”. Europa está siendo modelada por el colapso de los muros y las fronteras, la reconciliación de las iglesias y la unión de capital e industria. Sin embargo, la cultura es justamente un factor del mismo calibre. Las masas devoran la cultura, incluso la cultura en su sentido más amplio, que incluye el cine, la música y la ficción. Teilhard de Chardin y Julian Huxley hablan de la “noosfera” de ideas, que emana de la sociedad pero, a su vez, inspira a la humanidad. Terminaré con unas palabras de Roland Stromberg: si la tarea más apremiante ante nosotros es organizar nuestras ideas para usarlas creativamente, y si estas ideas son, en efecto, las “fuerzas invisibles que gobiernan a la humanidad”, el estudio sistemático de las ideas relacionadas con la vida –particularmente en lo social y en lo histórico– no será el menos importante de muchos de los estudios que actualmente se encuentran en curso. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Sólo de esta manera la vida puede continuar en una Europa que produjo muchas de las mejores ideas de la humanidad, como la democracia, la tolerancia y la libertad. 184 La función de las universidades en el desarrollo de una cultura democrática europea1 Alain Renaut o es un asunto simple, incluso para los propios ciudadanos europeos, el definir lo que podría ser la identidad europea. Esto se debe, en gran parte, a los recuerdos (que todavía se encuentran demasiado cercanos para ser cómodos), recuerdos que toda nación posee de rivalidades o enemistades pasadas y del sufrimiento que, tan frecuentemente, las acompañó. Si no para los historiadores, al menos para los individuos y los grupos que viven en Europa. Si este conjunto de pueblos debe tener una identidad específica que pudiera unirlo como una comunidad genuina, está claro que ese sentido de identidad todavía no puede basarse en el pasado, en la memoria. Por ello es importante poner especial atención en cada factor que pudiera ayudar a crear dicha identidad o, al menos, que una vez más hiciera a la gente consciente de ella. La función de las universidades podría muy bien confirmar qué es lo vital y cuál merece ser el tema de la discusión teórica en el ámbito institucional. N 1 Este artículo fue escrito para el proyecto del Comité de Educación Superior y de Investigación (CC-HER, por sus siglas en inglés) acerca de los Estudios europeos para la Ciudadanía Democrática. Se publicó en Concepts of democratic citizenship, Council of Europe publications, ISBN 92-871-4452-4, Diciembre 2000. El artículo se presentó en la primera junta de la Ruta de Universidades Antiguas. 185 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Los orígenes europeos de las universidades En muchos aspectos, si existe una institución que Europa puede reclamar con justicia como uno de sus inventos, esa es la universidad. A manera de prueba y sin desear volver a narrar toda la historia del surgimiento de las universidades,2 será suficiente describir brevemente cómo el invento de las universidades tomó la forma en un proceso policéntrico de origen específicamente europeo. La primerísima universidad se fundó en 1088 en Bolonia, seguida sólo algunos años después por París y Oxford. Pero estas fundaciones fueron resultado de procedimientos diferentes en cada caso, hecho que torna más complejos de lo que frecuentemente se ha supuesto el surgimiento y el desarrollo de las universidades en Europa. Durante mucho tiempo, la historia de las universidades fue descrita como un proceso continuo comenzando en el siglo XII, como si un único modelo (identificado generalmente como el “modelo de París”) hubiera seguido ininterrumpidamente hasta difundirse desde la capital francesa al resto de Europa.3 Si este fuera el caso, “el renacimiento de la vocación europea de las universidades”4 podría entenderse pura y simplemente como una reactivación del modelo original y, supuestamente, único. Del mismo modo en que me parece necesario reafirmar la “vocación europea de las universidades”, me encuentro igualmente convencido de que los caminos y los medios de alcanzarla no pueden concebirse de una manera tan simplista, debido a que 2 3 4 Los estudios relevantes incluyen: J. Verger. Les Universités au Moyen Âge, París, PUF, 1873; R. Chartier, D. Julia, J. Revel (jefe editor). Les Universités européennes du XVIe au XVIIe siècle, París, Ed. de L’EHESS, 1986-1989 (2 vols.); G.P. Brizzi y J. Verger (jefe editor), Le università dell’Europa, Milán, Silvana, 1990.1993 (4 vols.); H. De Ridder-Symoens (ed.), Universities in the Middle Ages, Cambridge, CUP (volume 1: History of the University in Europe, tres volúmenes ulteriores planeados). Véase, por ejemplo, J. Minot: L’histoire des universités françaises, París, PUF, 1991, en la que el autor se empeña en mostrar que el tipo de institución fundada en París en el siglo XII se adoptó subsecuentemente en todas las universidades. Op. Cit., p. 120. 186 LA DIMENSIÓN EUROPEA esa idea de un modelo parisiense que se difundió a través de Europa es, en buena medida, un mito. Más aún, el aspecto legendario de esta idea no sólo atañe al lugar real en donde las universidades se inventaron. En este proceso “europeo”, más que “parisino”,5 fue boloñés: los estudiantes y maestros parisinos sólo comenzaron alrededor de diez años después a formar una asociación cuyos primeros artículos no se adoptaron sino hasta 1215. Ocurrió lo mismo con cierto número de maestros en Oxford, que habían comenzado a formar un grupo cerca de 1200, y tuvieron éxito en 1214 al obtener privilegios papales confirmados poco después por el rey, que garantizaba, de esta manera, la autonomía de lo que a partir de entonces se estableció a sí misma como “universidad”. Esta diversidad geográfica estuvo acompañada, sobre todo, por una variedad de universidades que se fueron creando. Para citar un ejemplo particularmente importante, veamos el caso de Bolonia: la creación de la universidad tomó la forma de una lucha por su reconocimiento por parte de la autoridad municipal que gobernaba la ciudad en ese tiempo. A pesar de que un señor feudal muy remoto, Federico Barbarossa, había otorgado privilegios en 1158 a los maestros y a los estudiantes, la autoridad local o la Comuna habían interferido incesantemente en los asuntos académicos (no sólo la adjudicación de los títulos, sino también un intento de enrolar a los maestros como empleados municipales). Ello produjo una serie de conflictos entre las autoridades municipales y la universidad, esta última apoyada por el Papa, que duró hasta 1321 cuando, finalmente, la Comuna reconoció la independencia de la institución. Durante esa lucha, caracterizada por ataques y la huida de los académicos para refugiarse en otras ciudades, el sistema finalmente establecido se caracterizó por el hecho de que su personal no formaba parte de la universidad. Esto se ins5 Sin embargo, la institución creada en París, en ocasiones sí inspiró establecimientos similares: cuando a los estudiantes alemanes se les prohibió ir a París, durante la Guerra de los Cien Años, el Papa decidió fundar una Universidad en Heidelberg “basada en la Universidad de París”. 187 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS titucionalizó bajo la forma de una sociedad o compañía de estudiantes. La Universidad de Bolonia, por lo tanto, creció inicialmente a partir de un concepto muy diferente del que acompañó a la institucionalización de la Sorbona. En el París de finales del siglo XII y principios del XIII, el objetivo primario había sido asegurar que las universitas magistrorum et scholarium Parisiensium en ciernes gozaran de un estado independiente, tanto del poder de la Iglesia como del estado emergente, como quedó demostrado claramente en la carta de 1215, en la que Robert de Courçon definió sus privilegios. En el latín de la época, el término universitas, que en la antigua Roma tenía el significado de “totalidad”, se había vuelto sinónimo, desde el Compendio Justiniano, de un ente colectivo organizado de acuerdo con principios conjuntos, además de la intención de proteger sus intereses. La universidad parisina fue, por lo mismo, antes que nada, una colectividad compuesta por maestros y estudiantes, y creada no tanto para demostrar la unidad de su conocimiento sino para defender intereses comunes en contra de un panorama caracterizado por los comienzos de una monarquía centralizada; en otras palabras, por la constitución del futuro Estado moderno. Debemos, pues, ser muy cautelosos de no idealizar (guiados por un tipo de normalización retrospectiva) el nacimiento de las universidades europeas, ni deducir de una imaginaria naturaleza homogénea la convicción de que en los diferentes contextos sociales y políticos en los que apareció, la universidad fue concebida en términos idénticos desde el principio; ni considerarla una especie de estandarte hacia el cual sólo tendríamos que regresar hoy, una vez que se haya alcanzado la unidad geográfica, para resucitar la vocación europea de las universidades. Si se quisiera señalar el momento en el que un modelo universal en particular se volvió dominante en Europa y actuó como foco de esfuerzos importantes para desarrollar un sistema de educación superior, uno tendría que volver la mirada de la Edad Media hacia los tiempos modernos, y atraer la atención hacia dos momentos de ver- 188 LA DIMENSIÓN EUROPEA dadera definición en el proceso de creación de un sentido de identidad para las universidades europeas. Una identidad universitaria europea Paradójicamente, la primera fase en la formación de este sentido de identidad fue negativa en su tenor. En la mayoría de los países europeos correspondió a una crisis en el legado universitario medieval aunque no precisamente en su deposición. En 1789 había 22 universidades en Francia, pero un gran número de sus facultades se encontraban moribundas, en ocasiones con apenas dos estudiantes inscritos. Por lo mismo, la institución parecía estar al borde de la extinción. Mientras tanto, en Alemania, amenazados por una crisis similar, incluso algunos representantes del mundo político e intelectual consideraron que las universidades estaban sufriendo de una enfermedad incurable y pidieron tomar la decisión de cerrarlas todas. Como alternativa, propusieron un nuevo concepto de ciencia que las universidades tradicionales serían incapaces de proveer: el conocimiento debería ser productivo, y su utilidad medida en términos de la eficiencia de sus aplicaciones prácticas. Por consiguiente, a lo largo del siglo XVII aparecieron en Alemania algunas instituciones “especialistas” y “vocacionales superiores” (Spezialschulen, Fachhochschulen), que dispensaban una versión totalmente diferente de lo que decía representar la educación superior. Este proceso fue paralelo en Francia durante el mismo periodo con la aparición, después del colapso del Ancien Régime, de “colegios especialistas” diseñados para capacitar a los ingenieros civiles, a los ingenieros mineros, etcétera (siendo ejemplos de lo anterior la École du Génie de Mecières, la École des Ponts et Chaussées, etcétera). En respuesta a estas crisis paralelas en Francia y en Alemania, se crearon, entonces, establecimientos que daban una mayor prioridad a la capacitación de especialistas de utilidad social inmediata, en vez de las metas exhaustivas que 189 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS las universidades habían perseguido desde sus orígenes, particularmente la capacitación de los estudiantes para adquirir conocimientos y para acumular y expandir, al mismo tiempo, ese conocimiento. En el siglo XVIII, Europa estuvo marcada, pues, por el debilitamiento de la institución universitaria, inventada cinco siglos antes. Otro momento crucial en la formación de una identidad universitaria europea ocurrió, no obstante, casi de manera simultánea para contrarrestar los efectos desastrosos del anterior. La Francia revolucionaria, confirmando que había un declive de facto de las universidades, proclamó en 1793 su abolición de jure (dado que, siendo colectividades, constituían instituciones del Ancien Régime). Se abrió, por consiguiente, el camino al surgimiento de los colegios de especialidades (grandes écoles). Simultáneamente, la crisis del XVIII desencadenó una respuesta en Alemania, por la cual el siglo XIV volvió a ser la época de oro de las universidades alemanas. No vamos a empantanarnos en los detalles acerca de cómo se puede rastrear este resurgimiento inesperado hacia una política de modernización reconstructiva; la política en cuestión, simbolizada por la fundación de la Universidad de Berlín en 1809, fue inspirada por Wilhelm von Humboldt y se manifestó en contra de la ideología utilitaria representada por los colegios especialistas y de las universidades preexistentes. Para nuestros propósitos, es mucho más decisivo dirigir la atención al hecho de que la reforma de Humboldt, poniendo un alto a la tendencia utilitaria sin rehabilitar el obsoleto modelo tradicional, forjó una nueva idea de la universidad alrededor de la cual podrían cristalizarse la mayoría de las esperanzas colocadas en las universidades en Europa e, incluso, en otras regiones del mundo. Sin duda, el compromiso propuesto por Humboldt fue una fórmula extremadamente hábil. Confirmó la función de las universidades como depositarias del conocimiento puro (la búsqueda de la verdad), pero sin excluir el aspecto “práctico”, en la convicción de que la adquisición del conocimiento es, en sí misma, un proceso educativo: una educación universitaria que capacita a los estudiantes para 190 LA DIMENSIÓN EUROPEA adquirir conocimientos y busca producir al mismo tiempo nuevo conocimiento. Se promueve la educación por medio del conocimiento o se forma a los estudiantes a través de la información (Bildung durch Wissenschaft). Debido a que estas universidades, en contraposición con los colegios de especialidades, están a favor de la adquisición del conocimiento teórico como tal, se les asigna la tarea exclusiva de dispensar el tipo más auténtico de capacitación práctica, es decir, educar a la persona en su totalidad. Esto presupone educar a la gente para la libertad personal; y como mejor se adquiere esta libertad es por medio de una educación universitaria, la asimilación del conocimiento gracias a una “actividad autónoma” en la que encuentre su autojustificación. Como las instituciones universitarias fueron capaces de responder así a las críticas acerca de la inadecuación de su capacitación comparada con los requisitos prácticos, el modelo de Humboldt se convirtió en el punto de referencia más importante para la identidad académica en Europa durante un siglo y medio. En la era victoriana, los protagonistas del debate en las universidades británicas (J. H. Newman, Matthew Arnold, T. H. Huxley, John Stuart Mill, entre otros) expresaron su admiración incesante, a pesar de algunas diferencias en el énfasis, por la fórmula propuesta en Alemania desde principios del siglo XIX. Gran Bretaña incluso sirvió como relevo en la exportación parcial del modelo alemán hacia Estados Unidos. Múltiples expertos llegaron a Alemania a lo largo del XIX para nutrirse de un concepto europeo de universidad que iba a tener una fuerte influencia en su propio país, a partir de 1860, en la creación y expansión de la educación superior. En el caso de Francia, Víctor Cousin causó sensación al publicar en 1833 un informe acerca de las universidades alemanas. Fue seguido, después de 1870, por un número importante de académicos que visitaron establecimientos de educación superior a lo largo del Rin (Renan, Dreyfus-Brisach, Fustel de Coulanges, Lachelier, Seignobos y otros), y se dedicaron a explicar a sus colegas la naturaleza específica del modelo alemán. La conclusión 191 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS fue que la Tercera República, después de renovar el sistema educativo con base en las disposiciones del Estado, coronó sus esfuerzos al promulgar la ley del 10 de julio de 1896, según la cual la educación superior debía reorganizarse uniendo todas las facultades existentes en la misma ciudad para formar una sola “universidad”. En este proceso, la creación de universidades, “como las de Alemania” (para citar a Louis Liard, director de educación superior y, como tal, el principal arquitecto de esta política), fue el objetivo principal de la recomposición de la educación superior francesa. No se puede cuestionar a quien afirme que todas las universidades europeas, incluyendo las francesas, efectivamente tuvieron éxito al evolucionar de acuerdo con el modelo de Humboldt. Alrededor de este modelo se formó una identidad universitaria duradera, que compartía el mismo ideal y defendía valores comunes. Lo primero y más destacado fueron los principios de la investigación desinteresada, la antítesis del profesionalismo mercantil consumado y la autonomía del conocimiento en lo referente a sus diversas aplicaciones prácticas. Sin lugar a dudas, partiendo de este ideal las tradiciones nacionales llevaron a cabo su parte diversificando su aplicación; en la actualidad, en Francia resulta evidente el terreno perdido por sus universidades en tratar de circunscribir los objetivos de Humboldt a un marco institucional. A causa de una excesiva centralización, éste resultó, en realidad, poco compatible con el modelo. Persiste, sin embargo, una realidad: el concepto alemán de educación superior obsesionó las mentes de muchas generaciones de académicos y fue punto de referencia imprescindible. Esta formación de una identidad universitaria europea también nos ayuda a entender a qué dificultades estuvo expuesta, las cuales, curiosamente, son similares de un país a otro. Se constituye así una tendencia que sin duda reclama de nuevo cambios en esa identidad, empezando por una autoevaluación. Casi dos siglos después de la solución comprometida de Humboldt, dicha identidad está comenzando a confirmarse como problemática, amenaza incluso por la desintegración. 192 LA DIMENSIÓN EUROPEA Las universidades como depositarias de la cultura Existen, por lo menos, dos argumentos que apoyan la creencia de que las universidades europeas deben tener un nuevo comienzo hoy, si no quieren verse marginadas. En primer lugar, gracias a lo que a veces se conoce (en Alemania) como la “apertura” de las universidades y, en ocasiones (en Francia), se describe como la aceptación de estudiantes en masa (“masificación”), una proporción cada vez mayor de un grupo particular de edad está destinada, en lo sucesivo, a pasar cierto número de años en establecimientos de educación superior. Esta proporción ciertamente varía de un país a otro y está tendiendo a estandarizarse6 en un nivel alto. De cualquier manera, no existe otra institución en la Europa actual que pueda juntar a un porcentaje tan grande de esas personas que (a una edad en la que su educación básica está completa y están adquiriendo la ciudadanía completa a través del derecho al voto) están destinadas a volverse la elite que sus respectivos países necesitan.7 Si se considerara como buena idea enriquecer los sistemas educativos intelectuales y culturales específicos de cada país añadiendo un elemento en común a través del cual, como parte del proceso de aprendizaje, se pudieran compartir muchos valores y principios, la universidad parecería ser la institución más apta para llevar a cabo esta función. Ello siempre y cuando –de conformidad con su vocación original– fueran capaces no sólo de ofrecer acceso a un conocimiento cada vez más especializado, sino también de enseñar a los estudiantes a valorar el conocimiento como tal, cualquiera que sea su naturaleza. 6 7 Es más del 40% en Alemania y en Francia. A pesar de que es tradicionalmente inferior en la Gran Bretaña, está aumentando rápidamente y ahora permanece en 32% (Cf. Informe Dearing acerca de la educación superior, publicado en julio de 1997). Ahora existe un estimado de 11 millones de estudiantes en la Comunidad Europea (incluyendo a 2 millones en Francia, 1.85 millones en Alemania, 1.67 millones en Italia y 1.5 millones en Gran Bretaña) 193 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS En segundo lugar, también es concebible que, al ayudar a formar su identidad europea, nuestras universidades puedan al mismo tiempo redescubrir parte de su propia identidad. Es un tema común pero trastoca la situación de la vida real de las universidades, dada la creciente dificultad que tienen para definir su propio lugar en el universo multifacético de la educación superior en el mundo. Amenazadas, tal vez, por las grandes écoles (en Francia) o Hochschulen (en Alemania), las universidades contemporáneas, cuya enseñanza de las humanidades y las ciencias sociales está creciendo en importancia (actualmente cuenta con 40% de los estudiantes en Francia), se está pensando desesperadamente qué papel todavía podrían jugar en un mundo en el que la educación está cada vez más gobernada por la necesidad de enseñar habilidades vocacionales, que no ha sido su función tradicional. Una nueva manera constructiva de apaciguar esta preocupación, que por otra parte está perfectamente justificada, sería considerar cómo podrían ser capaces las universidades de ayudar a instalar un organismo de conocimientos y cultura genuinamente europeo. Debido a que las primeras universidades fueron fundadas en el siglo XIII, la palabra “universidad” ha significado unidad en la diversidad (uni-versitas). Originalmente, esta unidad era la de un organismo compuesto de maestros y sus estudiantes (al menos dentro de la tradición francesa). La primera revolución universitaria8 acaeció en Alemania a principios del siglo XIX, como se explicó anteriormente, cuyos símbolos fueron el gran nombre de Humboldt y la fundación de la Universidad de Berlín. Una vez que la unidad de las universidades se había fragmentado por el individualismo de la modernidad, su existencia misma estaba amenazada. Sólo sobrevivieron, ciertamente, porque el modelo tradicional fue sacrificado y porque uno nuevo 8 He analizado las razones para ésta, así como su impacto en: A. Renaut, Les révolutions de l’Université. Essai sur la modernisation de la culture, París, CalmannLévy, 1995. 194 LA DIMENSIÓN EUROPEA emergió, basado en la noción de la “uni-versidad”, centro de aprendizaje que encarnaba y revelaba la unidad esencial de la ciencia (universitas scientiarium). La fórmula concebida por Humboldt consistía en la educación basada en conocimiento que, como ya se dijo, capacitaba a las universidades para soportar la competencia de las instituciones especiales o vocacionales (Spezialschulen, Fachhochschulen). Esto fue consistente con la convicción sustentada en los principios filosóficos del idealismo alemán, por el que el racionalismo sólo puede volverse una fuerza dinámica cuando el conocimiento se canaliza y se modela como un sistema. En otras palabras, si el conocimiento dispensado por la universidad tiene un valor educativo es porque, contrariamente a la capacitación especializada en las instituciones vocacionales, el conocimiento no se comunica en forma de compartimientos. Éstos tampoco toman en consideración los vínculos entre los diferentes elementos de una materia vista como unidad que se contiene a sí misma ni de los factores que vinculan en un todo las diferentes materias, sino más bien como un patrón sistemático basado en principios. Mientras que la adquisición de una habilidad técnica particular confina al estudiante a un campo estrecho, la única manera real de capacitar a los estudiantes para que cumplan con su destino (que no es otro que la libertad individual) es proporcionar acceso a un organismo más amplio de conocimientos. A su vez, éstos se inspiran en un ideal: finalmente todo se deriva de un solo principio original: el ideal científico cargado con la energía inherente al sistema como siempre se ha entendido dentro del contexto del idealismo alemán. Entendida así, la reforma de las universidades europeas emprendida por Humboldt consistió en la reinterpretación del término mismo de “universidad”; se abandonó el significado (medieval) de universitas magistrorum et scholarium a favor del significado (moderno) de universitas scientiarum. La educación superior, por lo tanto, podría seguir afirmando que es verdaderamente “uni-versal” en tanto que permaneció fiel al ideal de forjar la unidad en la multiplicidad. Una unidad que, comparada con la especialización inducida por las de- 195 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS mandas de objetivos profesionales o vocaciones más inmediatos, postula al conocimiento humano como una entidad sin fragmentaciones. Sean las razones demográficas (debido a la faz cambiante de la población universitaria) o epistemológicas (vinculadas con el fenómeno moderno de un conocimiento cada vez más compartimentado)9, el modelo que cautivó a los académicos del mundo durante más de un siglo probablemente ya haya caducado. El modelo de Humboldt, que en ocasiones se ve con nostalgia, nunca podría ser rediseñado para satisfacer las necesidades contemporáneas.10 ¿Significa esto que, debido a que estos dos modelos sucesivos ya no son válidos, el concepto mismo de universidad debería considerarse anticuado o, incluso, que “está próximo el final” de las universidades?11 Esta podría ser una de las tareas fundamentales hacia una identidad europea –dado que existe un deber histórico para mantener su patrimonio como uno de sus componentes esenciales– para hacer a un lado una perspectiva pesimista y para concebir una nueva transformación (o incluso una revolución) de “uni-versidad” en la educación superior. Contrariamente a lo que ocurrió en Norteamérica (en donde el concepto de universitas scientiarium importado de Europa rápidamente degeneró bajo la presión de las demandas de una capacitación vocacional en una “multiversidad” diseñada para capacitar a los estudiantes en las especialidades correspondientes a sus carreras seleccionadas con anterioridad),12 no existe ninguna razón por la que la educación superior en Europa tenga que aceptar un destino dedicado por completo a suministrar una simple yuxtaposición de módulos de 9 10 11 12 Por ejemplo, J. Mitterlstrass, en un documento de investigación acerca de las universidades alemanas (Die unzeitgemässe Universität, Frankfurt/M. Suhrkamp, 1994), afirma que en Alemania los establecimientos alemanes de educación superior imparten, actualmente, más de 4 mil campos de especialización diferentes. J. Habermas lo puso perfectamente claro desde 1963, en Theorie und Praxis, Hermann Luchterhand, vol. II, cap. 10. Mittelstrass, op. cit, p. 49. Para argumentos que apoyen la transición de la universidad a la “multiversidad”, ver Clark Kerr, The Uses of University, Berkeley, 1963. 196 LA DIMENSIÓN EUROPEA capacitación especializada para todos los sectores de la actividad social. En Estados Unidos esta situación tiene mayor circulación y ha provocado controversias por los adversos efectos secundarios del ultraprofesionalismo. De esta manera, la causa de una auténtica “universidad” ha obtenido una prórroga. No obstante, la verdadera interrogante en el intento por reconstruir una universidad es cómo definir la naturaleza exacta de la “unidad” que compone la universidad. Ya no puede responder a las ideas añejas de una sociedad ni al concepto ahora puramente hipotético del conocimiento humano como un todo, ni debe depender de las demandas de la economía. Es precisamente en este punto donde nuestra reflexión acerca de la identidad universitaria europea puede hacernos capaces de imaginar, en el umbral del siglo XXI, una manera de conferirle una nueva importancia a la “uni-versidad”. Como concepto, la unidad constituye el objetivo y los propósitos de la universidad desde que Europa la inventó; hoy se le puede llamar cultura. En su discurso del 20 de noviembre de 1964, al serle otorgado un doctorado honoris causa en la Universidad de Estrasburgo, Léopold Sedar Senghor dijo que el término universitas realmente venía de la palabra universum en el sentido de lo que es universal y de los valores que pueden tender a la universalidad.13 Sin duda, este es un ideal extraordinario que debería tomarse en consideración, al menos por su potencial regulador. Sin embargo, una versión aproximada, más modesta y más realista podría, en nuestros países, estar basada en el concepto de una institución cuya “uni-versidad” se sustentara en los valores comunes de las culturas europeas. Si Europa, como ahora se repite a menudo, no está confinada al euro, una manera de resaltar la unión económica y financiera y de inyectarle alma podría ser que nuestras universidades contribuyeran genuinamente al establecimiento de una cultura común europea. 13 L. S. Senghor, Négritude et civilisation de l’universel (Libertée III), París, Ed. Du Seuil, 1975. 197 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Por supuesto, ya se han tomado algunas medidas precursoras. Hasta ahora han consistido en los programas de intercambio Erasmus y Sócrates que desde 1998 suministran subsidios para viajes a cerca de 200 mil estudiantes (31,000 de ellos provenientes de Francia) en 23 países diferentes. Pero, ¿qué son 200 mil de un total de 11 millones de estudiantes?, y ¿ayudar a que los jóvenes viajen y vivan existencias inseguras en el extranjero garantiza la difusión cultural? Sin duda es bienvenida la introducción de varios mecanismos que armonizan los programas escolares,14 así como la promoción de la investigación que conduce a tesis doctorales bajo los auspicios de dos universidades europeas. No obstante, estas innovaciones todavía se encuentran lejos de corresponder al objetivo declarado. Se están abriendo otras posibilidades que tendrán que explorarse más en profundidad en las décadas venideras: la creación de polos universitarios europeos que coordinen a las universidades cercanas pero en países colindantes; la fundación urgente de, al menos, una universidad europea hecha y derecha, por su valor simbólico, que sea administrada por las instituciones de la Unión (en varios círculos la Universidad de Estrasburgo ha sido considerada para este propósito); y el desarrollo de una red de computadoras de alto poder que conecte las bases de datos de múltiples bibliotecas. Todas estas ideas reflejan, de una u otra manera, la determinación de hacer que las universidades sean capaces de contribuir al desarrollo de la ciudadanía europea. Sin que sea de gran importancia qué tan fructíferas resulten estas estrategias, es probable que sólo constituyan la primera etapa de una transformación a largo plazo que afecte no sólo la operación formal de las universidades, sino a la masa de la materia y la cultura transmitidas por las instituciones académicas. Para 14 Se abogó fuertemente por esta reorganización en la declaración conjunta emitida en París, durante el coloquio organizado en La Sorbona en mayo de 1998 por los ministros de educación alemán, británico, italiano y francés. También se ha confirmado el mismo objetivo en Francia dentro del informe de la Comisión presidida por J. Attali “Pour un modèle européen d’enseignement superieur”, Stock, 1998. 198 LA DIMENSIÓN EUROPEA decirlo sin rodeos, ¿acaso no ha llegado el momento de incluir dentro de, cuando menos, las primeras fases de la educación superior los requisitos culturales necesarios para crear una ciudadanía europea? En la actualidad, todo apunta hacia la necesidad de emprender una reforma total de las primeras etapas de la educación universitaria que han sufrido, en forma más penetrante, los efectos de la “masificación”. Se requiere una visión más clara de la función de las primeras etapas en las que debe suministrarse a los estudiantes del primer año un conocimiento general que sirva de base para los cursos subsecuentes de capacitación especializada. No debemos desperdiciar la oportunidad histórica de incorporar, en todas las universidades nacionales, y en sus programas de estudios, las bases indispensables para la construcción de una cultura común. Hasta ahora, esta oportunidad casi no ha sido percibida, con excepción de la importancia –aunque limitada o, al menos, preliminar– del aprendizaje sistemático de las lenguas europeas. Necesitamos, no obstante, ir mucho más lejos y concebir programas de capacitación, e incorporarlos en los programas de estudio, en cultura e historia europeas, así como en funcionamiento de las instituciones europeas. Queda claro que, de hacerse realidad estas iniciativas, se hará necesaria una revisión exhaustiva de lo que ahora se imparte en las universidades y en la estructura actual de los cursos que llevan a la obtención de un grado. ¿Serán capaces las universidades de hacerle un lugar a la cultura común europea, cuando sus cursos ya se encuentran generalmente tan especializados que incluso ceden poco lugar a las culturas “nacionales”? Existen, por supuesto, muchos obstáculos y dificultades. Será necesario señalarlos y buscar maneras de eludirlos y resolverlos. De manera general, el prospecto de una plataforma universitaria verdaderamente europea nunca será una realidad a menos de que cada país actualice sus universidades. Es vital que los cursos de los estudiantes universitarios, que en la actualidad se especializan demasiado pronto, sean reestructurados para brindar un énfasis mayor a aspectos de cultura general, particularmente las humanidades (que son tan popu- 199 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS lares), si se quiere que la cultura europea sea una parte importante de lo que, después de todo, debería ser una educación general. El proyecto es inmenso. No sólo está en juego si Europa puede ser algo más que un simple mercado único. Está en la palestra el futuro mismo de nuestras universidades. Todo esto ocurre en un momento en que las universidades coexisten con otras modalidades de educación superior y con instituciones científicas, lo que las impulsa a no limitarse a impartir conocimientos precisos en un campo claramente definido. 200 Quinta parte El legado cultural de las universidades europeas Estudios de caso y ejemplos LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 202 La Universidad de Bolonia, su Museo del Estudiante y sus archivos históricos1 Gian Paolo Brizzi La Universidad de Bolonia egún se ha convenido y sin profundizar en sus orígenes, la Universidad de Bolonia surgió en 1088. En esa época, Irnerio, el fundador de nuestra facultad de leyes (y conocido por sus discípulos como lucerna iuris), impartía la materia de derecho civil apoyado en los textos legales romanos, provenientes de Ravena, antigua capital del Imperio. Desde entonces la reputación de las facultades boloñesas se fortaleció, gracias a sus “doctores” y “leyes” cuya autoridad influyó en las bases del derecho común en varios países europeos. Así emergió un nuevo código universal de organización y metodología para ordenar las relaciones económicas, sociales y políticas tanto en el ámbito público como en el privado. La simbiosis entre las ciudades y la universidad fue productiva. Para el siglo XII, Bolonia había adquirido los títulos de dotta, culta, mater legum y mater studiorum, y era un laboratorio ideal para el nacimiento de las nuevas facultades que diferían en varios aspectos de sus predecesoras. S 1 La primera parte de este artículo fue presentada en la primera junta del proyecto (Alcalá de Henares, diciembre de 1999), mientras que la segunda y tercera partes se presentaron en la tercera junta (Bolonia, julio de 2000). 203 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS La universidad pública de Bolonia era, por encima de todo, una institución laica; en términos actuales, una universidad secular. Al impartir derecho civil pudo difundir una forma de conocimiento que buscaba satisfacer las necesidades de las nuevas comunidades urbanas y las recientes estructuras del Estado; no aumentar el entendimiento humano de la revelación divina, como pretendió el monopolio eclesiástico sobre la enseñanza durante varios siglos. El derecho fue el centro de gravedad de las escuelas boloñesas. El derecho civil se renovó con el “redescubrimiento” del romano (en particular, el Corpus iuris civilis de Justiniano con sus valiosos Codice y Digesto). Desde entonces estos textos se actualizaron constantemente y se ampliaron mediante un sistema complejo de notas y glosas usados tanto para estudiar el significado del texto como para aplicarlo a casos específicos, que serían presentados ante los jueces y los abogados durante el ejercicio profesional. Una de las escuelas de glosistas produjo maestros de la talla de Bulgaro, Azone, Odofredo y Acursio, famosos en toda Europa y cuyos estudiantes promovían, con sus doctrinas, la nueva civilización legal. Los académicos de Bolonia también fomentaban el derecho canónigo, que esencialmente se estudiaba y se enseñaba a través del Decretum. Su primera y más vasta clasificación fue compilada por Graciano, lo que permitió su diseminación en todo el continente europeo. Tal actualización de las leyes previas al Decretum convirtió nuevamente a la facultad boloñesa en un “observatorio” continuo, al estar involucrada, invariablemente, en la actualización de las leyes de dicho derecho canónigo. Cualquier descripción de la Universidad de Bolonia debe incluir a los estudiantes, quienes por su originalidad ayudaron a posicionar socialmente a las nuevas facultades que se constituyeron en una nueva categoría social, consolidándose en tanto las universidades cobraban importancia. Tanto los alumnos como los profesores boloñeses gozaban de una condición especial, otorgada en 1158 por Federico I Barbarossa, llamada universitas scholarium. Con el tiempo, al ser refren- 204 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS dada por emperadores y papas, conformó la base legal estatutaria tradicional de las universidades europeas. Mientras que los cursos sobre derecho de la Universidad de Bolonia le daban fama mundial, se ampliaba la tira de materias impartidas, que ahora abarcaba disciplinas literarias, científicas e incluso teológicas. La Facultad de Medicina fue particularmente importante; entre su personal docente se encontraban Thaddeus Alderottus, especialista en Galeno e Hipócrates; el anatomista Guglielmo da Saliceto y Mondino de’Liuzzi, autor de Anatomia, un tratado que se mantuvo, durante siglos, como la referencia obligada en las facultades europeas de mayor renombre. Durante los siglos XIII y XVI, la Universidad de Bolonia también desempeñó una función pionera en el mundo académico, al fortalecer la creación de nuevas instituciones y proponer una serie de estatutos y reglamentos que dieron pie al desarrollo de numerosas universidades. Al principio del periodo moderno Bolonia siguió coptando estudiantes de diversas nacionalidades, y el renombre de sus escuelas atrajo no sólo a estudiantes jóvenes como Copérnico, sino también a personajes reconocidos como Erasmo de Rotterdam. En el ámbito científico y de enseñanza de dicho periodo moderno, sobrevino el declive de las escuelas de Derecho que habían permanecido fieles a sus métodos tradicionales. Los estudios filológicos y las ciencias naturales y exactas cobraron importancia, mientras que las escuelas de anatomía y cirugía alcanzaron un progreso notorio. Las controversias doctrinales y políticas del siglo XVI inhibieron los intercambios culturales y, por lo mismo, alentaron el proceso de regionalización en la Universidad de Bolonia, tendencia que se intensificó por la influencia de la Guerra de los Treinta Años. No fue sino hasta principios del siglo XVIII que se manifestó la primera señal, inequívoca, de una reactivación en la ciencia y en la cultura, con base en el método experimental y la libertas philosphandi. Dicha señal fue el establecimiento del Instituto de Ciencias, en 1714, impulsado por Marsili y notablemente apoyado, primero por Clemente XI y luego por Benedic- 205 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS to XIV, lo que aceleró, en definitiva, la vida cultural y científica de la ciudad y revigorizó la Universidad. Con Laura Bassi, la primera mujer en obtener un grado, quedó claro que el cambio era irreversible. El instituto adoptó los métodos y tendencias de investigación más recientes, para dividirlos en los sectores de ciencias, astronomía, mecánica, física experimental, historia natural, química, óptica, arquitectura militar, geografía, ciencia náutica, ginecología, anatomía y cirugía. Cada sector contaba con un óptimo equipamiento e instrumentos modernos, que frecuentemente resultaban de interés para los observadores extranjeros. En 1739, Charles de Brosses visitó la colección y la declaró como la más interesante de Europa. Gracias a los estudios científicos y a los laboratorios de dicho instituto, Bolonia se benefició, una vez más, con los grandes intercambios culturales entre los demás centros de investigación científica. El movimiento de renovación científica que promovió la Ilustración pulió el prestigio de la Universidad de Bolonia, designada por Napoleón como una de las dos sedes principales del sistema universitario durante la República, que posteriormente se convertiría en el Reino de Italia. Durante la Restauración la ciudad empobreció gradualmente, con el correspondiente deterioro de la universidad; sólo a partir de la unificación italiana pudo recuperar su centenaria posición de liderazgo. Hoy en día, Bolonia cuenta con 103 mil estudiantes, es la segunda universidad italiana más grande y mantiene una posición privilegiada en el sistema universitario de su país. Nueve siglos de actividad académica constituyen un legado por demás importante, en el que la Universidad de Bolonia ha vuelto a descubrir su misión y función específicas en el entorno universitario actual. Durante la Edad Media, la Universidad de Bolonia promovió el entendimiento y la integración de las culturas europeas mediante la presencia de estudiantes y de maestros con una variedad de orígenes, a quienes se les confirió libertad intelectual para sus investigaciones. Ahora, 900 años después, se ha decidido retomar la historia 206 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS de nuestra universidad y darle una orientación que desencadene el resurgimiento de la unidad cultural europea. Esta iniciativa es contemporánea al proyecto Erasmus, basada en la idea consensuada de que eliminar las barreras políticas y las fronteras aduanales no basta para asegurar la unidad total de los países europeos. Las naciones de Europa debieron y deben adoptar una posición auto-consciente a partir de un destino común. Así, podremos resaltar y recuperar el legado cultural profundamente enraizado en nuestra conciencia europea. La universidad entera tiene la función de ejecutar este proyecto de vanguardia, al educar a las futuras generaciones y aprovechar la vivacidad de los intelectos jóvenes para la integración de los países europeos. La universidad, como máxima institución cultural, carga con la tarea de promocionar una conciencia europea como condición indispensable para crear una Europa a la altura de los países y sus ciudadanos. Por estas razones, la Universidad de Bolonia redactó un tipo de magna charta universitaria que afirma e incorpora los valores básicos de autonomía y libertad de investigación, indicando las opciones presentes y futuras de mayor pertinencia, rumbo a la inauguración de una Europa cultural. El 18 de septiembre de 1988, durante la ceremonia principal del noveno centenario de la Universidad de Bolonia, cientos de rectores universitarios de Europa y de otras partes del mundo firmaron la Magna Charta Universitatum, redactada por un comité conformado por los rectores de las universidades de Bolonia, París-Sorbona, Lovaina, Utrecht y Barcelona, así como el presidente de la CRE.2 En junio de 1999, en este mismo tenor, la Universidad de Bolonia fue sede de la reunión de los ministros europeos de educación. Fue un evento que contribuyó activamente al proceso de unificación del sis2 Nota del editor: el 31 de marzo de 2001, la CRE –Asociación de Universidades Europeas y la Confederación de las Conferencias de los Rectores de la Unión Europea se fusionaron para formar la Asociación Europea de la Universidad (EUA, por sus siglas en inglés). 207 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS tema universitario europeo, que incluye la estandarización de los planes de estudios y los grados académicos, objetivos legitimados por las experiencias pasadas. La fase siguiente consiste en instalar en nuestra universidad un observatorio europeo de las libertades académicas, que proteja el derecho a estudiar tanto como la libertad de cátedra y de investigación, garantizando la integridad de aquel que denuncie la infracción de tales derechos inalienables en el marco universitario. Este esfuerzo es coherente con la línea de nuestro pasado académico. El Museo del Estudiante El 12 de octubre se abrirán3 las primeras dos salas del Museo del Estudiante, y a más tardar para el primer trimestre de 2001, toda su estructura deberá estar en operación. El museo, que nuestro rector estuvo de acuerdo en albergar en una sección del museo del Palazzo Centrale del campus, fue hecho gracias a la asistencia financiera de la universidad y diseñado por varios especialistas, junto con un ejército de voluntarios entusiastas. El Alma Mater Studiorum, en calidad de universidad europea más antigua y oficina central de la primera universitas scholarium (institución que aceptaba a estudiantes laicos) del mundo, decidió promover una iniciativa cultural que aliente el estudio y el conocimiento del mundo estudiantil, para que funja como un centro de documentación permanente sobre la historia del estudiante europeo. El plan para el museo se originó hace aproximadamente diez años, cuando varios historiadores, que ya de suyo analizaban el fenómeno del estudiante universitario, se encontraron con representantes de las asociaciones de ex alumnos. Su idea inicial carecía de objetivos y metas. Tiempo después, tras la idea de exhibir artículos que dataran 3 Nota del editor: la inauguración tuvo lugar el 12 de octubre de 2000. 208 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS de las goliarda (asociaciones estudiantiles) del siglo pasado, se maduró un objetivo más ambicioso: un museo permanente centrado en la figura del estudiante desde los principios de la universidad hasta la actualidad, con énfasis en la experiencia europea. Para profundizar nuestro conocimiento participamos en seminarios y coloquios que dieron por resultado el volumen Gaudeamus igitur y el estudio de A. Mola acerca de la asociación estudiantil internacional Corda Fratres, ya disponibles, además de otras publicaciones de difusión inminente. Surgió entonces esta pregunta: ¿cuál es la importancia actual de la historia de los estudiantes ante la perspectiva de los científicos políticos, de los especialistas en la formación de las clases gobernantes y de los historiadores de las actitudes colectivas, de las costumbres, de los modales y de la sociedad? Otra interrogante pertinente fue la siguiente: ¿cómo circunscribir mejor la identidad estudiantil para concretarla, necesariamente, en un resumen representativo? Existen varios precedentes en los museos de varias universidades (desde Leipzig y Utrecht hasta Würzburg), pero coincidimos en que en ninguno se retrataba adecuadamente el fenómeno. Éramos conscientes de que seríamos enjuiciados por los académicos, quienes decidirían si apoyaban o no nuestros objetivos. Recordamos cómo Charles Haskins, en una conferencia sobre el alumno medieval, afirmó que “la universidad sería un lugar más agradable si no fuera por los estudiantes”, lo cual reflejaba la posición de la mayoría de sus colegas profesores. La observación de Haskins trascendió el recurso retórico, pues su opinión era aplaudida 70 años después. Hay grandes lagunas historiográficas en los numerosos tomos de la historia universitaria que, implícitamente, confirman este hecho. Con frecuencia, los mismos estudiantes nutren este punto de vista: gustan de ostentar una imagen que exagera los aspectos más caprichosos de su existencia. Tal actitud emana de la solidaridad básica propia de las amistades juveniles, y proyecta a los estudiantes como una “clase potencialmente peligrosa”; opinión que toma fuerza al momento de la admisión universitaria masiva y al esparcirse las protestas estudian- 209 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS tiles. Por nuestra parte, habíamos sopesado estos puntos de vista y no encontramos en ellos una influencia negativa. Por otro lado, ponderamos si el museo como fórmula era apropiado: la sola palabra “museo” huele a pasado, y a los simples mortales les sugiere la idea de algo establecido, definido en el conocimiento humano y en la función asignada científicamente. La condición estudiantil es una fase transitoria en la vida de un individuo, en una edad que no deja huellas que puedan usarse como piezas de exhibición de museo. Consideramos también que muchas formas del comportamiento juvenil son resultado de la unión de un grupo, para reforzar su identidad y fortalecer la solidaridad. Vistas desde fuera, estas formas de conducta adquieren un significado difícil de reconocer para la persona inmersa en ellas. Es posible que los conceptos de “laboratorio de investigación” y de “centro de documentación” fueran más apropiados, pero optamos por “museo” porque respeta la figura del estudiante como un componente esencial del mundo universitario. Por último, hubo consenso en torno a la localización del museo; necesariamente debía ubicarse en Bolonia, donde los estudiantes, durante siglos y por primera vez en la historia, fueron la autoridad suprema del Studium; aseguraron una estructura organizacional autónoma y un sistema de autogobierno gracias a la elección regular de los rectores, quienes a su vez también fueron estudiantes. Igualmente, en dicha ciudad se originó el mito del poder estudiantil, tal como lo proclamaron los alumnos durante los acontecimientos de 1968. Este es el antecedente de algunas de las características básicas de la identidad estudiantil que hoy conocemos a través de sus metamorfosis y adaptaciones continuas. Queríamos que el museo enfatizara este leitmotiv: la continuidad de la historia estudiantil y las diferencias que se han registrado en los diversos países y universidades, a lo largo de nueve siglos. Al estar cada vez más convencidos de que nuestro objetivo traería beneficios institucionales inmediatos, no fue necesario detenerse 210 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS ante las múltiples dificultades que encontramos, pues la restauración de una memoria colectiva, casi siempre abordada superficialmente, podría ser una guía alternativa para quienes están en contacto diario con los estudiantes. Los objetos de exhibición pronto comenzaron a inundar las bodegas del futuro museo gracias a la generosidad de los muchos benefactores y a las compras en los mercados de antigüedades de toda Europa. Al mismo tiempo, se hizo un trabajo organizacional que abarcaba todas las posibilidades; para la selección y la exhibición de cada objeto en particular se consideraron las directrices que llevaran a la selección de las opciones y los mejores medios para representar el concepto o la ruta historiográficos. El principal problema fue metodológico, pues se debían categorizar los artículos reunidos. Para ello, definimos un perfil esquemático del estudiante. El alumno surgió en Bolonia, París y Oxford, en el siglo XII, como una nueva figura social; en 1158, Federico I Barbarossa le otorgó un reconocimiento legal, base para las disposiciones futuras hechas por los emperadores, papas y soberanos, que definía la identidad y el estado social del estudiante. Durante siglos fue reconocido como un individuo de sexo masculino, joven y soltero, de edad variable –desde la adolescencia (en el caso de las facultades de Artes) hasta la vida adulta (especialmente para las de Teología). Sin importar su edad, el estudiante es “institucionalmente joven”, condición que lo induce a tener una conducta, digamos, “rabeliana”; chistes prácticos, bromas y disfraces de carnaval. Durante los dos últimos siglos este estereotipo sufrió un cambio considerable, debido a la creciente presencia de las mujeres (que ahora son mayoría), a la mayor estabilidad del rango de edad y a una menor afluencia extranjera en la comunidad estudiantil. El estudiante generalmente ha sido confinado a las sociedades urbanas, debido a las exigencias intelectuales y materiales de su condición. La ciudad era el caldo de cultivo para un tipo de conocimiento cada vez más secularizado. Ahora, como entonces, los entornos urbanos facilitan los encuentros con otros intelectuales, maestros o 211 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS estudiantes de otras escuelas para intercambiar puntos de vista y hacer cotejos interminables sobre sus experiencias e ideas. De esta manera, los estudiantes vivían en pueblos y ciudades y por varios siglos permanecieron distanciados de otros grupos sociales urbanos, en especial de la gente de su misma edad; eran un organismo extraño en la localidad, protegidos por leyes, privilegios y normas, ajenos a las costumbres locales, por lo que era inevitable la división entre el cuerpo estudiantil y la población urbana. Este hecho propició el conflicto potencial entre “el pueblo y los miembros de la universidad”, línea divisoria que ha sobrevivido en el subconsciente colectivo y que hoy genera una actitud distante y de desconfianza hacia los estudiantes, aunque por circunstancias muy diferentes de las que prevalecían en el pasado. Así, se llegó a la necesidad de contar con varias formas de ayuda mutua, con reglamentos específicos y una judicatura universitaria independiente que hiciera frente común en casos de peligro o de tensión, con frecuencia por encima de lo anecdótico, y que en repetidas ocasiones marcaron la historia de este grupo social. Las asociaciones de estudiantes (desde las nationes medievales y las universitates hasta las burschenschaften modernas) están profusamente ilustradas en el museo. La relación del conflicto frecuente entre estudiantes y autoridades es otro de los temas centrales del museo, así como la evolución de este aspecto a través del tiempo, que culmina con la estatua del héroe desconocido de la Plaza de Tiananmen. La continuidad que trasciende cualquier diferencia formal de una época a otra es obvia, incluso en los mecanismos de socialización. En general los estudiantes eran inmigrantes, pero desde la perspectiva sociológica y cultural se diferenciaban de los demás inmigrantes porque nunca carecían de raíces. Su grupo de pertenencia siempre ha establecido sus propias reglas sociales y ha producido expresiones culturales originales que identifican a todos los miembros del grupo y con los cuales se pueden identificar, más allá del lugar específico donde radiquen provisionalmente. 212 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Este “meta-idioma”, compartido en todo el mundo por encima de las fronteras territoriales, es universal y facilita el intercambio estudiantil. Además, no sólo se aplica al pasado, a la era de la peregrinatio academica: hoy es todavía una de las condiciones para el éxito de los programas de movilidad estudiantil. Los ritos de iniciación, que han evolucionado a través del tiempo en función de los cambios culturales de los estudiantes, son un clásico ejemplo de estas reglas sociales, aunque en ocasiones han marcado profundamente a la sociedad en su conjunto. Pienso en la depositio, que en la actualidad está de moda en varias universidades y que consistía en una “liturgia” específica como se describe en una serie de cuadernillos impresos. La matricola (estudiante de primer año) y el beanus eran consideradas como bestias inmundas que tenían que someterse a un rito de purificación: limar, cortar y despuntar los cuernos, garras, crines y colmillos imaginarios. Los novicios tenían que engullir grandes dosis de sal y beber enormes cantidades de vino para purificar sus entrañas, lo que celebraría su admisión al grupo. La metáfora de la “bestia que debe ser liberada” pone de relieve la estima que los estudiantes tienen de sí mismos y de la distinción del grupo frente al resto de la sociedad. Creo que incluso los goliardi modernos reconocerían este antiguo ritual medieval que continuó hasta el siglo XVI. La profusión de detalles de nuestro trabajo preparatorio tiene como finalidad mostrar nuestra determinación de establecer bases historiográficas precisas para el museo. Sin embargo, la fundación de un museo también implica la selección de las piezas, del método de exhibición adecuado y de su organización de acuerdo con los conceptos que se quieren transmitir. Todas las generaciones y grupos de estudiantes han producido sus propios símbolos, sus signos distintivos, pero la naturaleza transitoria de la condición de estudiante ha hecho difícil la conservación de la evidencia de estos símbolos. 213 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Otra tarea en la que todavía trabajamos es la recuperación de los vestigios y su interpretación. Esta operación permitirá tejer la tela de la continuidad y del cambio que describirá las múltiples expresiones de la vida estudiantil. Este artículo no es el lugar adecuado para analizar los cientos de reliquias que hemos recabado basándonos en los miles de testimonios que han llegado de estudiantes de todas épocas. Algunas de ellas, para hacer énfasis en su diversidad, son pinturas, estatuas, carteles, grabados, diplomas, postales y ropas, códices ilustrados con miniaturas que datan del siglo XIII y mazos de plata y oro pertenecientes a un rector estudiantil del Renacimiento. Hay un registro de estudiantes del siglo XV, donde aparece Nicolás Copérnico, una serie de libri amicorum que pertenecieron a varios estudiantes alemanes, una escarapela hecha para dos estudiantes revolucionarios decorada con los colores de la futura bandera nacional italiana, películas de fiestas estudiantiles de mediados del siglo XX, así como fotografías y documentales acerca de los años de protesta estudiantil. También existen trabajos literarios, desde Villón hasta Rabelais, obras de teatro, diarios satíricos y políticos, caricaturas y composiciones musicales como Carmina Burana, Carmina Cantabrigiensia y los Motetes de Montpellier, hasta los años treinta, cuando la creatividad de los estudiantes, la capacidad para innovar y anticiparse a las nuevas corrientes culturales, estaban en su apogeo. Cada pieza de exhibición se escogió en función de su potencial para representar el comportamiento y expresión cultural del mundo estudiantil. Las piezas más abundantes pertenecen a los siglos XIX y XX: trajes tradicionales (por ejemplo, las tunas españolas y los trajes de desfile de la burschen alemana) y los sables mensur (duelo ritual). Todos los objetos de exhibición son artículos y símbolos con cualidades metafóricas, creados para ser usados en circunstancias específicas aunque temporales: los estudiantes que portaban estas insignias o estos trajes vivían en un sistema de relaciones y contextos que deben interpretarse y representarse adecuadamente en el museo. 214 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS La postura es dar cabida a diversos itinerarios basados en la función social e institucional de los estudiantes con el fin de seguir su desarrollo a través de nueve siglos de historia, con énfasis en momentos específicos o en temas de interés especial, como la movilidad estudiantil (desde los vagabundos medievales hasta el Proyecto Erasmus), las relaciones con las sociedades urbanas, los ritos de iniciación, las relaciones con las autoridades y los poderes políticos, las canciones estudiantiles, el teatro y la poesía, la presencia de las mujeres en la universidad, los temas de capacitación intelectual y luego vocacional y los componentes sociales de la universidad. Espero que en los años venideros sea posible crear una exhibición itinerante de nuestro museo, que recorra todas las capitales de la cultura europea. Los archivos históricos de la Universidad de Bolonia Bolonia posee uno de los mejores archivos universitarios de Italia, tanto por la continuidad y la integridad de su contenido como por el interés intrínseco que genera. Los archivos universitarios más antiguos han sido objeto de grandes adversidades: dispersión, daño, robo e incluso la destrucción de algunos por causa de las guerras, incendios o terremotos (como en Nápoles y Messina). En ocasiones, se ha perdido todo rastro de la documentación más antigua (como en la mayoría de las universidades en donde participaron los Jesuitas); además, la documentación por lo general se encuentra fuera del campus. El organismo responsable de la supervisión de las actividades universitarias puede guardar los archivos en los palacios municipales, en los palacios de los obispos, en los colegios profesionales o en los departamentos ministeriales responsables de supervisar las actividades universitarias. La unificación italiana y la incorporación de las universidades de los estados anteriores al nuevo sistema universitario nacional también fue un momento difícil para estos archivos docu- 215 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS mentales: muchas universidades decidieron enviar su documentación más antigua a los archivos nacionales de reciente creación, aunque no tenían obligación de hacerlo. Al no existir reglamentos homogéneos, el Archivo Central del Reino de Italia gradualmente los absorbió, primero en Turín (donde se encuentran los archivos de nuestra universidad que datan del periodo del gobierno provisional) y subsecuentemente en Roma, en los Archivos del Estado Central. Esta dispersión de documentos históricos causa conflicto al tratar de definir si los documentos producidos por las universidades antes de la unificación italiana, y que actualmente se encuentran en los archivos nacionales, están en “transferencia” o en “depósito”. Este es un punto técnico-legal importante, porque si estamos frente a la primera opción, la situación actual es irrevocable, en tanto que en el segundo caso, una orden de almacenamiento podría cancelarse a petición de la universidad en cuestión. En la mayoría de los casos la consignación de los archivos históricos de las universidades en las bóvedas del Estado ha salvaguardado la documentación más antigua; las universidades no siempre han sido tan cuidadosas y competentes como para asegurar la conservación y la protección requeridas. La situación varía mucho de una universidad a otra, no sólo por el tamaño y el valor de la documentación en cuestión sino también por el estado de los archivos históricos: la mayoría carece de personal competente (el personal técnico universitario incluye muy pocos archivistas calificados), otros han reclutado a “archivistas” de dudosa calificación profesional (por ejemplo, bibliotecarios con un diploma especializado en archivonomía). Las dimensiones físicas del material conservado en los archivos históricos de las universidades también son indicio de la importancia que antes se confería. El Ministerio de Activos Culturales a la fecha ha considerado de “particular interés” sólo los archivos de las universidades italianas de Bolonia, Padua y Palermo, una prueba incuestionable del estado de conservación y de la importancia del material heredado. 216 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS En el caso específico de Bolonia, los documentos históricos se dividieron en dos secciones. En 1892, todos los documentos anteriores a la unificación, con muy pocas excepciones, se trasfirieron a los Archivos Nacionales, donde aún se conservan en una sección especial por separado. Los documentos posteriores a la unificación se guardan en los Archivos Históricos de la Universidad, reorganizados para formar un centro de recursos educativos y científicos, con el mismo grado de independencia que un departamento universitario, con su propio personal técnico, administrativo y auxiliar, su propio presupuesto y su propio director, apoyado en una junta científica y una junta administrativa responsables de la programación del presupuesto. Respecto de la capacidad específica para administrar “archivos particularmente importantes”, nuestro departamento de archivología cuenta con las condiciones de protección y de operación ideales, gracias al personal especializado que en él labora y a la junta de investigadores científicos responsable de la planeación del trabajo. Es evidente que tenemos problemas y obstáculos logísticos y de organización para los programas de la junta científica. De principal importancia es el hecho de que grandes secciones de los archivos históricos todavía se encuentran donde se produjeron originalmente (por ejemplo, los expedientes de los estudiantes aún están archivados en las oficinas de las facultades); otros archivos se encuentran temporalmente en diversas secciones administrativas, situación que también se aplica a los archivos consignados a los organismos de investigación independientes (especialmente la documentación que se mantiene en el departamento de Astronomía, donde hay ejemplares que datan del siglo XVII). Algunos documentos, incluso, fueron adquiridos en el mercado de antigüedades o son donaciones, como los singulares archivos históricos de la nación alemana, donados a nuestra universidad en 1956 y que contienen documentación del siglo XIII compuesta por códices ricamente ilustrados con miniaturas y por registros de inscripción de estudiantes que posteriormente serían muy famosos, como Nicolás Copérnico y el Emperador Fernando II. Los archivos históri- 217 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS cos tienen un anexo fotográfico que incluye varias colecciones de gran valor histórico y artístico. La sección de arquitectura es una de las más grandes en términos de los documentos reunidos. Más allá de los detalles, quisiera comentar varias consideraciones que tendrán un efecto inmediato en el estado y en la organización de los archivos históricos de Bolonia y que dan testimonio de la atención creciente que recibe este tema en el plano internacional. Recuérdese que en 1992 el Consejo Internacional de Archivos estableció una sección de archivos universitarios que combina los diferentes recursos universitarios con el objetivo de atacar problemas comunes. De manera sucinta, nuestro departamento de Archivos Universitarios fluye constantemente, requiere de habilidades nuevas y de especializaciones tradicionales: cada vez con mayor frecuencia las técnicas de conservación de documentos deben combinarse con las tecnologías modernas de computación. El crecimiento exponencial de los archivos es el reto principal. Un reciente inventario de todas las secciones de archivos históricos dispersas en las oficinas y en los centros de investigación indican que se requerirían cinco kilómetros y medio de estantes para contener todos los documentos. Este es el mayor problema que enfrenta nuestra universidad en esta materia y son varias las opciones estratégicas a largo plazo. Hasta el momento me he referido a la universidad como se encontraba en 1960: con aproximadamente 16,000 estudiantes y 630 maestros, asistentes y personal técnico, administrativo y auxiliar. El departamento de archivos históricos debe adaptarse al estado actual de la Universidad de Bolonia, con sus 103,000 estudiantes y un personal de cerca de 6,000 maestros y demás empleados. Este es un asunto que nos enfrentará a la disyuntiva de conservar o seleccionar y destruir documentos como una cuestión de absoluta prioridad; es un área donde los intereses de los historiadores y los archivistas siempre pueden divergir. Con el nombramiento de un maestro de historia como director de los archivos históricos se pretendió poner de relieve la diferencia entre 218 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS estos archivos y los de cualquier otra organización. Me refiero al estado especial que guardan los archivos históricos universitarios que, a diferencia de otros, cuentan con el personal idóneo para explotarlos, en particular maestros de técnicas de archivado, historiadores universitarios y de la ciencias, dado que sociólogos, economistas y científicos políticos consultan estos archivos cada vez con mayor frecuencia para sus labores de investigación. Al delinear los instrumentos requeridos para el funcionamiento de este “laboratorio” debemos ver más allá de los archivos producidos por instituciones académicas en el sentido estricto de la palabra “archivo” si deseamos trascender la simple salvaguarda de los documentos producidos por la institución (minutas de las asambleas del consejo de administración, reglamentos, documentos de contabilidad, expedientes estudiantiles, etcétera) y entender la universidad en su función original de centro dedicado a la investigación (como se describe en la historia de la ciencia), como un foro para la organización de encuentros y para la promoción de la vida cultural y como una institución de capacitación inicial y continua. Las universidades generan una gran diversidad de asociaciones y organismos complejos que rara vez se mencionan en los documentos de los archivos convencionales (por ejemplo, los colegios universitarios y las asociaciones de estudiantes y de maestros en los siglos pasados). Hemos tratado de recuperar pruebas de estas asociaciones para su inclusión en nuestros archivos y así crear un anexo que contenga los archivos científicos de los investigadores que laboraron en nuestra universidad. También hemos levantado un inventario sistemático de documentos de los archivos del colegio universitario de Bolonia, proyecto que ha incluido la investigación de muchos archivos públicos y privados desde Bruselas hasta Zagreb y desde Viena hasta Nápoles o Turín. Los archivos históricos universitarios se deben ver como un laboratorio de investigación, en todas las acepciones del término, lo que conlleva a considerar aspectos de administración y estrategia administrativa. No son simplemente el área que almacena los documen- 219 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS tos que la universidad produce y recibe; son un elemento dinámico, un factor de crecimiento que puede ayudar a identificar condiciones y direcciones específicas para el desarrollo ulterior de la institución. Deben ser un instrumento eficaz para los órganos de gobierno universitarios y para cualquiera que desee comparar su trabajo de investigación con las experiencias pasadas. Los archivos históricos deben mantener intacta su vitalidad institucional como laboratorios no sólo para la investigación historiográfica sino también para el aprendizaje de la autoconciencia y la auto-organización, elemento vital en las instituciones que constantemente tratan de encontrar nuevos equilibrios, ahora dictados y regidos por el principio del autogobierno, y que derivan sus prerrogativas y procedimientos precisamente para la autorrealización de su memoria histórica. 220 La Universidad de Coimbra y sus tradiciones al inicio de un nuevo milenio1 Maria da Fátima Silva urante sus 710 años de existencia, la Universidad de Coimbra ha acumulado una colección de tradiciones que vinculan las distintas etapas de su historia y que hoy constituyen un legado apreciado, una amalgama de prácticas ancestrales y de innovaciones; tal vez simples intentos de una institución –sensible a su pasado y expectante de su futuro– por reconciliar ambas características con una actitud flexible ante lo que el futuro pueda depararle. Para esclarecer sus diversas prácticas es imperativo un resumen de las etapas decisivas en la historia de la Universidad de Coimbra. Al finalizar los siglos XII y XIII, época en que la ciudad había sido un centro político medieval y la sede del gobierno, la Universidad de Portugal, fundada en 1290 por el rey Dom Dinis, entró en la primera fase de su existencia. Si bien originalmente se estableció en Lisboa, unos cuantos años más tarde se mudó a Coimbra, porque el sitio ofrecía ventajas obvias como un lugar de estudio, además de su posición geográfica central en el país. Las primeras facultades de Artes, Derecho, Cánones y Medicina datan de este periodo. Desde sus inicios en el siglo XIV, Coimbra participó en los enormes progresos religiosos de la catedral y, en especial, del monasterio de la Santa Cruz, institución particularmente activa en la vida cultural y educativa de la ciudad, D 1 Artículo presentado durante la tercera reunión del proyecto (Bolonia, julio de 2000) 221 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS hecho que constituyó el elemento decisivo para la obtención de la aprobación real. Luego de alternar varias veces su sede entre Lisboa y Coimbra, en 1537 la universidad se asentó finalmente en el pueblo de Mondego, donde ocupó el antiguo palacio que la alberga en la actualidad. Siguió el largo periodo, desde el Renacimiento hasta el siglo XIX, cuando la población se volvió el principal centro universitario de Portugal. Mientras se establecía la universidad y se construían los diversos colegios y facultades a su alrededor, se emprendió la reforma de su plan de estudios, en un intento por renovar la actividad educativa de la Iglesia. Se invitó a participar en la docencia a los pensadores más distinguidos y estimulantes de Europa. Este largo periodo de cuatro siglos estuvo marcado por los contrastantes: un periodo inicial de vitalidad seguido por un estado de crisis y de monotonía, originado en gran parte por la Inquisición portuguesa. En el siglo XVII la Corte finalmente dio fin a esta situación por intercesión del famoso ministro del reino, el marqués de Pombal. La llamada reforma Pombalina moldeó la influencia de los jesuitas en la universidad y modernizó el programa de estudios, dando una marcada prioridad a las ciencias exactas que hasta entonces habían estado lejos de recibir los favores de la academia. Esta reforma condujo a un gran trabajo de construcción: el Salón de la Física, el Museo de Historia Natural y el Laboratorio de Química, entre otros, ahora parte del notable patrimonio arquitectónico de la universidad. En el siglo pasado, la Academia de Coimbra tuvo que enfrentar la competencia nacional originada por la fundación de varias otras escuelas de educación superior, posteriores a las universidades de Lisboa y Oporto, y por los eventos que marcaron la historia política y social del país. Las nuevas condiciones impuestas sobre la Universidad de Coimbra, durante siglos la única universidad portuguesa, también ayudaron a conformar su identidad singular e hicieron de sus prácticas ancestrales y de sus tradiciones un modelo indiscutible para todos sus rivales portugueses. 222 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Tres fueron las fuerzas principales que forjaron la identidad de la Universidad de Coimbra durante los siete siglos de su existencia: la Corte, que dejó una marca evidente en los edificios aún en uso y en su decoración y que determinó las reformas sucesivas del programa de estudios de las escuelas; la Iglesia, cuya influencia fue decisiva en el desarrollo cultural de la universidad y en muchas de sus tradiciones y, por último, las aportaciones internacionales, que por siglos abrieron la universidad a las influencias externas, la hicieron socia de otras instituciones europeas y garantizaron su vitalidad y su modernización constante. Parte integral de la vida universitaria son las celebraciones y ceremonias que anualmente renuevan el calendario tradicional de la universidad; son lo que se denomina la praxe, término que cubre todas las costumbres de la experiencia singular de pertenecer a la comunidad universitaria a través de los siglos, y pueden dividirse en dos categorías: las costumbres institucionales, llamadas así porque fueron introducidas por las autoridades universitarias, y los eventos organizados por la asociación de los estudiantes. Ambas categorías de eventos son también celebraciones cívicas, en sentidos distintos, dado que en ellas participan el pueblo, los representantes de otras universidades e incluso del gobierno portugués. Entre las celebraciones de naturaleza institucional destacan las que acompañan la tradicional apertura solemne del año académico, en octubre, y los doctorados honoris causa otorgados con frecuencia, en cualquier época del año. Lo más notable de estas ceremonias es su aspecto visual, fuera de los discursos que rinden cuentas de las actividades del año anterior y de los planes para el año que inicia o de los elogios para el nuevo doctor o su paraninfo. Ambos eventos requieren que los conferencistas usen sus trajes ceremoniales, es decir la capa y la batina, con su insignia finamente bordada y colorida, así como su borla y capelo. Como todos saben, cada facultad se identifica por sus colores. En estas ceremonias universitarias, el rector, como presidente de todos los colegios, debe abstenerse de utilizar los colores de su 223 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS propia facultad y sólo vestir el traje académico negro liso. La comunidad universitaria, el rector, los conferencistas y sus distinguidos invitados (representantes de otras universidades, candidatos a los doctorados honoris causa y miembros del gobierno), forman una procesión en la antigua biblioteca o en uno de los salones de la oficina del rector, dependiendo de las circunstancias, y salen hacia el salón de actos. La procesión es acompañada por los guardias universitarios y la charamela, una banda de músicos que toca melodías tradicionales. El lugar que ocupan los distintos grupos depende de la antigüedad de la facultad y, dentro de cada facultad, de la jerarquía de los profesores. Esto significa que el rector toma su lugar en la galería superior, con los profesores de la Facultad de Artes, la más antigua, a su derecha y los de la Facultad de Derecho, la segunda más antigua, a su izquierda. Van seguidos por los profesores de Medicina y Ciencias, que representan los comienzos de la universidad y su desarrollo a través del siglo XVIII. Luego vienen las tres facultades más recientes: Farmacia, Economía y Psicología y, al final, la Facultad de Ciencias del Deporte. La ceremonia solemne del otorgamiento del doctorado mantiene en particular un ritual que conserva algunos ingredientes de la caballería medieval: la borla se coloca sobre la cabeza del candidato en presencia de un paje y de un paraninfo y luego se pone un anillo en el dedo del recipiendario, quien a su vez debe abrazar fraternalmente a cada uno de los conferencistas; incluso algunos de los ritos ceremoniales están todavía en latín. Muchos científicos de los más variados campos de especialización y diversas figuras políticas públicas han sido galardonados con esta distinción, elemento de prestigio por demás importante para la universidad. Los estudiantes también tienen sus propias celebraciones, en especial al principio y al final del año académico. En la actualidad, el inicio del año académico se recibe con una gama de eventos en cada facultad y una fiesta común para los nuevos estudiantes con características de una ceremonia de iniciación medieval. Los estudiantes de 224 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS mayor antigüedad se juntan en grupos organizados, llamados tropas, y participan en algunas de las prácticas para dar la bienvenida a los nuevos estudiantes y guiarlos a través de sus primeros pasos en el universo de la Academia, desconocido para ellos, y para castigar las “ofensas” cometidas por los recién llegados, prerrogativa tradicional de los guardias universitarios. Las faltas de conducta –como transitar por las calles después de la hora en que los estudiantes deben estar en casa (¡a las 6 p.m. de acuerdo con un código que se encuentra considerablemente en desuso!) o llevar el uniforme estudiantil de manera que contravenga las normas (con calcetas marrón en lugar de las negras tradicionales, por ejemplo)– podrían merecer castigos como un corte de cabello o un golpe en las uñas. Se ha perdido casi por completo la serie de prácticas mediante las que se podía identificar la jerarquía universitaria de los estudiantes, salvo en las ocasiones especiales detalladas en el calendario escolar, como el inicio del año académico, que sólo sirven como diversión. El código oficial de la época está disponible para su consulta en un volumen que data del siglo XVIII, El mondadientes métrico, o en una versión más reciente editada en el siglo pasado: El código praxe. El traje de erudito de diseño medieval y las raras ocasiones en que se aplica el código praxe son los últimos vestigios de una tradición antigua. Octubre, cuando comienzan los estudios del año, es también el momento de las latadas, una de las celebraciones estudiantiles más importantes. La palabra viene del portugués lata, que significa hojalata y, por extensión, latas de hojalata y cajas, cuyo sonido, desde mediados del siglo XII, ha señalado la llegada de los nuevos estudiantes y el comienzo de las actividades de la universidad. Anteriormente la tradición era en el sentido contrario, tales sonidos señalaban el final de las clases y servían de marco para otra ceremonia, aún famosa hasta nuestros días: la quema de los listones, marcando el final del año universitario. Las latadas datan de mediados del siglo XIV, aunque algunas fuentes afirman que se remontan al XVI, cuando el rey prohibió los eventos ruidosos. El día de las latadas, los estudiantes for- 225 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS man una procesión, los mayores usan sus trajes de eruditos y los nuevos estudiantes o caloiros, vestidos con trajes ridículos según la imaginación y el capricho de sus mayores y arrastrando objetos de hojalata tras de ellos, para gusto de los curiosos del pueblo que se reúnen a mirar la procesión. Hay cantos y animación general; los estudiantes llevan pancartas con consignas de burla hacia sus maestros y sátiras a los políticos o a los eventos sociales de relevancia nacional e internacional. En épocas de tensión política o cuando está en proceso una reforma educativa, estas consignas pueden ser extremadamente mordaces, como durante el gobierno de Salazar a mediados del siglo XX. El cierre del año académico también se celebra de manera solemne, término que para los estudiantes significa alegría e irreverencia. Las celebraciones se tornan personales cuando éstos terminan algún curso. Una vez presentado el último examen, los compañeros les rasgan los trajes, dejándolos sólo con la capa. Parece que esta práctica ha existido durante cuando menos un siglo, pero se desconoce su origen preciso. El final de las clases también es la época de la principal celebración estudiantil del año: la Queima das fitas, la quema de los listones, que ocurre cada mayo antes de los exámenes. El resto de las universidades portuguesas han adoptado esta práctica de una manera u otra, imitando la tradición de Coimbra sin alcanzar su autenticidad. A finales del siglo XIX, cuando se inició la celebración, tomó la forma de una tourada en una plaza dentro del campus, donde el papel de los toros era representado por los caloiros, y al final de la cual se quemaban los listones en una bacinilla, para simbolizar el fin una etapa en la vida de los estudiantes. Estos listones angostos se usaban para atar libros, papeles o el famoso sebenta, en una época cuando pocos podían costearse un portafolio. La quema marcaba el fin exitoso de una primera etapa de los estudios universitarios, el otorgamiento del bachillerato, seguido por un año final cuando a los estudiantes se les permitía llevar el portafolio de honor, con sus listones de seda mucho más anchos, algunos bastante decorados, según se observa en las 226 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS muestras exhibidas en el museo universitario. Para 1904, la tourada se había transformado en una tourada real; los estudiantes, convertidos en toreros espontáneos, se enfrentaban a los animales; la celebración empezó a prolongarse, extendiéndose a varios días e incluyendo toda una gama de actividades culturales y deportivas, así como conciertos. Ahora tiene una duración de siete días y todas las ramas y los organismos que conforman la Asociación Académica de los Estudiantes ayudan a organizarla. Debe reconocerse que esta colección de eventos culturales no es la primera de su tipo. En el siglo XIV ya existía la Récita de despedida habitual: la última actuación, ideada, escrita y actuada por los estudiantes del último año y que constituía una vieja tradición teatral en la universidad. Esta tradición continúa en la forma de la tourada en la actualidad y de la ceremonia de la quema de listones. Las procesiones existen desde 1899 y son el evento más famoso y público en el programa. Coimbra se llena de visitantes de todo el país y del extranjero en una época del año cuando el pueblo ya disfruta de cierta afluencia de turismo. Por lo general se observa la presencia de delegaciones de otras universidades portuguesas y extranjeras, especialmente de los vecinos españoles e incluso –en este año que se celebra el descubrimiento de Brasil– de América del Sur y de ex alumnos con sus familias y amigos. La vida cotidiana habitual en Coimbra se detiene en este día, cuando sus habitantes llenan las calles para ovacionar a los estudiantes; una vez quemados los listones en sus respectivas facultades, los estudiantes caminan o conducen por las calles los carros decorados con los colores y los símbolos de cada facultad. Los estudiantes y la gente del pueblo se conglomeran en las banquetas para intercambiar flores o recuerdos tradicionales típicos de la ocasión, como folletos con descripciones y caricaturas de todos los estudiantes en su último año de facultad, una tradición que data de 1912. Siempre hay ex alumnos, algunos bastante mayores, que se unen al cortejo con coches decorados que guían la procesión. La inauguración de las festividades es un momento muy especial: una sere- 227 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS nata en la escalinata de la catedral a la que asiste una multitud que llena la plaza. Se cantan fados antiguos y se tocan guitarras en el estilo tradicional de Coimbra. El placer de cantar en las calles por la noche es una de las más antiguas tradiciones de la vida estudiantil. Se cantan canciones para rendir tributo a una dama, a una prometida o simplemente por el gusto de compartir algunos momentos con los compañeros. Si bien las condiciones de la vida moderna no se prestan tan fácilmente a tradiciones de este tipo, todavía se festejan ocasionalmente. Las canciones conocidas en la actualidad como fados de Coimbra aparecieron hasta el siglo XIX; son un tanto melancólicas y generalmente hablan del amor, de la vida estudiantil en Coimbra, del pueblo y de sus alrededores (el río y los lugares que tradicionalmente frecuentan los estudiantes) y de la tristeza de partir. Los fados son interpretados sólo por voces masculinas, acompañados por una guitarra. El primer gran cantante de fado fue Hilario, en la segunda mitad del siglo XIX, y la tradición ha adquirido fuerza desde entonces. Si bien aún prevalece la calidad esencial y el tono del fado, también es cierto que desde los años cincuenta, numerosos artistas le han infundido nueva vida, en particular José Afonso, quién vivió en Coimbra durante los años de la crisis universitaria y utilizó sus canciones para difundir mensajes políticos y sociales a principios de 1960. Los fados atestiguan que la mayoría de los escritores y poetas portugueses pasaron algún tiempo en Coimbra, donde se llenaron de inspiración y dejaron huellas de su estadía. Desde los juglares, en la Edad Media, hasta Camões y Antero de Quental, António Nobre y, muy recientemente, Manuel Alegra, por mencionar sólo algunos de los más sobresalientes, Coimbra ha cantado a través de sus poetas, que son la voz de la nación. La música ha cambiado muchas veces desde principios del siglo XX pero sin perder su tono singular, transmitido a través de las generaciones. Es imperativo hablar de la Asociación Académica de Coimbra, fundada en 1887, la que con el paso del tiempo se ha vuelto el centro 228 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS de la vida estudiantil. Además de los clubes deportivos, especialmente de futbol, que la han hecho famosa en todo país, cuenta con prestigiosos grupos culturales, de lo cuales el más notable es el Orfeón Académico –el coro de Coimbra, que celebró su primer centenario–, el Teatro de los Estudiantes, la tuna u orquesta, el Grupo de etnografía y folklore de la Academia de Coimbra, el Club de fado y muchos otros. Las diferentes actividades realizadas cada año para las celebraciones importantes les han dado popularidad tanto en el pueblo como en todo el país. Por los contactos internacionales que han establecido, y que cada vez van en aumento, se han convertido en embajadores de la universidad. Estos eventos centenarios, cuyo propósito es destacar los momentos más importantes del año universitario con la presencia de los talentos creadores de las formas más significativas de expresión de la vida universitaria, generalmente cuentan con nuevas iniciativas, como sólo puede suceder en una institución que desea permanecer vigorosa y creativa. Otro evento reciente con un futuro prometedor es la Semana cultural, realizada en marzo para celebrar la fundación de la Universidad. El objetivo del evento es lograr la participación general de la comunidad presentando en la universidad, en el pueblo y en todo el país las actividades culturales que forman parte de la vida cotidiana de la universidad. El programa de los eventos de la semana, abiertos al público sin costo alguno, incluye contribuciones de los grupos artísticos de la Asociación Académica de Coimbra, las facultades, los museos y los demás cuerpos universitarios. La oficina del rector coordina el variado programa de reuniones informativas, exhibiciones, funciones teatrales y musicales, visitas guiadas, competencias y premios a la creatividad, que contribuyen al acercamiento del mundo cultural y el público en general. El Museo Académico de Coimbra, único en su género en el país, da testimonio del legado de la universidad a su pueblo. Dirigido conjuntamente por la oficina del rector y las direcciones de las asociaciones Académica y de Ex alumnos de la Universidad de Coimbra, el museo 229 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS alberga una vasta colección de materiales y objetos que documentan los aspectos más variados de la vida universitaria. Las colecciones son resultado de donaciones privadas y cada una es, en cierta forma, única. El museo, a la vez que ofrece al público portugués y a los visitantes extranjeros un viaje interesante a través del pasado de la universidad, posee documentos útiles en la investigación científica sobre varios aspectos de la vida y la sociedad de la universidad del país. En conclusión, me gustaría citar las palabras dedicadas a Coimbra por Eugeni de Castro, conocido poeta en el Portugal moderno y que, en mi opinión, describen acertadamente el carácter del pueblo: “Coimbra es como algunas mujeres que, habiendo sufrido los peores embates del tiempo y del destino, conservan en su edad de oro rastros de la belleza que en su juventud obviamente poseyeron”. 230 La universidad medieval: el ejemplo de Montpellier Béatrice Bakhouche ara abordar el tema del legado intelectual de las universidades en la campaña “Europa, un patrimonio común”, que propició la creación de la Ruta de la Universidades Antiguas, pensé que sería positivo regresar a los orígenes, es decir al surgimiento de las universidades en la Edad Media, dado que nuestra imagen de esa época es imprecisa y que en ese periodo se forjaron vínculos sólidos con otros centros europeos, algunos representados aquí. Las primeras universidades surgen a principios del siglo XIII íntimamente relacionadas con el desarrollo socioeconómico de aquella época y sus particularidades están ligadas a un contexto social específico, como es el caso de la Universidad de Montpellier. Creo importante considerar la especificidad de esta institución en sus primeros días1 antes de continuar con nuestro plan de destacar su legado intelectual y cultural. Tanto el antiguo programa de estudios de los reformadores Carolingios, enfocado en las artes liberales (disciplinas literarias y científicas), como los estudios religiosos fueron alterados durante el Renacimiento del siglo XII, cuando, hacia el año 1130, una vorágine de traducciones del árabe y del griego abrió caminos libres de obstáculos rumbo a la entonces desconocida cultura griega. La situación eco- P 1 Basado en el libro de J. Verger, Histoire des Universités en France, París, 1999. 231 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS nómica y social, boyante en general, condujo al surgimiento de nuevas disciplinas, como el derecho, en una época en que las escuelas monásticas entraban en declive y cedían su lugar a las escuelas de la catedral, surgidas a finales del siglo XI. Aunque en menor número, en el sur de Francia se abrieron nuevas escuelas canónicas para los estudiantes externos. Montpellier antes de la universidad Es probable que en Montpellier hubiera escuelas de Artes (que enseñaran literatura y rudimentos de filosofía) y escuelas de escritos religiosos como aquella donde enseñaba Alain de Lille alrededor de 1190 durante su estadía en dicha ciudad. Sin embargo, las más reconocidas fueron las escuelas seculares de Derecho y de Medicina. La fundación de la Escuela de Derecho tradicionalmente se atribuyó a varios doctores exiliados que vinieron de Bolonia a impartir su cátedra en Montpellier. De hecho, la presencia de Rogerius en Provence y Languedoc del Sur alrededor de 1162 es puramente hipotética, y si bien Placentín, otro legislador de Bolonia, enseñó en Montpellier en 1166 y en 1192, no existe evidencia de que fundara una escuela perdurable. Es posible que algunos maestros nativos menos conocidos, entrenados en Italia, hubieran enseñado derecho periódicamente por aquella época o incluso antes (alrededor de 1130) en varios pueblos del sureste de Francia; aunque no existen evidencias de una tradición institucionalizada de la enseñanza del derecho. Por el contrario, en el campo de la medicina Montpellier gozó desde 1137 de gran reputación como centro de enseñanza y tratamiento (aunque por debajo de la de Salerno en el sur de Italia); posiblemente la ciudad sirvió también como centro de contacto con doctores judíos en la región y con la vecina España musulmana. Desconocemos cómo estaba organizada la enseñanza, pero sí sabemos que muchos de los primeros doctores cristianos trabajaron en Montpellier y fueron 232 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS capacitados en Salerno. La primera referencia escrita disponible es la carta del conde Guilhem VII, datada en 1181, en la que declaraba que en Montpellier a nadie se le podía conceder el monopolio de la enseñanza de la medicina. Esto significaba que cualquiera que lo deseara podía abrir una escuela e indicaba, además, que en esas fechas ya existía una tradición bien establecida. En el siglo XII florecieron escuelas “privadas”, a menudo controladas por las autoridades civiles o eclesiásticas, que se complacían en servir como recintos privilegiados de los textos recién traducidos de disciplinas como la dialéctica, el derecho y la medicina –generalmente vistas con reserva– lo cual denota la existencia de maestros, a menudo eruditos itinerantes, con una sed de conocimiento, una gran curiosidad que estas escuelas trataban de satisfacer. Se sabe que algunos centros de aprendizaje en apogeo antes 1150 pronto desaparecieron y otros, como Montpellier, siguieron prosperando, dado que se ubicaron en sitios con un crecimiento urbano más dinámico. Muchas ciudades del sur de Francia se abrieron a los cambios del pensamiento italiano y español; hecho que se apoya en la especificidad cultural de esta región francesa, no sólo por su idioma y literatura occitanos sino también por el aprendizaje científico. A partir del siglo XII, con la influencia de juristas locales y externos, todos capacitados en Italia, el derecho romano comenzó a competir con las costumbres locales, imponiendo sus procedimientos y su vocabulario; penetrando en lo más profundo de la trama de las relaciones sociales. La Iglesia pronto reaccionó ante la situación de estas escuelas que escapaban de su autoridad. El Papa Alejandro II generalizó el término “licencia” o autorización para enseñar (licentia docendi) que el “jerarca académico” –o su equivalente– expedía a cualquier maestro que deseara abrir una escuela en la diócesis para controlar la apertura de nuevas escuelas; pero las escuelas de Derecho y de Medicina en el sur de Francia eran seculares y, por consiguiente, fuera de su alcance. La falta de control y de armonía constituían un peligro; el nacimiento de la universidad parecía una solución sensata y duradera. 233 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS La Universidad de Montpellier Durante la mayor parte del siglo XIII no existió ningún tipo de educación superior o universidad en Montpellier, salvo por la carrera de medicina. En 1220 el Cardenal-legado Conrad confirió a “la Universidad de doctores, tanto maestros como estudiantes, de Montpellier” sus propios reglamentos, que no hicieron más que confirmar la presencia de una institución perfectamente establecida tal vez desde principios de ese siglo. Se introdujo el sistema de licencias para las escuelas de medicina, en el que se establecía que todos los aspirantes debían practicar un periodo de seis meses con un doctor local antes de iniciar sus estudios, y en el que se reconocía oficialmente el deber de defensa y ayuda mutua que vinculaba a maestros y estudiantes. Los reglamentos en cuestión (que constituyeron el marco institucional de las universidades hasta finales de la Edad Media) introdujeron el puesto del decano, responsable de organizar la enseñanza, y colocaron a la Universidad de Medicina bajo la protección y la jurisdicción de la Iglesia. El obispo de Maguelone o su representante, el canciller (escogido, ciertamente, de entre los doctores), expedía las licencias y calificaba a los miembros de la universidad, cuyo estado cambió, por el simple uso de una tonsura, de hombres laicos a clérigos. Con esto se ilustra claramente la determinación de los papas a principios del siglo XIII de extender su control al mundo universitario. Durante mucho tiempo las escuelas de Montpellier estuvieron menos organizadas que las demás escuelas del sur de Francia, al grado que era muy difícil diferenciarlas. Sólo se enseñaba teología en los conventos mendicantes y en el priorato fundado en Montpellier por los Cistercianos de Valmagne. En 1242, el obispo de Maguelone emitió los falazmente sólidos reglamentos para las escuelas de Arte, muy distintos de los de la Universidad de Medicina. A diferencia de los juristas, los doctores consideraban esencial el estudio previo de las artes. Estaban absolutamente convencidos de la importancia del vínculo epistemológico entre las “artes” –particularmente la filosofía 234 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS natural– y la medicina como para dispensar a sus estudiantes de esa capacitación. De hecho, muchos doctores en Montpellier obtuvieron maestrías en artes, no necesariamente en Montpellier. No obstante lo anterior, es poco probable que los reglamentos de 1242 hubieran bastado para convertir en facultades, en un periodo tan corto, las modestas escuelas de Gramática y Artes que en ese entonces existían en Montpellier. Durante el siglo XII y por mucho tiempo más, la enseñanza del derecho tuvo un papel relevante en la sociedad: los legistas introdujeron el derecho romano y ocasionalmente aportaron comentarios eruditos y relativamente originales al Corpus iuris civilis, aunque sin la creación de alguna enseñanza regular del derecho. Muchos maestros locales habían estudiado en Bolonia y a su regreso, por iniciativa propia o a solicitud de las autoridades la ciudad, impartían clases de derecho. Aquí y allá existen documentados ejemplos de “escuelas de Derecho”, como el studium de Bertrand Dorne en Montpellier; aunque ninguna fue lo suficientemente regular o ilustre como para elevarse al rango de universidad. No fue sino hasta el último tercio del siglo XIII que un grupo de doctores en derecho logró la organización requerida para impartir clases regularmente, formar una comunidad de tipo universitario y obtener privilegios de las altas autoridades, que aceptaron el reconocimiento oficial en Montpellier. La Universidad de Derecho se estableció en la última década del siglo XIII y la Escuela de las Artes se incorporó a ella. Alrededor de 1300, la universidad prosperó al contar con renombrados maestros que daban conferencias de manera permanente o casi regular: Bertrand de Meaux, Pierre Bertrand y Jesselin de Cassagnes, en derecho canónico; Pierre Jame d’Aurillac, Guillaume de Nogeret y Guillaume de Plaisians (los futuros “legistas” de Felipe el Hermoso), en derecho civil. Los reglamentos de 1339 pusieron la administración de la universidad en manos de un rector y de 12 consejeros, elegidos por las naciones (Cataluña, Provenza y Borgoña) que no podían (en teoría) ser doctores. 235 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS El desarrollo de las universidades en Montpellier a finales del siglo XIII sin duda precipitó el declive de los centros circunvecinos, como Béziers o Narbonne, donde hasta bien entrado el siglo XIII se ofrecía un cierto nivel de enseñanza. En el siglo XIV, con el surgimiento de nuevas universidades, como la de Perpiñán en el reino de Aragón (1350), las universidades quedaron, cada vez más, bajo el control de las autoridades civiles que no de la iglesia. Todas se apegaron al mismo patrón institucional y a privilegiar la enseñanza de derecho. La red de las universidades francesas también se fortaleció a finales de la Edad Media con la apertura de nuevas escuelas de Teología; Toulouse en 1360, Aviñón en 1413 y Montpellier en 1421, en un esfuerzo por terminar el monopolio que París había impuesto hasta el momento. Cursos y carreras Las facultades de Artes (la menos conocidas y menos prestigiosas) enseñaban gramática y “artes”, es decir, lógica y filosofía, a estudiantes de 14 a 20 años, mientras que las facultades superiores eran para hombres de 20 a 25 años. Por lo general los doctorados venían después y, en teoría, 35 años o más era la edad requerida para ser maestro en teología en París. Los reglamentos estipulaban la duración obligatoria y precisa de los cursos, que por lo general era larga: de diez a 13 años para un grado en derecho civil, y de diez a 11 años para uno en derecho canónico. Los estudios de medicina eran más cortos –de cinco a seis años en Montpellier– pero, a diferencia de los estudiantes de derecho, los de medicina primero debían estudiar artes. En la práctica, la duración de los estudios variaba a discreción del maestro. Los estudiantes, como los maestros, no eran necesariamente de origen local; al contrario, docentes y estudiantes en la universidad de Medicina provenían de lugares muy lejanos. En 1378, por ejemplo, los 56 maestros y estudiantes provenían en proporciones más o menos 236 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS iguales: la mitad del sur del Reino de Francia y 17 de los Países Bajos, diez de Alemania y diez de Prusia. Otros nueve venían de España, tres del norte de Francia y siete más cuyo origen se desconoce. Es muy probable que algunos de los doctores alemanes, holandeses y españoles más brillantes se hubieran capacitado en Montpellier. La función principal de la universidad en la Edad Media y la obtención de grados era contribuir a la capacitación de administradores y jueces, cuya función era cada vez más importante a medida que aumentaba el poder de la monarquía y la burocracia se apoderaba de la Iglesia. Los papas de Aviñón (quienes habían estudiado y a veces enseñado teología o derecho) apoyaban sistemáticamente a las universidades con sus políticas, en especial las del sur de Francia. En Montpellier, por ejemplo, fundaron varios colegios, como San Benito y el de los “Doce Médicos”, fundado en 1368-69 por Urbano V. Los legistas pontificios más eminentes se reunían en la Audiencia de las Causas del palacio apostólico, la “Rota”, la suprema corte de la Iglesia Católica Romana. Muchos obispos y sus auxiliares habían estudiado en la universidad. En el ámbito civil, en especial en el sur de Francia, las personas con grados universitarios solían trabajar en la ciudad y enseñar o participar en actividades privadas. Los doctores combinaban la práctica y la enseñanza de la medicina. Resulta sorprendente que la práctica privada no fuera la principal meta de muchos doctores en Montpellier. Preferían enseñar o prestar sus servicios como médicos de la corte. En el siglo XIV muchos fueron contratados por los papas y los cardenales en Aviñón para prestar sus servicios de tiempo completo, la mayoría provenientes de Montpellier, con lo que se explica, en parte, la prominencia de Montpellier en la época. Desde Arnaud de Villeneuve hasta Jean de Tournemire, pasando por Guy de Chauliac y Jean Jacme, los regentes más famosos de Montpellier de ese tiempo se ofrecieron al servicio de los papas. Los doctores provenientes de tierras lejanas también lograron éxito profesional local, como Jacques Rotschild, conocido como Angeli de 237 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Kolberg en Pomerania, quien fue canciller de la universidad de 1433 a 1455, escribió una enciclopedia médica y muchos tratados, se interesó por la alquimia y las ciencias ocultas y a su muerte heredó a sus hijos Jean, doctor en derecho, y Antoine, médico, una considerable fortuna en bienes raíces. Ayer y hoy Y así continuó la universidad. Se ha desarrollado y ha cambiado a través de los siglos pero, ¿ha cambiado más allá de lo reconocible? En realidad no. Todavía enfrenta los mismos problemas. Desde la licentia docendi hasta el doctorado, el diploma, el título de maestro; los nombres cambian pero no las realidades subyacentes. Es paradójico que la universidad medieval que acabo de describir brevemente pudiera servir como modelo de la movilidad de estudiantes y maestros. Ahora necesitamos programas como Erasmus y Sócrates para atraer a los estudiantes (demasiado sedentarios) hacia nuevas pasturas. ¡Los estudiantes se movían más en la Edad Media! La dinámica medieval contrasta con la inmovilidad moderna o, al menos, una tendencia a segmentar el conocimiento, por demás perjudicial para su circulación. ¿Cuál debe ser nuestra actitud frente al modelo universitario del pasado? Deberíamos de aprovechar al máximo el legado oculto en nuestras bibliotecas para entender mejor cómo ha evolucionado el conocimiento. En cuanto a la facultad de Artes, cuyos maestros difícilmente dejaron algún rastro, es cierto que si sólo recurrimos a la Edad Media, el patrimonio intelectual será magro. Si Ramón Llull enseñó y escribió algunas de sus obras clave sobre lógica durante sus varias estancias en Montpellier, lo más probable es que lo haya hecho en los conventos que en las escuelas universitarias de Artes. Por otro lado, como ya hemos dicho, la universidad de medicina era muy prestigiosa y avan- 238 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS zada científicamente, tal y como lo atestigua la gran cantidad de escritos que dejaron sus miembros: los trabajos de 60 doctores de Montpellier han llegado hasta nosotros a través de los siglos. Se han resaltado las características institucionales de la universidad, así como su desarrollo histórico general, pero hasta ahora se ha dicho poco acerca de su legado intelectual propiamente dicho. Si bien es cierto que no contamos con la totalidad de los trabajos de todos los maestros medievales, ¡la Biblioteca de la Escuela de Medicina, la Biblioteca Municipal, los Archivos e incluso la Biblioteca Inter-universitaria tienen suficientes obras en su inventario como para garantizar un programa de investigación que abarque muchos años! Vale la pena estudiar la cultura más amplia de los maestros universitarios, que se extiende más allá de los límites de las disciplinas en las que se especializaron, a través de sus escritos. La mayoría de sus textos están pendientes de publicación, de preferencia en dos idiomas, para revelar el gusto que estos hombres de antaño tenían por la filosofía y por el esoterismo (alquimia, astrología, etcétera). También resultaría muy revelador estudiar sus bibliotecas. Estos son caminos que los investigadores podrían seguir. Sin embargo, la investigación del patrimonio y el aprecio por su relevancia no se debe confinar a la Edad Media o Montpellier. Dadas las relaciones forjadas desde el principio con otros centros y los orígenes de algunos académicos, sería interesante estrechar los vínculos entre las universidades antiguas y el arco mediterráneo para obtener un beneficio máximo de lo que en gran medida es un legado común. Un grupo de académicos de tres universidades modernas en Montpellier ha instalado un programa de investigación sobre la “memoria y el patrimonio”, para estudiar el legado intelectual a partir de la universidad medieval, es decir, la transmisión y la transformación del conocimiento en las cuatro ramas principales del aprendizaje –teología, medicina, derecho y artes (en el sentido de “artes liberales”, que hace posible la incorporación de las tres dimensiones tradicionales: la literatura, la ciencia y la filosofía). 239 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Con esta investigación, la Ruta de las Universidades Antiguas no es una ruta de viaje sin descanso; por el contrario, significa una oportunidad para conocerse mejor y para compartir nuestros recursos. Es obvio que los reflectores no pueden iluminar nuestro legado intelectual sin la cooperación, en particular pero no exclusivamente, de Bolonia y de España. 240 La dimensión europea del legado histórico de la Universidad de Santiago de Compostela1 Antonio López Díaz ara considerar la dimensión europea del legado histórico de la Universidad de Santiago de Compostela debemos esclarecer el significado de Europa. Podemos definirla como un gran mosaico donde conviven diversidad de culturas, religiones y pueblos cuya identidad reside en compartir algunos principios básicos, como la democracia, la pluralidad, la tolerancia y el respeto de las minorías. Esta imagen de Europa es posible gracias al intercambio constante y a la movilidad que conduce a la fusión de culturas, creencias y grupos étnicos. Al igual que la peregrinación a Santiago de Compostela, la construcción de Europa fue un proceso paulatino cuya esencia es el intercambio, y que hoy se acelera con las nuevas tecnologías de información y la comunicación (TIC). En este proceso de fusión cultural las universidades europeas han tenido –y continúan teniendo– una función principal, como los faros que iluminan las culturas de las sociedades que las hospedan. Este papel de observadores vivientes ante las diferentes culturas se vuelve más importante en el caso de una institución que ha existido desde la Edad Media, que ha sido testigo del nacimiento de estados y mira, en la actualidad, los cambios radicales que afectan a la sociedad civil mientras el proceso de integración supranacional gana velocidad. La P 1 Documento presentado ante la cuarta reunión del proyecto (Cracovia, 23-24 de octubre de 2000) 241 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS universidad como institución y, en particular, las universidades de amplio espectro, como las instituciones civiles más antiguas, son repositorios que contienen los rastros de las diferentes etapas por las que han pasado las culturas circundantes. Europa es resultado del diálogo entre las culturas. Más que simples bodegas culturales, las universidades han sido decisivas en la diseminación de la cultura. El intercambio de ideas siempre ha estado en la raíz del progreso, en el conocimiento humano. Ésta es la razón por la cual las universidades, en cuyo seno se genera el conocimiento, siempre han alentado la comunicación entre sus miembros. Los intercambios y la diseminación de la cultura se revolucionaron cuando se inventó la imprenta y los libros estuvieron disponibles de manera extensa; en la actualidad experimentan una nueva revolución con el desarrollo de las TIC, y las universidades, una vez más, están a la cabeza del proceso como pioneras de la innovación. Las nuevas tecnologías también suministran nuevos canales –como las redes– para el diálogo cultural entre las universidades. El espíritu de cooperación, el intercambio de experiencias y la búsqueda de soluciones a los problemas comunes acercan a nuestras instituciones de educación superior para ayudarlas a enfrentar los retos de la globalización. Incluso si la globalización anulara todas las barreras geográficas y tuviera una vocación universal, la formación de grupos al nivel más alto se tornaría más fácil si los miembros compartieran características comunes que los unieran. Por lo tanto, es lógico que, sin perder de vista esta dimensión global, se deba considerar el entorno inmediato de las universidades, en este caso particular Europa. Basta observar el proceso de integración política para percatarse de que los éxitos más grandes se han obtenido a través de la velocidad desarrollada a nivel regional (Unión Europea, MERCOSUR).2 2 Nota del editor: una organización regional Latinoamericana compuesta por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con Chile como miembro asociado. 242 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Para evaluar la dimensión europea de una universidad en particular, en este caso la de Santiago de Compostela, primero debemos considerar las circunstancias del país en el que está ubicada. La perspectiva de la sociedad circundante afecta claramente la propia actitud de la universidad hacia Europa. Desde esta óptica, España es verdaderamente un paradigma: los eventos de este siglo han generado grandes modificaciones en la visión y la posición de nuestro país con respecto a Europa. Tras la función esencial que España tuvo en los eventos europeos bajo el reinado de los Habsburgo, paulatinamente enfocó su atención hacia el nuevo continente, hasta que la pérdida de sus últimas colonias en Cuba, Puerto Rico y Filipinas a finales del siglo XIX constituyó un desastre nacional que marcó a toda una generación de intelectuales conocidos como la “Generación del 98”. La separación de España con respecto a Europa continuó durante parte del siglo XX. Mientras que la primera libraba sus propias batallas en el norte de África y se involucraba en una guerra civil fraticida que marcó los años subsecuentes, la segunda era escenario de dos grandes conflictos bélicos que determinaron la historia contemporánea del Viejo Continente. Su aislamiento continuó durante el periodo de la posguerra civil, bajo un régimen no democrático, cuando se volvió hacia Latinoamérica y permaneció ajena a los proyectos de la reconstrucción, que más tarde se traducirían en la integración que condujo a la Unión Europea. España sólo pudo voltear de nuevo hacia Europa hasta la caída del franquismo, con la transición democrática de los últimos 25 años del siglo XX; participa del avanzado proceso de integración europea y comparte principios, proyectos y destino. El trasfondo histórico también condiciona la actitud de Europa en tanto comunidad, en la institución misma de la universidad. La conciencia europea sobre la educación superior, como sucede a gran escala en la sociedad, vive una fase crítica que afecta al personal universitario en general y al personal docente en particular. Sin 243 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS embargo, la comunidad universitaria se está abriendo a Europa, gracias a la transición a la democracia, consciente de la necesidad de trascender las fronteras geográficas al igual que las barreras para la ciencia y el conocimiento. A pesar de que todos los sectores de la comunidad universitaria están involucrados en dicho proceso, la intensidad de su conciencia varía, siendo más fuerte entre los maestros y estudiantes, fortalecidos por el intercambio y los viajes, que entre el personal administrativo. El alto nivel de instrucción, los programas de intercambio y el conocimiento de otros idiomas son útiles para el despertar a la idea europea. El Camino de Santiago de Compostela era y es todavía un lugar de encuentro entre personas de diferentes regiones. La ubicación de la universidad en la ciudad, justo en el punto donde convergen el camino cultural y el religioso, ha influido sobre la vocación europea e, inclusive, universal del alma mater de Compostela. Dicha vocación se ve motivada por la presencia de miles de peregrinos que a diario llegan a Santiago, impulsados por la fe y la penitencia, trayendo con ellos su cultura, sus habilidades y su conocimiento, que han dejado huella en nuestra arquitectura, nuestros escritos y nuestras bibliotecas. Por ello, no es sorprendente que tanto el Consejo de Europa como la Comisión Europea lo encontraran tan interesante como para proclamarlo como la primera Ruta Cultural Europea, ni que la UNESCO declarara a Santiago como patrimonio de la humanidad. Desde su fundación en 1495, este contexto, obviamente, ha contribuido a moldear la actitud de la universidad hacia Europa. Si continuamos con nuestro viaje histórico, encontramos otras evidencias de la permeabilidad de nuestra universidad hacia el mundo exterior, sobre todo al europeo. Por ejemplo, a mediados del siglo XVI se fundó en Santiago de Compostela el Colegio Irlandés de San Patricio, en donde, como en otras instituciones de su tipo, llegaron a estudiar los nobles irlandeses que huían de la Reforma y de la proclamación de Enrique VIII como Rey de Irlanda. A partir de ese momento, 244 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS se hizo oficial la existencia de maestros y estudiantes irlandeses en nuestra ciudad. Otro ejemplo de la dimensión europea de la universidad es el uso del latín para la enseñanza y el aprendizaje hasta mediados del siglo XVIII. El latín, que dio origen a numerosos idiomas europeos, se impuso como una lingua franca que trascendió las fronteras geográficas y unificó a la comunidad académica. La introducción del castellano en las actividades escolares durante el siglo XVIII y del gallego, a finales del XX, reforzó la misión universitaria de defender la cultura y la sociedad que representa. Nuestra universidad ha influido en la construcción de los valores esenciales europeos, por su sensibilidad ante el poder político. En la Ilustración y durante la formación de los estados modernos, tanto la jerarquía de la Iglesia –la bula papal del Papa Julio II que permitía a la universidad emitir diplomas, la presencia de obispos o de clérigos locales (Alonso III de Fonseca, Diego de Muros III)– o sus distintas órdenes religiosas (jesuitas, dominicos, benedictinos) fueron factores que dotaron a la universidad de nuevas funciones y ayudaron a forjar la identidad de Europa. Las universidades también han contribuido en gran parte a la democracia y al pluralismo, principios básicos de la estructura europea. Desde mediados del siglo XVI, entró en vigor en Santiago de Compostela una nueva constitución que imponía al personal docente formar una asamblea donde se hicieran las elecciones de rector o de presidente y se debatiera sobre la adopción de medidas relevantes para la universidad. Si bien no puede negarse una cierta interferencia exterior, ya fuera de naturaleza política o religiosa, la universidad estaba organizada en una base colegiada y podía elegir anualmente a su rector, mientras que el poder soberano de los gobiernos sufría el más virulento de sus momentos. Vale la pena destacar el papel que desempeñaba la autonomía universitaria en las esferas académicas, organizacional y económica. Tal 245 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS como se reconoció en los estatutos de Bolonia,3 la independencia era una fuente de libertad, en tareas como la investigación o la enseñanza y, a pesar de los episodios más sombríos cuando se menoscabó seriamente dicha autonomía, garantizó los progresos en la ciencia y el conocimiento. El asunto del futuro papel de las universidades en la construcción de Europa y la definición de sus valores esenciales está pendiente. Son varios los aspectos que deben ponderarse en esta importante cuestión: • En primer lugar, si Europa y su cultura pueden definirse como un mosaico vasto y dinámico, las diferentes culturas, religiones y grupos étnicos son las piezas que lo conforman; las universidades, en particular aquellas con una larga historia, podrán ayudar a ordenarlos. El patrimonio arquitectónico, científico, bibliográfico y documental es evidencia de toda una gama de actividades humanas que dejan el sello de lo que llamamos cultura. Un ejemplo es la exhibición Ex libris universitaris organizada por la Red de Bibliotecas Universitarias Españolas. Este patrimonio colectivo constituye lo que Pierre Nora llama “la base de la memoria colectiva espontánea” e incluye los Archivos de la Universidad de Santiago de Compostela y sus museos Farmacéutico y de Historia Natural. Además de esta memoria libre, la construcción europea también apela al recuerdo premeditado o consciente de las conmemoraciones, las celebraciones, etcétera, ya que tienden a fortalecer el sentimiento de unidad y formar parte de un proyecto común. • Con la capacitación, las universidades pueden cubrir otro flanco en la construcción europea. Si consideramos que 40% de la población tiene acceso a la educación superior, su impacto en semejante proporción de personas es, en verdad, sorprendente. Aquí deben subrayarse varias líneas de acción: 3 Nota del editor: la Magna Charta Universitatum, adoptada por los rectores universitarios europeos en 1988 con ocasión el aniversario 900 de la fundación de la Universidad de Bolonia (anexo I, pág. 277). 246 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Las universidades deben enseñar de manera que familiaricen a los estudiantes con los valores que fundamentan la construcción europea y que, como hemos visto, son parámetros que se encuentran en la misma universidad, sin descuidar la instrucción estrictamente académica de los planes de estudios, y permiten la obtención de grados. Sin duda, este es el camino para tener una mayor conciencia social sobre dichos valores y su dimensión europea. • En segundo lugar, además de estos valores, las universidades pueden impartir otro tipo de instrucción que ayude a la gente a entender la idea de Europa para que pueda ejercerla; la enseñanza básica de idiomas haría más sencillos los viajes y fortalecería en las personas su conciencia europea. • En tercer lugar, cada rama de la enseñanza universitaria (economía, ciencias políticas, derecho, ciencias sociales, etcétera) debe incluir materias que proporcionen a los estudiantes una mejor imagen de la realidad europea. • Las universidades deben incitar a sus miembros (personal docente y administrativo, así como a los estudiantes) a viajar como elemento para reconocer el valor que generan los intercambios y proporcionar el apoyo financiero necesario. Estos viajes e intercambios pueden ser de varios tipos. Los más ambiciosos son los esquemas bien identificados en el ámbito internacional (como los proyectos Sócrates y Erasmus de la Unión Europea). Cabe destacar que en el año escolar universitario 1999-2000, la Universidad de Santiago de Compostela albergó a 450 estudiantes extranjeros bajo estos esquemas. En una escala menor, está el viaje nacional. Las becas Séneca, por ejemplo, ayudan a los estudiantes a trasladarse de una universidad española a otra; existe también el programa Peregrino, dirigido por varias universidades en el Grupo de Compostela. Esta movilidad entre las universidades permite que la gente interesada entable contacto con nuevos alumnos y otras culturas, impulsando el diálogo continuo entre las civilizaciones que cimien• 247 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS tan Europa. La conciencia de la realidad y el esquema europeos es el primer paso en el compromiso de su construcción. • Una cuarta línea de acción es el compromiso con el proceso de integración universitaria, aspecto que la Universidad de Santiago de Compostela ha favorecido a partir de su perspectiva europea temprana. El fortalecimiento de las instituciones que representan a las universidades europeas –la Asociación Europea de la Universidad (EUA, por sus siglas en inglés), por ejemplo– es una muestra de que la integración regional puede hacer contribuciones valiosas para la construcción de Europa. En Santiago también tenemos mucha confianza en el Grupo de Universidades Compostela cuya iniciativa lanzada en 1993 –un año santo para la ciudad– permitió a la universidad tener contacto con otras instituciones de educación superior ubicadas en el Camino de Santiago. Dicha relación hará posible la construcción de una red que permita trabajar estrechamente para proteger el legado histórico y cultural que desde el siglo IX se encuentran a lo largo de las rutas de peregrinaje. Tras el contacto inicial, en septiembre de 1993, 57 universidades europeas se reunieron en Santiago de Compostela para planear las primeras líneas de acción en el establecimiento de una nueva red universitaria, cuyos objetivos son fortalecer los canales de comunicación entre las universidades miembros, organizar actividades que involucren el estudio y el debate de los asuntos europeos y alentar la movilidad y los viajes como un medio de aprendizaje de los idiomas y culturas de Europa. Este proyecto se encuentra claramente motivado por la conciencia y la dimensión de las raíces profundas de Europa, así como por las instituciones de educación superior que se han involucrado y que hasta hoy suman más de 80 en 13 de los 15 países miembros de la Unión Europea, incluidos la República Checa, la República Eslovaca, Hungría, Malta, Noruega, Polonia, Rusia y Suiza. 248 EL LEGADO CULTURAL DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Nuestra perspectiva internacional universitaria se extiende hasta Latinoamérica. Muchos lazos, como el idioma y la cultura, vinculan a España con México, América Central y Sudamérica. En el caso de Santiago de Compostela, esta alianza es más sólida debido al gran número de gallegos que desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX, emigraron para allá. Así, las universidades españolas y en particular la de Santiago de Compostela pueden fungir como un puente entre estas dos realidades culturales, tan lejanas y tan cercanas a la vez. Como se estipuló en el documento Bases para un plan estratégico para la Universidad (1998), “la Universidad de Santiago de Compostela se enorgullece en ser una universidad abierta. Por esta razón su estrategia incluye la apertura a las innovaciones de cualquier orden –no sólo las tecnológicas– que ocurrirán en el entorno universitario en años venideros, así como la apertura hacia los contactos y los intercambios, de preferencia entre Europa y las Américas, por razones históricas, culturales y geográficas. La Universidad de Santiago de Compostela debe aprovechar su ubicación periférica para beneficiarse de las vastas oportunidades que ofrecen los contactos con otras universidades y centros, así como la participación en proyectos y redes que involucren las nuevas tecnologías de información y comunicación”. 249 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 250 Sexta parte Conclusiones y el camino por recorrer LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 252 El patrimonio de las universidades europeas: el camino por recorrer Nuria Sanz y Sjur Bergan a campaña “Europa, un patrimonio común” concluyó con éxito y sus resultados seguirán vigentes algún tiempo. Al terminar el proyecto sobre el patrimonio de las universidades europeas persiste nuestra preocupación por este tema: hay material suficiente para un probable seguimiento. De ahí que el propósito de las conclusiones de este volumen sea retomar las experiencias tanto de la campaña como del proyecto, delineado en este volumen, y ofrecer reflexiones adicionales para desarrollos futuros. Esperamos haber establecido que el legado de las universidades es una parte fundamental del patrimonio europeo, porque éstas son esencialmente europeas, en su origen y sus valores. La institución universitaria se originó en algunas partes del sur y del centro de Europa occidental, y se dispersó con rapidez en el resto de nuestro continente;1 hoy en día, más que cualquier otra todavía en existencia, es una institución europea por excelencia. Este aspecto se refuerza con el establecimiento de instituciones de educación superior en otros continentes, hace incluso varios siglos, como en la Nueva España en L 1 Cf. La lista de universidades establecidas en Europa antes de 1600 incluida en H. De Ridder-Symoens (editor), W. Rüegg (editor general): A History of the Universities of Europe, vol. II, Cambridge, 1996, Cambridge University Press, pp. 90 y siguientes. 253 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 1553, gracias a los inmigrantes europeos que las construyeron sobre la tradición de sus universidades de origen. Con ello, de ninguna manera queremos decir que la capacitación, la educación, la escritura y la tecnología fueran desconocidas en otros lugares, sino que la universidad fue el modelo medieval de origen europeo para la organización, el desarrollo y la diseminación del conocimiento, así como una manera de conceptuar la educación y la investigación como un componente esencial de la sociedad civil. Ha tenido tanto éxito que ha sido adoptada en casi cualquier otra parte del mundo. La universidad es uno de los mejores ejemplos de globalización que ofrece Europa, casi nos atreveríamos a decir que el mejor en cuanto a globalización benéfica se refiere. La tradición universitaria es europea, pero la perspectiva de las universidades se va ampliando con una visión que trasciende el enfoque exclusivo de los ámbitos nacional, regional o local, aunque muchas de ellas puedan ejercer funciones importantes en las comunidades a las que pertenecen. También suelen desempeñar una función internacional haciendo de la enseñanza y la investigación, lugares de libertad de expresión. Como ejemplos de ese periodo formativo están Bolonia y Montpellier en los siglos XI al XIII, y Tartu, Cluj o la Universidad Agrícola de Wageningen en los siglos XIX y XX. En caso de que el contenido de una materia se ciña a lo nacional o regional, como sucede con la literatura armenia, la historia y las cultura islandesas o la flora de los Pirineos, la metodología tiene validez internacional, para que los resultados sean de utilidad a los investigadores extranjeros y sus colegas. Sin lugar a dudas, las instituciones del tipo de las universidades europeas son grandes ejemplos de continuidad: su estructura da lugar a una valiosa evolución en los patrimonios culturales; y precisamente esta continuidad ha trazado el marco de trabajo necesario para modelar uno de los patrimonios más interesantes que han evolucionado en el seno de una institución cultural. Patrimonios que también requieren de habilidades prácticas de conservación, implícitas (de 254 CONCLUSIONES Y EL CAMINO POR RECORRER archivos, bibliotecas, colecciones) y explícitas (la transmisión del conocimiento). La importancia de las universidades reside en su amplia gama de bienes, materiales e inmateriales. Algunos edificios universitarios son patrimonio de Europa tanto por su valor arquitectónico como por las tradiciones y los valores que representan, por sí mismas o en el entorno urbano al que pertenecen. En este contexto, nos vienen a la mente el Aula Magna de Bolonia, el Colegio Maius de Cracovia, todo el complejo de la antigua universidad en el centro de Vilnius o la Alta –el quartier universitaire– de Coimbra; sin olvidar los casos de San Ivo alla Sapienza (Roma), Padua o Weimar. Clasificar el patrimonio en “material” e “inmaterial” puede ser de utilidad, pero en ocasiones la distinción entre ambos no es tan obvia. Los museos, las colecciones, las bibliotecas, los archivos y los jardines botánicos universitarios pueden estar albergados en construcciones históricas, contener objetos valiosos y, al mismo tiempo, estar íntimamente relacionados con el patrimonio inmaterial de las universidades a través de los logros de su enseñanza, del aprendizaje y de la investigación. Este legado va aumentando generación tras generación. A pesar de que algunos de sus elementos puedan caer en desuso debido a los logros en el aprendizaje y en la enseñanza, otros siguen siendo relevantes aun con el paso de los siglos, pues se mantienen independientes de los avances en la ciencia. Para empezar, las universidades tienen museos, colecciones y jardines botánicos porque eran importantes en la docencia y la investigación –por ejemplo, de las ciencias naturales–, mucho antes del advenimiento de los instrumentos avanzados y de las computadoras que concentran una gran cantidad de datos.2 Los libros y los documentos pueden tener un valor considerable como patrimonio material, pero curiosamente, su principal valía en el contexto académico reside en su contribución al legado inmaterial de las universidades. 2 En este punto, véase P.J. Boylan en el presente volumen. 255 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS La dificultad de definir exactamente qué es dicho patrimonio inmaterial, no nos impide distinguir en él los siguientes elementos: • Los vestigios y los logros de la enseñanza, el aprendizaje y la investigación dentro de las instituciones y los organismos de educación superior; • La historia de las instituciones y los organismos de educación superior, incluyendo sus documentos escritos contenidos en archivos, bibliotecas y colecciones; • Las tradiciones y los métodos de enseñanza y de aprendizaje, así como las relaciones estudiante-maestro; • El concepto y la metodología de la transmisión y el desarrollo del conocimiento; • La identidad de los eruditos, los maestros y los estudiantes como una “comunidad imaginada”; y las tradiciones, costumbres, normas y reglamentos de la colectividad académica; • Los valores y la ética de las instituciones, de los organismos de educación superior y de la comunidad académica, incluyendo la apertura, la tolerancia, el respeto, la aceptación, así como la actitud crítica, y • La libertad de la enseñanza y la investigación académicas, así como las de pensamiento, creencia y expresión. El mismo sistema de rangos académicos es un elemento crucial de este patrimonio, aunque esté siendo reformado por el Proceso de Bolonia3 y no cambie su función como legado viviente, puesto que las reformas también son una parte del patrimonio universitario. El aforismo de Edmund Burke (“Conservar la esencia y los valores alterando la forma”) también se aplica a las universidades. Otros ejemplos del patrimonio inmaterial incluyen el descubrimiento de la molécula de ADN, la teoría de la gramática transformacional-generativa, la tradición del intercambio estudiantil, la disertación doctoral seguida de 3 Reproducido en los apéndices del presente volumen. 256 CONCLUSIONES Y EL CAMINO POR RECORRER la defensa pública, así como la autonomía y la gobernabilidad de la educación superior, los festivales universitarios, las ceremonias solemnes y las manifestaciones de la vida estudiantil como las tunas de España y Portugal. La comunidad académica formada por maestros y estudiantes es, quizás, la parte del patrimonio que más peligro corre. Esta “comunidad imaginada”4 trasciende las disciplinas académicas, las fronteras nacionales y los siglos. A pesar de que se necesitaría de mayor investigación para verificar las conjeturas, nuestra impresión –a partir de los textos y los cuestionarios del proyecto– es que las presiones múltiples, las lealtades cotidianas, el utilitarismo y el uso de la jerga de negocios para concebir como “clientes” a los alumnos y sus profesores, sólo reducen su identificación con el mundo académico. Esto no quiere decir que los estudiantes y el personal docente deban ser exclusivamente académicos, o que las instituciones de educación superior se aíslen de la sociedad. Las identidades múltiples son la regla, más que la excepción,5 y la torre de marfil no es un modelo universitario viable. No obstante, una parte esencial del patrimonio universitario se perdería si la comunidad académica no pudiera autorreconocerse ni asumir la responsabilidad de su patrimonio. Entonces, sus tradiciones y festivales sólo serían vistos como espectáculo público, y no como 4 5 El término “comunidad imaginada” normalmente se utiliza en las discusiones del nacionalismo y fue acuñado por el científico político Benedict Anderson en sus Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism (Londres 1983: Verso), pero el vocablo también es apropiado para otros tipos de comunidades. La mayoría de las personas se identifica con alguna entidad fuera de sus entornos inmediatos. Por lo mismo, la gente pueden sentir que pertenece a su comunidad local, su región, su continente y ser, al mismo tiempo, ciudadanos del mundo. Un ejemplo conmovedor es el lema de Dominique Baudis para su campaña de 1995 al Parlamento Europeo: toulousain-français-européen. La identificación con un estrato de las entidades territoriales tampoco impide una identificación simultánea con, digamos, un lugar de trabajo, una iglesia, una organización (por ejemplo, la Cruz Roja o Amnistía Internacional), una escuela (cf. La “institución” inglesa del “vínculo escolar” o las asociaciones de alumnos de Estados Unidos) o muchos entornos más. 257 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS una parte orgánica de la vida universitaria, que vincula pasado, presente y futuro a través del legado de los estudiantes. No hay contradicción entre ser ciudadano de Europa e identificarse con la comunidad académica. Por el contrario, sería natural que los miembros de la comunidad académica no se identificaran con la sólida dimensión europea del patrimonio universitario, aun si las condiciones sociales fueran distintas. ¿Valdría la pena tomar como ejemplo las asociaciones estadounidenses de ex alumnos y adaptarlas al contexto europeo? Estas consideraciones nos conducen a un argumento ulterior: el patrimonio sólo se conserva si las nuevas generaciones se identifican con él y lo mantienen vivo. La pregunta principal que surge de este proyecto es la siguiente: ¿Cómo se puede conservar y dar relevancia al patrimonio universitario tanto en el ámbito de la educación como en la sociedad toda? Hemos tratado de mostrar que la respuesta parece sencilla pero abarca una gran cantidad de actores y actividades. En virtud del trabajo realizado y de nuestras conversaciones con los rectores y con otros representantes universitarios, es evidente que para cumplir el propósito de delinear una política verdadera para el patrimonio universitario, se requiere definir cuál es el patrimonio de cada institución. Si bien algunos de sus elementos son evidentes, como en el caso de un aula magna o de una biblioteca histórica, no está definido su contenido ni quién se encargará de su administración general. En otras palabras, creemos que se necesita inventar o reformular una política de conservación integrada para el patrimonio de las universidades. En la vida de la universidad, el proceso de planeación es indispensable, ya sea “a mediano plazo”, “a largo plazo”, “estratégico”, “global” o como se le quiera llamar. Nosotros le llamaremos “plan de desarrollo”, ya que esa es su esencia: deberá contener los puntos de mayor prioridad para el crecimiento de la institución y un enunciado que resuma tanto su visión como su misión, las áreas académicas susceptibles de expandirse o limitarse, los objetivos por cumplir en materia de calidad de la enseñanza y de investigación; sus relaciones 258 CONCLUSIONES Y EL CAMINO POR RECORRER con la comunidad local, su estrategia de comunicación y, en algunos casos, su bienestar material. Aquí debe ponerse atención al patrimonio universitario, pues solamente incorporándolo al progreso total de la universidad será posible su pervivencia. Si, por el contrario, lo reservamos para ocasiones solemnes, como recurso de la memoria y supeditado al presupuesto, morirá y dejará de ser un legado. No se trata de que el patrimonio detenga todo el desarrollo, sino que el progreso de la institución de educación superior vea en su legado y sus tradiciones una realidad cotidiana. Un primer paso importante podría ser la inclusión del legado en la toma de decisiones y el desarrollo de la universidad. Desde luego, en este sentido, la responsabilidad de “rutina” más importante obedece a la asignación del presupuesto anual. Nuestro material indica que rara vez el patrimonio se considera en este proceso de definición presupuestal y muchas universidades desconocen cuánto gastan en realidad en el mismo.6 De ahí que el siguiente paso será definir los sistemas financieros, de manera que podamos saber la verdad sobre cuánto gasta en su legado cada institución. Una vez obtenido este dato se puede aplicar en el proceso presupuestal, lo que no implica que el patrimonio pueda automáticamente reclamar prioridades en el mismo, aunque es uno de los muchos factores que debieran tomarse en cuenta. Ninguna otra política abarca en su proceso tantos intereses, preocupaciones ni prioridades como el presupuesto de las instituciones de educación superior. Este es un ejemplo arquetípico de la burocracia de las políticas generales de bienes, saldos y compromisos, y es inquietante ver que el patrimonio no tiene peso en la balanza. Los recursos para la conservación del legado universitario pueden provenir del patrimonio mismo o de otras fuentes, como las fundaciones, las visitas turísticas, las cuotas por derechos de autor o los porcentajes de las operaciones comerciales. La 6 Véase nuestro artículo acerca del legado cultural de las universidades europeas en este volumen. 259 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Universidad de Zagreb, por ejemplo, recibe una comisión por las actividades comerciales de los ex alumnos que utilicen una tarjeta de crédito especial. No existe razón para excluir al patrimonio de la tendencia de diversificar el financiamiento como parte de las actividades de la educación superior, y tampoco es válido que las aportaciones externas sirvan como excusa para reducir las asignaciones que el patrimonio normalmente debiera recibir del presupuesto institucional. Las decisiones también implican a directivos que combinan la responsabilidad de la administración global y el desarrollo de la institución. Ejemplos obvios y casi universales de ello son los decanos, que tienen a su cargo ciertas facultades específicas. Otros puestos institucionales responden a la estructura de la universidad: vicerrectores responsables del desarrollo institucional o de las relaciones internacionales, directores de finanzas y jefes de los servicios técnicos. La información disponible no nos permite dilucidar en quién recae la responsabilidad del patrimonio universitario. Dada la falta de consideración específica del patrimonio en los sistemas de información financieros, en las decisiones presupuestales y en los planes de desarrollo, sorprendería encontrar que la responsabilidad sobre el patrimonio estuviera claramente definida. Desde luego, existen jefes de biblioteca y directores de museos, pero su función es puntual más que general. El futuro del patrimonio universitario estaría asegurado si se eligiera, dentro de la misma universidad, a un funcionario o a un gerente que se ocuparan del cargo. Hemos encontrado algunos ejemplos de este tipo de coordinación en la Universidad de Salamanca y en la Universidad Nacional Autónoma de México. ¿Valdría la pena que la Reunión del Patrimonio Universitario estuviera presidida por un vicerrector, así como por los representantes de los museos, las colecciones, las bibliotecas y los archivos? Las instituciones de educación superior necesitan establecer una visión general de su patrimonio tanto como redoblar sus esfuerzos por aumentar la conciencia de su valor, pues sólo así los estudiantes, el personal docente, los vecinos y los forasteros podrán conocer e iden- 260 CONCLUSIONES Y EL CAMINO POR RECORRER tificarse con tal patrimonio. En este contexto, es importante que dicha concientización incluya el interés específico de la academia por posicionar ventajosamente su patrimonio. Si es una verdad universal que el hombre no está solo, también lo es que la universidad no está aislada como institución esencialmente europea. Cualquier intento por mostrar el patrimonio propio de alguna universidad sin contextualizarla en la tradición de Europa, estaría incompleto. A lo largo del proyecto, todos los participantes han encontrado puntos de comparación con otras universidades. La población-meta de dicha conciencia prácticamente serían los propios estudiantes y el personal de la institución, los miembros de la comunidad local, los visitantes y académicos extranjeros, entre otros; y las estrategias para crear conciencia institucional deberían estar a cargo de un equipo de especialistas en patrimonio y en comunicación, en historia y en toma de decisiones institucionales que considerasen las necesidades, los intereses y el punto de arranque de cada poblaciónmeta. Muchos planes de estudio permiten que los estudiantes cursen materias optativas dentro de sus créditos y las reformas del Proceso de Bolonia abogan porque esa oportunidad pueda extenderse a todos los alumnos. ¿Por qué no enfocar una o más de esas materias optativas hacia el patrimonio para que cuenten como créditos, aun para alumnos que no se especialicen en dicho tema? Una cosa es segura: no puede usarse esa conciencia como propaganda en jubileos, cuando el pasado se glorifica y cualquier intento de análisis crítico debe dejarse en la entrada del Aula Magna, donde suelen celebrarse las ceremonias. Los colegiales son una población-meta especial por tratarse de un enlace valioso, en una edad en que se forman las actitudes, con los miembros locales, presentes y futuros, de la comunidad académica. Nuestra encuesta informa que sólo Coimbra tenía actividades específicas para niños en edad escolar. Sería por demás valioso para el futuro de la universidad que se invirtiera en visitas guiadas (diseñadas según la edad) y en un programa sobre el patrimonio universitario que transmitiera la importancia de conocerlo y valorarlo, pues los 261 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS niños son la siguiente generación de estudiantes y ciudadanos que decidirá sobre las prioridades de la sociedad. Hay diversas vías para llegar a los adultos, desde folletos y publicaciones hasta programas de televisión y días abiertos para todo público. Todos estos medios están vigentes y la aptitud del personal docente está más que reconocida, incluso si la gente tiende a calificar de irrelevantes algunas especialidades.7 ¿Acaso no valdría la pena utilizar estos métodos para enfocarnos no sólo en la universidad sino también en sus fundamentos, su patrimonio? ¿Por qué no instituir un Día del Patrimonio Universitario o clases sobre patrimonio? ¿Existe un productor de televisión que tenga la competencia y el valor de producir una serie televisiva sobre el legado universitario, como hicieron David Attenborough con el patrimonio natural del mundo y Basil Davidson con la historia de África? Un Museo del Estudiante, como el de Bolonia,8 es otra manera de promover y dar vida al legado universitario. Las publicaciones, como en el caso de la Universidad de Cracovia, o los regalos institucionales, como en la de Vilnius, también contribuyen a darlo a conocer. Otro hecho que ilustra la gran necesidad de fortalecer la conciencia y la información fue un pequeño experimento emprendido: se usaron dos grandes motores de búsqueda para encontrar en internet información sobre el “patrimonio universitario europeo”. Tuvieron como respuesta dos ligas, ambas son sitios del Consejo de Europa en la web: la de la campaña Europa, un Patrimonio Común y la del sector de la educación superior. Al ampliar la búsqueda a “patrimonio universitario” el número de vínculos aumentó considerablemente, pero entre los primeros 75 resultados, sólo cinco eran relevantes y algunos venían de Norteamérica. Dicho sea de paso, la pesquisa tam- 7 8 Esas disciplinas no están exentas de suscitar interés y reconocimiento. Un ejemplo de ello fue la serie televisiva Fråga Lund (“Pregúntele a la [Universidad] Lund”), donde los especialistas de una de las dos universidades más antiguas de Suecia contestaban preguntas de interés general, cubriendo toda la gama de campos académicos, de tal modo que ponían su capacidad al servicio del público. Véase el artículo de Gian Paolo Brizzi en este volumen. 262 CONCLUSIONES Y EL CAMINO POR RECORRER bién mostró que el término “patrimonio” suele usarse sin rigor en acepciones que nada tienen que ver con la definición técnica del término, o menos conservadoras. Estas consideraciones nos llevan al área editorial, a las llamadas “publicaciones de jubileo”, bien conocidas por Hilde de Ridder-Symoens9 que son a menudo la antítesis de la erudición moderna aunque tampoco sean ejemplos acabados de la vulgarización. A través de CRE/ EUA, las universidades europeas se han dado a la tarea de describir su propia historia en un trabajo bien documentado que consta de varios volúmenes.10 Sería interesante que el mismo esfuerzo se hiciera con respecto al patrimonio, tanto en un ejercicio de descripción de cada una de las universidades como en la creación de una visión popular. En realidad, no hay contradicción entre uno y otra. Sólo es posible popularizar el conocimiento si lo respalda una investigación formal que pueda hacer trascender los resultados más allá de los lectores habituados a las obras especializadas. Por lo tanto, en las universidades debe promoverse la enseñanza y la investigación sobre el patrimonio, con un enfoque multidisciplinario. La libertad académica de los investigadores es, ciertamente, un componente clave del patrimonio universitario. No obstante, el acercamiento a temas relativos al patrimonio puede estimularse y alentarse creando conciencia y estableciendo programas de investigación con fondos a los que los investigadores interesados accedan mediante solicitud o por concurso. Los programas de investigación pueden ser respaldados por instituciones de educación superior, consejos de investigación, academias, ministerios, fundaciones u otros organismos, y a través de planes internacionales como los de la Unión Europea. Sería valioso contar con un programa de investigación sobre el patrimonio universitario que alentara la participación de equipos multidiscipli- 9 10 Véase su artículo en este volumen. Walter Rüeg (editor general), Hilde de Ridder-Symoens (editora), impreso en cuatro volúmenes; la edición inglesa fue publicada por Cambridge University Press. 263 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS narios con enfoques comparativos; incluso sería un complemento natural del Proceso de Bolonia. Los programas de investigación deben ser equiparados con la enseñanza para el patrimonio, no sólo en las disciplinas que le conciernen. Aquí existen dos consideraciones: una se refiere a la forma en que las universidades capacitan a sus especialistas para que trabajen en su propio legado, y la otra se refiere a la función de las instituciones de educación superior como capacitadoras de especialistas en patrimonio que más tarde deberán trabajar en otras partes del legado común europeo. Muchas de las más importantes disciplinas académicas están respaldadas por las universidades europeas, pero lo cierto es que está vacante la alta capacitación del patrimonio desde un enfoque multidisciplinario. Aquí el reto de la educación superior es adaptar sus estrategias y planes de estudio para que los profesionistas de hoy sepan hacer, en un futuro, accesible y relevante su legado. Otro punto pendiente es el reconocimiento del nivel profesional de los responsables del patrimonio, dentro y fuera de las universidades. Las trayectorias académicas, por lo general, se basan en los méritos de investigación y, hasta cierto punto, en la aptitud para enseñar. Por lo tanto, los profesores con ambiciones profesionales deben centrarse en publicar y dirigir proyectos de investigación, mientras que las labores de establecimiento, cuidado y mejora de los museos, las colecciones, los archivos y las bibliotecas tienen menor valía curricular, aun en las disciplinas relacionadas con el patrimonio. Los especialistas pueden usar los museos para investigar o contribuir en las colecciones –como los arqueólogos con las excavaciones–, pero esto no los hace expertos en museografía (tanto en lo relativo a la administración como en la concepción de exhibiciones para el público). Las universidades y las autoridades públicas competentes harían bien en reconsiderar los criterios para el ascenso en la trayectoria académica, tomando en cuenta todas las habilidades requeridas para la profesión. Las universidades constituyen verdaderos laboratorios del patrimonio, y exigen un trabajo conjunto entre enseñanza y gerencia. 264 CONCLUSIONES Y EL CAMINO POR RECORRER Todos estos argumentos nos conducen de nuevo a la dimensión europea del patrimonio de las universidades. A pesar de que el legado de cada institución de educación superior tiene un interés intrínseco, su valor aumenta considerablemente al situarlo en el contexto de la tradición universitaria de Europa. La enseñanza, el aprendizaje, la investigación y la toma de conciencia enfocados hacia el patrimonio universitario deben tener una perspectiva europea y utilizar todas las oportunidades disponibles, tales como la investigación internacional o los programas de intercambio estudiantil y de personal. Dichos programas son bastante numerosos para detallarlos, pero incluyen, además de los correspondientes a la Unión Europea, algunos de pequeña y gran escala como los del Consejo Nórdico de Ministros para los países escandinavos, bálticos y del noroeste de Rusia; el Programa de Intercambio de Europa Central para los Estudios Universitarios (CEEPUS, por sus siglas en inglés) dirigido a varios países de esa región; la Comunidad de las Universidades Mediterráneas (CUM) para dicha zona, y EUCOR para el Alto Rhin.11 Todos los programas pueden incluir tópicos relacionados con el patrimonio universitario, en aras de aprovechar al máximo sus posibilidades. Sin embargo, los académicos y las instituciones de educación superior no deben trabajar de manera aislada. La construcción de redes europeas e internacionales es fundamental en las disciplinas y en los rubros académicos que a veces parecen pequeños dentro de cada institución pero que están insertos en la amplia comunidad europea, en una comunidad internacional y en disciplinas cuya dimensión es claramente europea e internacional. EUCOR, CUM y la Universidad Agrícola Nórdica12 son sólo tres ejemplos del éxito de la cooperación interinstitucional en disciplinas específicas. En EUCOR, los estudiantes 11 12 Para más información acerca de la cooperación regional en la educación superior, véase el informe de la conferencia organizada conjuntamente por el Consejo de Europa y el Consejo Nórdico de ministerios en Reykjavik en septiembre de 1997, emitido como Cooperación Regional en la Educación Superior, TemaNord 1998:533. Ibid. 265 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS pueden cursar las materias en cualquier institución participante y recibir su titulo en la propia, y la Universidad Agrícola Nórdica no es un plantel educativo en lo absoluto, sino el nombre de una cooperación estrecha entre las universidades agrícolas de los cinco países nórdicos, donde se concentra un buen número de especialidades que se imparten para todos los estudiantes sin importar su institución de origen. El término Escuelas CUM designa a un sistema intensivo de cursos avanzados, de duración limitada, que se llevan a cabo en alguna de las universidades de CUM en cooperación con, al menos, otras dos instituciones de países diferentes. A la fecha, se han abarcado diversas materias, como derecho en los países mediterráneos (en Líbano), conservación de los monumentos (Italia), arquitectura mediterránea (Israel), introducción a las tecnologías de desalinización (Libia) y ecotoxicología mediterránea (Malta).13 Estos tres ejemplos muestran modelos viables de cooperación entre las universidades europeas interesadas en promover o capacitar especialistas que se ocupen de su patrimonio. La colaboración interinstitucional proporciona oportunidades para el uso conjunto de recursos escasos, ampliando la perspectiva del personal y de los estudiantes al ofrecer acceso a gran variedad de ejemplos y de casos, a la vez que una perspectiva comparativa. Si bien los tres ejemplos mencionados tienen que ver con una alianza regional, sea la pequeña zona del valle del Alto Rin, los cinco países nórdicos o la cuenca mediterránea, podrían establecerse redes similares de alcance europeo. Hemos resumido la vasta agenda de las tareas pendientes para las instituciones de educación superior, los profesionistas del patrimonio, las autoridades públicas, las comunidades locales, las organizaciones internacionales (gubernamentales y no gubernamentales), las fundaciones, las asociaciones de voluntarios14 y, por supuesto, otros orga13 14 http://www.iqsnet.it/universita/html/cum_ing.html Véase la declaración acerca de la función de las organizaciones voluntarias en el campo del legado cultural adoptada en la V Conferencia de Ministros Responsables del Patrimonio Cultural, Portoroz, 6-7 de abril de 2001. v 266 CONCLUSIONES Y EL CAMINO POR RECORRER nismos más. Es una agenda tan vasta como el patrimonio universitario mismo, y si bien no se cubrirá en el futuro inmediato, es urgente que la abordemos. Podría decirse que Roma no se construyó en un día, pero tampoco debe olvidarse que se construyó porque alguien comenzó a edificarla y los demás le siguieron. El patrimonio de las universidades europeas, de acuerdo con la función de difusión y extensión académica, que es un objetivo esencial de esta institución, ha probado su importancia y su valor al sobrevivir por siglos, adaptándose a nuevas circunstancias y, sobre todo, al volverse un punto de referencia obligado para las otras áreas de la sociedad. Las mayores amenazas a la supervivencia del patrimonio universitario son, tal vez, que se le dé por sentado, considerando que las universidades por siglos han sido un elemento fijo en la escena europea aunque se trate del más privilegiado de los escenarios para descubrir y reconocer la historia común de Europa. Además, las tradiciones y los valores universitarios están amenazados por la presión –cada vez mayor– de una sociedad que parece estar perdiendo su capacidad de pensar y de planear a largo plazo, sea en el caso de una elección venidera, en el del presupuesto anual o las actividades de la semana entrante. Las universidades son instituciones clave para la sociedad ya que ponen a su disposición el conocimiento actual, las habilidades y la competencia, madurados a lo largo de años de trabajo duro. De igual manera, contribuirán a resolver los problemas del mañana y al mismo tiempo nos ayudarán a evolucionar como seres humanos. El legado universitario no es una historia de gratificación inmediata, ni de éxito constante y sin errores. Su relevancia proviene de un orden diferente: es uno de los ejemplos más consistentes y significativos del logro de un triunfo sustentable en la historia de Europa. La universidad es una parte de nuestra herencia, y su futuro se está decidiendo ahora. Confiamos que este volumen, junto con el proyecto que lo respalda, contribuya, de alguna manera, a asegurar el porvenir del patrimonio de las universidades europeas, fortaleciendo el vínculo entre tal legado y las reformas cruciales del Proceso de Bolonia. 267 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Nuestra reflexión sobre el patrimonio universitario coincide con una época en la que al legado cultural ya no puede limitársele al tipificarlo como recurso tangible e intangible, sino que debe estar orientado a valorar los problemas de las políticas patrimoniales que también atañen a la filiación y los lazos afectivos (culturales, sociológicos, doctrinales, territoriales) que se generan en dicho patrimonio. A partir de tales lazos podrá definirse una relación concreta entre la memoria actual, con base en lo que se vive hoy, mi familia, mi comunidad, mi ciudad o población, o lo que entiendo por la nacionalidad y mi cultura cívica que acompañan el enfoque de lo que todos consideran su propio patrimonio. El legado podría considerarse como el “viaje interior” individual en la vida cotidiana. En este sentido, ¿quién tiene el derecho a decomisarlo? ¿Cómo pueden reconciliarse la responsabilidad política y técnica con la filiación subjetiva del patrimonio personal, de acuerdo con el derecho fundamental a definir la identidad propia? ¿Cómo puede la sociedad compartir las responsabilidades y convenir decisiones que definan, aumenten y protejan su patrimonio? ¿Qué mecanismos pueden asegurar que, en un conflicto hipotético, académicamente incoherente o no democrático, tanto las voces como la pluralidad de perspectivas sean escuchadas? ¿Qué caracteriza al legado como europeo y qué responsabilidades incluye? ¿Cómo puede incitarse a que todos los agentes socioculturales participen en los procesos de la consulta y en la toma de decisiones que afectan al patrimonio? ¿Quién define lo que es valioso?, ¿en qué valores se basa? No se pueden responder estas preguntas con tecnicismos, pues quedarían a medias. Cada interrogante combina un panorama individual, que a su vez es plural por naturaleza; de él se derivan diversas percepciones que, en el mejor de los casos, podremos respetar y asumir. Hoy en día, es evidente que el patrimonio no sólo es protagonista de las políticas sino que se beneficia de ellas. Queda en una institución como el Consejo de Europa la conciencia de considerar el posible legado de cada individuo, al momento de elaborar un instrumento de referencia. 268 CONCLUSIONES Y EL CAMINO POR RECORRER En este contexto, la interpretación de la dualidad patrimonio-universidad es clave, y de particular interés. Todos los significados transmitidos por el legado intelectual de los valores universitarios son claves para la interpretación, verificación y análisis que puedan evitar conflictos de toda índole (políticos o doctrinales, propios o externos, cercanos o lejanos) y, por consiguiente, poner en práctica las aportaciones de la universidad en el modelo de la sociedad educada con tales valores. La universidad se define como un lugar de concurrencia, una interfaz, un espacio donde –sin perder los activos esenciales de su propio patrimonio– se debe estar en posibilidad de establecer categorías y prácticas cotidianas e innovadoras de respeto, donde los significados y los sentimientos sean determinados por los valores universales. Este proyecto se ha realizado gracias a la cooperación cercana entre los dos comités, junto con el apoyo sustancial de la Comisión Europea, además de la participación de los representantes institucionales y los especialistas sobre patrimonio y legado provenientes de todas partes de Europa. Todos ellos han dado testimonio del interés creciente por el legado de las universidades como elemento crucial en el patrimonio común europeo. En ese sentido, la campaña del Consejo de Europa proporcionó una plataforma fundamental para una perspectiva integrada y para un comienzo sólido. A partir de 2001 el proyecto ha seguido creciendo y definiendo varias de sus áreas de interés. La cooperación y el entusiasmo de los participantes muestran que el proyecto goza de buena salud. 269 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 270 Lista de colaboradores Editores • Nuria Sanz es profesora universitaria especializada en la enseñanza sobre el patrimonio. Fue apoyada por el gobierno español para coordinar los proyectos nacionales y trasnacionales de la campaña Europa, un Patrimonio Común (1999-2000). • Sjur Bergan es el director de la División de Educación Superior y de Investigación del Consejo de Europa. Escribe a partir de su experiencia como redactor de políticas educativas. Los editores del presente volumen coordinaron el proyecto sobre el legado y el patrimonio de las universidades europeas. Colaboradores • Béatrice Bakhouche es profesora de lenguas y literatura clásicas (latín) en la Universidad de Montpellier III Paul Valéry. Dirige el programa multidisciplinario Mémoire et Patrimoine, con colaboradores provenientes de las tres universidades en Montpellier. • Paolo Blasi fue rector de la Universidad de Florencia en el periodo 1991-2000 y es profesor de tiempo completo del Laboratorio de Física de dicha institución. Es miembro de la Junta Administrati- 271 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS va de la Asociación Internacional de Universidades (IAU, por sus siglas en inglés) y consejero superior del Banco de Italia. Integró la Junta de Directores del Consejo Nacional para la Investigación Científica (CNR), en el periodo 1998-2001 y fue vicepresidente de la CRE (Asociación de las Universidades Europeas), en el periodo 1991-2000. Su actividad científica se refleja en más de 80 publicaciones sobre las propiedades del núcleo atómico y las reacciones entre los núcleos. • Patrick J. Boylan es geólogo e historiador de la ciencia con especialización académica. Antes de incorporarse como profesor y director del Departamento de Políticas y Administración de las Artes, Ciudad Universitaria, Londres, en 1990, tuvo a su cargo, durante 22 años, el funcionamiento artístico, museográfico, patrimonial y de los archivos para las autoridades locales de toda Inglaterra. Desde su jubilación oficial, a finales de 1999, siguió trabajando medio tiempo en dicho departamento, con el título de profesor de políticas y la administración del patrimonio. Ha fungido como presidente centenario de la Asociación de Museos (Reino Unido), vicepresidente del Consejo Internacional de Museos (ICOM) y consultor sobre políticas, administración y capacitación profesional, cultural y patrimonial para la UNESCO, el Consejo de Europa, el Banco Mundial, además de una docena de autoridades gubernamentales alrededor del mundo. • Gian Paolo Brizzi es profesor de tiempo completo en las universidades de Sassari y de Bolonia, en donde enseña historia moderna en la Facultad de Estudios Culturales y Patrimoniales. Encabeza el curso de posgrado de los estudios de biblioteconomía y es el secretario general del Centro Interuniversitario para la Historia de las Universidades Italianas, además de representar a Italia en el Comité Internacional para la Historia de las Universidades. Sus investigaciones sobre la historia de la enseñanza y de la educación superior se han centrado en la formación e instrucción de la clase 272 LISTA DE COLABORADORES • • • • • • • gobernante (La formazione della classe dirigente in Italia nel SeiSettecento, 1976; La “Ratio studiorum”. Modelli culturali e pratiche educative dei Gesuiti in Italia tra Cinque e Seicento, 1981; I collegi per borsisti e lo Studio bolognese, 1984; Il catechismo e la grammatica, 1985-1986). Junto con Jacques Verger, es coeditor de una obra de seis volúmenes acerca de la historia de las universidades europeas desde sus orígenes hasta la era napoleónica (Le università dell’Europa, Milano, 1990-1995). También dirige la publicación Annali di storia delle università italiane. Antonio López Díaz es vicerrector de la coordinación del campus de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela. José Luis Peset, del CSIC-Consejo Superior de Investigación Científica. Alain Renaut, profesor de filosofía, Universidad de París IV. Hilde de Ridder-Symoens es profesora de historia medieval en la Universidad Libre de Ámsterdam y en la Universidad de Ghent. Fue editora de los volúmenes 1 y 2 de A History of the University of Europe, publicados por la Asociación de las Universidades Europeas (Cambridge UP, 1992, 1996). Desde 1995 ha presidido la Comisión Internacional para la Historia de las Universidades. Walter Rüegg es profesor emérito de sociología en las universidades de Berna y de Frankfurt. Fue rector de la Universidad de Frankfurt en 1965-70 y es el editor general de A History of the University of Europe, publicada por la Asociación de las Universidades Europeas. Maria da Fátima Silva es vicerrectora de Cultura de la Universidad de Coimbra y profesora titular en la Facultad de Letras, especialista en literatura griega antigua. Tiene publicaciones sobre teatro (tragedia y comedia) e historiografía (Herodoto). Coordina un grupo que trabaja sobre el panorama de las representaciones teatrales griegas y latinas en Portugal. Claudia A. Zonta, estudiante de doctorado en historia, Stuttgart. 273 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 274 Anexos LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 276 Anexo I La Magna Charta Universitatum Preámbulo os rectores de las universidades europeas abajo firmantes, reunidos en Bolonia con ocasión del IX Centenario de la más antigua de entre ellas, cuatro años antes de la supresión definitiva de las fronteras intracomunitarias y ante la perspectiva de una colaboración más amplia entre todos los pueblos europeos, estimando que los pueblos y los Estados deben tomar más conciencia que nunca del papel que las universidades están llamadas a jugar en una sociedad que se transforma y se internacionaliza, consideran: 1. Que el porvenir de la humanidad, en este fin de milenio, depende en gran medida del desarrollo cultural, científico y técnico que se forja en los centros de cultura, conocimiento e investigación en que se han transformado las auténticas universidades; 2. Que la tarea de difusión de los conocimientos que la universidad debe asumir hacia las nuevas generaciones implica, hoy en día, que se dirija también al conjunto de la sociedad, cuyo porvenir cultural, social y económico requiere, especialmente, un considerable esfuerzo de formación permanente; 3. Que la universidad debe asegurar a las generaciones futuras una educación y una formación que les permitan contribuir al respeto de los grandes equilibrios del entorno natural y de la vida. L 277 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Los rectores de las universidades europeas abajo firmantes proclaman ante los Estados y la conciencia de los pueblos los principios fundamentales que deben sustentar en el presente y en el futuro la vocación de la universidad. Principios fundamentales 1. La Universidad, en el seno de sociedades organizadas de forma diversa debido a las diferentes condiciones geográficas e históricas, es una institución autónoma que, de manera crítica, produce y transmite la cultura por medio de la investigación y la enseñanza. Para abrirse a las necesidades del mundo contemporáneo, debe lograr, en su esfuerzo de investigación y enseñanza, una independencia moral y científica de todo poder político y económico. 2. En las universidades, la actividad docente es indisociable de la actividad investigadora, a fin de que la enseñanza siga tanto la evolución de las necesidades como las exigencias de la sociedad y de los conocimientos científicos. 3. La libertad de investigación, de enseñanza y de formación son el principio fundamental de la vida de las universidades; los poderes públicos y las universidades, cada uno en su esfera de competencias, deben garantizar y promover el respeto a esta exigencia fundamental. El rechazo de la intolerancia y el diálogo permanente hacen de la universidad un lugar de encuentro privilegiado entre profesores, que tienen la capacidad de transmitir el saber y los medios de desarrollarlo mediante la investigación y la innovación, y estudiantes que tienen el derecho, la voluntad y la capacidad de enriquecerse con ello. 4. Depositaria de la tradición del humanismo europeo, pero con la constante preocupación de atender al saber universal, la universidad, para asumir su misión, trasciende las fronteras geográficas 278 ANEXOS o políticas y afirma la necesidad imperiosa del conocimiento recíproco y de la interacción de las culturas. Medios En el marco de tales principios, la realización de estos objetivos exige medios eficaces y adaptados a la situación contemporánea. 1. Para preservar la libertad de investigación y enseñanza, los instrumentos propicios para su realización deben facilitarse al conjunto de los miembros de la comunidad universitaria. 2. La selección del profesorado, así como la reglamentación de su Estatuto, deben estar regidos por el principio de indisociabilidad entre la actividad de investigación y la actividad docente. 3. Cada universidad debe garantizar a sus estudiantes, respetando la especificidad de su situación, la salvaguarda de las libertades y condiciones necesarias para atender sus objetivos en materia de cultura y de formación. 4. Las universidades –en particular las europeas– ven, tanto en el intercambio recíproco de información y documentación como en la multiplicación de iniciativas científicas comunes, los instrumentos fundamentales para un progreso continuo de los conocimientos. Es por lo que las universidades, encontrando en ello sus fuentes, alientan la movilidad de profesores y estudiantes y consideran que una política general de equivalencia en materia de estatus, títulos, exámenes (aun manteniendo los diplomas nacionales) y de concesión de becas, constituye el instrumento esencial para garantizar el ejercicio de su misión actual. Los rectores abajo firmantes, en nombre de sus respectivas universidades, se comprometen a hacer todo lo posible para que los Estados y los organismos supranacionales implicados se inspiren progresivamente en las disposiciones de esta Carta Magna, expresión unánime de la voluntad autónoma de las universidades. 279 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 280 Anexo II La Declaración de La Sorbona Declaración conjunta para la armonización del diseño del Sistema de Educación Superior Europeo La Sorbona, París, 25 de mayo de 1998 l proceso europeo recientemente ha avanzado con paso firme. A pesar de la relevancia que ello tiene, no deberíamos olvidar que al hablar de Europa no sólo deberíamos referirnos al euro, los bancos y la economía, sino que también debemos pensar en la Europa del conocimiento. Es deber nuestro consolidar y desarrollar las dimensiones intelectuales, culturales, sociales y técnicas de nuestro continente. Éstas han sido modeladas, en gran medida, por las universidades, que continúan desempeñando un papel imprescindible en su desarrollo. Las universidades se originaron en Europa hace unos tres cuartos de milenio. Nuestros cuatro países poseen algunas de las más antiguas, las cuales celebran actualmente importantes aniversarios, como es hoy el caso de la Universidad de París. En aquellos tiempos, los estudiantes y los académicos solían circular libremente y difundían con rapidez sus conocimientos por todo el continente. En la actualidad, gran número de nuestros estudiantes todavía se gradúan sin haber tenido la oportunidad de cursar un periodo de estudios fuera de las fronteras nacionales. E 281 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Se aproxima una época de cambios para las condiciones educativas y laborales, una diversificación del curso de las carreras profesionales, en el que la educación y la formación continua devienen una obligación evidente. Debemos a nuestros estudiantes y a la sociedad en su conjunto un sistema de educación superior que les ofrezca las mejores oportunidades para buscar y encontrar su propio ámbito de excelencia. Un espacio europeo abierto a la educación superior trae consigo un cúmulo de perspectivas positivas, respetando por supuesto nuestra diversidad; pero requiere asimismo de un esfuerzo continuo que permita acabar con las fronteras y desarrollar un marco para la enseñanza y el aprendizaje, que favorezca la movilidad y una cooperación cada vez más estrecha. El reconocimiento internacional y el atractivo potencial de nuestros sistemas residen en las facilidades de comprensión que éstos ofrecen en lo concerniente tanto a sus aspectos internos como externos. Parece que está surgiendo un sistema compuesto de dos ciclos, universitario y de posgrado, que deberá servir como base de comparación y equivalencia internacional. Gran parte de la originalidad y flexibilidad de este sistema se conseguirá mediante el sistema de créditos, como en el sistema ECTS (Sistema Europeo de Transferencia de Créditos) y semestres. Esto permitirá la convalidación de los créditos obtenidos para aquellos que elijan una educación inicial o continua en alguna de las universidades europeas y, asimismo, tengan intención de titularse en algún momento. De hecho, los estudiantes en cualquier momento de su vida profesional deberían estar en posición de acceder al mundo académico sin importar su formación. Se debería facilitar a los universitarios el acceso a gran variedad de programas, a oportunidades para llevar a cabo estudios multidisciplinarios, al perfeccionamiento de idiomas y a la habilidad para utilizar las nuevas tecnologías informativas. En el ciclo de posgrado cabría la elección entre una titulación de maestría de corta duración y una titu- 282 ANEXOS lación de doctorado más extensa, con la posibilidad de cambiar entre uno y otro. En ambas titulaciones de posgrado se pondría el énfasis apropiado tanto en la investigación como en el trabajo autónomo. Tanto en el nivel universitario como en el de posgrado, se animaría a los estudiantes a cursar cuando menos un semestre en universidades fuera de sus países. Al mismo tiempo, habría más personal docente y de investigación realizando sus actividades profesionales en países europeos distintos a los de origen. El apoyo creciente a la Unión Europea, en lo que concierne a la movilidad de estudiantes y profesores, debería aprovecharse al máximo. Muchos países, no sólo europeos, han tomado plena conciencia de la necesidad de fomentar tal evolución. Las conferencias de rectores europeos, presidentes universitarios, y grupos de expertos y académicos de nuestros respectivos países se han embarcado en la tarea de análisis de estos objetivos. El año pasado, en Lisboa, se acordó una convención que reconoce los títulos y méritos de la educación superior en Europa dentro del campo académico. La convención estableció una serie de requisitos básicos y reconoció el derecho de los países a desarrollar un esquema aún más constructivo. Apoyándonos en estas conclusiones, podemos seguir elaborando y progresar. Actualmente existen muchos puntos en común para el reconocimiento mutuo de los títulos conferidos por la educación superior para fines profesionales a través de las respectivas directivas de la Unión Europea. Nuestros gobiernos, no obstante, aún mantienen un papel relevante en la consecución de estos fines, alentado los medios por los que se pueda validar el conocimiento adquirido y por los que se puedan reconocer las titulaciones respectivas con mayor facilidad. Esperamos que todo esto promueva un mayor número de acuerdos entre las universidades. La armonización progresiva del marco general de nuestras titulaciones y los ciclos puede lograrse fortaleciendo la experiencia existente, los diplomados conjuntos, las iniciativas piloto y el diálogo con todos los participantes. 283 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Por la presente, ofrecemos nuestro compromiso para la promoción de un marco común de referencia, dedicado a mejorar el reconocimiento externo y facilitar tanto la movilidad estudiantil como las oportunidades de empleo. El aniversario de la Universidad de París, hoy aquí en La Sorbona, nos ofrece una oportunidad solemne de participar en una iniciativa de creación de una zona europea dedicada a la educación superior, donde las identidades nacionales y los intereses comunes puedan relacionarse y reforzarse para el beneficio de Europa, de sus estudiantes y en general de sus ciudadanos. Nos dirigimos a otros Estados miembros de la Unión Europea y a otros países europeos para que se unan a nosotros en esta iniciativa, así como a todas las universidades europeas para que se consolide la presencia de Europa en el mundo a través de la educación continua y actualizada que se ofrece a sus ciudadanos. • Claude Allègre Ministro de Educación Nacional, Investigación y Tecnología (Francia) • Luigi Berlinguer Ministro de Educación Pública, Universidades e Investigación (Italia) • Tessa Blackstone Ministro de Educación Superior (Reino Unido) • Jürgen Ruettgers Ministro de Educación, Ciencias, Investigación y Tecnología (Alemania) 284 Anexo III La Declaración de Bolonia El espacio europeo de la educación superior Declaración conjunta de los ministros de Educación de Europa reunidos en Bolonia el 19 de junio de 1999 racias a los extraordinarios logros de los últimos años, el proceso europeo se ha convertido en una realidad importante y concreta para la Unión y sus ciudadanos. Las perspectivas ampliadas junto con la profundización de las relaciones con otros países europeos proporcionan, incluso, una dimensión más amplia a esta realidad. Mientras tanto, estamos siendo testigos en la mayor parte del mundo académico y político, y en la opinión pública, de una creciente toma de conciencia sobre la necesidad de establecer una Europa más completa y de mayor alcance construida, en particular, mediante el desarrollo y fortalecimiento de sus dimensiones intelectual, cultural, social y científica y tecnológica. En la actualidad, la Europa del conocimiento está ampliamente reconocida como un factor irremplazable para el crecimiento social y humano y es un componente indispensable para consolidar y enriquecer a la ciudadanía europea, capaz de dar a sus ciudadanos las competencias necesarias para afrontar los retos del nuevo milenio, junto con una conciencia de valores compartidos y pertenencia a un espacio social y cultural común. G 285 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Universalmente, se consideran sumamente importantes la educación y la cooperación educativa para el desarrollo y fortalecimiento de sociedades estables, pacíficas y democráticas, tanto más a la vista de la situación del sureste europeo. La declaración realizada el 25 de mayo de 1998 en La Sorbona, basada en estas consideraciones, hacía hincapié en el papel central de las universidades en el desarrollo de las dimensiones culturales europeas. En ella se resaltaba la creación de un espacio europeo de educación superior como vía clave para promocionar la movilidad de los ciudadanos y la capacidad de obtención de empleo y el desarrollo general del continente. Algunos países europeos aceptaron la invitación a comprometerse en la consecución de los objetivos señalados en la declaración mediante su firma, o expresando su adhesión a estos principios. La dirección tomada por diversas reformas de la enseñanza superior, lanzadas mientras tanto en Europa, ha producido la determinación de actuar en muchos gobiernos. Por su parte, las instituciones de educación europeas han aceptado el reto y han adquirido un papel principal en la construcción del área europea de educación superior, también en la dirección de los principios fundamentales que subyacen en la Carta Magna de la Universidad de Bolonia de 1988. Esto es de vital importancia, dado que la independencia y autonomía de las universidades asegura que los sistemas de educación superior e investigación se adapten continuamente a las necesidades cambiantes, las demandas de la sociedad y los avances en el conocimiento científico. Se ha fijado el rumbo en la dirección correcta y con propósitos racionales. Sin embargo, la consecución plena de una mayor compatibilidad y posibilidad de comparación entre los sistemas de educación superior requiere un impulso continuo. Necesitamos respaldarlo promoviendo medidas concretas para conseguir adelantos tangibles. La reunión del 18 de junio, con la participación de exper- 286 ANEXOS tos autorizados y alumnos de todos nuestros países, nos proporcionó sugerencias muy útiles sobre las iniciativas por tomar. Debemos apuntar, en particular, hacia el objetivo de incrementar la competitividad del Sistema Europeo de Educación Superior. Puesto que la validez y eficacia de una civilización se puede medir a través del atractivo que tenga su cultura para otros países, necesitamos asegurarnos que el sistema de educación superior europeo adquiera un grado de atracción mundial igual al de nuestras extraordinarias tradiciones culturales y científicas. A la vez que afirmamos nuestra adhesión a los principios generales que subyacen en la Declaración de La Sorbona, nos comprometemos a coordinar nuestras políticas para alcanzar en un breve plazo, y en cualquier caso dentro de la primera década del tercer milenio, los objetivos siguientes, que consideramos de capital importancia para establecer el Espacio Europeo de Educación Superior y promover el Sistema Europeo de Enseñanza Superior en todo el mundo: La adopción de un sistema de titulaciones fácilmente comprensible y comparable, incluso a través de la puesta en marcha del Suplemento del Diploma, para promover la obtención de empleo y la competitividad del Sistema Europeo de Educación Superior. Adopción de un sistema basado esencialmente en dos ciclos fundamentales: diplomatura (pregrado) y licenciatura (grado). El acceso al segundo ciclo requerirá que los estudios de primer ciclo se hayan completado, con éxito, en un periodo mínimo de tres años. El diploma obtenido después del primer ciclo será también considerado en el mercado laboral europeo como nivel adecuado de calificación. El segundo ciclo conducirá al grado de maestría o doctorado, al igual que en muchos países europeos. El establecimiento de un sistema de créditos –similar al sistema de ETCS– como medio adecuado para promover una más amplia movilidad estudiantil. Los créditos se podrán conseguir también fuera de las instituciones de educación superior, incluyendo la experiencia adqui- 287 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS rida durante la vida, siempre que esté reconocida por las universidades receptoras involucradas. Promoción de la movilidad, eliminando los obstáculos para el ejercicio efectivo de libre intercambio, prestando atención particular a: • El acceso a oportunidades de estudio y formación y servicios relacionados, para los alumnos. • El reconocimiento y valoración de los periodos de estancia en instituciones de investigación, enseñanza y formación europeas, sin perjuicio de sus derechos estatutarios, para los profesores, investigadores y personal de administración. Promoción de la cooperación europea en aseguramiento de la calidad con el objeto de desarrollar criterios y metodologías comparables. Promoción de las dimensiones europeas necesarias en educación superior, particularmente dirigidas hacia el desarrollo curricular, cooperación entre instituciones, esquemas de movilidad y programas de estudio, integración de la formación e investigación. Por la presente nos comprometemos a conseguir estos objetivos –en el contexto de nuestras competencias institucionales y respetando plenamente la diversidad de culturas, lenguas, sistemas de educación nacional y de la autonomía universitaria– para consolidar el espacio europeo de educación superior. Con tal fin, buscaremos formas de cooperación intergubernamental, junto con las organizaciones europeas no gubernamentales con competencias en educación superior. Esperamos que las universidades respondan de nuevo con prontitud y positivamente y que contribuyan activamente al éxito de nuestros esfuerzos. Convencidos de que el establecimiento del espacio europeo de educación superior requiere de un constante apoyo, supervisión y adaptación a unas necesidades en constante evolución, decidimos reunirnos de nuevo dentro de dos años para evaluar el progreso obtenido y definir los nuevos pasos que se habrán de seguir. 288 Anexo IV El Comunicado de Praga Comunicado oficial de la reunión de los ministros europeos responsables de la educación superior, celebrada en Praga el 19 de mayo de 2001 Hacia el área europea de educación superior os años después de la firma de la declaración de Bolonia y tres años más tarde de la rúbrica de la Declaración de La Sorbona, los ministros europeos responsables de la educación superior, en representación de 32 Estados firmantes, se reunieron en Praga con el objeto de examinar los avances logrados y de fijar objetivos y prioridades para los próximos años del proceso. Los ministros asistentes se reafirmaron en su compromiso por crear el área europea de educación superior en 2010. La elección de Praga como sede de la reunión ha constituido un reflejo de la voluntad de los participantes de implicar al conjunto de Europa en el proceso, en el marco de la ampliación de la Unión Europea. Los ministros asistentes acogieron favorablemente y examinaron el informe titulado Impulsar el Proceso de Bolonia, encargado por el grupo de seguimiento, y constataron que los objetivos fijados en la Declaración de Bolonia han sido ampliamente aceptados y utilizados como base del desarrollo de la educación superior por parte, tanto de la mayoría de los ministros signatarios, como de las universidades y otras instituciones de educación superior. Los ministros reafirmaron D 289 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS su voluntad de proseguir el esfuerzo de promoción de la movilidad, para hacer posible que estudiantes, profesores, investigadores y personal administrativo por igual se beneficien de la riqueza del Área Europea de Educación Superior incluidos los valores democráticos, la diversidad cultural y lingüística y la variedad de los sistemas de educación superior. Los ministros tomaron nota del Congreso de Instituciones Europeas de Educación Superior celebrado en Salamanca los días 29 y 30 de marzo, así como de las recomendaciones formuladas por el Congreso de Estudiantes Europeos efectuado en Göteborg el 24 y 25 de marzo, y valoraron positivamente la participación activa de la Asociación de Universidades Europeas (European University Association, EUA) y de las Asociaciones Nacionales de Estudiantes de Europa (ESIB) en el Proceso de Bolonia. Asimismo, conocieron y valoraron positivamente las demás iniciativas adoptadas para impulsar el proceso. Los ministros asistentes tomaron igualmente nota de la colaboración activa de la Comisión Europea. Los ministros observaron que las actividades recomendadas en la Declaración en relación con la estructura de las licenciaturas han sido abordadas de forma intensiva y extensiva en la mayoría de los países y valoraron de manera especialmente positiva el avance logrado en materia de certificación de calidad. Los ministros reconocieron la necesidad de colaborar al tratar los problemas planteados por la educación trasnacional. Constataron igualmente la necesidad de enfocar la educación desde una perspectiva de formación de por vida. Otras medidas de desarrollo de los seis objetivos del Proceso de Bolonia Como se indica en la Declaración de Bolonia, los ministros participantes manifestaron que la creación del Área Europea de Educación Superior constituye una condición previa a la expansión del atractivo 290 ANEXOS y la competitividad de las instituciones europeas de educación superior. Los ministros apoyaron la idea de que la educación superior debe considerarse un patrimonio público y de que se enmarca y debe seguir enmarcándose en las competencias de los poderes públicos (reglamentos, etcétera) y de que los estudiantes son miembros con derechos plenos del mundo de la educación superior. Desde esta perspectiva, los ministros formularon los comentarios siguientes: Adopción de un sistema de títulos fácilmente interpretables y homologables Los ministros recomendaron enfáticamente a las universidades y otras instituciones de educación superior sacar el mayor provecho posible de las herramientas de legislaciones nacionales y europeas existentes que tengan como propósito primordial facilitar la homologación académica y profesional de las unidades didácticas, títulos y demás grados, de manera que los ciudadanos puedan aplicar eficazmente sus capacidades, conocimientos y destreza en toda el área europea de educación superior. Los ministros instarán a las organizaciones y redes existentes, como NARIC y ENIC, a promover en el plano institucional, tanto nacional como europeo, un sistema de homologación sencillo, justo y eficiente que refleje la diversidad subyacente de las calificaciones. Adopción de un sistema basado esencialmente en dos ciclos principales Los miembros consideraron positivo el hecho de que se haya abordado y analizado el objetivo de conseguir una estructura de titulación basada en dos ciclos principales, en los que se sistematice la educación superior en estudios de licenciatura y posgrado. Algunos países ya han adoptado esta estructura y otros más estudian su adopción con sumo interés. Es de subrayarse que, en muchos países, los títulos de licenciatura y maestría –o las titulaciones homólogas, correspondientes a dos ciclos de enseñanza– se pueden obtener, tanto en la univer- 291 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS sidad como en otras instituciones de educación superior. Los programas destinados a la obtención de un título académico pueden y, de hecho, deben poseer diversas orientaciones y perfiles diferentes, con el objeto de dar cabida a diversas necesidades, tanto académicas como del mercado de trabajo, tal como se establece en las conclusiones del seminario de Helsinki sobre las titulaciones del ciclo de licenciatura (febrero de 2001). Establecimiento de un sistema de créditos Los ministros hicieron hincapié en que para lograr una mayor flexibilidad en los procesos de aprendizaje y calificación, se imponía la adopción de unos criterios comunes de calificación, apoyados en un sistema de créditos como el ECTS u otro que sea compatible con el sistema ECTS, que permitan tanto la transferencia como la acumulación de los créditos. Unidos a dos sistemas de garantía de la calidad mutuamente homologados, estos sistemas facilitarán el acceso de los alumnos al mercado de trabajo europeo y potenciarán la compatibilidad, el atractivo y la competitividad del sistema de educación superior europeo. El uso generalizado de tal sistema de créditos y de Suplemento del Título impulsará el progreso en esta dirección. Promoción de la movilidad Los ministros reafirmaron la gran importancia del objetivo, recogido en la Declaración de Bolonia, de mejorar la movilidad de estudiantes, profesores, investigadores y personal administrativo. Por consiguiente, ratificaron su voluntad de impulsar la eliminación de los obstáculos a la libre circulación de alumnos, profesores, investigadores y personal administrativo, y pusieron de relieve la dimensión social de la movilidad. Tomaron buena nota del potencial de movilidad ofrecido por los programas desarrollados por la Comunidad Europea y de los progresos logrados en este campo, por ejemplo, mediante la puesta en práctica del Plan de Actuación para la Movilidad aprobado en Niza por el Consejo de Europa en 2000. 292 ANEXOS Promoción de la cooperación europea en la garantía de la calidad Los ministros reconocieron la contribución esencial de los sistemas de aseguramiento de la calidad en el logro de elevados niveles de calidad y al aseguramiento de la compatibilidad de las calificaciones en toda Europa. Asimismo, recomendaron una cooperación más estrecha entre los sistemas de homologación y de garantía de la calidad. Subrayaron la necesidad de estrechar la cooperación europea y de fomentar la confianza y aceptación recíprocas de los sistemas nacionales de certificación de calidad. Asimismo, instaron a las universidades y otras instituciones de educación superior a que difundan el conocimiento de ejemplos de las mejores prácticas y a que diseñen esquemas de aceptación mutua de los procedimientos de evaluación y de acreditación y certificación. Los ministros asistentes encarecieron a las universidades y demás instituciones de educación superior, a las agencias nacionales y a la Red Europea de Certificación de Calidad en la Educación Superior (European Network of Quality Assurance, ENQA) a que, en colaboración con los órganos competentes de los países no integrados en la ENQA, cooperen para establecer un marco común de referencia y a la difusión de las prácticas más exitosas. Promoción de los valores europeos en la educación superior Con el objeto de fortalecer aún más las dimensiones europeas de la educación superior y de la capacidad de los graduados para encontrar empleo, los ministros instaron al sector de la educación superior para que acelere el desarrollo de módulos, cursos y programas de estudios a todos los niveles, con contenido, orientación y estructura europeos. Esta llamada se refiere especialmente a los módulos, cursos y programas de licenciatura ofrecidos conjuntamente por instituciones de diversas naciones y diseñados para la obtención de títulos homologados por los países participantes. 293 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Además, los ministros pusieron de relieve los puntos siguientes: El aprendizaje de por vida El aprendizaje de por vida constituye un elemento básico del Área Europea de Educación Superior. En la Europa de mañana, que se forjará sobre una sociedad y una economía basadas en el conocimiento, será preciso aplicar estrategias de aprendizaje permanente necesarias para afrontar los retos de la competitividad y del uso de las nuevas tecnologías y mejorar la cohesión social, la igualdad de oportunidades y la calidad de vida. Instituciones y alumnos de educación superior Los ministros subrayaron el hecho de que para la implantación y configuración de una Red Europea de Educación Superior se acepta y se requiere la participación de las universidades, de otras instituciones de educación superior y de los estudiantes, en tanto socios competentes, activos y constructivos. Dichas instituciones han demostrado la importancia que conceden a la creación de un Área Europea de Educación Superior homologable y eficiente aunque diversificada y adaptable. Los ministros también señalaron que la calidad es la condición subyacente fundamental del atractivo, la confianza, la pertinencia, la movilidad y la compatibilidad del Área Europea de Educación Superior. Los ministros expresaron su valoración positiva a las aportaciones al desarrollo de programas de estudios que se combinen el nivel académico con capacidades que permitan encontrar empleo, e instaron a la función activa permanente de las instituciones de educación superior. Los ministros reafirmaron que los estudiantes deben participar e influir en la estructuración y el contenido de la educación impartida en las universidades y otras instituciones de educación superior. Los ministros subrayaron igualmente la necesidad –apuntada por los estudiantes– de tomar en consideración la dimensión social del Proceso de Bolonia. 294 ANEXOS Potenciar el atractivo del Área Europea de Educación Superior Los ministros convinieron en la importancia de potenciar el atractivo del Sistema Europeo de Educación Superior para los estudiantes europeos y de otras regiones del mundo. La interpretación y homologación de los títulos europeos de educación superior en todo el mundo se potenciaría mediante el desarrollo de un marco común de calificaciones y también a través de la aplicación de sistemas coherentes de garantía de la calidad y de acreditación y certificación, así como de un mayor esfuerzo informativo. Los ministros hicieron especial hincapié en que la calidad de la educación superior y de la investigación es, y debe seguir siendo, un factor importante del atractivo y la competitividad internacionales de Europa. Los ministros convinieron en la necesidad de prestar una mayor atención a las ventajas de un Área Europea de Educación Superior con programas e instituciones de perfiles distintos. Demandaron una mayor colaboración entre los países europeos en torno a las posibles implicaciones y perspectivas de la educación transnacional. Seguimiento continuo Los ministros se comprometieron a proseguir su cooperación con base en los objetivos definidos en la Declaración de Bolonia, potenciando las analogías y aprovechando las diferencias entre la diversidad de culturas, lenguas y sistemas nacionales, y beneficiándose de las posibilidades de cooperación entre los gobiernos y el diálogo permanente con las universidades y otras instituciones europeas de educación superior, así como los programas comunitarios. Los ministros invitaron a los nuevos miembros a unirse al Proceso de Bolonia en respuesta a las solicitudes formuladas por los ministros representativos de los países a los que se ofrecen los programas comunitarios Sócrates, Leonardo da Vinci y Tempus Card. Se aceptaron las solicitudes de Croacia, Chipre y Turquía. 295 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Los ministros acordaron celebrar en Berlín, durante el segundo semestre de 2003, una nueva reunión de seguimiento destinada a evaluar los progresos y fijar los objetivos y prioridades de las siguientes etapas del desarrollo del Área Europea de Educación Superior. Confirmaron la necesidad de estructurar el trabajo de seguimiento con base en un grupo de seguimiento y un grupo preparatorio. El grupo de seguimiento debe estar integrado por representantes de todas las partes signatarias, por los nuevos participantes y por la Comisión Europea, y debe estar presidido por el presidente en funciones de la Unión Europea. El grupo preparatorio debe estar integrado por representantes de los respectivos países anfitriones de la anterior reunión ministerial y de la próxima reunión de ministros, por dos Estados miembros de la Unión Europea y dos Estados no pertenecientes a la misma. Estos cuatro representantes últimamente citados deben ser elegidos por el grupo de seguimientos. Tanto el presidente en funciones de la Unión Europea, como la Comisión Europea, deben formar parte del grupo preparatorio, que debe estar presidido por el representante del país sede de la siguiente reunión ministerial. El trabajo de seguimiento se debe consultar con la Asociación de Universidades Europeas, la Asociación Europea de Instituciones de Educación Superior (European Association of Institution in Higher Education, EURASHE), las Asociaciones Nacionales de Estudiantes de Europa y el Consejo de Europa. Con el objeto de impulsar el desarrollo del proceso, los ministros instaron al grupo de seguimiento a que organice la celebración de seminarios dedicados a las áreas siguientes: cooperación en el campo de la acreditación y el aseguramiento de la calidad; problemas de homologación y empleo de los créditos en el Proceso de Bolonia; desarrollo de los títulos comunes; la dimensión social, con especial atención a los obstáculos a la movilidad; y a la ampliación del Proceso de Bolonia; aprendizaje de por vida y participación de los estudiantes. 296 Anexo V V Conferencia Europea de Ministros Responsables del Patrimonio Cultural Portoroz (Eslovenia), 6-7 abril, 2001 v Resoluciones y declaración Preámbulo común a las resoluciones eunidos en Portoroz (Eslovenia) los días 6 y 7 de abril de 2001 para la V Conferencia Europea de Ministros responsables del Patrimonio Cultural, los ministros de los Estados forman parte de la Convención Cultural Europea, con el apoyo de los observadores de los demás países invitados: • Haciendo énfasis en que la existencia del Consejo de Europa se fundamenta en un patrimonio común de ideales y principios exaltados en su Estatuto; • Haciendo referencia a las declaraciones de las Cumbres de las cabezas de Estado y de gobierno celebradas en Viena (1993) y Estrasburgo (1997) y a la 104 Sesión del Comité de Ministros en Budapest (1999); • Proclamando su compromiso con el marco de cooperación señalado en el Convenio para la Protección del Patrimonio Cultural de Europa (Granada, 1985) y el Convenio Europeo para la Protección del Patrimonio Arqueológico (Valetta, 1992) y acogiendo positivamente la firma de la Convención del Paisaje Europeo del año 2000; R 297 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS • Suscribiéndose a los principios de la Declaración sobre Diversidad Cultural adoptada por el Comité de Ministros en su reunión 733 (2000) y haciendo énfasis en la contribución clave que tiene el sector patrimonial a las políticas que deben aplicarse en respuesta a dicha declaración; • Conscientes de las posibilidades que nos abre la globalización para el desarrollo del diálogo intercultural y el acceso universal a la información relevante, pero a la vez conscientes de la necesidad de conservar la diversidad y los valores patrimoniales específicos de cada comunidad; Adoptamos las siguientes resoluciones y declaración. Resolución número 1 sobre el papel del patrimonio cultural y el reto de la globalización Nosotros, los ministros europeos responsables del patrimonio cultural: I. Acogemos con beneplácito el gran progreso realizado desde la primera conferencia organizada en Bruselas en 1969, y el interés puesto en el patrimonio cultural; II. Expresamos nuestra satisfacción por la adopción de medidas adecuadas en el plano nacional y transnacional para proteger nuestro patrimonio cultural europeo común y para promover y consolidar, dentro del marco de trabajo del Consejo de Europa, políticas europeas comunes en este campo; III. Nos comprometemos a emprender acciones coordinadas, en respuesta a los retos económicos y políticos del nuevo siglo; IV. Hacemos notar a las autoridades y a las personas que toman las decisiones económicas sobre el papel central que tienen la conservación y la promoción del patrimonio cultural en: • La aplicación de los objetivos del Consejo de Europa de fortalecer la democracia, mantener la paz, lograr el progreso social y preservar la diversidad cultural; 298 ANEXOS • El diseño de un desarrollo paneuropeo para enfrentar el reto de la globalización. V. En tal sentido, hacemos énfasis en los siguientes principios: 1. Patrimonio cultural y globalización Reconocemos que, en el contexto de la globalización, el patrimonio cultural tiene un valor especial que requiere del desarrollo de políticas para mantener los intereses comunes de este sector. Subrayamos, por tanto, la necesidad de: a. Asegurar que en el entorno de la información, todos tengan acceso razonable al conocimiento, la cultura y el patrimonio cultural; b. Asegurar que el libre acceso al patrimonio cultural se rija por un enfoque ético dentro de la estrategia de mercado, y que esto incluya reforzar la cooperación internacional para supervisar y combatir el tráfico ilícito; c. Crear conciencia entre las comunidades sobre el valor del patrimonio cultural como un activo para su desarrollo sostenible y su calidad de vida; d. Asegurar que la diversidad del patrimonio cultural en los planos local, regional y nacional: • Otorgue a los individuos un sentido de identidad; • Ofrezca a los individuos un activo en la competencia económica global; • Contribuya a su prosperidad y fortalezca la estabilidad y la cohesión social que alienten la inversión. Convocamos a las autoridades a que adopten medidas que: • Permitan que las comunidades locales descubran su identidad y sentido de pertenencia al entender mejor los valores materiales, lingüísticos y espirituales de su patrimonio cultural; • Protejan y mejoren la autenticidad y la integridad del patrimonio cultural; 299 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS • Aseguren un equilibrio entre la capacitación en las nuevas tecnologías y el desarrollo y la transmisión de habilidades tradicionales, facilitando la disponibilidad y el uso de materiales y técnicas tradicionales; • Laboren en conjunto con los sectores profesionales respectivos en el uso cada vez más frecuente del patrimonio en las industrias culturales y el turismo, y aseguren la calidad de la capacitación y la adopción de un código de ética para evitar la manipulación; • Promuevan el intercambio internacional de experiencias e individuos especializados, con base en un enfoque interdisciplinario, esencial para la difusión equitativa de las habilidades de conservación del patrimonio en Europa; • Promuevan el diseño de un modelo de desarrollo sostenible a la vez que democrático y justo internacionalmente, para equilibrar la contribución irremplazable del mercado y de la inversión privada ligada a las políticas desarrolladas por la UNESCO y el Consejo de Europa. 2. Promoción del entendimiento y la cohesión mutuos Reconociendo que: • La diversidad del paisaje europeo tiene una dimensión cultural, percibida por los individuos, que constituye su entorno cultural, y que • La conservación y la promoción de la diversidad cultural son elementos clave de la identidad de las comunidades y de los individuos. Convencidos de que: a. Los individuos y las comunidades tienen el derecho fundamental a gozar de la identidad que ellos mismos definan, de conocer su historia y de conformar su futuro conforme a su patrimonio; que tienen el derecho a disfrutar de tal patrimonio; y asimismo tienen la obligación de respetar los derechos de los demás y de considerar el interés común de todos; 300 ANEXOS b. Los valores que se adjudiquen al entorno cultural en Europa deben: • Basarse en el entendimiento mutuo y contribuir a evitar conflictos; • Compensar los riesgos de la homogeneización inherente a la globalización; • Establecer normas de calidad para mejorar el ambiente, y • Ser un catalizador de la creatividad. c. Convocamos a las autoridades nacionales, regionales y locales para que: • Promuevan la conservación integrada del patrimonio cultural, que respete la contribución diversa de las comunidades presentes y pasadas, sus culturas y sus patrones de uso; • Desarrollen políticas patrimoniales que de manera intrínseca beneficien, conserven y realcen la identidad de los individuos y de las comunidades y la diversidad cultural; • Aseguren el derecho que tienen las comunidades, sus miembros y las organizaciones no gubernamentales de participar adecuadamente en los procesos de consulta y de toma de decisiones que afecten el patrimonio; • Alienten la libertad de acceso al patrimonio de manera que sea consistente con el respeto por los valores de privacidad y culturales; • Tomen las medidas que sean necesarias para crear conciencia sobre la importancia de la diversidad cultural basada en el entendimiento mutuo. Y en particular convocamos a las autoridades de cada nación, para que: • Desarrollen la cooperación y acuerdos internacionales y transfronterizos, con base en la responsabilidad recíproca de conservar y acrecentar el patrimonio característico de cada comunidad; • Alienten los contactos transfronterizos y los proyectos compartidos entre las comunidades y los individuos de alguna manera relacionados; 301 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS • En estos vínculos, faciliten la participación de las organizaciones no gubernamentales y de los expertos de las comunidades. Por lo tanto: • Convenimos en que las políticas del patrimonio cultural deberán tener como finalidad conservar la diversidad cultural y alentar el diálogo entre las culturas, y que deberán concentrarse en las iniciativas promovidas en el campo de la educación, la creación de conciencia y la capacitación de por vida, y • Confirmamos que la comprensión y la explicación del patrimonio deberá basarse en la enseñanza de la historia, que constituye un valor de importancia en la capacitación de los futuros ciudadanos de Europa. La enseñanza de la historia no deberá limitarse a comentar sobre el patrimonio local o nacional, sino también a exponer su carácter transnacional. 3. La contribución del patrimonio a la ciudadanía y a la democracia Reconociendo que el entorno cultural, al igual que el natural, es un espacio ideal para la participación ciudadana, convocamos a las autoridades públicas a: a. Comprometer al público y a las comunidades, al igual que a los profesionales, en la identificación y la protección del patrimonio cultural; b. Establecer el marco de trabajo legal, financiero y profesional necesario para la consecución de acciones concertadas de expertos, propietarios, inversionistas, empresarios y la sociedad civil; c. Desarrollar el concepto de responsabilidad compartida, al incorporar la dimensión del patrimonio a las estrategias económica, social y educativa, con el objeto de facilitar la gestión sostenible del medio ambiente; d. Alentar por los medios e incentivos adecuados, dado lo limitado de los fondos públicos: 302 ANEXOS • Al mercado para que patrocine las cuestiones relativas al patrimonio y a que invierta en sus aspectos menos rentables; • A la sociedad civil para que desempeñe un papel cada vez más importante en el terreno ampliado del patrimonio tal como ahora es percibido por la gente. Hacemos énfasis en que la participación ciudadana no sólo constituye un valor desde el punto de vista cultural y del patrimonio, sino que también refleja el desarrollo de una nacionalidad práctica, vital para la consecución de los objetivos del Consejo de Europa de fomentar las prácticas democráticas. 4. Mejoramiento del entorno cultural y del papel ético del Consejo de Europa Reconociendo que todos los elementos del entorno cultural europeo incorporan los valores culturales y del mercado, de manera enfática recomendamos a nuestros gobiernos y al Consejo de Europa que elaboren y promuevan: a. Estrategias de desarrollo éticas en el mercado global que busquen promover la prosperidad y al mismo tiempo reconozcan la dimensión pública esencial de la conservación del patrimonio cultural, de su autenticidad e integridad; b. Políticas para lograr la calidad en la arquitectura contemporánea, adecuada a su contexto, requisito esencial para la creación del patrimonio del mañana; c. Medidas que desalienten la reproducción de edificios o estructuras desaparecidos, salvo que demuestren ser compatibles con el objetivo de conservar la integridad del patrimonio cultural; d. Medidas que fomenten el mantenimiento continuo del patrimonio; e. Políticas para el desarrollo de espacios que reconozcan los valores del entorno cultural, incluyendo las contribuciones ofrecidas por todos los periodos históricos y por la gama de todas las comunidades culturales; 303 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS f. La cooperación cultural con la tutela del Consejo de Europa, reconociendo su papel imprescindible en la identificación de los cambios de la sociedad, en la formulación de enfoques éticos y en la elaboración de políticas entre los sectores, con la finalidad de dar un efecto práctico a los principios democráticos incluidos en el patrimonio europeo común. Deseamos fortalecer la cooperación entre el Consejo de Europa y la Unión Europea, la UNESCO e ICCROM, y asociar a nuestros Estados miembros cuando se tomen decisiones sobre cooperación. Solicitamos al Consejo de Europa que desarrolle las herramientas necesarias para aplicar los principios antedichos. Invitamos al Secretario General para que transmita las resoluciones adoptadas durante la Quinta Conferencia de Ministros a los organismos competentes del Consejo de Europa y a las demás organizaciones internacionales y a que les informe sobre las acciones que deberán emprenderse como resultado de las mismas. Resolución número 2 sobre las actividades futuras del Consejo de Europa en el campo del patrimonio cultural, 2002-2005 Nosotros, los ministros europeos responsables del patrimonio cultural: I. Felicitamos al Consejo de Europa por su considerable aportación al perfeccionamiento de la protección y promoción del patrimonio entre los Estados miembros; II. Subrayamos la importancia de la ayuda que pueda prestar el Consejo en la elaboración de las políticas patrimoniales y en la revisión de la legislación, así como en la construcción de redes europeas para la cooperación y el desarrollo técnico y profesional; III. En el contexto de las actividades del Convenio Cultural Europeo, los convenios de Granada (1985) y Valetta (1992), de cara a la aplicación de: 304 ANEXOS • El Convenio del Paisaje Europeo (2000) dentro de este, el Año Europeo de los Lenguajes, y teniendo en mente todas las iniciativas del sector del patrimonio cultural, entre ellas la más reciente: la campaña Europa, un patrimonio común: • Aplaudimos el establecimiento de la Red del Patrimonio Europeo y de las constantes actividades de ayuda técnica, cuya importancia es central en la promoción del patrimonio cultural común como uno de los pilares de la cooperación cultural europea en la era de la información; • Convenimos que el Consejo de Europa desempeña un papel específico para identificar, destacar y promover los beneficios sociales del patrimonio cultural en los campos de las relaciones con la comunidad, la democratización y la cohesión social; • Señalamos que la conservación y el uso del patrimonio cultural, como un activo para el desarrollo y un factor para la cohesión social, deben contribuir a lograr los objetivos del Pacto de Estabilidad para el Sureste de Europa, en lo que se refiere a la democratización, el desarrollo sostenido, la cooperación y la seguridad; • Solicitamos al Comité de Ministros se asegure de elaborar y aplicar el programa para el periodo 2000-2005 para que abarque las siguientes actividades: 1. Textos de referencia Ajustar los métodos de gobernabilidad desarrollando textos de referencia en el campo del patrimonio cultural, en donde: a. Se amplíe el concepto de patrimonio para que incluya el entorno cultural y para que aborde la necesidad de mantener sus valores culturales (incluyendo los valores materiales, no materiales y espirituales) percibidos por los individuos; b. Se establezca la responsabilidad de identificar, mantener y permitir el acceso adecuado al patrimonio cultural, sin considerar su contexto político actual, en el marco de los derechos y responsabilida- 305 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS c. d. e. f. des recíprocos hacia el patrimonio cultural de Europa, alentando para su conservación la acción y la cooperación transnacionales; Se promuevan políticas éticas no discriminatorias para el acceso del público a la información sobre el patrimonio cultural, alentando el uso de medios electrónicos, y se contribuya al desarrollo de políticas adecuadas para combatir el tráfico ilícito de los activos culturales que pudiera ser fomentado por el mayor acceso a la información; Se diseñe una estrategia y se aplique un programa para la actualización progresiva y el fortalecimiento de los convenios, recomendaciones y textos anteriores y se asegure su difusión eficaz; Se establezcan los principios para la reconstrucción del patrimonio cultural dañado o destruido y se promueva el mantenimiento continuo del patrimonio cultural; En el marco de trabajo del Convenio del Paisaje Europeo, se desarrollen normas sobre información medular para documentar los paisajes culturales. 2. La Red del Patrimonio Europeo (HEREIN) Tras el establecimiento de la Red del Patrimonio Europeo en el Consejo de Europa por medio de una estructura que se definirá consultando a los Estados miembros, y con el apoyo continuo de varios socios incluyendo la Fundación Europea de Habilidades Patrimoniales (FEMP, por sus siglas en inglés) que formalmente podría ubicarse bajo el auspicio del Consejo de Europa, la Red específicamente debe: a. Ofrecer una fuente de información y experiencia medular auténtica en la gestión del patrimonio cultural en Europa, disponible por igual para las administraciones y el público en general; b. Fungir como “observador” que analice y pronostique los beneficios del patrimonio cultural en el contexto de las sociedades actuales que cambian vertiginosamente; c. Facilitar la supervisión del desarrollo de políticas patrimoniales y el cumplimiento con los convenios; 306 ANEXOS d. Mantener y desarrollar redes de cooperación patrimoniales, y facilitar la cooperación transnacional, en especial en el campo de la arqueología y el combate del tráfico ilícito del patrimonio cultural; e. Proporcionar un portal del patrimonio cultural, para difundir de manera efectiva la información en esta era de la electrónica, facilitar el desarrollo de foros profesionales interactivos y de redes de información y alentar a los individuos, en especial a los jóvenes, a participar en el patrimonio auténtico; f. Supervisar los desarrollos tecnológicos para facilitar la evolución de una sociedad de la información que respete la diversidad cultural y lingüística de Europa, y: • Promueva la consideración conjunta de los problemas legales relacionados con el uso de imágenes digitales del patrimonio; • Defina las herramientas metodológicas que permitan la operación entre las distintas bases de datos y la creación de productos específicos de multimedia. 3. Cooperación técnica y campo de trabajo Con base en la experiencia adquirida en el Programa de Cooperación y Asesoría Técnica del Consejo de Europa, y a partir de la perspectiva entre los distintos sectores, incluyendo el entorno construido, el paisaje y el patrimonio cultural subyacente en ambos, las actividades futuras deberán: a. Satisfacer las solicitudes específicas de los Estados en cuanto a cooperación y asistencia; b. Promover el uso de criterios en la preparación y actualización de la documentación; c. Siempre que sea necesario, ayudar a corregir las técnicas de gestión y planeación y en el marco de trabajo administrativo y legal; d. Por medio de la experiencia práctica en el campo, promover los principios y los valores éticos del Consejo de Europa asentados en los textos de referencia, y por tanto alentar la retroalimentación y la aportación de elementos en las discusiones del Consejo Europeo. 307 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 4. Enseñanza, capacitación y concientización Recurriendo a la experiencia acumulada y a las herramientas establecidas, en el futuro las actividades del Consejo de Europa deberán: a. Poner de relieve la diversidad del material común de Europa y el patrimonio no material, alentando el entendimiento transnacional de la historia y de la situación actual y tendencias futuras de Europa y animando una educación que forme ciudadanos democráticos; b. Utilizar para estos fines los Días del Patrimonio Europeo, en especial mediante el desarrollo de actividades transfronterizas y por la participación específica de los jóvenes; c. Conducir a la aplicación de una iniciativa sobre la ética y las técnicas de comunicación, dirigidas a los distintos profesionales en el patrimonio que trabajen con el público en general; d. Promover, en especial entre los jóvenes, la importancia persistente de las habilidades tradicionales y los estándares comunes y el reconocimiento de calificaciones relacionadas con el patrimonio en el plano europeo, facilitando la libre circulación, el intercambio y la transferencia de habilidades tradicionales y profesionales. Nosotros, los ministros europeos: • Solicitamos que se redacte y se haga circular oportunamente un programa de aplicación; • Resolvemos considerar el apoyo que podemos ofrecer a estas actividades y asegurar la participación más amplia posible. Declaración de la labor de las organizaciones de beneficencia en el campo del patrimonio cultural Reunidos en Portoroz (Eslovenia) los días 6 y 7 de abril de 2001 para la V Conferencia Europea, los ministros responsables del patrimonio cultural de los Estados que integran el Convenio Cultural Europeo, • haciendo referencia al artículo 11 del Convenio Europeo sobre Derechos Humanos, que concede a todos por igual el derecho a la libertad de reunión pacífica y a la libertad de asociación con otros; 308 ANEXOS • considerando también el artículo 10 del mismo Convenio relativo al derecho a la libertad de expresión; • haciendo referencia al artículo 14 del Convenio para la Protección del Patrimonio Arquitectónico de Europa; • reiterando las declaraciones de los ministros responsables del patrimonio cultural reunidos para la IV Conferencia Europea celebrada en Helsinki en 1996, sobre el hecho de que “se debe promover, usar y alentar más eficazmente la participación de las organizaciones de beneficencia, tomando en cuenta las contribuciones principales presentadas por las iniciativas voluntarias para la formación de una sociedad democrática”; • señalando el hecho de que las Naciones Unidas declararon el 2001 como el Año Internacional de los Voluntarios; • haciendo referencia al Convenio de la UNECE sobre acceso a la información, la participación del público en la toma de decisiones y el acceso a la justicia en cuestiones ambientales; • haciendo referencia a la Recomendación 1496 (2001) adoptada por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa el 24 de enero de 2001 para mejorar el estado y la función de los voluntarios; • subrayando las conclusiones importantes alcanzadas en la I Conferencia Europea sobre organizaciones de beneficencia en el campo del patrimonio cultural realizada en Oslo del 21 al 24 de septiembre de 2000; • reconociendo al mismo tiempo que la responsabilidad principal de la protección del patrimonio cultural recae en las autoridades gubernamentales; adoptamos la siguiente declaración sobre la función de las organizaciones de beneficencia en el campo del patrimonio cultural: Nosotros, los ministros europeos responsables del patrimonio cultural, • Convenimos que los principios generales válidos para todas las organizaciones de beneficencia también son válidos para aquellas que trabajan en el campo del patrimonio cultural. 309 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS • Solicitamos a las autoridades públicas de nuestros Estados miembros que basen sus acciones concernientes al trabajo en los siguientes principios: 1. La existencia de las organizaciones de beneficencia es importante para la formación y la consolidación de las sociedades basadas en una democracia política plural. 2. Las organizaciones de beneficencia se rigen conforme a principios democráticos esenciales para enseñar a las personas la verdadera democracia. 3. El derecho a constituir organizaciones de beneficencia es una parte integral de los derechos humanos y debe ser alentado por todos los gobiernos. 4. A las organizaciones de beneficencia se les debe conceder libertad de expresión, y a la vez respetar las limitaciones normales necesarias en una sociedad democrática. 5. Las organizaciones de beneficencia deben tener acceso a la información requerida para facilitar su función de supervisión y crítica constructiva de las políticas de protección del patrimonio emprendidas por las autoridades públicas. 6. A las organizaciones de beneficencia se les deben conceder amplias oportunidades para que participen en los procesos de toma de decisiones, por ejemplo, en la planeación de espacios y en la selección de monumentos y sitios que deban ser protegidos. 7. Se debe alentar a que las organizaciones de beneficencia contribuyan en el trabajo del gobierno y en las demás obras públicas, aceptando responsabilidades que normal o naturalmente no quedan establecidas dentro de las responsabilidades de dichas agencias. 8. Los gobiernos deben alentar a las organizaciones de beneficencia para que participen activamente en la prevención de conflictos respetando la diversidad cultural y alentando la protección de la cultura de los demás. 310 ANEXOS 9. El establecimiento y el trabajo de las organizaciones de beneficencia de ninguna manera deberán verse obstaculizados por la mala gestión burocrática. 10. En lo posible, las autoridades públicas deberán aplicar las medidas financieras que alienten y ayuden al desarrollo de las organizaciones de beneficencia. 11. Las medidas financieras deberán estar disponibles sin limitar la capacidad de las organizaciones de beneficencia en el ejercicio de su función como críticos constructivos de las políticas gubernamentales. 12. Las medidas financieras deberán ser transparentes y de fácil acceso para lograr la rendición de cuentas democrática y la distribución de los recursos disponibles. 13. Las organizaciones de beneficencia son esenciales para la difusión del conocimiento al público en general dentro del marco de trabajo de su misión. 14. Se debe fomentar la cooperación entre las organizaciones encargadas del patrimonio cultural y las demás organizaciones, para asegurar la existencia de políticas coherentes entre los sectores para la conservación del medio ambiente en su totalidad. 15. Las organizaciones de beneficencia deben acreditarse por sus logros, normas y capacidad para asumir responsabilidades. 16. Las organizaciones de beneficencia deben respetar la legislación en su campo de acción y se les debe alentar a que propongan mejoras en caso necesario. 17. Las organizaciones de beneficencia deben tener acceso a la capacitación para mejorar su competencia como participantes activos en la protección del patrimonio cultural de la sociedad. Nosotros los ministros responsables del patrimonio cultural instamos al Consejo de Europa para que: 311 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS • Establezca un sistema de hermanamiento cuando se asocien nuevas organizaciones encargadas del patrimonio cultural con otras ya establecidas; • Asegure un foro de contacto regular a manera de Conferencias Europeas para las organizaciones de beneficencia en el campo del patrimonio cultural, utilizando en lo posible las estructuras existentes. • Desarrolle la red del patrimonio europeo (HEREIN) como un portal para el foro electrónico donde las organizaciones de beneficencia se puedan comunicar y relacionar. Declaración final Los ministros europeos responsables del patrimonio cultural, en ocasión de su V Conferencia celebrada en Portoroz los días 6 y 7 de abril de 2001, expresan su más cálido agradecimiento al gobierno de Eslovenia por todos los esfuerzos realizados, que aseguraron el éxito de la Conferencia y lo felicitan por la perfecta organización del evento. 312 Anexo VI Recomendación número R (98) 5 del Comité de Ministros de los Estados miembros, relativa a la educación patrimonial (Adoptada por el Comité de Ministros el 17 de marzo de 1998, en la 623 Reunión de Viceministros) l Comité de Ministros, al amparo del artículo 15.b del Estatuto del Consejo de Europa, Considerado que el objetivo del Consejo de Europa es lograr una mayor unidad entre sus miembros; Habida cuenta del Convenio Cultural Europeo firmado en París el 19 de diciembre de 1954; Habida cuenta del Convenio para la Protección del Patrimonio Arquitectónico de Europa firmado en Granada el 3 de octubre de 1985; Habida cuenta del Convenio Europeo para la Protección del Patrimonio Arqueológico (revisado) firmado en Malta el 16 de enero de 1992; Habida cuenta de la declaración de las cabezas de Estado y de gobierno del Consejo de Europa a los Estados miembros firmada en Viena el 9 de octubre de 1993; Habida cuenta de sus recomendaciones anteriores: • sobre la capacitación especializada de arquitectos, planificadores de ciudades, ingenieros civiles y diseñadores del paisaje (Recomendación R (80) 16); • sobre las lenguas modernas (Recomendación R (82) 18); • relativas a la promoción de la concientización de Europa en las escuelas secundarias (Recomendación R (83) 13); E • • • • • • 313 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS • • • • • • • • sobre la capacitación de los maestros en educación para la comprensión intercultural, especialmente en el contexto de la migración (Recomendación R (84) 18); • sobre la ayuda para la creación artística (Recomendación R (85) 6); • sobre la enseñanza y el aprendizaje de los derechos humanos en las escuelas (Recomendación R (85) 7); • sobre la función de los museos en la educación, la información y la capacitación en ecología (Recomendación R (90) 18); Habida cuenta de la Resolución número 2 de la Segunda Conferencia Europea de Ministros responsables del Patrimonio Arquitectónico en la promoción del patrimonio arquitectónico en la vida sociocultural como factor de la calidad de vida (Granada, 3-4 de octubre de 1985); Habida cuenta de la Declaración de Helsinki de la IV Conferencia Europea de Ministros responsables del Patrimonio Cultural sobre la dimensión política de la conservación patrimonio cultural en Europa (30-31 de mayo de 1996); Habida cuenta de la resolución de la 18° Sesión de la Conferencia General de Ministros Europeos de Educación para la promoción de vínculos e intercambios escolares en Europa (Madrid, 2324 de marzo de 1994); Habida cuenta de la Recomendación 1111 (1989) de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sobre la dimensión europea de la educación; Considerando que uno de los objetivos de la educación es capacitar a los jóvenes para que tengan respeto por las diversas culturas, las nacionalidades y la democracia; Teniendo en cuenta que el patrimonio cultural se compone de las contribuciones culturales y las interacciones de muchas fuentes y periodos; A la luz de las actividades basadas en el patrimonio ya realizadas, las clases de patrimonio europeo, entre otras; 314 ANEXOS • Convencidos de que el desarrollo de las actividades basadas en el patrimonio europeo requieren inversión, movilidad y capacitación adecuada de los maestros y los funcionarios culturales; • Tomando en consideración las conclusiones del seminario de Bruselas (28-30 de agosto de 1995) sobre “El patrimonio cultural y sus implicaciones educativas; un factor para la tolerancia, la buena ciudadanía y la integración social”; • Afirmando que las actividades educativas en el área patrimonial son una forma ideal para dar un significado al futuro al ofrecer una mejor comprensión del pasado; • Recomienda a los Estados miembros que adopten las medidas legislativas, de reglamentación, administrativas, financieras y de cualquier otra índole pertinentes para iniciar y desarrollar las actividades de educación en el patrimonio y para promover su concientización entre los jóvenes conforme a los principios señalados en el anexo de esta recomendación; • Gira instrucciones al secretario general para que transmita el texto de esta recomendación a los Estados no miembros que sean parte de la Convención Cultural Europea. Anexo a la Recomendación R (98)5 I. Alcance y definiciones I. “Patrimonio cultural” incluye cualquier rastro o vestigio material o no del quehacer humano y cualquier rastro de las actividades del ser humano en su ambiente natural; II. “Educación patrimonial” significa el enfoque de enseñanza basado en el patrimonio cultural que incorpora métodos educativos activos, enfoques de planes de estudio cruzados y asociaciones entre los campos de la educación y la cultura, empleando la variedad más amplia posible de modos de comunicación y de expresión; III. Profesionales, asociaciones u organizaciones “culturales” son los profesionales, asociaciones u organizaciones reconocidos que tra- 315 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS bajan en el campo cultural y ambiental, que va desde el patrimonio hasta la creación contemporánea; IV. Las “clases de patrimonio europeo” consisten en un acercamiento al legado educativo que incluye intercambios escolares internacionales basados en un proyecto común y en temas relacionados con el patrimonio cultural; forman parte del plan de estudios pero incluyen campos de trabajo fuera del recinto escolar; permiten que los jóvenes que cursan cualquier nivel o tipo de educación descubran la riqueza del patrimonio en su contexto y comprendan su dimensión europea. II. Aplicación de la educación patrimonial La educación patrimonial, que por su naturaleza misma se distribuye a lo largo de todo el plan de estudios, se debe promover a través de diversas materias escolares en todos los niveles y tipos de enseñanza. a. Organización Se debe alentar y facilitar las iniciativas emprendidas por escuelas, universidades, profesionales en el patrimonio cultural y asociaciones y sus organismos gubernamentales en la medida en que tales definiciones se ajusten a las definiciones de la Sección I. Se debe apoyar los esfuerzos emprendidos por las asociaciones y las organizaciones culturales, entre otros, para el establecimiento de centros que den cabida a las clases del patrimonio, y se debe alentar la participación de los profesionales culturales. Los socios o los ministros relevantes deben evaluar los resultados de cada una de estas acciones, especialmente aquellas emprendidas en los planos educativo, cultural, de organización y financiero. b. Capacitación La educación patrimonial presupone la existencia de un vínculo con los programas escolares y la capacitación adecuada de los maestros. 316 ANEXOS En la medida de lo posible se deben organizar cursos teóricos y prácticos para los maestros y los profesionales culturales. El personal dedicado al patrimonio, en todos los niveles, debe concientizar en los asuntos relacionados con la educación patrimonial y, de ser posible, ofrecer capacitación a los visitantes jóvenes. c. Medidas administrativas Se deben tomar las medidas necesarias en el ámbito administrativo adecuado para permitir y facilitar los viajes de estudiantes y maestros. Se deben adoptar las medidas administrativas favorables que permitan a los maestros y al personal cultural elaborar, aplicar y dar seguimiento, en las mejores condiciones posibles, a los proyectos educativos relativos al patrimonio, y en particular a las clases de patrimonio. Se debe alentar el establecimiento de departamentos educativos en las organizaciones culturales. d. Finanzas Todos los jóvenes, sin importar sus antecedentes familiares o financieros, deben participar en las actividades de educación sobre el patrimonio. Se debe establecer una asociación oficial que también cubra las cuestiones financieras, entre los ministros pertinentes y de ser posible que utilice las estructuras existentes. Los costos en los que se incurra al organizar las clases de patrimonio europeo (viáticos, alojamiento, preparación), deberán correr por cuenta (siempre que sea posible y cuando menos en parte) de las autoridades pertinentes. Los organizadores de las actividades de educación patrimonial, en caso necesario, deberán ser auxiliados en la elaboración de un plan financiero, área en la que no están específicamente calificados. 317 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS III. Documentación Se deberá alentar a las autoridades pertinentes y a los ministros de cada país para que elaboren o encarguen la elaboración de material didáctico relacionado con el patrimonio cultural. Las actividades para la educación patrimonial deberán estar en posición de utilizar la información más actualizada y las tecnologías de comunicación. Se deberá asegurar el intercambio de materiales y experiencias y una mejor difusión multilateral de la información relativa a los sitios patrimoniales y los enfoques de enseñanza a ellos asociados. Sería conveniente que en este campo se establecieran y se coordinaran redes de trabajo. 318 Anexo VII Convenio europeo sobre la Protección del Patrimonio Arqueológico Valetta el 16 de enero de 1992 Preámbulo os Estados miembros del Consejo de Europa y los otros Estados parte del Convenio Cultural Europeo y firmantes del presente: Teniendo en cuenta que el propósito del Consejo de Europa es conseguir una mayor unidad entre sus miembros con el fin, en particular, de salvaguardar y hacer realidad los ideales y los principios que forman su patrimonio común; Teniendo en cuenta el Convenio Cultural Europeo firmado en París el 19 de diciembre de 1954, en particular sus artículos 1 y 5; Tomando en consideración el Convenio para Protección del Patrimonio Arquitectónico de Europa firmado en Granada el 3 de octubre de 1985, Teniendo en cuenta el Convenio sobre Delitos contra la Propiedad Cultural firmado en Delfos el 23 de junio de 1985, Considerando las recomendaciones de la Asamblea Parlamentaria relativa a la arqueología y en particular las Recomendaciones 848 (1978), 921 (1981) y 1072 (1988); Teniendo en cuenta la Recomendación R (89) 5 relativa a la protección y mejoras del patrimonio arqueológico en el contexto de las actividades de planificación urbanística y rural; Recordando que el patrimonio cultural es fundamental para el conocimiento de la historia de la humanidad; L 319 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Reconociendo que el patrimonio arqueológico europeo, prueba de la historia antigua, está gravemente amenazado por el deterioro debido a un número cada vez mayor de grandes planes urbanísticos, además de los riesgos naturales, las excavaciones clandestinas o no científicas y la insuficiente sensibilización del público; Con la convicción de que es importante establecer, donde no existan, procedimientos adecuados administrativos y de supervisión científica, y que la necesidad de proteger el patrimonio arqueológico debería quedar reflejada en las políticas de planificación urbanística y rural y de desarrollo cultural; Haciendo énfasis en el hecho de que la responsabilidad de la protección del patrimonio arqueológico no corresponde sólo al Estado directamente implicado sino a todos los países europeos, siendo el objetivo reducir el riesgo de deterioro y promover la conservación mediante el intercambio de expertos y la comparación de experiencias; Sabiendo que es necesario llevar a efecto los principios establecidos en el convenio europeo para la protección del Patrimonio Cultural firmado en Londres el 6 de mayo de 1969, como resultado de la evolución de las políticas urbanísticas de los países europeos, Hemos acordado lo siguiente: Definición de patrimonio arqueológico Artículo 1 1. El objetivo del presente convenio es proteger el patrimonio arqueológico por su carácter de fuente de la memoria colectiva europea e instrumento para el estudio histórico y científico. 2. Para este fin se consideran elementos del patrimonio arqueológico todos los restos y objetos y cualquier otra huella dejada por la humanidad en épocas pasadas que cumplan los siguientes requisitos: I. Que su conservación y estudio ayude a reconstruir la historia de la humanidad y su relación con el entorno natural; 320 ANEXOS II. Que las principales fuentes de información sobre dichos restos y huellas sean la realización de excavaciones o descubrimientos y otros métodos de investigación de la humanidad y su entorno; III. Que estén localizados dentro del territorio de las partes. 3. El patrimonio arqueológico incluirá estructuras, construcciones, grupos de edificios, obras de ingeniería civil, objetos transportables, monumentos de cualquier otro tipo ubicados en su contexto sea sobre tierra o bajo el agua. Identificación del patrimonio y medidas de prevención Artículo 2 Cada una de las partes se compromete a instituir, por los medios adecuados para cada una de ellas, un marco jurídico para la protección del patrimonio arqueológico que prevea: I. El mantenimiento de un inventario de su patrimonio arqueológico y la identificación de monumentos y áreas protegidas; II. La creación de reservas arqueológicas, incluso cuando no existan restos visibles sobre el suelo o bajo el agua, para la protección de pruebas materiales que sirvan de estudio a las generaciones venideras; III. La obligación de que cualquier persona que haga un descubrimiento fortuito de elementos del patrimonio arqueológico informe a las autoridades competentes, así como de facilitarles el acceso para su examen. Artículo 3 Para proteger el patrimonio arqueológico y garantizar la calidad científica del trabajo de investigación arqueológica, cada una de las partes se compromete a: I. Poner en marcha procedimientos de autorización y supervisión de excavaciones y otras actividades arqueológicas con el fin de: 321 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS a. Evitar cualquier excavación o sustracción ilícita de elementos del patrimonio arqueológico. b. Asegurar que las excavaciones y prospecciones arqueológicas se realicen de una manera científica y con la obligación en cualquier caso de que: • No utilicen métodos destructivos de investigación siempre que sea posible; • Los elementos del patrimonio arqueológico no queden descubiertos o a la vista durante o después de la excavación sin que se tomen las medidas necesarias para su debida protección, conservación y control; II. Asegurar que las excavaciones y otras técnicas potencialmente destructivas sean realizadas sólo por personas debidamente capacitadas y autorizadas expresamente; III. Exigir que se solicite autorización previa, de acuerdo con lo previsto por la legislación nacional de cada Estado, para el uso de detectores de metal o cualquier otro equipo o proceso de detección para investigación arqueológica. Artículo 4 Cada una de las partes se compromete a aplicar medidas para la protección física del patrimonio arqueológico, que incluye, según se requiera: I. La adquisición o protección por cualquier otro medio por parte de las autoridades públicas de áreas destinadas a constituir reservas arqueológicas; II. La conservación y el mantenimiento del patrimonio arqueológico, preferiblemente in situ; III. El establecimiento de lugares adecuados para el almacenamiento de restos arqueológicos que hayan sido extraídos de su emplazamiento original. 322 ANEXOS Conservación integrada del patrimonio arqueológico Artículo 5 Cada una de las partes acuerda: I. Hacer todo lo posible por conciliar y combinar los intereses respectivos de la arqueología y los planes de desarrollo urbanístico, permitiendo a los arqueólogos que participen: a. En las políticas de planificación que se elaboren con el fin de establecer estrategias bien equilibradas para la protección, la conservación y el fomento de lugares de interés arqueológico; b. En las distintas fases de los planes de desarrollo; II. Hacer todo lo posible para que arqueólogos, municipios y planificadores se consulten sistemáticamente entre sí con el fin de permitir: a. La modificación de los planes de desarrollo que pudieran tener efectos negativos sobre el patrimonio arqueológico; b. La asignación de tiempo y recursos suficientes para el estudio científico apropiado de la excavación y la publicación de los hallazgos que se hagan en ella; III. Tomar las medidas necesarias para que los estudios de impacto del medio ambiente y las decisiones resultantes tengan totalmente en cuenta los lugares de excavación arqueológica y su entorno; IV. Tomar medidas necesarias para la conservación, in situ cuando sea posible, de los elementos del patrimonio arqueológico que se descubran durante la realización de cualquier tipo de obras; V. Asegurar que la apertura de excavaciones arqueológicas al público, especialmente las obras estructurales que se realizan para la recepción de grandes cantidades de visitantes, no perjudiquen el carácter arqueológico y científico de dichas excavaciones ni su entorno. 323 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Financiamiento de la investigación y la conservación arqueológicas Artículo 6 Cada una de las partes acuerda: I. Establecer un sistema de ayudas financieras a la investigación arqueológica desde la administración central y las administraciones regionales y municipales, de acuerdo con sus respectivas competencias. II. Aumentar el volumen de recursos materiales para la arqueología de rescate: a. Tomando las medidas necesarias para que en los principales planes de desarrollo público o privados se prevea la cobertura, con recursos del sector público o del privado, de los costes totales de las actividades arqueológicas que tuvieran que realizarse; b. Previendo su inclusión en el presupuesto correspondiente a dichos planes, al igual que en la partida de los estudios de impacto regional y del medio ambiente, una partida para el estudio y la prospección arqueológica preliminar, la realización de una memoria científica, así como la publicación y archivo de todos los hallazgos. Reunión y divulgación de información científica Artículo 7 Con el fin de facilitar el estudio y la difusión de la información obtenida a partir de descubrimientos arqueológicos, cada una de las Partes acuerda: I. Realizar o actualizar estudios, inventarios y mapas de lugares de actividades arqueológicas dentro de su jurisdicción; II. Tomar todas las medidas prácticas necesarias para la redacción, tras las actividades arqueológicas, de memorias abreviadas científicas publicables antes de realizar la publicación general de estudios especializados. 324 ANEXOS Artículo 8 Cada una de las partes se compromete a: I. Facilitar el intercambio nacional e internacional de elementos de patrimonio arqueológico con fines científicos profesionales, tomando al mismo tiempo las medidas necesarias para que dicho intercambio no perjudique de ninguna manera el valor cultural y científico de dichos elementos. II. Promover la creación de un fondo común de información sobre investigaciones arqueológicas y excavaciones en curso y contribuir a la organización de programas internacionales de investigación. Fomento de la sensibilización pública Artículo 9 Cada una de las partes acuerda: I. Emprender acciones educativas con vista a sensibilizar a la opinión pública acerca del valor del patrimonio arqueológico para el conocimiento del pasado y elevar la conciencia de los peligros que amenazan a este patrimonio; II. Promover el acceso del público a elementos importantes de su patrimonio arqueológico, especialmente las propias excavaciones, y fomentar la exhibición al público de objetos arqueológicos especialmente seleccionados. Prevención de la circulación ilícita de elementos del patrimonio arqueológico Artículo 10 Cada una de las partes acuerda: 325 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS I. Requerir a las autoridades públicas competentes y a las instituciones científicas que reúnan información sobre las excavaciones ilícitas que se detecten; II. Informar a las autoridades competentes del Estado de origen que sea parte en el presente convenio de cualquier oferta de objetos que se sospeche procedan bien de excavaciones ilícitas o que tengan un carácter ilegal a un procedimiento de excavaciones oficiales, y proporcionar los datos necesarios sobre la misma; III. Tomar las medidas necesarias para asegurar que los museos e instituciones similares cuya política de adquisición esté bajo el control del Estado no adquieran elementos del patrimonio arqueológico que se sospeche proceden de descubrimientos incontrolados o excavaciones ilícitas, o sean ilegales aun procediendo de excavaciones oficiales; IV. Con respecto a museos e instituciones similares situados en el territorio de las partes, y cuya política de adquisiciones no esté bajo el control del Estado: a. Hacerles llegar el texto de este convenio. b. No escatimar esfuerzos para asegurar que dichos museos e instituciones cumplan los principales contenidos en el apartado c) precedente. V. Restringir, en lo posible, mediante una labor educativa, de información, vigilancia y cooperación, la transmisión de elementos del patrimonio arqueológico obtenidos de descubrimientos incontrolados o de excavaciones ilícitas o con un carácter ilegal pese a proceder de excavaciones oficiales. Artículo 11 El contenido del presente convenio no afectará en ningún momento a los tratados bilaterales o multilaterales existentes sobre la circulación ilícita de elementos del patrimonio arqueológico o su restitución a su legítimo propietario. 326 ANEXOS Asistencia técnica y científica mutua Artículo 12 Las partes acuerdan: I. Proporcionarse mutuamente asistencia técnica y científica mediante la creación de un fondo común de conocimientos y los intercambios de expertos en materias relativas al patrimonio arqueológico; II. Fomentar, en el marco de la legislación nacional pertinente o de los acuerdos internacionales existentes entre ellas, el intercambio de especialistas en la protección del patrimonio arqueológico, incluidos los responsables de actividades formativas. Control de la aplicación del convenio (revisado) Artículo 13 A los efectos del presente convenio, una comisión, creada por la Comisión de Ministros del Consejo de Europa conforme al artículo 17 del estatuto del Consejo de Europa, velará por la aplicación del presente convenio y en particular: I. Informará periódicamente a la Comisión de Ministros del Consejo de Europa sobre la situación de las políticas de protección del patrimonio arqueológico en los Estados firmantes del presente convenio y sobre la aplicación de los principios contenidos en él; II. Propondrá medidas a la Comisión de Ministros del Consejo de Europa para la aplicación de las disposiciones del presente convenio, como son las actividades multilaterales, la revisión o las modificaciones. III. Formulará recomendaciones a la Comisión de Ministros del Consejo de Europa sobre la invitación a Estados que no son miembros del Consejo de Europa a formar parte del presente convenio. 327 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Disposiciones finales 1. Este convenio estará abierto para ser firmado por los Estados miembros del Consejo de Europa y los demás Estados que forman parte del Convenio Cultural Europeo. Está pendiente su ratificación, aceptación o aprobación, y los documentos de ratificación, aceptación o aprobación se depositarán en la oficina del Secretario General del Consejo de Europa. 2. Ningún Estado que sea parte en el Convenio Europeo para la Protección del Patrimonio Cultural firmado en Londres el 6 de mayo de 1969 podrá depositar su documento de ratificación, aceptación o aprobación, salvo que haya abrogado previamente dicho convenio o lo abrogue al mismo tiempo; 3. El presente convenio entrará en vigor seis meses después de la fecha en que cuatro Estados, incluidos al menos tres Estados miembros del Consejo de Europa, hayan expresado su consentimiento a quedar obligados por el presente convenio en los términos contenidos en el mismo; 4. En caso de que, en aplicación de los dos apartados precedentes, la abrogación del convenio de 6 de mayo de 1969 se hubiera realizado simultáneamente con la entrada en vigor del presente convenio, los Estado firmantes podrán, al depositar su documento de ratificación, aceptación o aprobación, declarar que seguirán aplicando el Convenio de 6 de mayo de 1969 hasta la entrada en vigor del presente convenio. 5. Con respecto a cualquier Estado firmante que posteriormente exprese su consentimiento a quedar obligado por el presente convenio, éste entrará en vigor seis meses después de la fecha en que deposite su documento de ratificación, aceptación o aprobación. 328 ANEXOS Artículo 15 1. Después de la entrada en vigor del presente convenio, la Comisión de Ministros del Consejo de Europa podrá invitar a otros Estados no miembros del Consejo ni de la Comunidad Económica Europea a adherirse al presente convenio, mediante resolución adoptada por la mayoría conforme a lo previsto en el artículo 20 párrafo d del Estatuto del Consejo de Europa y con el voto unánime de los representantes de los Estados firmantes con derecho a formar parte de la Comisión; 2. Con respecto a cualquier Estado que se adhiera, el convenio entrará en vigor seis meses después de la fecha en que deposite su documento de adhesión en la oficina del Secretario General de Europa. Artículo 16 1. Cualquier Estado podrá, en el momento de firmar o depositar su documento de ratificación, aceptación o aprobación o adhesión, especificar el territorio o territorios a los que se aplicará este convenio. 2. Cualquier Estado podrá, con posterioridad y mediante declaración dirigida al secretario general del Consejo de Europa, ampliar la aplicación del presente convenio a cualquier otro territorio que especifique en la declaración. Con respecto a dicho territorio, el convenio entrará en vigor seis meses después de que el secretario general reciba dicha declaración. 3. Cualquier declaración realizada de conformidad con los dos apartados precedentes podrá, con respecto al territorio especificado en ella, ser anulada mediante notificación dirigida al secretario general. La anulación tendrá efecto seis meses después de que éste reciba dicha notificación. 329 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Artículo 17 1. Las partes podrán en cualquier momento notificar el presente convenio comunicándoselo al secretario general del Consejo de Europa. 2. Dicha notificación surtirá efecto a los seis meses de la fecha de recibo por parte del secretario general. Artículo 18 El Secretario General del Consejo de Europa informará a los Estados miembros del Consejo de Europa de cualquier otro Estado que se adhiera, o de la Comunidad Económica Europea, en caso de adherirse al presente convenio, sobre: I. Cualquier firma; II. El depósito de cualquier instrumento de ratificación, aceptación o aprobación o adhesión; III. Las fechas de entrada en vigor del presente convenio conforme a los artículos 14, 15 y 16; IV. Cualquier otro acto, notificación o comunicación relativos al presente convenio. Y, en prueba de su conformidad, los abajo firmantes signan el presente convenio debidamente autorizados para ello. En Valetta, a los 16 de enero de 1992, en inglés y francés, ambos textos siendo igualmente válidos, en un ejemplar único que será depositado en los archivos del Consejo de Europa. El secretario general del Consejo de Europa enviará copias certificadas a cada Estado miembro del Consejo de Europa, a los otros Estados integrantes del Convenio Cultural Europeo y a cualquier otro Estado que no sea miembro o la Comunidad Económica Europea en caso de ser invitados a adherirse al presente convenio. 330 Anexo VIII Convenio para la Salvaguarda del Patrimonio Arquitectónico de Europa Granada, 3 de octubre de 1985 os Estados miembros del Consejo de Europa, signatarios del presente convenio: Considerando que el objetivo del Consejo de Europa es conseguir una mayor unidad entre sus miembros a fin, entre otras cosas, de salvaguardar y hacer realidad los ideales y principios que constituyen su patrimonio común; Reconociendo que el patrimonio arquitectónico constituye una expresión irremplazable de la riqueza y diversidad del patrimonio cultural de Europa, testimonio inestimable de nuestro pasado y herencia común de todos los europeos; Habida cuenta del Convenio Cultural Europeo, firmado en París el 19 de diciembre de 1954, y en particular su artículo 1; Habida cuenta de la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico, aprobada por el comité de Ministros del Consejo de Europa el 26 de septiembre de 1975 y la Resolución (76) 28, aprobada el 14 de abril de 1976, sobre adaptación de las leyes y reglamentos a las necesidades de una conservación integrada del patrimonio arquitectónico; Considerando la Recomendación 880 (1979) de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa sobre la conservación del patrimonio arquitectónico europeo; L 331 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Habida cuenta de la Recomendación R (80) 16 del Comité de Ministros de los Estados miembros sobre formación especializada de arquitectos, urbanistas, ingenieros de obras civiles y paisajistas, y la Recomendación R (81) 13 del Comité de Ministros aprobada el 1 de julio de 1981, sobre medidas de ayuda a algunos oficios que corren el peligro de desaparición en el marco de las actividades artesanas; Recordando la importancia de transmitir a las generaciones futuras un sistema de referencias culturales, mejorar el medio ambiente urbano y rural y de esa forma fomentar el desarrollo económico, social y cultural de los Estados y regiones; Reconociendo la importancia de llegar a un acuerdo sobre las orientaciones principales de una política común de conservación y realce del patrimonio arquitectónico; Han convenido en lo siguiente: Definición del patrimonio arquitectónico Artículo 1 Para los fines de este convenio, la expresión “patrimonio arquitectónico” comprenderá los siguientes bienes inmuebles: 1. Monumentos: todos los edificios y estructuras de destacado interés histórico, arqueológico, artístico, científico, social o técnico, con inclusión de sus instalaciones y accesorios; 2. Conjuntos de edificios: agrupaciones homogéneas de construcciones urbanas o rurales que sobresalen por su interés histórico, arqueológico, artístico, científico, social o técnico, con una coherencia suficiente para constituir unidades topográficas definidas; 3. Lugares: obras combinadas del hombre y la naturaleza, parcialmente construidas y suficientemente características y homogéneas para poder delimitarse topográficamente y que tengan un interés destacado bajo el aspecto histórico, arqueológico, artístico, científico, social o técnico. 332 ANEXOS Identificación de los bienes objetos de protección Artículo 2 A efecto de identificar bien y con precisión los monumentos, conjuntos arquitectónicos y lugares objeto de protección, cada parte se compromete a llevar inventarios de los bienes y, en caso de amenazas sobre éstos, preparar a la mayor brevedad posible la documentación pertinente. Procedimientos legales de protección Artículo 3 Cada parte se compromete a: 1. Adoptar medidas legales para proteger el patrimonio arquitectónico; 2. En el ámbito de estas medidas y por medios específicos a cada Estado o región, proveer la protección de monumentos, conjuntos arquitectónicos y lugares. Artículo 4 Cada parte se compromete a: 1. Aplicar procedimientos de supervisión y autorización apropiados, según lo exija la protección legal de las propiedades de que se trate. 2. Evitar la desfiguración, degradación o demolición de los bienes protegidos. Para ello, cada parte se compromete a introducir en su legislación, de no haberlo hecho ya, normas por las que: a. Se exija la presentación a la autoridad competente de todo proyecto de demolición o modificación de monumentos que son objeto ya de protección o para los cuales se han establecido procedimientos de protección, así como cualquier proyecto que afecte a su entorno; 333 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS b. Se exija la presentación a la autoridad competente de todo proyecto que afecte a un grupo de edificios o a parte de éstos o a un lugar y que suponga la demolición de los edificios. • La erección de nuevos edificios. • Modificaciones importantes que menoscaben el carácter de los edificios o el lugar. c. Se permita a las autoridades públicas exigir al propietario de un bien protegido que lleve a cabo las obras necesarias o emprenderlas por su cuenta si el propietario no lo hiciere; d. Se permita la compra de un bien protegido. Artículo 5 Cada parte se compromete a prohibir el traslado, total o parcial, de cualquier monumento protegido, a menos que su salvaguarda material lo haga indispensable. En esos casos, la autoridad competente adoptará las precauciones pertinentes para su desmantelamiento, traslado y reinstalación en un lugar apropiado. Medidas complementarias Artículo 6 Cada parte se compromete a: 1. Velar por que las autoridades públicas ayuden económicamente al mantenimiento y restauración del patrimonio arquitectónico que exista en sus territorios, de acuerdo con las competencias nacionales, regionales y locales y dentro de los límites de los presupuestos disponibles; 2. Recurrir, de ser necesario, a medidas fiscales para favorecer la conservación de este patrimonio; 3. Fomentar iniciativas privadas para mantener y restaurar el patrimonio arquitectónico. 334 ANEXOS Artículo 7 En los alrededores de los monumentos, dentro de los conjuntos de edificios y en los lugares, cada parte se compromete a promover medidas para la mejora general del entorno. Artículo 8 Con objeto de eliminar los riesgos del deterioro material del patrimonio arquitectónico, cada parte se compromete a: 1. Sostener la investigación científica para determinar y analizar los efectos perjudiciales de la contaminación y definir la forma y la manera de reducirlos o eliminarlos; 2. Tener en cuenta los problemas especiales de la conservación del patrimonio arquitectónico en las políticas de la lucha contra la contaminación. Sanciones Artículo 9 Cada parte se compromete a asegurar, dentro de las atribuciones que le competen, que las infracciones de la Ley que protege al patrimonio arquitectónico sean objeto de medidas pertinentes y apropiadas por conducto de la autoridad competente. Estas medidas pueden incluir, llegado el caso, la obligación para los infractores de demoler un edificio recién levantado que no se ajuste a los requisitos establecidos o reintegrar el bien protegido a su estado anterior. Políticas de conservación Artículo 10 Cada parte se compromete a adoptar políticas de conservación integrada que: 335 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 1. Comprendan la protección del patrimonio arquitectónico como un objetivo esencial de la planificación urbana y rural y aseguren que este requisito se tiene en cuenta en todas las etapas, tanto a la hora de elaborar los proyectos de desarrollo como en los trámites para autorizar las obras; 2. Promueva programas para la restauración y el mantenimiento del patrimonio arquitectónico; 3. Hagan de la conservación, promoción y acrecentamiento del patrimonio arquitectónico una característica importante de las políticas en materia de cultura, medio ambiente y planificación del territorio; 4. Faciliten en lo posible, dentro del proceso de planificación urbana y rural, la conservación y utilización de algunos edificios cuya importancia intrínseca no justificaría su protección a tenor del artículo 3, párrafo 1, del presente convenio, pero que revisten interés desde el punto de vista de su posición en el entorno urbano o rural y de calidad de la vida; 5. Fomenten, por ser indispensable para el futuro del patrimonio arquitectónico, la aplicación y desarrollo de técnicas y materiales tradicionales. Artículo 11 Debido al carácter arquitectónico e histórico del patrimonio, cada parte se compromete a fomentar: • El empleo de los bienes protegidos con arreglo a las necesidades de la vida contemporánea; • La adaptación, cuando convenga, de los edificios antiguos para nuevos usos. Artículo 12 Al mismo tiempo que se reconoce el interés de permitir al público el acceso a los bienes protegidos, cada parte se compromete a adoptar las medidas necesarias para procurar que la autorización de ese 336 ANEXOS acceso, especialmente las obras que para ello se requieran, no perjudique el carácter arquitectónico e histórico de los bienes ni su entorno. Artículo 13 Para facilitar la aplicación de estas políticas, cada parte se compromete a promover, dentro de su organización política y administrativa, la cooperación eficaz en todos los niveles entre actividades de conservación culturales, ambientales y urbanísticas. Participación y asociaciones Artículo 14 Con objeto de incrementar los efectos de las medidas de los poderes públicos por lo que respecta a la identificación, protección, restauración, conservación, ordenación y promoción del patrimonio arquitectónico, cada parte se compromete a: 1. Establecer, en las diversas fases del proceso de adopción de decisiones, el mecanismo apropiado para el suministro de información, consulta y cooperación entre las autoridades estatales, regionales y locales, las entidades y asociaciones culturales y el público en general; 2. Promover el desarrollo del mecenazgo y de las asociaciones no lucrativas que actúan en este sector. Información y capacitación Artículo 15 Cada parte se compromete a: 1. Sensibilizar al público sobre el valor de la conservación del patrimonio arquitectónico como elemento de identidad cultural, como 337 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS fuente de inspiración y creatividad para las generaciones presentes y futuras; 2. Y para este objeto, a promover políticas para divulgar información y fomentar una mayor sensibilización, especialmente mediante el empleo de técnicas modernas de comunicación y promoción, con la finalidad concreta de: a. Despertar o incrementar el interés del público, desde la edad escolar, por la protección del patrimonio, la calidad de las construcciones y de obras arquitectónicas; b. Demostrar la unidad del patrimonio cultural y los vínculos que existen entre la arquitectura, las artes, las tradiciones populares y los modos de vida europeos, tanto nacionales como regionales. Artículo 16 Cada parte se compromete a fomentar la formación en las diversas profesiones y oficios que intervienen en la conservación del patrimonio arquitectónico. Coordinación europea de las políticas de conservación Artículo 17 Las partes se comprometen a intercambiar información sobre sus políticas de conservación en lo que respecta a: 1. Los métodos que se adopten para el inventario, protección y conservación de los bienes, habida cuenta de su evolución histórica y de cualquier aumento en el número de los mismos; 2. Los medios de conciliar de la mejor forma posible la necesidad de proteger el patrimonio arquitectónico con las exigencias contemporáneas de la vida económica, social y cultural; 3. Las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías para identificar y registrar el patrimonio arquitectónico y luchar contra el deterioro de materiales, así como en los sectores de la investigación 338 ANEXOS científica, obras de restauración y métodos de ordenación y promoción del patrimonio; 4. Las formas de promover la creación arquitectónica como aportación de nuestro tiempo al patrimonio europeo. Artículo 18 Las partes se comprometen a prestarse, siempre que sea necesaria, asistencia técnica mutua en forma de intercambio de experiencias y de expertos en conservación del patrimonio arquitectónico. Artículo 19 Las partes se comprometen, en el marco de la legislación nacional pertinente, o de los acuerdos internacionales, a fomentar el intercambio europeo de especialistas en conservación del patrimonio arquitectónico, incluso de los responsables de seguir una formación ulterior. Artículo 20 Para los fines del presente convenio, un comité de expertos creado por el Comité de Ministros del Consejo de Europa, al amparo del artículo 11 del Estatuto del Consejo de Europa se encargará de vigilar la aplicación del convenio y en particular de: 1. Informar periódicamente al Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre la situación de las políticas de conservación del patrimonio arquitectónico en los Estados partes del convenio, sobre la aplicación de los principios aquí enunciados y sobre sus actividades; 2. Proponer al Comité de Ministros del Consejo de Europa medidas para la aplicación de las disposiciones del convenio, considerándose comprendidas aquí las relativas a actividades multilaterales, revisión o enmiendas del convenio e información pública sobre el objeto del mismo; 3. Presentar recomendaciones al Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre invitaciones a los Estados que no son miembros de éste para adherirse al convenio. 339 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS Artículo 21 Lo dispuesto en el presente convenio no irá en menoscabo de la aplicación de las disposiciones específicas más favorables relativas a la protección de los bienes a lo que se refiere el artículo 1 que figuran en: • El convenio sobre la protección del patrimonio mundial cultural y natural, del 16 de noviembre de 1972; • El convenio europeo para la protección del patrimonio arqueológico, del 6 de mayo de 1969. Cláusulas finales Artículo 22 1. El presente convenio queda abierto a la firma de los Estados miembros del Consejo de Europa. Está sujeto a ratificación, aceptación o aprobación que se depositará en poder del secretario general del Consejo de Europa; 2. El presente convenio entrará en vigor el primer día del mes siguiente al vencimiento de un periodo de tres meses después de la fecha en la que tres Estados miembros del Consejo de Europa hayan manifestado su consentimiento a quedar vinculados por el convenio conforme a lo dispuesto en el párrafo anterior; 3. El convenio entrará en vigor, respecto de cualquier Estado miembro que exprese posteriormente su consentimiento a quedar vinculado por él, el primer día del mes siguiente al vencimiento de un periodo de tres meses después de la fecha del depósito del instrumento de ratificación, aceptación o aprobación. Artículo 23 1. Después de la entrada en vigor de este convenio, el Comité de Ministros del Consejo de Europa podrá invitar a cualquier Estado no miembro del Consejo y de la Comunidad Económica Europea a adherirse mediante decisión adoptada por la mayoría pre- 340 ANEXOS vista en el artículo 20 párrafo d, del Estatuto del Consejo de Europa y por votación unánime de los representantes de los Estados contratantes con derecho a participar en el Comité. 2. Para cualquier Estado que se adhiera, o para la Comunidad Económica Europea en caso de adherirse, el convenio entrará en vigor el primer día del mes siguiente al vencimiento de un periodo de tres meses después de la fecha en que se deposite el instrumento de adhesión ante el secretario general del Consejo de Europa. Artículo 24 1. Todo Estado podrá, al tiempo de la firma o cuando deposite sus instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, especificar el territorio o territorios a los que se aplicará este convenio; 2. Cualquier Estado podrá en cualquier fecha posterior, mediante declaración dirigida al Secretario General del Consejo de Europa, extender la aplicación del presente convenio a cualquier otro territorio especificado en la declaración. Para ese territorio, el convenio entrará en vigor el primer día del mes siguiente al vencimiento de un periodo de tres meses después de la fecha en que el secretario general haya recibido dicha declaración; 3. Toda declaración hecha con arreglo a los dos párrafos precedentes podrá retirarse, para cualquier territorio especificado en la misma, mediante notificaciones dirigidas al secretario general. La retirada surtirá efecto el primer día del mes siguiente al vencimiento de un periodo de seis meses después de la fecha en que el secretario general haya recibido dicha notificación. Artículo 25 1. Cualquier Estado podrá, en el momento de la firma o cuando deposite su instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, declarar que se reserva el derecho a no atenerse, en todo o en parte, a lo dispuesto en el artículo 4 párrafos e y d. No se admiten otras reservas. 341 LEGADO Y PATRIMONIO DE LAS UNIVERSIDADES EUROPEAS 2. Cualquier Estado contratante que haya hecho una reserva con arreglo al párrafo precedente podrá retirarla total o parcialmente notificándolo al secretario general del Consejo de Europa. La retirada tendrá efecto en la fecha en que el éste reciba dicha notificación; 3. La parte que haya hecho una reserva relativa a las disposiciones mencionadas en el párrafo 1 anterior no podrá reclamar la aplicación de la misma por cualquier otra parte; sin embargo, podrá, cuando su reserva sea parcial o condicional, pretender la aplicación de esa disposición en la medida en que la haya aceptado. Artículo 26 1. Cualquier parte podrá en todo momento notificar el presente convenio, comunicándoselo así al secretario general del Consejo de Europa. 2. La notificación tendrá efecto el primer día del mes siguiente al vencimiento de un periodo de seis meses después de la fecha en que el secretario general la haya recibido. Artículo 27 El secretario general del Consejo de Europa notificará a los Estados miembros del mismo, a cualquier Estado que se haya adherido al presente convenio y a la Comunidad Económica Europea, si se ha adherido, sobre: a. Cualquier firma; b. El depósito de cualquier instrumento de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión; c. Cualquier fecha de entrada en vigor del presente convenio de acuerdo con los artículos 22, 23 y 24; d. Cualquier otro acto, notificación o comunicación relativos al presente convenio. 342 ANEXOS En testimonio de lo cual, los infrascritos, debidamente autorizados al respecto firman el presente convenio. Hecho en Granada a 3 de octubre de 1985, en francés e inglés, siendo ambos textos igualmente auténticos, en un único ejemplar, que se depositará en los archivos del Consejo de Europa. El Secretario General enviará copias certificadas a cada Estado miembro del Consejo de Europa y a cualquier Estado de la Comunidad Económica Europea invitado a adherirse al presente convenio. 343 Legado y patrimonio de las universidades europeas se terminó de imprimir el 30 de noviembre de 2005 en la ciudad de México en Gama Sucesores, S.A. de C.V.; Ingenieros Civiles núm. 94, col. Nueva Rosita, C.P. 09420, México, D.F. La reimpresión consta de 2 mil ejemplares más sobrantes para reposición. Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, A.C. y Ediciones del Consejo de Europa MÉXICO 2005